miércoles, junio 03, 2009

REAL SOCIEDAD 0 - CÓRDOBA 2. Sueños imposibles

Soñar, un año más, ha sido imposible para la Real y para todos los que tenemos el corazón txuri urdin. Ya son muchos años de sufrimiento, en el que la imaginación queda rota, antes o después, por lo que se ve sobre el campo (y en los despachos, que de eso habrá que hablar largo y tendido en otros momentos...). La derrota ante el Córdoba fue una rendición en toda regla, sin bandera blanca, ni siquiera blanquiazul. Delante no tenía a un gran equipo, pero los cordobeses han encontrado en Anoeta un talismán. El año pasado salvaron ahí la categoría. Este año han dado un paso de gigante para tener que realizar una tercera visita al estadio donostiarra. Y la Real, en ambos partidos, el de la temporada pasada y el de la actual, dispuso sobre el campo un ejercicio de impotencia, de tristeza y de languidez que difícilmente puede encontrar correspondencia en los valores que siempre ha representado el escudo y la camiseta que llevaron los catorce jugadores que saltaron al campo y los menos de 14.000 valientes que, a pesar de los pesares, estuvieron sentados en la grada de Anoeta.

La Real perdió con absoluta justicia. Su mejor jugador, de largo, fue el portero Zubikarai, que salvó cuatro goles de los cordobeses, dos en el tramo inicial de la primera parte y otros dos en ¡el primer minuto! de la reanudación. Eñaut es, probablemente, la mejor noticia que ha dejado esta segunda temporada en la división de plata y un cimiento perfecto sobre el que construir la Real de la próxima, la que tendrá de nuevo como objetivo el ascenso a Primera. Lillo no sorprendió demasiado con el resto de su once titular, la defensa prevista, el debut del canterano Ros en Anoeta y Abreu secundado por Agirretxe, Prieto y Moha por detrás. Desde el principio se vio que el equipo txuri urdin no consideraba el partido como algo trascendental, habida cuenta de las victorias de los tres de arriba en la tarde del sábado. En la segunda parte, se acentuó esa sensación y no es exagerado decir que la Real se borró del partido. Cada cual sabrá las causas, pero la entrega vista en Anoeta no tuvo nada que ver con la mostrada en el Helmántico de Salamanca sólo ocho días antes.

