lunes, mayo 31, 2010

¿Quién dice que Anoeta no gana partidos...?

Dicen que Anoeta no gana partidos. No lo hace como lo hacía Atotxa, eso lo sabemos todos los que tuvimos la suerte de pisar el viejo estadio donostiarra, y seguramente muchos de los que no estuvieron jamás en las maltrechas gradas del vetusto campo. No hay color entre uno y otro, pero ya lo creo que Anoeta puede ganar partidos. Los gana cuando la gente da la vida por la Real, cuando los gritos de ánimo esconden el temor a que el objetivo se escape, cuando el único sentimiento es el apoyo a los que visten de txuri urdin, cuando la comunión con el equipo es absoluta, cuando se siente que hay mucho en juego, cuando se ven pocas butacas vacías. Todo eso sucedió el sábado. Me sigue pareciendo impresionante que Anoeta no haya visto menos de 15.000 personas en tres temporadas en Segunda, pero me parece aún más impresionante reunir casi 28.000 dispuestas a todo para que el equipo note su aliento. Y lo agradece, ya lo creo que lo agradece.

Por eso, la medida de entregar a los socios entradas a precios reducidos (aunque reconozco que eché de menos a los 5.000 socios que decidieron no ir y no dar su abono a nadie, a pesar de que había mucha en las taquillas buscando una entrada que no existía) me parece espléndida. Pero también tengo que decir que algo tardía. ¿Por qué hay que esperar al penúltimo partido en Anoeta para una medida así? ¿Por qué restamos a la afición y al estadio realista un pedazo de su capacidad de ganar partidos en la primera vuelta? ¿Por qué hay que esperar a que nos hagan una encerrona como la de Sevilla para reaccionar? Quizá sea el momento de abrir un debate distinto al que suele protagonizar Anoeta. Se habla mucho de las pistas de atletismo, y es cierto que restan calor. Pero quizá la frialdad se perdería también si en Anoeta hubiera siempre 30.000 personas. Con la publicidad y la televisión, quizá compense renunciar a algunos ingresos por taquilla y por socios. Quizá. Me parece un debate interesante y el sábado Anoeta probó que habría argumentos a favor de esta idea.

Anoeta ya ha vivido grandes tardes, ha vivido llenos y jornadas de gloria y sufrimiento, derbis de los grandes, las visitas de los mejores equipos de España y algunos de Europa, ha visto Champions y hasta una Real cercana a proclamarse campeona de Liga. Pero ni en esas fechas se vivió algo como lo del pasado sábado: el colorido. Pocas veces, probablemente nunca, se ha podido ver Anoeta tan lleno de camisetas blancas y azules. Quizá haya sido por el centenario y que todos quisiéramos esa camiseta a pesar de la mala gestión del club y de Astore en los primeros meses de venta, quizá por la ilusión de ver que el ascenso está cada día más cerca, quizá porque esas camisetas, las más antiguas, van pasando de hermanos mayores a hermanos menores, quizá incluso de padres a hijos. El caso es que los colores de la Real inundaron Anoeta, sus aledaños, San Sebastián desde primera hora de la mañana y esa hermosa caminata desde Aranzazu que algunos hicieron desde el viernes. Es un orgullo ver que tantos realistas vuelven a vestir sus colores, los de siempre, los de su corazón.
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Y es un orgullo que sepamos sufrir, sí, pero sin necesidad de rebajarnos a lo que sucede en otros campos para lograr una victoria de cualquier manera. Porque nosotros animamos a la Real. Pero no utilizamos punteros láser para descentrar al portero rival. No lanzamos objetos al terreno de juego. No hacemos que desaparezcan los recogepelotas cuando vamos ganando. No, nosotros no somos así. Y eso es una de las cosas más grandes que ha tenido, tiene y tendrá la Real y su afición. Que nosotros hacemos bien las cosas, aunque eso no nos garantice el éxito inmediato. Podemos ganar o perder, podemos tardar más tiempo en conseguir logros que otros alcanzan al primer tiempo. Pero estamos ahí. Por eso, nos costó ser campeones de Liga, y romper la famosa maldición de Monsieur Comet, aquella que nos debía apartar de los títulos. Nos está costando subir a Primera. Estamos en el tercer año. Pero vamos a lograrlo, y de qué manera, porque nuestra vía se lo merece. Nosotros nos lo merecemos.

Y una buena prueba de que nos merecemos esa alegría es el recibimiento al equipo. Dicen que fueron mil personas, pero parecía San Sebastián entero, Guipúzcoa entera, toda la afición txuri urdin diseminada por el mundo entero unida en unos breves instantes de algarabia. Las caras de los jugadores de la Real en el autobús lo decían todo. Ansotegi alucinaba. Xabi Prieto nos aplaudía. Carlos Bueno, que procede de un fútbol, dicen, mucho más pasional que el nuestro, no daba crédito. Con una sonrisa en la boca, los jugadores de la Real bajaron del autobús y tadaron lo suyo en recorrer los diez o quince metros que les separaban de la entrada al estadio. Queríamos estar con ellos y estuvimos. Seguro que los jugadores quisieron corresponder y parte de la victoria se fraguó ahí, en la entrada de Anoeta, casi dos horas antes de que empezara el partido.
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Un poquito antes de todo eso me encontré en los aledaños de Anoeta con el gran Gorka Reizabal, uno de los grandes cronistas que ha vivido la Historia más gloriosa de la Real. No le veía desde hacía dos años, en los prolegómenos de aquel partido que perdimos contra un Numancia líder que ascendió a Primera. "A ver si hoy damos más suerte", me dijo. Ya lo creo que la dimos. Siempre da gusto encontrarse con un amigo así cuando uno va a ver a la Real. Siempre da gusto saber que alguien que lo ha sido todo en el mundo informativo que rodea al conjunto txuri urdin te saluda con tanta alegría y valora la modesta labor que uno hace desde estas líneas. Porque yo sólo soy uno de los pocos que dedican su tiempo a hablar de lo que tanto queremos todos, la Real. Yo sólo fui uno de los casi 28.000 realistas que saltó de alegría en Anoeta cuando se acabó el partido. Uno de los muchos miles más que se alegrarán dentro de nada cuando la Real vuelva a Primera. Uno más. Pero entre todos somos la Real. Que no se baje nunca nadie, ni siquiera cuando las cosas vayan mal.

REAL SOCIEDAD 2 - VILLARREAL B 1 Un sufrido penúltimo paso hacia la gloria

Si algo define la victoria ante el Villarreal B es el sufrimiento. Pero fue un sufrimiento con final feliz, un sufrimiento que vale la pena padecer durante casi dos horas por el estallido de felicidad que acompañó al pitido final del árbitro. La Real sufrió, sí, porque el rival fue mejor. Pero la Real ganó, también, porque supo leer el partido y aprovechar, esta vez sí, su ocasión de anotar. Lo cierto es que el partido pudo caer de cualquier lado, pero el caso es que este año los partidos así caen del lado de la Real, no por casualidad, y en años precedentes rara vez sucedía así. Por eso el equipo txuri urdin es líder de Segunda. Por eso estos tres puntos son el penúltimo paso en el camino de regreso a la Primera División. Quedan tres jornadas, pero si la Real hace lo que sabe la fiesta será en una o en dos semanas. Lo que aconteció en Anoeta fue una de esas tardes para vivir y para recordar.

Lasarte se ciñó al guión previsto. Colocó a Mikel González como lateral derecho para no sobrepasar la exigencia del regreso de Dani Estrada, alineó a Diego Rivas en el mediocentro pese al esguince que sufrió el jueves, mantuvo al tridente de mayor calidad en la mediapunta y colocó a Carlos Bueno como delantero centro. Casi el equipo de gala de esta Real que no deja de oler a Primera, diga lo que diga el marcador. Había que salir con lo mejor para ir a por el partido desde el principio. Pero el plan falló. No por algo que hicieran mal los realistas, no, sino porque delante se colocó un equipo que tocó, tocó y tocó hasta el aburrimiento de los jugadores locales, que perseguían sombras. Los primeros 17 minutos fueron un suplicio. El Villarreal B tocaba y llegaba al área de Zubikarai con más frecuencia de lo que podía esperar un Anoeta casi lleno. El meta txuri urdin y Labaka salvaron la más clara ocasión del conjunto amarillo, el primero con su salida, en la que tocó el balón lo justo para ralentizarlo y que el central consiguiera sacarlo bajo palos.

El Villarreal B, con Jefferson Montero, encontró una autopista en la banda izquierda de su ataque, la que ocupó Mikel González. Pero, insisto, no por deméritos de la Real. Mikel sufrió lo indecible y tuvo que recibir más ayuda de lo normal de Diego Rivas, Aranburu, Xabi Prieto y los centrales. Ahí estaba el peligro para la Real, pero poco a poco el equipo en general y Mikel en particular se rehicieron. Los de Lasarte ya habían entendido para entonces que el partido no se podía ganar con el plan inicial y se adaptaron a las circunstancias. Ahora había que salir con rapidez y buscar jugadas fulminantes. Aranburu lo leyó a la perfección y suyas fueron las mejores jugadas. Cuando la Real empezaba al menos a buscar el equilibrio en la posesión, el balón cayó en los pies de Xabi Prieto. Él solito se inventó la jugada del penalti. No seré yo quien lo discuta a estas alturas. Los hemos sufrido más claros, pero el contacto es evidente. El propio Xabi Prieto asumió la responsabilidad y con una leve picadita introdujo el balón en la portería del Villarreal B. Un toque genial. Y es que a Xabi no le hace falta mucho más para desequilibrar un partido.

Así comenzaron los mejores minutos de la Real. No es que el Villarreal cediera el balón, ni mucho menos, pero las sensaciones ya eran distintas. Los de Lasarte empezaron a tener presencia y llegada. Y entonces apareció de nuevo el árbitro, como tantas veces ha ocurrido esta temporada, como hacía temer una decisión a favor. Un levísimo forcejeo recíproco acabó convertido en penalti contra la Real. Ese fue el primer peaje arbitral por haber dado al equipo txuri urdin la posibilidad de anotar su primer gol de la temporada desde los once metros. El primero, pero no el único, porque Del Cerro Grande, despedido con una sonorísima pitada de Anoeta en el descanso, expulsó al preparador físico Balbi y al preparador de porteros Navajas, demostró que tenía muchas más ganas de señalar faltas y tarjetas contra el equipo local que contra el visitante e incluso cabreó más a la grada, mucho más, por jugadas sin importancia que por este penalti. ¿Es "malo" el adjetivo que buscamos para los árbitros? A veces dejan la sensación de que hay más. El caso es que el Villarreal B aprovechó su ocasión y empató, a pesar de que Zubikarai llegó a tocar el balón.

