viernes, octubre 31, 2008

PREVIA Nastic - Real Sociedad. Ganar... o seguir sufriendo

Ganar o seguir sufriendo. Esa es la alternativa que se le presenta a la Real en su visita a Tarragona (sábado, 18.30 horas, Nou Estadi, ETB-1, TV3-Canal 33, Telemadrid-La Otra). No parece haber mucho más. Para este partido no vale dejar una buena sensación y no volver a San Sebastián sin los tres puntos. Todo botín que no sea el del triunfo va a parecer escaso, porque son demasiados los equipos que ahora mismo están por encima del conjunto txuri urdin en la tabla y la distancia con respecto a los puestos de ascenso no haría más que crecer. Y eso no se lo puede permitir ahora mismo este equipo, que ya está a seis puntos del tercer clasificado y a nueve del líder de la categoría. Menos que el año pasado a estas alturas, pero igualmente preocupante. Sobre todo después de la ilusión despertada en el inicio de la competición.

Otra semana más, Lillo se ha deshecho en elogios hacia la plantilla y la plantilla hacia Lillo. Elogios que se los llevará el viento si lo que se ve sobre el césped mañana no responde a la necesidad con la que viaja la Real. Sólo hay una novedad en la convocatoria de 18 jugadores, que es la entrada de Marcos por el canterano Illarramendi, que todavía tendrá que esperar para debutar con el primer equipo. El extremo cedido por el Villarreal volverá con absoluta seguridad al once incial, después de haber cumplido un partido de sanción. Lillo también confirmó que Bravo será el portero titular, a pesar de su mala actuación del último encuentro en Anoeta frente al Castellón, cuando pudo hacer bastante más para evitar los dos primeros goles.

Agirretxe, después de anotar el segundo gol de la Real ante el Castellón, se mantiene en la convocatoria. Su presencia, junto a Necati y el titular indiscutible Díaz de Cerio, puede llevar a pensar que Lillo optará por dos delanteros en el once, aunque todo es posible y la alineación titular está abierta a muchas posibilidades. Durante la semana se ha especulado con la posibilidad de que Diego Rivas vuelva a ser titular, algo que ha sucedido en los dos últimos partidos del conjunto txuri urdin fuera de casa. Y también se ha especulado con que Gerardo podría ocupar el lugar de Carlos Martínez en la defensa. En el resto de la zaga no habrá cambios, ya que Lillo no ha decidido forzar a Ansotegi, casi recuperado de su lesión, y no le ha incluído en la convocatoria. Aranburu y Sergio también parecen intocables en el centro del campo, por lo que quedaría por ver quien ocupa la banda derecha.

La imperiosa necesidad de ganar que tiene la Real viene de seis jornadas consecutivas sin conocer la victoria, algo que no saborea desde que el Murcia de Clemente saliera derrotado en Anoeta. Hace demasiado tiempo sin ninguna duda. Pero se ha encontrado en esta jornada un mal enemigo el equipo txuri urdin para hacer frente a esta obligatoriedad. El Nastic todavía no ha perdido ningún encuentro como local en lo que va de temporada y es el único que ha conseguido vencer al Salamanca, líder de Segunda. Como ya sucediera en su visita a Alicante con la lesión de Delibasic, la Real no tendrá la oportunidad de enfrentarse a uno de sus ex jugadores. Víctor Casadesús se lesionó el hombro la pasada semana y no estará sobre el césped del Nou Estadi tarraconense.

La estadística no ayuda nunca a dilucidar el ganador de un partido, pero en este caso ni siquiera ofrece pistas. Seis partidos disputados, dos victorias para cada equipo y dos empates. Eso sí, en Segunda División la Real nunca ha perdido en Tarragona, ha ganado en una ocasión y ha empatado en las otras dos. En Primera la estadística es favorable a los locales, con dos victorias, por una del equipo txuri urdin. Pero ésta se produjo en la última visita, en la temporada 2006-2007. Fue la penúltima victoria de la Real en Primera, antes de descender junto al Nastic. La última fue contra el Celta, que también bajó. Los goles en Tarragona los anotaron Garitano, Savio y Ansotegi. Ninguno de los tres saltará mañana al Nou Estadi para defender la camiseta de la Real.

El Nastic fue uno de los equipos a los que la Real no pudo derrotar en su debut en Segunda. El partido en tierras catalanas se saldó con empate a uno. La Real hizo una espléndida primera parte, de lo mejor que había hecho hasta entonces el equipo de Coleman. Se adelantó gracias al primer gol de Delibasic en la Real (y eso que era la jornada 13), pero en el descuento de la primera parte Víctor López fue expulsado en una absurda jugada en la que envió contra el banderín un balón que salvó de salir por la línea de fondo. El posterior agarrón a un delantero del Nastic le costó la segunda amarilla. En la segunda parte, el gol del Nastic sólo era cuestión de tiempo y llegó a diez minutos del final. La Real consumaba una nefasta racha de seis partidos sin conocer la victoria. ¿Le suena eso a alguien...? Ahora toca romper una racha igual.

miércoles, octubre 29, 2008

Una explicación que hoy no sirve

Desde la pretemporada, si hay algo que hemos oído hasta la saciedad es que la plantilla de la Real es corta. Y ahora, en esta mala racha, es el argumento más recurrente. A mí, en cambio, esa justificación me rechina a estas alturas de la temporada. Que pueda ser una explicación (de los técnicos y de la prensa) al final de la temporada, lo podría encontrar más razonable. ¿Pero ahora? ¿Con sólo nueve partidos de Liga disputados? ¿Hacen falta de verdad 27 jugadores para jugar nueve partidos con garantías? Yo, desde luego, no lo creo. Y es más. Es que no hay gran diferencia entre el número de efectivos que ha saltado al campo esta temporada y en campañas precedentes. Luego es un argumento falso, una ilusión sobre la que se está jugando. Que puede pasar factura a largo plazo, sin duda, pero que a día de hoy no puede servir para explicar nada.

Esta temporada 2008-2009 son 19 los jugadores del primer equipo que ya han dispuestos de minutos en Liga. Todos han saltado al campo salvo Dramé, que todavía no ha debutado en el torneo liguero (sí lo ha hecho en Copa del Rey). Y hay que añadir a dos jugadores del Sanse, Sio y Agirretxe, que ya han disputado encuentros de Segunda. En total, 21 jugadores, 19 de campo y los dos porteros. El año pasado, a estas mismas alturas del campeonato, eran 20 los hombres que habían disputado algún minuto, 19 de campo y sólo un portero, Asier Riesgo, que jugó toda la temporada. Por contra, eran tres los jugadores del Sanse que habían debutado hasta la jornada 9: Sarasola, Viguera y el propio Agirretxe. No hay mucha diferencia hasta aquí, ¿verdad? Pues la comparación arroja más conclusiones.

Lillo ha dado 90 minutos o menos a sólo tres jugadores, Ansotegi (90), Agirretxe (22) y Sio (8). Todos los demás han jugado en torno a los 200 minutos o más, es decir, más de tres partidos completos, un tercio de los minutos disputados. La pasada temporada, en los nueve primeros encuentros, con Coleman en el banquillo, eran nada menos que siete los jugadores que habían tenido la testimonial presencia de haber disputado menos de 90 minutos y otros dos los que superaban esa cifra por muy poco (Mikel González con 96 y Markel con 94). ¿Dio algún valor añadido a la plantilla que no exista esta temporada la presencia de Agirretxe en tres minutos contra el Poli Ejido? ¿La de Viguera en 13 minutos ante Las Palmas y Elche? ¿La de Novo durante media hora ante el Sporting? ¿La de Skoubo en 38 minutos repartidos en tres partidos? La respuesta es obvia: no.

Hay una gran diferencia en las lesiones que ha sufrido la plantilla, por supuesto, aunque mucho más en la calidad que en la cantidad. Xabi Prieto y Elustondo cumplen ya un mes de baja y hoy se han conocido malas noticas: es posible que ambos estén alejados de los terrenos de juego otras cuatro semanas más. Pero la pasada temporada el equipo también sufrió contratiempos de este estilo. Markel Bergara estuvo de baja. Delibasic se perdió dos de los nueve primeros encuentros. Carlos Martínez se lesionó en la segunda jornada frente al Eibar y no volvió a jugar más en este tramo de la temporada. Vaughan, además de perderse el primer partido por su tardía incorporación a la plantilla, todavía arrastraba molestías, lo que obligaba a que fuera uno de los tres cambios en todos los partidos. Y qué decir de Skoubo, el eterno lesionado de la Real de las dos últimas campañas. Pero todo eso no disparó el número de jugadores utilizados en estos nueve partidos.

Llevando ya la situación hasta el extremo, es que en realidad es prácticamente imposible hacer debutar a 25 o más jugadores en apenas nueve jornadas, y nunca se ha hecho en temporadas precedente. ¿Sabéis cuántos jugadores había empleado la Real subcampeona de la 2002-2003 a estas alturas? 18, siendo uno de ellos el potrillo Llorente. Kovacevic, Aranburu o De Pedro, tres titulares indiscutibles aquel año, no disputaron, por unas u otras causas, todos y cada uno de los nueve primeros partidos. Y aún así, el abanico estaba reducido a 18 jugadores. ¿Sabéis cuántos había empleado el equipo txuri urdin que ganó la Liga de la campaña 1980-1981? Apenas 15. Y uno era José Mari Bakero, que debutó con el primer equipo en la primera jornada. Y para quien crea que el once era siempre el mismo, el que todos nos sabemos de carrerilla, hay que recordar que López Ufarte no fue titular hasta la jornada 7 por una enfermedad renal. O que el central titular al inicio era Gajate y no Górriz.

Pero, claro, entonces no hacían falta plantillas de 27 jugadores. En realidad ahora tampoco, pero es el problema de tener que buscar una explicación lógica a todo en todos los momentos de la competición. Antes, como ahora, lo que hacía falta es una plantilla comprometida, un entrenador convencido y un poco de suerte. Y ya que estamos, unos arbitrajes que no quiten lo que se consiga en el campo, porque según van pasando los días se publicitan más errores en contra de la Real en el partido frente al Castellón (el día del encuentro, silencio absoluto sobre este tema -¿por qué?-; un día después se dice que el segundo tanto visitante es en fuera de juego; y dos días después, que a Necati le anulan una jugada de gol legal). Lo que yo tengo claro es que, ahora mismo, la extensión de la plantilla no sirve como explicación. A final de temporada igual sí, pero si no se da con la solución ahora, el final de temporada puede dar igual. Habrá que seguir buscándola para poder ganar en Tarragona.

lunes, octubre 27, 2008

Lo que está en juego es la ilusión

Muchas veces me he preguntado si quienes formamos la Real Sociedad (jugadores, técnicos, directivos, trabajadores, seguidores, periodistas y cualquier otra persona que sienta algo por este equipo) tenemos claro qué está en juego en estos tristes momentos. Con ser algo imprescindible, no nos estamos jugando el ascenso a Primera, no. Tampoco la supervivencia económica de la entidad, por mucho que nos digan que hay una deuda terrible que amenaza con convertir al club en un recuerdo del pasado. Ni mucho menos nuestro sustento y el de los nuestros, aunque hay decenas de personas que van a quedarse sin trabajo por culpa de esta vorágine destructiva en la que vive la Real. Pero no es nada de eso lo que está realmente sobre la mesa. Lo que está en juego en este momento crítico de la Historia de la Real Sociedad es algo mucho más sencillo pero al mismo tiempo mucho más vital y necesario. Lo que está en juego es la ilusión.

