domingo, diciembre 26, 2010

GRANDES GOLES: CRAIOVEANU (Real Sociedad 5 - Compostela 1, 97-98)

Hace algunas semanas, en una charla en la web de Marca, le preguntaron al rumano Gica Craioveanu por los goles que mejor recordaba de su etapa en la Real. Y uno de los que dijo fue éste. "El que le metí al Compostela desde 35 metros fue muy bonito", dijo. Lo fue, lo fue. Fue uno de esos zambombazos de los que ya no se ven tan a menudo por Anoeta. Mild luchó un balón en la banda que, rechazado por la defensa, cae en los pies de Mutiu. Éste se lo cede a Gica, quien lo abre con la pierna derecha para colocárselo en la zurda y pegarle con ella y con toda su alma. El portero del Compostela, Ponk, ni la olió. No hay más que ver la postura en la que se queda durante y después del disparo. Qué golazo. Qué propio de Gica. Y qué parecido y distinto a la vez a los kodrazos con los que Meho Kodro había levantado también a la parroquia txuri urdin de sus asientos.
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Era la decimocuarta jornada de Liga de la temporada 1997-1998 y la Real, tras empezar con dos derrotas en el Camp Nou y en el Bernabéu y una sufrida victoria en Anoeta ante el Racing, llevaba ya once partidos sin perder. El gol de Gica supuso, eso sí, romper una racha de tres empates a cero consecutivos. Y era el tercer tanto de la temporada para el rumano, después de haber marcado en San Mamés de penalti y en Anoeta frente al Mérida. Grandes tiempos eran aquellos, pues aquella Real que entrenaba Bernd Krauss acabaría la Liga en la tercera posición. "En el grupo de la Real hubo un futbolista que brilló con luz propia: Craioveanu, que hizo dos dianas y que participó en la consecución de las otras tres", decía Mañu de la Puente en su crónica para el diario AS. Y es que, sí, la Real ganó aquel día por 5-1. "Nos regaló un gol de los suyos, de los que sólo puede hacer él, de los que nos gustan", decía Pedro Soroeta en El Diario Vasco después de lanzarle un elogio de dos párrafos. "No hay quien le mejore", sentenciaba Soroeta.

miércoles, diciembre 22, 2010

Este año sí, feliz Navidad

Esa expresión que tanto se dice estos días, la de "feliz Navidad" llevaba yo tiempo sin oírla cuando la conversación trataba sobre la Real. Ni siquiera el año pasado lo fue, porque en Segunda no se puede ser feliz si uno tiene el corazón txuri urdin. Quizá la última vez que pensé en una feliz Navidad así fue en el año 2004, cuando todavía coleaban los ecos del temporadón que casi lleva a este equipo a conquistar su tercera Liga y estaba más que presente el orgullo de haber logrado la clasificación para los octavos de final de la Champions League. Aquel año fue feliz la Navidad. El anterior, ni os cuento. Y antes, sin haber tenido una felicidad completa, algo que no es nada fácil, lo cierto es que tampoco podíamos quejarnos. Para a partir de ahí la Navidad dejó de ser feliz. Llegó el sufrimiento. Llegaron unos años difíciles, llenos de problemas y angustias, que acabaron con nuestros huesos en Segunda. Y si hasta 2006 podíamos conformarnos, los años siguientes fueron fríos, áridos y tristes.

Pero 2010 nos dejó el regalo que queríamos debajo del árbol. El ascenso. Y este año sí puedo decir que la Navidad txuri urdin es feliz. Podría ser mejor, porque a nadie le gusta llegar a comerse el turrón después de una derrota en el último partido, pero también podría ser peor. Mucho peor. Lo sabemos porque lo hemos vivido. Y sin embargo esta Navidad la Real está en su sitio, el que se merece, el histórico y que demanda el escudo que hay en la camiseta. En Primera División y más cerca de los puestos nobles que de los del sufrimiento hasta el final. Así que sólo me queda eso, lanzaros un mensaje a todos los que pasáis por aquí, a todos los que sentís a la Real como algo vuestro, a todos los que disfrutáis con el buen fútbol, a todos los rivales que respetáis a este equipo por lo que es. A todos vosotros, feliz Navidad y que 2011 sea un año lleno de éxitos.

sábado, diciembre 18, 2010

REAL SOCIEDAD 1 - VALENCIA 2 La Real se queda sin su justo premio

Qué cosas tiene el fútbol. Una buena Real, bastante superior al Valencia en casi todas las facetas del juego, no sólo no ganó el partido, que lo mereció, sino que lo acabó perdiendo por un error de Bravo en el descuento. Derrota muy, muy injusta la que ha cosechado hoy el equipo txuri urdin, ante un Valencia que dio muestras de conformismo con el empate durante toda la segunda mitad, que sólo creó un poco de peligro, muy poco, a balón parado, y que se encontró con la fortuna que le ha faltado a la Real en bastantes encuentros de esta primer tramo de la temporada. En los últimos años, al equipo txuri urdin le ha costado bastante sujetar empates que son más valiosos de lo que parecen y el partido de hoy entronca perfectamente en esa reciente tradición. Ese es el demérito txuri urdin de hoy. Y no es que la Real haya hecho un gran partido, pero sí ha sido mejor que un equipo que, no olvidemos, está entre los 16 mejores de la presente edición de la Champions League. Hoy ha faltado acierto, sobre todo de los jugadores de más categoría, pero la entrega ha sido máxima. Pese a la derrota, el encuentro encaja en la buena línea de la temporada y borra parcialmente, totalmente no por culpa del resultado, la pasiva imagen ofrecida durante 80 minutos del partido del Camp Nou.

Martín Lasarte no dejó lugar a la sorpresa y apostó por su once de gala. El comienzo del partido, no obstante, no fue nada bueno. La Real pujante de los primeros minutos de Anoeta no apareció, y dio la sensación de dejar de partida el balón al Valencia, un equipo que no se suele mostrar demasiado cómodo con la posesión lejos de Mestalla. Y el Valencia tocaba, rondaba bastante el área de Bravo pero sin excesivo peligro. Se podría haber dicho que ninguno, si no fuera por una falta que botó Joaquín y que Bravo dejó muerta en el área pequeña para que Ricardo Costa mandara el balón por encima del larguero. Y es que el balón parado fue la gran preocupación para la Real en este partido (es constante que se pille a la defensa realista en los cornes; ojo y a trabajarlo en Zubieta). En juego, el Valencia rondaba, pero el gran partido de los centrales, sobre todo de Mikel González, conjuraba toda posibilidad de que el marcador se moviera a favor del conjunto levantino. La Real apareció al cuarto de hora. Más vale tarde que nunca, y más si el equipo rival no ha sido capaz de aprovechar esos minutos de sesteo. En Barcelona la Real salió más entonada y a los ocho minutos ya iba perdiendo. Hoy salió mal y aguantó con su portería a cero sin demasiados apuros.

Lo que el Valencia no aprovechó, acabó por regalárselo a la Real. David Navarro, un peligro en los saltos, golpeó a Zurutuza en la cara con el brazo y dentro del área. Penalti. Llamadlo tonto si queréis, pero es penalti. Xabi Prieto lo marcó con la seguridad y la clase habituales y por el mismo sitio por el que batió a Gorka Iraizoz en el derbi ante el Athletic. Empezaron ahí los mejores minutos de la Real, en los que demostró que no hay rivales que se puedan pavonear de ser superiores al equipo de Lasarte sin jugar el partido (salvedad hecha de Barcelona y Madrid, y veremos en Anoeta qué pasa con el equipo culé porque el merengue lo pasó mal). La ocasión más clara de la Real en esos minutos la tuvo Griezmann, y César (que acabó sustituido por lesión) respondió al disparo un pelín demasiado flojo del francés con un paradón. Lo cierto es que Griezmann tuvo presencia en el área, pero fuera de ella estuvo imprecisado y equivocado en la mayoría de los lances. Llorente estuve cerca también del gol en en una jugada en la que hubo un encontronazo con César dentro del área valencianista. Lance, por cierto, en el que César se hartó de insultar descarada y reiterativamente a Llorente sin que el árbitro sacara una más que merecida tarjeta amarilla.

Y una tarjeta más podría haber marcado el desarrollo del partido. En un contraataque realista, Llorente es derribado sin balón con un golpe en la cara. Nadie pita nada. No pude ver bien qué jugador del Valencia cometió la infracción, una clara agresión que tendría que haberse saldado con tarjeta roja. Creo que fue Tino Costa. Y Tino Costa fue el autor del empate a uno ya en el descuento de la primera mitad, con un espectacular disparo de falta que se coló por la escuadra a la derecha de Bravo. Sí, era su palo, pero ahí no se puede buscar un error que no existe. Es un golazo. El contrario también juega. Pero, claro, queda la duda de si ese contrario en particular tendría que haber estado jugando en el momento en el que marcó el gol. De ser Tino Costa, esa jugada es la demostración más clara del injusto reparto de cartulinas que ofreció Iglesias Villanueva durante el partido. Quizá le quedaron dudas del penalti que señaló y, ante la ausencia de jugadas polémicas en el interior del área realista, quiso compensarlo así. No hay otra forma de explicarse, por ejemplo, la tarjeta amarilla que ve Xabi Prieto, puede que también la de De la Bella, o por qué Maduro no vio amonestación en un durísimo plantillazo sobre Carlos Martínez (que también estuvo desafortunadísimo con el balón en los pies).

El caso es que, a los puntos, el empate de la primera mitad tampoco se podía considerar del todo injusto. En la segunda mitad, en cambio, el panorama fue distinto. No ya porque la Real hiciera un gran partido, insisto, pero tal y como dijo Lasarte fue su equipo el que generó más. Más fútbol y más ocasiones. La más clara la tuvo Zurutuza, quien después de un buen regate en el interior del área pequeña vio como un defensa rozaba el balón, despejándolo a corner. También Griezmann pudo marcar en una falta en centro chut que despejó ya Guaita con muchos apuros. Aunque Emey lo negó, al Valencia el empate le satisfacía. No hay otra forma de explicar las pérdidas de tiempo, por ejemplo, de su portero o la escasez de hombres con la que lanzaba sus ataques. Todo parecía fiado por parte del equipo visitante a que Joaquín (algo fallón), Soldado (desaparecido), Mata (inexistente) y Aduriz pudieran sujetar algún balón. En la Real sí hay un reproche claro que hacer, y es el tiempo que Lasarte dejó pasar antes de meter cambios. Tanto es así, que el técnico uruguayo ni siquiera completo el cupo. Sólo introdujo a Tamudo por Llorente y Sarpong por Zurutuza. Con este segundo cambio, la variante fue colocar a Griezmann como mediapunta, intentado, sin demasiado éxito, que ahí participara algo más en el juego.

