sábado, mayo 30, 2009

PREVIA Real Sociedad - Córdoba. Hasta el final

La Real debe luchar hasta el final. Y el primer paso de este breve camino de cuatro semanas que le resta al conjunto txuri urdin debe servir para igualar la mejor racha del campeonato (domingo, 18.00 horas, Anoeta, sin televisión). No importa lo que hagan este sábado y el domingo por la mañana los equipos que preceden a la Real en la tabla. Si no ganan, la victoria será imprescindible para acercarse al cada vez más imposible sueño del ascenso, para seguir soñando despiertos una semana más. Si ganan, la victoria será igualmente imprescindible para colocar al equipo lo más alto posible, para superar los registros del año pasado y para terminar el ejercicio con la cabeza alta. La Real está obligada a luchar hasta el final, aunque sólo sea por los 15.000 fieles valientes que estarán en la grada de Anoeta, por los muchos realistas que seguirán el partido por la radio, por quienes están con el equipo en lo bueno y en lo malo. Hasta el final. Porque este domingo puede ser el final si vence el Zaragoza y la Real empata o pierde. Pero ¿y si no ganan los maños...?

Como hace una semana, Lillo sólo cuenta con 14 jugadores del primer equipo en perfectas condiciones y tiene que recurrir al Sanse para completar la convocatoria. De la enfermería recupera a dos jugadores, Carlos Martínez y Abreu, pero pierde a otros dos, Claudio Bravo y Markel Bergara. Para sustituir al meta chileno entra entre los 18 elegidos Toño Ramírez, que ocupará un puesto en el banquillo. Con el regreso del máximo goleador del equipo, Abreu, se cae de la expedición que viajó a Salamanca Borja Viguera. Repiten, no obstante, tres potrillos: Javi Ros, Sarasola y Zurutuza. Siguen siendo baja, además, Díaz de Cerio, Elustondo (que ya tiene el alta médica pero todavía no volverá a jugar; es más que posible que no lo haga hasta el próximo ejercicio), Aranburu, Dramé, Sergio y Mikel González. El técnico no podrá repetir el once que venció de forma solvente en tierras castellanoleonesas, pero seguro que intentará que se parezca lo más posible a aquel.

La defensa será probablemente la misma que saltó al césped del Helmántico (Gerardo, Labaka, Ansotegi, Castillo; tampoco es descartable que haya defensa de tres y Gerardo se sume al centro del campo), con Diego Rivas y Ros por delante. El canterano ilusionó mucho en su debut y es probable que su presentación en Anoeta sea como titular debido a la baja de Markel, que puede no volver a jugar en lo que queda de temporada. Xabi Prieto se ha recuperado de los golpes sufridos en Salamanca y será titular. Los otros dos puestos en el centro del campo se los juegan Marcos, Moha y Agirretxe (en Salamanca jugaron los dos últimos). Con el regreso de Abreu, que será titular, el damnificado será Necati, que volverá al banquillo. Lillo cumple su partido 50 en el banquillo de la Real Sociedad (con una notable estadística de 21 victorias, 20 empates y ocho derrotas), en un momento en el que casi todo el mundo da por segura su salida del club.

El centro de atención del partido está, antes de que el árbitro señale el comienzo, en las porterías. La lesión de Bravo le abre de nuevo las puertas de la titularidad a Zubikarai. El arquero probablemente llamado a ser titular la próxima temporada todavía no conoce la derrota en los seis partidos que ha jugado con el primer equipo, sólo el Zaragoza ha conseguido perforar su portería y acumula 529 minutos desde el último tanto que encajó. Unos números espléndidos y unas actuaciones fantásticas (la última, ante el Nastic, valió para asegurar el 0-0 inicial) le han asegurado el cariño de Anoeta. En la portería del Córdoba estará Raúl Navas, guardameta del Tenerife que perdió el año pasado en la última jornada en Málaga y directamente señalado por Iñaki Badiola como uno de los profesionales que colaboró en el ascenso de los andaluces. Probablemente Anoeta no le dedique ni un segundo de su tiempo, pero sería bueno no olvidar las cosas mientras la Justicia medita.

En la jornada de este sábado, la Real necesita que el Zaragoza no venza en su casa al Albacete, que el Rayo no lo haga en su visita al Levante, y que el Sevilla Atlético haga la machada de puntuar ante el Xerez. Para la mañana del domingo queda el otro partido al que hay que mirar de reojo, el Hércules - Celta. Pero lo más importante, pase lo que pase en estos cuatro campos, es lo que haga la Real. Llegue o no a los puestos de acenso, la Real necesita conseguir siete puntos para superar su marca de la temporada pasada, y los doce que quedan en juego para llegar a los 75, cifra con la que hasta ahora siempre se ha subido. Ganar al Córdoba supone además igualar la mejor racha de la temporada, cuatro victorias consecutivas, y otorgaría a la Real un magnífico registro de 16 puntos de los últimos 18, y nada menos que 30 de los últimos 39 (sólo una derrota, ante el Tenerife, y tres empates ante Nastic, Eibar y Celta). Por desgracia, esta magnífica andadura, que empezó tras las dolorosas tres derrotas consecutivas, no ha servido para recortar distancia con los equipos que ocupan los puestos de ascenso.

No deja de ser una ironía más de este triste caminar por la Segunda División que la Real se juegue su primer match ball en la lucha por el ascenso (es el primer día en que el equipo txuri urdin puede quedar matemáticamente descartado, ya que el Zaragoza puede ponerse a once puntos quedando sólo nueve en juego) ante el equipo en el que murió el sueño la pasada temporada. El Córdoba se salvó hace un año en Anoeta del descenso a Segunda B. Era la última jornada de Liga y los andaluces salieron con ganas. Se adelantaron pronto en el marcador. Para cuando Labaka estableció la igualada, antes del descanso, los dos rivales de la Real por el ascenso, el Málaga y el Sporting, ya estaban ganando sus partidos, matando el sueño txuri urdin. La Real de Lillo había muerto una semana antes, en Vitoria, pero fue en un Anoeta lleno cuando se acabó la aventura. Y la gente aplaudió a los suyos, les esperó a la salida para animarles. A pesar del indigno y triste final de temporada y de que se había escapado un necesario y seguramente merecido ascenso.

En la primera vuelta, a la Real se le escaparon dos puntos importantísimos en Córdoba, que le impidió acercarse a sólo un punto de la zona de ascenso. Y se escaparon de la forma más cruel, en un interminable e incomprensible descuento decretado por Pino Zamorano y en una jugada en la que Carlos Martínez había sido objeto de falta. Estábamos en los peores momentos arbitrales de la temporada. La Real comenzó bien el partido y se adelantó pronto por medio de Marcos. El Córdoba logró empatar y se lanzó a por el partido. Y cuando más sufría el conjunto txuri urdin, llegó el segundo tanto, conseguido por Agirretxe, que acababa de sustituir a Necati, y a pase de Marcos. El equipo pensó que debía mantener a toda costa ese resultado en lugar de matar el encuentro y eso espoleó a los cordobeses, que acabaron consiguiendo un punto como premio, aunque fuera de aquella manera. Era el cuarto partido consecutivo sin conseguir la victoria lejos de Anoeta, donde entonces sí llevaba tres triunfos consecutivos.

(Nota: mañana estaré en Anoeta. La crónica con las correspondientes fotos la podréis leer el miércoles por la mañana. Perdonad las molestias)

lunes, mayo 25, 2009

Revolución

Un par de horas después de que la Real ganara en el Estadio Helmántico, Salamanca acogió un concierto de Amaral. La última canción que tocaron fue Revolución. La pantalla que cerraba el escenario por detrás se llenó con esa palabra. En letras blancas y fondo azul. Revolución. Y se hizo inevitable llevar la mente a la situación de la Real porque una revolución es lo que hace falta en el club. No me malinterpretéis, no estoy pidiendo el cambio de entrenador, de jugadores, de política o siquiera el del Consejo de Administración, que, eso sí, es el que más proclive soy a pedir (y las razones las expondré cuando acabe la temporada; sigo pensando que lo importante es el equipo). Lo que quiero es una revolución distinta, pero una revolución que lleve al final del tránsito por Segunda División, que nos devuelva a estadios llenos, a partidos competitivos, a jornadas ilusionantes, al fútbol de siempre. Quiero una revolución para recuperar a la Real.

Después de años de penurias, ha llegado un momento en que la revolución en la Real no pasa por cortar cabezas, sino por todo lo contrario. El que ahora tenemos, es el quinto presidente en poco más de dos años. El que ahora tenemos, es el séptimo entrenador en cuatro temporadas. De los catorce jugadores que saltaron al campo en Salamanca, sólo siete bajaron a Segunda vestidos de txuri urdin hace apenas dos veranos, y alguno de ellos tuvo una presencia testimonial en la temporada o acababa de debutar. La revolución en la Real pasa por la estabilidad. Por tener una dirección deportiva estable, por un técnico estable, por una plantilla estable. Por mantener lo que sabemos que funciona, que es más de lo que la gente parece dispuesta a ver. La revolución obliga a recordar lo que es la Real, un equipo de cantera con buenas incorporaciones de fuera. Una Real construída desde el vestuario y para la gente.

Y eso no tiene nada que ver con estar en Primera o en Segunda División, por lo que da la impresión de que la revolución en la Real ya lleva unas cuantas semanas de retraso, pues no parece haber decisiones tomadas sobre la Real 2009-2010, más allá de que la cantera sea la base. Y eso lo respaldo. Todos sabemos que en la máxima categoría han vestido la camiseta txuri urdin jugadores que jamás habrían tenido la oportunidad de jugar en el Bernabéu o en el Nou Camp en otros equipos. En Segunda pueden hacerlo con más facilidad todavía. Quizá suene a oportunismo tras los elogios que ha recibido la Real que jugó en Salamanca, el debut de Ros o el gol de Agirretxe, pero la Real pasa necesariamente por la base de lo visto en el Helmántico. A mí no me enamoró el fútbol que desplegó ni vi el partidazo que vieron muchos, pero sí vi a la Real. A una Real con jugadores como Ansotegi, Labaka, Ros y Xabi Prieto que se tiene que apoyar en buenas incorporaciones de fuera. A una Real que crea en objetivos imposibles, que se sobreponga a todos los golpes de unos años terroríficos luchando en Primera por la vida o en Segunda por el ascenso.

