jueves, septiembre 30, 2010

PREVIA Real Sociedad - Espanyol. Anoeta como antídoto

Anoeta se presenta como el mejor antídoto posible para que la Real ponga fin a su racha de tres derrotas consecutivas (sábado, 20.00 horas, Anoeta; Canal + Liga, Gol TV). Porque Anoeta, que estrena nuevo césped por primera vez en sus 17 años de vida, es el escenario en el que mejor se ha desenvuelto el equipo txuri urdin en lo que llevamos de temporada, y también desde que Martín Lasarte es su entrenador. Veremos si esta jornada contempla a la Real presionante e incisiva de las primeras jornadas o a la timorata y agazapada de las dos últimas. Y veremos también si Lasarte apuesta por un esquema de uno o dos delanteros. Lo que está claro es que, como dijo el propio delantero catalán, esto no es un Tamudo-Espanyol. Juega la Real y lo que busca son tres puntos que disipen las dudas que ha dejado la última semana de competición. Con Anoeta como antídoto, desde luego, si la afición mantiene la ilusión que demostró en el primer encuentro de Liga.

La convocatoria de Martín Lasarte para este partido no permite saber si habrá o no muchos cambios con respecto a los equipos que perdieron en Pamplona y Mallorca (en los que ocho jugadores fueron los mismos). Sí se cae de los 18 elegidos uno de los titulares del partido frente a Osasuna, Paco Sutil. Su puesto lo ocupará Sarpong, en busca de sus primeros minutos como jugador txuri urdin. No parece probable que el holandés forme parte del once inicial, por lo que, ante la ausencia de recambio en la convocatoria, se puede decir que hay cinco realistas que tienen el puesto casi asegurado: Bravo en la portería y las dos bandas, Carlos Martínez y Xabi Prieto por la derecha, y De la Bella y Griezmann por la izquierda. Y digo casi porque no hay que descartar tampoco que Mikel González ocupe alguna de las dos bandas de la defensa, como ya hizo en algunos partidos de la temporada pasada. Aunque lo más normal es que no haya muchos cambios, todo lo demás está en el aire.

Ansotegi y Mikel González siguen siendo los centrales que parten con ventaja, aunque la defensa de la Real no tiene la misma solvencia que en Segunda, normal por el salto de categoría, y Labaka podría tener su oportunidad para meter una variante en la línea más castigada durante la última semana. En el mediocentro se abre una gran incógnita. Hasta cinco jugadores se disputan los dos puestos. Diego Rivas y Aranburu son los que jugaron de inicio en Mallorca, pero Zurutuza disputó ahí los últimos minutos, cuando Lasarte optó por una variante más ofensiva con dos delanteros. Elustondo y Markel esperan una nueva oportunidad tras el desastre de Pamplona en el que tomaron parte. En todo caso, la principal duda en el once estriba en la presencia de uno o dos delanteros. Si juegan Tamudo y Llorente de inicio, Zurutuza podría retrasar su posición para seguir en el once. De jugar uno, Lasarte se encuentra con una difícil elección. Llorente, fichaje estrella que brilló en su debut, está ya recuperado, pero Tamudo es el máximo goleador. El dilema, de momento, sigue provocando la ausencia de Agirretxe en las convocatorias. Aunque Viguera sí está convocado, menos opciones tiene de ocupar de inicio la mediapunta.

Las miradas estarán puestas en dos frentes. Por un lado, Tamudo se enfrenta por primera vez al Espanyol, después de un último año en las filas pericas plagado de polémicas con la directiva espanyolista y el mismo entrenador que se sentará en el banquillo rival, Mauricio Pochettino, así como de la ovación de sus aficionados en el partido en que dijo adiós a aquella camiseta blanquiazul. El otro punto de interés será el césped de Anoeta, replantado esta semana tras el concierto de U2 en un trabajo contrareloj que terminó a poco más de un día antes del partido. La Real es decimosexta en la clasificación con cuatro puntos, los mismos que tiene el último equipo que ocupa posiciones de descenso, el Levante, y se encuentra a cinco puntos de la zona europea, que cierra precisamente el Espanyol, en sexta posición y con nueve puntos. Ese bagaje de puntos no es malo para el calendario que tenía la Real en este arranque liguero, pero sí lo es por el rendimiento que han dado los rivales que ha tenido fuera de casa, tres partidos en los que dio la sensación de que la Real podría haber sacado mucho más poniendo la actitud necesaria sobre el terreno de juego.

El Espanyol es uno de los clásicos de la Liga y ha visitado San Sebastián nada menos que en 62 ocasiones, sólo una de ellas en Segunda División (que se saldó con un contundente 3-0 para la Real en la temporada 62-63). En Primera, claro dominio txuri urdin con 40 victorias en 61 encuentros, por once triunfos visitantes y diez empates. En los trece partidos jugados en Anoeta, el balance es mucho más parejo, con cuatro victorias del Espanyol y siete de la Real. El conjunto barcelonés ha conseguido puntuar en sus tres últimas visitas a Anoeta, la penúltima de ellas, en la temporada 2005-2006, gracias a que Tamudo hizo el 0-1 definitivo en el último minuto del partido. La mayor victoria de la Real se produjo en las campañas 32-33 y 43-44, con sendos 6-1. En la primera de ellas marcaron Chivero, Urtizberea (tres), Tolete e Insausti y en la segunda lo hicieron en dos ocasiones tanto Ontoria como Unamuno y en una Bidegain y Pérez. El Espanyol llegó a su tope en Atotxa al ganar 1-4 en la temporada 34-35.

La última vez que el Espanyol visitó Anoeta fue, como en el caso de la mayoría de los equipos que pasarán por San Sebastián en esta Liga, en la temporada 2006-2007, la del descenso. Era la novena jornada del campeonato y el conjunto realista, ya entrenado por Miguel Ángel Lotina, seguía sin ganar. Se adelantó la Real en el marcador, con un tanto de Díaz de Cerio tras una buena dejada de cabeza de Gari Uranga. Fue una de las poquísimas ocasiones de gol que tuvo la Real, en un partido muy malo y en el que los cambios delataron que el técnico se conformó con un empate que no sacaba a la Real de los puestos de descenso. El Espanyol fue despertando poco a poco y aunque tampoco forzó demasiadas intervenciones de Bravo, sí dejó mejores sensaciones sobre el césped. Luis García anotó el empate a pocos minutos de iniciarse la segunda mitad y ya no se movió más el marcador. Tamudo jugó aquel día con la camiseta del Espanyol y tuvo un par de ocasiones para marcar. Mañana juega con la otra camiseta.

martes, septiembre 28, 2010

Más perros

"Quizá tenemos que aprender a ser más perro si cabe, aprender que el fútbol no siempre se juega de la misma manera y buscar diferentes alternativas en un mismo partido. Y esto el primero que me lo cuestiono soy yo". Esto lo dijo ayer Martín Lasarte, todavía en Mallorca, escenario del último y lamentbale partido de la Real. Y de esa sencilla frase se pueden sacar muchas lecturas. Las estrictamente futbolísticas ya las hemos sacado todos durante y después de los decepcionantes partidos contra Osasuna y Mallorca, creo que incluso el equipo también lo ha hecho aunque para comprobarlo habrá que esperar a las 20.00 horas del sábado. Pero como a pesar de las tres derrotas consecutivas, yo mantengo intacta la confianza en la capacidad del equipo, hay otra vertiente de esa expresión que me preocupa más. La del otro fútbol, ese que la Real no sabe practicar.

Ya dije al comienzo de la temporada que a este equipo le falta un Karpin, mucho más después de la salida del equipo de Carlos Bueno, el único jugador que aporta algo remotamente parecido al carácter de aquel ruso que pasó por la Real y dejó su huella en dos etapas diferentes. Eso era antes ser perro en el mundo del fútbol. Ahora no, ahora ser perro va de algo totalmente distinto, algo que reconozco que no me gusta y me preocupa a partes iguales. Veréis, temo que para ser perro haya que caer en armas, artes y artimañas que, por encima de todo, me parecen despreciables. Digo que lo temo porque, día tras día, aumenta la sensación de que todos son perros en este sentido menos la Real. Me preocupa, porque esas perrerías dan muchos más puntos de los que merecería un equipo que caiga en semejantes lodazales, puntos que acaban por marcar una diferencia con respecto a la Real.

Sé que la Real jugó muy mal en Pamplona y en Mallorca y que no mereció traerse nada. No estoy justificando el pobre rendimiento del equipo, no. Pero miro las estadísticas de faltas de ambos partidos y me echo a temblar. En ambos hubo un equipo noble, que jugó sin dar una mala patada, que intentó defender en lugar de hacer faltas. Ese fue la Real. Osasuna abusó de las infracciones. Cada balón que recibían Zurutuza o Xabi Prieto eran falta y apenas hubo castigo para sus acciones. En Mallorca no fue tan acusado, pero Rubén cometió una entrada sobre la que sólo cabía una discusión: si era sólo amarilla o si merecía la roja directa. El jugador malloquinista ya tenía una amonestación, con lo que se hubiera ido a la calle en cualquier caso. ¿Alguien ha visto una foto de esa acción? ¿En algún resumen se ha destacado esa jugada como una de las claves del partido? No. No ha tenido la menor relevancia en los juicios arbitrales de la semana. Las pocas tarjetas amarillas que vio no lastraron a Osasuna y el Mallorca no se quedó con diez jugadores aunque lo mereció. Mucha casualidad tiene que ser eso, y más cuando es un comportamiento que llevamos viendo ya demasiados años.

La Real no tiene un solo jugador que dé patadas. Rivas hace muchas faltas, sí, pero nunca va a dañar al rival. Tampoco tiene jugadores que monten escándalos sobre el césped, que levanten los brazos para echar al público encima del árbitro, que protesten airadamente las decisiones de los colegiados. Ni siquiera jugadores que se tiren habitualmente para engañar al trío arbitral y provocar penaltis o expulsiones, aunque Xabi Prieto tenga la fama de caer fácilmente al suelo (será que le pegan poco...). Los recogepelotas de Anoeta no desaparecen nunca, ni siquiera cuando se gana por la mínima y no hace falta que diga lo habitual que es eso en el fútbol español, da igual la categoría. Que le pregunten a De la Bella dónde tenía que buscar balones el sábado para sacar de banda. Lasarte no genera altercados para detener el juego, ni discute con banquillos o jugadores rivales. A nadie con la camiseta txuri urdin se le ocurriría jamás lanzar un balón al rectángulo de juego para que el árbitro detenga el partido porque no se puede disputar con dos balones. Eso lo hizo el madridista Pepe en Anoeta y debió ver su segunda tarjeta amarilla. Como Rubén, llegó al pitido final sobre el césped.