La Real ha demostrado lo que viene demostrando durante toda la temporada, que es un equipo muy competitivo que se lo va a poner difícil, al menos en Anoeta, a todos los equipos, tengan la calidad que tengan. Pero eso, por sí solo, no da puntos. Y lo cierto es que, como dijo Lasarte, hubo detalles de inocencia que colaboraron para que la Real no ganara el partido. Como la larga conducción de balón de Griezmann que dejó en bandeja a Tino Costa la posibilidad de cortarlo en falta sin pensar siquiera en la opción de jugar el balón (¿por qué nadie del mundo del fútbol reflexiona sobre el daño que hacen esas jugadas defensivas en lugar de asumir que sólo se puede castigar con tarjeta amarilla tal ejercicio de cinismo antideportivo?). Como algunos despejes hechos simplemente por despejar, sin pensar en nada más. Como algún balón perdido que dio opciones al Valencia. O como algún pase precipitada buscando jugadas imposibles. Eso ayudo. Pero hoy nadie podrá negar que la derrota se debió a circunstancias muy puntuales y a auténtica mala suerte plasmada en fallos individuales. Es ahí donde los hombres de calidad de la Real tienen que marcar la diferencia, no sólo con detalles puntuales. Y ni Xabi Prieto, ni Zurutuza, ni Griezmann, cogieron el timón del partido, algo que ni Rivas ni Aranburu, más pendientes de tareas defensivas, pueden hacer.

Los fallos individuales que costaron al final el partido tuvieron nombres y apellidos. De la Bella cometió una falta absurda por estar muy lento y dio pie al lanzamiento directo que supuso el 1-1. El lateral llevaba algunos partidos algo flojos, aunque hoy se redimió en buena medida con una notable segunda mitad. Y el segundo gol del Valencia llegó por un la despeje de Bravo, que cayó en los pies de Aduriz, quien, en pleno vuelo, tumbó a Mikel González y marcó en el uno contra uno. Los dos goles llegaron en facetas en las que destacan los jugadores que cometieron los errores, y por eso son disculpables, porque ahí han dado mucho más de lo que han restado. Los dos goles llegaron en el descuento, de la primera y de la segunda mitad. Y eso hoy no fueron faltas de atención, sino pura, simple y llana mala suerte. Porque la suerte, nos guste o no, cuenta también en el mundo del fútbol. La Real, que ha tenido menos suerte de lo que ha buscado en lo que llevamos de temporada, la tuvo hoy en forma de penalti. No merecía ponerse por delante cuando lo hizo, pero ya se sabe que los goles no se merecen, se marcan. Y eso es lo que le ha pasado al Valencia. No estaba haciendo nada para marcar cuando lo hizo. Antes del primero, necesitaba el descanso para ordenar sus ideas. Antes del segundo, el empate la parecía un buen resultado. Y resulta que acabó ganando. Así es el fútbol.

La Real llega al parón navideño con dos derrotas consecutivas y un problema anotador. Después de la gran vitoria en Gijón, la Real ha marcado tres goles en otros tantos partidos, dos de ellos de penalti y uno en propia puerta de San José en el derbi. Llorente acumula cuatro jornadas sin marcar y Tamudo no anota, lesión mediante, desde la cuarta jornada. Y sus goles son necesarios. En todo caso, nada del buen trabajo que la Real ha hecho hasta ahora queda empañado por la derrota de hoy. Son 22 puntos, a tres de Europa y una novena plaza provisional, un balance nada malo teniendo en cuenta que la Real es un equipo recién ascendido, que está jugando con casi el mismo equipo con el que consiguió ese ascenso y que no pocos creían que muchos jugadores no iban a ser competitivos en Primera. No olvidemos que en las tres derrotas que ha cosechado la Real en Anoeta su rendimiento daba para conseguir como mínimo el empate, si no la victoria. No olvidemos que la imagen como visitante es ahora mismo mejor que la que demostró en la temporada del ascenso. Y no olvidemos que la Real tiene que estar por encima de un resultado puntual. No lo olvidemos, y sigamos disfrutando. Que es Navidad y sigue siendo feliz a pesar de llegar a estas fechas con el mal sabor de boca que deja perder sin merecerlo y en el descuento.

viernes, diciembre 17, 2010

PREVIA Real Sociedad - Valencia. Redención navideña

La Real buscará cerrar el año 2010, ese magnífico año 2010 que nunca olvidaremos, redimiéndose de sus pecados en el Camp Nou (sábado, 22.00 horas, Anoeta, La Sexta). Redención necesaria, sí, porque un 5-0 duele, por mucho que te lo endose el líder de la Liga y, para muchos, mejor equipo del mundo (que, no olvidemos, tendrá que pasar por Anoeta en la segunda vuelta). Redención, además, ante uno de los mejores equipos del campeonato español, el Valencia, equipo que hace muy pocos días empató en Old Tradfford ante el Manchester United en partido de la Champions League. Un rival incómodo en Anoeta, lo dice la historia, pero un partido de esos grandes que tan bien sabe jugar el equipo de Martín Lasarte. Una buena oportunidad para que la Real le diga a todo el campeonato quién es, que lo de Barcelona fue un accidente y cuáles son sus poderes como local. Y tres puntos más antes de las vacaciones navideñas serían una auténtica bendición, que dispararía a la Real hasta los 25 y con mucho más que la mitad de los deberes de la salvación hechos y muy bien hechos.

A pesar del mal resultado de Barcelona, no es en absoluto previsible que Lasarte haga muchos cambios en el once. El único que se espera es el regreso de Zurutuza a la mediapunta, toda vez que Bravo parece haber superado las molestias en el tobillo que se trajo de Barcelona y ha entrado en la convocatoria. Si el chileno finalmente no estuviera en condiciones, obviamente el titular sería Zubikarai, que esta temporada ha jugado en la Copa pero permanece inédito en la Liga. De esta forma, lo más normal es que Martín Lasarte despliegue sobre el césped de Anoeta su once de gala, el que forman Bravo en la portería, Mikel González y Ansotegi en el centro de la defensa, con Carlos Martínez y De la Bella en los laterales, Diego Rivas y Aranburu estarían en el doble pivote, con Griezmann y Xabi Prieto por las bandas, Zurutuza por el centro y Llorente en punta. El único cambio con respecto al Camp Nou sería Elustondo, quien viene jugando como titular con asiduidad fuera de casa pero no en Anoeta.

En la convocatoria de 18 sólo hay un cambio con respecto al equipo que viajó a Barcelona. Agirretxe entra por Viguera, y eso sucede cuando más se está hablando de la salida de sobre todo el primero pero incluso de los dos en el mercado invernal para que tengan minutos en Segunda División. Ifrán es baja por lesión para el duelo contra el Valencia y ha adelantado sus vacaciones. Aunque no ha debutado todavía con el equipo, para enero estará a disposición de Lasarte y jugando con un solo delantero, teniendo de titular indiscutible a Llorente y con Tamudo en la recámara, probablemente a Lasarte no le harán falta ninguno de los dos canteranos. La ley del fútbol. Junto a Agirretxe y Tamudo (que todavía no ha marcado desde que regresó de su lesión), Sarpong será el otro recambio ofensivo que el técnico uruguayo se guarde para el banquillo, mientras que Markel y Labaka, además del propio Elustondo, serán las bazas en caso de plantear cambios más defensivos. Como ya es habitual en las convocatorias de Lasarte, no hay ningún lateral suplente.

La goleada sufrida en el Camp Nou sacó a la Real del puesto europeo que había alcanzado con su victoria en el derbi. El equipo de Lasarte es ahora mismo noveno con 22 puntos, y está a sólo tres del Valencia, que es quinto, con lo que la primera gran oportunidad de esta jornada es cazar al rival en la clasificación. La sexta plaza está a un punto, mientras que la zona de descenso sigue lejos, a nueve. Anoeta sigue siendo el fortín deseado para la Real, y sólo Real Madrid y Atlético se han llevado la victoria, contra los cinco triunfos conseguidos por el conjunto txuri urdin. El Valencia fuera de casa es un equipo que saca muchos puntos. Tres victorias y un empate en los siete partidos que ha disputado. Y, además, llega herido (aunque con un día menos de descanso) tras el 3-3 en casa ante Osasuna. Su último partido fuera fue la derrota por 2-0 en el Santiago Bernabéu. Para Unai Emery, este partido será el primero en su carrera en el que se enfrente a la Real, equipo en el que llegó a debutar como jugador en Primera División. En el bando realista, Anoeta despide un 2010 fantástico, en el que además de las dos derrotas sufridas en Primera sólo ha visto perder otra vez más a su equipo. Y en junio celebró por todo lo alto el ascenso.

La historia deja datos estadísticos casi contradictorios. De los 59 duelos disputados, todos ellos en Primera División, la Real se llevó el triunfo en 27 de ellos. El Valencia arrancó 20 empates y doce victorias. Hace no tanto tiempo, estos datos eran mucho más favorables a la Real. En la temporada 94-95, el Valencia ganó 0-2, rompiendo una racha de nada menos que 23 visitas sin conocer la victoria en San Sebastián. En Anoeta, la estadística está claramente del lado del conjunto levantino. De los 14 encuentros celebrados, la Real cosechó cinco derrotas y sólo logró dos victorias, y las dos muy simbólicas porque fue ante los mejores equipos recientes del Valencia. El 5-2 de la temporada 95-96 (tres de Luis Pérez, Craioveanu y Karpin) fue uno de los motivos por los que los che fueron subcampeones de Liga. El 2-0 de la 01-02 (ambos goles de Jankauskas) fue la primera derrota liguera de un Valencia que llegó líder a Anoeta en la jornada 14. La mayor victoria txuri urdin se produjo, con el nombre de Donostia, la primera vez que jugaron, en la temporada 31-32. Los artífices del 7-1 final fueron Bienzobas (cuatro goles), Cholín, Chivero y Garmendia. El triunfo valencianista más abultado es el 2-4 de la temporada 43-44. Los goles realistas los hicieron Lizasoain y Arbiza.

La última vez que Real Sociedad y Valencia se vieron las caras en Anoeta fue en la temporada 2006-2007, la del descenso txuri urdin a Segunda. Era el último partido de la primera vuelta y a esas alturas la Real sólo había conseguido ganar dos partidos. Y este encuentro no iba a cambiar el rumbo realista. Ganó el Valencia con un gol de Villa, conseguido al materializar una falta directa. Fue una de las poquísimas llegadas de los visitantes al área de Bravo, lo que agravó el sentimiento de pesadumbre de la afición realista. El partido supuso el debut de Savio, que estuvo a punto de marcar en dos ocasiones, la segunda de ellas al estrellar en el palo una falta directa. También debutó Víctor López, ambos fichajes invernales. Lotina desperdició la oportunidad que dio el Valencia para tomar el mando del partido y al encajar el gol en el minuto 15 todo quedó en un esfuerzo baldío de ir a remolque. Sin frutos y sin cambios ofensivos para buscarlos. Con esta nueva derrota, la esperanza de la permanencia se diluía poco a poco. Fue la segunda derrota de aquella dura racha de ocho partidos sin ganar, siete de ellos perdidos, que condenó a la Real al descenso.

domingo, diciembre 12, 2010

BARCELONA 5 - REAL SOCIEDAD 0. Porque así es imposible

¿Y por qué no iba a sacar algo la Real del Camp Nou? Esa era la pregunta antes del partido. Y vaya respuesta se han llevado los de txuri urdin. Pues porque así es imposible. Cuando un rival es tan superior como lo ha sido hoy el Barcelona con respecto a la Real, la única explicación es esa, que es sencillamente imposible. El partido no ha llegado a durar ni diez minutos. Diez minutos en los que el equipo de Martín Lasarte ha saltado al césped con la intención de hacer historia, con la de expresar al mundo su capacidad futbolística, que la tiene, ante el mejor rival posible. Pero esa pizca de suerte que es obligatoria para sacar algo de aquí no estuvo del lado de la Real. Primera llegada del Barça, primer gol. Y a partir de ahí todo ha sido tan sencillo para el conjunto barcelonista que si algo deja es la necesidad de una reflexión para mantener la competitividad de una Liga que, mientras algunos siguen cegados por las luces de dos equipos, se muere para el resto. Llegará un momento en que directamente se tiren todos los partidos contra Barcelona y Real Madrid, sobre todo ahora mismo contra el Barcelona, por la misma razón por la que hoy el equipo txuri urdin no podía sacar nada del Camp Nou: porque así es imposible.