Con el empate, todavía en la primera parte, la Real tiró de casta. Pudo marcar justo antes del descanso, pero Bueno cabeceó a saque de banda un impecable servicio de un magistral De la Bella (quizá el mejor jugador del equipo en la segunda vuelta) y antes se había quedado a escasos centímetros de empujar un balón suelto tras una falta botada por Griezmann. En cualquier caso, ya no era el baño de los primeros minutos. La Real empezó a hacer jugadas de mérito que no llegaban al final por pequeños detalles, un pase demasiado corto, un control demasiado largo. Así llegó el corner que acabó decidiendo el partido. Griezmann, zurda de oro la suya, puso el balón en el segundo palo. Allí llegó Mikel González para dar un sentido épico y hermoso a su primer gol con la Real. Anoeta estalló de júblio. El equipo realista había sido capaz de hacer lo más difícil. Superar dos veces en el marcador a un equipo que mostró más calidad, levantarse tras otro mal arbitraje y saber reconducir el partido hacia el terreno que más le interesaba.
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Porque, con el 2-1 en el marcador, si un equipo pudo marcar ese fue la Real. Cierto es que Zubikarai tuvo que sacar una magnífica mano arriba y protagonizar una espléndida salida por bajo, pero la Real se hartó de tirar contraataques. De la Bella, Aranburu y Griezmann los lanzaban. Bueno y Nsue buscaban culminarlos. Xabi Prieto deleitó con unas cuantas virguerías y estuvo a punto de cerrar el partido, primero en una jugada personal que se le quedó atrás, después con un pase que Nsue no pudo controlar y más tarde en una jugada que Griezmann acabó centrando francamente mal. Xabi, en todo caso, echó de menos a Carlos Martínez. Los laterales son un arma fundamental de esta Real. El equipo no consiguió cerrar el partido y por eso se sufrió hasta el final. Por eso y porque el Villarreal B convirtió el final del partido en un asedio. Los malpensados podrán imaginarse que empatar no era el único incentivo para el filial amarillo. También se sufrió porque Lasarte decidió arriesgar y mantener a Rivas y Aranburu, ambos con tarjeta (y ante un árbitro que parecía de lo más dispuesto a dejar a la Real con diez), y sacar del campo a unos muy cansados Zurutuza y Bueno.

El gran triunfo de la Real pasa por su defensa, prodigiosa durante toda la temporada. Porque el Villarreal dominaba y daba sensación de peligro, sí, ¿pero cuántas ocasiones claras de gol tuvo? Más bien pocas. Ahí estaban Mikel, Labaka, Ansotegi, De la Bella y el resto (porque defienden todos, Bueno el primero) para desbaratar el peligro. El equipo acabó demasiado encerrado, pero el sufrimiento no vino por verse desbordado, ni mucho menos. La Real supo moverse en todos los momentos del partido, incluso cuando más agobiado se vio por la calidad y el toque del filial amarillo. Quizá Lasarte debió meter antes en el campo a Elustondo y Nsue, pero el retraso no mermó en absoluto las posibilidad de la Real de cerrar el partido o la capacidad de mantenerlo en su terreno, por muy presionante que fuera el Villarreal B. Y el triunfo fue ese, entender que lo importante era ganar. Cierto que los dos goles fueron a balón parado y de ninguno de los delanteros, por lo que el problema sigue vivo. Pero se ganó porque se pudo ganar, porque se vio en el balón parado la mejor opción para hacerlo, y porque se jugó para ganar. Con unas armas que la Real domina.
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Y aunque todos los rivales salvo el Elche ganaron, el triunfo no sólo es vital sino que acerca mucho más a la Real a la Primera División. Un triunfo y dos empates o dos triunfos convierten al equipo de Lasarte en inalcanzable. Un triunfo puede bastar para subir. Son cuatro los puntos de ventaja que le saca a tercero, cuarto y quinto clasificados, y ocho a un Elche que con su derrota del sábado parece definitivamente descartado como rival txuri urdin (aunque todavía puede llegar a la tercera plaza). La afición salió de Anoeta pensando que el ascenso es casi una realidad. Todavía no, falta otra victoria. Que sea en Cádiz para acabar con el sufrimiento, aunque no baste para subir ese día. Y que la fiesta sea, si no puede ser en tierras andaluzas, ante el Celta en Anoeta. Los gallegos nos deben una alegría desde aquel 15 de junio de 2003, cuando Balaídos se convirtió en el final de un sueño que debió acabar con el tercer título de Liga para la Real. Una Real que es líder, que ganó cuando debía hacerlo y que está a un paso de recuperar su lugar en la élite. Con más mérito del que ahora mismo muchos le están dando.

viernes, mayo 28, 2010

PREVIA Real Sociedad - Villarreal B. Comienza la recta final

Comienza la recta final (sábado, 20.00 horas, Anoeta; ETB-1, Canal 9-Punt 2, Telemadrid-La Otra), comienza con un partido trascendental y en el mejor de los escenarios. La Real está a punto de subir a Primera. Está en mejor situación que todos sus rivales. Viene de sufrir un expolio arbitral y una encerrona del Betis. Y responderá, ante un buen rival, que viene sin nada en juego y sobre el que sin duda caerán sospechas de incentivos externos, con todo lo que tiene. Con un equipo capaz de todo. Con más de 30.000 realistas en la grada. Con un ambiente de final. Y, ojalá, con fútbol y esos goles que tanto ha echado en falta en las últimas semanas. La Real no puede subir esta jornada, pero si gana, pase lo que pase en los partidos de los demás rivales, viajará a Cádiz a disputar el primer match ball de la temporada. Por eso es importante ganar. Por eso es fundamental disipar las dudas de quien las tenga. Por eso es muy valioso demostrar, de una vez por todas, que la Real quiere, debe y va a lograr el ascenso.

Lasarte ha introducido dos novedades en la convocatoria, con respecto a los 18 que viajaron a Sevilla. Y ninguna de las dos se puede considerar una sorpresa. Carlos Martínez tendrá que cumplir un partido de sanción por su injusta expulsión en el Ruiz de Lopera, mientras que el segundo jugador que se cae de la lista es Borja Viguera, quien no parece fácil que vaya a contar con más oportunidades de aquí a final de temporada a no ser que medie una nueva lesión. Entran en su lugar Markel Bergara y Carlos Bueno. El técnico realista tendrá que elegir un sustituto para Carlos Martínez, y lo normal es que sea Dani Estrada, que ya estuvo en la última lista después de haberse recuperado de su lesión. La otra alternativa es desplazar a la banda a Mikel González y colocar a Labaka en el centro junto a Ansotegi. Donde no hay duda alguna es en la portería, donde estará Zubikarai, ni en el lateral izquierdo, ya propiedad de De la Bella (quien, ojo, acumula cuatro tarjetas amarillas desde hace ya algunas jornadas).

Diego Rivas sufrió un esguince de tobillo en el entrenamiento del jueves, pero está en la convocatoria. Si puede jugar, lo hará junto a Aranburu. Elustondo, que ya regresó la semana pasada jugando unos minutos, esperará en el banquillo y será la primera opción si el manchego no está para ser titular. En la línea de tres centrocampistas, lo normal es que repitan los tres hombres de más calidad del equipo, los tres que ya jugaron en Sevilla: Xabi Prieto, Zurutuza y Griezmann. Tampoco sería descabellado que alguno de los dos últimos descansara y cediera su lugar a Nsue, aunque parece menos probable. El propio Nsue, Agirretxe y Bueno pugnan por el puesto de delantero. Lasarte no lo quiso confirmar, pero dada la sequía goleadora del equipo en las últimas semanas no sería de extrañar que apostara por el delantero uruguayo, que está para jugar todo el tiempo que sea necesario, en palabras del propio Lasarte. Sergio será la otra bala ofensiva que se guarde el entrenador en el banquillo.

Pase lo que pase ante el Villarreal B, la Real terminará la jornada en puestos de ascenso, en primera o segunda posición en función de lo que haga el Levante, a la misma hora que el conjunto txuri urdin, en casa ante un Rayo que no está todavía salvado. Ambos equipos tienen 65 puntos, y la Real está delante gracias al average particular. A cuatro puntos se sitúan Hércules, Betis y Cartagena, y a cinco el Elche. Todos, salvo un Hércules que cierra la jornada el domingo como local ante el Albacete, juegan a la misma hora que la Real. Los béticos, que acumulan dos victorias consecutivas por 1-0 y de penalti, visitan Huesca (que está sólo dos puntos por encima de los lugares de descenso), los cartageneros hacen lo propio con el Córdoba (virtual pero no matemáticamente salvados, seis puntos por encima de la 19ª plaza) y los ilicitanos viajan a Las Palmas (en la misma situación peligrosa que el Huesca). El rival de la Real no lucha por ascender, aunque está con los mismos puntos que el Elche. Es, para Lasarte, el equipo que mejor juega en Segunda.

Al margen de los goles que pueda cantar la parroquia de Anoeta en otros campos, lo importante es lo que suceda en su césped. Habrá lleno, gracias a la mezcla de rabia e ilusión que se ha generado esta semana por la forma en que se perdió en Sevilla, gracias al llamamiento de Lasarte y gracias a la iniciativa de entregar a los socios entradas a precios reducidos. El ambiente será similar al que se vivió en algunos partidos de la segunda vuelta de la temporada 2007-2008, cuando la directiva presidida por Badiola colocó las famosas sillas en las pistas de atletismo. Y lo importante, decía, es lo que suceda en Anoeta, porque, pase lo que pase lejos de allí, un triunfo da a la Real opciones de subir a Primera en Cádiz dentro de una semana. En caso de triunfo realista ante el Villarreal B, la cuarta plaza estará en el peor de los casos a cuatro puntos y en el mejor a siete, con sólo nueve por jugar. En caso de empatar o perder, esa cuarta plaza podría ponerse a uno o dos puntos, eliminando todo margen de error para las tres jornadas finales.

También es importante echar un ojo a la labor arbitral. Durante la semana se ha hablado de organizar alguna protesta, pero al final no la habrá, sólo fiesta. Para que luego algunos traten así a la Real. Ojalá que después del partido se pueda decir lo mismo, porque pita Del Cerro Grande, un colegiado con el que los realistas no han ganado ninguno de los cinco partidos que les ha dirigido (casi parece una provocación más, aunque menor que el rumor que se oyó durante la semana: Bernabé García). Esta temporada sólo lo ha tenido una vez, en Murcia. No tuvo influencia en el empate a uno final, pero hizo un pésimo y casero arbitraje. Ya en su primera temporada dejó un amargo recuerdo en el equipo txuri urdin, pues fue él quien permitió el ilegal gol del Sporting que supuso la derrota en Gijón y un duro golpe en las aspiraciones de subir aquel año (además de una más que interesante tomadura de pelo a cargo de aquel árbitro que ahora vuelve a cruzarse en nuestro camino). La Real, no está nunca de más recordarlo, sólo ha tenido un penalti a favor en toda la campaña, ante el Elche en el último partido de la primera vuelta. Ironías de la vida, Bueno lo falló. ¿Habrá un segundo penalti? ¿Subirá la Real sin un solo gol desde los once metros?

Es la primera vez que la Real y el Villarreal B se verán las caras en Anoeta, un campo que se le ha dado especialmente bien a los mayores del equipo castellonense desde que aterrizaron hace más de una década en la Primera División. De sus ocho visitas al estadio donostiarra, sólo cayeron derrotados por el conjunto txuri urdin en una ocasión, en la temporada 2001-2002. Toshack, que después fue destituído, era el entrenador de una Real que luchaba por no bajar a Segunda. Los goles de aquel 2-1 los marcaron Aranburu y De Paula. Los otros siete enfrentamientos, todos ellos en Primera, se completan con tres empates (a uno en la 1998-1999 y a dos en la 2002-2003 y la 2003-2004) y cuatro victorias del Villarreal. La más abultada fue el 0-4 de la campaña 2004-2005. En las dos campañas siguientes, el equipo amarillo también se llevó la victoria, con lo que ha ganado en sus últimas tres visitas a Anoeta.