Estable sólo hay una cosa en la Real de nuestros días: su gente. Cada vez que miro a la grada de cualquiera de los estadios que ha visitado el conjunto txuri urdin este año o el pasado se me saltan las lágrimas de emoción. Siempre hay camisetas blancas y azules. Siempre. Y en algunos destinos geográficos se pueden contar a cientos, como sucedió en Salamanca. No importa lo que haga la Real sobre el terreno de juego, su gente siempre responde. Si las cosas salen mal, la afición aportará siempre su apoyo, estará ahí. Porque es fiable. Porque sabe que lo primero es su equipo. ¿Que los tiempos son malos? Ya vendrán mejores, pero no por eso nos vamos a saltar el presente. La Real será, pero sobre todo es. Y el sufrimiento de ahora se acabará tornando irremediablemente en una sonrisa cuando el fútbol nos devuelva lo que nos merecemos, el ansiado regreso a Primera que ya podemos decir que sería un auténtico milagro lograr el 21 de junio de 2009. Pero llegará.
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El sábado se certificaron dos descensos. En Huelva, la afición del Recreativo recibió a sus jugadores con silbidos, en el día en que apuraban sus últimas opciones de seguir en Primera. En Sevilla, el Betis (que luchará por su destino en la última jornada) ha tenido que escuchar insultos en varios tramos de la temporada. El Atlético, cuando no había perdido las opciones de llegar a la Champions (que ahora parece tener casi asegurada), vivió un partido con toda su hinchada en contra. Eso en la Real es, hoy por hoy, impensable. La Real, en esto, es mucho mejor que tantos otros equipos, es mejor opción para un jugador. Algunos pensarán que la de la Real es una afición adormecida. No es verdad. Es una afición viva, que respalda a su equipo como siempre y a pesar de todo. Salamanca lo volvió a demostrar. Le faltará un punto crítico, sin duda, y eso ha ayudado a que algunos saquen provecho de nefastas actuaciones para el club. Pero siempre defenderé que lo importante es lo que sucede en el campo. Y ahí la gente no falla.
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No se termina de valorar lo que tenemos, ni siquiera en comparación con lo que vemos en otros lugares. Cuando quince mil personas van a Anoeta a ver al Albacete hay quien ve un estadio medio vacío. Pero en realidad no es así. Repasar las cifras de asistencia a los campos de Segunda y Primera es comprobar que van a ver a la Real muchos más espectadores que a equipos que luchar, en la máxima categoría, por clasificarse para una competición europea. Y delante no están la Juventus, el Barça o el Real Madrid. Quizá se podía haber hecho más para poblar Anoeta en esta segunda vuelta, quizá ahora se recuerde que la temporada pasada sí se hizo (y se despreció). Pero eso no resta mérito alguno a los más de quince mil valientes que van cada quince días a Anoeta o a los centenares de héroes que viajan a otras ciudades para ver a este equipo. Ellos no necesitan revolución alguna. Sólo necesitan ver que ésta se produce en el club y que vuelve su Real de siempre.

domingo, mayo 24, 2009

SALAMANCA 0 - REAL SOCIEDAD 1 Fútbol solvente para alargar el imposible una semana más

La Real ganó en Salamanca con solvencia, siendo mejor que el rival, gozando de alguna que otra ocasión para aumentar más su renta y controlando en todo momento el partido. Un partido, eso sí, que fue aburrido, carente de muchas de las cosas que hacen del fútbol un deporte apasionante. Lo del sábado en Salamanca fue un acto de fe. De los catorce jugadores que saltaron al campo. De los cuatro que se quedaron en el banquillo. De los técnicos y demás miembros de la expedición txuri urdin. De los centenares de realistas que se desplazaron a la ciudad castellanoleonesa a ver el partido. Porque entre todos ellos consiguieron una proeza: sumar tres puntos, prolongar una semana más el sueño imposible del ascenso que, aunque digan que no, todos los realistas persiguen aunque sea un poquito. Una proeza aburrida, si queréis, pero una proeza al fin y al cabo porque el partido tenía demasiados condicionantes que no se pueden ignorar a la hora de hacer el análisis de lo visto sobre el Helmántico.

Tiene un mérito terrible acudir a un partido en el que demasiada gente decía no creer con sólo 14 jugadores del primer equipo, sufrir tres lesiones más durante los 90 minutos, y saltar al cesped a ganar. Porque la Real salió a ganar. Con los problemas habituales, con la ausencia de un fútbol vistoso (aunque esta vez sí pareció haber mucho más control que de constumbre) y con la omnipresente falta de acierto ante la portería contraria. Lillo colocó a Gerardo como ese falso lateral derecho que tantos problemas le ha generado en Anoeta pero que tan bien parece resultarle lejos del estadio donostiarra. Los dos centrales disponibles, Labaka y Ansotegi, y Castillo completaron la zaga. Rivas y Markel, como era esperado, iniciaban la zona media del terreno de juego, y a partir de ahí es cuando el técnico se guardó su sorpresa. La pregunta antes del partido era si iba a jugar Necati o si lo iba a hacer Agirretxe. Lo hicieron los dos, con el turco algo más retrasado a la mediapunta y dejando a Marcos en el banquillo.

La primera parte fue igualada. El Salamanca, a pesar de la fortaleza mostrada durante toda la temporada sobre todo como local, no dejó gran sensación de equipo, y mostró un fútbol alejado de los resultados que en la primera vuelta le llevaron al liderato. Con la derrota, los salmantinos enterraron toda opción de volver a Primera en junio. El gol de Agirretxe les dejó sin opciones. Gol no, golazo. Estos son los goles que debe buscar la Real. Una gran conexión por banda entre Gerardo y Xabi Prieto, una espléndida asistencia del extremo a Agirretxe, un magnífico movimiento del delantero hacia atrás para desmarcarse y un remate ajustado a la escuadra. Golazo, insisto. Golazo que demuestra, como el resto del partido, que el jugador de más jerarquía y talento de esta Real es Xabi Prieto, y que Agirretxe ha hecho que nos olvidemos de Díaz de Cerio antes incluso de que deje de ser jugador txuri urdin.
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Siete tantos lleva y la misma media que Abreu. Si hace unas semanas la pregunta era dónde estaríamos si el uruguayo hubiera venido en verano, asusta pensar dónde nos habrían colocado Abreu y Agirretxe de haber tenido toda la temporada para jugar juntos, algo que no ha sido posible por el momento de la llegada del primero y por la edad y condición de jugador del Sanse del segundo. ¿En el futuro lo veremos? Porque la palabra clave del partido es esa: futuro. La Real que saltó al campo en Salamanca ofreció la base de lo que puede ser el equipo txuri urdin en el futuro. Buenos mimbres de salida para sobrevivir en las peores condiciones imaginables, talento para la competición incluso en campos complicados como el Helmántico y la necesidad de dos o tres refuerzos que le otorguen a esta plantilla un salto de calidad.
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En la primera parte también se produjo la irrupción del otro nombre propio del partido: Ros. El juvenil tuvo que saltar al campo para hacer frente al enésimo contratiempo al que tenía que hacer frente Lillo, la lesión de Markel Bergara. En los primeros minutos sobre el campo pareció algo nervioso y perdió algún balón de esos que no se deben perder, esos que propician una ocasión de gol del rival. Pero se relajço, empezó a hacerlo fácil y bien y acabó con un magnífico detalle de clase, un pase al espacio que Marcos debió convertir en el 0-2. Su debut es una magnífica noticia en unos tiempos de sufrimiento. Y más teniendo en cuenta los problemas que ha tenido la Real durante toda la temporada en la creación de juego. Con un Diego Rivas como el que jugó en Salamanca, las cosas parecen más fáciles.

Con el comienzo de la segunda parte, la Real disfrutó de los mejores minutos del partido, los más tranquilos y los que generó las ocasiones que debieron otorgar al conjunto txuri urdin una mayor renta en el marcador. Xabi Prieto tuvo buena culpa de ello también, y se notó mucho en el bajón que sufrió el juego realista cuando tuvo que marcharse del campo lesionado. Forzó para jugar el partido después de una semana con molestias y el equipo lo agradeció mucho. Pero eran ya minutos para aguantar el resultado, y la Real lo hizo de maravilla. Cierto que el Salamanca no demostró demasiado peligro (Bravo tuvo que solventar un par de jugadas mano a mano con un delantero charro), cierto que este fútbol aparece extremadamente aburrido a ojos del espectador, pero igualmente cierto es que los tres puntos no parecieron estar en peligro en ningún momento. Y eso es lo más valioso que dejó la Real que jugó en Salamanca.
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Y es que los condicionantes eran muchos: muchas bajas (habrá que ver durante la semana si se puede recuperar a algún jugador y si los tres que salieron lesionados del Helmántico pueden jugar el domingo que viene ante el Córdoba), muchos jugadores apercibidos (todos ellos tuvieron la suficiente profesionalidad y el buen hacer necesario como para evitar la amonestación y el consiguiente partido de sanción) y, lo más importante de todo, la enorme distancia que había con respecto al tercer clasificado antes de empezar el partido. La Real no se rinde. No ofrece un fútbol acorde con lo que mucha gente espera, tiene lagunas y mil cosas por mejorar. No seré yo quien lo niegue. Pero a lo que me niego es a restarle valor a lo que está haciendo el equipo. Los 90 minutos fueron una pequeña tortura, pero sólo si lo vemos como un partido de fútbol aislado. Pero lo de Salamanca fue algo más. Fue un nuevo ejercicio de fe que recibió la recompensa de los tres puntos.

Como siempre, la botella estará medio vacía para muchos y medio llena para algunos. Los primeros destacarán que Necati un partido más se quedó sin marcar, que Castillo está desconectado del equipo, que Markel Bergara estaba sufriendo mucho antes de marcharse lesionado, que con Rivas este equipo no puede construir un fútbol fluido, que Marcos está lejos de su mejor forma. Y es lícito. Pero, insisto, hay que ver los condicionantes. Con más de medio equipo titular de baja, con otro medo apercibido de sanción, en un campo difícil y con muchos realistas pensando que la temporada puede haber acabado ya (sensación que se acentuó con los goles del Zaragoza en el marcador del campo charro). Con todo eso, la Real ganó. Los de Lillo, gran culpable de que el ejercicio de fe se esté prolongando más de lo que muchos pensaban, encadenan tres victorias consecutivas y una racha de trece puntos de los últimos quince en juego. Si la tarde del domingo trae alegrías, el sueño seguirá vivo. Una semana más. Cuatro para llegar. ¿Y si el final le devuelve a la Real todo lo que ha sufrido en los últimos tres años...? Que la fe aguante un poco más.

viernes, mayo 22, 2009

PREVIA Salamanca - Real Sociedad. Luchando en precario por el último tren

Por Salamanca pasa el último tren (sábado, 18.30 horas, Estadio Helmántico; ETB-1; ¿y fuera de Euskadi? O peregrinamos o la televisión no es para nosotros. Seguimos igual sin que a nadie parezca importarle...). Pero si se consigue coger este último tren, la sensación volverá a ser la misma dentro de una semana. El último tren. A eso también se aferra el Salamanca, que llega a esta jornada con un punto menos que la Real. Eso convierte el partido en una última oportunidad para los dos equipos, aunque curiosamente en Salamanca sí se ven con opciones de llegar a las tres primeras plazas y en tierras guipuzcoanas hay mucha gente que ya ha enterrado a los suyos. Algo podríamos aprender de eso. El equipo txuri urdin llega a tierras castellanoleonesas en unas condiciones precarias. Probablemente las más precarias de toda la temporada, porque el número de lesionados es altísimo. Es el reflejo de una temporada durísima para este conjunto a todos los niveles. Así se juega un partido que, si todavía se confía en el milagro del ascenso, es definitivo. Así. Pero con orgullo. Porque esto es la Real.