La alineación fue la prevista. Zurutuza no debía de estar para jugar 90 minutos y dejó su puesto en el once a Elustondo. La variante táctica prometida por Lasarte consistió en alterar mínimamente su esquema para pasar del 4-2-3-1 al 4-1-4-1. Elustondo adelantó un tanto su posición para dejar a Rivas cubriendo la zona del mediocentro. Durante nueve minutos, la apuesta de Lasarte funcionó. Quizá a muchos les suene a exageración, pero me quedé absolutamente convencido de que si esa apuesta se hubiera mantenido durante 90 minutos y si el azar del fútbol se hubiera colocado del lado de la Real, hubiera sido posible no sólo empatar sino incluso ganar al Barcelona. El comienzo realista fue intenso, presionante, con robos de balón muy arriba y buscando la opción de llegar a la portería de Víctor Valdés. Griezmann llegó a la línea de fondo y no hubo ocasión por un mal toque en la carrera que le devolvió la ventaja a Puyol. Llorente estuvo cerca de llegar a un gran centro de De la Bella aunque estuviera en fuera de juego. El propio delantero realista se peleó con Valdés aunque fuera en falta. Xabi Prieto dejó un par de detalles de clase, uno de ellos una asistencia a Griezmann magnífica. Y quedó el gusto amargo de pensar que Zurutuza era quien debía dar la pausa necesaria para jugar este partido.

Pero llegó el minuto 9 y se acabó la ilusión. El sueño se rompió con la primera triangulación del Barcelona. Messi desarboló a toda la defensa realista con un pase, el mismo que dejaba a Pedro en condición de dar un pase de la muerte y el mismo que colocaba a Villa en disposición de empujar el balón sin oposición alguna. Y ahí se acabó el partido. El despliegue de Rivas ya había perdido sentido. La enorme fortaleza de Carlos Martínez (que pese al resultado final, para mí se doctoró hoy como lateral de Primera División) ya no tenía posiiblidades de servir para algo. Los gritos de Lasarte desde la banda y sus anhelos tácticos para frenar el juego del Barcelona se quedaron irremediablemente en nada. Hasta acabó sentado Lasarte, algo inédito para quien le ha visto en una banda. No llegó a diez minutos, pero fue un sueño bonito. Los otros 80 expresaron dos necesidades, la de quitarse el sombrero ante el rival y la de reconocer que hoy el partido le vino muy grande a la Real. O más que a la Real, a sus jugadores. Queda la sensación de que Lasarte sabía cómo jugar al Barcelona, hubiera ganado o hubiera perdido. Pero también dio la impresión de que, como dijo Lasarte, esto forma del aprendizaje y dio la sensación en algunos momentos de que la Real estaba pidiendo permiso donde tenía que haber enseñado credenciales.

Si acaso, la Real aguantó su generoso esfuerzo hasta el segundo gol, el de Iniesta (en el que Bravo debió cerrar su palo con más contundencia), una obra de arte en la que el Barcelona estuvo mareando a todos los jugadores realistas durante incontables pases hasta que el balón acabó en el interior de la portería. Es reprochable que el equipo txuri urdin no se dejara la vida en las ocasiones a balón parado, pues ni siquiera se aproximó a dar una sensación de peligro en los dos corners de los que dispuso. Llegar al descanso con 2-0 era casi una invitación a soñar con la épica. ¿Por qué no? Y con esa intención saltó la Real al césped en la segunda mitad. Volvió la presión arriba, pero el Barcelona la rompía con la facilidad que le da tener a uno ya no sabe cuántos campeones del mundo y los tres aspirantes finales a ganar el Balón de Oro. Y esta vez el sueño, esta vez más imposible todavía que el sueño previo al partido, se acabó a los dos minutos, los que tardó Messi en marcar su primer gol de la noche. Quedaba otro del argentino. Y el quinto, este conseguido por Bojan. En el lado realista, sólo la entrada de Tamudo y el odio que se le profesa en el Camp Nou reactivó mínimamente a los de Lasarte. Zurutuza y Sarpong fueron los otros dos cambios de Lasarte.

Lasarte se quejó mucho en la rueda de prensa de que la Real no fue la Real. Y tiene razón. De que no es lo mismo perder 3-0 que 5-0 y que esos dos últimos goles los regalaron sus jugadores. Y también tiene razón. Pero es difícil discernir cuánta parte de culpa tiene todo eso en la derrota y cuanto la capacidad futbolística que tiene el Barcelona. Que cada cual se quede con la versión que prefiera. Quizá lo ideal será una mezcla de ambas. Pero estamos hablando de que hemos perdido en un campo en el que han caído de forma consecutivamente Sevilla, Valencia, Villarreal y Real Madrid, casi todos ellos goleados como la Real, y de que el Barcelona ha marcado 26 goles en los últimos seis partidos que ha jugado y por contra no ha encajado ni uno solo. Hoy no hubo partido. Hoy hubo una exhibición. Y es una exhibición que tampoco ha necesitado de la total capacidad ni del equipo culé como colectivo ni de sus jugadores individualmente. Ese es el mayor pecado hoy de la Real, haber dejado que el Barcelona jugara a su antojo y ampliara el marcador de una forma importante. Y dolorosa. Porque cinco goles son cinco goles, te los meta quien te los meta. Me da igual que marque Messi marchándose de cinco defensas realistas o que lo haga Drenthe de falta directa rebotando en la espalda de Xabi Prieto.

El panorama en la clasificación no cambia gran cosa. Cierto es que la Real cae de la zona europea a la novena posición con los 22 puntos que ya había sumado. Cierto es que los dos goles finales permiten al Athletic de Bilbao superarle en la clasificación (aunque sea por esa absurda norma de no contabilizar el gol average particular hasta el final del campeonato). Pero nada cambia. La temporada de la Real sigue siendo muy buena. Y aunque hoy el Barcelona ha recordado a la Real la inmensa diferencia que hay entre los jugadores de ambos equipos, esa norma no se aplica al resto de la competición. El trabajo de Lasarte esta semana será decirle a sus jugadores que este partido, como seguramente lo será el del Bernabéu a no ser que se den todos los condicionante favorables del mundo, no cuenta en la temporada. Pero cuenta hoy y el 5-0 es muy duro. El caso es que la Real hoy no ha exisitido en el Camp Nou. No ha existido. Diez minutos no bastan para hacer algo aquí. Punto. Ese es el demérito inmenso de la Real, acostumbrada a dar lo mejor de sí en los partidos grandes y que hoy lo único que sacó es la foto en un escenario incomparable. No es lo que esperaba. Pero cómo juega el Barça. Que Anoeta nos rescate dentro de seis días.

sábado, diciembre 11, 2010

PREVIA Barcelona - Real Sociedad ¿Y por qué no?

¿Y por qué no? ¿Por qué no va a conseguir la Real algún punto de su visita al Fútbol Club Barcelona (domingo, 21.00 horas, Camp Nou, Canal +)? La respuesta obvia sería decir que porque delante estará el mejor equipo del momento, aquel que en su última comparecencia como local le metió cinco goles al otro gran conjunto de la actualidad, el Real Madrid. Otra respuesta, menos obvia para muchos pero inconestable mirando la estadística, es que no hay lugar menos propicio para la Real que Barcelona, donde no puntúa desde 1995 y no gana desde 1991. Pero en fútbol no hay imposibles. Los partidos hay que jugarlos. Todos. Incluso los de David contra Goliath. Y la Real llega en un buen momento de una buena temporada. ¿Por qué no vamos a soñar con que Xabi Prieto, Griezmann, Bravo, Mikel González y compañía tengan ese día perfecto que se necesita para asaltar un campo como el del Barça? ¿No han dado ya ests jugadores sobradas razones para confiar en ellos? Quizá ganemos, lo más probable es pensar que vamos a perder. Pero si son fieles a lo que es la Real, a lo que es esta Real, seguro que al final habrá motivos para la satisfacción.

La duda de Zurutuza condiciona los planes de Martín Lasarte para enfrentarse al líder de la Primera División y, para muchos, el mejor equipo del mundo en estos momentos. Al final, y a pesar de la duda que dejó en el aire el técnico uruguayo en su comparecencia previa ante los medios, el mediapunta ha entrado en la convocatoria, pero es difícil aventurar si estará sobre el césped del Camp Nou en el once titular. La idea del técnico uruguayo es no salirse de la Real que todos conocemos, y eso supone que los escogidos para empezar el partido podrían ser los mismos de las últimas semanas. Si Zurutuza entrara no habría cambio alguno, pero experiencias recientes con lesiones de este jugador invitan a pensar que comenzará en el banquillo. Por él entrará casi con total seguridad Elustondo, variante que tan buen resultado diera en El Molinón. Así, el once inicial lo configurarían Bravo en la portería, con Mikel González y Ansotegi en el centro de la zaga, los laterales para los inamovibles Carlos Martínez y De la Bella, con Diego Rivas y Elustondo por delante, con Aranburu ejerciendo tanto de mediapunta como de tercer pivote, las bandas para Xabi Prieto y Griezmann y en punta de ataque Llorente.

De los que estuvieron en el derbi se caen Ifrán, en la enfermería (nada que ver con la lesión que ha impedido su debut hasta ahora), y Agirretxe (a pesar de los buenos minutos que disputó frente al Athletic). Vuelve Tamudo, un jugador al que se le dio especialmente bien el Camp Nou en sus años en el Espanyol. Tamudo le quitó una Liga al Barça, pero casualmente Llorente también retrasó un alirón blaugrana con el Villarreal. Ellos dos compensan la inexperiencia realista ante el Barça, ya que ningún jugador de la actual plantilla ha conseguido marcar un gol ante el conjunto culé con la camiseta txuri urdin. En lugar de Agirretxe, el que vuelve a la lista de 18 es Viguera. La velocidad de Sarpong será la otra baza ofensiva que Lasarte se guarde en el banquillo, mientras que la de contención defensiva será Markel Bergara. Labaka, único defensa en la lista de 18 que no será titular, y el habitual Zubikarai completarán el banquillo realista en el Camp Nou. Lasarte anunció que la Real mantendrá su esquema de juego, descartando la posibilidad de usar cinco defensas o tres medios defensivos, pero al mismo tiempo hablo de retoques para frenar el fútbol del Barça.

La desigualdad de fuerzas que se medirán sobre el campo quedan claras con sólo echar un vistazo a la clasificación. El Barcelona es líder con 37 puntos. La Real, sexta con 22. Y hay más distancia entre el primero y el sexto, quince puntos ya, que entre el sexto y el 18º, el que marca la frontera del descenso, que ahora mismo es el Sporting con diez puntos. La Real viene de ganar el derbi al Athletic y de cosechar dos victorias consecutivas, y ya ha ganado dos partidos como visitante, en Málaga y en Gijón, dos de sus últimas tres salidas (la tercera fue la derrota en Alicante, donde, paradójicamente, el equipo de Lasarte jugó uno de sus mejores partidos y, además, sufrió un gol en fuera de juego en su contra). El Barcelona, en cambio, se ha dejado ya puntos en su propio estadio contra dos rivales (el Hércules ganó y el Mallorca empató), aunque su último partido en el Camp Nou fue el 5-0 al Real Madrid y ya acumula cuatro triunfos consecutivos, además ante rivales de la entidad de Valencia (2-1) Sevilla (5-0), Villarreal (3-1) y el propio conjunto madridista. Centenares de realistas estarán presentes en Barcelona para disfrutar con un hermoso día para que la Real haga algo grande.

