miércoles, septiembre 28, 2011

Demos otra lección

Poner el derbi de Anoeta el domingo a las doce de la mañana no es sólo una falta de respeto, sino un desconocimiento enorme de lo que supone este partido. Es una falta de respeto porque la Liga y las televisiones nos han tomado el pelo con esto de los horarios y ni siquiera lo disimulan. En las ocho primeras jornadas de la competición, la Real habría jugado un partido el lunes a las 21.00 horas (el que se suspendió por la huelga de la primera jornada), dos el domingo al mediodía y uno el domingo a las cuatro. ¿Que hacía un calor salvaje en Mallorca el domingo? Mejor dar gracias por no haber jugado a esa hora en una ciudad como Sevilla, en la que el calor directamente habría reventado a más de un jugador. Nos contaron que el horario matinal era para explorar nuevos mercados que compraran los derechos televisivos de la Liga y generaran así más ingresos. Somos los conejillos de indias y, además, no vamos a ver más dinero por serlo. Los grandes no juegan a esta hora, los demás sí. ¿Por qué? Que no hay Liga bipolar, dicen ahora porque hayan empatado un par de días. La Liga bipolar es ésto. Los mercados asiáticos deben adorar a la Real, porque si no ya me dirá Astiazarán qué hacemos jugando a estas intempestivas horas. Y más un derbi.

Ahí está la parte del desconocimiento, algo asombroso si recordamos que quien preside la LFP dirigió a la Real y llegó a jugar en el filial del Athletic, lo que le confiere la mejor perspectiva para saber cuánto daño está haciendo. Este es un derbi que si se caracteriza por algo es por la mezcla de aficionados de equipos rivales desde primeras horas del día hasta que se juega el encuentro. Da igual que sea en Bilbao o en Donosti, pero siempre he tenido la impresión de que esa estampa se vive mucho más y mejor cuando el partido es un Real - Athletic. Y eso se lo cargan poniendo el partido a las doce de la mañana. No se quiere ver, pero, desde este punto de vista, este partido es uno de los más bonitos de la Liga, probablemente el más bonito. Que alguien me diga qué ambiente festivo tiene en las calles un Real Madrid - Barcelona. O un Atlético - Real Madrid. O un Barça - Espanyol. O un Sevilla - Betis. El derbi vasco es diferente. Es lo que tendrían que ser los partidos, una fiesta de aficionados que llenan las calles de una ciudad sin miedo a vestir una u otra camiseta, sin tener que mirar por encima del hombro, sin tener que controlar las zonas de radicales que estén deseando armarla con quien muestre enseñas del contrario futbolístico.

Poner ese partido a las doce de la mañana trunca una de las fiestas más bonitas de la Liga. Pero, al mismo tiempo, nos ofrece la oportunidad de dar una nueva lección, de esas que ni la LFP ni los medios de comunicación tienen en cuenta, de esas que a nosotros nos hace estar cada día un poco más orgullosos de lo que somos. Anoeta se llenará y mostrará su mejor cara a quien quiera vivir este evento. Y nos dará igual que sea un domingo al mediodía, como le dio igual a las 24.000 que estuvieron en el último partido en Anoeta un martes a las ocho de la tarde frente al Granada. Si algo ha mantenido fuerte a la Real en los últimos años es precisamente que su gente no ha abandonado jamás al equipo ni ha torcido el gesto. Ni en Primera, ni en Segunda. Ni en los buenos momentos, ni en los malos. Ni en los peores horarios, porque ya los hemos conocido todos aunque haya privilegiados en esta Liga que jamás los vivirán salvo circunstancias extraordinarias. Realistas, demos otra lección. Demostremos que ni siquiera cuando más perjudicados nos sintamos por todo se puede acabar con el orgullo de ser txuri urdin. Y, de paso, ganemos el derbi en el campo, que así viviremos una resaca futbolística mucho más bonita.

domingo, septiembre 25, 2011

MALLORCA 2 - REAL SOCIEDAD 1 Los palos se cobran una vieja deuda

Mucho se ha hablado esta semana del debut de Claudio Bravo en la Real, precisamente en Mallorca, hace cinco años. Aquel día, el partido estuvo marcado por los tres lanzamientos al palo que hicieron los locales en los minutos finales, un designio de la fortuna futbolística que permitió al equipo txuri urdin arrancar un empate de Mallorca. Por desgracia para la Real, hoy los palos se han cobrado esa deuda. Hasta tres veces se estrellaron los atacantes realistas con la madera de la portería de Aouate, impidiendo así que sacar algún punto del Iberostar, un botín que sin duda mereció el equipo de Philippe Montanier. Porque dominó, porque tuvo el balón, porque generó ocasiones, porque los cambios fueron valientes y le dieron algo más en el tramo final y por los tres lanzamientos contra los palos. Malditos palos. El de Mallorca, en todo caso y por paradójico que pueda parecer, fue un paso adelante de la Real. En su fútbol, indudablemente. Y es extraño que deje mejores sensaciones esta derrota que la victoria ante el Granada. Pero así es este deporte, uno en el que la suerte juega un papel determinante y hoy ésta le volvió la cara a la Real.