La precariedad llega a extremos ya insospechados y no es necesario buscar culpables más allá de la fortuna, la triste fortuna, que no quiere sonreír a la Real este año. Son 14 los jugadores del primer equipo que tiene disponibles Lillo. Sólo 14. Dicho en negativo, nada menos que ocho bajas. A las ya conocidas de Díaz de Cerio, Elustondo, Sergio y Aranburu, se sigue sumando Dramé desde hace algunas semanas. Mikel González (que en todo caso cumple partido de sanción) abandonó el campo por lesión hace una semana y tendrá para algunas jornadas más, y Carlos Martínez también es baja por precaución después del golpe en la cabeza que sufrió ante el Albacete, que ya le obligó a dejar su puesto a Gerardo durante el partido. Y a todos estas, que no son pocas precisamente, hay que sumar una baja más, la de Abreu, que se ha quedado en San Sebastián aquejado de una faringitis. Increíble pero cierto. Jugar así es difícil y le tendría que suponer mucho más reconocimiento a este equipo y a su entrenador.

Para completar la convocatoria, Lillo ha llamado a cuatro jugadores del Sanse. Así, estarán en Salamanca el lateral Sarasola (que debutó con el primer equipo en la primera jornada de la temporada pasada), los centrocampistas Ros (estuvo hace una semana en el banquillo pero no llegó a saltar al campo) y Zurutuza (que ya he tenido minutos este curso) y el delantero Borja Viguera (al que Coleman dio la alternativa en la pasada campaña; una lesión de rodilla impidió que tuviera continuidad con los mayores con Lilo en el equipo). Con estos mimbres, es muy complicado saber qué once va a poner el técnico realista sobre el terreno de juego. Se especulaba con que las numerosas bajas le llevarían a acercarse mucho al once que jugó ante el Albacete, pero esto no va a ser posible, ya que tiene que sustituir al menos a tres jugadores que se le han caído esta semana, Mikel González, Carlos Martínez y Abreu, eso sin contar con que la inclusión en la lista de Markel y Xabi Prieto ha sido dudosa hasta última hora y que sigue teniendo siete jugadores apercibidos de sanción.

Así, lo que se puede dar por seguro es que Bravo (que se juega el Zamora con el rayista Cobeño) estará en la portería y que dos de los defensas, sea cual sea el sistema, serán los dos centrales disponibles, Ansotegi y Labaka. Viendo lo que le queda para completar el rompecabezas que es la alineación, lo normal es que el técnico repita por tercera semana consecutiva un esquema de cuatro defensores y Gerardo y Castillo ocupen las bandas. Por delante, Markel y Diego Rivas parecen fijos siempre que el canterano esté para jugar los 90 minutos. Para completar el centro del campo, la opción más verosímil sería la repetición del trío de la semana pasada: Xabi Prieto, Moha y Marcos. No obstante, habrá que ver en qué posición juega cada uno. Y delante, la gran pregunta. ¿Agirretxe o Necati? El potrillo lleva más goles y unos buenos números para el tiempo que ha tenido dentro del terreno de juego, el turco tiene más experiencia y ya se ha quitado el lastre de no haberse estrenado como goleador txuri urdin. Sólo Lillo sabe quién será titular.

La certeza más absoluta con la que afronta el conjunto txuri urdin este partido es que se acaba el tiempo para recortar distancia con los tres primeros clasificados, que al fin y al cabo es lo único que importa. Una racha de diez puntos de los últimos doce apenas le ha servido a la Real para seguir tímidamente viva a falta de cinco partidos, sin recortar desventaja a los tres primeros. La coincidencia generalizada es que con 75 puntos, el tope que puede alcanzar la Real, no se va a subir, pero nunca un equipo se ha quedado fuera de las tres primeras plazas con esa marca (desde que la Segunda División tiene 22 equipos). Como siempre, lo importante es lo que haga la Real, lo importante es ganar en Salamanca. Después habrá que mirar qué hacen el Zaragoza en Alicante (juega a la misma hora que la Real), el Hércules en Huesca, el Rayo en casa ante el Elche y el Tenerife en las islas ante el Alavés (todos ellos el domingo). Un pinchazo de maños y alicantinos podría dejar el ascenso a cinco puntos de diferencia con doce todavía por disputarse. Soñar es gratis.

El de Salamanca es uno de los campos que mejor se le dan a la Real en su casi centenaria Historia. Sobre todo en Primera División, categoría en la que no ha perdido ni una sola de las doce veces que ha jugado allí. Cinco de ellas se han saldado con victoria txuri urdin (la más abultada el 0-2 de la temporada 80-81, la del primer título de Liga, con goles de Satrústegui y Periko Alonso) y las siete restantes acabaron con un empate en el marcador (recordado es el 3-3 de la 95-96, curiosamente con Juanma Lillo sentado en el banquillo charro). En Segunda, la estadística es algo menos beneficiosa para la Real pero igualmente positiva: cinco partidos jugados, dos victorias (por el mismo resultado, 1-2, en las temporadas 40-41 y 62-63; se ascendió en la primera de ellas, no en la segunda) y tres derrotas.

Una de esas tres derrotas de la Real se produjo la temporada pasada, y tuvo un culpable esencial: el árbitro Rodado Rodríguez. Él fue quien señaló un inexistente penalti de Gerardo cuando ya se había cumplido con creces el tiempo reglamentario. Y para colmo, expulsó al lateral realista. Asier Riesgo adivinó el lado por el que lanzó David Rodríguez, pero no llegó al balón. Ese fue el 3-2 final. Antes, la Real de Chris Coleman había realizado una mala primera parte, que acabó con 1-0 para los locales. Nada más volver de los vestuarios, Gari Uranga empató el partido y dio paso a los mejores minutos de la Real. El 2-1 llegó de falta directa y el equipo txuri urdin tuvo que volver a ponerse el mono de trabajo. Aramburu marcó un golazo de volea desde más de 30 metros, quizá el mejor tanto realista de la temporada pasada, que supuso la segunda igualada de la tarde. Quedaba algo menos de media hora pero el marcador ya no se movió hasta que el árbitro quiso. El de Salamanca fue el primer partido con Iñaki Badiola como presidente.

Cómo ha cambiado la Liga en una vuelta. El Salamanca se presentó esta temporada en Anoeta como líder del campeonato cuando ya se habían jugado 16 jornadas, presentado una firme candidatura al ascenso. La Real, que venía de perder injustamente en Albacete, se conjuró para ganar el partido, emulando lo conseguido un año antes frente al Málaga, y engancharse así a la lucha por volver a Primera. A pesar de que los primeros 45 minutos no fueron buenos, la Real fue mucho mejor que el Salamanca y mereció marcar, pero el gol se resistió. A pocos minutos de acabar esa primera parte, las constantes faltas sobre Xabi Prieto dieron su fruto y el equipo visitante se quedó con diez hombres. Eso acentuó el bombardeo realista sobre el área charra. Pero el gol no llegaba. Hasta el minuto 92. En ese instante, Ansotegi cazó un rebote dentro del área y golpeó el balón con la cabeza, dándole una parábola imposible para el portero. 1-0 agónico y tres puntos valiosísimos.

(Nota: En Salamanca, la Real sigue teniendo cosas en juego. Por eso, estaré allí. La crónica y las habituacles fotos las podréis ver el domingo por la mañana. Perdonad las molestias)

lunes, mayo 18, 2009

Un punto de injusticia

Arrastro desde hace demasiado tiempo la sensación de que no se está siendo justo con lo que la Real está haciendo este año y siento la necesidad de decirlo, sobre todo ahora que casi todo el mundo parece haber arrojado la toalla y piensa que el ascenso es imposible. Porque, tengo que decirlo aún a riesgo de que quien lea esto piense que estoy loco, sigo creyendo en que el 21 de junio cabe la posibilidad de celebrar el retorno a Primera. Decir que está dificilísimo apenas describe lo que hay, está claro, pero imposible no es. Decía que hay mucho de injusticia en la valoración a los de Lillo porque el único baremo que se aplica es el ascenso. Si se sube, nadie se acordará de las críticas. Si no se sube, todo será horrible. Como hoy la Real está más cerca de seguir un año más en Segunda División que de volver al sitio que le corresponde por Historia, las críticas exacerbadas se están comiendo todo lo demás. No seré yo quien diga que partidos como el del sábado merecen la pena o son dignos de un equipo que quiere subir a Primera, desde luego que no. Pero es necesario recordar algunas cosas y matizar otras.

Y lo primero que hay que decir es que no subir no puede entenderse como un fracaso en esta Segunda División que nos ha tocado en la temporada 2008-2009. Me explico. Durante el camino de dos años que llevamos en la categoría, nos hemos llenado la boca expresando la mediocridad de los equipos que nos rodean como si la Real estuviera obligada a superarlos a todos sólo por su camiseta, pero si uno mira la clasificación se da cuenta de que eso es una explicación que no se corresponde con la realidad. Para empezar, ningún equipo que haya sumado 75 puntos se ha quedado fuera de las tres primeras plazas al final de la temporada desde que la Segunda tiene 22 equipos (desde la temporada 97-98). El equipo con más puntos que no subió es el Atlético de Madrid, con los 74 que sumó a finales de la campaña 2000-2001. La Real todavía puede llegar a los 75 y la estadística dice que con eso tendría que subir, pero existe la sensación de que no volverá a Primera ni aún sumando cinco victorias más en los partidos que restan. Eso, por mucho que se quiera obviar, es mérito de los rivales, no demérito de la Real.

La puntuación nos deja un dato más que corrobora que este año es el más difícil para volver a Primera de los últimos doce: el líder, el Xerez, está en disposición de batir el récord de puntos de la categoría. El Valladolid sumó 88 en 2007 y los andaluces pueden llegar a 90 si ganan los cinco partidos que restan (si gana cuatro y empate uno, igualará el registro de los vallisoletanos). Todo esto confirma una cosa: el nivel de la Segunda División que estamos viviendo es el más alto de la década. Nada tiene que ver eso con el buen o mal fútbol desplegado, con la mediocridad o brillantes de lo que los equipos hacen sobre el campo, porque eso no hace a nadie subir o bajar de categoría. Lo que cuenta son los puntos y estos no mienten. La Real lucha, aunque sea desde lejos y ya sin muchas esperanzas a los ojos de casi todos, por el ascenso más caro de la Historia reciente de la Segunda División. Así de claro. Vender otra idea es alejarse de la realidad. Los numeros son los que son.

Hay otro factor que ahonda en la injusticia que se está sufriendo con este equipo y que oculta en buena medida la realidad. Leo demasiados comentarios que juegan con un doble rasero bastante injusto. Durante meses, ha habido gente que afirma con rotundidad que esta plantilla no tiene el nivel para subir a Primera División. Cada partido se ha convertido, a ojos de los más críticos, en un cúmulo de despropósitos, errores y demostraciones de baja calidad futbolística por parte de los jugadores realistas. Si se gana, es porque hemos tenido suerte o los rivales son muy malos. Si se pierde, es lo normal porque los que somos muy malos somos nosotros. Y ahora junio está cerca, el mes en el que hay que valorar la trayectoria de toda una temporada y comprobar si se ha conseguido algún premio. Para esas mismas personas que llevan meses vapuleando al equipo, no subir es un fracaso. Y eso no puede ser. No se puede decir que el equipo del año pasado era infinitamente mejor que el de esta temporada y valorar la sexta posición como un fracaso absoluto.