Decir que la historia juega en contra de la Real es, desgraciadamente, quedarse corto. De las 64 visitas a Barcelona, todas ellas en Primera (cabe recordar que el Barcelona es uno de los tres equipos que nunca ha bajado a Segunda), 54 derrotas. Más contundente, imposible. El equipo txuri urdin sólo ganó en tres ocasiones, en las temporadas 78-79 (1-3, goles de Satrústegui, Idígoras y Zamora), 85-86 (2-3, dos tantos de Zamora y uno de Gajate) y 90-91 (1-3 de nuevo, gracias a un gol de Atkinson y dos de Aldridge). El último de los siete empates que ha conseguido la Real en feudo culé fue en la ya lejanísima temporada 94-95, cuando Imaz, rebotando en la espalda de Koeman, marcó el empate a uno definitivo. En las últimas diez salidas, todas ellas saldadas con derrota realista, el equipo donostiarra sólo ha sido capaz de marcar tres goles. El último jugador de la Real en anotar en el Camp Nou fue Nihat, en el 2-1 de la temporada 2002-2003, la del subcampeonato liguero. La peor goleada sufrida por la Real a manos del Barcelona fue el 8-2 de la temporada 50-51. Tras la inauguración del Camp Nou, el 6-2 de la temporada 60-61. No parece descabellado decir que esta plaza es históricamente la peor para la Real.

La última vez que se vieron las caras Barcelona y Real Sociedad fue en la temporada 2006-2007, la que finalizó con el descenso del equipo txuri urdin a Segunda División. En una temporada en la que jugó mal tantos días y en la que perdió tantos partidos, la derrota de la Real en el Camp Nou fue de las menos dolorosas. Era la jornada 14 y el equipo ya entrenado por Miguel Ángel Lotina todavía no había ganado ningún encuentro. Y saltó al Camp Nou para protagonizar una espléndida actuación, con ocasiones, pocas pero claras, para sacar algo de allí. Supo contener las arremetidas de Xavi, Deco, Gudjonhsen, Iniesta o Ronaldinho, hasta que el brasileño adelantó al Barcelona con un gol que debió ser anulado, pues Gudjonhsen estaba en claro fuera de juego justo por delante de Bravo. Mikel González, que hizo un partidazo en defensa, tuvo el empate en la última jugada del partido, pero Valdés respondió con un paradón inconmensurable. La Real no mereció perder en su última comparecencia en el Camp Nou y fue claramente perjudicada por el árbitro. Pero cómo han cambiado las cosas desde entonces. ¿Todas? Veremos.

jueves, diciembre 09, 2010

AQUELLOS MARAVILLOSOS CROMOS: Jesús Satrústegui

La Real ganó por primera vez como visitante al Barcelona en la temporada 78-79. ¿Y quién marcó el primer gol aquel día? Jesús Satrústegui. No podía ser otro en aquel equipo. No porque no hubiera más jugadores capaces de hacerlo, no. Ni mucho menos, que aquel año ya se estaba gestando aquella Real que nos aprendimos de carrerilla gracias entre otras cosas a dos títulos de Liga y un récord de imbatibilidad. Pero es que Satrústegui era mucho Satrústegui y, entre otras cosas, es el máximo goleador de la historia de la Real. Venía el Barcelona de ganar la Recopa y de pasearla por el Camp Nou. Y se adelantó el equipo culé en la primer mitad. Satrústegui consiguió el empate a los cuatro minutos de la segunda mitad. Dijo entonces Mundo Deportivo que en posible falta a Artola, pero el gol subió al marcador. Y después vinieron dos más, convertidos por Idígoras y Zamora. Pero el gol importante, el que abrió el primer triunfo en suelo culé, fue de Satrústegui.

Por algo llevaba el 9 a la espalda. Por algo marcó 162 goles en los 374 partidos que jugó con la camiseta txuri urdin. Por algo jugó 32 partidos partidos con la selección española con la que levantó el puño para celebrar un gol en ocho ocasiones. Puño en alto. Eso era Sartústegui, un batallador incansable, un delantero con mucho gol, un depredador del área, el finalizador perfecto del gran juego que desplegaban sobre el césped artesanos como López Ufarte y Zamora y guerreros como Idígoras o Periko Alonso. Qué lástima de lesión, la que sufrió cuando le cayó el zaragocista Zayas, que nos privó de ver sus goles algún año más. Porque goles seguía teniendo, siempre los metió. Como en aquel en el derbi de 1976, ese 5-0 que nadie de los que estuvo en Atotxa olvidará jamás. Aquel día hizo el gol de cabeza imposible frente al mejor portero posible. Desde la frontal del área y a Iribar. El cromo es de la temporada 77-78, cuando no lucía su caractertístico bigote. Pero sus señas de identidad ya estaban basadas en el gol y esa campaña hico 19 en Liga y cinco en Copa. Qué grande eras, Satrus, qué grande.

martes, diciembre 07, 2010

Castigo a la prepotencia

Nunca me ha gustado la prepotencia. Es un defecto que lleva siempre asociada cierta falta de respeto. Aplicada al fútbol, la vemos siempre en personas que demuestran una altanería que muchas veces no se corresponde con su situación, en gentes que se creen demasiado por encima de los demás. Eso es lo que le ha sucedido esta semana al presidente del Ahtletic, Fernando García Macua, que decidió sentirse superior, ganador, mejor en definitiva que su rival. Y esa prepotencia en fútbol se suele pagar de vez en cuando, más que nada porque es imposible ganar siempre. El derbi deja eso, un castigo a la prepotencia de quien no se dio cuenta de que había que jugar en el césped un partido que duraba 90 minutos y que enfrentaba a 22 jugadores divididos en dos equipos. A quien pensó que eran mejores, que tenían que ser mejores por fuerza, antes de competir. A quien no dudó en proclamar que el partido no tenía en realidad ninguna importancia ni significación especial. A quien para destacar lo propio se empeñó en infravalorar lo ajeno.

García Macua se pasó la semana dando entrevistas en diferentes medios de comunicación en las que iba cometiendo una y otra vez el mismo pecado. A unos les decía que "tampoco ha pasado nada porque en estos tres años no lo hayamos tenido (el derbi)", dando a entender que, en su infinita grandeza (la que destrozan, por desgracia, palabras como las de este dirigente), jugar contra la Real no supone nada para el Athletic, sus jugadores o sus seguidores. La farsa de esta afirmación quedó desmentida por quien tiene que quedar desmentida, por las gentes del Athletic, que pelearon en San Mamés por hacerse con una entrada para acudir a Anoeta y que disfrutaron de la jornada por las calles de San Sebastián antes de que comenzara el partido. Parece que García Macua no se ha enterado de lo que le importa a sus seguidores, que hoy, en el hermoso y sano pique que siempre genera el derbi vasco, se gane o se pierda, están dolidos por la derrota de los suyos.

"Con todos los respetos, los mejores jugadores que tiene la Real no podrían jugar en el Athletic por su particular filosofía", dijo en otro medio el presidente del equipo bilbaíno. Con esa frase, lo que intenta decir, y dice en términos que sabe perfectamente que son hirientes, que la cantera de Lezama es mejor que la de Zubieta. Todo seguidor del Athletic defenderá eso, igual que todo seguidor de la Real defenderá a sus potrillos. Lógico. Pero que el presidente de un club se convierta en un aficionado cuando habla con la prensa tiene sus peligros. Cuando en una entrevista conjunta le preguntan a Jokin Aperribay qué le gustaría tener del Athletic, García Macua no supo contenerse y se adelantó. "Cinco o seis jugadores por lo menos", dijo. Quizá se le olvida que suele ser al revés, que es el Athletic el que pesca en la Real y no a la inversa. Quizá ha olvidado en qué jugadores salidos de Zubieta ha invertido el dinero de su club en los últimos años, jugadores que han demostrado claramente no ser los mejores que ha producido la cantera txuri urdin. Me gustan algunos jugadores del Athletic, sí, pero no los cambio por los míos.

También parece dar a entender que sin extranjeros la Real no podría competir con el Athletic. Quizá con eso quiera decir que Bravo y Griezmann, esos extranjeros que no podrían fichar por filosofía, son mejores que su recién renovado Iraizoz o la perla de su cantera, Muniain. Él sabrá. La falta de respeto hacia los canteranos realistas la acentúa al decir que "cuando he estado en Anoeta he visto que se jalea muchísimo a los jugadores de fuera de casa". Yo lo que sé es que los que vienen de fuera son tan de la Real como los de Zubieta, aunque me alegra que García Macua estuviera el domingo en Anoeta para que viera como se cantaba "Zuru, Zuru" o cómo se celebró la entrada en el campo de Agirretxe. Por si acaso, cabe recordarle al presidente del rival del domingo que en las jugadas de los dos goles que el equipo de Martín Lasarte le metió el domingo al Athletic participaron Carlos Martínez, Zurutuza, Xabi Prieto y Llorente (por ser quien esperaba para rematar antes del gol en propia puerta). Todos de Zubieta. Ninguno le interesaría a García Macua, por lo visto.

Y como el presidente del Athletic tuvo para todos, dijo que "pienso que se ha perdido más en Donostia que en Bilbao, más en la gente de la Real que en la del Athletic, el buen ambiente del derbi". Descerebrados hay en todas partes. Los imbéciles que tiraron algún objeto al autocar del Athletic a su llegada a Anoeta no representan a la afición de la Real. Aquellos que escupieron a Toshack ocupando el banquillo visitante en San Mamés o aquellos que incluso orinaron desde la grada sobre aficionados de la Real en otro derbi, tampoco encabezan lo que es la gente del Athletic. O los que este mismo domingo apalearon a un seguidor realista en circunstancias que desconozco. En Anoeta sólo se ha castigado eso, la prepotencia. Lo demás es sanísimo. Tanto como en Bilbao. Y si hasta con eso quiere García Macua dar una imagen de superioridad sobre el resto de los mortales, allá él. Porque luego vas a esos campos, pierdes 2-0 y siempre habrá gente dispuesta a recordarte tus palabras. El Athletic es una institución digna de admiración por muchos motivos. La actitud y las declaraciones de su presidente antes del derbi no forman parte de esos motivos.

domingo, diciembre 05, 2010

REAL SOCIEDAD 2 - ATHLETIC 0 Aurten bai, este año sí

Aurten bai era el lema con el que muchos anunciaban el regreso de la Real a Primera. Este año sí. Se falló a la primera, pero a la segunda se hizo realidad. Y este año sí, ya lo creo que sí. Pero no lo digo por el ascenso. No lo digo tampoco porque ahora me crea que esta Real va a acabar sí o sí en los puestos europeos que ha alcanzado esta jornada. No, no es eso. Lo digo porque, este año sí, la Real está haciendo disfrutar. Y en Primera. Donde tantos años nos hizo sufrir, incluso en sus buenos partidos, antes de aquella debacle consumada en Valencia en un caluroso día de junio de 2007. Hoy no ha hecho disfrutar con su fútbol, pero sí con su entrega, con su lucha, con sus ganas de ganar. Y, por qué no decirlo, con su suerte. Esa que tantas y tantas veces le ha sido esquiva y que hoy, en forma de circunstancias más o menos fortuitas, le han acabado dando el triunfo en el derbi. En uno de esos días que se disfruta más de la victoria por el rival que había enfrente. Ante un Anoeta volcado, lleno y sencillamente precioso. ¿Pistas de atletismo? Hoy no las había. Porque hoy se jaleaba cada maravilla de Xabi Prieto, cada invento imaginativo de Griezmann, cada carrera de Llorente, cada corte de Mikel González y Ansotegi y cada corte de un inmenso Diego Rivas. Y a la Real, se jaleaba a la Real. Qué bonito. Este año sí, qué bonito.