Como estaba anunciado, Montanier apostó por el once de gala y solventó las dos dudas que había de la forma más previsible. De cuatro, Illarramendi, el jugador más capacitado para llevar el juego realista, con Mariga y Zurtuza por delante. Y en el ataque, Vela, Xabi Prieto y Agirretxe, esta vez en punta, dejando a Griezmann en el banquillo. La apuesta, además, comenzó saliendo de forma impecable. Illara sigue siendo el referente indispensable de este equipo, aunque estuviera algo desaparecido en los primeros minutos de la segunda mitad, y Mariga, a pesar de la mala imagen de los dos primeros partidos, sigue creciendo. Hoy sí estuvo a la altura tanto en el robo de balón como en las coberturas a sus compañeros, aunque todavía parece haber una pequeña laguna de compenetración cuando Illarra se incorpora al ataque, una laguna que también podría cubrir Zurutuza pero tampoco terminó de hacerlo. Eso y la lentitud del ritmo del partido, cansino por momentos, son los únicos debes que se puede apuntar a la Real, aunque eso no oculta en absoluto todo lo bueno que desplegaron los de Montanier en el Iberostar de Mallorca.

Las mejoras con respecto al encuentro del Granada fueron muchas. Aunque fuera a costa de reducir muchísimo la velocidad de su juego, la Real tuvo siempre el control del esférico y de la posición en el campo. Siempre parecía más que el Mallorca, llegaba a más balones, creaba más peligro. El ritmo lento y el nerviosismo del equipo local daban el poder a la Real. Y ahí el rey era Xabi Prieto. El Mallorca se pasó 90 minutos tratando de pararle a base de faltas, desde el codazo de los primeros instantes que dejó huello en su cara hasta la tarascada del descuento que le llevó a terminar el partido cojeando. Pero aún así el 10 realista dio sobradas muestras de su clase y demostró lo muy necesario que es para el equipo. Su primer latigazo estuvo a punto de encontrar la cabeza de Agirretxe, pero de ahí la rebañó Aouate en el último momento. El segundo acabó en un remate de cabeza de Vela que se estrelló en el larguero. El tercer golpe de la Real fue el 0-1. Gran pase de Carlos Martínez (ojo, dos asistencias en cinco jornadas pero habiendo disputado sólo tres partidos) a un Agirretxe que sigue en plena forma y que solventó el mano a mano con el portero local con una preciosa vaselina.

Hasta ese momento, el Mallorca no había dado señales de vida y la Real era dueño y señor del partido. Pero la suerte, que ya había sido esquiva en ese primer disparo al palo, siguió en contra. Vela apareció por segunda vez en el partido para entrar con decisión en el área. Un defensa mallorquinista se lanzó al suelo y, por muy poco, llegó a tocar el balón. No fue penalti. Por poco. Por suerte, quizá. En la contra, el Mallorca empató. No había llegado al área de Bravo todavía, pero con una sola intentona ya tenía el empate en el bolsillo. Nsue hizo una gran jugada, llegando hasta la línea de fondo, desde donde envió el balón atrás para que Víctor, aprovechando un pequeño agujero de la defensa en el repliegue, lo introdujera en la portería txuri urdin. Dos ex realistas. Qué cosas. El empate no parecía del todo justo en ese momento. Fueron los minutos más locos y divididos del partido, donde ambos equipos llegaban con cierta facilidad a la frontal del área rival pero sin generar demasiado peligro. En ese tramo, la Real gozó de dos buenas ocasiones, una falta directa de Illarra que se marchó flojita pero cerca del palo y un cabezazo de Zurutuza a espléndido pase de Mariga que casi rebota en el brazo de Martí.

El final de la primera mitad, en todo caso, fue el único tramo del partido donde el Mallorca sí parecía dispuesto a más, con llegadas de Castro, Víctor y Zuiverloon que no pasaron a mayores. Tras el descanso, la Real salió dispuesta a comerse el partido, una actitud que no demostró durante muchos minutos en Sevilla (hasta el final, con los cambios), ni siquiera en buena parte del encuentro en Gijón a pesar de que de allí se trajo la victoria. Primera jugada de la segunda mitad, Agirretxe se la lleva con maestría y es objeto de falta en la frontal del área. Lanza Vela y fuerza a Aouate a sacar el balón de la misma escuadra. Xabi Prieto llega al rechace y estampa con violencia el esférico en el palo. El segundo. La suerte seguía siendo esquiva. Como tres minutos después. Demidov se hizo daño en un corte por bajo y tuvo que dejar el terreno de juego para ser atendido. Por eso no pudo defender el córner en el que llegó el 2-1. Maldita suerte. Justo en el partido en el que la Real había demostrado una mejora evidente a la hora de defender las jugadas de estrategia, un infortunio dotó al Mallorca de la superioridad necesaria para marcar. Alguien tuvo que salir a cerrar el disparo de Castro, pero el desajuste tenía un motivo claro en la ausencia de Demidov.