En la primera vuelta, en el partido celebrado en la ciudad deportiva del equipo castellonense, el primero tras el parón invernal, Villarreal B y Real empataron a un gol. Zurutuza adelantó al equipo txuri urdin ya en el tramo final de la segunda mitad, pero a los pocos minutos empató el equipo local, a pesar de encontrarse con un jugador menos sobre el campo. No hizo un buen partido el equipo de Lasarte, a pesar de que no pasó excesivos apuros para controlar a un joven y animoso filial. La única gran ocasión de peligro la desbarató Bravo con su maestría habitual. Xabi Prieto sólo apareció para forzar la expulsión y nada, salvo la defensa, funcionó como debiera. A la Real se le fueron dos puntos por dar por cerrado el partido con el gol de Zurutuza, en una jugada de Griezmann. El empate y la lesión de Dani Estrada, la que le ha tenido fuera de los terrenos de juego hasta esta semana, dejaron un muy mal sabor de boca.

(Nota: partido importante e importante es estar allí para vivirlo. La crónica y las fotos las podréis ver el lunes)

miércoles, mayo 26, 2010

Cuánta razón, Martín, cuánta razón...

Yo era partidario de que Juanma Lillo continuará en la Real. No me duelen prendas al decirlo. Creo que es un muy buen entrenador al que no le acompañó la suerte en el banquillo txuri urdin . Ni la suerte, ni otras cosas. Cosas que ahora tampoco están acompañando a Martín Lasarte. El uruguayo lo sabe y lo dijo el lunes. Pero dijo mucho más que eso, y lo que dijo es lo que me lleva a mí ahora, como ya vengo haciendo desde hace meses, a ponerme incondicionalmente del lado de Lasarte. En todo. No es que un entrenador de la Real necesite demasiado para ganarme, no, pero si algo ha conseguido este técnico a lo largo de la temporada ha sido precisamente eso: ganarme. No estoy de acuerdo con todo lo que hace, por supuesto. Creo que no ha sabido resolver algunos de los problemas del equipo. Pero recordemos que el punto de partida era el mayor de los desconocimientos sobre él. No sabíamos quién era como entrenador, qué pretendía, qué iba a hacer, cómo encajaría. Y desde el minuto uno ha sido un tipo sensato y que se ha hecho respetar.

Pero vamos a lo que dijo Lasarte el lunes. Lo que lanzó es el mayor mensaje de tranquilidad que he escuchado a un entrenador de la Real en mucho tiempo. Ya hubiera querido Lotina haber sonado tan seguro cuando, hace tres años y una sola jornada para que se consumara el fracaso del descenso a Segunda, dijo que nos íbamos a mantener. Él no se lo creyó nunca. Lasarte no sólo se cree que vamos a ascender ahora, es que ha sido capaz de que mucha gente se lo crea. Porque, no nos engañemos, los escépticos han crecido en las últimas semanas. El miedo se ha instalado en un pedazo importante de la parroquia txuri urdin, a pesar de que su equipo sigue siendo líder. La arenga de Lasarte ha convertido el partido del Villarreal en la final del año. No lo es, porque lo que la Real tiene que hacer es ganar dos o tres partidos y tres quedarán tras el del sábado, pero lo parece. Anoeta vivirá ambiente de final, San Sebastián respirará épica todo el día. Objetivo conseguido.

Lasarte dijo más. Habló de los árbitros, claro. Pero lo hizo de la forma en que tenía que hacerlo. Él no habla de conspiraciones ni de villaratos. Él habla de lo que hay, de lo que cualquiera puede ver. Y lo que hay no es otra cosa que un trato diferente a la Real. Ahí está la clave. Pueden no pitarte un penalti. Pueden no pitarte muchos (Noticias de Gupuzkoa hacía ayer un repaso bastante completo de la lista de penaltis no pitados; lo digo por si hay alguien que todavía no se ha dado cuenta de cuánto nos han quitado los árbitros este año). Pero la clave es el trato. Da la sensación de que duele pitar un penalti a favor de la Real y que, en cambio, es muy fácil pitarlo en contra. En seis de las siete derrotas del equipo txuri urdin, el rival tuvo un penalti a favor. Cuatro de ellos acabaron 1-0 con gol desde los once metros. A favor, sólo uno en 38 jornadas (y para colmo, lo fallamos). No creo que haya habido un equipo en la historia reciente de la Segunda División que haya subido a Primera sin anotar un sólo gol de penalti. Los datos son duros. No los menospreciemos por criticar el juego del equipo, que eso es otra materia diferente.

El problema, con ser grave, sería controlable si sólo fuera eso. Pero Lasarte prosiguió, porque no es sólo un problema de penaltis no pitados, va mucho más allá. Y lo llevo diciendo tiempo. Lo he dicho en temporadas precendetes, y hay quien entendió que eran excusas de mal pagador. En absoluto. Pero me parece absurdo no querer ver que el comportamiento de los colegiados en este equipo fue una parte, más o menos importante, en el descenso de 2007, en los no ascensos de 2008 y 2009, y en que por el momento se haya retrasado el de 2010. La Real es un equipo modélico en muchos aspectos. No presiona al árbitro durante el partido, Anoeta no es un campo de riesgo para los golegiados (quienes, por cierto, al elegido al delegado de campo de la Real como el mejor de la categoría, por algo será...) ni para los rivales. No recurre a las malas artes, ni dentro ni fuera del campo. No es un equipo que recurra a las faltas de forma sistemática. No suele perder tiempo de forma innoble. No va contra nadie. Y, sin embargo, desde fuera sólo recibe palos.

¿Por qué? ¿Qué no sabemos? ¿Hay alguien que nos tenga un odio inconfesable en público y que está haciendo lo posible para que no subamos a Primera? No me gustan las teorías conspiratorias, pero es que son muchos años ya viendo cosas extrañas. Hasta el Comité de Competición ha tenido que hincar la rodilla y admitir ya hasta en tres ocasiones que la expulsión de un jugador rival no fue más que la invención del árbitro de turno (la última, la de Mikel González el domingo el Sevilla) ¿Alguien recuerda que la Real haya tenido recientemente un arbitraje a favor como el que tuvo el Betis el domingo ante los nuestros? Pues eso.

Lasarte lo dijo. Y lo dijo todo. El campo sin ley que fue el Ruiz de Lopera (un láser en la cara de Zubikarai, recogepelotas que desaparecieron en cuanto marcó el Betis, puertas abiertas y gente incluso en las escaleras, enviados especiales de medios guipuzcoanos rodeados de público bético), el lamentable arbitraje parcial (faltas que contra la Real eran tarjeta, contra el Betis no eran siquiera infracción, al propio Lasarte le amenazaron con la expulsión y Víctor Fernández pudo hacer lo que quiso, protestándolo todo y siempre fuera de su área técnica), el diferente trato que recibe la Real a lo largo de toda la temporada.

Pero ese es el mensaje de ayer, la lectura del pasado. El futuro pasa por el sábado. Pasa por entender, de una vez todas y si es que hay alguien que todavía no lo haya entendido, que el ascenso es de todos. Será del club, del equipo, de los técnicos, de los empleados, de los directivos y de la afición. El ascenso va a ser nuestro. Y va a ser, ya lo creo que sí. Lasarte lo dice y, como creo en todo lo que dijo, en eso también voy a seguirle. Me acuerdo ahora de dos frases. Me acuerdo de Westeveld, a tres jornadas del final de la Liga 2002-2003, diciendo que "con árbitros normales ya estaríamos de fiesta". Y me acuerdo de Toshack, en la 1994-1995, después de un penalti inexistente a favor del Real Madrid en Anoeta, diciendo que "ya está bien de decir loque la Real es un equipo simpático y que es bonito pitar aquí". Cuando razón tenía Sander, cuánta tenía J.B. Y cuánta razón en todo lo que has dicho, Martín, cuánta razón...

domingo, mayo 23, 2010

BETIS 1 - REAL SOCIEDAD 0 La despreciada importancia de una despreciable actuación arbitral

Derrota de la Real en Sevilla ante el Betis. 1-0, gol de penalti. El resumen del partido podría ser ese, pero no lo es. El resumen del partido pasa por la actuación arbitral, por mucho que haya quien prefiera obviarlo, algo que suele suceder y más en el tremendismo que rodea al equipo realista. Pero no por ese gol de penalti porque Diego Rivas sí comete penalti al tocar el balón con la mano. No es lo que convierte en despreciable el arbitraje. Lo que convierte en decisiva, nociva y descaradamente parcial la actuación arbitral es el doble rasero en acciones decisivas. Es que no haya penaltis nada más que un área en los partidos del conjunto txuri urdin. Es que las tarjetas en contra sean risibles. Es que las faltas sólo caigan de un lado. Despreciable, digo. Y lo mantengo, tanto como haga falta. La parte que la Real puede trabajar es la que venimos apreciando en las últimas semanas. No marca goles. Tiene multitud de ocasiones, tiene juego, tiene una actitud intachable. Pero ya no tiene gol. Juegue Nsue o juegue Agirretxe. Sean suyas las ocasiones o de los jugadores del centro del campo. Pero lo malo no es eso. Preferería escribir una crónica para criticar a los jugadores de la Real antes que lo que voy a escribir. Pero es que hoy no puedo escribir otra cosa.

Lasarte decidió apostar por Nsue como delantero. A la opción de Agirretxe le pasó factura, sin duda, la cantidad de ocasiones que desperdició ante el Castellón, coronando una larguísima racha sin marcar un gol que ya va camino de los cinco meses. Nsue, por su parte, jugaba así su segundo partido como delantero, la posición que ha venido reclamando desde el comienzo de la temporada. El Ruiz de Lopera no es Gal, es un campo más grande y con más espacios. Y el Betis se lanza mucho más al ataque de lo que lo hizo el Real Unión. Pero ni así. Mejoró sus prestaciones con respecto a aquel primer partido suyo en punta, pero no demasiado. Tuvo alguna opción de gol, pero no fue decisivo. La Real no cuenta a día de hoy con un delantero al que encomendarse. Se analice como se analice, se sigue echando en falta a Carlos Bueno. O a Viguera. O a cualquiera del Sanse. Pero eso, y es un demérito de Lasarte que no empaña sus muchísimos méritos, se tendría que haber hecho antes. Con la posición de Nsue, Griezmann mantuvo su puesto por la izquierda y el resto del once fue el esperado, el habitual de las últimas semanas.

Y con esos mimbres, la Real hizo una primera parte sensacional. Dominó el empuje inicial del Betis con una categoría digna de elogio, supo capear el temporal del ambiente del Ruiz de Lopera (lástima que el árbitro no tuviera el mismo aplomo) y, con el paso de los minutos, fue convirtiéndose en el claro dominador del partido. No sólo dominador, sino en el equipo que claramente llevaba más peligro sobre la portería contraria. La única opción de peligro del Betis en esa primera mitad fue un disparo de Emana desde una posición bastante escorada, disparo que se encontró con la espléndida intervención de Zubikarai. A cambio la Real tuvo bastante llegadas de peligro. Aranburu hizo varias conducciones que acabaron en ocasiones de gol, la primera en los pies de Nsue, detenida por el portero, y la segunda con un lanzamiento de Zurutuza que se estrelló contra la defensa. Y cuando mejor estaba la Real, apareció el árbitro, ese lamentable Lizondo Cortés del que siempre recordaremos su huida en el Bernabéu, en aquel partido que se suspendió a seis minutos del final, un arbitro que pitó en Primera y que no tiene nivel ni en Segunda.