Ese análisis me parece equivocado por tres razones fundamentales. En primer lugar, por lo que dicen los fríos números. La Real tiene hoy los mismos puntos que el año pasado a estas alturas. Sólo ha ganado un partido menos que hace doce meses, pero a cambio ha perdido dos menos. Ni siquiera en los goles a favor hay una diferencia sustancial, puesto que esta Real apenas lleva tres tantos menos que la de la temporada pasada. Las trayectorias son paralelas. En segundo lugar, y negarlo es absurdo, por el perjuicio arbitral que ha sufrido la Real a lo largo de casi toda la temporada. En los últimos tiempos alguna expulsión como la que sufrió el Albacete el sábado parecen equilibrar algo más la balanza, pero no es así. A la Real le han escamoteado muchos puntos decisiones arbitrales como poco dudosas. Pensad sólo en un partido: el del Zaragoza en Anoeta. De no haber mediado aquel penalti que hasta el linier reconoció a los realistas que no se había producido, la Real estaría hoy a cinco puntos del ascenso y el escenario, complicado igualmente, sería bien distinto. Sólo con eso. Y ha habido mucho más de lo que lamentarnos.

El motivo más importante, en todo caso, me parece el tercero, el que cito a continuación. Parece que la gente no quiere darse cuenta del escenario en el que nos movemos. En pleno proceso concursal, la plantilla que se pudo confeccionar fue corta. Para mí, de tanta calidad como la del año pasado, pero mucho más corta. Y este año, a diferencia del anterior, hemos contado con lesiones importantes (de dos meses o más) de hasta cinco jugadores llamados a ser titulares: Elustondo, Xabi Prieto, Aranburu, Sergio y Díaz de Cerio. El año pasado apenas hubo que lamentar la lesión el brazo que apartó a Xabi Prieto del tramo final de la temporada, y las constantes bajas de dos jugadores que nunca se ganaron el rango de titular, Markel y Skoubo. No sé si muchos equipos podrían sobrevivir en condiciones normales a la baja prolongada de cinco de sus titulares. La Real lo ha hecho, si miramos sus puntos y los comparamos con los de la temporada pasada, razonablemente bien. El juego lo ha notado bastante, la trayectoria en la clasificación mucho menos.

Es obvio que la Real no ha jugado un gran fútbol esta temporada, y lo he dicho. Es indudable que en Anoeta no ha puesto todo lo que tenía que poner en la mayoría de los partidos, y lo he dicho. Es razonable decir que hay jugadores que no han alcanzado el nivel que se esperaba de ellos, y lo he dicho. Es normal pensar que Lillo no ha sabido dar con la solución de algunos problemas, ni con lo que tenía en el primer equipo ni tampoco tirando del Sanse, y lo he dicho. Pero de ahí a masacrar con adjetivos grandilocuentes y dañinos cada actuación de este equipo va un trecho. Parece que gustamos de recrearnos en lo peor que tiene el equipo, en magnificar sus defectos, y no nos damos cuenta de la realidad. Y la que veo no es una realidad que me guste, no, ni mucho menos. Veo a la Real en Segunda y lejos del ascenso, con un juego poco satisfactorio. Pero creo que hay mucha injusticia en las valoraciones que se están haciendo desde hace demasiado tiempo. Quizá esta Real sea sólo el sexto mejor equipo de la Segunda División, como marca ahora mismo la clasificación. Pero quizá, y sólo quizá, la Historia nos tenga reservada una sorpresa. ¿Qué dirían entonces quienes hoy vilipendian, destrozan y ningunean a la Real?

sábado, mayo 16, 2009

REAL SOCIEDAD 1 - ALBACETE 0. Una victoria surrealista y un tanto triste

La estadística dirá que la Real ha cumplido. Ha ganado su partido ante el Albacete. El modo en el que se ha producido la victoria ha sido poco menos que surrealista, con un gol en propia puerta, en el tiempo de descuento y jugando contra diez jugadores manchegos. Ya es surrealista sin profundizar mucho en lo que ha sucedido durante el partido, pero haber visto los 90 minutos que se han disputado hoy en Anoeta hace además que la sensación que deje este triunfo sea de tristeza. Tristeza por las cosas que ha hecho y las que no ha hecho la Real sobre el cesped. Y tristeza porque han ganado los tres equipos que preceden en la tabla al conjunto, por lo que la victoria no sirve para recortar ni un punto al tercer clasificado. La Real se queda a ocho puntos del ascenso. Quedan quince en juego. Lo posible se ha alejado hoy de lo probable a pesar de que los tres puntos se han quedado donde debían para soñar más con el objetivo final. ¿Los imposibles existen? Como poco, una semana más de sufrimiento.

El análisis racional del partido comienza con el planteamiento de Lillo, cuatro defensas otra vez, como en Alicante, con Carlos Martínez y Castillo en las bandas, y Abreu como único delantero. Ni el gol de Agirretxe hace una semana ni el deseo de tantos de ver jugar juntos al uruguayo y a Necati alteraron el plan preferido por el técnico desde que Aranburu es baja: Xabi Prieto por el centro como mediapunta y Marcos y Moha por las bandas. Hasta el análisis racional se inunda de surrealismo, y ese planteamiento se le cayó en parte a Lillo cuando a la media hora Carlos Martínez se tuvo que marchar tras recibir un golpe en la cabeza en un salto. El plan no varió mucho, puesto que su sustituto fue Gerardo. El resultado al descanso, en todo caso, el mismo de casi siempre en Anoeta: 0-0. Tampoco varió el plan del técnico cuando Mikel González (el único de los apercibidos que vio una amarilla y no podrá estar en Salamanca) también pidió el cambio por lesión: apareció Ansotegi sobre el cesped. Hasta ahí el análisis racional, porque lo sucedido en Anoeta obedece mucho más a lo irracional.

La Real hizo la primera parte habitual, anodina, con pocas ocasiones de gol y poco fútbol, algo atropellada en el centro del campo y sin claridad arriba. Lo que hemos visto en tantas ocasiones, pero esta vez con el grado surrealista de ver al equipo txuri urdin fallando incluso sin portero bajo los palos. Hasta en dos ocasiones salió lejos de su área el meta albaceteño y en las dos los jugadores realistas no fueron capaces de disparar a puerta. El análisis, en todo caso, similar al de siempre: a los puntos, la Real fue superior a su rival, tuvo ocasiones y el Albacete no, y eso le hizo acreedor a un gol que le diera ventaja. Pero la sensación general es de que los jugadores realistas no se imponían a los manchegos, no demostraban la superioridad que les supone e incluso demostraban cierta apatía que a más de uno le llevó a pensar que el equipo pensaba ya en las vacaciones. Los goles que iban cayendo en los partidos de los rivales por el ascenso aumentaban esa sensación. Nadie cedía y sólo la Real era incapaz de ir ganando su partido.

Pasaban cositas positivas, detallitos que demuestran que este equipo tiene capacidad de hacer su trabajo bien (y la primera fue una gran combinación nada más comenzar el partido entre Moha, Xabi Prieto y Carlos Martínez) pero nunca parece bastar para ganar o cerrar partidos. En la segunda parte, el partido adquirió un tono alocado que acercó más al Albacete a la victoria. Bastante más. Bravo tuvo que sacar una buena mano y Diego Rivas (quizá el mejor del partido porque fue el único que cumplió por completo con su cometido sobre el campo) tuvo que despejar un remate que ya había batido al chileno desde la misma línea. ¿Mejoró el Albacete tanto como para poner en aprietos a la Real? En absoluto. Los visitantes no demostraron prácticamente nada y su táctica quedó limitado a lanzar balones a Diego Costa para ver qué hacía. Y Diego Costa solito creó una sensación de zozobra en la defensa realista absolutamente inusitada e injustificada. Cada jugada del Albacete parecía tener mucho más peligro del que en realidad llevaba. El dominio del balón seguía siendo de la Real pero no parecía que los jugadores de Lillo supieran qué hacer con él.

En ese escenario surgió el, hoy por hoy, único jugador capaz de desequilibrar: Xabi Prieto. Casi todas las jugadas de ataque de la Real pasaron por sus botas, tanto en la primera parte cuando jugó por el centro como en la segunda cuando acabó en su costado natural, el derecho. Sí, Xabi es un jugador inconstante, y sí, no está marcando las diferencias que cabría esperar de él. Pero hoy por hoy debiera ser el jugador al que nos tenemos que agarrar para esperar algo diferente. Pero ni siquiera sus acciones brillantes bastaron para que la Real diera la sensación de poder llevarse el partido. A doce minutos del final, el Albacete se quedó con diez jugadores en una jugada absolutamente surrealista, otra más, que jamás debió acabar con una tarjeta roja, aunque no se notó que el Albacete tuviera un jugador menos. Labaka acabó casi de delantero centro esperando balones que nadie colgaba. Pero ni así. Es difícil encontrar en esos doce minutos alguna ocasión clara de gol, casi ni disparos a puerta, aunque antes Abreu sí tuvo una buena oportunidad que sacó con una buena mano abajo el meta visitante.

Cuando casi todo el mundo pensaba ya en el final, en cerrar el partido y probablemente la temporada, llegó el gol. Y todavía nadie sabe cómo. Pasaba ya minuto y medio del 90. La Real inició un contraataque producto de la mala gestión del Albacete de los últimos minutos, y acabó en gol. Necati intentó meter un balón cruzado para propiciar un uno contra uno, Mainz se lanzó al suelo para cortar el centro y el cuero cogió dirección hacia la portería. Mainz estaba como a treinta metros de la portería, pero el meta se había adelantado y el despeje le pillo a contrapie. El balón entró llorando. La fortuna, que tantas veces le ha sido esquiva a la Real esta temporada, esta vez sonrió a los realistas, y trajo algo de equilibrio al sopapo que recibió este equipo en el descuento precisamente en Albacete. Gol. Hubo quien lo cantó con una explosión de alegría inusitada. A mí me costó por el surrealismo que rodeó al partido. A los puntos la Real merecerá la victoria, como dijo Lillo en la rueda de prensa, no lo dudo, pero la sensación que estaba dejando el partido era de tristeza, de desazón, de impotencia. Y con los resultados que se estaban dando en otros campos directamente era un canto fúnebre para la temporada y las opciones de ascender. El gol permite seguir con vida. Menos vida, pero vida al fin y al cabo.

La distancia con respecto al objetivo es la misma que hace dos horas, pero con un partido menos. La Real sigue teniendo la posibilidad de llegar a 75 puntos gracias a que ha roto una racha de dos meses sin ganar en Anoeta y suma de nuevo dos victorias consecutivas. Pero la sensación ha sido horrible. Y no sólo por el hecho de que todos los equipos que aspiran a subir ganen con facilidad sus partidos, incluso goleen, mientras que la Real sufre lo indecible para lograr triunfos. Lo cierto es que el equipo txuri urdin tiene hoy los mismos puntos que hace un año a estas alturas, pero el escenario es radicalmente distinto. El ascenso está muy lejos. Pero las matemáticas, la ingenuidad del soñador y el realismo absoluto obligan a pensar que todavía es posible. La siguiente estación, Salamanca. Si de allí no sale la Real con un recorte de puntos con respecto al tercero, será muy difícil seguir creyendo. Quedarían doce puntos en juego, y ocho de desventaja con tres equipos por adelantar. Pero hay que seguir. La camiseta obliga. Y debiera obligar hasta un punto en que la Real ofreciera algo más que hoy. Porque lo de hoy ha sido surrealista y un tanto triste.

viernes, mayo 15, 2009

PREVIA Real Sociedad - Albacete. "La Real, la hostia, la Real"

"La Real, la hostia, la Real". Eso lo importante ahora y no cualquier otra cosa. Desde el partido de esta jornada (sábado, 18.30 horas, Anoeta; Televisión Castilla-La Mancha) y hasta el 21 de junio, lo esencial es lo que el equipo haga sobre el césped. La frase inicial es de Lillo. Yo lo llevo diciendo más de dos años, los que llevamos inmersos en la espiral depresiva en la que te sume la cercanía de la Segunda División primero y su vivencia en primera persona después. Sólo por este camino se puede conseguir el difícil sueño de alcanzar los 75 puntos, cifra que hasta el día de hoy siempre ha dado el ascenso. Sólo por ese camino se puede acercar lo que hoy todavía es posible, volver a Primera, a lo probable. Porque es bastante improbable que este equipo esté en condiciones de meterse al final entre los tres primeros, de acuerdo. Pero ¿cuántas veces nos ha sorprendido el fútbol con situaciones que parecían imposibles? Hasta que no lo sea, "la Real, la hostia, la Real".