Ninguna sorpresa en el once de Martín Lasarte, su once, en el que Aranburu recuperó el puesto que en Gijón ocupó Elustondo. Con el tridente en la mediapunta y Llorente arriba. El comienzo no fue demasiado alentador, porque el Athletic quiso el balón y lo movió. No con demasiado acierto, pero sí es verdad que logró frenar la habitual salida potente de la Real, con la que desarboló a algunos de sus rivales anteriores. Y fue en el minuto dos cuando el Athletic tuvo su primera y gran ocasión de todo el partido, la única en la que realmente Bravo vivió una situación de exigencia. Un corner rematado por San José y despejado por el gran guardameta chileno, que prolonga su estado de gracia, con aquel pequeño manchón de su salida en el gol del Sporting hace una semana. Ahí se vieron dos de las constantes de este partido: la omnipresencia de San José en las jugadas decisivas de este partido y la facilidad con la que el Athletic ha rematado todos los saques desde la esquina, auténtico punto flaco hoy de la Real y que continúa lo visto en El Molinón hace una semana. En cualquier caso, el equipo txuri urdin comenzó a nivelar poco a poco el partido, con algún centro con peligro de Xabi Prieto que no encontró rematador.

Minuto 24, primera jugada decisiva del partido. Zurutuza cabecea a puerta un centro de Carlos Martínez y San José despeja con el brazo. Penalti. Ha costado doce jornadas y casi media hora que la Real viera la primera pena máxima a favor, siendo el último equipo de Primera en disfrutar de ese momento. Clarísima y sin discusión. Puestos a discutir, podríamos plantearnos por qué no fue tarjeta roja, pues el reglamento contempla que un remate a gol despejado con la mano debe ser sancionado así. Xabi Prieto cogió el balón y con su paradinha y su sangre fría habituales marcó. Y no valió. Primer penalti y tenía que costar que fuera gol, no podía ser de otra forma. La repetición no sólo fue asombrosa (Xabi no llega a detenerse en la carrera, eso es lo único ilegal, no hacer una paradinha) sino además castigada con tarjeta amarilla por una norma que no existe en el reglamento. Absolutamente increíble. Pero con Xabi no pueden. No serán capaces de ponerle nervioso. Ni recordando que su único penalti fallado había sido contra el Athletic y la última vez que los bilbaínos pasaron por Anoeta. Y marcó el segundo, al igual que el primero. Pero esta vez sin paradinha. Y, qué cosas, en la misma portería y con la misma repetición que tuvo lugar en aquella tarde de junio en la que la Real se ganó el regreso a Primera División. El recuerdo hermoso pudo al triste. Este año sí.

El gol hizo crecer a Xabi Prieto y a sus diabluras, a las de Griezmann (debió marcar el segundo a puerta vacía, pero no se dio cuenta de la claridad de la ocasión y la mandó al palo), a las de Zurutuza. Cuánta calidad hay en esa línea de mediapuntas. Pero no sólo ahí ganó la Real el partido. Disfrutó de sus mejores minutos a partir del gol y hasta el descanso, pero sí se llegó a ese momento en ventaja fue por el prodigioso partido de Diego Rivas, descomunal en el corte de balón, multiplicándose para aparecer en todas las zonas del campo y para aguantar en él más de una hora de juego con una tarjeta amarilla. Sencillamente brutal. Renovación ya. Venga quien venga desde la cantera, porque Rivas es ahora mismo un referente que además puede hacer crecer a los chavales. "Pico y palo para que los de arriba disfruten". Así se definió el bueno del manchego tras el partido. Y hoy un pico y una pala de oro. Con él delante, Ansotegi y Mikel González se dedicaron a explotar sus virtudes, el corte de balón y la anticipación. Tantos centros cortaron ellos como jugadas Rivas. Y secaron a Fernando Llorente en todas las facetas del juego, salvo, insisto, en los remates de saque de esquina. Y un dato que destacaron en rueda de prensa tanto Caparrós como Lasarte. Hasta hoy, el Athletic había marcado en todos los partidos. Hoy no. En Anoeta tampoco marcó el Villarreal, ni el Espanyol, ni el Racing. No es casualidad. Es que la Real juega.

Y juega en defensa y en ataque. Los goles de la Real llegaron de la manera más accidental que uno pueda imaginar, un penalti y un remate en propia puerta, pero llegaron cuando el equipo jugaba, cuendo trenzaba combinaciones y metía balones peligrosos en el área. Porque vaya pase de Xabi Prieto buscando a Joseba Llorente en el segundo palo. San José evitó el gol del 8 realista, confirmando que el defensa del Athletic tenía que estar en todas las jugadas decisivas. 2-0 a los cuatro minutos de la segunda mitad y mucha tierra de por medio. Mucha, pero más que por los dos goles de ventaja porque la Real desactivó por completo el juego del Athletic. Los bilbaínos, que son un equipo que ha protagonizado remontadas espectaculares en los últimos años, no sabía cómo meterle mano al partido. Nunca supo cómo generar peligro más allá de bombeando balones y con disparos lejanos que nunca inquietaron a Claudio Bravo. El precio a pagar fue que la Real renunció a jugar en ataque. Sólo buscaba que el balón llegara de cualquiera manera arriba y allí fiarlo todo a la imaginación de sus talentos, o que Carlos Martínez (desafortunadísimo con el balón salvo en la jugada del penalti, inmenso como siempre en el esfuerzo) y De la Bella dieran desahogo por las bandas. Como saben. Como siempre.

No es casualidad que en la segunda mitad, con ese panorama más defensivo, las dos grandes ocasiones de la Real llegaran a balón parado. La primera un trallazo de falta directa de Griezman que un muy acertado Iraizoz sacó con firmeza. La segunda, un cabezazo de Llorente completamente solo que se le fue arriba. Seguro que Llorente se acordó de aquel remate de cabeza contra el Betis en la temporada del subcampeonato, que se le fue de la misma manera. El pase, otra maravilla del artista del día, de Xabi Prieto, grande como durante toda la Liga y casi siempre consciente de cuál era la mejor opción. Decisivo de nuevo, con un gol y una asistencia (aunque el gol fuera en propia meta). ¿El Athletic? Mucho balón. Muchísimo. Pero un balón que casi siempre acababa en los pies de Diego Rivas. Anso y Mikel desesperaron a Llorente. Al de ellos. Y el nuestro contribuyó lo suyo a desesperar a la defensa bilbaína. Los cambios de Lasarte ayudaron a que el resto del partido se jugara más cerca de la portería de Bravo. Metió tres centrales, Labaka entró por Zurutuza (qué clase la suya). El segundo cambio dio oxígeno arriba, Agirretxe por Llorente. Y Agirretxe estuvo brillante, dando alternativas y generando peligro. Se ha ganado, ojalá, la confianza de Lasarte. El tercero, Markel por Aranburu, fue más testimonial que defensivo.

Y de ahí al final, sólo la fiesta de un Anoeta feliz. Lleno y feliz. En Primera. Y soñando. No se puede saber dónde está el límite de la Real. Sí se sabe dónde está hoy. Sexta en la clasificación. En puesto europeo. Con 22 puntos, más de la mitad de lo que se considera necesario para alcanzar la salvación cuando todavía quedan cinco partidos para el ecuador de la Liga. Con doce puntos de ventaja sobre la frontera que marca el descenso. Anoeta es un fortín, donde sólo un afortunado Madrid y un Atlético ayudado por el árbitro han conseguido ganar. Y marcar, porque nadie más lo ha hecho. El equipo da buenas sensaciones, e incluso no es descabellado pensar que se debía haber sumado algún punto más que se fue por cosas del fútbol y por cosas de los árbitros. Sus jugadores estrella están respondiendo tan bien como sus sacrificados peones de brega. No hay peros posibles a una Real que está generando felicidad con su honestidad, con su entrega y con su fe. Porque es la fe lo que mueve la camiseta txuri urdin. Y el cariño a un escudo, a unos colores, a una forma de entender el fútbol, la de cantera, la de lucha. Ese ha sido siempre el camino de la Real. Y mientras se mantenga fiel a ese camino, podrá ganar o podrá perder. Pero será la Real. Y eso suele tener premio. Hoy lo ha tenido. Este año sí hay que disfutar. Y si es ganando un derbi, que siga la fiesta.

viernes, diciembre 03, 2010

PREVIA Real Sociedad - Athletic. Un día para disfrutar

Con el ascenso, uno de los días para disfrutar que todos teníamos marcado en rojo en el calendario era el derbi vasco (domingo, 21.00 horas, Anoeta, Canal +). Porque, tres años después, el derbi tenía que volver a ser una fecha para disfrutar, y no para, de alguna forma, sufrir como se sufrió en temporadas precedentes. Jugar contra el Eibar o el Real Unión recordaba demasiado dónde estaba penando la Real y hacerlo contra el Athletic significa recobrar el lugar que, por historia, por tradición y por fútbol, le corresponde al conjunto txuri urdin. Es un día para disfrutar porque evoca tantas y tantas tardes de grandes recuerdos. Es un día para disfurtar porque, aunque alguien haya pensado que se trata de un partido de alto riesgo por motivos difíciles de comprender, de lo que se trata es de unir a las aficiones que disfrutan del fútbol, algo que las de Real y Athletic, con algún que otro altibajo, siempre han sabido transmitir. Y es un día para disfrutar porque es una magnífica oportunidad para que el equipo de Martín Lasarte demuestre todo lo que es capaz de hacer sobre un campo de fútbol ante un rival que, por qué no decirlo, se considera superior en demasiados ámbitos.

La convocatoria de Martín Lasarte incluye un par de novedades, una de ella por lesión y otra por decisión técnica del entrenador uruguayo. La primera gran novedad para este derbi está en la inclusión de Diego Ifrán en la lista por primera vez en toda la temporada y ya recuperado de su lesión, adelantando seguramente en alguna semana el plan inicial de Lasarte y dando el primer paso para cumplir el deseo que expresó el propio Ifrán cuando llegó a San Sebastián: debutar en el derbi. El uruguayo aprovecha la baja de Tamudo, que no ha llegado a tiempo para este partido. La otra novedad es Markel Bergara, que también vuelve tras su paso por la enfermería. El que se cae de entre los elegidos en Dani Estrada. Donde no se esperan demasiados cambios es en la alineación titular del técnico txuri urdin, que se asemejerá mucho a su once ideal. La única novedad que se espera es el regreso a la titularidad de Aranburu en detrimento de Elustondo, a pesar del buen partido que éste jugó en Gijón. El resto, si no hay sorpresas (y Lasarte es mucho más proclive a la confianza en sus hombres que a las novedades gratuitas), serán los mismos de siempre.