Lo que está claro es que si el portero del equipo local es el mejor, es que algo falla. Y eso ha sido una constante de toda la temporada. Anoeta se ha acostumbrado a que los equipos visitantes sepan de la categoría de quien defiende su meta, sea un Bravo que apunta al Zamora de Segunda o un Zubikarai que casi sin querer se ha convertido en el nuevo ídolo de la parroquia realista. Pero lo contrario no sucede casi nunca. Demasiados porteros visitantes se han marchado del estadio donostiarra sin que sepamos si eran buenos o malos, si estaban metidos en el partido o nerviosos, si tenían reflejos, colocación o ninguna de las dos cosas. Eso le sucedió a Raúl Navas. La Real no le disparó ni una sola vez entre los tres palos, y eso duele ante un portero sobre el que además hay sospechas de que contribuyó decisivamente, y con artes poco deportivas, a que este equipo tuviera que disputar una segunda temporada en este purgatorio futbolístico. Anoeta se acordó de eso un par de veces, pero le dedicó poca atención.
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La Real no hizo nada para ganar el partido y Zubikarai hizo mucho para que el 0-0 fuera el resultado final, pero las jugadas a balón parado, como sucedió en Vitoria, volvieron a suponer la tumba de este equipo. Primero una imparable falta directa y después un remate de corner (marcas muy flojas, producto de la escasa tensión que ya tenía la Real sobre el campo) sentenciaron el partido cuando más parecía que si el Córdoba apretaba se iba a llevar los tres puntos. Y es que los andaluces, con todas sus limitaciones, sí salieron al césped de Anoeta pensando que la victoria era importante. Al margen de Zubikarai (casi 600 minutos imbatido hasta el primer gol del Córdoba, una gran marca), sólo cabe destacar algún que otro detalle de Xabi Prieto y la entrega de Ros. Un chaval de 18 años enseñó a todos sus compañeros, aparte de aplomo, colocación y técnica, que se puede y se debe tirar desde fuera del área. Todo un descubrimiento para esta Real. Y qué diferencia con lo que ha ofrecido Markel Bergara durante toda la temporada.
La derrota pareció garantizada desde que el Córdoba se adelantó en el marcador, y gracias a una muy poco presentable segunda parte de la Real. Los cambios de Lillo no reactivaron demasiado al equipo. Marcos, desafortunadísimo pero activo, sustituyó a un Moha que no parece dar mucho más de sí. Carlos Martínez entró por un tocado Ansotegi y el segundo gol del Córdoba llevó al técnico a un tercer cambio algo alocado pero consecuencia de no tener mucho más en el banquillo, Necati por Labaka. Carlos Martínez acabó como único central en una defensa de tres y el turco, con la misma voluntariedad de siempre, ni siquiera anduvo cerca del gol. Y con este panorama, Anoeta se cansó. No es que se produjeran grandes altercados, porque nunca los ha habido ni en las peores situaciones. Pero la pasividad de Abreu (que sin goles parece verse mucho más) o la ausencia total de un Castillo que no tendría que jugar más con esta camiseta provocaron algunas pitadas. Y algún que otro grito contra el Consejo, aunque algunos prefieran hacer oídos sordos.
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Al final, fue Lillo quien se llevó la pitada. Y lo hizo en un nuevo gesto de profesionalidad y de saber cuál es su sitio. Él es el máximo responsable de la plantilla y no se ha escondido nunca. Permanecer sobre el campo para saludar a todos y cada uno de sus jugadores y salir el último para que el agotamiento emocional de la grada se volcara sobre él, son detalles que otros muchos entrenadores no tendrían o no han tenido en su paso por San Sebastián. La Real siempre ha andado lejos del ascenso, pero nunca lo suficientemente lejos como para no pensar que era posible. Pero sobre el campo siempre ha parecido faltar algo. El partido ante el Córdoba fue la triste constatación de que falta cierto espíritu. Anoeta no es un campo caliente, pero siempre ha estado deseoso de aplaudir cualquier detalle de los suyos. Y el domingo, en el problablemente peor partido de la temporada por todo lo que supone, volvió a verse. Hubo aplausos. Hasta el 0-2. Ahí murió definitivamente la ilusión en la temporada 2008-2009.

La campaña ha acabado para la Real antes de lo esperado y antes que en la mayoría de años precedentes (la supervivencia en Primera se lograba habitualmente en la penúltima jornada, el título de Liga se escapó en la última, y fue también al final cuando se certificaron tanto el descenso a Segunda como el no ascenso de la pasada temporada), pero quedan tres jornadas. Si el día en el que se acabó todo la actuación fue tan triste como ésta, miedo da pensar lo que puede ofrecer en lo que queda de campeonato. O quizá nos encontremos con algo de ilusión. Quizá Ros encuentre compañía en su intento de que la Real quede lo más alto posible en la clasificación. Quizá Zubikarai nos deje otras grandes paradas con las que aplaudirle. Quizá alguien se dé cuenta de que marcarle tres goles a Cobeño en Vallecas asegura el trofeo Zamora para Claudio Bravo. Quizá veamos algo de la Real que queremos en estas tres jornadas. Quizá.

2 comentarios:

cityground dijo...

El rendimiento de la Real en Anoeta ha sido lamentable toda la temporada, nulos en ataque y con una falta de ideas penosa, 19 goles a favor en 20 partidos es una marca ridícula para la Real en 2ª, solo el Sevilla At. y Alicante han metido menos goles lo que lo dice todo.

Lillo no ha sabido encontrar la tecla para los partidos de local cosa que si ha logrado jugando de visitante donde hemos sido un equipo serio y competitivo.

Estoy muy decepcionado con la temporada de la Real, es verdad que las lesiones y los arbitrajes nos han perjudicado, pero no nos engañemos que estamos a 11 puntos del 3º y eso es una diferencia abismal para justificarla por esos motivos.

Creo que deberían dar minutos a los chavales del Sanse para que se vayan fogueando en Segunda.

Ya veremos que pasa la temporada próxima que sera muy dura, pero tengo la corazonada que a la tercera va la vencida y en el centenario celebraremos el ascenso, los realistas no debemos perder nunca la ilusión.

¡GORA REAL!

Juan Rodríguez Millán dijo...

Cityground, yo estoy decepcionado sólo a medias, creo de verdad que lo que ha rodeado a esta temporada ha influído demasiado. Ojalá que esa corazonada sea la buena, ahí estaremos para apoyarla (y para contarlo, claro).