Ser de la Real nunca ha tenido nada que ver con ganar o perder partidos (pensar ya en títulos es casi grotesco hoy en día). A los realistas nos bastaba con ver a once jugadores con la camiseta txuri urdin saltar a un campo de fútbol, fuera Atotxa, Anoeta o cualquier otro. Nos conformábamos con alguna pequeña alegría de vez en cuando, una clasificación para competición europea, una victoria ante el Madrid o el Barça, un derby del que salir victoriosos, una goleada que nos llevara a otros tiempos. La ilusión era simple y llanamente ver a la Real. Ver a sus jugadores en el hotel de concentración, por las calles en San Sebastián, entrenando en Zubieta o en cualquier otro sitio. Que esos jugadores nos firmaran un autógrafo, que se hicieran una foto con nosotros. Y, al final, que saltaran a un terreno de juego para defender a muerte el escudo que tanto nos ha hecho disfrutar, reír y también llorar. El que llevamos en el corazón. Eso era la Real.

La derrota de ayer ante el Castellón confirma que la ilusión está en peligro, y no precisamente por haber perdido un simple partido por 2-3. Ni siquiera porque fuera un encuentro de Segunda frente al Castellón. Todo esto va mucho más allá. Hasta dos realistas me han dicho que pasó por su cabeza la idea de dejar de ser de la Real, de no volver a Anoeta. Han perdido la ilusión por la Real o al menos están camino de perderla por completo. Y lo peor de todo es que les entiendo perfectamente. Esto no tiene nada que ver con lo que pasó ayer ante el Castellón, no. Es una herida mucho más profunda. Una herida de años. Un ataque directo a la ilusión que siempre nos ha despertado a todos ver a la Real. Un ataque a veces orquestado, a veces casual, pero siempre potente, incisivo, casi mortal. José Luis Orbegozo dijo, a mediados de los años 80, cuando dejó la Presidencia del club, que la Real estaba herida con un rejón de muerte. No quiero ni pensar lo que podría decir ahora mismo. Porque la ilusión se está perdiendo. Y eso es lo único que realmente puede acabar matando a la Real.

Quizá la próxima vez que los jugadores salten al campo debieran tener presente que la ilusión de quienes les apoyan está empezando a morir. Quizá la próxima vez que un aficionado quiera silbar al equipo debiera pensar que hasta ahora siempre les había dado otra oportunidad, y casi siempre había respondido. Quizá la próxima vez que un periodista quiera iniciar una cruzada interesada, injustificada o dañina se le ocurrirá pensar antes en las consecuencias que en los beneficios. Y sólo entonces, quizá la pelota quiera entrar en la portería rival y nos conceda la oportunidad de cantar un gol que sirva para algo. Entonces la Real volverá a ganar. Y entonces volverá la ilusión. Porque eso es lo que está en juego. Por lo menos, lo más importante de lo mucho que hay en juego. Sin ilusión no habrá ascenso. Tampoco victorias. Y lo que es peor: tampoco habrá Real Sociedad. Y sin la Real no sé vivir. Por eso yo, pese a todo, mantengo la ilusión. Quien quiera acompañarme en este complejo viaje, bienvenido es.

domingo, octubre 26, 2008

REAL SOCIEDAD 2 - CASTELLÓN 3. Quien tenga una solución, que dé un paso al frente

El día que más necesaria era la victoria se ha producido la mayor catástrofe posible. La victoria del Castellón ha sido justa. Justísima. Más justa aún que la de hace un año, en el sopapo de bienvenida a esta pesadilla que es la Segunda División. Y ya es decir. Es la primera derrota de Lillo en Anoeta, la primera vez que el técnico realista ve a su equipo encajar nada menos que tres goles en el estadio donostiarra. El modelo futbolístico ha vivido el mayor fracaso posible, porque absolutamente nada ha funcionado. Y esta vez ni siquiera ha estado bien el portero. Bravo ha podido hacer mucho más en los dos primeros goles del Castellón. ¿Alguien tiene una solución? Que dé un paso adelante. Porque ahora sólo hace falta quien esté dispuesto a sumar. Quien quiera restar, puede salir de Anoeta, siguiendo el mismo camino que tomó mucha gente tras el tercer gol del Castellón, sin ver siquiera el gol de Agirretxe. La Real pasa por su peor momento desde aquella triste tarde de junio de 2007, la del descenso en Valencia. Así de duro. Así de simple. Y no por la clasificación, sino por el ánimo.

Porque puestos a buscar aspectos positivos, hay muy pocos. Esta Real se está convirtiendo en un resucitador de rivales. Lo vimos en Sevilla, ante un equipo que todavía no había ganado. El resultado fue un 1-0 y una imagen deplorable de la Real. Lo vimos en Vigo, ante un Celta que estaba a las puertas de una crisis severa y que arrolló al equipo txuri urdin. Y hoy un equipo que todavía no había ganado fuera de Castellón ha marcado nada menos que tres goles como visitante. En Anoeta. Ante la Real. El txuri urdin era el segundo equipo menos goleado y hoy, sólo hoy, ha encajado tres. ¿Soluciones? Hoy ninguna. El cambio de sistema ya no sirve ni antes ni durante los partido. Y si por nombres tiene que ser, tampoco se encuentran vías de escape, porque lo hasta ahora salvable hoy ha naufragado. Empezando por la portería. Justo la semana en la que Bravo vuelve a hablar de su futura salida de la Real, hace uno de sus peores partidos en el equipo txuri urdin. Seguro que le va a pasar factura.

Si queremos mirar rayos de esperanza, sólo hay tres. Y muy ténues, porque la derrota no permite más. Carlos Martínez, el único que aguanta el nivel de entusiasmo que necesita la grada siquiera para no caer en una profunda depresión. Suya es la jugada que finaliza en el córner que acabó en el primer gol realista, y el destino ha sido cruel con él convirtiéndole en el autor del primer tanto del Castellón. Pero eso no desluce sus prestaciones. Díaz de Cerio, que al menos ha roto dos agónicas sequías goleadoras, la propia (no anotaba desde la tercera jornada, ante el Murcia) y la de la Real (que no veía puerta desde que empezó el partido del Alavés marcando a los 13 segundos). Y Agirretxe, que ha vuelto a debutar con gol, como hiciera ante el Málaga en una ya lejanísima tarde de 2005. Estábamos entonces en Primera, por cierto. ¿Lo demás? Casi mejor evitar los adjetivos. Porque están empezando a conseguir que la gente deje de creer por completo en la Real y pocas cosas peores que esa se pueden dar este podrido entorno en el que estamos viviendo estos oscuros días.

Hoy sobre el campo se han visto síntomas de descomposición, y eso es lo que hay que frenar cuanto antes. Una cosa es jugar mal y otra cosa es arruinar todo lo bueno. Pocas ocasiones, jugadores desesperados, tarjetas absurdas, faltas estúpidas, fallos atrás... Y lo peor de todo es que la Real había conseguido hoy hacer lo más difícil: romper una larguísima racha sin marcar y empatar un partido en el que el rival estaba siendo abiertamente superior. Pero desde la siguiente jugada, otra ocasión del gol del Castellón, ha quedado claro que no se iban a encontrar más caminos que los de la fortuna. Buscar la superioridad en el centro no funciono al principio, sacar extremos en la segunda mitad tampoco. Ahí sólo la locura en la que se instaló el partido pudo favorecer a la Real. Pero nunca el fútbol. Y los jugadores tienen que empezar a asumir una responsabilidad que hasta ahora esquivan. Las críticas ya tienen que ser sobre todo a ellos, porque son los que fallan y no dan todo lo que les tienen que exigir.

"Lo que tenemos que hacer es ocuparnos y lo antes posible", dijo Lillo. El técnico no quiso lanzar muchas críticas, no quiso sumarse a la corriente que seguro va a dominar la semana y lo que sí quiso dejar claro es que nadie tiene claves infalibles para conseguir ganar los partidos. "No es nada fácil jugar a esto", dijo. Ojalá esas afirmaciones no supongan un vacío de ideas. Porque estamos en una dinámica en la que durante la semana no hacemos más que oír buenas palabras, leer noticias de grandes entrenamientos, de un técnico muy preparado, y de un equipo preparado para resurgir. Pero llega el fin de semana y ya llevamos seis semanas recibiendo bofetadas. No hay presión de la grada contra el equipo. No hay rivales que nos apabullen como pueda hacerlo el Barça. Lo único que tenemos realmente en contra son las lesiones, pero no puede ser excusa porque hay un filial detrás que puede ofrecer buenas noticias. Es absolutamente imprescindible encontrar ya alguna solución. Y tiene que ser ante el Nastic. Pero, claro, también tenía que ser ante el Castellón. Y en Girona. Y ante el Xerez.

Quizá se pueda trazar un paralelismo con el encuentro de la temporada pasada, también en Anoeta, frente al Rácing de Ferrol. Aquel día, los gallegos vencieron por 1-2. El partido parecía sentenciado en el minuto 90 y un gol de Carlos Martínez (no es casualidad; para mí sería titular indiscutible y todo un símbolo de lo que debe ser la Real) hizo soñar con el empate. Pero la diferencia está en que aquel día se perdió, a pesar del horrendo partido que se hizo, por la actuación arbitral. Hoy no. Hoy se ha perdido por pura impotencia. Hoy no se ha forzado un final de infarto. Hoy el equipo no ha conseguido arrastrar a la grada. Hoy no ha jugado la Real, sino unos cuantos jugadores que han vestido una camiseta txuri urdin. Y así no podemos ganar. Hoy el Castellón, que ya para siempre será una pesadilla dentro de este mal sueño que es nuestro paso por la Segunda División, ha sido mucho mejor que la Real. Y ha profanado el fortín que ya no es Anoeta.

El momento es grave y, aunque estamos en el mes de octubre y el ascenso se decide en junio, no hay más que mirar la clasificación para darse cuenta. Ahora mismo son seis los puntos que separa a la Real de los puestos de ascenso y nueve los que nos alejan del líder. El equipo de Lillo se ve ahora mismo en la decimoquinta posición, con sólo tres equipos y otros tantos puntos por encima de los puestos que envían a un infierno aún mayor, la Segunda B. Y que nadie entienda de estas palabras que la mirada debe dirigirse hacia abajo, porqeu en ningún caso debe ser así. Sigo plenamente convencido de que este equipo tiene potencial de sobra para luchar por el ascenso. Pero sólo si es lo que debe de ser, si se deja la piel sobre el campo, si hace que los rivales sepan que es la Real su contrincante, un equipo con una historia envidiable que tiene que volver a aquellos lugares de los que nunca debió salir. ¿Alguien sabe cómo hacerlo? Que dé un paso adelante. Ya.

sábado, octubre 25, 2008

PREVIA Real Sociedad - Castellón. El pelotazo según Lillo

Lillo asegura que la situación actual "nos obliga a dar un pelotazo y tenemos que hacerlo cuanto antes". El pelotazo según Lillo no es el pelotazo sin sentido en el campo, sino un golpe sobre la mesa, un aviso a los competidores, una sensación y no un fin. Eso es lo que tiene que dar la Real este fin de semana frente al Castellón (domingo, 17.00 horas, Anoeta, sin televisión; una vez más, fuera de Donosti no tenemos opción alguna de ver a la Real). No quiere el técnico realista pensar en este partido como una cita vital en el caldenario, pero es obvio que tiene gran importancia. Son ya cinco semanas sin ganar y casi cuatro partidos completos sin anotar un solo gol. El fin de ambas rachas negativas es muy necesario para que lo que suceda en el césped vuelva a acaparar toda la atención en estos convulsos días. Eso sí es necesario.