Tuvo hasta tres ocasiones de señalar penalti a favor de la Real. Primero, el menos claro, en una internada de De la Bella (cayó al suelo tras un choque, pero después el jugador bético impidió que se levantara desde el suelo). Después en un flagrante agarrón que sufrió Zurutuza, que si el árbitro no lo señaló como penalti fue, se supone, porque el jugador realista decidió seguir jugando al fútbol y no tirarse, en un premio del colegiado al infractor que tendría que convertirse en una jugada a estudiar en la escuela de arbitraje. Y finalmente en una zancadilla a Carlos Martínez que recordó al único penalti a favor que ha conocido la Real esta temporada, ante el Elche y también con el incansable lateral derecho como protagonista. Insisto, el único penalti a favor en esta temporada. Uno. No sé si hay algún equipo que haya subido a Primera sin haber marcado un solo gol de penalti, porque encima aquel día falló Bueno. Parece que la de la pena máxima es una norma que queda abolida cuando el equipo txuri urdin saltó al campo. Y duele más cuando se pita tan fácilmente en el área de la Real. Rivas comete penalti, sí, pero sea o no sea se acaba pitando. Cuando se comete en el área contraria, no se pita. Sea o no sea. Y a veces hasta se amonesta con tarjeta aunque sea penalti claro, como le sucedió a Xabi Prieto en Córdoba.

Esa es la parte más visible y, si se quiere, más decisiva de la parcela arbitral, pero no la única. Al mismo tiempo que Lizondo Cortés iba escamoteando penaltis a la Real, el colegiado iba sentando las bases para la escabechina de la segunda parte a un equipo noble y que puede ser de todo menos violento. Todas las faltas y patadas por detrás que sufrieron Xabi Prieto y Zurutuza a pies de los jugadores béticos se quedaron en nada. En algunas, al menos, señaló falta. Y ahora cambiamos de campo y de camiseta. Dos faltas casi consecutivas cometidas por Ansotegi y Mikel González, dos faltas livianas, incluso dudosas, dos lances inofensivos del juego, acabaron con tarjeta. Fue clara la primera de Carlos Martínez en la segunda parte sí. Pero con esa base, Lizondo Cortés aprovechó para masacrar definitivamente a la Real y dejarla con nueve jugadores sobre el campo para acabar el partido. A Mikel González le expulsó por tocar el balón con la nuca, aduciendo que fue mano, y estando de espaldas. Delirante. A Carlos Martínez por un simple encontronazo. Sería cómico si no fuera tan dramático. Si le puede el ambiente, que se dedique a otra cosa. A arbitrar no. O que arbitre en campos que, como mucho, se asemejen a Zubieta, no un uno que conoce la Primera División y que junta 50.000 gargantas.

La Real, que hasta el gol había realizado un trabajo táctico fantástico y un derroche físico encomiable, mantuvo la firmeza sobre el campo, aunque ya sin más ocasiones de gol que un cabezazo de Xabi Prieto, y terminó con un mérito a destacar: con dos jugadores menos sobre el campo, forzó una falta y un corner consecutivos a falta de treinta segundos para el final. No sólo eso, atemorizó al Betis, que no se atrevió a lanzarse en buscar del gol que igualara el golaverage particular, que por insignificante que pueda parecerle a algunos, se queda a favor de la Real y, visto como están las cosas, podría ser definitivo. En el demérito del equipo txuri urdin está el haber cometido otro penalti absurdo. Y Diego Rivas es reincidente. Es el mismo que cometió ante el Levante y, como entonces, ha costado tres puntos. Es un pequeño borrón en una temporada impresionante del manchego. Y, por supuesto, el no marcar. Aumenta la racha negativa y ya son tres semanas sin meter un gol y con sólo tres tantos en los últimos nueve partidos. Así es difícil ganar, aunque la impresionante defensa realista, sin que medie una despreciable actuación arbitral, casi garantice el empate a cero.

No puntuar en Sevilla puede tener dos efectos sobre la situación de la Real: bien retrasar la fiesta del ascenso, bien ponerlo en peligro. Dependerá de lo que hagan los de Lasarte dentro de seis días ante el Villarreal B. Pero no perdamos la perspectiva. La Real tiene cuatro puntos, al menos una jornada de colchón, cuando quedan sólo cuatro por disputarse. El Levante le ha dado caza, sí, pero está por detrás por eso que también suele despreciarse hasta que se necesita, el average, eso que hoy ha despreciado el Betis. Hércules, Betis y Cartagena están a cuatro puntos. Y Elche a cinco. Quedan doce por jugarse. Se mire como se mire, cualquiera de los rivales se cambiaría ahora mismo por nosotros. El ascenso sigue están en manos de la Real y yo sigo manteniendo confianza absoluta. Siempre y cuando las nefastas actuaciones arbitrales que está acumulando ya este equipo (y es algo que hay que decir porque ni parece casualidad ni es la primera vez que nos pasa) no se conviertan en algo todavía más decisivo. Con la mala racha de los últimos meses, y con toda una segunda vuelta sin ganar fuera de casa, sumar tres puntos frente al Villarreal B es ya trascendental. A ganar, y con confianza, que la Real sigue siendo líder.

viernes, mayo 21, 2010

PREVIA Betis - Real Sociedad. Uno de esos días para recordar

La Real afronta uno de esos días que se pueden recordar en el futuro (domingo, 21.00 horas, Ruiz de Lopera; Canal +). El de Sevilla ante el Betis es uno de esos partidos que pueden formar parte de la Historia, uno de esos que cada vez que sea mencionado lo sea como uno de los momentos claves de una Real que ascendió a Primera. Porque pocos dudan de que ganar en Sevilla es más de la mitad del ascenso, aunque perder no quite opción alguna. Porque este equipo txuri urdin, el de Martín Lasarte, ha respondido en casi todas las grandes citas de esta temporada. Puede ser un día grande, ante el otro equipo de Segunda que sabe lo que es ganar un título de Liga. No hay un duelo más importante que éste en la categoría de plata esta temporada. Pero la Real es líder y el Betis intenta llegar a la tercera plaza. Que sea eso y no otra cosa lo que se vea sobre el césped.

Los 18 elegidos que tienen opciones de disputar este partido son casi los mismos que conformaron la convocatoria para el encuentro ante el Castellón. Sólo hay una novedad: vuelve Dani Estrada, y lo hace en el puesto de Johnatan Estrada. El periplo del colombiano en la Real toca a su fin, igual que el de Songo'o, y la recuperación de los lesionados bien podría dejarles sin entrar de nuevo en una lista, después del serio toque de atención que les dio el técnico realista a ambos en su última rueda de prensa. Lasarte confirmó que Carlos Bueno no llegaba a este encuentro incluso antes de ofrecer la convocatoria y también adelantó que Elustondo no formará parte del once aunque sí estará en el banquillo. De esta forma, la alineación de la Real sólo presenta dos incógnitas que se sitúan en la zona más ofensiva del centro del campo, donde sólo Xabi Prieto tiene el puesto asegurado.

En función de lo dicho por Lasarte, lo normal sería que Nsue ocupara una de esas plazas, la de la banda izquierda, y diera descanso a Griezmann. Aunque parece poco probable que lo haga, la gran importancia del partido podria hacer que el técnico optase por el francés. Agirretxe mantendría el puesto de delantero, a pesar de las ocasiones que falló ante el Castellón y de que no celebra un gol desde el 9 de enero. La otra opción para el puesto de atacante sería Nsue, como en Irún, pero el propio Lasarte pareció descartarla para Sevilla. En el entramado defensivo que tan buenos resultados ha dado en las últimas jornadas no parece que vaya a haber cambios, ni siquiera con el regreso de Estrada. Así, jugarán Zubikarai en la portería (Queco Piña no estará en el banquillo ni en la Real, el tema requiere de un análisis más completo), Ansotegi y Mikel González en el centro, con Carlos Martínez y De la Bella en las bandas y Diego Rivas y Aranburu por delante.

Cinco jornadas para el final y la Real es líder en solitario. Y eso tiene su importancia. Los 65 puntos que tiene y los siete que saca ahora mismo al Betis, quinto, convierten los tres puntos que se dirimirán en el Ruiz de Lopera en un pasaporte a la Primera División, máxime si tenemos en cuenta que segundo y tercer clasificados, Levante y Cartagena, se enfrentan esta jornada en campo del segundo. El Hércules, cuarto con 60 puntos, visita al Recreativo, y el Elche, sexto con 59, abre la jornada en casa ante el Girona. Todos sus rivales jugarán antes que la Real. ¿Presión? Sin duda, pero mucho mayor para el Betis, que podría empezar el partido sabiendo que la tercera plaza se le escapa un punto más o que de perder ante el líder éste ya se le escaparía definitivamente. Se hablaba de una protesta contra Lopera. Después el Betis puso precios populares para llenar el campo. La Real tiene ante sí una oportunidad magnífica para demostrar que los grandes ambientes de fútbol le van. Y después, a aprovechar el nerviosismo bético que pueda aparecer.

La Real no sólo se enfrenta al Betis, sino también a su propia situación. Se habla mucho de la presión del liderato y es verdad que el equipo txuri urdin no termina de dar el golpe sobre la mesa que sentencie el ascenso. Pero también es verdad que sus rivales no están a una altura superior. No obstante, es importante recordar que los de Lasarte no vuelven a San Sebastián con tres puntos en el zurrón de uno de sus partidos como visitante desde nada menos que el 16 de enero, cuando un solitario gol de Nsue dio el triunfo en Vigo. Lejos de Anoeta, ni un solo triunfo en toda la segunda vuelta. Es verdad que en las dos últimas salidas, Cartagena e Irún, la Real no perdió. Pero igualmente cierto es que los realistas han anotado apenas tres goles en los últimos ocho partidos, de los cuales sólo han vencido en dos. Y también es real es que la portería txuri urdin se quedó imbatida en cuatro de los últimos cinco encuentros, que sólo el Cartagena pudo meter un gol y que en este periodo de tiempo dos aspirantes a quitar a la Real una plaza de ascenso, el propio Cartagena y el Hércules, fueron incapaces de derrotar al equipo de Lasarte.

Los campos del Sur siempre han sido poco propicios para la Real, pero los partidos como visitante ante el Betis dejan un sabor de boca algo contradictorio. Porque los números generales dicen que esta plaza se le da mal a la Real. De los 41 partidos jugados, sólo ocho acabaron con triunfo txuri urdin y en 23 de ellos venció el Betis. Pero resulta que en Segunda División se han cruzado los caminos de realistas y béticos en sólo tres ocasiones, y en dos venció la Real. Fue en tres temporadas consecutivas, de la 44-45 a la 46-47. En la primera venció la Real por 1-3 (goles de Unamuno, Ontoria y Pérez), y en la última el triunfo txuri urdin fue por 0-3 (dos de Castivia y uno de Pérez). En Primera, el equipo realista sacó los tres puntos de dos de sus últimas tres visitas. El mayor triunfo allí fue el 1-3 de la temporada 87-88, temporada en la que la Real acabó como subcampeona. Loren marcó los tres goles aquel día. Las derrotas más severas fueron sendos 5-1 enjacados en la temporada 60-61 y en el playoff de la 86-87, cuando los de Toshack estaban ya pensando en la final de la Copa del Rey ante el Atlético de Madrid.