Tocaba remar, y la Real remó. Con un ritmo lento, insisto, pero remó. Se lanzó al ataque y dejó huecos atrás que, en cierta manera, equilibraron el número de ocasiones por cada bando, pero aún así la Real tuvo más. Nsue pudo marcar con un disparo desde fuera del área que se marchó desviado, antes de que Montanier comenzara a influir en el partido con los cambios. Griezmann fue el primero, entrando por Vela. El mexicano sigue muy desconectado del juego colectivo de la Real, pero está en las opciones ofensivas. Hoy tuvo tres: un palo, una falta a la escuadra y la jugada en la que casi fuerza penalti. Mucho peligro, pero puede dar más. Griezmann, que había demostrado en los partidos anteriores estar lejos de su mejor forma, mostró hoy una cara mucho más cercana al jugador que nos ha encandilado desde su debut. Tuvo dos opciones de marcar, una recogiendo el rechace de un choque entre Aouate e Ifrán, y un disparo centrado que acabó en las manos del portero. Pero tuvo la chispa que le ha faltado otros días. Ifrán, que había entrado en el campo por Mariga (lo que dejó un doble pivote formado por Illarra y Zurutuza y dos delanteros, un claro cambio ofensivo de Montanier), también tuvo una buena ocasión, pero no consiguió empalmar un notable centro desde la derecha.

Cierto es que el Mallorca pudo sentenciar en algún contraataque, pero nunca forzó a Bravo a intervenir. Aouate tampoco tuvo mucho más trabajo que aquel paradón en la falta de Vela, pero sí tuvieron que esforzarse sus mejores aliados de la mañana, los postes. El tercero (¿ha estrellado alguna vez antes de hoy la Real tres balones en los palos?) lo tuvo Agirretxe, en lo que podría haber sido el gol de la jornada. Fue un centro desde la izquierda que enganchó en una volea espectacular para estrellarla con fuerza en el larguero. Seguro que Bravo se acordó de aquel día de hace cinco años en que esos mismos postes salvaron a la Real. Una deuda del fútbol quedó saldada, pero de esa forma se ensañó con crueldad con un equipo txuri urdin que mereció mucho más en este partido. Ni siquiera los cinco minutos de descuento que acabó concediendo Ayza Gámez, mal arbitraje sin gran influencia en el marcador, le bastaron para nivelar el encuentro. A eso contribuyeron las constantes pérdidas de tiempo del Mallorca y ese problema que no termina de solucionarse en el fútbol sobre si se debe o no tirar el balón fuera cuando hay un rival en el suelo. Hoy el Mallorca abusó de esa estratagema para cortar el ritmo de los últimos minutos.

¿Mereció perder la Real en Mallorca? En absoluto. Yo diría que mereció ganar, aunque el resultadismo seguro que se llevará esa impresión de muchos análisis. Jugó muy bien al fútbol. La circulación de balón fue buena, aunque sin velocidad. El equipo de Montanier generó una decena de ocasiones de gol y sólo los palos evitaron la efectividad que mereció. Illara es una gran noticia que ya no es noticia, como tampoco la excelsa fortaleza atrás de Iñigo Martínez. Carlos Martínez (sustituido al final por Estrada) hace crecer en ataque a este equipo, aunque es una pena que De la Bella esté subiendo tan poco este año. Mariga va creciendo y se le ve mucho mejor. La Real tiene gol (sólo dejó de marcar en Sevilla). Hay muchas constantes que invitan a la ilusión, por mucho que el marcador de hoy sea negativo. Hay que mejorar la velocidad de circulación del balón, por supuesto. También algún desajuste en el centro del campo. Pero hoy la Real ha dado una buena imagen. Blanda, si se quiere, porque no ha sabido sacar partido del estado de nerviosismo de un equipo en crisis que venía de tres derrotas consecutivas. Pero jugando así seguro que el equipo de Montanier rasca bastantes puntos como visitante. Una lástima que tuviera que ser hoy cuando los postes se cobraran esa deuda de hace cinco años.

jueves, septiembre 22, 2011

PREVIA Mallorca - Real Sociedad. Una buena piedra de toque

La Real buscará en Mallorca su mejor versión con el once de gala (domingo, 12.00 horas, Iberostar Estadi, Canal + Liga 2) en su debut de la presente temporada en el horario matinal. Atrás quedan las rotaciones con las que Philippe Montanier comenzó esta semana de tres partidos en Sevilla y las lesiones que mermaron su once titular en Anoeta ante el Granada. A pesar de que en septiembre no hay campeones ni descendidos, un Mallorca herido y en crisis puede ser una buena piedra de toque para saber a qué pretende aspirar la Real esta temporada. Una victoria, la segunda fuera de casa en lo que llevamos de temporada, dispararía los objetivos hacia la parte alta de la clasificación, porque el equipo txuri urdin confirmaría un espléndido inicio de casa como visitante que sumar al fortín en que busca convertir Anoeta. Al mismo tiempo, la Real tiene que seguir progresando y dar muestras de que aprende de los errores que cometió en el Sánchez Pizjuán y que las carencias que exhibió ante el Granada se van minimizando con los partidos.