La alineación, una semana más, sólo la conoce el técnico realista y puede ofrecer sorpresas, aunque por lo visto durante la semana parece previsible que la retaguardia la formarán Bravo en la portería, Castillo y Carlos Martínez en los laterales y Mikel González y Labaka como centrales. Dramé sigue sin contar con oportunidades, más allá de la que disfrutó en el partido copero de Vigo, y Ansotegi permanece lesionado y no entró en la convocatoria. También se da por seguro que el trío atacante estará compuesto por Moha, Necati y Díaz de Cerio. El turco, que aún no se ha estrenado como goleador, y el canterano, que lleva dos tantos pero acumula ya tantas jornadas sin marcar como la Real sin ganar, jugarán por primera vez juntos de inicio en Anoeta. Como bala de recambio, en el banquillo estará un Agirretxe que pide a gritos una oportunidad seria en el primer equipo.

Todas las dudas de la alineación titular parecen concentrarse en el centro del campo. Sergio, que ha tenido molestias durante la semana, ha entrado finalmene en la convocatoria y se ha mostrado dispuesto a arriesgar por las muchas bajas que tiene la Real por el centro. A las ya conocidas ausencias de Xabi Prieto y Elustondo (que tampoco estarán con seguridad la próxima semana en Tarragona), se suma Marcos, sancionado por las dos tarjetas amarillas, ambas por tirarse dentro del área, que le costaron la expulsión en Girona. Si el ex jugador del Alavés está en condiciones, será titular, probablemente junto a Markel y Aranburu. En la convocatoria ha entrado Illarramendi, que podría debutar con el primer equipo a sus 18 años.

La Real inicia la jornada en la undécima posición, pero está a tan solo tres puntos de los puestos de ascenso, que ahora mismo ocupan Salamanca (con una renta de seis puntos), Zaragoza y Hércules. La Real no puede acabar la jornada en puestos de ascenso, pero sí colocarse en una muy buena posición que haga olvidar males pasados. Para ello los tres puntos, y así seguir haciendo de Anoeta el fortín deseado, son imprescindibles. El partido supondrá el regreso a San Sebastián de Gari Uranga, que disputó 123 partidos con la camiseta de la Real en las siete temporadas en las que perteneció al equipo (incluyendo la que estuvo cedido en el Getafe, equipo con el que consiguió el ascenso a Primera) y anotó 10 goles. El ex realista, que ha reconocido esta semana que no recuperó nunca el nivel que tenía antes de su lesión en Sevilla en la temporada del descenso, no será titular en un Castellón que viene de golear 4-1 al Levante y que tiene un punto más que el conjunto txuri urdin.

Hasta la temporada pasada, sólo había un precedente entre estos dos equipos jugado en San Sebastián. Fue en la temporada 48-49 y se saldó con una contundente goleada a favor del equipo txuri urdin, nada menos que un 7-0. Alsúa, Bravo y Caeiro marcaron en dos ocasiones, y Ontoria cerró el marcador. Aquella Real acabó consiguiendo el ascenso gracias a que venció los 13 partidos que disputó como local en Atotxa. En Primera han sido siete los enfrentamientos entre Real y Castellón, cuatro de los cuales se saldaron con victoria local, y sólo uno con triunfo visitante, en la lejana temporada 43-44. La última visita del Castellón en Primera fue en Atotxa, en la campaña 90-91 y el resultado fue de 1-1. El gol txuri urdin lo marcó aquel día Atkinson.

La temporada pasada el Castellón se erigió en la mayor bestia negra de la Real, ya que le venció en los dos partidos. Contra este equipo se debutó en Segunda División y contra este equipo se vivió el primer golpe en la frente de una dura campaña. El Castellón, sin hacer gran cosa y exhibiendo sobre todo un poco de orden, ganó en Anoeta en la primera jornada de Liga con una comodidad asombrosa. La Real de Coleman no supo en ningún momento qué hacer en un encuentro decepcionante y que en absoluto devolvía a la afición la ilusión perdida con el descenso. Aquel día la gente salió de Anoeta tras ver un 0-2 justísimo y descorazonador, tras un partido que sólo dejó una buena noticia: el debut en el primer equipo de un tremendamente voluntarioso Carlos Martínez. Él fue el único que consiguió reactivar a la grada. Lo demás, sencillamente para olvidar.

miércoles, octubre 22, 2008

El debate de la portería

En una Real ideal, esa que tuvimos hace no tanto tiempo y que parece que ya hemos olvidado, el único debate que debiera suscitar la portería realista es qué jugador la ocupa. Desde hace ya unos cuantos años, el equipo txuri urdin ha contado con dos guardametas de auténticas garantías. Primero fueron Westerveld y Alberto, después Alberto y Riesgo, más adelante Riesgo y Bravo, y ahora son Bravo y Zubikarai. La breve andadura de esta temporada 2008-2009 nos ha demostrado que tenemos dos porteros notables, capaces de ser la última arma defensiva de la Real en cualquier circunstancia, campo y rival. No es descabellado decir que Bravo y Zubikarai están siendo los dos mejores jugadores de este equipo hasta la fecha, y en el caso del canterano, además, una sorpresa muy agradable y agradecida.

Pero el debate no está ahí. Obvio en esta Real enferma que tenemos y que entre muchos no dejan que se cure. Los debates, como casi todos los que rodean a la andadura de esta Real en Segunda, no son deportivos. A algunos les ha molestado que Bravo haya dicho que tiene "el techo más alto" y que quiere "seguir progresando". Es ya la segunda vez que lo advierte desde que empezó la temporada. Y, la verdad, no entiendo las malas interpretaciones de estas palabras. Hace una semana, Bravo defendía como titular la portería de Chile ante la Argentina de Messi y Agüero. ¿Cómo demonios se va a conformar con jugar en la Segunda División española frente a Girona, Xerez o Huesca? Es normal que Bravo tenga mayores aspiraciones porque tiene categoría para colmarlas. Y al decirlo no elude su responsabilidad, porque cuando tenga que jugar frente a Girona, Xerez o Huesca, lo hará con profesionalidad.

Bien es cierto que las dos veces que ha viajado este año con su selección, se ha perdido el siguiente partido de la Real (un total de tres siempre, incluyendo las dos eliminatorias coperas), cuando la inmensa mayoría de los internacionales han estado disponibles para jugar con sus equipos, pero no me parece suficiente motivo de duda. Hay recambio de garantías y cuando Bravo juega responde. Y eso debiera ser suficiente, porque no estamos en condiciones de despreciar talento futbolístico. Bravo no nació realista, no se ha criado en Zubieta, no tiene por qué demostrar un ficticio amor a los colores. Ni nosotros sentirnos traicionados si un día caba marchándose de la Real. Es un profesional. Realismo le podremos pedir a otros, pero no a quienes vienen de fuera. El realismo es un valor añadido que han aportado jugadores de fuera (como Darko; ¿alguien se lo agradeció desde el club cuando se decidió no renovarle?), pero no puede ser una exigencia previa.

El debate de la portería tiene otra vertiente: la económica. La cesión de Riesgo al Recreativo fue una buena operación, que podría ser aún mejor si el equipo andaluz se mantiene en Primera. Pero deportivamente le da al portero realista un año más de experiencia en Primera. Y eso dejaba en manos de Bravo la portería de la Real. Pero si llega una buena oferta por Bravo que nadie dude de que se marchará. En diciembre incluso. Y bien que agradeceremos la inyección de capital en pleno proceso concursal. Una operación así tendría que contar con el aplauso al Consejo si se produjera. De hecho, durante el verano hubo cierto temor (por la merma de potencial deportivo) a que, tras la salida temporal de Riesgo, el chileno siguiera su camino. Aquellas dudas eran porque nadie había visto a Zubikarai. Después de verle, no me puedo creer que sigamos alimentando debates artificiales que nada tienen que ver con lo deportivo. Hablemos de fútbol, por favor...

martes, octubre 21, 2008

Todos ellos son la Real

La Real somos sus aficionados. Siempre lo hemos sido, pero esa afirmación cobra cada día una dimensión más grande y hermosa, aupada además por toda la ponzoña que rodea ahora mismo a este equipo. Ver a medio centenar de realistas en Girona, calándose hasta los huesos en un estadio que jamás pensaron que visitarían en Liga, es una imagen emocionante. Todos y cada uno de ellos es la Real. Muchos realistas se pueden (nos podemos) sentir identificados. Porque muchos peregrinamos a Vigo para ver a la Real ganar su tercera Liga y nos volvimos a casa con la tristeza de comprobar que esa alegría no se iba a producir. Muchos fueron en su día a Gijón y consiguieron ver ese sueño hecho realidad. Pero es que incluso somos muchos los que fuimos a Valencia, no para ver un éxito, no ya a ver el milagro de la permanencia en Primera División, sino para dejar claro a todo el mundo que nosotros somos la Real, y lo vamos a ser siempre, sin importar lo oscuro que sea el futuro.

Ayer decía algo parecido Iñigo Díaz de Cerio en una entrevista publicada en El Diario Vasco. "Es nuestra responsabilidad conseguir, como el año pasado, que cada vez venga más gente a vernos, aunque siempre hay 15.000 entusiastas seguidores que nunca nos van a fallar, que siempre van a estar ahí. Hay que remarcar la actitud de esta afición, de aquellos txuri urdin que nunca fallan. Como los que estuvieron en Girona calándose, apoyando sin cesar. Eso el vestuario nunca lo olvida. (...) Mira, soy de esos 15.000 aficionados que nunca fallarán, que siempre irán a Anoeta. No es que siempre vaya a ser de la Real, es que ni siquiera lo he elegido. Es así y punto", decía. ¿Éste es el jugador que, según algunos, probablemente los mismos que lo dijeron de Xabi Prieto, ya ha firmado con el Athletic?

Y es que la Real somos esas personas que nunca vamos a dejar de lado a este equipo. La gente es la Real. Los presidentes pasan. Los entrenadores y los jugadores, por mucho que nos ilusionen, también acabarán dejando la Real algún día. Y si todos ellos, protagonistas activos de la casi centenaria Historia de este club, qué voy a decir de la prensa. Lo pienso y en realidad es mucho lo que habría que decir de los medios de comunicación que siguen a la Real, porque empiezo a pensar que sin las polémicas interesadas que monta la prensa en torno a este equipo, quizá hoy no estaríamos en la penosa y patética situación en la que nos hallamos. Me resulta triste arremeter contra mi propia profesión, pero la espiral esquizofrénica en la que estamos inmersos obliga a reclamar un freno. Si ya no por cariño a la Real, que sea el menos por una ética que parece haber desaparecido hace ya demasiado tiempo.