La última vez que Betis y Real Sociedad se enfrentaron en Sevilla no fue en el Ruiz de Lopera, sino en el Estadio Olímpico, en La Cartuja, ya que sobre el feudo bético pesaba una sanción. Fue en la temporada 2006-2007, la del descenso txuri urdin. El Betis fue uno de los rivales en esa carrera por la salvación. Ellos lograron el objetivo, nosotros no. Pero no fue por aquel partido, en el que la Real consiguió los tres puntos. Garrido anotó de falta directa el único tanto del encuentro. Fue un mal partido, pero la Real supo interpretarlo en todo momento. Dominó el centro del campo, consintió muy pocas ocasiones de peligro en su portería y acertó con la más clara de que dispuso. El autor del tanto fue el lateral izquierdo, porque pocos balones llegaron a los delanteros. Pero se ganó. Quedaban ocho jornadas para el final de la Liga y la Real todavía soñaba con una salvación que no llegó.

En la primera vuelta de la presente temporada, la Real ofreció una exhibición, quizá la mayor muestra de poderío de toda la campaña. Era un día grande, como el que puede esperar en esta jornada. Anoeta, pese a la nieve y pese al horario matinal, presentaba un aspecto de gala. Y la Real, ya entonces líder de Segunda, respondió a lo campeón. Hizo un partido magnífico de la mano de un Xabi Prieto imperial, que dio la asistencia del primer gol a Carlos Bueno (a quien ya le habían anulado un gol legal minutos antes) y marcó el segundo para cerrar el encuentro en un precioso mano a mano con el portero bético. La Real tuvo muchísimas ocasiones de gol y pudo salir del partido con una goleada mayor. Y en su portería, un Bravo en estado de gracia salvó las dos mejores ocasiones del Betis con dos inmensas intervenciones. Fue una gozada de partido, quizá el día más feliz hasta ahora de este paso por la Segunda División que está tan cerca de acabar.

martes, mayo 18, 2010

Confianza absoluta

Mantengo confianza absoluta en la Real. Conviene dejar clara esa idea desde el comienzo, porque habrá quien interprete que haga tantos cálculos como un signo de nerviosismo. En absoluto y más bien al contrario. En mi cabeza sólo está calcular la fecha del ascenso, un logro que no está ni mucho menos conseguido pero que la Real alcanzará si mantiene muchas de las constantes que muestra sobre el césped. Por descontado, tendrá que mejorar el acierto anotador, muy mermado en toda la segunda vuelta y, en especial, en los últimos dos meses. Pero es lo único. La Real no tiene problemas atrás, no es un equipo que no llegue al área rival, tampoco muestra síntomas de cansancio físico. Y, pese a todo lo negro que algunos quieran ver el panorama, es un equipo muy difícil de batir. Empatará partidos, sí, pero va a perder pocos, si es que pierde alguno, y sumar siempre es bueno.

Lo que nadie puede discutir es que la condición de líder que ostenta el equipo txuri urdin, los puntos de ventaja que tiene sobre sus perseguidores y el average particular ganado a alguno de ellos son tres aspectos que dan mucha ventaja a la Real para lograr el ascenso. Sin duda, el partido de este fin de semana en Sevilla clarificará mucho las opciones de ascenso. Ganar supone alcanzar el logro de forma virtual, porque descartaría de forma casi definitiva al Betis (se quedaría diez puntos por detrás con doce por jugar y el average perdido) y porque cobraría ventaja del duelo directo entre Cartagena y Levante de este fin de semana. El Hércules, además, vuelve a jugar fuera de casa y el Elche, aún ganando como local al Girona, se quedaría a ocho puntos de la Real. En el peor de los casos (contando con la victoria), la cuarta plaza se mantendría a cinco puntos. En el mejor, quedaría a ocho puntos con doce por jugar. En caso de derrota, la Real seguirá siendo líder, pero el cuarto estará a tres o cuatro puntos.

Visto que ninguno de los perseguidores tiene un ritmo frenético (a diferencia de lo que sucedió el año pasado, cuando Xerez, Tenerife, Zaragoza y Hércules pasaban las jornadas a ritmo de victorias), tres triunfos en cinco partidos son sinónimo de ascenso para el equipo de Lasarte Debido a los duelos directos, no podrían superarle tres equipos con 74 puntos. Ese es el dato al que agarrarnos ya: tres victorias y en Primera. Y dos victorias podrían bastar. Con eso (y mucho suponer es que la Real pierda tres partidos), alcanzaría 71 puntos. Para llegar a esa cifra, el Levante debe ganar tres partidos (o ganar dos y empatar tres), el Cartagena dos y empatar uno (o ganar tres), el Hércules ganar tres y empatar dos (o ganar cuatro), el Betis ganar cuatro y empatar uno y el Elche ganar los cinco. Para que la Real no subiera, tres de estos cinco rivales tendrían que hacer esa magnífica marca que necesitan para sumar 71. Parece poco probable. Y eso, no lo olvidemos, que estamos hablando del hipotético caso de que la Real sumara sólo seis puntos de quince posibles.

Caso de que los perseguidores cojan a la Real, entramos en el terreno de los emaptes a puntos y en los criterios de desempate. En caso de que el conjunto txuri urdin cayera hasta la tercera posición, subiría en caso de sumar los mismos puntos que Levante o Cartagena. No subiría si el equipo con el que iguala es el Hércules. Y, dado que quedan duelos directos por disputarse, está por ver lo que pasaría si el empate es con Betis (juega este fin de semana en Sevilla) o Elche (que cierra la temporada en su campo ante la Real). Para que estos empates nos preocupen, de todos modos, hay que recordar que dos equipos tendrían que sumar más puntos que el realista cuando el 20 de junio se cierre el campeonato, y esa opción no será sencilla para sus rivales. Es más, parece más probable que alguno de estos empates, en caso de darse con la Real, deshaga el empate en una de las tres plazas de ascenso más que otorgar la última de ellas, la tercera, al vencedor.

Para pensar en circunstancias que pudieran dejar a la Real en Segunda, más factible podría ser un empate múltiple. Si fueran tres los equipos empatados (y las plazas en disputa fueran la segunda, tercera y cuarta; es decir, que sólo uno se quedara fuera) las únicas combinaciones que pueden asustar a la Real son aquellas en las que esté el Elche, pues este equipo es el único que ha vencido en Anoeta y queda el partido en el Martínez Valero. En estas combinaciones, el partido de la última jornada podría ser a vida o muerte para el equipo de Lasarte. Con Hércules o Levante en la terna de igualados, el equipo txuri urdin estaría obligado a ganar en Elche. Si fuera el Betis, dependerá también de lo que suceda este domingo, y si fuera el Cartagena la Real subiría, pues suceda lo que suceda nunca quedaría en último lugar en este empate. Si dos son los equipos que se quedan fuera del ascenso en caso de triple empate, a la Real le interesa que el Cartagena sea uno de los afectados, pues subiría en todos los supuestos salvo que el tercer equipo fuera el Elche y también en ese de ganar en la última jornada.

Los cuádruples empates todavía están en el aire, ya que en todos ellos queda algún partido por jugar (en algunos casos, hasta tres encuentros). Sin embargo, y a la espera de esos resultados, la Real ya sería primera o segunda (y, por tanto, equipo de Primera en todo caso y al margen de lo que suceda en los duelos por celebrarse) en cuatro de las diez posibilidades, y tercero en otras tres. Eso son muchas opciones de subir a falta de sólo cinco jornadas para el final. Los empates que más deben preocupar a la Real, a día de hoy, son aquellos en que figuren Levante, Hércules y Elche, los tres equipos que han conseguido derrotar a los realistas. Las combinaciones todavía están muy abiertas porque quedan aún cinco duelos directos. Esta semana se juegan el Betis-Real Sociedad y el Cartagena-Levante. En la jornada 40, el Cartagena-Hércules. Y para cerrar la Liga, el Elche-Real Sociedad y el Betis Levante. Los duelos de este fin de semana aclararán mucho todas las posibilidades.

Insisto, confianza absoluta. El equipo no está en su mejor momento, pero ¿cuál de sus rivales sí lo está? Además, Lasarte recupera este fin de semana a todos sus lesionados. Sólo Riesgo está en la enfermería y Bravo también se perderá el tramo final de la Liga por la convocatoria con Chile para el Mundial. El resto ya están todos. Y todos son los que han conseguido que, encarando la jornada 38, la Real sea líder con 65 puntos y cinco de ventaja al cuarto clasificado. ¿Por qué dudar ahora, con el sueño y la celebración tan cercanos? A por ellos.

viernes, mayo 14, 2010

REAL SOCIEDAD 0 - CASTELLÓN 0 ¿Y el premio...?

Curioso deporte este del fútbol. Un equipo lo da todo para ganar, el otro lo da todo para que el que intenta ganar no pueda hacerlo. ¿Resultado? Empate a cero. Un equipo tiene el 70 por ciento de la posesión y todas las ocasiones de gol, el otro llega una sola vez al área rival y juega sin pensar que necesita ganar para el milagro de la permanencia (¿en qué pensaba? Toda idea maliciosa sobre la motivación del Castellón podría tener fundamento con lo visto en el terreno de juego). ¿Resultado? Empate a cero. Un equipo sufre todas las faltas del mundo, el otro las hace pero sólo al final lo paga hasta con tres expulsiones. ¿Resultado? Empate a cero. Un equipo es un líder jugando para ganar (mejor en la segunda mitad), el otro un colista que juega para no dejar jugar y acaba con ocho jugadores. ¿Resultado? Empate a cero. ¿Dónde está el merecido premio? No sé si se puede encontrar alguna explicación racional a un resultado que ahonda en la crisis anotadora de la Real (es imposible no pensar ya en Carlos Bueno) y deja un pobre bagaje de dos puntos de seis posibles en los dos partidos consecutivos contra los dos equipos que cierran la tabla de Segunda. Será que, como dice el tópico, el fútbol es así.

Lasarte no sorprendió esta vez con la alineación y jugaron los mismos de Gal, con el único cambio, bastante esperado, de Agirretxe por Nsue como único delantero. La Real no hizo una buena primera parte y tardó en meterse en el partido, a pesar de que el técnico realista había pedido intensidad desde el primer balón. La primera ocasión de gol, casi la única del primer acto, la tuvo Agirretxe y ésa se convirtió en una premonición de lo que iba a deparar el encuentro a partir de entonces. Todo lo que aconteció después, casi todo al menos, se puede resumir en lo que fue ese instante. Una gran jugada de la Real, en este caso un centro de De la Bella (otra vez de lo mejor del equipo), una enorme intervención del portero del Castellón, y un rebote a puerta vacía que Agirretxe envió fuera. Resumiendo todo el partido, y aunque la ocasión más clara estuvo en los pies de Zurutuza, Agirretxe pudo marcar cuatro goles y no marcó ningunó. Que el nueve de la Real no cerró el partido como le demandaba el caudal de ocasiones que le generó el juego del equipo, sobre todo en la segunda mitad.

Porque si la primera no tuvo mucha más historia (salvo un remate fallido desde el suelo de Agirretxe a puerta vacía y un espléndido centro de Xabi Prieto que el delantero realista no alcanzó y terminó en córner), la segunda fue bien distinta. Y eso que el comienzo auguraba algo de sufrimiento. El Castellón pareció salir con fuerza y tuvo su ocasión, su única ocasión digna de recibir ese nombre, nada más salir del vestuario. Zubikarai hizo su habitual paradón, esta vez abajo y en el primer palo. Y ahí se acabó el Castellón, un equipo rácano que está donde está, en el fondo de la clasificación y mirando a Segunda B, por deméritos propios. Sus deméritos, además, fundamentarán esta semana las sospechas de que hubo más equipos en juego hoy sobre el césped de Anoeta. Inevitable con lo que hemos vivido en temporadas precedentes en esto de las motivaciones externas. Tras una primera mitad en la que doblaron o más en faltas a la Real (con un más que curioso empate a tarjetas), en la segunda mitad cayeron directamente en el fútbol más sucio y subterráneo.