La enfermería de la Real se ha quedado prácticamente vacía (sólo con Elustondo) y eso ha alterado la composición de la lista de Montanier para Mallorca con respecto a los 18 hombres que entraron en el acto del encuentro contra el Granada. Cuatro son las novedades. Vuelven tres de los lesionados, Carlos Martínez, Xabi Prieto y Demidov, y los tres apuntan además a la titularidad. La cuarta incorporación a la lista de 18 es la de Eñaut Zubikarai, confirmando así Montanier que las rotaciones también afectan al portero suplente. Se caen de entre los escogidos Toño Ramírez, Ansotegi (que se mantiene como cuarto central de la plantilla), Sarpong (decepcionante ante el Granada, tuvo una buena ocasión que malogró no se sabe cómo) y Rubén Pardo (que jugará con el Sanse otra semana más, a la espera de su debut con el primer equipo). En todo caso, la ausencia más significativa de la convocatoria vuelve a ser una semana más la de Joseba Llorente, que no sólo no ha debutado esta temporada sino que no ha conseguido meterse en una lista de 18 todavía. Markel tampoco ha entrado todavía, pero éste se lesionó en la pretemporada, en la que Llorente sí jugó.

Las apuestas dicen que Montanier alineará en Mallorca a lo que ya se considera, con alguna duda, su once de gala. Esto es, Bravo en la portería, Carlos Martínez y De la Bella en los laterales, Iñigo Martínez y Demidov en el centro de la zaga, Illarramendi, Mariga y Zurutuza en la primera línea de tres (quién será el 4 se verá ya en el partido) y la única duda sobre qué es el once de gala del técnico txuri urdin está en la línea de ataque, donde Xabi Prieto, Griezmann, Vela y Agirretxe se juegan los tres puestos. Ifrán parece contar con menos posibilidades (ha tenido molestias durante la semana y sorprendentemente no jugó ni un minuto ante el Granada después de pelear casi en solitario contra molinos de viento en el Sánchez Pizjuán) y el único verdaderamente seguro en el once titular, si su tobillo lo permite, es Xabi Prieto, cuyas ausencias siguen demostrando lo verdaderamente importante que es para este equipo. Mikel González, Estrada (a pesar de su golazo afortunadao y salvador sufrió de lo lindo ante el Granada), Cadamuro, Aranburu, el mencionado Ifrán y el descarte de la delantera ocuparán el banquillo junto a Zubikarai.

El buen inicio de Liga de la Real, que sólo ha perdido un partido de los cuatro disputados, no le ha llevado todavía a los puestos que sí ocupó las dos primeras semanas, los más altos de la tabla, en la que aún reina una gran igualdad por la jornada en la que nos encontramos. El equipo txurdi urdin es noveno con siete puntos. Sólo un punto le separa de la zona de Europa League y de la de Champions League, por lo que una victoria en Mallorca podría disparar a la Real en la clasificación. El descenso está a seis puntos, marcado ahora mismo por el Athletic, por lo que una derrota o un empate tampoco afectaría demasiado en vísperas precisamente del derbi en Anoeta. El Mallorca llega a este encuentro después de tres derrotas consecutivas (Betis y Mallorca fuera, Málaga en casa), encuentros en los que no anotó un solo gol. Está ya sobre la mesa el despido del técnico bermellón, Michael Laudrup, en caso de no vencer a la Real. El Mallorca tiene tres puntos, cuatro menos que la Real, y ocupa la decimoquinta posición. Allí encontrará el conjunto txuri urdin a varios viejos conocidos, como Nsue, Martí o Víctor. No se espera lluvia a la hora del partido y sí una elevada temperatura superior a los 25 grados.

La Real sólo ha conseguido la victoria en tres de los 22 partidos que ha jugado en Mallorca como visitante, lo que hace de la isla balear un muy mal territorio para los intereses del equipo txuri urdin. De esos 22 encuentros, 19 se disputaron en Primera División. Es en esa categoría donde la Real ha ganado sus tres partidos y suma otros seis empates, por diez victorias del Mallorca. El mejor resultado conseguido por los realistas fue, a la vez, el último triunfo allí, el 1-3 de la temporada del subcampeonato, la 2002-2003 (marcaron De Pedro de penalti, Karpin y Kovacevic). El peor correctivo sufrido por el conjunto donostiarra fue el 5-2 de la temporada 2005-2006 (Novo y Xabi Prieto hicieron los goles del equipo entonces entrenado por José María Amorrortu). No obstante, en las últimas once visitas, desde la 1997-1998, con los tres años de la Real en Segunda de por medio, la estadística está más equilibrada: cinco victorias para el Mallorca, tres para la Real y otros tantos empates. En la categoría de plata, la Real sólo sacó un empate de los tres partidos celebrados entre ambos equipos, el 0-0 de la temporada 59-60, y sólo anotó un gol, el del 2-1 de la campaña 76-77.

La última vez que la real visitó Mallorca fue en la temporada pasada, la 2010-2011, y fue uno de los peores partidos de esa Liga. El equipo txuri urdin de Martín Lasarte cayó derrotado con toda justicia. Fue, como será ahora, el quinto partido de la Liga y el tercero de en la misma semana. La Real venía de perder en Anoeta contra el Real Madrid, aún dando una espléndida imagen, y de caer con estrépito en Pamplona con una versión muy diferente en cuanto a nombres y actuaciones. En Mallorca se recuperó la imagen más reconocible, pero el fiasco fue inmenso. Los de Lasarte vieron como Cavenaghi, que no había anotado ningún gol en las cuatro jornadas anteriores, adelantaba al Mallorca en la primera jugada de ataque del equipo local. Y a falta de 30 minutos, hacía el segundo. La Real intentó primero empatar y después reducir distancias, pero con nulo acierto. No es que el Mallorca diera un repaso a la Real precisamente, pero le bastó con un poco de solvencia para anotar dos goles e incluso provocar un par de buenas paradas de Bravo, el único realista a la altura de las circunstancias aquel día. Este encuentro, como el de pocos días antes con Osasuna como rival, demostró que la fortaleza defensiva de Segunda había pasado a la historia.