Son demasiados años ya con la sensación de que con la Real no hay justicia. No la hay dentro de los terrenos de juego, y no hará falta recordar que el equipo txuri urdin transformó su primer penalti a favor la temporada pasada en la jornada 39 o que en la semana en la que más expulsiones ha habido por proteger a las estrellas de la Liga nos dimos cuenta con la entrada de Rubén a De la Bella que éste no merece la misma consideración no ya que Messi, Cristiano Ronaldo o Iniesta, sino que por ejemplo el espanyolista Osvaldo, que sí forzó la expulsión del osasunista Lolo aunque por televisión parezca que ni le hace falta. Tampoco hay justicia con este equipo fuera de los terrenos de juego. Y no hay que irse a turbios sucesos como los que rodearon a los ascensos de Málaga, Zaragoza y Hércules, uno por cada una de las tres temporadas que pasó la Real en Segunda. Me acuerdo por ejemplo de que la Liga y la Federación quisieron dar la bienvenida al equipo txuri urdin en su regreso a Primera, aunque luego no pasara nada, con uno de los árbitros que más le había perjudicado en Segunda o de esos sorteos de Copa en los que a la Real siempre le toca uno de los rivales más complicados que le pueden tocar.

En este sentido, yo no quiero que la Real o sus jugadores sean más perros. Celebro que en en las filas realistas no haya carniceros o piscineros. Me gusta que, bien o mal, la Real de los jugadores y la de los directivos intenten ganar sus partidos sólo desde el fútbol. Lo que no me gusta es lo que se está imponiendo. Que quien se extralimita en su interpretación del regalmento no reciba su justo castigo. Ya van tres partidos en los que la Real ha salido perjudicada por las decisiones arbitrales (bien es cierto que ante el Real Madrid Zurutuza cometió un penalti por mano, y justo es reconocerlo), y en uno de ellos se le cayeron directamente dos puntos de su casillero, y eso sin contar la posibilidad de jugar 40 minutos contra un Mallorca con diez jugadores y sólo un gol de ventaja. Y el problema está donde siempre: en los comités, en los que mandan y en los árbitros. De los problemas del juego de la Real ya se encargará Lasarte. Pero los otros también quitan puntos y parece que nadie los quiere solucionar. La Real podrá ser uno de los damnificados de esta permisividad, pero al final si alguien pierde de verdad es el fútbol.

domingo, septiembre 26, 2010

MALLORCA 2 - REAL SOCIEDAD 0 Crédito dilapidado

La Real no ha tardado nada más que una semana en dilapidar todo el merecidísimo crédito que había acumulado en las tres primeras jornadas de Liga. Derrotar al Villarreal con justicia, empatar fuera en Almería marcando dos goles y merecer mucho más que una derrota de rebote ante el Real Madrid habían colocado al equipo txuri urdin en una muy buena posición. De puntos, aunque debía haber sumado más, y de ánimo, que estaba por las nubes continuando la alegría del ascenso. Pero no sacar nada ante el Madrid, desaparecer del campo ante Osasuna y regalar 45 minutos en Mallorca colocan a la Real en una situación mucho más dura de lo que podíamos presumir hace ocho días. Sólo ocho días. Mala actuación de la Real en Mallorca, sí, con algunos matices pero mala. Y lo peor es que las dos derrotas que ha cosechado el equipo de Lasarte fuera de casa, las dos con claridad en el juego y en el marcador, se han producido contra equipos que no le han pasado precisamente por encima con un gran fútbol. Han sido derrotas por defectos propios, defectos serios y profundos, más que por méritos de los rivales, que no han tenido más que aprovechar las facilidades de la Real.

Hoy no se encuentran argumentos en la alineación, en jugadores no habituales o en el planteamiento del entrenador. Los once elegidos fueron los mismos que ofrecieron un gran rendimiento ante el Real Madrid. Los mismos, con Tamudo en el ataque, Zurutuza en la mediapunta y Griezmann en la banda izquierda. Pero con una actitud radicalmente diferente a la que mostraron en Anoeta el pasado fin de semana. Es difícil entender que un equipo profesional, de Primera División y con hambre de gloria salte a un terreno de juego como lo hizo hoy en Mallorca la Real. O en Pamplona hace muy poquitos días. Porque todos hemos tenido claro desde el principio que la principal arma de la Real es la actitud. Pero si la Real ha llevado ilusión a Mallorca se ha debido de quedar en el hotel. La falta de acierto es perdonable, la de actitud no. Porque no tenerla facilita muchísimo el trabajo a los rivales. El Mallorca, en su primera ocasión de gol, ya se había adelantado en el marcador. ¿Cómo? Pues con mucha sencillez. Un balón al área, un control, un giro y un disparo. Mikel González no recibió ayuda alguna para evitarlo. Bravo probablemente ni vio el balón hasta que ya era tarde.

El resto de la primera parte fue exactamente lo mismo que los diez primeros minutos. Nada de nada. El Mallorca tuvo alguna ocasión, nada espectacular, aunque Bravo sí hizo una buena parada, lo habitual en su rendimiento. La Real sólo una, no demasiado clara. Un cabezazo de Ansotegi que forzó una parada de Aouate. El 1-0 era un castigo justísimo para una Real que decidió no comparecer en la primera mitad del partido. Justísimo. No hay otra forma de verlo. Tras el descanso, la Real salió con otra actitud. Griezmann tuvo el empate, pero su disparo, sin oposición y con el meta mallorquinista ya batido, se le fue arriba. La Real perdió en la primera mitad, pero ahí se acabó la posibilidad del empate. Ahí, unos minutos antes y unos minutos después. Lo anterior fue la vergonzosa actuación de Rubinos Pérez, que en una entrada de Rubén en la que la duda debía ser si la tarejta era amarilla o roja, acabó por perdonar la segunda amarilla al central mallorquinista. Lo posterior, el 2-0 del Mallorca en un corner lamentablemente defendido por la Real. Los dos de Cavenaghi, un delantero que todavía no había marcado. Como Osasuna el pasado martes, cero goles en tres partidos, tres a la Real en menos de uno.

Quedaban poco menos de treinta minutos para el final del partido cuando el 2-0 subió al marcador y éste estaba ya finiquitado. Si el partido no tuviera marcador, la segunda parte ha sido bastante correcta. La Real tuvo más posesión que el Mallorca, mucho más cerca del área rival y tuvo alguna que otra ocasión para marcar, en las botas de Llorente, Tamudo o Griezmann. Pero lo cierto es que el partido ya estaba perdido por la incomprensible y muy censurable primera mitad. El 1-0 obligó a Lasarte a arriesgar. Colocó a Llorente arriba junto a Tamudo, retransando a Zurutuza y sacando del terreno de juego a Aranburu. Arriesgó porque adelantó la línea defensiva y permitió al Mallorca vivir al contragolpe. En una de esas jugadas, Bravo pareció rozar con una gran estirada un trallazo del ex realista Víctor, antes de que se estrellara contra el larguero. Sin forzar demasiado a Aouate, lo cierto es que había más sensación de 3-0 que de 2-1. En favor de la Real hay que decir que no se rindió, pero su carencia de velocidad limitó mucho sus opciones de marcar algún gol.

Llorente, Viguera y Sutil, los tres cambios que introdujo Lasarte a la desesperada en la segunda mitad, no son jugadores que destaquen precisamente por su velocidad punta, y eso hace preguntarse, por ejemplo, por la capacidad de Sarpong, jugador al que todavía no hemos visto un solo minuto. A la falta de actitud de la primera parte, hubo que sumar un desacierto poco habitual. Las decenas de centros que metió Carlos Martínez en dirección al área del Mallorca sin que pudiera rematarse uno solo fue el paradigma de ese inexistente acierto. O la desaparición de Xabi Prieto, a quien, en la semana en la que ha sido nombrado mejor jugador de la Segunda División la pasada temporada, hay que seguir exigiéndole mucho más. Mala colocación para recoger rechaces y una sensación de cierto cansancio, más producto del resultado y de la acumulación de tres derrotas consecutivas que del trabajo físico que en realidad llevan los jugadores realistas en las piernas. Todo salió mal en la primera mitad y lastró la segunda. Por nombres, ninguno merece ser destacado.

La Real fue en Mallorca un equipo inane y anodino hasta que, en realidad, ya no sirvió para nada. Lo que sí sirve es buscar la causa de los errores. Parece obvio que, por el momento, la Real ha perdido la fortaleza defensiva que le caracterizó la pasada temporada. Nueve goles encajados en cinco partidos son muchísimos, sobre todo si tenemos en cuenta que portero y defensa no están siendo ni mucho menos lo peor de este equipo. Hoy la Real ha roto una buena racha que, de alguna manera, podía equilibrar esa fragilidad de la propia porteria y ha dejado de marcar por primera vez esta temporada. La derrota en Pamplona colocó en el disparadero a Markel y Elustondo, pero el debate se equivocó de camino. No era cuestión de nombres, era cuestión de actitud. Con estos dos canteranos llueve sobre mojado, y por eso se suscitó el debate, pero Aranburu (fallo suyo de marcaje en el segundo gol) y Diego Rivas tampoco tuvieron hoy el acierto y la actitud necesarias y la derrota fue tan inexorable como en el Reyno de Navarra. Al menos la Real demostró que también es capaz de jugar en el alambre, de llevar los partidos a la frontal del área rival sin regalar goles en contraataques.

A falta de lo que haga el Zaragoza esta noche contra el Atlético de Madrid, la Real se queda en la decimosexta posición, sólo un punto por encima de los puestos de ascenso. Si ganar o perder dos partidos lleva a cualquier equipo a distintas zonas de la clasificación con cierta facilidad, mucho más en el primer tramo de la temporada, cuando las distancias no son grandes. De hecho, la zona europea está a sólo cuatro puntos. El equipo de Martín Lasarte recibe el sábado a un Espanyol que se ha metido en los puestos nobles con tres victorias. Y la victoria es casi imprescindible para que el tradicionalmente pesimista entorno de la Real piense que el futuro del equipo está en las últimas plazas de la clasificación. En cualquier caso, son tres derrotas consecutivas. Dos muy merecidas, las dos últimas, y con una imagen muy pobre por parte de la Real. Mejorarla es el único camino posible para que la perspectiva cambie. Queda mucho.

sábado, septiembre 25, 2010

PREVIA Mallorca - Real Sociedad. Una oportunidad

La Real visita Mallorca (domingo, 17.00 horas, Iberostar Estadi, PPV) y afronta el partido, en palabras del propio Martín Lasarte, como una oportunidad. Una oportunidad de demostrar, por un lado, que el flojo equipo que se vio en Pamplona no es el que va a competir en la mayoría de las 38 jornadas de Liga y sí se asemejará más al que apabulló sin premio al Real Madrid o al que superó al Villarreal. Por otro, de despejar todas las dudas que pueda generar el conjunto a domicilio, continuación de las generadas en la segunda vuelta de la temporada pasada y agravadas sobre todo con la dura derrota en Pamplona pero también con el error que costó dos puntos en Almería. Ganando, la Real se instalará en la zona cómoda de la clasificación. Perdiendo, se acercará a los puestos bajos. Pero estamos en la quinta jornada y estas cábalas todavía no tienen mucho significado. La sensación que deje el equipo sí. Y ahí radica la oportunidad que tiene la Real en esta jornada.