Si hoy uno lee El Diario Vasco, leerá que los administradores han rechazado el plan de viabilidad elaborado por Iñaki Badiola y su equipo, y eso servirá para trazar comparaciones con equipos que han sido devorados por la exigencia del fútbol español en situaciones al parecer similares. Si uno lee Mundo Deportivo, lo que leerá, en cambio, es que dicho plan de viabilidad no ha podido ser rechazado porque ni siquiera ha sido entregado. Es obvio que al menos uno de los dos miente. Y el juego diario de descubrir quién es el mentiroso ya me ha cansado. Saber qué está sucediendo dentro de la Real parece ya una quimera. La información ha desaparecido y ha dejado su lugar a la manipulación interesada. Hoy lo que se pretende no es informar al lector, a ese realista que se hace cientos de kilómetros para ver a su equipo bajo la lluvia. Hoy lo que se intenta, ya sin descaro, es la adhesión incondicional a la causa. Y todo vale. Ya estoy harto de todos esos realistas que proclaman serlo cuando sólo buscan su propio interés.

sábado, octubre 18, 2008

GIRONA 0 - REAL SOCIEDAD 0. Sequía total

La Real vive un periodo de extrema sequía. Son ya cinco las jornadas sin ganar. Muchas. Demasiadas. Pero es que ya son cuatro los partidos consecutivos en los que no se ha cantado un solo gol txuri urdin. Desde que Sergio perforó la portería del Alavés a los 13 segundos de aquel partido, en la jornada 5, la Real no ha sido capaz de marcar ni un solo gol. En este periodo de tiempo, lo cierto es que la Real sólo ha perdido un partido, en Sevilla, pero de uno en uno no se sube a Primera. Hoy la Real no ha marcado. Y mientras tanto hemos podido escuchar nada menos que 24 goles en los otros seis partidos de Segunda que se han jugado al mismo tiempo. Cuatro por encuentro. Y ninguno en Girona. Lo dicho: sequía total.

Lillo sorprendió. Cuando todo el mundo esperaba un equipo bastante similar, si no idéntico, al que jugó hace seis días en Anoeta, el técnico realista ha hecho tres cambios en el once inicial. Sorprendente ha sido la decisión de Lillo de dejar en el banquillo a Carlos Martínez, de lo poco destacable ante el Xerez, para dar entrada a Gerardo. Y también inesperada ha sido la suplencia de Markel Bergara, aunque ésta se debió a un problema gástrico, lo que permitió que Rivas haya sido titular otra vez. Y Moha ha sido el tercer jugador que ha entrado en el equipo, en lugar de Estrada. ¿Ha funcionado? A medias. Si ante el Xerez hubo una leve mejoría con respecto a lo visto en Sevilla y Vigo, hoy quizá se puede volver a decir lo mismo por lo visto en la primera parte. Otra vez un rato jugado bien, pero no un partido completo. Pero no basta. Hoy hacía falta la victoria. ¿La solución? Difícil de decir cuando parece haberse probado todo... salvo el regreso de los lesionados. Los hechos dejan cada vez más claro que, por inverosímil que pueda parecer, ahí está la clave del bajón de la Real.

El partido ha tenido de todo. Un comienzo anodino, en el que ninguno de los dos equipos inquietaba las porterías. Después, y antes de que el Girona tuviera algunas ocasiones claras para llevarse el partido en la segunda parte, la Real asumió el mando del partido. Menos de media hora de la primera parte, eso sí, pero sólo en cuanto a fútbol, porque las ocasiones fueron escasas. Alguna se tuvo y bastante clara, pero ahí es donde entra en juego la sequía goleadora. Ni siquiera la entrada de Necati en el segundo tiempo permitió a la Real acercarse al gol. Mucho toque en los mejores momentos, nada de profundidad real en todo el partido. ¿Se soluciona con delanteros? Seguramente no, pero la clave ahora mismo es compleja porque las cosas no terminan de salir. Ni en casa ni fuera, ni con balón ni sin él, ni en los buenos momentos ni en los malos, ni con unos ni con otros jugadores. Hay cierto atasco en el centro, donde el balón fluye pero no termina de llegar a las zonas de peligro. ¿La solución? ¿Xabi Prieto y Elustondo?

Si la plantilla de la Real es corta y las lesiones no nos están dando tregua, además entra ya en juego otro factor: las sanciones. Marcos ha sido expulsado en el descuento del partido. Le han sacado dos tarjetas amarillas y las dos han sido por simular sendos penaltis. Marcos cree que el primero ha podido ser penalti, pero vistos los antecedentes que nadie espere la retirada de la tarjeta. Si no es penalti, las miradas hay que dirigirlas hacia el jugador, que simula una pena máxima en los últimos instantes cuando ya tiene una tarjeta amarilla por ese mismo motivo. Hay que ser más inteligentes. Porque ya no es terminar hoy el partido con diez. Es que además tampoco estará la semana que viene ante el Castellón. Ojalá esta ausencia sea una puerta abierta a los extremos zurdos que golpean fuerte desde abajo. Si la Real no consigue lo que busca, el Sanse debe empezar a tomar protagonismo cuanto antes. De todos modos, sigue pareciendo muy sencillo arbitrar a la Real. Y la clave la dio hoy un árbitro que el año pasado estuvo en Primera y que la primera falta txuri urdin la convirtió en tarjeta amarilla y la primera del Girona la solventó con una advertencia verbal.

Puestos a mirar el vaso medio lleno, las buenas noticias las hay que seguir buscando en la faceta defensiva. Zubikarai volvió a mantener su portería a cero y la defensa estuvo a buen nivel. Pero si no llega el gol, todo eso sirve de poco. Un punto es poco. Impide dar el necesario salto en la clasificación. Y es difícil entender las causas de la metaformosis que ha dado este equipo con respecto a lo que se vio en el doble duelo ante el Zaragoza y el partido en Anoeta ante el Murcia. Porque uno se pone a mirar, y lo único que encuentra es la ausencia de dos jugadores lesionados. ¿Imposible? Ya nada parece imposible en el mundo del fútbol. Quizá también puede ayudar a que se haya truncado la ilusión el lamentable entorno que rodea al equipo, que parece tener como única misión desestabilizar la buena marcha de quienes saltan al campo cada fin de semana. Basta ya. Por el bien de la Real.

Con todo, el equipo txuri urdin se puede considerar afortunado. Con cinco semanas sin vencer, y el equipo no está descolgado de los puestos de ascenso. De hecho, está ahora mismo casi igual que antes del partido. Siguen siendo tres los puntos que separan ahora mismo a la Real de la tercera posición. No obstante, el liderato se escapa a seis puntos por la victoria del Salamanca en Tenerife. Hoy no es un buen día, que encaja plenamente en el bache que vive el equipo en las últimas semanas. Una victoria sigue siendo imprescindible para cambiar la cara. Pero también era necesaria esta semana, y lo era hace dos. No ganar la próxima semana en Anoeta convertirá el bache en crisis ya sin género de dudas. La semana que viene la victoria es imprescindible. Otra vez. "Tiene que ser ya", dijo Díaz de Cerio tras el partido. Pues eso.

viernes, octubre 17, 2008

PREVIA Girona - Real Sociedad. Que pese la Historia

La Real visita uno de esos estadios en los que tiene que hacer valer su Historia (sábado, 18.30 horas, Montilivi, TV3 y quizá alguna autonómica más que no he podido confirmar todavía; ETB es casi seguro que no lo emitirá, aunque ya nada sorprendería en este turbulento negocio), el del Girona, un equipo recién ascendido a Segunda y que opondrá toda su modestia y todo su entusiasmo a un equipo casi centenario y dos veces campeón de Liga. Pero es la Historia todo lo que hoy separa a Girona y Real Sociedad. Ambos comparten división, por mucho que nos duela ver así al equipo txuri urdin, y ambos llegan a este partido después de varias jornadas sin conocer la victoria. Sólo un punto, a favor de los realistas, separa a ambos conjuntos en la clasificación. Pero la Real es el grande y debe hacerlo valer para volver a meterse en el grupo de cabeza de la categoría.

No tienes muchos jugadores Lillo para elegir el once titular, lo que lleva a pensar que hay muchas posibilidades de que salten al campo de Montilivi los mismos once jugadores que lo defendieron la camiseta txuri urdin el pasado sábado en Anoeta ante el Xerez. Zubikarai volverá a defender la portería realista, ya que Bravo está recién aterrizado en Donosti tras sus dos encuentros con la selección chilena. Lillo no quiere sorpresas en la portería, ni que le afecte el cansancio del viaje, algo que sí le sucedió en su primera temporada en la Real, con Lotina como entrenador. Lo demás no diferirá demasiado de lo visto hace seis días, un equipo formado por Carlos Martínez, Labaka, Mikel González, Castillo, Markel Bergara, Estrada, Sergio, Aranburu, Marcos y Díaz de Cerio.

Por lo visto durante la semana, Lillo mantendrá el esquema de cuatro defensas y el gran perjudicado puede ser Necati, que todavía no ha podido tener el papel de estrella y de goleador que se le debe presuponer en este equipo. Y es que es en la delantera donde la Real tiene su asignatura pendiente en las últimas jornadas. Díaz de Cerio, que lleva dos goles en el campeonato, no marca desde que hiciera el segundo tanto ante el Murcia, en la jornada 3, justo el último día de esta Liga en que el equipo txuri urdin consiguió alzarse con la victoria. Necati todavía no se ha estrenado y apenas ha tenido una ocasión clara de debutar en estas lides, el pasado sábado ante el Xerez. Sin goles no hay victorias, y la Real necesita ambas cosas para volver a sumar de tres en tres.

La única novedad con la que se ha especulado durante la semana (aunque ya sabemos que a Lillo le gusta dar sorpresas en el once) es la entrada de Gerardo en el centro del campo. El sacrificado podría ser Estrada. En el apartado de bajas siguen destacando los nombres de Xabi Prieto y Gorka Elustondo, que seguirán en principio tres semanas más en el dique seco. Lillo, en la rueda de prensa anterior al encuentro, hizo especial hincapié en su deseo de que no haya más lesiones graves y, sobre todo, que un jugador que ya ha tenido varias como Markel pueda seguir en el equipo. El técnico está dando confianza al canterano, en el que están puestas muchas ilusiones pero que todavía no ha dado su verdadera medida.

Aunque es complicado que pinchen hasta seis equipos, lo cierto es que la Real tiene la posibilidad de volver a los puestos de ascenso, ya que son tres los puntos que le separan de la tercera plaza. Al margen de la situación clasificatoria, que a estas alturas de la temporada no tiene en realidad gran significado, lo cierto es que los últimos resultados y el mal ambiente que rodea al equipo (la semana comenzó con el debate sobre los supuestos silbidos dedicados al capitán y termina con marejada institucional sobre el papel de la Diputación en el futuro del club; ¡basta ya, queremos hablar de fútbol y que la Real suba a Primera!) hace que una victoria sea tremendamente importante. Como ha dicho Lillo, seguro que con tres puntos más cambian las caras. Seguro.