martes, septiembre 20, 2011

REAL SOCIEDAD 1 - GRANADA 0 Tres puntos y muchísimas dudas

A esto del fútbol se juega para ganar tres puntos y tres puntos consiguió hoy la Real de Montanier ante el Granada. De eso no hay duda. Pero sólo consiguió eso en un encuentro que deja muchas, muchísimas dudas sobre el fútbol del equipo txuri urdin. Dudas en defensas, sobre todo a balón parado. Dudas en ataque, donde apenas se ha creado peligro, especialmente en una primera parte roma en ideas y parca en llegadas al área. Dudas por las ausencias, porque la de Xabi Prieto sigue teniendo una importancia capital para este equipo que nadie ha sabido cómo contrarrestar en los últimos cinco años o seis años. Y eso ante un rival que no hizo gran cosa para sacar siquiera el empate. La verdad es que el partido sólo lo podía ganar la Real, a pesar del bajísimo ritmo que imprimió a sus jugadas y el casi nulo nivel de presión. Se ganó casi porque había que ganar, porque era lo esperado, pero no porque el equipo txuri urdin hiciera bien su trabajo. No fue un problema de actitud, pero sí de casi todas las demás suertes que permiten que un conjunto se haga acreedor a un triunfo. Pero triunfo es. Dos puntos más que ante el Barcelona y qué distintas han sido las sensaciones en los dos partidos que la Real ha jugado en Anoeta.

Con la baja de última hora de Demidov, que se quedó fuera incluso de la convocatoria con fiebre, la habitual sorpresa de Montanier sólo afectó a la lista de 18. Llorente fue el que se quedó fuera, y empieza a ser sospechoso. Sería bueno que supiéramos algo más sobre este tema antes de que se empiecen a disparar rumores y aparezcan fantasmas. Estrada fue el elegido para suplir a Carlos Martínez, y la línea de tres en el ataque la conformaron, alterando continuamente sus posiciones, Griezmann, Agirretxe y Vela. La ausencia de Ifrán es lo más sorprendente de una alineación de la que Zurutuza no formó parte, reservado en el banquillo por las molestias que le dejó en el tobillo el encuentro del Sánchez Pizjuán. Illarramendi recuperó el puesto de 4 y Mariga se colocó por delante junto a Aranburu. Enfrente estaba un Granada muy satisfecho con el 0-0, pues comenzó a perder tiempo en torno al minuto quince de la primera mitad, sin ver por ello amonestación alguna (Griezmann sí la vio por ese motivo). Era una buena prueba de fuego para la Real, que seguro que se va a encontrar muchos equipos cerrados en Anoeta, y más desde que se sabe que la propuesta de Montanier es la de tocar el balón todo lo que sea necesario.

El partido empezó frío, soso y aburrido y así continuó hasta el final. La Real nunca supo encontrar ni el ritmo ni el juego que le permitiera conseguir los tres puntos. De hecho, tan falto de ritmo estaba el equipo de Montanier que no lo aplicó ni a las tareas defensivas. El Granada se encontraba cómodo en el campo, francamente cómodo sin exigencias ni premuras, tocando el balón y llegando hasta la frontal del área de Bravo, aunque el chileno fue un espectador de lujo en toda la primera mitad. Hasta los veinte minutos no despertó el partido, pero fue un espejismo que sólo duró un par de jugadas. La Real forzó un par de córners seguidos, y en uno de ellos Iñigo Martínez enganchó un precioso remate de cabeza que obligó a Roberto a realizar la parada de la noche. Está mereciendo Iñigo mucha más suerte en los saques de esquina, ya ha estado cerca del gol en esta Liga gracias a su ímpetu y aún no se ha estrenado. En cualquier caso, estos minutos, como decía, fueron un espejismo. El partido regresó pronto a las constantes planas que le caracterizaron y que indudablemente aburrieron al público que se acercó hoy a Anoeta.

A la media hora, Siqueira decidió tensar la cuerda del anticasero arbitraje de Álvarez Izquierdo. El colegiado se pasó todo el encuentro pitando en contra del mismo equipo y favoreciendo al contrario. A expensas de la prueba de las áreas, las faltas en la frontal del Granada se convertían en extrañas leyes de la ventaja que no daban ninguna posibilidad a la Real, los cortes en falta en el arranque de los jugadores realistas nunca fueron tarjeta amarilla para los visitantes y para colmó mostró dos amonestaciones asombrosas a Agirretxe y Estrada que caldearon los ánimos de Anoeta. Menos mal que en el piscinazo de Siquiera Álvarez Izquierdo optó por lo que tenía que hacer, sacarle tarjeta amarilla. Pero fue lo único que benefició a la Real en todo el partido, porque en la segunda mitad el colegiado mantuvo el tono de la primera mitad y llegó a desquiciar al equipo txuri urdin y a todo su hinchada en una jugada en la que perdonó dos faltas consecutivas del Granada y dio la impresión de que acabó amonestando a Iñigo Martínez y Mikel González. Antes del descanso, Moisés Hurtado demostró que a la Real le falta mucho trabajo en la defensa de las jugadas de estrategia y estuvo cerca de marcar el 0-1. Demasiado cerca.