Martín Lasarte es un técnico que habla claro, con las palabras pero también, y quizá sobre todo, con los hechos. Y siempre dice mucho con sus convocatorias. Repite la lista de Pamplona con una sola excepción. Regresa el capitán, Mikel Aranburu, al que dio descanso en el Reyno de Navarra, ocupando el lugar entre los 18 elegidos de Sarpong. El holandés no debutó ante Osasuna y Lasarte dejó un cambio por hacer en ese partido. Sintomático. Como también lo es la nueva ausencia de Agirretxe en la convocatoria. O la de Estrada. O que los más señalados por la derrota de la pasada jornada, Markel y Elustondo, estén en la expedición a Mallorca, aunque lo normal sea que recuperen su puesto en el once tanto Aranburu como Diego Rivas. Lasarte es un entrenador que se guía mucho por la confianza, y ésta no se gana o se pierde en un solo partido, al menos no para el uruguayo.

Las apuestas ahora mismo son que Lasarte repetirá el equipo que se midió al Real Madrid, con lo que jugarían Bravo en la portería; Mikel González y Ansotegi en el centro de la defensa; Carlos Martínez y De la Bella en las bandas; Diego Rivas y Aranburu en el doble pivote; con Zurutuza en la mediapunta, Xabi Prieto por la derecha, Griezmann en la izquierda y Tamudo en punta. Con Llorente totalmente recuperado, el puesto de delantero es el que más dudas concita. Jugar con dos arriba de momento parece complicado de inicio, y más fuera de casa, aunque no es descartable que Tamudo juegue algo más atrasado por detrás de Llorente. Lo que no sería descabellado es que Zurutuza, que jugó ante Madrid y Osasuna (aquí el partido completo), entrara en las rotaciones de esta semana con tres partidos, y, al margen de la variante con Tamudo y Llorente, su puesto podrían ocuparlo tanto Aranburu (lo que daría opción a que Elustondo siguiera en el equipo) o Viguera. La defensa sigue pareciendo intocable, al igual que Xabi Prieto. Sutil, que no estuvo fino en Pamplona, esperará su oportunidad en el banquillo.

La Real llega a Mallorca en la decimotercera posición con cuatro puntos, tres por debajo de la zona europea y uno por encima de los puestos de descenso. La pasada temporada el equipo de Lasarte no perdió nunca dos partidos consecutivos, como ya le ha sucedido en las dos últimas jornadas ante Real Madrid y Osasuna. Salió derrotada en tres consecutivos, con Lillo como técnico, en la temporada 2008-2009, en Murcia (2-0) y Vitoria (2-1) además de en Anoeta ante el Hércules (1-2). La pasada temporada jugó también dos partidos seguidos fuera y no ganó ninguno de los dos, perdió 1-0 en Girona y empató en Huesca a uno. Contra el Mallorca se dará la curiosa circunstancia de que jugarán tres ex jugadores realistas: Martí y Victor jugaron cedidos respectivamente por el Sevilla y el propio Mallorca en la segunda mitad de la primera temporada en la categoría de plata. Nsue, que es duda para este partido, pudo disfrutar de toda la temporada del ascenso. Tamudo lleva tres jornadas consecutivas marcando, pero la Real sólo ha logrado un punto en esos partidos. Cuando ya se prefiere destacar que Bravo ha encajado siete goles, una de las mejores noticias de la temporada hasta ahora es que el equipo txuri urdin ha marcado en todos los partidos.

No es Mallorca una plaza históricamente favorable para los intereses de la Real. Ha visitado la isla en 22 ocasiones (19 en Primera, tres en Segunda) y sólo ha conseguido tres victorias y siete empates. De los once triunfos bermellones destaca el duro 5-2 de comienzoa de la temporada 2005-2006. Los goles realistas aquel día los marcaron Álvaro Novo y Xabi Prieto. La mayor victoria realista se produjo en la temporada del subcampeonato, la 2002-2003, 1-3. De Pedro de penalti, Nihat y Kovacevic dieron el triunfo que metía nuevamente de lleno al equipo en la lucha por el título, una semana antes de recuperar el liderato a falta de cinco partidos para el final de la Liga. Todas las victorias de la Real en Mallorca se produjeron en Primera División, mientras que en Segunda, de los tres partidos jugados (todos en la década de los 40), sólo pudo arrancar un empate a uno en la temporada 45-46. En los últimos siete encuentros disputados, los de la última década, Mallorca y Real tienen un balance igualado: dos victorias para cada equipo y tres empates.

La última vez que la Real visitó Mallorca, en la temporada 2006-2007, fue cuando el coliseo balear tenía el nombre de Ono Stadi. El equipo que entrenaba José Mari Bakero llegó a la isla en la séptima jornada, en el puesto de colista, sin haber ganado todavía y nada menos que con cinco derrotas consecutivas tras el empate de la primera jornada en Bilbao. El partido fue de esos que llaman eufemísticamente serios, en los que las defensas se imponen a los ataques y en los que apenas pasan cosas. Al menos hasta el tramo final. Ayza Gámez expulsó a Gerardo, por una entrada espectacular pero sin mala intención, cuando quedaban veinte minutos por jugar. La Real pudo ganar con una ocasión de Kovacevic en el minuto 80. Y en el 87, en el 92 y en el 95, el Mallorca se estrelló contra los palos de la portería de Claudio Bravo, que debutó con la camiseta txuri urdin en ese partido con una buena estrella en su portería que se repitió a menudo durante la temporada. El resultado final, postes mediantes, 0-0. Fue el último partido liguero de Bakero, cesado días después tras caer la Real estrepitosamente en Málaga en partido de Copa.

martes, septiembre 21, 2010

OSASUNA 3 - REAL SOCIEDAD 1 Cuando perder duele más de lo normal

Si el sábado la Real invitaba a pensar que hay ocasiones en los que perder no duele tanto, hoy lo que ha pasado es que el equipo txuri urdin incita a sentir más dolor del normal por la derrota. Sí, hoy duele muchísimo. Duele perder así. Duele perder por el escenario y por el rival, porque aunque queramos quitarle hierro aun duele la herida de aquel día en el que la Real quedó condenada a descender a Segunda División en unas circunstancias muy duras. Por haber cobrado ventaja con un nuevo gol de Tamudo y haberla desperdiciado, sobre todo ante un rival que se desenvolvía sobre el campo con muchos nervios y con una grada cercana a la protesta multitudinaria. Por no conseguir que las rotaciones en el equipo dieran el efecto deseado. Por haber perdido la identidad que el sábado nos hizo grandes. Muchas cosas, y casi todas negativas. De las que tienen que hacer reflexionar, y más en el contexto positivo en el que ha comenzado la Real esta temporada. Así no se puede conseguir nada en un campo de fútbol. Absolutamente nada.

Martín Lasarte ha hecho una apuesta arriesgada en su once inicial y le ha salido francamente mal. Es duro personalizar, y es obvio que la culpa de la derrota de hoy no reside en uno o dos jugadores, pero está más que claro que los males de la Real hoy comenzaron en el centro del campo. El técnico uruguayo decidió prescindir en su equipo titular de los dos mediocentros titulares. Aranburu se quedó en San Sebastián y Diego Rivas en el banquillo del Reyno de Navarra. Y sin ellos para sostener el centro del campo, la defensa se vio más abandonada que nunca. Ni Markel ni Elustondo han dado todavía el necesario salto de calidad para jugar en este equipo, no lo habían dado en Segunda y hoy han impulsado los presagios más negativos sobre ambos en Primera. Y más teniendo en cuenta que por detrás empujan Illarramendi, Albistegi o Ros y que en enero llega Demidov, que puede jugar en el centro del campo. Hubo un tercer cambio en el once inicial, la entrada de Sutil en lugar de Griezmann, quien saltó al campo en la segunda mitad.

El partido empezó mal, muy mal. La defensa de la Real concedió una ocasión muy clara al Osasuna en un corner. Muy sorprendente por la fortaleza defensiva que tiene este equipo. Bravo gritaba desesperado. Fue el preludio de todo lo que supuso el partido, un ejercicio de impotencia como hacía tiempo que no vivía el conjunto txuri urdin, un "severo correctivo" en palabras del entrenador realista que ha llegado por perder todos los puntos de intensidad que el equipo había mostrado hasta ahora. Lo curioso es que, a pesar de haber encajado tres goles, lo mejor del equipo se puede ubicar en la portería, en un Bravo seguro al que el Osasuna tampoco exigió demasiado, y en unos centrales que estuvieron bastante bien en casi todas las facetas. El problema fue la falta de ayuda que tuvieron. Tampoco sería justo obviar en lo rescatable del equipo a Tamudo. Otro gol de pillo, aprovechando un cabezazo hacia atrás del centro del campo osasunista, de esos goles que le han convertido en el máximo anotador en activo de la Liga española. Y ya van tres. Pero, y ahí va un problema serio, sólo le han dado un punto a la Real.

El mayor de los problemas hoy del equipo txuri urdin ha sido no aprovechar esa ventaja, a los veinte minutos de partido y con todo a favor. Porque, y eso en fútbol es pecado, el Reyno de Navarra estaba ya muy cerca de silbar a los suyos, que hoy, paradojas de la vida, han batido su récord negativo de minutos sin marcar un gol en un inicio de Liga en toda su historia. Y luego han metido tres. ¿Cómo es posible? Muchas son las explicaciones. Para empezar, malas coberturas a los centrales, una frontal del área en la que todos los balones caían en los pies de Osasuna y una nula presión en el centro del campo. Mal, todo muy mal. El primer gol del equipo local llega por un centro fácil y sin que Elustondo presione desde la banda derecha. El segundo por una falta de compenetración entre De la Bella y Sutil, sobre todo por la falta de intensidad en el marcaje del extremo. Y el tercero, como ocurrió el sábado ante el Real Madrid, por la mala suerte de cuatro rebotes en una misma jugada que acabó además en falta de Aranda por saltar sobre De la Bella para anotar el gol.

Tan mal lo ha hecho la Real que nadie destacara la más que posible falta del tercer gol osasunista. Y no es que lo diga yo, es que el árbitro Velasco Carballo le dijo a De la Bella que "había visto medio falta pero que no habíamos protestado mucho". Para ahondar en la herida, no dudó en pitar una falta muy similar en el área contraria, diez minutos después, a Xabi Prieto. El arbitraje de hoy ha sido mucho más dañino para la Real que el del pasado sábado, a pesar de que nadie lo destacará en las crónicas. Y es que Osasuna se ha permitido el lujo de cortar todas las salidas de la Real con falta, de freír a Xabi Prieto a tarascadas, de mostrar gestos ofensivos en el rostro de jugadores como Soriano, Juanfran o Puñal. La Real ha hecho diez faltas. La primera en un salto ya le costó una tarjeta amarilla, a Markel. Los demás saltos con brazos vestidos de rojo no tuvieron consecuencia alguna.