Para afrontar el primero de los seis partidos que le restan, Lillo vuelve a completar la convocatoria con un jugador del Sanse, toda vez que el filial ya ha completado su competición. El centrocampista Javi Ros se mete en la lista. Junto a él, 17 jugadores del primer equipo, todos los disponibles. Las lesiones de Díaz de Cerio, Elustondo y Sergio son ya conocidas y habituales a la hora de confeccionar el grupo que tiene que afrontar los partidos. Se unen a estas bajas Dramé (intrascedente puesto que tampoco cuenta para el técnico) y Aranburu, quienes también estuvieron ausentes hace una semana en Alicante. Durante la semana, Markel Bergara ha tenido molestias que le hicieron ser duda para este encuentro, aunque finalmente ha entrado en la convocatoria y, después de las alabanzas que le dedicó el técnico en su rueda de prensa semanal, lo más probable es que entre en el equipo.

Como siempre, es toda una quiniela adivinar los planes de Lillo. En su comparecencia, restó importancia a la elección de un sistema u otro. Parece probable, en todo caso, que de salida volverá a optar por un esquema de tres defensas tras haber utilizado cuatro en Alicante. Al haberse recuperado Markel, lo normal es que Diego Rivas esté junto a él en el centro del campo y en función del esquema escogido Gerardo completará el trivote o estará en el lateral derecho. Aunque no pasan por su mejor momento, los dos hombres de más calidad del equipo, Xabi Prieto y Marcos, apuntan a la titularidad, y delante estará Abreu, buscando su undécimo gol en 16 jornadas disputadas. Para la mediapunta se abren muchas opciones. El gol de Agirretxe en Alicante le da opciones. Necati parece tener menos. Otra alternativa sería colocar a Moha en una banda y meter a Xabi Prieto por dentro. Pero como siempre, todo esto es una incógnita cuya solución sólo la conoce Lillo.

La jornada, como las anteriores, obliga a ganar a la Real. Que los cinco primeros, como el conjunto txuri urdin, lograran tres puntos la pasada jornada hace un poco más difícil el objetivo. Los realistas deben ir paso a paso. Primero, ganar su partido. Eso será esencial en ésta, como en todas las jornadas que restan para el final. Y después, sólo después, echar un vistazo a otros partidos para ir recortando poco a poco esa abismal distancia de ocho puntos que ahora mismo mantiene el tercer clasificado con respecto a los nuestros. Después de cada jornada, trazaremos de nuevo la relación entre lo posible y lo probable. Así, ojalá, hasta el 21 de junio. Esta semana la mayoría de los candidatos al ascenso juega a la misma hora que la Real. Así lo hacen Hércules y Tenerife (se enfrentan en Alicante), Zaragoza y Rayo (reciben a dos equipos muy necesitados de puntos para evitar el descenso, el Celta y el Córdoba). Para el domingo queda el encuentro del Xerez, ante el Castellón.

La historia no es demasiado benévola con la Real en sus enfrentamientos como local ante el Albacete, aunque sí le da ventaja al equipo realista. En total, los castellanomanchegos han visitado San Sebastián en ocho ocasiones y han conseguido puntuar en la mitad, con tres victorias y un empate, todos ellos en Primera División. En casa se quedaron cuatro triunfos. También es cierto que el Albacete siempre será un rival de grato recuerdo por ser la víctima de la mayor goleada conseguida en los 16 años que la Real lleva compitiendo en Anoeta. En la temporada 95-96, y con Javier Irureta como entrenador, los realistas vencieron nada menos que 8-1 a un equipo que ya había descendido a Segunda División. Gica Craioveanu marcó aquel día su único hat trick en la Rea. El austriaco Pürk y Luis Pérez anotaron dos goles cada uno y Emery, el hoy entrenador del Valencia, remató la faena con su único tanto con el primer equipo txuri urdin.

En la pasada campaña se produjo el único precedente disputado en Segunda División. La Real consiguió ante el equipo castellanomanchego su segunda victoria como local. El equipo entrenado por Chris Coleman jugó un correcto partido, dominando casi por completo a un rival muy encerrado atrás, aunque sin generar demasiadas ocasiones de gol, un mal que acompaña a este equipo desde su regreso a la categoría de plata. Garitano adelantó a los donostiarras cuando faltaba algo más de media hora para finalizar el encuentro. Su gol, a la salida de un corner, demostró que las jugadas a balón parado tienen una importancia capital en Segunda División. Y a partir de ahí se complicaron algo las cosas, coincidiendo también con la entrada en el campo del ex realista Barkero. El Albacete se estiró en busca del empate y estuvo cerca de conseguirlo. Pero Asier Riesgo, de lo mejor de la Real en el comienzo de la temporada, mantuvo su portería a cero con seguridad. El equipo sumaba cuatro jornadas consecutivas sin perder. Ahí se quedaría la racha, puesto que el siguiente partido fue la visita al Numancia.

Si hay un encuentro de la presente temporada que la Real ha merecido ganar sin ningún género de dudas, es el que jugó en Albacete en la primera vuelta. Y, paradojas de la vida, lo perdió. Que el equipo txuri urdin, después de desplegar un fútbol magnífico y de que Marcos anotara un espléndido gol, saliera de allí sin puntos tuvo dos causas muy concretas. En primer lugar, los dos fallos garrafales que costaron los dos tantos del equipo local. El primero, en una falta que bota delante de Bravo sin que nadie la despeje y acaba dentro. El segundo, tras un mal despeje hacia atrás de Markel Bergara. El segundo factor que llevo a la Real hacia la victoria fue el arbitraje. El gol que apuntilló a la Real se produjo en el descuento. Lo anotó un jugador que tenía que haber sido expulsado previamente y que, para más inri, estaba en clarísimo fuera de juego. En la primera parte, un claro uno contra uno de Marcos que acabó en gol sí se anuló por posición antireglamentaria que no existía. Y el propio Marcos fue expulsado de forma surrealista. Fue una de las muchas masacres arbitrales que ha sufrido la Real esta temporada.

miércoles, mayo 13, 2009

Abreu, quédate

Me causa asombro que no sepamos ver lo que tenemos. Incluso cuando tenemos tan poco, como es el caso actual. Contamos con un delantero que lleva diez goles en quince partidos, trece de ellos como titular. Abreu vino cuando muchos no habrían querido venir y cuando otros mucho más queridos por la afición de la Real ya estaban preparando el camino de salida. A pesar de todo eso, Abreu ha escuchado reproches por su forma de jugar. Reproches, que no críticas constructivas. Ahora que parece que se pone en valor su valiosísima contribución al equipo, surgen las primeras informaciones sobre su futuro (normal que fuera sí aprecien lo que supone llegar a un equipo en las condiciones en las que está éste y marcar diez goles) y hay quien se ha atrevido a publicar que se marchará de la Real (lo que dijo en su desmentido el uruguayo debiera hacer pensar a muchos sobre el daño que se ha hecho a este club durante tanto tiempo con un tipo de periodismo rastrero, oportunista e interesado: "no creo que es la forma correcta de informar a la gente sin tener la versión oficial, que es la mía"). A veces parece que preferimos que lo bueno deje la Real para así flagelarnos a gusto.

Y también parece que no conocemos lo que tenemos. Abreu no es un jugador presionante, no participa tanto en el juego como otros delanteros que hemos visto recientemente en Anoeta, pero tiene cualidades indispensables para este equipo. Darko presionaba y jugaba, pero nadie lo quiso ver cuando dejó de meter goles. Un error. Llorente se dejaba la vida en el campo, pero no hubo quien se detuviera en ese detalle para pedir su continuidad en la Real. Otro error más. Abreu mete goles. Diez ya. Podría llevar ahora mismo 22 o 23 si hubiera venido en agosto. Si el equipo no hubiera padecido la masacre artbitral que todos conocemos, Abreu habría garantizado el ascenso. En su día, Mark González salvó a la Real, pero no se hizo el esfuerzo necesario para seguir contando con él. Después fue Savio quien se convirtió en ídolo de Anoeta y lloró por el descenso lo que muchos de casa no hicieron. Pero tampoco hubo esfuerzo para que siguiera. ¿Cómo iba a seguir si quien le trajo, Lotina, ya había huído por la puerta de atrás? Esa no es la Real que quiero. Yo quiero la que propugna Elustondo. En Primera, en Segunda o en Segunda B, pero que jugar en la Real sea algo importante y bonito. Ojalá el Consejo tome nota de lo que piensa Abreu y haga el máximo esfuerzo posible por retenerle.

Y sólo un detalle más, para que no se olvide. Abreu está en la Real por Lillo. Ya he expresado en más de una ocasión mi respaldo al técnico, por mucho que no comparta algunas de sus decisiones (ya se sabe, hay tantos entrenadores como aficionados...). También se habla (aunque nadie habla abierta y públicamente con entrecomillados que nos puedan ubicar de dónde proceden estas habladurías) de que Lillo no cuenta con el favor del Consejo para seguir un año más en Segunda si no se produce el ahora dificilísimo ascenso. Yo tengo claro que Lillo no ha podido dar en la Real todo lo que lleva dentro. Pensad las circunstancias en las que el entrenador ha tenido que trabajar. Llegó como tercer técnico de la temporada con once jornadas por delante, y sólo perdió una, en Vitoria, en una catástrofe que nada tuvo que ver con su labor y sí con el infortunio que azota a un equipo una vez cada muchísimos años. Este año empezó de fábula. Era su equipo y su idea. Y hasta cinco de sus jugadores titulares sufrieron lesiones de larga duración. A mí me gustaría que Lillo tuviera una temporada normal. Y que su delantero fuera el que ya tiene. Abreu, quédate.

domingo, mayo 10, 2009

ALICANTE 1 - REAL SOCIEDAD 2 El sueño sobrevive a duras penas

La Real logró en Alicante tres puntos que prolongan el sueño y la agonía. El sueño porque sigue vivo el objetivo de ganar los siete últimos partidos de Liga que aúpen al equipo hasta los 75 puntos. La agonía porque la victoria no ha servido para recortar nada a los equipos que le preceden en la tabla, los que luchan por lograr el ascenso a Primera. Pero lo segundo hace que lo primero se vea cada vez más complicado. El sueño sobrevive a duras penas. Hoy es uno de esos días en los que es difícil describir lo que uno siente. Se ha ganado, sí, pero aparentemente no ha servido para mucho en la larga y agónica carrera de 42 jornadas que es la Segunda División. Quedan 18 puntos en juego y la desventaja es de ocho, más los posibles averages que la Real no tiene demasiado a su favor. Hoy no ha habido casi nada destacable más allá de los nombres propios fundamentales y mínimos para lograr los res puntos: el del portero y el de los dos goleadores.