El Girona es uno de los cuatro equipos que ascendió el pasado verano a Segunda División, por lo que no hubo enfrentamiento la pasada campaña entre vascos y catalanes. En todo caso, ambos conjuntos sí se han visto las caras en la categoría de plata, en dos ocasiones, ambas en la lejana década de los 40 y ambas en el estadio Vista Alegre, que ya no existe. El primero de esos enfrentamiento se saldó con victoria de la Real por 1-2, en la temporada 42-43, con goles de Notoria y Unamuno. En la campaña 48-49 fue el Girona el equipo que salió victorioso, con un contundente 4-1.

miércoles, octubre 15, 2008

Respeto a la historia... y al presente

Mirad esta foto. Forma parte de uno de los episodios más hermosos de la historia reciente de la Real. Es, concretamente, la alineación que presentó el equipo txuri urdin en su segundo partido de la Champions League de la temporada 2003-2004, el que venció brillantemente en el estadio del Galatasaray. El segundo jugador de la fila de abajo, empezando por la izquierda, es Mikel Aranburu. Sí, el mismo Mikel Aranburu que hoy lleva el brazalete de capitán. El mismo que el sábado en Girona, si juega, cumplirá nada menos que 300 partidos con la camiseta de la Real. El mismo que ha vivido casi todo lo que se puede vivir defendiendo el escudo de este equipo, un debut ilusionante, una trayectoria destacada de un hombre de cantera, casi un título de Liga, aventuras europeas, una grave lesión y hasta el descenso a los infiernos de Segunda. Sólo le falta el ascenso. Pero llegará también.

De un tiempo a esta parte, la vorágine (tan destructiva como autodestructiva) en la que vive inmersa la Real se cobra víctimas en todos los estamentos que rodean al club y del propio equipo. Ahora parece que flota sobre el ambiente la necesidad de jubilar a Aranburu. El sábado se oyeron algunos pitos que muchos se han lanzado rápidamente a calificar como una reacción del público en contra de Aranburu. Yo no tengo tan claro que fueran tan personalizados contra el capitán (¿o es que he caído en la campaña pro Aranburu que quieren lanzar algunos para contraponerle a Badiola...?), dado el mal partido que hizo todo el equipo, pero asumiendo que sea así, lo cierto es que encaja con lo vivido en los últimos tiempos y hasta ahora. Mikel Aranburu tiene 29 años. Y ya queremos jubilarle. A un tipo que casi gana una Liga con la Real. A un jugador que defendió esta camiseta en la Champions.

No pongo en duda que Aranburu no está precisamente en su mejor momento futbolístico. Más bien al contrario, es una pena que un jugador de su calidad (que la tiene, todavía recuerdo que el jugador que verdaderamente me entusiasmó el día que se venció al Madrid de los galácticos fue precisaemente Aranburu) todavía no nos la haya mostrado más que con cuentagotas desde que volvió tras la gravísima lesión que sufrió en El Sardinero (y que todavía me tiene asombrado que no fuera ni siquiera falta para ese peligroso árbitro, que ahora ronda la Segunda División, llamado Pino Zamorano). Y quizá su juego merezca el banquillo. ¿Pero silbarle? No me parece justo. Al menos no durante los partidos. Las reacciones, al final. Durante los encuentros, apoyo incondicional. ¿O es que no queremos todos que la Real vuelva a Primera cuanto antes?

Pues esa misma es la ilusión de Aranburu: volver a Primera con la Real. Si el objetivo es el mismo, ¿por qué los medios de unos y otros parecen tan diferentes...? Aranburu es Historia de la Real, pero también presente. Y eso merece un respeto. No seamos tan destructivos. Así sólo podemos perjudicar a la Real.

lunes, octubre 13, 2008

469 kilómetros para esto

Son 496 los kilómetros que separan Madrid de San Sebastián. Esos son los que me hice para estar el sábado en Anoeta (y para volver después a Madrid, que es cuando más se nota el cansancio de estas pequeñas locuras que acometemos de vez en cuando). Lo que antaño era un viaje de alegría para ver a una Real ilusionante, ahora es un tránsito de sufrimiento para ver qué nos depara una nueva tarde en Segunda. Y eso se nota en las gradas del estadio realista. Primero por su aspecto. 15.000 personas. Qué digo personas, valientes hay que llamarles tal y como están las cosas. Esos son los incondicionales, los que contra viento (mucho en Donosti el sábado) y marea (más incluso después de los últimos resultados) se sientan cada quince días en uno de los más de 32.000 asientos azules del mejor estadio de Segunda División.

Lo primero que uno ve al entrar al estadio son las banderas. "2008 Primeran". Si ya decía yo, por mucha confianza que tuviera en el ascenso a la primera intentona, que no había que poner el año por si acaso... Mal presagio. Me giro hacia atrás y veo el cartel de la Peña Elustondo. Vaya, justo el que no juega... Mal presagio. Y así llegamos al segundo mal que se palpa en la grada por el tránsito de sufrimiento en Segunda: el silencio casi absoluto en la grada, que me lleva a recordar tardes gloriosas en un Anoeta llena y ilusionado. Tardes hoy algo olvidadas... Mal presagio. Y el gol que no llega. Se cumplen los malos presagios. Incluso se oye algún que otro silbido en la habitualmente tranquila parroquia donostiarra. Y la tristeza del marcador final me recuerda esa distancia kilométrica.

469 kilómetros para esto. Es lo que uno piensa cuando sale desangelado de Anoeta. 469 kilómetros para que la Real no gane. Para ver a Díaz de Cerio dando vueltas en el suelo después de un mal tiro y a Necati señalándole el pase que le tenía que haber dado. Para ver Anoeta semidesierto contra un rival que no esperaba haber visto nunca (pero cuyos aficionados se merecen también un aplauso, porque la decena de jerezanos que estuvieron en Anoeta se metieron nada menos que 869 kilómetros para ver a los suyos). Sí, 469 kilómetros para esto. Pero lo único seguro es que, pese a todo, los volveré a hacer. Porque cuanto peor, mejor. Cuanto más sienta que la Real necesita a su gente, más estaré allí. Y seguro que no voy a ser el único.

REAL SOCIEDAD 0 - XEREZ 0 El problema está en el centro

No rompió la Real la mala racha, pero el partido ante el Xerez puede acabar siendo muy útil en el camino de este equipo. Y es que sirvió para algo fundamental: encontrar cuál era el problema de la Real con claridad. Ese problema está en el centro del campo y se llama lentitud. La portería está fuera de toda duda, pues sigue siendo lo mejor que tiene el equipo txuri urdin, sea Bravo o Zubikarai quien la defiende. La defensa muestra una gran solvencia (mayor cuanto mejor es el estado de forma de su mejor integrante, Mikel González; muy buen partido el suyo ante el Xerez). Y el ataque, aunque haya días sin acierto como el del sábado, genera ocasiones de peligro (salvo en los accidentes de Sevilla y Vigo) y enseña buenas cosas, aunque falte cierta regularidad. El problema, pues, está en el centro del campo.

Señalar el problema no significa dar con la solución, algo que está en manos de Lillo y de los jugadores, claro. Pero ni siquiera permita hallar la causa. Porque ahora es fácil acordarse de que las dos ausencias prolongadas por lesión que sufre este equipo, las de Elustondo y Prieto, están precisamente en el centro del campo que tantos quebraderos de cabeza nos está dando y que tan esencial es para el tipo de fútbol que propugna Lillo. Pero, además de recordar las críticas que han tenido que escuchar en el pasado no tan lejano ambos jugadores, me sigo resistiendo a creer que el problema está en la ausencia de estos dos hombres. Elustondo, hasta esta temporada en la que tan poco ha jugado todavía, no se había erigido en ese jugador que pudiera llevar el timón del centro del campo y Prieto, al margen de su indudable y magnífica calidad, se había destacado últimamente más por su intermitencia que por su capacidad resolutiva. ¿Faltan los dos y se desmorona la Real? No lo creo.

Pero lo cierto es que la cosa no termina de funcionar, y la poca ambición que tuvo el Xerez para llevarse este partido, la suave presión en el centro y la escasa exigencia que imprió al encuentro, permitieron que se viera dónde están los problemas. Hace una semana lamenté que la Real no robara balones teniendo a Diego Rivas como pivote. Es una forma de vida con la que hay que cumplir si se tiene a este jugador. Con Markel Bergara se apuesta a priori por un fútbol muy diferente. Y es impensable no tener una buena salida del balón si se cuenta con el canterano. En Sevilla no se robaron balones y en Anoeta ante el Xerez la salida no fue nada fluída. Fallaron los dos modelos cuando se apostó por cada uno de ellos. Y si lo de Rivas es difícil de entender, lo de Markel (al que la prensa dio buena nota tras el partido, la grada parece que no tanto; yo, desde luego, creo que debe dar más de sí) es aún más imperdonable. La Real puede jugar bien al fútbol, pero no lo hace salvo a ráfagas.
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No es, evidentemente, un problema individual de quien ocupe la posición de pivote, primero porque los rivales y sus características van cambiando, al igual que los sistemas que Lillo dispone sobre el campo, y segundo porque la apuesta es por un equipo y una forma de ser. Pero es que, ante el Xerez, ninguno de los mediocampistas dio el nivel deseado. Aranburu parece ser el que más añora a Elustondo, pues con él parecía haber recuperado el fútbol que tiene y no termina de enseñar con regularidad. Sergio sigue algo perdido en el campo, a pesar de los dos goles que lleva en su cuenta. Y los extremos se ven solos en su batalla (lo que no termina de encajar teniendo dos laterales tan ofensivos como Castillo y Carlos Martínez) y no suelen encontrar rematador a sus escarceos por banda. Ni Sergio ni Aranburu mostraron la llegada al área que tienen, algo imprescindible si Díaz de Cerio batalla en solitario en la punta de ataque. ¿Miedo a volver a perder? Si era eso, hay que desterrarlo. Empate a empate no se sube a Primera.

Pese a todo lo anterior, la Real mereció ganar el partido del sábado. El Xerez no hizo demasiado por llevarse los tres puntos (contó, eso sí, con la ocasión final) a pesar de que tuvo una vida plácida en el centro del campo y pudo mover el balón a sus anchas sin la necesaria presión realista. La Real, en cambio, sí tuvo ocasiones claras para ganar. No fue un vendaval, ni mucho menos, pero contabilizó media docena de llegadas muy peligrosas y convirtió al portero del Xerez, que nadie pase por alto este detalle, en el mejor jugador del partido, sobre todo con la espléndida parada que le hizo a Estrada en la primera parte. Necati tuvo la primera gran oportunidad para estrenador como goleador con la camiseta txuri urdin (se le sigue viendo algo pasado de forma, pero tiene buenos movimientos y buenas ideas; yo confío bastante en él cuando tenga ritmo para aguantar cuatro partidos completos de forma consecutiva), pero toda la potencia que imprimió al disparo se comió la necesaria colocación.
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La mejora con respecto a Sevilla y Vigo fue evidente, pero la sequia goleadora (cuatro partidos casi completos sin anotar, desde el gol en el segundo 13 frente al Alavés; la Real no gana desde que De Cerio marcó su último tanto, ante el Murcia) impidió el necesario triunfo. Lillo quiere quedarse con las cosas positivas, y no sólo parece razonable, sino también loable. Lo destacable fue la seguridad y reflejos de Zubikarai, la raza inagotable de Carlos Martínez (que supera en todo menos experiencia a Gerardo y se ha ganado seguir en el once), la entusiasta salida al campo de Sio y las posibilidades de Necati son estos aspectos positivos que dejó el partido ante el Xerez, un encuentro bastante aburrido en líneas generales que nos dejó la decepción de no ganar. Pero también dejó dos buenas noticias: puntuar cuando no se puede vencer y una portería imbatida un partido más.