Así, jugarían Bravo en la portería, con Mikel González y Ansotegi en el centro de la defensa, con Carlos Martínez y De la Bella en las bandas, Diego Rivas y Aranburu en el doble pivote, las alas para Xabi Prieto y Griezmann, la mediapunta para Zurutuza y Llorente en punta. Ocho canteranos, por si alguien se lo quiere preguntar y establecer comparaciones con el once que saque en Anoeta el vecino. Labaka mantendrá su puesto en el banquillo como tercer central, al igual que Zubikarai como portero reserva, y Elustondo y Markel esperarán su oportunidad en la suplencia, al menos ahora habiendo dejado buenas sensaciones en sus últimas apariciones, no como sucedió tras la debacle del Reyno de Navarra. Sarpong, Agirretxe y el propio Ifrán serán la bazas ofensivas que se guarde el técnico uruguayo para responder a un hipotético marcador adverso o para dar descanso a los siempre generosos esfuerzos de los atacantes realistas. La forma de jugar será la misma de siempre, la que ha hecho fuerte a la Real en Anoeta, la que ha permitido que, de momento, el regreso a Primera sea mucho más plácido y disfrutable de lo que los agoreros temían.

Anoeta, como en las grandes ocasiones, estará lleno. No hay entradas y que no haya asientos libres ya está en manos de los socios realistas. Antes del partido habrá una marcha en recuerdo de Aitor Zabaleta, a quien nunca debemos olvidar, ya que el miércoles se cumplirán doce años de su asesinato. Y ambos equipos saltarán al césped portando una ikurriña, recordando aquel día de 1976 en que lo hicieron, cuando la bandera vasca todavía no era legal. Estos actos harán que el derbi se convierta en una fiesta, por mucho que desde Bilbao siempre haya voces que restan importancia a este partido. Que le pregunten a quienes hicieron noche en San Mamés o protestaron después en la sede del Athletic por el reparto de las entradas si consideran importantes los duelos contra la Real Sociedad. Todo lo demás es retórica barata y gratuitas ínfulas de grandeza. El derbi es importante para los dos equipos. Y esta temporada, hasta ahora, el derbi es txuri urdin. El Sanse ganó en Lezama al filial del Athletic en Segunda B, y tanto el equipo femenino como el de juveniles se impusieron 1-2 a los bilbaínos. A ver si el primer equipo sigue la racha.

Y es que, con esa idea en mente, el partido está llamado a dirimir qué equipo vasco marcha por delante en la clasificación cuando sobrepasemos el primer tercio de competición. Ahora mismo es la Real por la diferencia de goles, pero ambos están empatados a 19 puntos, dos por debajo de la zona europea y nueve por encima de la de descenso. Y eso que algunos, siempre desde el mismo lado de la autopista, se empeñan en diferenciar la capacidad y los objetivos de uno y otro equipo con demasiada facilidad. La Real ha ganado cuatro de los seis partidos que ha disputado en Anoeta, aunque el último lo perdió ante el Atlético de Madrid. El Athletic sólo ha ganado uno de los seis que disputado como visitante, y salió goleado de los dos últimos, 5-1 ante el Madrid en el Bernabéu y 4-1 en El Madrigal contra el Villarreal. También será un bonito duelo de canteras que, pese a quien pese, se decanta en favor de la Real. La plantilla txuri urdin tiene 17 jugadores procedentes de Zubieta, la rojiblanca 14 de Lezama y, según los datos publicados por Noticias de Gipuzkoa los primeros suman esta temporada 97 titularidades por 76 de los jugadores salidos de Lezama en el Athletic.

Dado que el Athletic nunca ha bajado a Segunda División, los 64 enfrentamientos entre ambos equipos se han producido en Primera, con un saldo de 31 victorias para la Real, 18 para los bilbaínos y quince empates. Hay un claro aroma a historia en estos derbis, ya que fue un Real - Athletic el partido con el que ambos abrieron la primera Liga, la 28-29 (empate a uno, gol txuri urdin de Bienzobas). En la memoria de todos está el partido que dio a la Real su segunda Liga, la 81-82. O el 5-0 de la campaña 76-77, con dos goles de Gatzelu, otros dos de Satrústegui y uno más de Zamora. Esta es la máxima victoria realista, que se repitió en la temporada 94-95, con un hat trick de Kodro y dos goles más de De Pedro e Idiakez. El mayor correctivo sufrido por la Real fue el 1-7 de la 29-30 (Cholín hizo el gol local). En los 14 partidos jugados en Anoeta, han sido cinco los triunfos locales y tres los visitantes. En el nuevo estadio, la mayor goleada de la Real fue aquel 5-0, pero también es memorable el 3-2 de la temporada 2004-2005 (dos goles de Nihat y uno de Gabilondo), pues es la mayor remontada de la centenaria historia realista. El Athletic, en cambio, logró su mejor resultado en Anoeta en la 2001-2002, cuando venció por 1-3, haciendo inútil el tanto de Khokhlov.

La última vez que Real y Athletic se enfrentaron en Anoeta fue en la campaña del descenso txuri urdin, la 2006-2007. Y el triunfo fue para los bilbaínos, por 0-2. Fue una tarde triste por muchos motivos, el esencial que el Athletic era un rival directo por evitar el descenso y con esta derrota se escapó un poco más la ilusión de la permanencia. De haber ganado, la Real se habría colocado a tres puntos. Pero perdió y se fue a nueve. Lotina sacó un mal once y remató la faena con cambios en los que los sustituidos, a pesar de ir ya perdiendo, eran los delanteros. Kovacevic se quedó sin jugar porque así lo consideró oportuno el entonces entrenador realista. Iraola adelantó al Athletic a los doce minutos de partido, en la única ocasión rojiblanca de la primera mitad. Aranzubía salvó después al Athletic, en el arreón de corazón (que no de fútbol) de la Real, con varias paradas, incluyendo un penalti, el único que ha fallado Xabi Prieto como profesional. El 0-2, otra vez de Iraola, mató el partido. Y, en buena medida, también al conjunto txuri urdin y a su gente. Lo único bueno que dejó este partido fue el debut como titular de Elustondo. Pero aquel día, la Real no fue la Real. Ni en sus jugadores, ni en su actitud. Y por eso perdió.

martes, noviembre 30, 2010

Aquellos quince derbis sin perder

Por fin un derbi de verdad. Contra el Athletic. Como tiene que ser. Y los derbis de verdad, tienen Historia. Con mayúsculas. Está claro que en la memoria de todos están aquel 5-0 de la temporada 76-77 (jugado un 5 de diciembre, por cierto, como sucederá este domingo) o aquellos en los que Real y Athletic se entregaron sendos títulos de Liga en los años 80 (para el equipo txuri urdin, su segunda liga consecutiva, en la temporada 81-82, se logró en Atotxa y ante los bilbaínos). Pero hubo otra gran etapa memorable que incluye ese otro partido en el que todos pensarán, ese otro 5-0, mucho más reciente. Ese fue el quinto partido consecutivo contra el Athletic en el que la Real no salía derrotada. En total fueron quince. Quince derbis sin perder. Un maravilloso periodo, plagado de empates, sí, pero también de tardes memorables. ¿Por qué no empezar el domingo una nueva racha como aquella?

· 1992-1993
Atotxa se despedió de los derbis de la mejor manera posible. La Real había caído 2-0 en San Mamés en la primera vuelta sin merecer tanto castigo, pero el último duelo entre los dos equipos vascos jugado en el viejo estadio donostiarra sólo se podía saldar de una manera. Atotxa no iba a dejar que la Real no lograra una victoria en semejante partido. Y se ganó. 1-0. Gol de Alkiza, con un gran tiro desde fuera del área. Y qué felicidad de despedida.

· 1993-1994
Qué poquita cosa tuvieron los dos derbis de esta temporada. Poquito cosa y ningún gol. Ni en San Mamés ni en Anoeta. El de San Sebastián, en la segunda vuelta, fue el derbi 100, y el estreno del estadio merecía la victoria. Pero no llegó. Se quedó en el día en que se retiró Larrañaga, el último de los campeones realistas en activo. Kodro tiró al palo y el árbitro perdonó una clara expulsión a Larrainzar. Qué le vamos a hacer.

· 1994-1995
Todo queda dicho con ese marcador. Con ese solmene 5-0 que decoró el antiguo marcador de Anoeta. Con aquella tarde de gloria y de fútbol de verdad. Con aquel hat-trick de Kodro, el único que consiguió vestido de txuri urdin (además, fueron sus últimos goles en la Real antes de fichar por el Barça). En la ida, San Mamés vivió un partido de auténtico sopor. Otro 0-0, el tercero consecutivo entonces. Pero el cerocerismo de los derbis se acabó a lo grande. "Me da que va a haber goles", dijo Iriarte antes del partido de Anoeta. Madre mía si los hubo.
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· 1995-1996
¿El derbi en San Mamés? 0-0, no podía ser de otra forma. Tercero consecutivo en Bilbao, donde los goles parecían haberse olvidado en estas citas. Dominó la Real, pero no marcó. Y comenzó en Anoeta marcando. 2-0 a los veinte minutos, con goles de Craioveanu y Albístegui, y muchos pensaban ya en otro 5-0. El Athletic recortó distancias. Y Díaz Vega le regaló el empate. Etxeberria hizo lo de casi siempre, tirarse, y el árbitro picó. La vida seguía siendo así.

· 1996-1997
La Real destrozó la sequía de San Mamés con un triunfo grande. 1-3. Craioveanu, De Paula e Idiakez hicieron los goles realistas, en un partido ganado al contraataque y maniatando el estéril dominio del Athletic. El 0-0 se traspasó esta temporada a Anoeta. Pero no fue aburrido el partido, no. Urzaiz le partió la nariz a Albístegui de un alevoso e intencionado codazo y el árbitro decidió mirar para otro lado. Y eso que Luis Pérez había salido también del campo una hora antes también con la nariz destrozada, aunque éste fuera en un choque. Pero 0-0.

· 1997-1998
La polémica cambio de campo. La Real empató en San Mamés de penalti. Muy protestado, aunque pareció clara la infracción de Carlos García sobre Loren. Y Gica no falló. El Athletic fue mejor, pero no le sirvió. Y en la vuelta, la polémica continuó. Larrazabal adelantó al Athletic en una falta inexistente. Y en el minuto 92, Gracia empató con el portero visitante en el suelo, tras chocar éste con Kovacevic. No hubo falta. El gol de Gracia salvó la imbatilidad de Anoeta, que sólo vio perder un partido a su equipo en toda la temporada. No nos ganaron, pero lo malo es que al final de la Liga el Athletic fue segundo y la Real tercera. Vaya.

· 1998-1999
Esta vez llegó primero el derbi de Anoeta, y se lo quedó la Real en otra tarde para el recuerdo. 3-1. De Paula y Sa Pinto adelantaron a la Real, y el Athletic recortó distancias de penalti. Todo eso pasó en un cuarto de hora. Pero desde el 88 hasta el 93 pasó de todo. El Athletic se quedó con diez. Luego con nueve. Larrazabal de portero. Subió a rematar un corner. Falló. La Real contraatacó. Y Kovacevic, con setenta metros de carrera, marcó el gol que más tiempo cantó Anoeta antes de que el balón traspasara la línea de la portería. El aburrimiento volvió a San Mamés, 0-0. Jauregi fue expulsado a los 22 minutos y la Real se dedicó a defender lo que tenía.