El equipo de Lasarte ha tenido dos buenos momentos en el partido. Breves, sin excesos de calidad, pero buenos. El primero fue con el 0-1 en el marcador, y es ahí cuando se debió machacar el partido. Si hubiera llegado el 0-2, lo más probable es que el partido hubiera acabado en goleada. Pero no sólo llegó el 1-1, sino también el 1-2 en apenas cinco minutos, en una falta de concentración terrible y bastante difícil de olvidar. El otro momento bueno llegó en la segunda mitad, con la entrada en el campo de Griezmann, muy activo, y de Llorente. Pudo llegar el 2-2 en una falta lateral botada por el francés que tuvo que sacar Ricardo casi sobre la línea. En la siguiente jugada llegó el 3-1 y se acabó el partido, por mucho que siguiera luchando Llorente, como en él es costumbre. Es hasta doloroso que la derrota sucediera así, porque un 3-1 es un muy mal resultado para pensar en remontar un average particular que quién sabe si será importante al final de la temporada.

El palo es fuerte y tendrá consecuencias. Seguro que las tendrá en el once que saltará al campo en Mallorca el próximo domingo. Sin duda mañana cuando miremos la clasificación. La Real dormirá undécima con cuatro puntos, pero ocho de los nueve equipos que están por debajo en la tabla juegan mañana. Son pocos partidos y el dato no es trascendente, pero una media de un punto por partido no da para salvarse en la jornada 38. El equipo de Lasarte llegará a la próxima jornada para jugar su segundo partido consecutivo fuera de casa después de encajar dos derrotas seguidas. Y mirando a la clasificación tanto da que esas derrotas hayan llegado tras un enorme partido ante el Real Madrid o un horrendo encuentro ante el Osasuna. Pero ojo a los datos. En los dos partidos jugados fuera de casa, la Real ya ha encajado cinco goles. Menos mal que en Almería, pese al mal sabor de boca, se sumó un punto.

Está bastante claro que cuando la Real no juega con la intensidad debida, cualquiera le puede ganar. En Segunda y con más razón en Primera. Osasuna hoy no ha demostrado mucho más que ser eso, un equipo cualquiera. Pero eso le ha bastado para quedarse con los tres puntos. Y eso, por los recuerdos de hace algo más de tres años, duele más de lo normal. Mucho más.

lunes, septiembre 20, 2010

PREVIA Osasuna - Real Sociedad. El camino ya está marcado

La Real afronta su segunda salida de la temporada (martes, 20.00 horas, Reyno de Navarra, PPV) después de dos grandes actuaciones en casa ante rivales de postín y un buen partido a domicilio con disgusto final. Y tres partidos ya han bastado para tener claro que el camino que necesita este equipo para triunfar ya está marcado. Es el camino que vimos el sábado en Anoeta frente al casi todopoderoso Real Madrid. Es, en realidad, el que marcó Lasarte para este equipo hace un año cuando todavía estaba en Segunda División, el que hizo que el ascenso se convirtiera en realidad. La prueba que vivirá la Real en Pamplona es doble, porque se enfrenta al presente de Osasuna, pero también al fantasma del pasado. Fue en aquel campo cuando la Real, todavía sin saberlo, certificó su descenso a Segunda. Y como no se puede vivir en el pasado, el equipo txuri urdin tendrá que lanzar su mirada al futuro. Con los tres puntos en juego en el bolsillo, sería una mirada mucho más cómoda.

Como ya sucedió antes de afrontar la visita del Real Madrid, Lasarte dará su convocatoria el mismo día del partido, con lo que es pronto para saber qué equipo saltará al cesped del Reyno de Navarra para enfrentarse a Osasuna. Lo que está claro es que habrás cambios en la alineación, a pesar del espléndido rendimiento ofrecido contra el conjunto blanco y tal y como adelantó el técnico uruguayo. Cuáles es una incógnita, pero algunos datos sí se pueden avanzar. Lo más probable es que portería y defensa sí permanezcan inalterables. Bravo, Carlos Martínez, Ansotegi, Mikel González y De la Bella han jugado completos los tres primeros partidos de Liga y, de no mediar sanciones o lesiones, parece complicado que cambie el panorama de aquí a enero, cuando llegue a San Sebastián Demidov, el ya confirmado fichaje realista. Labaka y Dani Estrada son los grandes damnificados de esta situación.

A partir de ahí, y dado que la Real está a punto de jugar el segundo de los tres partidos que disputará en apenas ocho días, cualquiera cambio encontrará justificación razonable. Elustondo parece tener más papeletas que Markel Bergara para entrar en el once inicial, bien en lugar de Aranburu o de Diego Rivas (quien, junto a los defensas y a Xabi Prieto, es el único que ha jugado hasta ahora todos los minutos). Viguera, que hasta ahora ha aportado minutos ilusionantes, podría tener su oportunidad en lugar de un Zurutuza que tiene su punto débil en lo agotado que llega al final de los encuentros. Sutil y Griezmann se juegan la banda izquierda, mientras que Xabi Prieto parece fijo en la derecha pase lo que pase. Sarpong, en todo caso, entrará esta semana con bastante seguridad en su primera convocatoria. Arriba, Llorente podría ya estar en condiciones de volver en Pamplona, aunque es difícil predecir que hará Lasarte, si alinear a su titular de la primera jornada, a un Tamudo que ha marcado ya dos goles o un Agirretxe que es con claridad, a estas alturas de la temporada, el tercer delantero de la plantilla.

La Real, como ya hiciera en Almería, viajará el mismo día del partido tras un entrenamiento en Zubieta, aunque esta vez la cercanía entre San Sebastián y Pamplona y tener otro viaje el fin de semana evita suspicacias de cualquier tipo sobre la oportunidad de esta forma de desplazamiento. Como suele suceder en Pamplona, en realidad en cada campo de la Liga tanto de Primera como de Segunda, habrá una nutrida representación de aficionados realistas en las gradas del Reyno de Navarra. No obstante, hay cierto malestar en tierras guipuzcoanas por el alto precio de las entradas. El equipo txuri urdin viajará a Pamplona en novena o décima posición, en función de lo que suceda en el partido de hoy lunes entre Getafe y Deportivo. Osasuna ocupa puesto de descenso con un solo punto, pero de caer derrotada la Real en Pamplona podría superarle en la clasificación. Nada importante, son los vaivenes típicos de las primeras jornadas, aunque a la Real le vendría muy bien una victoria que espante los fantasmas sobre su rendimiento como visitante que pueda arrastrar desde la temporada pasada.

Osasuna y Real Sociedad se han visto las caras en Pamplona en 34 partidos de Liga. En total, el equipo txuri urdin ganó en trece ocasiones y empató en seis (todas las igualadas en la máxima categoría), con quince triunfos para los osasunistas. Diez de esos triunfos realistas llegaron en los 27 encuentros disputados en Primera División. La victoria más abultada fue el 0-3 de la temporada 80-81, la del primer título de Liga conseguido por el mítico equipo entrenado por Alberto Ormaetxea. Uralde anotó los tres goles aquel día. El resultado más abultado a favor de Osasuna es el mismo, 3-0, y lo consiguió en la campaña 57-58. En las siete últimas visitas que rindió la Real a Pamplona, las de la última década, sólo venció en una ocasión, en la temporada del último subcampeonato, la 2002-2003. Nihat, Jauregi y Khokhlov hicieron posible el 2-3 final. Las tres últimas visitas de la Real a Pamplona, no obstante, finalizaron con derrota txuri urdin y sin anotar un solo gol.

El precedente más inmediato tuvo lugar en la temporada 2006-2007, la del descenso a Segunda. Y no es descabellado decir que fue aquel día en Pamplona cuando efectivamente la Real se condenó a perder la categoría. Quedaban tres jornadas para el final. Osasuna estaba prácticamente salvado y los rivales por la permanencia apuntaron sus suspicacias a este partido. Osasuna no sólo no se dejó ganar, sino que se empleó con unas ganas inusitadas para derrotar e incluso machacar a la Real. El publicó del Reyno de Navarra, que quería que la Real continuara en Primera pensando en que la Real le hizo ese favor a su equipo en la temporada 2000-2001, asistió atónito al espectáculo. El equipo de Lotina estuvo muy por debajo de lo esperado en el día más importante para luchar por su propia vida. David López marco a los 25 minutos remantando de cabeza un corner y Nekounam, también de cabeza, hizo el segundo siete minutos más tarde. El resto del partido fue un durísimo ejercicio de impotencia txuri urdin que limitó de forma dramática sus aspiraciones de permanencia a un milagro en las dos últimas jornadas. Un milagro que se no se produjo. ¿Venganza mañana? Nada elimina el pasado. Son tres puntos, nada más y nada menos que tres puntos.

domingo, septiembre 19, 2010

REAL SOCIEDAD 1 - REAL MADRID 2 Cuando perder no duele tanto

Hay días en que perder no duele tanto. Días en que lo que la Real deja sobre el césped es tan valioso que el resultado es lo de menos. Se gane o se pierda. Esos días son los que han hecho grande a la Real a lo largo de sus ya 101 años de historia. El de ayer fue uno de esos días. Porque el Real Madrid ganó en Anoeta, sí. Pero fue la Real Sociedad la que hizo vibrar a los suyos, la que dominó todas las facetas del partido a pesar de partir en inferioridad de condiciones en todos los aspectos del juego menos en uno: el corazón. Y fue ese corazón, compartido en Anoeta por catorce jugadores, cuatro suplentes, un cuerpo técnico y 30.000 gargantas, lo que sirvió para crear una noche inolvidable. Porque es la primera noche grande desde que la Real volvió a Primera. Dicen que al final de las temporadas uno no se acuerda de dónde jugó bien y de dónde lo hizo mal, sino que lo que perdura es dónde ganó y dónde no lo hizo. Martín Lasarte lo llegó a decir hace un año. Pero no es verdad. Lo de ayer lo demuestra. La Historia de la Real también. Y ayer no dolió tanto perder.

Es imposible decir una mala palabra de cualquiera de los catorce jugadores que ayer saltaron al campo. De ninguno. Lasarte cumplió con lo que se esperaba de un partido grande y colocó sobre el césped a su mejor equipo y con sus rasgos más reconocibles. Eso, con la lesión de Llorente, significaba tener a Tamudo en punta. Y eso obligaba a darle la titularidad por primera vez a Griezmann. La Real hizo exactamente lo que tenía que hacer, magnificar la apuesta que le dio el triunfo ante el Villarreal en la primera jornada. Eso implicaba una mayor presión, una mayor rapidez en los contraatques, un mayor rendimiento en todas las facetas. Porque el equipo que había enfrente es de lo mejor que se va a encontrar la Real en mucho tiempo. Y aunque la Real no tiene campeones del mundo ni balones de oro, el equipo que ayer mereció ganar el partido fue el que iba con la camiseta txuri urdin. La Real tiene que ser la Real para encandilar a su gente, y ayer lo fue. El resultado no importa cuando uno reconoce lo que hay sobre el césped. Eso es lo que ha sido siempre este equipo y es lo que, por fin, ya ha recuperado por completo, en una labor que se inició con Lillo como técnico y que culminó con el gran trabajo de Lasarte.