Con una ocasión por bando y un solo tiro a puerta de la Real, el cabezazo de Iñigo Martínez, el 0-0 era lo normal en el descanso, máxime si tenemos en cuenta que el equipo de Montanier deambuló por el campo con demasiada parsimonia. Griezmann era el exponente más claro de ese juego, perdido en todas sus acciones, fallón en el pase y muy relajado en la presión. El descanso cambió ligeramente el panorama, aunque Montarnier volvió a confirmar que no va a ser un técnico de reacciones rápidas para hacer los cambios. En el minuto 49, Illaramendi, de nuevo el mejor de la Real, sirvió a Agirretxe, quien superó con un sombrero al portero del Granada pero no tuvo la paciencia necesaria para que el balón cayera a sus pies. Su remate de cabeza, flojo, lo sacó la defensa. Al menos el partido parecía otra cosa en su reanudación, con una presión más arriba de la Real, y una mejora progresiva de Mariga en este apartado. En todo caso, de nuevo se quedó la cosa en un espejismo porque, a balón parado otra vez, el Granada estuvo a punto de sorprender al equipo txuri urdin en su siguiente ataque. Después fue Vela, muy intermitente, quien estuvo muy cerca del gol con un gran zurdazo con rosca que se marchó junto al palo.

Todo eran acciones aisladas y casi nada producto de un plan de juego efectivo. Y así llegó el gol de la Real, en el minuto 63, en una jugada desconectada por completo del camino por el que estaba fluyendo el partido. Estrada recibió un balón en la banda derecha. Puede que por quitárselo de encima, puede que por tirando a puerta de forma intencionada, pero el caso es que su disparo se fue envenenando hasta que Roberto no pudo hacer nada por evitar el 1-0. Segundo gol de Estrada como jugador del primer equipo y el primero que sirve para sumar puntos. Buena noticia para un jugador que no estaba cuajando precisamente un buen encuentro y que pareció escuchar el run-run de Anoeta en alguna jugada. Por el nivel del juego, seguro que al Granada le parecía injusto que la Real se adelantara en el marcador, pero es cierto que sólo los locales intentaban llevar el peso del partido. El Granada llegó a balón parado y en jugadas aún más aisladas que los tímidos intentos de la Real, pero las ocasiones de Iñigo Martínez, Agirretxe y Vela sí le hacían merecedor de ese tanto. Lo curioso es que el Granada cambió por completo su actitud tras recibir el gol y se fue hacia arriba. La eterna pregunta es por qué no jugó así desde el inicio.

La Real no sufrió demasiado en realidad, pues el Granada no estaba para grandes gestas ni remontadas. El conjunto de Montanier tuvo dos ocasiones más, una en los pies de Sarpong, que todavía no ha encontrado el balón a pesar de que Agirretxe le dejó solo delante de la portería visitante, y otra en los de Mariga, cuyo fortísimo disparo se marchó cerca del palo. Los andaluces pudieron empatar en el minuto 93, con un balón que se paseó por delante de la portería de Bravo hasta que cayó en los pies de Nyom en el segundo palo. Su disparo se fue arriba aunque estaba en una posición inmejorable para rematar. Fue el único momento en el que pareció que se le podía escapar algún punto a la Real. No obstante, la actuación txuri urdin fue bastante deficiente en casi todos los aspectos. Se puede salvar a Illarramendi, cuatro indiscutible de este equipo; a Mariga, que hoy sí ha hecho lo que se esperaba de él, abarcar campo e incluso estar cerca del gol; y a Iñigo Martínez, de nuevo colosal casi siempre, bien flanqueado por Mikel González. Pero en lo demás se ha flaqueado bastante. El peligro que tienen las victorias y los grandes números que presenta esta Real, siete de doce puntos posibles, es que las dudas se queden sin resolver.

Y despierta dudas que a balón parado se nos generes tan claras ocasiones de gol. Que Aranburu todavía no haya encontrado su hueco en este 4-3-3 y de nuevo haya pasado desapercibido. Que Griezmann no esté en forma y sin embargo no haya entrado en las rotaciones que sí han afectado a otros compañeros. Que la Real de Lillo, de Lasarte o de Montanier no haya sabido encontrar una fórmula ofensiva que le permita generar fútbol y peligro sin Xabi Prieto. Que los cambios lleguen tan tarde cuando las cosas no están marchando bien (Montanier introdujo los tres entre los minutos 76 y 84; entraron Cadamuro, un muy buen Zurutuza y Sarpong, por Griezmann, Aranburu y Vela). Y que fútbol, lo que se dice fútbol, se viera muy poquito ante un rival que presentó tan poca oposición como el Granada. Es fútbol ficción pensar en qué habría pasado si otro hubiera sido hoy el rival en Anoeta, pero también hay que calibrar eso si se quiere afrontar con garantías los próximos partidos. En todo caso, siete puntos en el casillero y a estas horas de la noche de nuevo en puestos europeos. No está nada mal para comenzar la temporada. Y sumando entre semana, que tampoco hay costumbre. Puntuar en Mallorca daría mucha moral.