· 1999-2000
San Mamés vivió otro partido polémico. Por fútbol mereció ganar la Real, y el empate que puso Aranburu en el marcador, golazo, parecía sentenciar el partido. Pero en el descuento el Athletic marcó un gol que parecía legal y no valió. Qué cosas. En la vuelta, goleada. Aranzabal marcó el empate a uno un minuto después de que se adelantara el Athletic, gracias a que Pikabea anotó en propia puerta. Y luego marcó Khokhlov. Y luego De Paula hizo dos dejando la cosa en goleada, 4-1. Clemente era el entrenador de la Real y Luis Fernández el del Athletic. Se dijeron de todo menos guapos en las ruedas de prensa. Y no se saludaron, claro.

domingo, noviembre 28, 2010

SPORTING 1 - REAL SOCIEDAD 3 Victoria grande en la batalla de El Molinón

Grande, muy grande ha sido la victoria de la Real en lo que sólo se puede calificar como la batalla de El Molinón. Batalla en el buen sentido, porque estos son los partidos que, si tuvieran un árbitro a la altura, gustan a los aficionados. Gustan porque los 22 contenidentes se dejan todo lo que tienen en el césped. Gustan porque son encuentros de pelea, de presión, de ir al límite en todos los balones. Y gustan porque al final es la calidad lo que decide el resultado final. La calidad de la Real, esa que tantas veces se discute y que está muy presente en sus jugadores. Y todo hubiera sido más bonito con un árbitro competente sobre el césped, pero no lo ha habido. Una vez más. Pero, lamentos aparte, lo que queda, al fin y al cabo, es un triunfo enorme. Además, remontando un gol adverso (por primera vez en la temporada), recuperando al equipo de un mal inicio (que costó precisamente el gol) y sin apenas dar opciones a las armas del Sporting de estar cerca de sacar algún punto de este encuentro. Con esta Real, da gusto.

Y esta Real era casi la misma de siempre. El único cambio que Lasarte introdujo en su once más o menos ideal fue la inclusión de Elustondo (que está a buen nivel) en lugar de Aranburu. No hubo tiempo de saber si la apuesta era acertada porque la Real entró con tan mal pie en el partido que a los tres minutos ya iba perdiendo. Primerio cedió una clara jugada del Sporting por el costado derecho de su defensa. Después se botó el primer córner desde ese lado y acabó en gol inexplicablemente. Y digo que inexplicablemente porque no hubo error de marcaje. Es que no hubo marcaje. Nadie estaba junto a Gregory cuando éste remató. Eso, conjuntado con la mala salida de Bravo, propicio el cabezazo sencillo del sportinguista. Todo un regalo que tuvo continuidad en otro córner de la primera mitad, ya con 1-1 en el marcador, en el que otro jugador local rmató solo, esta vez con el pie, desde un poco más allá del pico del área pequeña. Los marcajes en los corners son vitales en partidos que se afrontan como batallas, partidos como éste. Ese fue el punto más negro de la Real en todo el partido, partido que jugó por lo demás como tenía que jugarlo.

Fue un chispazo lo que devolvió la vida a la Real. Un chispazo de Bravo, que lanzó un magnífico saque largo que llegó al lugar al que pretendía llegar, el pie de Llorente. El delantero realista hizo una preciosa dejada de tacón y Xabi Prieto entró como una bala para cruzar un disparo espléndido y empatar el partido, apenas diez minutos después del tanto sportinguista. Comenzaron así los mejores minutos de la Real, el juego se volcó exactamente donde lo querían Lasarte y sus jugadores. El dominio en el centro del campo era intenso, las llegadas al área local eran peligrosas aunque sin excesivas ocasiones de gol, y Bravo era todo un espectador del encuentro, gracias a la formidable presión en campo contrario y al gran trabajo de la defensa txuri urdin (espléndidos un día más Mikel González y Ansotegi, dio gusto ver a De la Bella recuperado tras los dos errores que cometió en Alicante; el entusiasmo de Carlos Martínez, en la misma línea de siempre). El segundo gol de la Real llegó en el último minuto de la primera mitad. Y fue otro chispazo. De Griezmann. Un giro prodigioso dentro del área que Gregory todavía anda preguntándose cómo pudo suceder y un preciso pase atrás para que Zurutuza, al segundo intento, anotara su primer gol en Primera División.

El gol de Zurutuza dio es sintomático de una de las carencias de la Real, no saber matar los patidos en condiciones. Y lo digo habiendo ganado 1-3. El mediapunta necesitó dos disparos para marcar, y el primero era el más sencillo de los dos (aunque en el segundo hay mucha clase). La segunda parte se convirtió en un ejercicio similar de supervivencia, porque fueron 45 minutos sin matar el partido. Las sensaciones eran favorables a la Real, porque se intuía más peligro contra la portería local que contra la de Bravo. El chileno apenas tuvo una ocasión destacada en la que lucirse, pero el balón rondó mucho su área y su portería. El equipo volvió a meterse atrás, pero con firmeza y con seguridad, sin conceder demasiadas alternativas de empate al Sporting. Y hubo alguna que otra ocasión de matar el partido, sí, pero no se hizo con la antelación suficiente como para tener la segunda parte plácida que pedía su desarrollo. El 1-3 no llegó hasta el descuento. Y fue otro chispazo, otra genialidad. De Xabi Prieto, que dejó clavados a dos defensas locales, lanzó un magnífico envío al segundo palo desde la línea de fondo y allí apareció Aranburu para introducir el balón en el interior de la red. Partido sentenciado. Con justicia, con categoría y con calidad.

La calidad no es necesario enseñarla durante 90 minutos para ganar un partido. Basta saber cuándo acertar. Porque, y lo dijo Lasarte, hoy no fue el partido más brillante de la Real, pero sí uno que deja un maravilloso sabor de boca. ¿Por qué? Porque la calidad apareció cuando se necesita. Cuando había que cortar el ímpetu de un Sporting en ventaja. 1-1. Cuando había que dar un golpe moral al rival. 1-2. Y cuando había que matar el partido, aunque éste llegara un poco más tarde de lo deseado. 1-3, tres puntos y a casa. Si todavía hay quien piensa que a la Real le falta calidad, que vea los vídeos de los tres goles. Participan Xabi Prieto, Griezmann, Zuturuza, Llorente y Aranburu. De los que jugaron en el cuarteto de arriba, sólo Tamudo estuvo ausente en los goles realistas. Y ninguno de ellos hizo un partido realmente completo. Pero estuvieron cuando tenían que estar, cuando el partido se estaba decidiendo. Y cuando el partido se estaba batallando, junto al resto de sus compañeros, porque nadie ha desentonado en esta Real. Y con esa fuerza, esta Real tiene muchas papeletas de ganar partidos. Los gane o los pierda, porque eso es el deporte.

El partido podría haber sido más bonito de no mediar otra lamentable actuación arbitral. Concierto de silbato, nada menos que 58 faltas, 30 señaladas al Sporting y 28 a la Real. El Sporting ha hecho menos y la Real no ha debido llegar ni a la mitad, pero Paradas Romero tenía ganas de pitar y eso no hay nadie que lo pueda parar. Visto lo que ha pitado, lo que es asombroso es que los locales terminaran con once. Pero ya se sabe que en los partidos de la Real, no hay rivales expulsados. También es asombroso que se prolongara una jornada más la racha de la Real sin ver un penalti a favor, después de una mano de Gregory en la jugada previa al 1-2 que anotó Zurutuza. Penalti pudo ser el gol de Xabi Prieto, porque el entradón del defensa sportinguista (que se quedó sin tarjeta) fue de órdago. Al menos no se dejó engañar por el impresentable piscinazo de Barral. Pero hasta esto se convirtió en un elemento más de elogio a la actitud txuri urdin (que hasta evitó la quinta amarilla a Griezmann en el galimatías arbitral). Porque no es fácil subsistir en un partido en el que se señala una falta cada minuto y medio, en el que no hay ritmo y en el que todo se decide por calidad. Porque la calidad suele necesitar continuidad y hoy era imposible. Pero Llorente, Xabi Prieto y Griezmann la han puesto en este escenario.

Hoy la Real se ha olvidado de la historia, como hacía falta. Y hoy la Real ha puesto sobre el campo su presente y, sobre todo, su futuro. Ha demostrado que el fútbol de cantera puede competir en Primera División. Ha demostrado que unos chavales que no visten la camiseta de la Real porque alguien ha puesto unos cuantos millones de euros en el banco, sino porque se lo han ganado con su trayectoria, pueden demostrar tanta clase como jugadores constantemente alabados en los medios de comunicación. No, no ha sido el mejor partido de la Real. Tampoco el más bonito. Pero qué grande ha sido la victoria. Nueve puntos por encima del descenso y dos por debajo de los puestos europeos. No hay que pensar en objetivos. No hay que cambiar nada. Hay que seguir jugando partido a partido. Y el de hoy ha sido el segundo lejos de Anoeta que acaba con victoria txuri urdin (enorme mejor a domicilio en las últimas tres salidas). Es el que permite llegar el derbi de la semana que viene por delante del Athletic. Es el que tiene que garantizar la confianza que se merece este equipo, el mismo que subió con el cambio de Llorente por Bueno. El mismo. Cuánto dice eso de estos chicos que hoy han vestido la camiseta de la Real. Gran victoria. Y ahora, el Athletic.

viernes, noviembre 26, 2010

PREVIA Sporting - Real Sociedad. A olvidarse de los recuerdos

Toca olvidarse de los recuerdos en el escenario en el que más difícil resulta esa tarea para la Real (domingo, 17.00 horas, El Molinón, PPV). Porque Gijón será para siempre el lugar en el que el equipo txuri urdin conquistó su primera Liga, pero llega a jugar allí de nuevo después de una semana en la que se han prolongado dos históricas maldiciones (la Copa del Rey y el Hércules en Alicante) y en la que se ha roto una magnífica racha positiva (el Atlético jamás había ganado en Anoeta). Además, la última visita al lugar de tan hermoso recuerdo, acabó en derrota, gol en fuera de juego mediante. Así que nada de recuerdos. Realidades, para variar. Y ojalá que sea una realidad que surja de la contienda limpia y honorable de dos equipos de fútbol que guardan ciertas similitudes, porque la Real lleva cuatro semanas consecutivas viendo como la actuación arbitral cambia el desarrollo de sus partidos y en las dos últimas incluso el resultado. Fútbol, por favor. Eso que tantas veces queda en el olvido y de lo que tan poco se habla últimamente en la Liga española. Y para la Real, qué mejor escenario que El Molinón para recuperarlo.

No se esperan demasiados cambios en la alineación titular que Martín Lasarte ponga sobre el césped de El Molinón, aunque queda por comprobar cómo afecta el estado del terreno del juego a sus planes iniciales. En la convocatoria sí hay dos novedades reseñables. Aunque debutó en el amistoso del pasado miércoles, Diego Ifrán tendrá que esperar todavía para entrar en una lista. Los que sí vuelven son Agirretxe y Dani Estrada. El primero entra en lugar de Borja Viguera, que hasta ahora estaba siendo el escogido para completar la lista pero llevaba ya varios partidos sin disponer de minutos. El segundo ocupa el puesto de Markel Bergara, que sufrió un percance en el amistoso del miércoles. El resto son los mismos que estuvieron ante el Atlético de Madrid y, dado el grado de satisfacción del técnico con esa actuación y la precedente en Alicante (en ambas cree Lasarte que se debieron sumar puntos), lo normal es que el once se acerque mucho al ideal que tiene en mente desde el comienzo de la temporada.