El diagnóstico es obvio. El problema está en el centro del campo y se llama lentitud. La Real no hace mal las cosas, o falla cuando toma las decisiones acertadas, pero lo hace a cámara lenta. Y así es muy difícil superar defensas, incluso las de Segunda División. El partido pedía velocidad. Necati no podía darla pero aportó mucho. Sio sí la dio. Carlos Martínez y Castillo pueden ser la clave para desatascar partidos así, pero no estuvieron acertados. Y si las cosas no salen salvo en la retaguardia, el 0-0 parece inamovible. Pero pesimismo el justo, que en octubre no sube nadie. El punto no es tan malo como pudo parecer el sábado a la salida de Anoeta, puesto que todo sigue a tiro. Tres puntos nos separan de la tercera plaza y cuatro del liderato. Hay que sumar, preferiblemente de tres en tres, y seguir pensando en lo mismo: el 21 de junio. Pero para recuperar la confianza que aparentemente se ha perdido, quizá sea éste el mejor momento de lograr la primera victoria fuera de casa. Girona espera.

viernes, octubre 10, 2008

PREVIA Real Sociedad - Xerez. Recuperar lo perdido

Frente al Xerez (sábado, 18.30 horas, Anoeta; ETB-1, Canal Sur, TV3 y TVG) es hora de recuperar lo perdido. De que la Real vuelva a desplegar el juego que ilusionó en las primeras jornadas. De que los jugadores vuelvan a dejarlo todo el campo. De que se recuperen las sensaciones de un equipo que debe subir a Primera. De que se olvide la sensación que deja un periodo largo de decepciones. Y todo está en manos de los once jugadores que salten mañana al cesped de Anoeta. En sus manos está dejar atrás cuatro partidos sin ganar y, sobre todo, la deplorable imagen dada en Sevilla y en Vigo, impropia de un equipo que pretende y debe ser puntero en Segunda, algo a lo que obliga mucho más que la Historia de este club. En sus manos está que la Real recupere la senda de la que no debe salir nunca. La que debe seguir todo jugador que vista esta camiseta y defiende este escudo. La que pide todo seguidor realista, más allá de las victorias o las derrotas.

Juan Manuel Lillo no ha tenido que tomar muchas decisiones para hacer la convocatoria, ya que sólo tiene a su disposición 16 jugadores de la primera plantilla, y obviamente los 16 forman parte de la lista. Claudio Bravo está con su selección y deja la portería, una vez más, en manos de Eñaut Zubikarai; Ion Ansotegi no se ha recuperado todavía del golpe que le impidió jugar el partido liguero de Sevilla y el copero de Vigo (a pesar de que se desplazó con el equipo, pensando en el segundo encuentro); y Gorka Elustondo y Xabi Prieto todavía tienen algunas semanas más de recuperación. El portero Ramírez y el ya habitual Sio completan la lista de 18 para este encuentro.

Más difícil que la convocatoria tendrá Lillo la alineación. Se ha publicado que devolverá los galones a los principales jugadores de este equipo. Con eso se presume la vuelta a la titularidad de jugadores como Castillo, Aranburu, Díaz de Cerio, Marcos (que fue titular en Vigo, pero no en Sevilla) e incluso Diego Rivas, aunque habrá que esperar hasta la hora del partido para conocer los planes del técnico. Quizá los damnificados sean jugadores como Dramé o Markel Bergara, incluso Necati, aunque la escasez de efectivos arriba casi le garantiza minutos. Pero con sólo un entrenamiento en Zubieta antes del partido (la Real es el único equipo de Segunda que juega el sábado tras haber jugado el partido de Copa fuera de casa), es difícil saber por qué esquema pretende apostar el entrenador para este partido, ante un Xerez que tiene un punto más que la Real, a pesar de que ha perdido ya dos partidos esta temporada. Pero, dicen, mereció mucho más en ambos.

Aunque ahora demasiada gente prefiere ver la botella medio vacía, lo cierto es que esta jornada la Real puede volver a los puestos de ascenso, incluso dormir como líder de la categoría el sábado. Parte desde la séptima posición, con lo que tendría que adelantar a cuatro equipos, pero sólo está a un punto de la tercera plaza y a tres del liderato. Y vista la igualdad que hay en Segunda, no sería nada descabellado pensar en que ésta podría ser una buena jornada para los intereses realistas. El Xerez, además, es uno de los equipos que hoy está por delante de la Real y si cayera derrotado en Anoeta supondría adelantarle. Lillo afronta por segunda vez una racha de tres partidos sin ganar. La última vez fue en las tres últimas jornadas de la temporada pasada (como ahora, dos empates y una derrota, pero aquella derrota, la de Vitoria, fue mucho más dramática), por lo que no hubo posibilidad de ver cómo reaccionaría el equipo. Esta vez sí tenemos la opción de remontar el vuelo.

La estadística, esa ciencia que no decide partidos pero que de vez en cuando se cumple, está claramente a favor de la Real, aunque la mayoría de los precedentes, todos salvo el último, se produjeran en los años 40. Y es que el Xerez nunca ha ganado en sus visitas a San Sebastián. Siempre que se han visto las caras ha sido en Segunda División y sólo en el primero de los cuatro partidos en que se han enfrentado consiguió sacar un empate el equipo andaluz. Fue en la fase de ascenso a Primera de la temporada 42-43 y el resultado fue 1-1. Pese a todo, la Real consiguió subir y el Xerez no. Los tres partidos restantes acabaron con triunfo txuri urdin, por 3-1 en la temporada 44-45, por 2-0 en la 45-46 y por 4-2 la pasada temporada.

Ese encuentro fue de todo menos plácido para la Real, a pesar de que la primera parte y los primeros minutos de la segunda fueron un paseo. Buen juego y buen resultado, fruto de la clara superioridad. 2-0 al descanso, con sendos (y claros) penaltis transformados por Xabi Prieto y Víctor. Pero en una de esas ausencias realistas que tan a menudo hemos visto en los últimos años, el Xerez consiguió empatar, con menos de 20 minutos por delante. Lo diferente fue lo que aconteció después. La Real puso sobre el campo mentalidad ganadora y calidad a partes iguales. Y en los últimos diez minutos Díaz de Cerio, con otro gol decisivo que dedicó a Delibasic (al que dejó sin saltar al campo para intentar la remontada), y Garitano pusieron las cosas en su sitio. Eran los mejores momentos de la temporada, ya con Eizmendi en el banquillo y los fichajes de invierno sobre el campo. La semana siguiente, la Real volvería a puestos de ascenso. Dos semanas después, los perdió para ya no recuperar más esa posición de privilegio.

(Nota: Sigo queriendo ver a la Real por televisión, pero, a pesar de ser el equipo más televisado, no hay manera. Mi cadena autonómica todavía no ha televisado un solo partido de la Real, por lo que para verla sólo tengo una opción. Y, por eso, me voy a Anoeta a animar al equipo. La crónica y las fotos las tendréis aquí el lunes)

miércoles, octubre 08, 2008

CELTA 2 - REAL SOCIEDAD 0. Dos accidentes seguidos son muchos

Otra jornada de caras largas. Otra decepción. ¿Otro "accidente"? Así calificó Lillo la derrota sufrida el pasado sábado en Sevilla ante el único filial de Segunda División. Lo de hoy, si ha sido un accidente, ha sido un accidente incluso mayor que, para Lillo, "no tiene por qué tener nada que ver" con lo del Sánchez Pizjuán. Pero dos accidentes tan seguidos son muchos accidentes para un equipo con las pretensiones que tiene la Real y con el comienzo de la temporada que nos había ofrecido. Lo de hoy, además, es mucho más grave. Porque se acaba la ilusión que había despertado el inicio liguero (fácilmente recuperable, eso sí, con dos victorias). Porque se rompe un año más la ilusión copera, que este año, además, supone que se esfuma el sueño de un encuentro contra un equipo de Primera, el que habría tenido lugar en la próxima ronda de la Copa.

Y sobre todo es grave porque la merma de confianza es grande. Los jugadores no han sabido dar una imagen siquiera decente en los dos partidos jugados tras reprender, por boca del capitán, al presidente y tras escuchar cómo algunos les acusaban veladamente de dejarse perder en Sevilla. Ellos mismos se han olvidado de que lo fundamental está en el terreno de juego y han permitido que los rumores malintencionados y las polémicas extradeportivas ocupen el puesto que tenía el esperanzador inicio en las tertulias de los aficionados. Ni en Sevilla el sábado, ni mucho menos hoy en Vigo, se vio por ningún lado el orgullo que debe sentir un jugador de la Real cuando se pone la camiseta de este equipo. No se vio nada de lo que debe obligar a un jugador de la Real, aunque vaya vestido de verde y amarillo. No se vio en absoluto.

Siempre es malo es que el mejor del equipo sea el portero, pero lo cierto es que, salvedad hecha del esperanzador inicio de temporada, nos estamos acostumbrado a ello. Tanto Bravo como Zubikarai están siendo lo mejor de este equipo. Y hoy el canterano ha hecho cinco paradones que han evitado un resultado aún más sonrojante ante el equipo suplente del Celta (el equipo vigués alineó hoy nueve jugadores que no estuvieron en su anterior partido liguero). Esta Real está empezando a mostrarse demasiado generosa y da vida a todo el que se le pone por delante. Si hace cinco días permitó al Sevilla Atlético lograr su primera victoria de la temporada, hoy se ha dejado avasallar por los no titulares de un equipo que sólo lleva una victoria en Liga. Y ya son dos derrotas seguidas y cuatro partidos sin ganar. ¿Un accidente? Cuantos más se junten estos accidentes, menos creíble será defender esa teoría. No quiero ni pensar que haya tres.

Hoy ni siquiera los nuevos han podido ofrecer un rayo de esperanza. Necati apenas contactó con el balón, y cuando lo hizo se mostró precipitado, como ya le sucedió en Sevilla. ¿Estamos recuperando ese síndrome que padecían los delanteros realista al inicio de la tempora pasada de sentir que cada ocasión es la única que tendrán? El caso es que la primera tentativa seria de gol realista (en realidad la única) no llegó hasta el minuto 73. Y para colmo esa ocasión, que llegó de un córner, acabó, como otro puñado de jugadas de este partido, en peligroso contraataque celtiña. Dramé empezó realmente mal, perdiendo los cuatro primeros balones que tocó. Luego tampoco pudo hacer mucho más para dejar siquiera una buena imagen. Como el resto de la Real, perdida durante todo el partido, sin entrar nunca en el juego y vencida desde el minuto uno. Y así no se puede ganar una eliminatoria de Copa. Ni contra el Celta ni contra nadie.

Este partido confirma que, además de haber perdido las virtudes del comienzo de la campaña, la Real no ha conseguido solucionar todavía ninguno de los problemas que tenía desde el comienzo de la temporada. No aprovecha el buen estado de su portero. No consigue jugar bien un partido completo (hoy, ni siquiera cinco minutos). No aprovecha sus ocasiones de gol (antes más nujmerosas, cada vez más escasas, hoy casi nulas). Y no ha conseguido encontrar relevos a los lesionados. ¡Quién iba a decir que se iban a echar tanto de menos a Elustondo y, sobre todo, a Xabi Prieto! Si es que ese es el problema de la Real, claro. Porque hasta el momento Lillo no ha ofrecido explicaciones ni ha encontrado la solución en el campo. "Hemos concedido demasiado, aparte de las virtudes que ellos tengan, nosotros ni les hemos asustado", fue lo primero que dijo Lillo tras el partido. "Es que ni córners", lamentó. Pese a todo, Lillo vio algunas cosas mejores que en Sevilla. No bastaron, eso es obvio.