Decía que no se puede decir una sola mala palabra de los jugadores de la Real. Y es la pura verdad. Bravo estuvo sobrio y poco exigido, salvo en disparos desde lejos. Mikel González y Ansotegi triunfaron en no ceder ocasiones claras de gol al potentísimo ataque del Real Madrid. De la Bella (prodigioso el corte de balómn que le hizo a CR7 en la segunda parte) y Carlos Martínez secaron casi por completo Cristiano Ronaldo y Di María y no dejaron de subir por su banda para apoyar a los extremos. Diego Rivas y Aranburu se merendaron al mejor jugador del Real Madrid en este inicio de campaña, Ozil. Zurutuza aprovechó el mal partido de Xabi Alonso para empezar a crear magia. Xabi Prieto hizo el mejor partido de la temporada porque su grandeza sale en, precisamente, los días grandes. Se convirtió en la peor pesadilla de Marcelo y desprendió peligro cada vez que se acercó al balón. Griezmann dejó detalles de gran jugador, por mucho que todavía le esté dando vueltas a la cabeza por las dos ocasiones clarísimas que falló en la primera mitad. Ya entrarán, Antoine, ya. Tamudo es el gol, y no hay más palabras que decir de él. Viguera crece y sigue creciendo. Sutil y Agirretxe tuvieron pocos minutos, pero se dejaron la vida.

¿Y por qué perdió la Real si todo es tan positivo? Porque el fútbol es uno de esos deportes que no tiene que ser necesariamente justo y porque no se decide sólo por los méritos de un equipo. Hay tres grandes factores que pueden decantar un partido, esos que al final de la temporada te colocan en una posición o en otra. Y dos de ellos favorecieron claramente al Madrid. El primero es la calidad. No importa cuánto trabajes en un partido ni lo bien que defiendas una jugada, siempre cabe la posibilidad de que un jugador haga algo imposible. Eso fue el gol de Di María. Un golazo indiscutible. La defensa de la Real cerraba muy bien el tiro, le sacó de la banda, le obligó a centrarse y, si quería, a buscar un tiro con su pierna mala. Lo buscó y entró por la escuadra sin que Bravo pudiera hacer nada. La Real, hasta entonces, había perdonado un puñado de ocasiones claras. Clarísimas. Sobre todo un uno contra uno de Griezmann que muchos, Lasarte incluído, llegaron a cantar como gol. La Real perdonó y lo pagó. El Madrid, sin exigir nada a Bravo hasta entonces, se puso 0-1. Me acuerdo del partido contra el Madrid en 2007. Ganó también 1-2. Aquel partido estaba perdido desde el mismo momento en que los blancos se adelantaron. El de ayer no.

El gol de la Real supone un inciso en esos tres aspectos que definen el fútbol al margen del sacrificio propio. Eso fue el empate de la Real, un gesto de amor propio, de respeto a la historia que representa esa camiseta. Cuando Tamudo marcó de cualquier manera, con la rodilla o con el musclo, una falta excepcionalmente sacada por Griezmann, todos reconocimos a esa Real que nunca rendía, la que corría del minuto 1 al 90, y los que hicieran falta. La que se rebela teniendo delante a uno de los mejores equipos del mundo, la que revive los grandes duelos de su centenaria historia. Y la sensación nada tenía que ver con la de hace tres años. Porque entonces todos pensábamos en la posibilidad de la derrota por muy bien que estuviéramos jugando o por mucha ventaja que cobráramos en el marcador. Ayer no. Ayer íbamos perdiendo, y aunque ese tramo de partido lo dominó el Madrid, veíamos el empate. Y con el empate, un momentáneo signo de justicia en el devener delencuentro, veíamos que se podía ganar, que esta Real podía darle la vuelta al partido.

No lo hizo por la segunda máxima del fútbol ajena al trabajo: la suerte. Cayó del lado del Madrid en una falta con la que Cristiano Ronaldo quiso disparar a puerta y que rebotó en la espalda de Pepe. El balón cogió una parábola imposible y acabó en el mismo lugar que el gran disparo de Di María: en la escuadra de Bravo. El chileno seguro que no se lo podía creer. El rebote del Madrid entró. El rebote de la Real no. Cuando Griezmann centró al área, después de un magnífico taconazo de Viguera, y el balón se envenenó tras tocar en un defensa, Casillas hizo su primera y única gran parada de la noche, evitando el entonces merecido empate a dos. Los merecimientos de la Real habían sido mayores que eso, y sólo temió por un resultado más abultado para el Madrid cuando el partido se rompió y los atacantes blancos encontraron los espacios que el magnífico engranaje táctico de Lasarte no había dejado en todo el partido. Mourinho admitió que lo justo hubiera sido el empate. Y no es cierto. La Real mereció ganar y demostró que, ahí sí tuvo razón el portugués, el de Anoeta iba a ser el primer partido serio para el Madrid en la temporada. Y ya ha jugado Champions, por si alguien no se da cuenta de lo que eso significa.

El tercero de los factores que puede decantar la balanza de un partido sin que medie la noble contienda deportiva de dos equipos es el árbitro. Mateu Lahoz no hizo un buen arbitraje, por mucho que Mourinho se ganara más flashes acudiendo a felicitar al colegiado al final del encuentro. Pareció perdido en algunos momentos a la hora de señalar faltas y sacar tarjetas. Y tuvo dos grandes lunares. El primero benefició a la Real, pues Zurutuza hizo un claro penalti por mano en la primera mitad, con 0-0 todavía en el marcador. El segundo perjudicó a los de Lasarte, pues Pepe tuvo que ser expulsado. Con tarjeta amarilla, decidió cortar un rápido saque de banda del equipo txuri urdin introduciendo otro balón en el rectángulo de juego. El árbitro miró para otro lado, también cuando perdonó alguna tarjeta (recuerdo una clara a Cristiano Ronaldo). Y aunque hoy hay quien habla de robo, yo no lo vi. Vi lo que he dicho, y no duele reconocerlo. Vi a un mal árbitro que tomó malas decisiones. Una de ellas no me pareció la falta que desembocó en el gol del triunfo madridista, para mí clara infracción de Aranburu sobre Cristiano. Ya que estamos, y ante este debate sobre la protección a los jugadores, no estaría de más recordar que la Real doblegó en juego al Madrid cometiendo dos faltas menos que su rival, doce por catorce.

La Real no dejó de intentar ganar el partido en todo momento. Se recuperó del mazazo del 0-1. Hizo cambios ofensivos, que obligaron a un técnico del caché de Mourinho a hacer justo lo contrario, a meter centrocampistas de contención sustituyendo a sus atacantes para tratar de contener el arranque de furia que supuso el partido de la Real. No hubo premio para los de blanquiazul. La Real se quedó con los cuatro puntos que tenía antes de comenzar la jornada. La empezó en la tercera posición y ha descendido a la novena. Pero da igual. La Real nunca fue una cuestión de ganar o perder. Siempre ha sido y siempre será un asunto de orgullo y de identificación. Ayer siete canteranos formaron parte del once inicial y dos más jugaron en la segunda parte. Los cinco de fuera que jugaron parecían tan de casa como Aranburu. La entrega fue absoluta, hasta el punto de superar en buena parte del encuentro a un equipazo como el Real Madrid. Se perdió, sí. Pero, de verdad, a veces no duele tanto perder.

viernes, septiembre 17, 2010

PREVIA Real Sociedad - Real Madrid. Para ganar hay que creer

Hay que creer. Para ganar, hay que creer. Y para ganar al Real Madrid (sábado, 22.00 horas, Anoeta; La Sexta y autonómicas) hay que creer y además hacer las cosas muy bien. ¿Pero por qué no creer esta vez? Este equipo, con este entrenador, creyó en el ascenso y lo consiguió. ¿Por qué no creer también en ganar al Real Madrid? Obviamente hablamos de un equipazo que reúne, además, a algunos de los mejores jugadores del mundo. Obviamente tendrá enfrente a un equipo planteado de forma completamente distinta. Los mejores del mundo contra los mejores de casa. ¿Pero cuándo no ha sido así? ¿Y cuántas veces hemos visto al Real Madrid sucumbir a los poderes de la Real Sociedad? Porque este equipo tiene poderes muy válidos para competir a un partido con los más grandes. Los ha demostrado en las dos primeras jornadas de Liga. Hará falta más de lo que se vio en Almería, pero Anoeta también empuja. Es un día bonito para la Real y para los realistas. Ojalá al final podamos seguir saboreándolo.

Martín Lasarte ha decidido esconder sus cartas algo más que de costumbre, y la convocatoria no se conocerá hasta horas antes del partido. Y no hay nada claro más allá de que el técnico uruguayo ha afirmado que la Real que se verá sobre el césped mantendrá las mismas constantes del equipo que ya conocemos. Hablaba de juego y no de nombres, por lo que no aclaró mucho sobre el once titular, ni siquiera del nombre que más dudas plantea esta semana, el de Joseba Llorente. El delantero, que ya se perdió el partido en Almería por sus molestias en la espalda, podría entrar en la convocatoria, pero Lasarte sí adelantó que no será titular en ningún caso. Eso, y el gol con el que Tamudo se estrenó hace apenas cinco días como goleador txuri urdin, hace pensar que el ex espanyolista volverá a ser titular. Agirretxe vivirá estas horas con la duda de saber si repite en la convocatoria o si se vuelve a quedar fuera, como sucedió en el primer partido.

Lo normal es que el resto del equipo se parezca mucho al que jugó en las dos primeras jornadas, pues el único cambio introducido hasta ahora por Lasarte fue por la lesión de Llorente. Tanto ante Villarreal como en Almería jugaron Bravo en la portería, Carlos Martínez y De la Bella en los laterales, Mikel González y Ansotegi en el centro de la defensa, con Diego Rivas y Aranburu por delante, Xabi Prieto (todavía se espera su mejor versión después de dos partidos más o menos grises y a pesar de ser el autor del primer gol realista en el regreso a Primera) y Sutil por las bandas, y Zurutuza en la mediapunta por detrás del delantero. Quizá ha llegado el momento de que Griezmann aparezca en el once titular, aunque Sutil se estrenara como goleador en la pasada jornada. Quizá Lasarte decida modificar el mediocentro para la visita del Real Madrid. Mediocentro y extremo izquierdo son, a priori, los dos únicos puestos en los que puede haber cambios, pero no lo sabremos hasta instantes antes de que empiece el partido. De los hasta ahora no convocados, destaca la duda de si será esta la primera lista en la que entre Sarpong.