Ese once lo conforman Bravo en la portería, Mikel González y Ansotegi de centrales, De la Bella y Carlos Martínez como laterales, Diego Rivas y Aranburu en el doble pivote, con Griezmann y Xabi Prieto por las alas, Zurutuza en el centro y Llorente como delantero. Quien más opciones tiene de entrar en el once es Elustondo, que lleva varias semanas contando con minutos y siendo elogiado por el entrenador txuri urdin. Labaka podría entrar si los problemas de Mikel González de esta semana le han dejado alguna secuela, aunque no parece probable. Sarpong, Tamudo y los ya mencionados Estrada y Agirretxe, además del portero Zubikarai, apuntan al banquillo, aunque el extremo holandés podría tener un hueco en el once si Lasarte opta por dar descanso a alguno de los de arriba, algo que tampoco parece probable. Griezmann, con cuatro tarjetas amarillas, es el único jugador que está en peligro de perderse el derbi ante el Athletic por acumulación de amonestaciones.

La Real llega a este partido después de sufrir dos derrotas consecutivas, en Anoeta ante el Atlético de Madrid y en Alicante ante el Hércules, y en ambas intervino desgraciadamente el árbitro. Pita en Gijón Paradas Romero, un colegiado que subió a Primera cuando la Real bajó a Segunda. El equipo de Lasarte ocupa la novena posición en la tabla, cuatro puntos por debajo de la frontera europea y seis por encima de los puestos de descenso. El Sporting, cuarto por la cola, tiene los mismos puntos que el primer equipo que esta ahora en zona marcada, el Málaga. Ganar en Gijón supondría dejar al que muchos ven como un rival directo a nueve puntos de distancia. El conjunto txuri urdin sólo podría ganar una posición esta jornada, en detrimento del Mallorca, aunque éste tendría que perder en casa ante el Málaga (o empatar si la Real ganara por dos goles de diferencia). La victoria permitiría llegar al derbi de la semana que viene con al menos los mismos puntos que el Athletic, ahora mismo igualado pero por detrás de la Real en la clasificación gracias al gol average. No ganar supondría una racha de tres jornadas sin conocer la victoria antes de ese encuentro y de la visita al Camp Nou.

En El Molinón no cuenta la estadística. Siempre será el lugar en el que Zamora hizo campeona a la Real en aquel último minuto del partido que se jugó el 26 de abril de 1981. Contando con aquella visita, que acabó en empate, la Real ha visitado Gijón en 42 ocasiones, 33 en Primera y nueve en Segunda. En la máxima categoría, el equipo txuri urdin venció en nueve ocasiones, empató en otras ocho y perdió en 16. Estadísticas desfavorables, pero no demasiado. Y que mejoran teniendo en cuenta sólo las últimas visitas. De los últimos 13 encuentros (entre las temporadas 85-86 y 97-98), sólo perdió tres y ganó cinco. El último duelo en Primera, el de esa campaña 97-98, se saldó con un claro 0-2 (goles de Cvitanovic y Aldeondo) a favor de una Real lanzada en busca del subcampeonato que al final no logró. El mayor triunfo txuri urdin es el 2-4 de la 92-93, con dos tantos de Luis Pérez y los mismos de Uría. La peor goleada sufrida por la Real allí es el 6-2 de la temporada 77-78. Los goles realistas los anotaron López Ufarte de penalti y Satrústegui. En Segunda, en cambio, la Real nunca ganó en Gijón. Nueve partidos, siete derrotas (la peor de todas el 5-2 de la campaña 63-64) y sólo dos empates.

Fue precisamente en Segunda cuando se vieron las caras por última vez Sporting y Real Sociedad, en la temporada 2007-2008. Entonces, ambos equipos luchaban por subir a Primera, los locales diez años después de bajar a Segunda y los visitantes todavía con el shock del descenso muy vivo. El objetivo lo lograron los asturianos y los vascos no. El Sporting ganó aquel día por un gol en un fuera de juego tan claro y flagrante que es imposible comprender cómo no fue señalado. Bilic marcó en el minuto 81 y Del Cerro Grande, un árbitro de infausto recuerdo para la Real, dio validez al gol. El colegiado influyó más aún en el partido, pero esa fue la jugada determinante. La Real jugó un buen encuentro y demostró que tenía nivel de sobra para estar en la pelea por el ascenso, pero le faltó marcar. Fútbol no hubo demasiado, al menos del preciosista. Pero fútbol del de verdad, en un césped embarrado y con lucha constante, hubo mucho. A los puntos ganó la Real, pero los tres puntos se quedaron en Gijón gracias al árbitro. Venía el equipo de Eizmendi de perder con el líder Numancia y perdió contra el Sporting. Sus opciones de ascenso pasaban por momentos delicados. El equipo se acabó recuperando de la mano de Lillo, pero no fue suficiente para subir.

jueves, noviembre 25, 2010

Los arbitrajes en Anoeta

A comienzos de diciembre de 1994, el Real Madrid visitó Anoeta. Fue el día que los madridistas recordarán como el de aquella grave lesión de rodilla de Michel y que los realistas tendrán en su recuerdo por aquel lejanísimo disparo de falta de Kodro, uno de sus míticos kodrazos, que dio un punto en los minutos de descuento. Entre esos dos momentos de un partido de futbol siempre especial, el Real Madrid se adelantó en el marcador gracias a un penalti transformado por Fernando Hierro. El penalti lo cometió Luis Pérez sobre Laudrup. Pitaba Martín Navarrete. Para que no me acusen de parcialidad, recordaré un recuadro que apareció en el diario Marca. "La mayoría de los periodistas no vieron penalti a Laudrup" es su titular. "De los seis enviados especiales que se desplazaron a San Sebastián para este encuentro, tres vieron penalti, dos no y uno mantiene la duda. Entre los cinco periodistas preguntados que cubren habitualmente la información de la Real Sociedad (...) cuatro no vieron penalti por ningún lado, mientras que uno lo calificaba como muy discutible", añadía el texto.

La actuación arbitral de aquella noche llevó a John Toshack (que había sido cesado como técnico realista dos semanas antes; el banquillo txuri urdin lo ocupaba en aquel partido Salva Iriarte) a hacer las declaraciones que también publicó Marca ese mismo día, las que encabezan estas palabras. "El penalti fue un golpe bajo difícil de superar. Si el árbitro no lo llega a pitar, nadie dice nada. Además, Luis Pérez ni siquiera sabe hacer faltas. (...) Ya está bien de decir que la Real es un equipo muy simpático y que es muy bonito venir a pitar aquí", dijo el galés. Después del encuentro del pasado domingo ante el Atlético de Madrid, Martín Lasarte afirmó lo siguiente: "Da la sensación de que Anoeta es una plaza muy tranquila para los árbitros". Han pasado casi catorce años entre las declaraciones del galés y las del uruguayo, pero cuando escuché a Lasarte el domingo me vino inmediatamente a la cabeza lo que entonces proclamó Toshack. Catorce años. Y nada ha cambiado.

Y cuando digo nada, me refiero a los dos lados de esta ecuación. Por un lado, la Real sigue siendo un equipo noble que no sabe hacer faltas. Ni protestarlas. Ni meter presión a los árbitros. Eso, que tendría que ser un motivo de orgullo, es en realidad algo que resta puntos a un equipo. Yo no quiero que eso cambie. Si la Real tuviera un carnicero, lo criticaría. Si la Real tuviera un piscinero, censuraría su actitud. Si se supiera que la Real compra partidos, lamentaría la desfachatez de mis dirigentes. Si la Real ordenara a sus recogepelotas que desaparecieran cuando el equipo va ganando, me enfadaría con mi propio equipo. Si la Real forzara expulsiones para que sus jugadores estuvieran en las grandes citas (ahora que se ha puesto de moda el asunto), lo reprocharía con mucha dureza. Pero nada de eso sucede. Como tampoco sabía Luis Pérez hacer faltas. Y por eso, aunque cueste puntos, lo que yo siento es orgullo por mi equipo. No me cambio por nadie. No anhelo ninguna práctica antideportiva que dominen otros, por muchas victorias que garantice al equipo a lo largo del año. Lo que cabe preguntarse es por qué no se reconoce eso como mérito y por qué parece que hay árbitros dispuestos a castigarlo.

Y así llegamos al otro otro lado de la ecuación, los árbitros. Los comentarios más escuchado esta semana, como las mejores explicaciones de lo sucedido el domingo en Anoeta, es que entre un equipo grande y uno más modesto siempre se beneficiará al grande y que, al final, la balanza más o menos se equilibra para todos. Y no estoy de acuerdo. Porque he visto muchos partidos y muchos arbitrajes en los últimos años. Muchos en Anoeta. Y he visto a muchos equipos beneficiados allí, desde el Real Madrid hasta el Alicante, pero de verdad que no recuerdo arbitrajes de esta calaña a favor de la Real. Decisiones puntuales sí, incluso tengo en la memoria un partido en el Ruiz de Lopera en el que pitaron a favor del equipo txuri urdin dos penaltis inexistentes (buenos que somos, fallamos los dos y perdimos el partido), pero nunca lo que se llama un atraco descarado.

Sólo dos grandes escándalos ha vivido Anoeta en esos 14 años. Aquel día que Brito Arceo dejó a la Real con nueve jugadores contra el Valencia, el día que provocó el único cierre del estadio realista (se cumplió contra el Celta en Pamplona) y aquella jornada contra el Eibar en el que el ascendido González González armó la marimorena contra el Eibar, con botellazo a Lillo incluído (aunque éste buscara la cabeza del árbitro). Sólo dos. Qué paciencia tiene esta afición, de eso no hay duda. Y es otro motivo más de orgullo, aunque algunos se quieran fijar en otras cosas. Han pasado 14 años entre las palabras de Toshack y las de Lasarte. Y comparto plenamente lo que dijeron ambos, pero me temo que no circunscribe sólo a Anoeta. Hay muchos puntos negros en la historia arbitral reciente y Gijón, la próxima plaza que visitará la Real, es sólo uno de los muchos a destacar. Entre ambos instantes, los arbitrajes han tenido un papel relevante, más o menos destacado según el caso, en que la Real no lograra su tercera Liga, se fuera a Segunda División y se le escaparan dos ascensos. No veo la balanza compensada. No, no la veo.

Ah, por cierto. Sé que Toshack no es hoy en día un entrenador tan bien valorado como lo fue en los años 80. Yo tendré siempre un gratísimo recuerdo de lo que hizo en las tres etapas (sí, en las tres) que vivió en la Real, y creo que no todo ha sido suficientemente reconocido. Pero, al César lo que es del César, el ojo clínico del galés, cuando quería utilizarlo, siempre me pareció digno de admirar. Dijo aquella noche de diciembre de 1994 que el Madrid le había defraudado, que no se creía los vaticinios de que iba a superar el todavía imbatido récord de goles que logró su Real Madrid. "Yo creo que no van a llegar ni a 80", dijo. El Real Madrid ganó la Liga en la temporada 1994-1995, sí. Pero con 76 goles a favor.