Balón que intentaba sacar la Real jugado, falta al primer realista que miraba hacia la portería contraria. El esquema se repitió con una insistencia insultante que el árbitro permitió con una indolencia impropia de un fútbol profesional. En la primera mitad, además, dejó sin señalar un buen número de faltas a favor de la Real y convirtió una piscina de Xabi Prieto fuera del área en tarjeta amarilla (ya no hace falta ni que sea dentro del área para ver la amonestación, siempre y cuando el equipo perjudicado sea el txuri urdin). Y, claro, cualquiera que vea las estadísticas del encuentro y lea que el Castellón terminó con ocho jugadores, con nada menos que tres expulsados, se sorprenderá de estas quejas hacia el árbitro. Pues son pocas para lo que se ganó un colegiado que, sin haber nada en las áreas, fue silbado con insistencia por Anoeta. La primera expulsión llegó en el minuto 72. El Castellón ya mereció quedarse con diez antes del descanso por una coz (sí, una coz) desde el suelo a Diego Rivas. Su juego, si es que puede llamarse así, obtuvo sus frutos y el árbitro reaccionó muy tarde para que pudiera notarse de forma más justa.

Sí se notó en cuanto a la posesión, porque la Real acabó acumulando un porcentaje de pelota que en el fútbol actual sólo se le ve habitualmente al Barcelona (en torno al 70 por ciento). Pero no sirvió para ganar. ¿Por qué? Porque Agirretxe no metió ni una. Es duro decirlo así, pero el trabajo del nueve es marcar goles, y más cuando tiene sobradas ocasiones para convertirlos, como ha sido el caso de hoy. Bien es verdad que otros jugadores no han sabido qué hacer con el balón dentro del área en algunas jugadas, que los extremos no están cumpliendo ahora con la cuota de goles que se espera de ellos y que está empezando a pesar esta sequía goleadora que ha dejado a la Real como el tercer peor equipo anotador en la segunda vuelta. Pero el nueve es el nueve. Y la sensación de que Bueno podría haber hecho más en estos últimos partidos es clara. A pesar de que el técnico alabara el partido de Nsue en Irún, ni allí ni hoy cuando salió en la segunda mitad aportó demasiado a este aspecto del juego. Viguera no tiene minutos (hoy fue el cambio a la desesperada a falta de tres minutos, entrando por Carlos Martínez). Falta un hombre gol. Eso lastra lo suyo.

Si pasamos por alto que la Real tardó en entrar en un partido que demandaba intensidad desde el minuto uno, lo cierto es que el equipo de Martín Lasarte lo hizo todo para ganar. Dominó a su rival, con once, diez, nueve y ocho jugadores sobre el campo, eso le fue indiferente al equipo txuri urdin. Sufrió con un estoicismo envidiable la rastrera táctica del Castellón, que encontró sus víctimas preferidas, como casi todos los equipos pero éste con mucho más descaro, en Xabi Prieto y Diego Rivas (¡a Carlos Martínez hasta le pegaron un golpe con el puño cerrado en la espalda para cortar una salida desde atrás!). Generó sobradas ocasiones como para haber ganado el partido con holgura. Pero el balón no entró, y eso limitará los aspectos positivos que se destacarán de la actuación del equipo hoy a la prodigiosa defensa, al espectacular estado de forma de sus laterales, a la fuerza de Diego Rivas en el centro del campo y, si acaso, a la enorme voluntad demostrada por el equipo en la segunda mitad. Pero el premio para todo eso es sólo un punto.

Un punto que no hay que despreciar, claro, porque consolida la posición de la Real como líder una semana más pero que, sumado al punto logrado en Gal, deja a los de Lasarte en una situación preocupante que no conviene esconder cuando queda tan poco para el final de la temporada. Al menos, más preocupante de lo que dice la tabla. El equipo txuri urdin ha marcado tres goles en los últimos ocho partidos. En ese mismo periodo, ha sumado apenas dos victorias y diez puntos de 24 posibles. Y contando con los dos puntos que se quedaron en Salamanca hace dos meses, la Real se ha dejado recientemente ocho puntos contra cuatro de los seis últimos clasificados. Sólo la mitad de ese botín perdido tendría a la Real a las puertas de los 70 puntos y, por tanto, del regreso a Primera. Sigo manteniendo que no cambio la posición de la Real por la de ningún otro, pero si hace dos semanas se hablaba de que seis puntos ante los dos colistas nos colocaban en situación de hacer cálculos para ver dónde y cuándo sería el ascenso, ahora sólo cabe afrontar el partido de la semana que viene en Sevilla como una final decisiva.

Levante y Cartagena tienen mañana la opción de situarse a un solo punto. El Hércules, y la cuarta plaza de referencia, a tres en el partido que cierra la jornada el lunes. El Betis puede resucitar, porque se lo hemos permitido, y jugar contra la Real para acercarse a cuatro puntos. Y todo lo que no sea puntuar en Sevilla dejará el ascenso en un puño y con el corazón txuri urdin en vilo. No es absurdo, ni mucho menos, decir que jugando como se ha hecho hoy se tienen que ganar partidos. Pero si durante toda la temporada se viene advirtiendo que lo importante es ganar, en este tramo final con mucha más razón. Llegar a los 70 parece indispensable para subir, puede que haga falta algún punto más. La Real ya tiene 65. Lo hubiéramos firmado todos en agosto. Igual es verdad que hace falta un buen equipo y un escenario grande para que la Real reviva cual ave fénix. Qué casualidad, en nueve días se juega en Sevilla y ante el Betis. Una prueba de fuego para medir la ambición de esta Real. Una final, vaya, aunque la Real no pueda salir de allí definitivamente como perdedora y sí como bastante ganadora.

jueves, mayo 13, 2010

PREVIA Real Sociedad - Castellón. Una victoria vital

Los resultados de la última jornada han convertido la visita del Castellón a San Sebastián en un encuentro vital para la Real (viernes, 21.00 horas, Anoeta, Gol TV). Sí, el equipo txuri urdin es líder y lo seguirá siendo pase lo que pase esta jornada, pero si quiere evitar ansias de última hora es vital sacar tres puntos ante el colista. Son cuatro jornadas sin perder lo que acumula el equipo de Martín Lasarte, pero los cuatro meses sin ganar fuera de casa hacen que las victorias en Anoeta sean todavía más importantes cuanto más cerca está el objetivo. Esta semana el entrenador del Cartagena pregonaba que con nueve puntos más se veía en Primera. Eso supone que a la Real podrían bastarle seis. Las tres victorias de casa aseguran el ascenso salvo proeza de sus rivales. Primera gran final, ante un rival que será correoso pero que es el colista. Que se note que no hay mayor distancia posible entre dos equipos en la Segunda División. Que se note cuál de ellos es el líder.

La convocatoria de Lasarte ha tenido que sortear bastantes turbulencias. Durante la semana, Mikel González ha sido duda, pero finalmente ha entrado en la lista. Markel Bergara se lesionó en el primer entrenamiento de la semana y no estará disponible. Tampoco Carlos Bueno, que pretende volver la próxima semana, para el partido en Sevilla contra el Betis. En la portería, y tras la incorporación a prueba de Queco Piña, Mandaluniz repetirá en el banquillo (podrá jugar con el Sanse en estos momentos decisivos de la temporada ya que el partido del filial es el domingo, más de 24 horas después que el de la Real, tal y como exige el reglamento). Y la gran novedad de la convocatoria es el regreso de Gorka Elustondo. No parece probable que sea titular, pero es una gran noticia para afrontar el final de la campaña, y más teniendo en cuenta que últitamente sólo hablamos de lesiones.

Es complicado aventurar el once inicial que Lasarte dispondrá para el debut en viernes de la temporada. Zubikarai estará en la portería, y tres defensas son fijos: Carlos Martínez y De la Bella en los laterales y Ansotegi en el centro. Lasarte decidirá el segundo central en función del estado físico de Mikel González, aunque parece más probable que no se le fuerce y sea Labaka el titular. Por delante, y a la espera del regreso de Elustondo, la opción más factible es que repitan Diego Rivas y Aranburu (más después del buen partido que cuajó el capitán en Irún). Por delante, Xabi Prieto ha tenido molestias pero será titular, seguramente con Zurutuza a su lado. Lasarte ha alabado el estado físico de Griezmann esta semana, pero uno ya no sabe si eso implica que jugará o que se quedará en el banquillo. En punta, pugnan por un hueco Agirretxe y Nsue, que podría tener acomodo en la banda izquierda si no jugara el potrillo francés. Johantan Estrada, que suple en la convocatoria a un Songo'o desafortunadísimo en Irún, y Viguera, serán los recambios en ataque.

El Castellón es el único equipo que ahora mismo ocupa posiciones de descenso al que la Real pudo derrotar en su estadio (de hecho, el equipo txuri urdin sólo arrancó un empate de todos los campos de equipos clasificados desde el puesto 15º hasta el 22º; sólo le queda jugar en Cádiz), pero en su estadio le ha ganado a todos ellos. De hecho, dos equipos de la parte baja de la tabla, Cádiz y Real Unión, se han llevado las mayores goleadas de la temporada, ambos perdiendo por 4-1. Los castellonenses (equipo de Gari Uranga, ex equipo de Nsue) se agarran a un milagro para no descender a Segunda B, ya que se encuentran a ocho puntos de la salvación con sólo 18 por jugar. La Real, líder, dobla en puntuación al Castellón, colista, 64 por 32 puntos. Y Anoeta es un estadio en el que sólo ha conseguido ganar un equipo esta temporada, el Elche, y lo hizo 0-1, con gol de penalti y jugando con un hombre más durante 80 minutos. Confianzas las justas, pero hay diferencia entre uno y otro equipo.

Y es que la posición de la Real, en cambio, es envidiable. Ocupa la primera posición y tiene tres puntos de ventaja con respecto a Levante y Cartagena, equipos ambos a los que además les tiene ya ganado el average. Ambos juegan contra conjuntos que luchan por no descender a Segunda B con muchas más opciones que el Castellón, los valencianos reciben al Albacete y los murcianos viajan a Salamanca. El Hércules, cuarto en discordia y cinco puntos por detrás de la Real, cierra la jornada el lunes en Girona, un equipo que está siete puntos por encima de la zona de descenso. Más lejos están Betis (a nueve puntos) y Elche (a diez), pero esta Segunda División no da tregua ni elude las sorpresas, por lo que una victoria de estos equipos y una derrota de la Real podría convertir la visita al Ruiz de Lopera de la próxima semana en un partido agónico y aún más decisivo de lo que ya se antoja. La única derrota de la Real en Anoeta es de hace casi cuatro meses, pero hace dos encuentros el Albacete consiguió sacar un punto. Aquel fue el primero de los cuatro partidos que el conjunto txuri urdin acumula sin perder.

De las once visitas que el Castellón ha rendido a San Sebastián, tanto en Primera como en Segunda División, seis de ellas acabaron con victoria de la Real, dos en empate y las tres restantes con triunfo visitante. Y, ojo, porque eso incluye las dos últimas. En la categoría de plata, hay dos épocas plenamente diferenciadas. Las dos primeras visitas del Castellón fueron contundentes goleadas de color txuri urdin, por 7-1 en la temporada 40-41 (cuatro goles de Terán, uno de Pedrín y dos de Chipia; aquel partido fue el último de la fase de promoción a Primera y la Real consiguió el ascenso) y por 7-0 en la 48-49 (dos de Alsúa, Gomes Bravo y Caeiro, y el último de Ontoria; también hubo ascenso esta campaña). Sin embargo, las dos últimas visitas del Castellón, las dos que se produjeron desde el descenso de la Real en 2007, se saldaron con triunfo visitante.