lunes, septiembre 19, 2011

PREVIA Real Sociedad - Granada. Día de incógnitas

En tres partidos de Liga, la Real ya ha ganado, empatado y perdido. Ya ha enseñado sus virtudes, ya ha mostrado a sus mejores jugadores, y también sus debilidades, lo que falla y hay que corregir. Por eso, este cuarto partido llega en un día de incógnitas (martes, 20.00 horas, Anoeta, Canal + Liga 2). Por el equipo que pueda presentar Philippe Montanier después de las bajas y las dudas que dejó la derrota en el Sánchez Pizjuán. Pero sobre todo porque hay otras características de este partido que siembran incertidumbre en el equipo txuri urdin. Es el segundo de los tres encuentros que se jugarán en apenas ocho días, y estas semanas se le vienen dando bastante mal a la Real en los últimos años. El rival es un recién ascendido que hace nada menos que 35 años que no visita San Sebastián, y esa clase de conjuntos, los de la parte baja de la clasificación (aunque a saber qué nos deparará esta temporada a los dos equipos), también suelen darle bastantes quebraderos de cabeza a los realistas, tanto en su paso por Segunda como de siempre en Primera.

Montanier tiene que hacer frente a los primeros contratiempos en forma de lesión y eso ha provocado que convoque a 19 jugadores para el partido contra el Granada, uno de los cuales será descartado antes del inicio. Xabi Prieto y Carlos Martínez, la banda titular del equipo, no podrá estar ante el equipo andaluz como consecuencia de las dolencias que se trajeron del Sánchez Pizjuán. El otro tocado, Zurutuza, sí entra en la lista de convocados, aunque como sigue siendo duda no se puede descartar que sea el que no forme parte del grupo que esté finalmente en el acta del encuentro. Las tres novedades son significativas. Llorente entra en la convocatoria por primera vez en la temporada, buscando recuperar la importancia que tuvo en el equipo en la primera vuelta de la pasada temporada. Carlos Vela sí se ha recuperado de su lesión que le impidió estar en Sevilla y vuelve a la lista. Y Rubén Pardo regresa con los mayores después de jugar el pasado fin de semana con el Sanse. Siguen sin poder entrar en el equipo Markel Bergara y Elustondo. Toño Ramírez se mantiene como portero suplente y deja a Zubikarai en la grada.

Segundo partido de la semana y por eso es más difícil todavía anticiparse a los planes de Montanier. Los únicos que parecen seguros en el once titular son Bravo en la portería y los dos que se quedaron en el banquillo ante el Sevilla cuando se esperaba su titularidad, Illarramendi y Agirretxe. Lo más normal es que en defensa no haya más rotaciones que las provocadas por la baja de Carlos Martínez y jueguen Estrada, Demidov, Iñigo Martínez y De la Bella, aunque la sorpresa podría ser Cadamuro, más probablemente en la derecha que en la izquierda, que era lugar para el que parecía destinado en esta plantilla. Mariga e Illarramendi estarán en el once, aunque está por ver quién será el que actúe de cuatro. Zurutuza si está en condiciones, Aranburu y Rubén Pardo, en lo que sería su debut oficial con el primer equipo, se juegan el otro puesto de la primera línea de tres. En la segunda, Ifrán, Griezmann y Vela optan a los dos puestos que respalden a Agirretxe, ya que no parece que Llorente entre como titular después de no haber formado parte de las tres primeras listas de convocados. Mikel González y Sarpong completarán el banquillo.

Martes, día atípico para el fútbol, lo que sin duda mermará la asistencia a Anoeta, seguramente muy por debajo de la gran entrada que registró el estadio ante el Barça, en el primer encuentro como local de la temporada. También por el rival, un recién ascendido que viene de tierras demasiado lejanas como para traer seguidores visitantes. Tras la derrota en Sevilla, la Real ha abandonado los puestos europeos que ocupó tras las dos primeras jornadas. Arranca esta quinta jornada (cuarto partido en realidad) con cuatro puntos y en la décima posición de la tabla. Con distancias tan cortas como hay siempre en un inicio de Liga, ganar le permitiría ascender bastantes posiciones, quizá incluso meterse de nuevo entre los seis primeros. La zona de Europa League está a dos puntos, la de Champions a tres, que es la misma distancia que separa a la Real de los puestos de descenso. El Granada está en la decimoquinta posición, con los tres puntos que consiguió en la última jornada venciendo al Betis. La Real en Anoeta sólo ha disputado el partido contra el Barça, que se saldó con empate gracias a la gran remontada de los de Montanier, y el Granada fuera ha perdido el único partido que ha jugado, en Málaga por 4-0.