Lillo volvió a sorprender y a romper todos los pronósticos de la prensa. Optó por regresar al sistema de cuatro defensas, con Carlos Martínez y Castillo en los laterales. Labaka fue el central que se quedó en el banquillo. Con un centrocampista defensivo menos sobre el campo, el hombre sacrificado fue Gerardo (que tuvo minutos en la segunda parte sustituyendo a Carlos Martínez en la banda derecha). Completaron el once Diego Rivas y Markel en la contención, una línea de tres formada por Moha en la derecha, Xabi Prieto por el centro y Marcos en la izquierda, y Abreu en punta. Parece obvio, y así lo reconoció Lillo en la rueda de prensa, que al técnico realista le condicionó sobre todo el hecho de contar con ocho jugadores apercibidos de sanción. Tres se quedaron de salida en el banquillo, Labaka, Estrada y Necati, y dos de ellos probablemente por el cambio de sistema, ya que tanto el central como el delantero podrían haber tenido cabida en el 3-4-3 de las últimas semanas. Sólo Necati tuvo minutos al final.

Qué difícil es destacar algo de la Real en el día de hoy. Una nefasta primera parte, aprietos finales ante un equipo que ocupa puestos de descenso a Segunda B y el mismo fútbol de tantos otros días, es decir ninguno. Pero sí hay cosas positivas. Para empezar, es imprescindible seguir hablando bien de Abreu. El uruguayo ha tenido que escuchar bastantes críticas por su forma de jugar, por su aparente pasividad en el juego y en la presión, pero creo que ya nadie puede dudar sobre su importancia en este equipo. Hoy ha marcado su décimo gol (a pase de Moha, que estaba haciendo un mal partido). Es inevitable soltar un suspiro de tristeza si se piensa dónde podría estar la Real ahora si hubiera contado con él desde septiembre. Sus goles se echaron de menos en la primera vuelta. También hay que hablar bien de Bravo. Llevaba tiempo sin ser demasiado determinante y hoy ha salvado los tres puntos con dos o tres intervenciones de mérito con el 0-1 en el marcador. El chileno sigue siendo un seguro. Y de Agirretxe. Otros pocos minutos y otro gol más para su cuenta. El canterano ya lleva seis tantos en menos minutos de los que jugó Díaz de Cerio hasta su lesión (y se quedó en cuatro goles). Valorémoslo.

Hasta el minuto 41 de la primera parte no llegó la primera ocasión clara de la Real. La tuvo Ansotegi tras un barrullo que se formó en el área alicantina en un corner. Marcos, a los seis minutos de la segunda parte, realizó el primer disparo entre los tres palos. Y pocos instantes después Abreu adelantó a la Real. Después, la entrada de Gerardo reactivó la estrategia y se creó cierto peligro en una falta directa y en algún que otro corner. Así llegó el gol de Agirretxe. Gol que pareció sentenciar el encuentro. Ni siquiera el postrero gol del Alicante provocó demasiado sufrimiento. Lo que sucedió antes, en la primera parte, mejor ni contarlo. Después hubo más control, pero sin eliminar la sensación de que el partido fue malo. Sólo pasará a la Historia por la curiosidad estadística que supone ser el primer triunfo realista en el Rico Pérez de Alicante. Bien es verdad que delante no estaba el Hércules, no. Estaba un equipo que apenas arrastra seguidores a su estadio (la impresión fue parecida a la de jugar en el Sánchez Pizjuán ante el Sevilla Atlético), que pasa por momentos muy delicados en lo institucional y que, pese a ser un conjunto honesto, tiene su futuro en la Segunda B.

Todo eso no puede ocultar que el de la Real fue un partido muy malo. Es cierto que se hizo lo justo, lo que se pedía antes del encuentro. Se ganó, se sumaron los tres puntos que se necesitaban. Pero se astisbó cierta desidia sobre el césped. El calor, el terreno de juego, los resultados de los equipos que encabezan la tabla, las ocho horas de autocar, el tren del ascenso que se va poco a poco... Explicaciones (o excusas) habrá muchas, pero no pueden valer. Si los conjuntos que mandan no cejan en su espectacular ritmo, el ascenso a Primera será pronto imposible con la calculadora en la mano. Y la Real no se puede permitir el lujo de pasear con desgana su escudo por los campos de Segunda División. Aunque no haya nada en juego. La camiseta del centenario tiene dos estrellas que exigen. Son estrellas que los aficionados llevamos siempre con orgullo. Y los jugadores no pueden ser menos. Si lo son, no merecen esta camiseta. Y hoy ese partido se ha acercado peligrosamente a esa sensación en algunos minutos.

Lillo mantuvo el discurso sobre ls posibilidades de acabar entre los tres primeros. "Hoy podría haber ocurrido que el partido del Albacete no fuera importante", explicó. Y es verdad. No ganar hoy habría supuesto el fin. Cuando el árbitro señaló el comienzo del partido, la Real estaba a once puntos. Ahora sigue a ocho. "¿Y si les toca ahora perder a los demás? Que nosotros estemos lo más cerquita posible", aseguró. El técnico admitió que el equipo no estuvo agresivo cerca del área contraria, pero destacó la tranquilidad con la que ha jugado desde el minuto 20 de la primera parte hasta el gol de Abreu, y se mostró convencido de que en otro estadio, con un ambiente al menos de Segunda División, la percepción sería otra. Quizá. Pero el espectador acaba descontento porque, acabando ya su segundo año en la categoría de plata, ve cómo su equipo no termina de ser tan superior como se podía esperar en ciertos campos. Y el de hoy, con este rival, es uno de ellos. "No había dejación, había conciencia de jugar de una forma determinada", añadió Lillo.

La Real cerró la jornada sabiendo lo que habían hecho los demás equipos, que dejaron poco margen para la alegría txuri urdin. Si acaso, haber adelantado al Salamanca en la tabla. Pero los cinco primeros clasificados ganaron sus partidos, lo que impide recortar aunque sólo fuera un triste punto a la distancia que nos separa de los puestos que dan el billete a Primera. La oportunidad de la semana pasada, en la que sí pincharon los de arriba, no ha tenido continuidad, lo que dificulta aún más (si eso es posible) la empresa que tiene por delante el equipo txuri urdin. Lo cierto es que la Real sólo tenía y sigue teniendo una opción: ganar los siete partidos que le restaban a la Liga y esperar que los demás fallen. Lo único que se puede hacer es ganar, ganar y ganar hasta el 21 de junio. Ya serán los demás los que dicten si eso sirve para algo. Eran siete y llevamos uno. Quedan seis. La próxima estación, de nuevo en el temido Anoeta que tan pocas alegrías ha vivido en lo que llevamos de 2009, ante el Albacete. Serán otra vez tres puntos imprescindibles para que el imposible que perseguimos parezca un poco más posible.

sábado, mayo 09, 2009

PREVIA Alicante - Real Sociedad. Mientras hay vida...

Resistir hasta el final y llegar lo más lejos posible con opciones. Ese es el objetivo que se marca y obliga a la Real en las últimas siete jornadas de Liga, empezando con su viaje a Alicante (domingo, 18.00 horas, Rico Pérez, sin televisión). Teniendo ya escasas posibilidades reales de subir a Primera, tanto Lillo como los jugadores se agarran a las matemáticas. Para que éstas les den la razón, hay que rezar para que tres equipos no lleguen a 75 puntos e igualar la mejor racha de victorias consecutivas de la casi centenaria Historia del club. En otras palabras, ganarlo todo de aquí al final y que hasta cuatro equipos pinchen. La primera estación es más incómoda de lo que indica la clasificación, porque la Real no fue capaz de ganar en los estadios de los otros tres equipos que ocupan, como el Alicante, puestos de descenso a Segunda B. A por los 21 puntos que restan, pero empezando por los tres primeros. Y luego ya veremos. Pero mientras hay vida, ya se sabe, hay esperanza.

Para este partido, Lillo tiene que hace de nuevo malabares para componer el once inicial. Los 17 jugadores disponibles del primer equipo son los que han viajado en autocar hasta Alicante. Incluso la posibilidad de llevar alguno del Sanse, que el técnico descarta por ahora, se ha topado con el contratiempo de la lesión del central Esnaola. A las bajas ya conocidas de Iñigo Díaz de Cerio, Elustondo (que, dicen, está ya por fin en la recta final de su recuperación y podría jugar algunos partidos antes de que acabe la temporada) y Sergio, se unen Dramé (lo que no tiene trascendencia alguna) y Aranburu. Su fractura de peroné es probable que le impida jugar ya hasta la campaña próxima. Gerardo también vuelve a una convocatoria después de los problemas gástricos de última hora que le apartaron de la lista y probablemente del once que se enfrentó al Celta.

Con lo que tiene, Lillo no dispone de demasiado margen de maniobra. La lesión y el primer gol, por fin, de Necati, le puede abrir las puertas de la titularidad al turco por detrás de Abreu, punta indiscutible gracias a sus nueve goles en trece partidos. Atrás, Bravo es intocable y es posible que Lillo siga insistiendo en su defensa de tres, los tres centrales del equipo. Por delante, regresarían Gerardo y Markel junto a Diego Rivas y Xabi Prieto y Marcos completarían el once. Pese a todas las bajas, pese a no contar con cuatro titulares, es un once de plenas garantías. Sólo falta que esos jugadores demuestren realmente que son importantes para este equipo. El técnico, eso sí, ya ha dicho que tanto la baja de Aranburu como los ocho jugadores apercibidos de sanción (Ansotegi, Labaka, Necati, Prieto, Marcos, Estrada, Markel y Mikel González) condicionarán el once. Eso podría llevarle a recuperar una defensa de cuatro para no sacar a uno de los tres centrales o incluso dar entrada a Moha por Marcos o por Necati, si es que el turco se ha ganado el puesto en el once durante la semana para Lillo.

El tropiezo de hace siete días, en casa y ante un Celta que jugó 20 minutos con nueve jugadores, obliga a hacer historia si quiere subir a Primera el próximo 21 de junio. La mejor racha de victorias consecutivas de la Real en su casi centenaria trayectoria le llevó a sumar siete triunfos seguidos. Ha encadenado una racha así en tres ocasiones, y las tres en Segunda División (en la temporada 42-43 y en dos ocasiones en la 66-67, la del último ascenso hasta la fecha, en un final de temporada sencillamente brutal y demoledor). La empresa que afrontan Lillo y los suyos no es nada fácil: en siete jornadas hay que superar a cuatro equipos en la tabla y remontar una distancia de ocho puntos que pueden ser nueve según los averages que entren en juego. Pero las grandes gestas son grandes precisamente porque están al alcance de pocos. Ganar en Alicante prolongará la posibilidad de que esta gesta sea posible. Cuando la Real salte al campo, ya sabrá lo que han hecho cinco de los seis rivales que le preceden en la tabla.