Anoeta acoge su primer gran partido de esta temporada ante un rival de lujo y con las gradas presentando un magnífico aspecto, cercano al lleno. El reto para la Real está en marcar gol, pues Casillas todavía no ha encajado ninguno defendiendo la portería del Real Madrid, sea en competición oficial o en amistosos. Xabi Alonso, que ya estuvo en el partido del centenario que se jugó en agosto de 2009, visitará Anoeta por primera vez en partido oficial como rival (esta semana ha vuelto a declarar que siempre será realista; ojalá algún día cercano le volvamos a ver de txuri urdin). Sólo van dos jornadas de Liga, pero la Real recibe al Madrid superándole en la clasificación, con los mismos puntos (cuatro) pero con un average superior. Y es que el equipo de Lasarte, cuarto, ha anotado tres goles por solo uno del conjunto de Mourinho, que es quinto, a pesar de la cantidad de estrellas que acumula en su delantera. Este Madrid es más sólido en defensa, pero hasta ahora no ha encontrado la pegada que le caracterizó la temporada pasada. No por falta de ocasiones, sino por falta de acierto, por lo que será un partido muy exigente para Bravo (del que ya se rumoreó el año pasado que podría fichar por el Madrid), su defensa y los mediocentros.

La Historia recoge tantas y tantas historias de los partidos entre Real Sociedad y Real Madrid que haría falta un libro para detallarlas. Siempre en Primera División, estos dos equipos han jugado 64 veces en San Sebastián un partido de Liga, con un balance muy parejo: 21 victorias de color txuri urdin, otros tantos empates y 22 triunfos del Madrid. ¿Se igualarán las cifras este sábado? La mayor goleada conseguida por el equipo local fue el 6-2 de la temporada 50-51, con tres goles de Igoa y uno de Caeiro, Epi y Basabe. El peor día para el conjunyto txuri urdin fue el 3-6 de la 53-54, en el que poco pudieron hacer los dos goles de Zubillaga y el de Pérez para evitar la derrota. En Anoeta, el balance es ligeramente favorable a la Real, con seis triunfos, cuatro empates y otras tantas derrotas. En el nuevo estadio, el día más grande fue el 4-2 de la temporada 2002-2003, la del subcampeonato, pero la mayor goleada fue el 3-0 de la 2001-2002, en el día en que la Real practicamente certificó su permanencia en Primera aquella temporada. El Madrid, en cambio, se fue con un rotundo 1-4 en la 2000-2001, en el debut de Periko Alonso como entrenador txuri urdin.

La última vez que el Madrid visitó Anoeta fue en la campaña 2006-2007, la del descenso de la Real a Segunda. Llegó a comienzos de la segunda vuelta y se llevó la victoria por 1-2. La Real jugó un buen partido y se adelantó en el minuto 7 con gol de Aranburu, de cabeza. En ventaja, Cannavaro debió ser expulsado, pero a Rodríguez Santiago le tembló la mano. Pocos minutos después, Beckham, rescatado del absurdo ostracismo al que Capello le sometió por no renovar, marcó de falta directa. Nada más comenzar la segunda parte, Van Nistelrooy marcó de cabeza. Bravo, recién aterrizado de un viaje con su selección, falló en los dos goles. Lotina metió atacanates a la desesperada, pero el empate no llegó y la Real seguía en puestos de descenso. Aquel día jugaron siete realistas de la actual plantilla: Bravo, Mikel González, Rivas, Elustondo, Prieto y Aranburu lo hicieron en el once inicial y Estrada salió en la segunda mitad para debutar con el primer equipo. Es posible que mañana repitan cinco en el equipo titular. Lo importante es que sepan cambiar el marcador, que disfruten y que nos hagan disfrutar.

miércoles, septiembre 15, 2010

Un día especial

Creo que soy de los realistas que con más tranquilidad está llevando el regreso a Primera. Tranquilidad en el sentido de que no estoy viendo nada nuevo. Estoy ilusionado, sí, pero la Real es de Primera, la máxima categoría del fútbol español es su sitio. El paréntesis fueron los tres años anteriores, eso fue lo extraño en la trayectoria del equipo txuri urdin y no esta campaña. Como la memoria en el fútbol es muy corta y el conocimiento de quienes hoy se dedican al periodismo deportivo es lamentablemente escaso, a veces da la impresión viendo un partido televisado que la Real es sólo un recién ascendido. Otro más. A veces parece incluso que es un debutante en Primera. Y la mezcla de dos años duros en Segunda y uno último plagado de ilusión por el ascenso a veces nos ha llevado a infravalorar la historia que tiene este equipo tras de si. No me cansaré de reivindicar que la Real que salta al campo cada fin de semana es heredera de su gran historia, y hasta ahora el equipo está respondiendo.

Pero a pesar de esa tranquilidad que digo tener, estoy seguro de que el sábado en torno a las diez de la noche la voy a perder, aunque sólo sea por unos segundos. En ese pequeño espacio de tiempo me van a pasar muchas cosas por la memoria. El partido del centenario será el recuerdo más cercano, pero no el único. Ni siquiera el más intenso. Desde luego, no el más bonito. Como si fueran pequeños flashes, estoy seguro de que veré a Kovacevic cebeceando como el gran delantero que era. A Nihat dejando sentado a Fernando Hierro. A Luis Pérez marcando ¡de cabeza! A Kodro clavando uno de sus trallazos en el descuento. A Xabi Alonso colocando una rosaca perfecta en la escuadra de Casillas. A De Paula conectando una volea perfecta. A Khokhlov volviendo loca a toda la defensa del Madrid. A Bakero marcando de cabeza tras un corner. A Kühbauer sentenciando una maravillosa jugada de Gica y Darko. A Aranzabal sorprendiendo a la defensa blanca en una falta que De Pedro saca rápido. A Carlos Xabier marcando su mejor gol en Atotxa y a Toshack saliendo hasta el centro del campo para celebrarlo.

Veré decenas de momentos que la Real ha vivido en Atotxa y Anoeta, y yo con ella, en partidos contra el Real Madrid. Sólo veré los buenos, porque mi corazón siente ahora que el sábado va a haber otro instante mágico para la Real. Y veré los buenos porque me he pasado tres años soñando con volver a verlos. Será especial jugar este sábado contra el Real Madrid porque es el primer gran partido en el regreso a Primera, sí, pero en realidad siempre será especial jugar medirse al equipo merengue. Pero no porque me deslumbre el brillo de sus estrellas, que también. No porque sienta que viene a Anoeta un equipo superior, que lo es. No, no es eso. En realidad, es especial porque para mí el Real Madrid es el rival de la Real. Cierto es que todas las finales de Copa que perdió la Real fueron contra el Barcelona, pero cuando se jugó la Liga, ahí estaba el Madrid. En los 80 y hace seis años. Cuando ganó la Supercopa, ahí estaba el Madrid. La grandeza de la Real se ha medido en las últimas décadas contra el brillo de la galaxia madridista. Y en mis recuerdos, como en los libros de historia, la Real a veces gana. ¿Por qué no repetirlo el sábado? Que sea un día especial. Otro más.

lunes, septiembre 13, 2010

ALMERÍA 2 - REAL SOCIEDAD 2 Blanditos

Blanditos. Muy blanditos. Y eso en Primera cuesta los puntos que no nos costó en Segunda. La Real debió ganar en Almería y se quedó con el empate. Y con algo peor. Con cara de haber perdido. La película del partido es muy distinta a la de hace dos semanas y deja a la Real en bastante peor lugar, no sólo por el resultado sino también por las prestaciones que ha dejado sobre el césped el equipo de Martín Lasarte, a pesar de que hubo también cosas muy buenas. La Real se puso en ventaja por su buen hacer de inicio, se dejó empatar de la forma más imperdonable. Volvió a adelantarse en el marcador gracias a sus virtudes aunque el partido no estaba tan de su lado en esos minutos. Y llegó el empate por culpa de la Real. Por culpa de un error puntual en el salto de Mikel González y por jugar de forma muy blandita del centro del campo en adelante, sin matar un partido que parecía bastante fácil de finiquitar. Estos tres puntos eran de la Real, pero mañana en el periódico veremos al equipo txuri urdin sólo con cuatro. Así es la vida.

Lasarte decidió repetir el once que debutó en la Liga ante el Villarreal, con la única salvedad de su delantero centro. Tamudo fue finalmente el elegido para suplir al lesionado Llorente (Agirretxe ni siquiera tuvo minutos en la segunda parte) y cumplió con su papel. A los siete minutos ya había adelantado a la Real, marcando su primer gol con la camiseta txuri urdin. Queda raro hablar del primer gol de Tamudo, teniendo en cuenta que con éste aumenta sus fantásticas estadísticas, esas que le han convertido en el máximo goleador en activo de la Liga española. Marcó Tamudo porque la Real estaba haciendo muy bien las cosas en el arranque del partido, cumpliendo con el guión previsto: presión arriba y obligando a la defensa de tres del Almería a buscar movimientos y pases en los que no estaba cómodo. En esas aguas nadaba Zurutuza como pez en el agua. Espectacular su asistencia a Tamudo, pero lástima que no prolongara más esas cualidades durante demasiados minutos.

La cosa empezó a cambiar en el minuto quince. El Almería reaccionó a base de casta, pero no fue hasta que Bravo tuvo que hacer su primera gran parada que se creyó el equipo local que podía sacar algo de este partido. No fue la única intervención de Bravo. Y por ello no es nada descabellado decir que si la Real ha llegado al descanso en ventaja ha sido por el guardameta chileno, que sigue al altísimo nivel que ha demostrado en las dos últimas temporadas. Como también, por ejemplo, De la Bella. Los de Lasarte no cambiaron el guión ni siquiera con el primer gol local. Seguía agazapada atrás esperando una buena salida. La opción llegó de la manera menos esperada en esos minutos. Aranburu, desparecido hasta entonces (quizá el más flojo de los realistas hoy), robó un magnífico balón en las proximidades del área, dejó sentada a la defensa y sirvió el gol a Sutil, que se estrenó, al igual que Tamudo, como goleador txuri urdin. La Real se fue al descanso en ventaja gracias a sus mejores avales, a las asistencias de sus centrocampistas, a los goles de sus atacantes y a las partadas de su portero.

Aunque de inicio se mostró más cómoda sin el balón que con él, en la segunda parte la Real cedió la posesión casi por completo y optó por fiar sus opciones de ampliar la ventaja al contraataque. Y fue justo entonces cuando el Almería se quedó sin argumentos. El equipo de Lasarte se atrincheró en su área y con ello, por mucho nerviosismo que eso pueda producir al espectador txuri urdin, disminuyó al mínimo las opciones del equipo de Lillo. En la segunda mitad, los almerienses no generaron ocasiones de gol y, muy al contrario, fue la Real el conjunto que gozó de oportunidades de cambiar el marcador. La mejor, un disparo de Griezmann al larguero tras una espléndida contra lanzada por Xabi Prieto y continuada por Viguera. El partido se pudo ahí resolver por calidad, pero minutos antes se debió resolver por simple lógica. Sutil lanzó un espléndido contraataque, Tamudo se llevó a los dos defensas y Xabi Prieto entró suelto al área almeriense. Sutil no vio a Prieto y disparó, cuando se hubier cantado gol si llega a centrar al 10 realista. Ahí se fue la posibilidad real de conseguir el 1-3 y finiquitar el partido. Por desgracia, blanditos.