La primera de ellas tuvo lugar con una Real todavía bajo los efectos del shock del descenso. Fue el primer partido de la temporada 2007-2008. Y el Castellón, sin necesidad de hacer gran cosa, ganó con una facilidad aplastante por 0-2 ante un conjunto txuri urdin que, de la mano de Coleman, todavía no era consciente de en qué categoría jugaba y qué tenía que hacer para ganar partidos. La pasada temporada, el Castellón ganó en Anoeta con más facilidad que en su anterior visita aunque el 2-3 final indique lo contrario y aunque el arbitraje fuera decisivo para que los visitantes se llevaran los tres puntos, pues el colegiado anuló un gol legal a la Real y concedió uno ilegal al Castellón. Díaz de Cerio y Agirretxe (su primer gol de la temporada), éste ya en las postrimerías del partido, anotaron para el conjunto txuri urdin, pero no pudieron evitar que Lillo encajara su primera derrota en Anoeta como técnico realista.

En la primera vuelta, un gol de estrategia dio a la Real los tres puntos. Un corner peinado por Xabi Prieto y rematado por Labaka permitió al conjunto txuri urdin sumar su tercera victoria a domicilio de la temporada. No fue un buen partido, pero sí que estuvo bastante controlado dentro de la lucha por cada balón y cada centímetro de césped que predominó en el juego. La victoria, toda vez que el gol llegó en la primera mitad, no pareció nunca en peligro. Xabi Prieto supo jugar al final con el reloj y permitió a la Real, por primera vez, mantener el liderato que defendía tras haberlo logrado con el 4-1 ante el Real Unión en Anoeta de una semana antes. La Real llegó líder a Castellón y lo sigue siendo cuando el Castellón llega a Anoeta. Eso dice mucho de la gran trayectoria de este equipo, que sumando tres puntos más estará ya llamando con fuerza a las puertas de la Primera División.

lunes, mayo 10, 2010

...Y ahora a comer como locos

Comer por Donosti no es problema. Siempre hay sitios que merecen la pena, y cada visita es una buena oportunidad para descubrir uno nuevo. Pero, claro, cuando uno entra en Txalanta, en la zona de Riberas, y ve todo un panel con bocadillos con nombres de jugadores históricos de la Real, la cosa hasta mejora. Se come bien, francamente bien, pero fuimos de menú. Con ganas me quedé de pedir un Satrústegui (chorizo a la sidra) o un Karpin (tortilla de chorizo), pero habrá otra ocasión para hacerlo seguro. Más que nada porque en otro tablón lo dejaba todo muy claro. El "Aúpa Real" ya despierta el entusiasmo. Y, como ahí se dice, vamos a ascender, sí. Pero es el mensaje final el que actúa de gran motivador para todo eso: "y ahora a comer como locos". Que hay que coger fuerzas para animar.

Gal fue txuri urdin. La afición realista lleva años dando lecciones de saber estar, de desplazamientos masivos y, sobre todo, ha conseguido algo que parece casi imposible para la mayoría de aficionados a este deporte: igualar fuerzas y cánticos en estadios rivales cuyos equipos se andan jugando la vida. Ocurrió el sábado en Irún, donde no es aventurado decir que la mitad del estadio animaba a la Real a pesar de que el Real Unión lucha por permanecer en Segunda. Ocurrió en Vitoria hace dos años, y eso que el Alavés se jugaba también el descenso a Segunda B y, decían entonces por allí, la desaparición del club. Ocurrió hace siete años en Vigo, cuando el Celta nos quitó una Liga y se clasificó para la Champions. Qué cosas, en los desplazamientos más bonitos y masivos de su afición, la Real no consigue ganar. No ganó en Irún, y tampoco ganó en otros viajes multitudinarios de esta temporada, como Huesca, Salamanca o Vallecas. Ojalá haya más suerte en el futuro, porque esta afición se lo merece.

Lo que está claro es que la forma de disfrutar del fútbol ha cambiado, y no sólo porque el cartel del partido fuera una foto del último encuentro que jugaron Unión y Real allá por 1964. En Gal muchos de entre los más jóvenes optaron por ver el partido junto a la valla y así muchos de los que querían verlo sentados no pudieron hacerlo en buenas condiciones. Antes el fútbol era de pie y se deseaba que fuera sentado. Ahora es sentado y muchos quieren verlo de pie. Qué cosas. Y encima en Irún, en un campo con sabor añejo y en una ciudad en la que la visita de la Real fue todo un acontecimiento. El caso es que la fiesta fue, partido al margen, total. Irún acogió a los realistas con cariño y cariño es lo que se encontraron de vuelta. Cánticos a favor de uno y otro equipo con total respeto y hasta una batukada que amenizó el desarrollo del encuentro desde la grada y en el descanso desde el césped. Un bonito día de fiesta se vivió en Gal, sí. Un gran día para jugar al fútbol, una magnífica jornada para redescubrir que ésto es el fútbol. Lástima que no cayeran tres puntos para redondear la experiencia.

REAL UNIÓN 0 - REAL SOCIEDAD 0 Demasiado amigos

Real Sociedad y Real Unión se mostraron como dos equipos demasiado amigos. El Stadium Gal acogió el duelo más bonito que ha vivido la localidad fronteriza en mucho tiempo. Y bonito fue por muchas cosas, pero mucho más por amistad que por fútbol. Terminó el partido y todos acabaron abrazados. Como en las gradas durante todo el partido y como en Irún durante todo el día. Muy amigos. Demasiado como para que se moviera el marcador. Y ocasiones hubo, pero parecía imposible que se moviera el marcador, por mucho que fuera la Real el equipo que más puso sobre el campo para llevarse los tres puntos. La gran diferencia entre uno y otro equipo se notó sobre el césped, pero el equipo txuri urdin no pudo salir satisfecho de Gal. Dejarse puntos de esta forma, en partidos que puede y debe ganar, es lo que retrasará la jornada feliz del ascenso.

Martín Lasarte se ha acostumbrado a jugar al despiste con la prensa y, por extensión, con los aficionados a la hora de confeccionar sus once iniciales. ¿Que deje entrever que va a dar descanso a Griezmann? El chaval juega. ¿Que a preguntas de los periodistas destaca el trabajo y el juego de algún jugador en concreto, en este caso Agirretxe? Se queda en el banquillo. Nsue como delantero único fue la gran novedad del once del técnico realista y fue un experimento que no terminó de salir bien, como bastantes de las cosas que intentó la Real en Irún. Vaya por delante que si un equipo mereció la victoria fue el de Lasarte. Vaya también por delante que los dos equipos tuvieron ocasiones para ganar, aunque más numerosas fueron las del conjunto que vistió de rojo. Pero también es obligado decir que no fue un buen día para la Real. Y no lo fue por muchas razones.
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La fundamental hay que encontrarla en el resultado final, claro. Si se juega para ganar, hay que ganar. Si se tiene lo necesario para sumar los tres puntos, se ha de hacerlo. La magnífica actitud del equipo consiguió que el siguiente paso, el de no perder, se consiguiera sin apenas sufrimiento, pero en Irún se quedaron dos puntos que debieron ser para la Real. ¿Por qué? Porque el 0-0 parecía un botín muy asequible, casi asegurado sólo con la gran calidad de la defensa txuri urdin y de su portero y teniendo en cuenta las limitaciones del equipo local. Bravo, lesionado. Riesgo, lesionado. Y aún así la Real cuenta siempre con un porterazo. Este fin de semana, Zubikarai. El canterano siempre se las arregla para mostrarse seguro en líneas generales (aunque suele también dejar alguna duda por alto) y hacer un paradón que dé puntos a la Real. En Gal, esa acción llegó a diez minutos del final, al despejar un lanzamiento de falta. Y lo de la línea defensiva es, sencillamente, impresionante.

Pero a partir de ahí empiezan los problemas de la Real. Su fútbol de ataque no bastó para adelantarse y, aunque también realizó un gran partido bajo palos, Jauregi tampoco tuvo que hacer nada extraordinario para repeler las ofensivas visitantes. ¿Por qué? Fácil de ver (y muy difícil de corregir). No hubo conexión entre la transición y la resolución. Nsue en punta no funcionó. Nunca supo recibir en condiciones, ni de espaldas ni en carrera y tampoco conectó con el llamado a ser su principal surtidor de balones, Zurutuza, que acabó agotado pero sin dar demasiado al juego de la Real, sólo algunas pinceladas. Nsue, que destacó curiosamente por sus caídas a banda, pudo marcar en dos ocasiones. En la primera, a pase de Zurutuza, falló su zancada y el portero llegó antes al balón. En la segunda, ya sin ángulo en el momento del tiro tras regatear a Jauregi, un defensa sacó el balón bajo palos.

Griezmann no termina de recuperar el nivel de hace algunas semanas y en Irún ni siquiera estuvo acertado a balón parado (aunque fue Prieto el principal lanzador y eso restó poderío en el remate). No se puede considerar sorprendente que estos tres jugadores, Nsue, Zurutuza y Griezmann, fueran los tres cambios de Lasarte. El peligro de la Real, una vez Rivas apuntalaba bien el centro del campo (como siempre, aunque de más a menos), vino de los otros dos hombres del centro del campo: Aranburu y Xabi Prieto. El capitán se animó a subir con más frecuencia de lo habitual, y eso siempre lo agradece el equipo. Suyas fueron las dos mejores jugadas personales del partido, dos preciosos slaloms que, por desgracias, acabaron sin remate. En el primero de ellos, un defensa repelió su centro desde la línea de fondo. En el segundo, Nsue se metió en fuera de juego (a Bueno se le ha criticado eso mucho durante la temporada, pero Nsue cometió el mismo error demasiadas veces en Gal, para colmo un campo más pequeño que Anoeta).

Prieto se bastaba para desarbolar el centro del campo irundarra con una facilidad insultante. Tanto, que en apenas veinte minutos ya había sufrido cuatro faltas y forzado una tarjeta (y dicho esto, ¿es normal que el Real Unión haga 24 faltas y se lleve cuatro tarjetas y la Real sume tres amonestaciones con sólo 14 infracciones? No suele ser justo el baremo arbitral con lo que siempre ofrece la Real en este aspecto). Xabi Prieto, además, fue el catalizador de las acciones de más peligro de la Real en la primera mitad, al disparar desde la frontal una dejada de Griezmann y al peinar un corner que ni Nsue ni Mikel González supieron interpretar a tiempo. La Real rondaba el área irundarra con peligro pero la pólvora parece agotada. Bueno no está (y se le está echando en falta), Agirretxe no marca desde hace cuatro meses y se está pagando en alguna medida la falta de confianza en Viguera a lo largo de la temporada. Con más minutos en la primera vuelta, quizá podría ser ahora una alternativa fiable para jugar 90 minutos.