Aunque parezca una utopía, 75 puntos pueden ser suficientes para subir, pero eso obliga a un equipo que sólo ha ganado dos partidos seguidos una vez en toda la temporada (la racha se prolongó hasta los cuatro) a llegar ahora hasta los siete triunfos seguidos. Y, además, la Real se enfrenta a otro gafe que ha padecido durante la temporada. Los cuatro equipos que ocupan los puestos de descenso en estos momentos (Sevilla Atlético, Eibar, Alicante y Alavés) le han puesto en serios apuros en todos los encuentros que han jugado. Sólo se venció por la mínima en dos de esos partidos, ambos como local en Anoeta, y entre los cuatro equipos le han quitado doce puntos a la Real. Va siendo hora de que el conjunto txuri urdin demuestre la diferencia que se supone con los conjuntos de la parte baja de la tabla.

Real Sociedad y Alicante sólo se habían cruzado en la misma División en la temporada 41-42, y fue en Primera. Los alicantinos se llevaron el triunfo con un claro 3-1. El Rico Pérez, en todo caso, es un campo que el equipo txuri urdin conoce sobradamente por sus enfrentamientos con el Hércules, y por eso sabe que no se le da bien. Lillo recordó que las condiciones del campo fueron un factor que colaboró en que la Real no jugara bien y, al final, no lograra la victoria (eso, y el árbitro, que pitó un inexistente penalti a Rivas y ordenó la repetición del lanzamiento también de forma injusta tras pararlo Bravo; no obstante, el Hércules fue superior a la Real). De hecho, los realistas jamás han ganado en este estadio alicantino, que han visitado en 19 ocasiones y del que sólo han conseguido traerse ocho empates.

En el partido de la primera vuelta ante el Alicante, la Real consiguió sumar los tres puntos con muchísimo esfuerzo con un único gol anotado por Aranburu ya en la segunda mitad, de cabeza, entrando desde atrás y a pase de Xabi Prieto. El árbitro colaboró en el sufrimiento al escamotear al equipo txuri urdin dos claros penaltis cometidos por defensas del Alicante y anular un gol legal de Necati (hubiera sido su segundo si le hubieran concedido el otro tanto que le invalidaron, ante el Castellón). Pero el conjunto visitante tuvo un par de postreras ocasiones que estuvieron a punto de dar al traste con todo el trabajo de la Real y revalorizaron la presencia de Bravo en la portería txuri urdin. Al final, tres puntos de oro que encarrilaban de nuevo el camino de la Real en busca del ascenso.

miércoles, mayo 06, 2009

Trenes que pasan y trenes que descarrilan

La cosa va de trenes en las últimas semanas. Entre que si la Real ha perdido o no esta temporada el tren que le llevará antes o después a Primera y el tren que a Castillo le pasa sólo una vez en la vida para jugar en la máxima categoría, parece que no hay otra cosa. Y las hay, ya lo creo que las hay. Tendríamos que hablar largo y tendido de la actuación de este Consejo de Administración, del presente y el futuro de la cantera, del descenso del Sanse a Tercera, de la actuación de los jugadores y técnicos del primer equipo durante la temporada, del uso de Zubieta, de los actos del centenario. De muchas cosas. Pero, ingenuo de mí, yo soy de los que piensa, ahora y siempre, que lo esencial es devolver a la Real a Primera División. Yo de lo demás hablaré cuando ese ascenso sea del todo imposible. Hoy todavía no lo es. Está casi imposible, claro. Estoy a punto de arrojar la toalla, sí. Pero sigue habiendo opciones porque la Real aún puede llegar a 75 puntos y eso puede dar el ascenso. En eso pongo toda mi fe y mi esfuerzo.

Pero a pesar de que me gustaría aparcarlo todo hasta que la Real deje de tener vida en esta temporada 2008-2009, no puedo evitar hablar del tren de Castillo y compararlo con la actitud de Elustondo. Los dos hablaron ayer en rueda de prensa. El primero para decir que se quiere ir de la Real a toda costa, que si el club quiere cobrar dinero por él entonces se irá al extranjero (¿porque también el tren le para allí o simplemente por no dejar dinero alguno en el club...?; me cuesta no ser malpensado). El segundo, en cambio, dijo que "la ilusión de un jugador de aquí es jugar aquí, aunque sea en Segunda. Yo quiero seguir en la Real, en Segunda, Segunda B o donde sea. Mi único deseo es contribuir a que el equipo suba a Primera División". Y, claro, como tengo el corazón txuri urdin, me acuerdo de aquella pancarta que aparecía en las fotos de los realistas que nos fuimos hace dos años a Valencia para ver a nuestro equipo bajar a Segunda División: "En Primera o en Preferente, de la Real hasta la muerte".

Es un alivio saber que hay jugadores que piensan igual. En estos tiempos en que cualquiera (incido en lo de cualquiera) se cree con derecho a pisotear lo que significa para tanta gente un equipo centenario, con dos títulos de Liga, uno de Copa y uno de Supercopa en su historial, es muy bueno escuchar a quien sí valora lo que es la Real. Aranburu, Ansotegi y Elustondo son ejemplos de jugadores de casa que se merecen todos los cuidados. A veces no les saldrán las cosas bien sobre el césped, porque son humanos, pero quieren con locura a este equipo, lo sienten como propio y lo demuestran con sus actos (renovando en Segunda y en pleno proceso concursal) y con sus palabras (en contraposición a quienes se vanaglorian día sí y día también de querer irse de este equipo a toda costa).

Cada día que pasa, cada declaración nueva que les escucho, mi enfado con Iñigo Díaz de Cerio y Xabier Castillo va creciendo. ¿Queréis marcharos de la Real? Hacedlo, estáis en vuestro derecho. Pero no nos toméis el pelo. Ni Ley Concursal, ni inestabilidad, ni trenes que sólo pasan una vez en la vida. Idos. Pero hacedlo de cara. Las cuentas no me salen cuando Castillo dice que decidió que su camino estaba fuera de la Real hace tres o cuatro semanas. ¿Después del empate en Ipurúa? ¿Pensaba entonces que estaba ya muy difícil que la Real volviera a Primera o es que ese tren le venía mal? ¿Ese es el ánimo, independientemente de que jugara o no, con el que encaró el partido en casa ante el Tenerife, la visita a Huesca o el encuentro ante el Celta de hace cuatro días? La dolorosa conclusión que yo saco es que no sé por qué tendría que jugar un minuto más en la Real, ya que antepone su futuro personal a nuestro presente colectivo cuando quedaban tres meses de competición. Y si la escasez de efectivos era el problema, poder contar ya con los jugadores del Sanse, que no tienen nada en juego, es la mejor solución.

Con que se quede Elustondo y los jugadores que piensan como él, a mí me vale. Esos son los canteranos que hay que cuidar, los que valen la pena, los que justifican la inversión económica y humana que se hace para que lleguen a dar el salto al primer equipo. Lo triste es que es muy difícil saber quién va a respetar el legado de la Real y quien va a pasar olímpicamente del cariño de una afición. Ese es el dificilísimo trabajo que tienen los técnicos de Zubieta. Pero lo mismo algunos trenes descarrilan. Lo mismo cuando se vayan se dan cuenta de que en Sevilla menosprecian a sus jugadores por luchar por el descenso, que en Madrid les hacen un ambiente irrespirable en su propio campo por no llegar a la Champions. La afición de la Real siempre anteponía su cariño al equipo y los jugadores a todo lo demás. Fuera no siempre es así. Suerte con vuestros trenes.

sábado, mayo 02, 2009

REAL SOCIEDAD 2 - CELTA 2 El drama cerca cada vez más a la Real

Hasta ahora hemos vivido angustia, nervios y sufrimiento en esta segunda temporada de la Real en Segunda, más o menos como habíamos vivido en la primera. Pero lo que cerca ya a la Real es el drama, un drama que hace un año en realidad sólo conocimos en Vitoria. Ahora cada partido es una aventura en la que uno no sabe muy bien qué esperarse, y lo más rocambolesco que pueda suceder sobre un campo de fútbol siempre le sucede a este equipo. Sus partidos no son sólo partidos, son experiencias, son dramas imposibles de explicar. A favor alguna vez, la mayoría en contra. La Real es un drama en demasiados aspectos, y así el sueño de subir a Primera División es más una quimera que otra cosa, porque mucho que se quiera (que yo quiera) seguir soñando. Le sigue afectando muchos males y los dones que atesora no acaban de plasmar todo el potencial que tienen. Para colmo, las lesiones y las sanciones cercan a este equipo. Otro drama más. Uno de los muchos que vive día tras día la Real. Eso es lo que nos tiene en esta tristístima situación, en Segunda y casi sin jugadores para afrontar lo que queda la temporada e incluso la próxima. Un drama. Cada vez más intenso.

Los males de la Real empezaron antes incluso de que empezara el partido. Gerardo no pudo ni siquiera vestirse de corto por culpa de una gastroenteritis. Eso dejó a Lillo una convocatoria de 16 jugadores. Si ya son pocas las posibilidades de la Real, se merman antes incluso de competir. Un drama. Los planes del técnico en cuanto al once, en todo caso, no parecieron cambiar demasiado y el equipo se acercó mucho al previsto. Tres atrás, los tres centrales de la plantilla, con Rivas por delante, Moha por la izquierda y Estrada por la derecha, con Aranburu de mediapunta y la tripleta atacante prevista: Xabi Prieto, Marcos y Abreu. Pero casi nada sale como debiera. Sigo creyendo que este equipo tiene mucho más fútbol que el que demuestra, pero hoy se ha empeñado en quitarme la razón con una primera parte absolutamente desastrosa, deleznable e impropia de jugadores de cierta categoría como se supone que son estos y de la ambición que se debe tener en un campo como Anoeta. Cuando la Real juega bien, como hace dos semanas ante el Tenerife, llega 0-0 al descanso. Cuando juega mal, rematadamente mal como hoy, se pone 0-2. Es para mirarlo.

El primer gol, aunque culmina ocho minutos de empanada txuri urdin y premia la presión del Celta en ataque, es un fallo en cadena. Dinei se aproxima a la frontal del área sin demasiada oposición y conecta un tiro con el que Bravo podía haber hecho algo más que sacarlo de la red tras el tanto. El segundo gol es difícil de explicar. Ansotegi comete un penalti infantil, impropio de la espléndida temporada que estaba realizando. Es un tópico, pero su cara tras cometerlo lo decía todo. Clarísimo. ¿Lo podemos parar? No. Bravo se tira a su izquierda y el balón va a su derecha. Continúa la maldición de los penaltis, no hay forma de detener una pena máxima. A eso la Real ha opuesto tres claras ocasiones, dos de Abreu (una a pase de Xabi Prieto, el único balón decente que tocó el canterano; la otra gracias a una espléndida arrancada de Aranburu) y otra de Ansotegi, ésta a balón parado. Pero por fútbol, nada. Porque todo falló.

Ni en el centro del campo se formaban superioridades que permitieran sacar el balón jugado ni en ataque se creaban ocasiones a pesar de tener jugadores en banda que pudieran crear un dos para uno. Nombre a nombre, hoy ha vuelto a confirmarse algún que otro detalle. Estrada ha vuelto a pasar sin pena ni gloria, no tiene influencia alguna en el juego. Moha es muy voluntarioso, pero no consigue marcar diferencias. Marcos tiene una calidad muy aprovechable, pero que cuando no tiene el día, no tiene el día. Y Xabi Prieto, pese a tener más clase que todos los demás jugadores de la Segunda División y haber dado bastante al equipo esta temporada, no es el líder que tendría que ser por clase, categoría y galones.