También por blanditos llegaron los goles del Almería. El primero, recordando la presión y la intensidad con la que jugó la Real en la primera jornada, fue sencillamente sorprendente. La Real estaba en ventaja, contra un equipo con atacantes rápidos y una defensa de tres que no parecía tenerlas todas consigo. Y sin embargo se dejó sorprender en una contra en velocidad. El segundo gol fue la jugada más vieja del fútbol. Un balón bombeado al área, a la desesperada y sin precisión. Parecía que Mikel González saltaba con ventaja, pero midió mal. Y digo que parecía con ventaja porque Ansotegi ni siquiera tuvo tiempo de reaccionar ante el error para cerrar el disparo y De la Bella no dejó en ningún momento de seguir retrocediendo para cerrar la banda ante el posible despeje de Mikel. Es magnífico que la defensa tenga esa confianza, pero ahí pecó de lo que no se puede pecar en Primera, de exceso de confianza. Y llegó el gol del empate del Almería de forma cruel, en el minuto 90 y cuando menos lo mereció.

Como siempre, es la historia del vaso medio lleno o medio vacío. La entrega de la Real obliga a mirar el vaso medio lleno. Más que medio lleno. Obviamente, empatar fuera siempre es bueno. y más teniendo una victoria anterior en Anoeta. La Real suma cuatro puntos en dos partidos, y es una buena cifra pensando que el primer objetivo es sumar 42 cuanto antes. Pero el vaso medio vacío se ve en que estos dos puntos los echaremos de menos en algunos tramos de la temporada, sea cual sea el lugar po el que pelee el conjunto txuri urdin, porque éstos ya estaban casi en el casillero realista. Quizá lo peor, más allá del doloroso minuto en que se produjo el empate, fue lo blandito del rendimiento realista en algunos detalles. Porque son los detalles los que decidieron este partido. La Real, como hizo la semana pasada, demostró que la Primera División es su sitio natural, que pocos equipos van a demostrar una clara superioridad que nos conduzca a la derrota. Pero no dio el salto de calidad necesario para sacar la victoria de Almería.

La euforia enque vive la Real todavía desde el ascenso va a hacer que se minimicen los errores, pero errores hubo y no se pueden obviar porque Cristiano Ronaldo, Ozil, Benzema, Higuaín y compañía los verán con más facilidad que los jugadores del Almería. El centro del campo permitió demasiada soltura al Almería durante todo el partido y obligó en la primera parte a que los centrales se multiplicaran y en la segunda a que fueran los laterales (descomunal Carlos Martínez en el segundo tiempo). Blandito estuvo el equipo en las faltas, porque hace muy pocas y se lleva tantas tarjetas como los rivales. Blandito estuvo en algunos despejes, permitiendo que el Almería viviera demasiado cerca de la portería de Bravo incluso sin crear peligro real. Y blandito estuvo en lo de siempre: en no matar el partido. Ansotegi forzó una gran parada de Diego Alves en la primera mitad y en la segunda tuvo cuatro o cinco jugadas que debieron generar como poco eso mismo, una actuación brillante del portero. Y con bastante probabilidad el tercer gol de la Real. No es bueno para el equipo que un partido controlado no acabe en victoria txuri urdin.

No se puede obviar, aunque seguro que casi todo el mundo lo hará, el calamitoso arbitraje de Iglesias Villanueva. Concedió el primer gol del Almería en fuera de juego, decidió perdonar algunas tarjetas necesarias al Almería (quizá incluso la segunda a Ortiz), que abusó de las faltas a Xabi Prieto y Zurutuza y de esos codos al aire que, decían, se iban a castigar con más dureza este año. Además, castigó a la Real con otras tarjetas livianas como poco. No controló el partido y equivocó algunas decisiones que hasta los jugadores le indicaban para el lado contrario al que el colegiado señalaba. Un horror. Y un horror que ha costado dos puntos, pero al que la Real, al menos, ha conseguido sobrevivir. Dos jornadas y la Real es cuarta. Podría haber sido tercera y colíder de mantener el 1-2. Pero recibirá al Madrid por delante del conjunto blanco en la clasificación. Lo mejor no es, obviamente, dormir en plaza Champions, porque ahora eso no tiene ninguna importancia. Lo importante es que la Real lucha cada balón, aunque a veces sea sin acierto, y que se mantiene invicta. Sólo Atlético de Madrid, Valencia, Sevilla y Real Madrid pueden decir lo mismo. Que siga la racha. Y que siga con un partido grande que todos los realistas nos merecemos.

domingo, septiembre 12, 2010

PREVIA Almería - Real Sociedad. Buscando un hueco

La Real afronta su primer partido como visitante (lunes, 21.00 horas, Estadio de los Juegos del Mediterráneo; Gol TV y PPV) buscando un hueco en la Liga. Parece pronto para todo, pero todos buscan ya definir a esta Real entre la euforia del ascenso y del buen rendimiento en la primera jornada ante el Villarreal y el recuerdo de la poco destacable trayectoria como visitante de la segunda vuelta de la temporada pasada. O de los recuerdos negativos que trae jugar en el atípico horario de un lunes por la noche. Y todo ello se dirimirá frente al Almería, un equipo entrenado por el último técnico que pasó por la Real antes de la etapa de Martín Lasarte, Juanma Lillo. Es un partido más, que nadie se engañe. Pero tampoco hay que engañarse en otro sentido: en cuanto termine, muchos van a sacar conclusiones sobre esta Real y habrá que vivir con ellas durante los próximos meses.

Para afrontar el segundo partido liguero, Lasarte confía en los mismos hombres que conformaron la convocatoria ante el Villarreal. Sólo hay un cambio y es obligado por lesión. Joseba Llorente, que tan buena impresión causó en regreso a la Real, no podrá estar en Almería a causa de una lumbalgia y su ausencia se convierte en el primer contratiempo de la temporada. Su puesto en la convocatoria lo ocupa Agirretxe, la gran y sorprendente ausencia del primer partido. El canterano se jugará con Tamudo el puesto de delantero en el once titular. La mayoría apuesta por el espanyolista, que ya ha demostrado su olfato goleador en los dos últimos amistosos que ha jugado, pero no se puede descartar ninguna opción. El resto del once podría ser el mismo que saltó al cesped de Anoeta hace dos semanas, y la única variación que se intuye es la inclusión de Griezmann en la banda izquierda, dejando a Sutil en el banquillo.

El resto del equipo, si se repite lo visto en la primera jornada, lo formarán Bravo en la portería, Carlos Martínez y De la Bella en los laterales, con Mikel González y Ansotegi como centrales, el doble pivote para Diego Rivas y Aranburu, con Zurutuza en la mediapunta y Xabi Prieto en la banda derecha. Con Agirretxe de vuelta entre los 18 convocados, la ausencia más relevante esta semana es la de Jeffrey Sarpong. Lasarte aseguró en la rueda de prensa previa a la convocatoria que físicamente está en condiciones de unirse al grupo, pero todavía tendrá que seguir esperando para debutar. Sólo van dos semanas de competición, pero Estrada puede estar más o menos en la misma situación que vivió el hoy titular Carlos Martínez la pasada temporada, cuando regresó de su lesión y le costó mucho encontrar un hueco en las convocatorias.

La Real se enfrenta a tres situaciones poco usuales en este encuentro. Por un lado, juega contra Lillo, un técnico que conoce a la gran mayoría de la plantilla txuri urdin, como ésta le conoce a él. Es el único ex entrenador realista que ahora mismo tiene un banquillo de Primera. Los tres partidos que ha jugado Lillo contra la Real (con Salamanca, Oviedo y Tenerife) acabaron en empate. Por otro lado, el partido se juega en lunes, un día en el que sólo ha jugado ocho partidos ligueros en toda su historia y sólo ha ganado dos. En el recuerdo está el único partido que jugó el equipo un lunes la pasada temporada, con derrota en Huelva por 2-0. Y, finalmente, el equipo se desplaza al lugar del encuentro el mismo día del partido, algo poco habitual en el fútbol. Bernd Krauss lo hizo para jugar en el Bernabéu en la temporada 97-98 y la Real perdió 2-0. Para completar la estadística, una victoria serviría para comentar la campaña con seis puntos, algo que no sucede desde la temporada del subcampeonato, la 2002-2003, y que sólo ha ocurrido en tres ocasiones desde que la Real ganara su segunda Liga en 1982.

La Real visita un estadio en el que no ha jugado nunca y se enfrenta a un rival refundado como Unión Deportiva Almería en 1982. Antes de esa fecha, el equipo txuri urdin jugó contra la Agrupación Deportiva Almería en dos ocasiones y a pesar de ser en los años gloriosos del equipo txuri urdin no consiguió la victoria. En la temporada 79-80, la del récord de imbatibilidad, el equipo de Alberto Ormaetxea empató a cero en la ciudad andaluza. Era el secto de los 23 partidos que estuvo el equipo sin conocer la derrota. Una temporada más tarde, la del primer título de Liga, la Real perdió en Almería por 3-2. Los goles de Periko Alonso y Satrústegui no pudieron evitar la derrota, la cuarta de la temporada a pesar de que sólo habían transcurrido doce jornadas. Las cosas cambiarían tanto, que aquel equipo se acabó proclamando campeón. Era los años de la maldición del sur, que la Real ha roto en parte durante su reciente periplo por la Segunda División.

martes, septiembre 07, 2010

La parte de Lillo

Enfrentarse con el Almería de Juanma Lillo supone echar la vista atrás a un pasado no tan lejano de la Real. Hoy son varios los periódicos guipuzcoanos que publican entrevistas con el ex entrenador txuri urdin y actual técnico del conjunto andaluz, rival realista el próximo lunes. Son entrevistas realmente valiosas. Por lo que dice y por lo que calla. Pero, sobre todo, porque describen a un realista de corazón. Parece que el fútbol sólo se mide por los resultados, y más concretamente por los resultados que queremos en un contexto determinado. Y por eso habrá muchos que emitan un juicio histórico de fracaso sobre Lillo porque su Real no consiguió el objetivo fijado, el ascenso. Sin embargo, para mí el fútbol es más que eso. Claro que vi cosas discutibles y criticables en la Real de Lillo. Claro quería que la Real subiera y eso no se consiguió, claro que ese logro da un plus a la valoración de quienes tuvieron su parte en él. Pero es que para mí Lillo tiene parte de ese ascenso, como todos los que lucharon en Segunda vistiendo la camiseta txuri urdin.