En cualquier caso, la sensación de superioridad fue aplastante durante 70 minutos. Con los cambios, se diluyeron buena parte de las esperanzas de ganar el partido, el juego se hizo más espeso y el Real Unión contó en esos minutos finales con dos ocasiones para desnivelar el partido, la ya referida que desbarató Zubikarai y una anterior a puerta vacía. Agirretxe tuvo el partido en un remate de cabeza muy claro, pero el balón cayó muy cerca del portero local, demasiado cerca para la facilidad con que se efectuó el remate. Y dispuso de una segunda llegada clara. En buena posición, entrando por el vértice izquierdo del área irundarra, disparó inocentemente fuera del marco de Jauregi. Para entonces, el partido ya agonizaba sin que los cambios de Lasarte hubieran dado mucho resultado. Personalizar siempre es delicado, pero Songo'o acaparó todas las miradas. No está rindiendo en absoluto como se esperaba de él. La sequía actual de la Real hay que buscarla en la ausencia de su hombre gol, sí, pero también en que otros jugadores no han asumido la responsabilidad anotadora que les toca. Songo'o es uno de ellos, porque además su aportación al juego es escasa.

El sustento de la Real en los últimos minutos estuvo en dos de los hombres del partido y de este tramo de la temporada. Carlos Martínez y De la Bella se han consolidado como dos magníficos laterales, y eso que ninguno de los dos tuvo suerte durante la primera vuelta. El navarro se lesionó en el primer entrenamiento de la pretemporada y eso, añadido al notable rendimiento del reconvertido Dani Estrada, le condenó al ostracismo durante la mitad del campeonato. Su aparición ha sido un soplo de aire fresco para la Real que no sé si estamos valorando como se merece. En el caso del catalán, la sorpresa es doble. Carlos Martínez no engaña a nadie, sabemos de sus cualidades y de sus defectos. De la Bella, en cambio, se pasó la mitad de la temporada sin enseñar nada que justificara su fichaje. Nadie se llevó las manos a la cabeza cuando Mikel González acabó jugando de lateral izquierdo. Pero resulta que De la Bella se ha destapado como un pieza magnífica, tanto defensiva como ofensivamente. Ellos sustentan lo que el centro del campo no aporta.

Como viene sucediendo durante toda la segunda vuelta, la interpretación del resultado es múltiple. Yo reconozco que salí molesto de Gal. Creo que era un partido claro para vencer y no se venció porque faltó fútbol. No actitud, ojo, porque en toda la temporada a este equipo sólo le ha faltado eso durante el tramo final del partido en Alicante y en las dos salidas a Córdoba y Huelva. Pero sí que la superioridad que todos veíamos se plasmara en el marcador. Son dos puntos perdidos, pero eso no signifique que el punto logrado no valga. Vale y mucho. Todos sabemos que ganar los partidos de casa bastará seguramente para que la Real suba, por lo que todo lo que se gane fuera es importante para afianzar la posición en la tabla y prevenir algún tropiezo. Pero ganar el sábado hubiera sido casi definitivo.

Los fallos de Betis y Elche hacen que las preocupaciones de la Real se centren ahora (todavía hay tiempo para que la situación cambie, seis jornadas son muchas) en el Hércules. Levante y Cartagena ganaron. Están a tres puntos, pero son cuatro por el average. El Hércules juega esta noche y lo hace estando a ocho puntos. Ganando serán cinco, que sigue siendo una distancia considerable con respecto al cuarto clasificado como para que la Real, el líder de Segunda (que nadie lo olvide), afronte el final de temporada con tranquilidad. Lo que hagan los alicantinos determinará el valor real del punto de esta jornada y ganar al Castellón definirá la importancia del próximo partido, en Sevilla ante el Betis. Eso sí, subir en la ciudad hispalense parece casi descartado pase lo que pase la próxima jornada. Sumamos y seguimos. Quedan seis estaciones y todas son tan importantes como las precedentes.

viernes, mayo 07, 2010

PREVIA Real Unión - Real Sociedad. El último derbi en Segunda

Irún debe vivir el último derbi de la Real en Segunda (sábado, 18.00 horas, Gal; ETB-1). Después de tres años en la categoría de plata, el equipo txuri urdin está cerca de recuperar su sitio en la élite. Y si lo quiere, todavía se lo tendrá que ganar en las siete jornadas que quedan para el final de la competición. El campo irundarra es una plaza perfecta, en un derbi, con buen ambiente, lleno en las gradas y mucha presencia de aficionados realistas, para dar por fin el ansiado golpe sobre la mesa y acercar muchísimo el objetivo final. Ganar no sólo supondría alcanzar los 66 puntos, sino lanzar un mensaje claro: que la Real no va a dejar escapar el premio del ascenso y que tendrán que hacer una racha final intachable para inquietar a los de Martín Lasarte. Ganar supondría también romper una racha de casi cuatro meses sin conocer la victoria lejos de Anoeta. Y supondría prolongar el estado de felicidad de este equipo y de su afición, cada día más cerca de la fiesta final.

Y eso que Lasarte no gana para sustos últimamente. El último entrenamiento en Zubieta le ha dejado una nueva mala noticia en forma de lesión. Riesgo ha sufrido una fractura en la mano y no estará en Irún, con lo que la portería txuri urdin vive el enésimo vuelco esta temporada. Zubikarai volverá a ser el titular y Mandaluniz estará en el banquillo. En todo caso, la portería realista es el puesto mejor cubierto como han demostrado Bravo, Riesgo y Zubikarai a lo largo de la temporada. Éste no es, obviamente, el único cambio en una lista en la que aparecen tres nombres nuevos. Dos ya estaban previstos, Diego Rivas y Aranburu, que vuelven una vez cumplidas sus sanciones (y, en el caso del primero, superar un esguince de tobillo) y devuelven al Sanse sin haber podido debutar a Illarramendi y Albistegi. El otro relevo supone una rotación ya habitual en las listas del técnico realista: Songo'o entra en lugar de Johnatan Estrada.

La alineación titular no debiera distar demasiado de la formada por Zubikarai; Carlos Martínez, Ansotegi, Mikel González, De la Bella; Diego Rivas, Aranburu; Xabi Prieto, Zurutuza, Nsue; y Agirretxe (que busca romper una sequía de nada menos que 16 jornadas sin marcar, desde que anotara ante el Cádiz el 9 de enero). No obstante, hay algunas dudas. Labaka podría entrar en el once, aunque no es fácil aventurar por quién. La estrategia parece ser una de las obsesiones de este partido (El Real Unión domina esta faceta y el último gol encajado por la Real, en Cartagena, llegó por un fallo en una de estas jugadas) y quizá Labaka refuerce la defensa. Ese planteamiento sugiere el nombre de De la Bella como sacrificado, pero el lateral está en un gran momento. Difícil de decir qué hará Lasarte. Donde sí parece la cosa más clara es en la situación de Griezmann, que seguramente descansará. Nsue, toda vez que Estrada no está en la lista, tiene todas las papeletas para ser el titular en ese puesto.

Mucho se ha hablado esta semana de la motivación de unos y otros. Bien es cierto que el Real Unión se juega la vida después de haber recuperado el aliento con seis puntos seguidos. ¿Pero existe una mayor motivación que el ascenso a Primera? ¿Que colocarse en la Historia txuri urdin al mismo nivel que los héroes de Puertollano? ¿Que alcanzar por fin la posibilidad de butar en Primera en el caso de muchos realistas? Aunque eso habrá que demostrarlo en el campo, no creo que a motivación pueda ganar el equipo local. A Historia, tampoco. Y la diferencia en la clasificación entre los dos equipos es nada menos que de 27 puntos y 20 puestos. Que estos tres aspectos se noten sobre el césped. El césped, precisamente, es otro de los elementos a tener en cuenta. Las lluvias de la semana y las que se prevén para este sábado podrían dificultar un juego más técnico y reducir el derbi a sus características más primarias de fuerza, lucha y entrega. La inferioridad de la Real en Cartagena será el modelo a seguir. Y ojo porque arbitra Pino Zamora, el árbitro que desquicio el partido en Anoeta ante el Levante.

La tabla sigue marcando el magnífico estado de salud de esta Real, más aún después de la victoria ante el Rayo de la última jornada y los resultados de algunos rivales directos como Elche y Betis, que, con especial importancia en el caso de los sevillanos, de nuevo se dejaron puntos en el camino. El equipo txuri urdin sigue líder, y lo seguirá siendo incluso en caso de derrota en Irún, pues mantiene cinco puntos de ventaja sobre Levante y Cartagena, segundo y tercer clasificados respectivamente. Los primeros viajan a Huelva, los segundos reciben al Numancia, en lo que, esta vez sí, parece la última opción de los sorianos para engancharse a la pelea. El Hércules, cuarto con 56 puntos y siete por debajo de la Real, cerrará la jornada el lunes en casa ante el Córdoba. Elche y Betis están a nueve puntos de los de Lasarte. Los ilicitanos viajan a Cádiz, los sevillanos reciben al Murcia.

La Historia obliga a echar la vista atrás bastantes décadas para encontrar precedentes ligueros (lo que también explica que este partido sea todo un acontecimiento), y éstos son bastante favorables a la Real. Ocho visitas ha rendido hasta ahora a Irún y ha ganado nada menos que en cinco. Los otros tres encuentros acabaron con victoria del Real Unión, sin que se haya producido hasta la fecha empate alguno entre estos dos equipos. En Primera, ambos equipos se cruzadon en las cuatro primeras temporadas de la Historia de la Liga, de la 28-29 a la 31-32. La Real venció 2-3 en la primera de ellas, con dos goles de Bienzobas y uno de Kiriki, y 2-4 en la temporada 30-31, repitiendo Bienzobas el doblete y con otros dos goles de Mariscal. El Real Unión venció 3-2 en la 29-30 y 2-0, su triunfo más amplio, en la 31-32, la última vez que se vieron las caras en la máxima categoría del fútbol español.

En Segunda, la estadística es aún más favorable a la Real, con tres victorias en cuatro partidos, dos de ellas además con goleadas de escándalo: 2-5 en la temporada 39-40 (dos goles de Terán y Epi, y uno de Chechu) y 1-6 en la 40-41 (tres de Chipia y uno de Pedrín, Chechu y Terán). La última vez que se enfrentaron Real Sociedad y Real Unión fue en Segunda, y ganaron los donostiarras. 1-3 fue el resultado en la campaña 63-64, con goles para la Real de Eceiza, Urreisti y Amas. Aquel año, ninguno de los dos equipos logró los objetivos que también persiguen esta temporada: ni la Real consiguió subir a Primera ni el Unión mantenerse en Segunda. La única victoria del conjunto local en Segunda fue en la temporada 35-36, la que acabó con el no consumado descenso de la Real a Tercera División (a causa de la Guerra Civil), por 3-0.

En la primera vuelta, la Real hizo saltar por los aires el miedo que había cogido en Segunda a los derbis con una merecida goleada al Real Unión. Carlos Bueno abrió pronto el marcador, Ansotegi marcó dos goles (por primera vez en su carrera) en sendos córners y Nsue cerró la cuenta aprovechando una mala salida del portero del Real Unión. Juan Domínguez anotó el 3-1 en el último minuto de la primera mitad, pero fue insuficiente siquiera para que el equipo de Irún metiera algo de miedo. La Real se limitó a jugar bien en todas sus líneas y aprovechar los fallos defensivos del equipo visitante. El equipo de Lasarte, ya plenamente consolidado en puestos de ascenso, consiguió ante el Real Unión su sexta victoria consecutiva en Anoeta. Ahora lo que toca es romper cuatro meses sin ganar fuera, desde que Nsue diera los tres puntos en Vigo el 16 de enero.

(Nota: último derbi en Segunda, partido bonito de ver y estará allí para hacerlo. La crónica con sus correspondientes fotos la podréis leer el lunes)