Sin apenas crear peligro, sin que viéramos mucho a Bravo, el Celta se fue al descanso nada menos que con dos goles de ventaja. Así comenzó a acentuarse el drama. Primero porque la Real no ha ganado este año en Anoeta si el rival ha marcado al menos un gol. Y después porque los gallegos ya habían logrado ese mismo marcador esta temporada en cuatro ocasiones al finalizar los primeros 45 minutos y no habían conseguido ganar ninguno de esos partidos. ¿Sería en Anoeta el primero? La pitada con la que el público despidió a la Real así lo presagiaba. Porque la reacción del respetable era clara: la temporada estaba acabada con la derrota. No sumar hoy permitía hacer las maletas, conocer el famoso plan de viabilidad para penar un tercer año en Segunda y empezar a despedir a los jugadores que van a abandonar el barco. Lo más triste que deja este partido, y eso que hay muchísimos motivos hoy para la tristeza, es que esos pitidos, los primeros verdaderamente serios de la temporada, no parecieron provocar reacción alguna en los jugadores. El comienzo de la segunda parte, con los mismos jugadores, no cambió nada.

Hasta que el drama se prolongo y, esta vez, siquiera por un efímero momento, los hados beneficiaron a la Real. Eso y no otra cosa fue lo que devolvió un soplo de vida al equipo txuri urdin. Penalti y expulsión. En una jugada, puntual y nada que ver con el fútbol de la Real, y tan dudosa que las repeticiones televisivas no llegan a aclarar, el árbitro entendió que Peña sacaba el balón con el brazo, antes de que llegara a los pies de un Abreu que parecía estar en fuera de juego y que después marcó. Pero no había gol, había penalti. El uruguayo, que había fallado el anterior, se atrevió. Y lo marco. Quedaba media hora y la Real en superioridad. Llega otro drama más: la superioridad a la Real no le suele servir de nada. Hoy, ni ocasiones, ni llegadas claras al área, ni nada de nada durante muchos minutos. Durante demasiados minutos. Como la primera parte. La Real desperdicia demasiado tiempo en cada partido. Demasiada parsimonia, demasiada impotencia, demasiadas dudas. Demasiado drama en definitiva.

Pero quedaba más. El Celta se queda con nueve. Con nueve. Y contra nueve, la Real fue capaz, ya sí, de empatar el partido. Y lo hizo con otra situación que sólo se puede entender como dramática. Necati marcó su primer gol con la Real. El primero. En la jornada 35. Mira que nos hemos pasado tiempo diciendo que bien valdría que el turco sólo marcara un gol si éste podía suponer el ascenso. Pero no. Su gol llegó un día en el que la Real no ganó contra nueve jugadores. El día que se le fueron a este equipo dos puntos que muchos van a ver como la puñalada definitiva a las aspiraciones de volver a Primera. Con todo esto, y aunque parezca mentira, quedaba mucho más por ver. Aranburu se lesionó. Y de gravedad. Se teme una fractura de peroné. Si la Real ya tiene pocos jugadores, si pocos van a tener los arrestos de quedarse en este equipo la próxima temporada, contemos uno menos para un largo tiempo.

El dolor que produce todo esto es más intenso cuando uno mira los resultados en otros campos. El Rayo Vallecano fue goleado en su casa, y siendo su segundo traspiés consecutivo, podía haber dejado a la Real dependiendo de sí misma ya para adelantar a los vallenos. Tenerife y Zaragoza empataron. De haber ganado la Real, el ascenso se habría puesto hoy a seis puntos. Hoy la Real no ha estado a la altura. Nadie. Esto, lo visto hoy en Anoeta, no puede ser suficiente si el objetivo es tan ambicioso como ganar ocho partidos consecutivos, remontar ocho puntos en otras tantas jornadas y adelantar a cuatro equipos en busca de la tercera plaza. Es insuficiente, doloroso y dramático. Y así el ascenso es imposible. Pero la Historia, el escudo y la camiseta obligan. Sois la Real. Somos la Real. Valga o no para algo, hay que ir a ganar a Alicante. Y después ya miraremos la clasificación. Que ahora las lágrimas no me permiten verla con claridad.

viernes, mayo 01, 2009

PREVIA Real Sociedad - Celta. A hablar de lo que importa

Lo que importa está sobre el césped (sábado, 18.30 horas, Anoeta; ETB-1, TVG). Y la Real, una semana más, se ve en la necesidad de demostrarlo. No ya sólo para abandonar la perenne espiral extradeportiva en la que vive inmerso este club desde hace ya demasiado tiempo, la que nos aleja constantemente de lo que sucede en el terreno de juego, sino porque es imprescindible ganar para seguir soñando con el ascenso. Quedan ocho partidos y ocho son las victorias a las que tienen que aspirar los de Lillo. En una semana de debate sobre la cantera, su futuro y su pasado, sus protagonistas y el papel que debe jugar en esta Real en Segunda y en proceso concursal, bueno sería lograr un triunfo en uno de los pocos partidos que suenan a épocas pasadas y mucho más bonitas que la actual. Los tres puntos podrían colocar a la Real a cinco puntos de los puestos de ascenso. Y así el debate podría ser otro. El que importa por encima de todo.

Como la semana pasada, la Real sólo tendrá 17 jugadores disponibles. Lillo no recupera para esta ocasión a ninguno de los jugadores lesionados, y aunque el técnico no quiera quejarse por ello (lo cual le honra y pone en valor a los efectivos con los que sí puede contar), lo cierto es que la merma que le ha hecho a este equipo este aspecto de la competición es muy importante. A los jugadores que copan la enfermería hay que sumar a Markel Bergara, sancionado con un partido por su más que rigurosa expulsión de la semana pasada en Huesca. A cambio, vuelve Carlos Martínez después de cumplir ciclo de tarjetas amarillas, una amenaza muy seria para las próximas jornadas puesto que son muchos los realistas apercibidos de sanción. El técnico no quiere tirar del Sanse hasta que el filial acabe su competición. Faltan dos jornadas en Segunda B y la Real está a tres puntos de la salvación. Su descenso a Tercera sería otra dolorosa pica en esta hasta ahora muy triste temporada.

Como casi siempre, acertar el once de Lillo es una tarea arriesgada. Da la impresión de que el técnico no va a variar mucho los planes de las últimas jornadas y que seguirá utilizando su esquema de tres defensas. Bravo es seguro en la portería y lo más probable es que por delante de él se sitúe la habitual línea de tres centrales, Ansotegi en el centro, Labaka en la derecha y Carlos Martínez en la izquierda. La baja de Markel obligará a Lillo a mover ficha en el centro del campo. Diego Rivas estará en el centro, y lo más probable es que con él formen Gerardo, Aranburu y Moha. Por delante, lo más normal es que se repita la apuesta por Marcos, Xabi Prieto y Abreu, los tres jugadores más desequilibrantes de este Real incluso con su irregularidad. El charrúa acumula ocho goles en trece partidos. Sólo podemos soñar con dónde podría estar la Real si hubiera llegado en septiembre y no en enero. O si Necati hubiera marcado los goles que se esperaban de él.

La jornada puede ser muy importante para la Real en caso de ganar en Anoeta. El triunfo parece la opción más factible si tenemos en cuenta que el equipo donostiarra viene de dos empates consecutivos como local, racha que debe romper para hacer valer la importancia de jugar como local, y que el Celta no gana como visitante desde el 10 de enero, lo que le ha metido en problemas y en la lucha por la salvación. Pero esto es fútbol. Y lo que es peor, esto es la Segunda División. De sumar tres puntos, la Real se pondría con 56 y el ascenso podría quedarse a cinco puntos de distancia. Para ello, el Tenerife tendría que ganar al Zaragoza en el único duelo directo entre aspirantes de esta jornada y ni Hércules (juega en casa ante el Nastic) ni Rayo (en Vallecas ante el Albacete) podrían sumar más de un punto. Difícil pero no imposible. Porque esto es la Segunda División, insisto. Quizá lo más probable, siempre en caso de victoria txuri urdin, sea que el ascenso se coloque a siete puntos, lo que supondría recortar un punto por segunda semana consecutiva. ¿Un ritmo suficiente? El tiempo lo dirá.

Real Sociedad y Celta se han enfrentado en San Sebastián en 47 ocasiones, y el balance es bastante favorable al equipo txuri urdin, que acumula 29 victorias y tan solo cinco derrotas. Los trece partidos restantes acabaron en empate. Eso sí, el gallego ha sido un conjunto muy incómodo para los realistas en los últimos tiempos, que sólo han podido derrotarlo en dos ocasiones de los últimos nueve enfrentamientos: en la temporada del subcampeonato y en la del descenso, en un partido que dio vida a la Real a tres jornadas del final pero que finalmente no sirvió para conseguir la permanencia. De hecho, ambos equipos descendieron de la mano. Las mayores goleadas logradas por la Real son el 7-3 de la temporada 52-53 y el 5-0 de la 54-55. En Segunda División, estos dos equipos se han cruzado en siete ocasiones y el balance es todavía más favorable al conjunto realista que en el cómputo global: cinco victorias, un empate y otra derrota, que tuvo lugar en la campaña 64-65.

El enfrentamiento de la pasada temporada fue un fiel reflejo del sufrimiento de la Real en estas dos campañas en Segunda. En el primer minuto de juego, Larrea se interna en el área y el árbitro señala un inexistente penalti de Pinto, que además es expulsado. Cuando más fácil parecen ponerse las cosas para este equipo, mayor es el calvario. Gerardo, que ya había metido tres penas máximas, lo falla. A pesar de mostrar un juego espesísimo, los de Chris Coleman se adelantan. Es el único gol que Víctor López marcó con la camiseta de la Real, al remate de un corner. Pero el Celta, con diez jugarores y ante la pasividad de la defensa realista, marca el empate en un contragolpe a la media hora de juego. Después, poco más. Mucha frustración realista y dos puntos que se quedaron en el camino. La Real sumaba tres empates consecutivos y cinco jornadas sin ganar, aunque quedaba todavía mucha Liga por delante. Para seguir sufriendo, claro.

La Real ya ha jugado esta temporada en Balaídos en dos ocasiones. Primero llegó la eliminatoria de Copa. Tras eliminar al Zaragoza, la Real se dio un gran batacazo en Vigo. Fue ampliamente superada por los celtiñas y el 2-0 final fue un justo resultado que borraba de un plumazo la ilusión con la que comenzó la temporada y la propia competición copera. Que se recuerde el partido como uno de los dos que ha jugado Dramé en la Real es indicativo de la pobreza de lo que allí expuso el conjunto de Lillo. En Liga, en cambio, el panorama fue bien distinto. Una Real muy seria sacó un punto de Balaídos, a pesar de encontrarse en un momento muy delicado de la temporada y en el día en que Xabi Prieto volvía después de su lesión. El Celta tuvo más balón, pero las ocasiones más claras del partido fueron para Marcos y Estrada. Nadie marcó y el resultado final fue el 0-0 inicial. Pudieron ser tres puntos, pero el empate le servía a la Real para encadenar una racha de cinco partidos sin conocer la derrota.