Cuando la Real subió, pensé en escribir estas líneas. En dar a Lillo el reconocimiento que se merece (a Eizmendi y a Coleman también, aunque eso a muchos les suena a sacrilegio aún mayor). Pero, viendo que en Almería había hecho un gran trabajo, decidí dejarlo para cuando los caminos de Lillo y la Real se cruzaran de nuevo. Para mí es de justicia, porque tengo claro que, salvando las distancias entre el papel de un entrenador y un jugador, si nos ponemos a calibrar los méritos de unos y otros en el ascenso que celebramos en junio, los del técnico tolosarra están muy por encima de los de algunos que sí estuvieron en Alderdi Eder el 14 de junio. Siempre he pensado que Coleman nos dijo cómo teníamos que dejar de perder. Que Eizmendi nos explicó que podíamos que ganar. Y que Lillo nos enseñó a competir en las peores circunstancias y a recordar que el escudo que llevábamos sobre el corazón valía mucho más de lo que otros nos habían dicho en años precedentes. A veces en el entorno de la Real recelamos de lo de fuera. Pero al mismo tiempo desdeñamos lo de casa. Con Lillo se juntaron las dos cosas. Era un entrenador de casa que nunca había formado parte de esa casa.

Puede que algunos, puede que muchos, no guarden un buen recuerdo de Lillo o, mejor dicho, del fútbol que hacía practicar a la Real. Puede que predomine la idea de que con él el equipo no consiguió el objetivo. Aunque no hubo ascenso, y eso es tan obvio como indiscutible, no puedo estar de acuerdo con ese pensamiento. Y es que al final todo depende del cristal con el que se quiera mirar. ¿Sabéis que la Real de Lillo perdió menos partidos que la de Lasarte jugando once encuentros más? ¿Sabéis que el equipo que ascendió sólo sumó seis y siete puntos más que las dos temporadas anteriores, con el tolosarra en el banquillo? ¿Sabéis que la Real de Lasarte sumó en su segunda vuelta del ascenso 32 puntos y que esos son los mismos que logró la de Lillo la temporada anterior? Ese dato me parece tremendamente revelador de que al final, además del trabajo, las circunstancias, la suerte, lo que no se puede controlar, definen la valoración que se tiene de un entrenador. De Lillo se critica su preparación física, de Lasarte se alaba. Y resulta que en la segunda mitad del campeonato sumaron lo mismo. A nadie parece importarle para esa valoración, por ejemplo, que Lillo tuviera medio equipo lesionado y Lasarte no.

Pero más allá de la valoración que podamos tener de Lillo como entrenador (y la mía mejoró mucho después de verle en la Real), las entrevistas de hoy desvelan a alguien que quiere a este equipo. No, desvelan no. Eso quedó claro cuando estuvo en el club. Cuando se pegó con propios y extraños por defender a la Real, aunque a veces pareciera el único dispuesto a hacerlo en unos momentos negros de nuestra historia. Las entrevistas sí dejan algo más, y es que Lillo no quiere emponzoñar la actualidad realista. Sabe, porque tiene el corazón tan txuri urdin como nosotros, que son momentos de dicha. Que todavía estamos celebrando el ascenso y saboreando el regreso a Primera. Que tenemos una buena generación de futbolistas y que el futuro, si se gestiona bien y se tiene una pizca de suerte, puede ser muy hermoso. ¿Por qué enturbiarlo ahora con recuerdos personales del pasado? Algún día Lillo nos contará qué pasó. Por qué salió del club que al principio le quería renovar y otras cosas que al común de los aficionados se le han quedado en una neblina difícil de disipar sin más información. Pero Lillo sabe que hoy no es el día. Lo sabe porque es un realista más.

Y como realista, parece que es el único que sigue recordando que, por mucho que se quiera infravalorar el trabajo de Lillo o de los jugadores que entrenó, la Real tendría que haber subido en la temporada 2007-2008. A pesar de que Anoeta no fue un fortín. A pesar de Iñaki Badiola, si quieren sus detractores. A pesar de aquellos dos minutos de Vitoria. Aquel año a la Real no se le fue el ascenso con aquella triste derrota en Mendizorroza, aunque eso sea lo que escribirán los libros de Historia, sino con oscuros movimientos de despacho que no fueron perseguidos ni sancionados más que por una suerte de Don Quijote llamado Badiola y su escudero Lillo. Los demás decidieron olvidarlo. Yo no. Y Juanma Lillo tampoco. Eso le honra, porque aquello no fue una agresión contra el hoy denostado ex presidente, ni siquiera contra él mismo. Fue una ofensa a la Real que le causó un enorme perjuicio deportivo, social y económico. Quizá, visto ahora el resultado, fue también una oportunidad, pero eso no borra nuestras caras en Vitoria ni los dos años añadidos que hubo que tragar en Segunda, por mucho que el segundo de ellos fuera tan feliz que no pensáramos más que en el ascenso.

Lillo tiene parte en ese ascenso. Para mí no hay duda. Y por eso lo digo tan alto y claro como puedo.

jueves, septiembre 02, 2010

Carlos Martínez, ejemplo a seguir

Tengo que decirlo lo más alto y claro que pueda. Admiro a Carlos Martínez. El partido que hizo el pasado domingo ante el Villarreal, en la vuelta a Primera de la Real, fue un motivo más para que aumente la satisfacción por el rendimiento del equipo txuri urdin en la máxima categoría y, sobre todo, la estima que le tengo a él. No quiere decir eso que le vea cualidades que no tiene. Porque es cierto que no le sobra técnica. También es verdad que algunos de sus centros, sólo algunos, son imposibles de rematar. Hay que reconocer que alguna que otra laguna en defensa sí ha dejado en bastantes partidos. Pero decir eso de él es lo fácil. Forma parte de esta naturaleza tan propia de los realistas de despreciar o infravalorar lo que tenemos en casa. Veo sus defectos, por supuesto que sí, pero le admiro porque él también los ve y trabaja cada día, en cada partido, para que sus virtudes queden por encima de esos defectos. Y aunque algunos todavía no quieran verlo, lo consigue.

Repasemos la carrera profesional de Carlos Martínez. Debuta con el primer equipo en agosto de 2007, ya con ficha del primer equipo, en el primer partido de la Real en Segunda División. Nunca se había hablado de él antes para dar el salto al primer equipo, que, de puertas hacia fuera, pareció una decisión adoptada más por necesidad económica que por confianza en él. El anterior director deportivo de la Real antes de que él subiera con los mayores, José Mari Bakero, había fichado un lateral derecho en los dos veranos anteriores. Gerardo llegó en el de 2006. Cifu en el de 2005. En ambas temporadas, con Carlos Martínez en el Sanse, el que acabó jugando fue Aitor López Rekarte, que no es que estuviera en los mejores momentos de su carrera, cometiendo fallos clamorosos y pitado por una parte de la afición realista.

Cuando Carlos Martínez debuta en el lateral derecho, Sarasola hace lo propio en el izquierdo. Uno no volvió a jugar en toda la temporada, el otro sí. A Sarasola le encuentran sustituto en el Sanse, Castillo, mientras que Carlos Martínez tiene que seguir compitiendo con Gerardo, lateral que acaba jugando muchos partidos con los tres entrenadores que tuvo la Real aquella temporada (Coleman, Eizmendi y Lillo). De Carlos Martínez se alaba su entrega, su fuerza, su capacidad física, sus constantes subidas por la banda, pero casi nadie le colocaría en el equipo tipo de aquella primera temporada en Segunda. Nadie se fija demasiado en él. No suena nunca para un traspaso (cosa que sí ha sucedido, por ejemplo, con los dos últimos laterales izquierdos que salieron de Zubieta, Garrido y Castillo, además de uno del Sanse, Balenziaga; y ninguno de los tres era Roberto Carlos precisamente). Y desde luego nadie le coloca entre los jugadores de más valor del primer equipo.

Lo mismo le sucede en la temporada 2008-2009. Juega, pero no es titular indiscutible, sigue compitiendo con Gerardo y algunas lesiones le cortan las alas. Incluso acaba la temporada como central, lo que unido al flojo rendimiento final del equipo le coloca alguna que otra cruz sobre los hombres. Llega la pretemporada de 2009. Y se lesiona en el primer entrenamiento. Eso con entrenador nuevo, Martín Lasarte, se paga. A pesar de que Carlos Martínez era el único lateral derecho de la primera plantilla (lo que, eso sí, es una muestra de confianza por parte del club), el uruguayo encuentra un recambio. Y es un recambio que da un rendimiento notable: Dani Estrada. La primera ausencia de éste, por sanción, las cubre Lasarte con un central, Mikel González. Casi sin que nos demos cuenta, Carlos Martínez se ha pasado toda la primera vuelta sin jugar un solo minuto. Sin decir una palabra que no fuera para alabar a su sustituto y para afirmar que él seguirá dejándose la vida para entrar en el once titular.

Y en esto que Estrada se lesiona de gravedad en Villarreal. Al principio Lasarte parece reticente a usar a Carlos Martínez y repite con Mikel González de lateral. Encima, la Real golea ese día al Cádiz, con lo que parece más difícil entrar en el equipo. Pero una semana después, en Vigo, Carlos Martínez es por fin titular. Y lo es, entre otros motivos, porque De la Bella estaba en baja forma y Mikel González pasó al lateral izquierdo. Ya no dejó de jugar en toda la temporada. Y toda la temporada se ha escuchado lo mismo, que Carlos Martínez estaba bien para Segunda pero que en Primera iba a sufrir lo indecible. Pero, cómo son las cosas, llega el día de debutar en Primera. Lasarte le escoge por delante de Dani Estrada y el bravo lateral realista realiza un partido completo, en el que sigue subiendo la banda como un jabato, mete varios centros peligrosos, fuerza algunos corners y mantiene con mucha dignidad el nivel en defensa.

Si repasáis esa historia, veréis que con Carlos Martínez en el Sanse llegaron dos laterales derechos a la Real. Nadie pensó que estuviera cortando su progresión. Le subieron al primer equipo cuando se acabó el dinero para despilfarrar en fichajes que no merecían la pena. Tuvo competencia desde fuera de Zubieta. Se perdió la pretemporada y toda la primera vuelta del año del ascenso. Pero hoy es titular. Tendríamos que valorarle más, porque sigue consiguiendo partido tras partido que sus virtudes tapen sus defectos. Y entre esas virtudes, destacan la paciencia y la entrega. Es un espejo en el que tendrían que mirarse todos los jugadores, sobre todo los del Sanse y también alguno del primer equipo que hoy no pasa por su mejor momento. No hace falta que diga que estoy pensando en Agirretxe. Sigue el camino de Carlos, Imanol. Seguro que con paciencia y esfuerzo acabas teniendo tu oportunidad. A nuestro lateral no le ha ido mal con esa fórmula.