Y en es verdad que parece complicado encontrar una explicación. El once de hoy ofrecía todas las garantías posibles, y no creo que el problema esté en el sistema de juego o en que Lillo quiera practicar el toque con jugadores que no son capaces de hacerlo. Con Markel, Marcos o Moha podemos tocar el balón de sobra frente a los suplentes del Celta. Quizá lo de hoy sólo haya servido para que quienes veían en Aranburu al culpable del mal juego realista tengan que mirar también en otras direcciones, puesto que el capitán se quedó en la grada. Quizá lo más discutible sigue siendo el empeño de Lillo de colocar a Gerardo (uno de sus intocables) en el centro del campo. Moha, Marcos y Estrada tampoco aportaron mucho en esa zona del campo y eso provoca que, después de haber sido titular ya en dos partidos, sigamos sin saber qué cualidades tiene Necati. Malo es que no aprovechemos lo que tenemos, pero peor aún es que no tengamos opciones de mostrar lo que sabemos.

La Real pierde otra buena oportunidad de devolver el impagable apoyo que tiene de una afición hastiada que no para de recibir bofetadas. Porque la ilusión que hubiera despertado, por ejemplo, un derbi frente al Athletic en Copa es, en esta triste situación en la que vivimos, sencillamente impagable. Y eso se ha perdido. Esta claro que la Copa le estorbaba a los jugadores, porque no hay otra explicación para lo que hemos vivido. No tienen que defenderse con palabras, sino con fútbol. Hoy no lo han hecho, como tampoco lo hicieron el sábado en Sevilla. Quizá sea esa la reflexión que se debe sacar de este partido y de esta mala racha, porque a estas alturas, a pesar del enésimo descalabro copero, nada está perdido en Liga. El sábado tienen la obligación de ganar. De jugar, de luchar y de ganar. Aunque sólo sea por la gente que tanto sufre con este equipo.

martes, octubre 07, 2008

PREVIA Celta - Real Sociedad. Buscando un duelo de Primera

Después de la primera derrota de la temporada, la Real afronta de nuevo el reto copero (miércoles, 20.30 horas, Balaídos, sin televisión). No lo tendrá nada fácil la Real ante un buen adversario aunque en un mal momento, el Celta, y jugando la eliminatoria a partido único en campo contrario. La Real puede salir de Balaídos con varios premios. Para empezar, con una confianza algo mermada tras el fiasco de Sevilla y con unos jugadores reforzados tras su flojo papel en el último partido liguero (más histórico de lo que muchos creen; es la primera vez que la Real pierde un partido de Liga ante un filial; un dato triste más para esta andadura en Segunda). Pero sobre todo puede ganar la posibilidad de tener delante otra vez a un equipo de Primera División. Pasar de ronda puede provocar una eliminatoria, por ejemplo, frente al Athletic de Bilbao. ¿Quién no desea ahora mismo volver a sentir las sensaciones de jugar en la élite?

Para conocer la convocatoria de 16 jugadores (un absurdo más de la Copa, además de jugarse de forma clandestina y favoreciendo a los grandes de Primera, es no poder disponer de 18 jugadores, como en Liga o en cualquier otra competición) habrá que esperar a las horas previas al partido. Lo único seguro es que, de los 19 jugadores que se desplazaron la pasada semana a Sevilla y continuaron viaje hasta Vigo, Bravo no estará, ya que se ha marchado a jugar con su selección. Zubikarai, por tanto, volverá a ocupar la portería realista, como ya hizo por cierto en la anterior eliminatoria copera por el mismo motivo. Ansotegi, que ya se perdió el partido de Sevilla, sigue siendo duda y a ese apartado se suma Díaz de Cerio por una gripe. En todo caso, es más que probable que Lillo haga cambios, con lo que era fácil suponer que el delantero realista sería uno de los sacrificados en el once.

Tras el último cambio de sistema (algo que el técnico suele emplear con bastante frencuencia en la todavía breve andadura de esta temporada), es bastante impredecible saber qué cartas enseñará Lillo en Vigo, si volverá a la defensa de tres o si permanecerá con cuatro atrás. En cualquiera de los casos, y aunque el resto de la zaga dependerá mucho del sistema elegido, parece seguro que Dramé tendrá sus primeros minutos como txuri urdin. También es más que probable que Markel Bergara cuente con su primera oportunidad para dirigir desde el inicio el fútbol realista. Marcos fue suplente en Sevilla y tiene muchas papeletas de ocupar una de las bandas, mientras que la otra podría ser para Estrada. No obstante, Moha y Sio tienen también opciones. Necati parece seguro en la punta.

La Real llega a esta eliminatoria tras tres jornadas sin ganar en Liga (dos empates y una derrota), pero después de eliminar de forma brillante al Zaragoza (en la foto), en partido único que se disputó en Anoeta. Ahora afronta esta ronda como visitante, algo que no se le da especialmente bien en esta competición (en realidad, la competición en sí misma es un quebradero de cabeza en la historia reciente del club). El equipo tuxi urdin no supera una eliminatoria en campo contrario desde la temporada 2004-2005 cuando, también a partido único, apeó de la competición al Burgos. Aquel día, Kovacevic apareció en la segunda parte para solventar el encuentro. Tras ponerse 1-0 en contra en el marcador, los fantasmas coperos de los últimos tiempos aparecieron. Pero Darko empató y dio a Xabi Prieto el gol que adelantaba a la Real. Al final, el marcador reflejó un 1-3 engañoso, porque aquel no fue un día cómodo para los realistas.

Aunque el bombo deparase un encuentro complejo para esta segunda ronda, el Celta es un buen rival para la Real en la Copa. En tres ocasiones (50-51, 60-61 y 75-76) se han enfrentado ambos equipos en esta competición, y las tres se han saldado con el pase del equipo txuri urdin a la siguiene ronda. En una de esas temporadas, la 50-51, la Real llegó incluso a disputar la final frente al Barcelona, final de la que salió derrotada. Eso sí, todas estas eliminatorias se disputaron a doble partido y siendo la Real equipo de Primera, y nunca consiguió ganar el encuentro de Vigo. Allí empató dos y perdió el otro. La última visita a Balaídos, en la Liga del año pasado, tampoco acabó con victoria de la Real. Una victoria necesaria ahora mismo por muchos motivos, pero sobre todo para ganar en tranquilidad.

lunes, octubre 06, 2008

Esperando la derrota

Antes de que empezara la temporada, le preguntaron a Lillo si tenía la sensación de que le estaban esperando, de que había gente que estaba deseando que perdiera la Real para cargar contra él. Su respuesta fue rotunda. Sí, dijo, claro que sí. Ya sabemos todos cómo funciona este condenadamente extraño mundo del fútbol, ya sabemos que los entrenadores suelen despertar filias y fobias a partes iguales, ya sabemos lo difícil que es reconocer méritos y lo fácil que es lanzar improperios. Todo eso lo sabemos. Lo que no sabíamos quienes tanto queremos a esta Real Sociedad es que hay tanta gente esperando no ya que Lillo se le pegue, sino que sea la propia Real la que fracase. Por eso hay tanta dispuesta a lanzar afirmaciones irresponsables tan alegremente.

Veréis, el rumor de moda es que los jugadores de la Real se dejaron perder el sábado en Sevilla como una medida de protesta contra el presidente Badiola. Tan insistente es el rumor, que hoy en la prensa guipuzcoana hay sendas entrevistas a Lillo y a Gerardo en las que se le pregunta por este asunto. No pienso caer en la trampa de evaluar esa posibilidad, porque analizarlo siquiera me parece repugnante con la base de un único mal partido. Pero sí creo que es necesario dejar claro lo repugnante que es escuchar a alguien sugerir esa idea. Lo es porque ahonda en una idea que me parece perversa, pero cada vez más evidente: hay demasiada gente que está deseando que pierda la Real para soltar toda su artillería. Así de claro. Y es fundamental decirlo porque es algo inédito en la historia de este equipo. Antes todos queríamos que ganara la Real. Podía caernos mejor o peor Toshack o Irureta, De Pedro o Westerveld, Uranga o Astizarán. Pero todos animábamos a los que llevaban el escudo de la Real.

Asumiendo el desastre que fue el partido de Sevilla, miremos la actual situación de la Real. El equipo es séptimo, a un solo punto de los puestos de ascenso y a tres del liderato. Ha marcado al menos un gol en seis de los siete partidos oficiales de la temporada. Ha mantenido su puerta a cero en tres. Ha pasado la primera eliminatoria de Copa del Rey. Y uno lee lo que lee y escucha lo que escucha y parece que estamos en luchando por el descenso a Segunda B en el tramo final de la temporada. Inaudito, sencillamente inaudito. El entorno era algo que antes veíamos con asombro en equipos como Madrid o Barça. En la Real no se montaban crisis en la quinta jornada. Pero algo ha cambiado, y sigo pensando que el embrión de estos lodos hay que buscarlo en el cese prematuro de Krauss en 1999. Ahora, en esto como en demasiadas cosas más, somos un club cualquiera. Lo que nunca habíamos sido hasta hace pocos años. En esto, ya no reconozco a la Real.

Una cosa es la crítica (yo la hice después del partido de Sevilla; ¿cómo no hacerla?) y otra cosa es el rumor malintencionado. Tengo la creciente sensación de que hay mucha gente deseando que este equipo no logtre sus objetivos. Que no suba a Primera, que ni siquiera luche por ello. Que las deudas arrasen este club. Que la provincia de Guipúzcoa se divide y no esté detrás de su principal equipo. Antes no era así. Antes los diarios se preocupaban por que la Real jugara en Champions frente a la Juve porque vendían más. Los clubes guipuzcoanos apoyaban a la Real porque su bonanza económica repercutía en ellos. Pero las cosas han cambiado a casi todos los niveles. Y si ni siquiera con un buen arranque liguero (mejorable como todo en la vida, pero objetivamente bueno y más viendo el inicio de la temporada pasada) somos capaces de olvidarnos de todo lo demás y animar a la Real incondicionalmente, ¿cuándo lo vamos a hacer?

sábado, octubre 04, 2008

SEVILLA ATLÉTICO 1 - REAL SOCIEDAD 0 Imagen terrible, derrota justa

Si hoy debía ser la reválida de la Real, lo que hemos visto ha sido un auténtico jarro de agua fría, una decepción inmensa y la primera derrota de la temporada. El equipo txuri urdin, simplemente, ha hecho el ridículo hoy en Sevilla y se ha llevado un resultado muy merecido, incluso corto. Probablemente dentro de unos meses recordaremos este encuentro como el peor de la temporada (ya es casualidad, la pasada temporada también lo fue a pesar de que entonces se arañó un punto), pero hoy lo que deja la Real es una sensación preocupante. Todo salió mal, absolutamente todo, y nadie supo encontrar soluciones, ni desde dentro del campo ni desde fuera del mismo. La imagen fue terrible y lo que habrá que ver es si esto forma parte de una tendencia descendente, la de tres semanas sin conocer la victoria, o si es un accidente en el duro camino por el ascenso. Hoy, como dijo Lillo, parece una anécdota, pero la decepción es comprensible.

La sensación desoladora qie deja este equipo se acrecienta por los mensajes que algunos jugadores (el capitán, el primero) han dejado durante la semana, sobre todo mirando hacia la Presidencia del club. No seré yo quien ahora ataque ahora a los jugadores, de los que llevo meses alabando su capacidad de abstraerse de toda la corriente negativa que rodea a la Real desde hace demasiado tiempo, pero su imagen sufre un duro golpe. Pedir que se les deje tranquilos para después ver la nefasta e inaceptable imagen que han dado hoy ante el filial del Sevilla es algo que dice poco a favor de quienes hoy han vestido la camiseta txuri urdin (en realidad, la suplente verde y amarilla que, para supersticiosos, no termina de dar suerte; los tres partidos se han saldado con dos empates y una derrota).

Hoy los jugadores podían haber dicho "aquí estamos nosotros", pero han hecho justo lo contrario. Hoy, obviamente, no ha sido el día de la Real y ha dejado que el Sevilla Atlético llegue a bailarle por momentos, apenas ha generado ocasiones de peligro y no ha llegado a dar siquiera la sensación de que pudiera sacar siquiera un punto del estadio hispalense. Los valientes que estuvieron en la semidesiertas gradas del Sánchez Pizjuán (hoy algo más repletas que el año pasado, al parecer porque se han abierto las puertas ya iniciado el encuentro), los que tenemos que seguir los partidos por la radio y no tenemos ni siquiera la posibilidad de verlos en la pequeña pantalla y quienes sí han podido verlo en Euskadi, se han llevado, nos hemos llevado, una inmensa decepción.

Quizá los mensajes que tengan que mandar los jugadores de la Real a partir de ahora deban tener a la afición como principal destinatario, que se olviden como llevaban tiempo haciendo de lo que rodea al club y se dediquen a lo que saben: a jugar. Hoy no lo han hecho y lo único que han enseñado es una desidia inaceptable para este equipo, para este escudo y para esta camiseta. No sólo porque no salgan las cosas, que eso le puede suceder a cualquier equipo el día menos pensado, sino porque no se ha peleado, no se ha enseñado garra ni tampoco voluntad de ganar el partido. Y así, salvo que sucedan cosas muy extrañas (que incluso alguna ha habido durante el partido, lo que agrava aún más la derrota), es imposible sacar algo. El Sevilla marcó un merecido gol y ganó. Punto final.

Para empezar a buscar los problemas de la Real es posible que haya que mirar, horrible actitud al margen, al centro del campo. Rivas, Aranburu, Gerardo y Sergio fueron los escogidos por Lillo. Los tres primeros fueron los relevados por el técnico realista. Eso lo dice todo. La Real no hizo presión alguna y no supo robar balones en ningún momento, como tampoco logró recoger rechace alguno. Eso es un lujo que la Real no se puede permitir si el mediocentro es Diego Rivas. Una apuesta más ofensiva con Markel Bergara (que tuvo un cuarto de hora al final en el que nada pudo hacer) podría haber tenido el peligro de no cazar rechaces. Con Rivas es inadmisible, porque es el fútbol que mejor debe dominar el manchego. Sergio no ha respondido tampoco, como no lo termina de hacer esta temporada a pesar de sus dos goles, y Aranburu no está en su mejor momento después de la lesión. A Lillo le encanta hablar de los jugadores que se asocian. Aranburu, sin Elustondo, no consigue asociarse.

"No hay ni valoraciones que hacer", dijo un Lillo resignado. Pero es necesario hacerlas. Sobre todo porque la derrota coincide con la ausencia de dos jugadores, curiosamente muy criticados durante la temporada pasada, pero que ahora parece que se antojan imprescindibles: Elustondo y Xabi Prieto. Arriba un acelerado Necati (que salió en el once inicial por primera vez) y un desafortunado Díaz de Cerio (dos ocasiones, una muy clara que debió ser gol pero que no entró) no salvaron el día. Ni siquiera la defensa, hasta ahora muy solvente en este inicio de temporada, mantuvo el nivel, hasta el punto de que el gol sevillista es una jugada en la que un solo jugador local anotó un buen gol ante cinco defensores realistas. Lillo uso esta jugada para explicar todo el partido. Y no le falta razón. No es en absoluto que el Sevilla sea un mal equipo al que se tuviera que ganar inexcusablemente, al contrario, a pesar de que hasta ahora no había conseguido ganar un solo partido. Pero si la Real quiere subir estos son partidos, como poco, para disputar. Y sobre todo para mantener la media inglesa que se perdió la semana pasada con el empate ante el Alavés.

El rescate en esta calamitosa actuación del equipo podía llegar de dos formas. Y la Real tampoco las aprovechó. A balón parado, salvo el córner que acabó con la única ocasión de Díaz de Cerio, no hubo nada que rascar. Es más, el gol del Sevilla procede de una falta muy mal sacada por el único lanzador de la tarde, Gerardo (quizá en esto también se echó de menos a Elustondo). La otra opción era la arbitral. Y después de dos semanas en las que la Real tenía todo el derecho del mundo para quejarse, hoy contó con una decisión a favor, injusta a todas luces, que ni siquiera supo aprovechar. El árbitro señaló un libre indirecto al filo del área pequeña que acabó con una parada del portero sevillista. Si no aprovechamos los escasos regalos que nos llegan, malo. El Alavés lo aprovechó y el Hércules también. Nosotros no. E incluso podemos dar las gracias por habernos librado de la expulsión de Mikel González en el descuento.

"Como si no hubiese pasado". Esa es la actitud que Lillo quiere asumir ahora, para que no se produzca "parálisis por análisis". Quiere entender lo de hoy como un borrón que no va a tener continuidad, ni en la eliminatoria de Copa del miércoles en Vigo ni tampoco en las próximas jornadas de Liga. Ojalá sea así, porque lo vivido hoy invita a elevar el tono de las críticas contra el entrenador y contra el técnico. Pero si hace dos semanas se hablaba del regreso de la ilusión, no es ahora el momento de lanzar piedras contra el equipo. Tarde nefasta, imagen terrible. Ahora, borrón y cuenta nueva. Lo grande del fútbol es que muy pronto ofrece oportunidades de redención. El miércoles, la primera. El domingo, la segunda. Y ambas son necesarias. Pero hoy va a doler vernos en el octavo lugar, una clasificación que empeorará con la otra mitad de la jornada mañana, cuando habíamos recuperado el gusto de vernos entre los de arriba.

viernes, octubre 03, 2008

PREVIA Sevilla Atlético - Real Sociedad. La reválida

La Real afronta en Sevilla una reválida importante (sábado, 17.30 horas, Ramón Sánchez Pizjuán, ETB-1 -finalmente se televisa el encuentro, pero fuera de Euskadi TAMBIÉN queremos ver a la Real por televisión-). El equipo de Juan Manuel Lillo debe ratificar su condición de invicto y de aspirante al ascenso, tras dos jornadas en la que un juego no demasiado vistoso y la ausencia de victorias (dos empates consecutivos ante Hércules y Alavés) ha apretado mucho la clasificación. Pero también debe pasar una reválida interna y despejar todas las dudas que se puedan tener todavía sobre las dimensiones de esta plantilla. Dos lesionados importantes y un reto para los que están: demostrar que sin dos de sus jugadores más talentosos se puede hacer el juego de toque que quiere Lillo. Además, el banquillo debe dejar claro que puede tener un papel importante en esta larga temporada.

Las ausencias de Xabi Prieto y Elustondo, que estarán de baja un mes más, provoca que no haya descartes del primer equipo en la lista del técnico realista. Lillo se lleva a los 18 disponibles, aunque Ansotegi no jugará en Sevilla por un golpe (viaja, no obstante, porque la Real no regresará a San Sebastián hasta después del encuentro copero del próximo miércoles en Vigo ante el Celta). Sio, hasta el momento el único jugador del Sanse que ha debutado con la Real esta temporada, será quien complete la lista de convocados. Bravo estará en la ciudad andaluza y jugará de titular, pero después se marchará con su selección, abriéndole de nuevo las puertas del once a Zubikarai.

Lillo no ha querido enseñar sus cartas durante la semana (las dos últimas sesiones han sido además a puerta cerrada), aunque aseguró en la rueda de prensa de ayer que tiene muy claro el once que saltará al campo en Sevilla. Durante la semana ha ensayado un 4-4-2 con el que contrarrestar el juego por las bandas del filial sevillista, pero no se puede descartar que utilice otro sistema. En cuanto a los nombres de los jugadores que rellenarán ese esquema, todo está muy abierto. Más allá de Bravo, Mikel González (sea cual sea el sistema) y Díaz de Cerio, lo demás puede sufrir muchos bailes. Dramé y Markel Bergara son los dos únicos jugadores del primer equipo que todavía no han debutado, y ambos tienen serias opciones de disputar sus primeros minutos de la temporada (si no lo hicieran en Sevilla, pocos dudan de que serán titulares en Vigo).

En una semana en la que casi nadie se ha detenido a hablar del partido (craso error una vez más, parece que no aprendemos que lo importante está sobre el cesped, puesto que sigue primando la tertulia sobre todo lo que sucede en los despachos y las salas de prensa), son varios los aspectos a analizar. A diferencia de lo que sucedió hace un año, el partido no estaba previsto que se jugará en el Sánchez Pizjuán, pero el mal estado del césped de la Ciudad Deportiva sevillana obligó al cambio de última hora. A pesar de esa decisión inicial, no había lugar a la polémica, ni mucho menos a la crítica al club andaluz. "Al jugar el primer equipo en casa el mismo fin de semana, el estadio hay que preservarlo para éste", nos confirmaba el departamento de prensa del Sevilla. Antes se había barajado la posibilidad de que se jugara el partido el domingo a las 19.00 horas, después del Sevilla-Athletic de Bilbao, pero esta vez casi es mejor ir a la Ciudad Deportiva. Como decía Estrada durante la semana, el césped del Pizjuán estaría en muy mal estado después del partido de Primera.

También ha pasado algo desapercibido, y ojalá sea así después del partido, la designación del árbitro para el mismo. Pitará Gregorio Bernabé García, otro de infausto recuerdo para la Real. Sólo una vez se cruzó en el camino del equipo txuri urdin la pasada temporada, pero dejó huella. Fue en Anoeta, ante el Rácing de Ferrol. Aquel día, en el que el juego de la Real fue nefasto, regaló un penalti a los gallegos e impidió que la Real empatara a dos el encuentro en los minutos de descuento, anulando un gol claramente legal por una falta que sólo él vio. Es curioso. Cuando han empezado las quejas de la Real por los arbitrajes, el Comité ha colocado a dos de los que más perjudicaron al equipo en su debut en Segunda. Sí, es curioso. Ojalá no tenga efecto en el intento de la Real de recuperar los puestos de ascenso que perdió la pasada jornada.

Sevilla Atlético y Real Sociedad sólo se han visto las caras en una ocasión, la pasada temporada. El equipo txuri urdin disputó en el Sánchez Pizjuán el que probablemente fue su peor partido de la temporada, y a pesar de todo consiguió arrancar un punto. Los de Coleman no dispararon ni una sola vez a puerta en los 90 minutos que duró el partido, disputado en un estadio semidesierto, en un ambiente propio de categorías mucho más inferiores. Nunca supieron cómo jugar al filial sevillista, a pesar de que llegaron a la ciudad hispalense tras el gran encuentro jugado en Anoeta frente al Málaga. Curiosamente, el equipo sólo entendió lo que debía hacer cuando se quedó con diez jugador por la injusta expulsión de Díaz de Cerio a falta de diez minutos para el final. Riesgo fue el mejor y la defensa sí estuvo a buen nivel. Lo demás, sencillamente para olvidar.