Aunque el último encuentro celebrado en San Sebastián entre Real Sociedad y Granada esté muy lejano en el tiempo, lo cierto es que estos dos equipos se han visto las caras hasta quince veces en Primera y cuatro más en Segunda. Y el balance es muy positivo para el equipo txuri urdin. Más en la máxima categoría, donde ha ganado doce partidos, ha empatado dos y sólo ha perdido uno (0-2 en la temporada 1973-1974). La mayor goleada txuri urdin se produjo en la campaña 54-55, en un dramático encuentro de un play-off por la permanencia entre seis equipos que el conjunto txuri urdin superó pero el andaluz no. 6-1 fue el resultado aquel día, con tres goles de Igoa, dos de Sarasqueta y uno más de Zubillaga. Los granadinos sólo han puntado en tres de los quince partidos disputados (gracias a sendos empates a uno en su primera visita, en la 41-42, y en la 70-71) y se han quedado sin marcar en seis, incluyendo tres de sus cuatro últimos partidos en Donostia. En la División de Plata la estadística es mucho más pareja: una victoria para cada equipo (5-1 para la Real en la 48-49; 1-2 para el Granada en la 40-41) y dos empates (ambos a uno y consecutivos, en la 45-46 y en la 46-47).

La última vez que se vieron las caras Real Sociedad y Granada fue en el lejano 11 de abril de 1976, en medio del proceso de creación del gran equipo txuri urdin que acabó proclamándose bicampeón de Liga a comienzos de los años 80. La Real fue muy superior y ganó con bastante comodidad por 2-0, ambos goles de Satrústegui. El partido se puso muy pronto de cara, ya que el equipo de José Antonio Irulegui se adelantó a los diez minutos. Satrus culminó de cabeza una gran jugada entre Gorriti e Idígoras. Durtante la primera mitad sobre todo, la Real tuvo muchas ocasiones de ampliar el resultado, pero no lo hizo. Colaboró el árbitro, que se tragó dos penaltis favorables al equipo local. Tras la reanudación, el Granada intentó sin éxito aproximarse a la portería de Arconada, y es que el equipo andaluz, que acabó bajando a Segunda esa temporada, dejó una pobre impresión en San Sebastián. Satrus sentenció el partido en el minuto 80, tras un centro de Zamora. Este partido, por cierto, también llegó en una semana de tres encuentros, aunque fue el tercero tras perder 2-0 en Barcelona en Liga y eliminar al Celta en la Copa con el 2-1 de Atotxa.

domingo, septiembre 18, 2011

SEVILLA 1 - REAL SOCIEDAD 0. Las sorpresas de Montanier no funcionan

Tres jornadas de Liga, muchas noticias positivas y un buen cargamento de puntos que seguramente muchos no esperaban tener a estas alturas mitigan el primer aspecto preocupante de este arranque liguero: las sorpresas que tanto le gustan a Philippe Montanier no terminan de funcionar. No funcionó especialmente que Agirretxe y Vela intercambiaran sus posiciones en Gijón (los dos goles del 9 llegaron desde posiciones de delantero centro). Tampoco el cambio de bandas de Griezmann y Xabi Prieto ante el Barça (cuando recuperaron sus lugares, el primero marcó y el segundo dio una asistencia). Y menos aún funcionó el dejar en Sevilla en el banquillo a los dos jugadores más en forma del equipo, Illarramendi y Agirretxe por fortalecer la defensa. Aún pensando en una semana de tres partidos, su entrada en el campo en el tramo final del encuentro evidenció que, de haber jugado los 90 minutos, la Real podría haber ganado el partido en el Sánchez Pizjuán. Cierto que se retuvo mejor al Sevilla que en otras ocasiones. Cierto que el equipo se vació de principio a fin. Cierto que hubo opciones de puntuar hasta el pitido del árbitro. Pero el partido podría haber sido otro y fue la misma derrota de siempre.

Montanier optó por lo previsto en defensa, es decir, recuperar al cuarteto titular de la primera jornada tras cumplir Carlos Martínez un partido de sanción. Ahí no hubo rotaciones. Pero a partir de ahí es donde se produjeron las modificaciones. De 4, Mariga. El ansiado fichaje de este verano lleva dos partidos consecutivos y no ha respondido todavía a las expectativas. Es indudable que tiene mérito aguantar 85 minutos en el campo, más en un campo como el del Sevilla, con una tarjeta amarilla (obra y gracia de un malísimo árbitro como es Teixeira Vitienes, casero a más no poder en todas sus decisiones y que un año más es responsable de un encuentro en el que terminan lesionados dos realistas, Xabi Prieto y Zurutuza, aunque no fuera algo tan escandaloso como el carrusel de patadas que vivieron ambos y Griezmann ante el Espanyol la temporada pasada). Pero su incidencia en el partido fue menor de la esperada, sobre todo en la faceta de creación. Sí controló con cierta solvencia el centro del campo, pero falló entregas fáciles, perdió más balones de los que recuperó y se le vio, sobre todo al final del partido, muy falto de ritmo y de velocidad, siempre por detrás de los atacantes sevillistas que buscaban el 2-0.

Illarramendi se encargó en los veinte minutos finales de demostrar lo equivocado que es prescindir de él. La Real parecía otro equipo. Más fuerte, más presionante, más incisivo y de mucha más calidad. Con él en el campo, el equipo txuri urdin estuvo mucho más cerca de que la apuesta funcionara. No es fácil entender que un chico de veinte años con menos de media docena de partidos en el primer equipo y a mediados de septiembre necesite descanso o formar parte de las famosas rotaciones. Tampoco es fácilmente comprensible que Agirretxe se quedara en el banquillo, aunque Montanier dijera tras el encuentro que le vio algo cansado. Son los dos mejores jugadores de la Real en el arranque de la temporada y prescindir de los dos recordó, en cierta medida, al movimiento de Martín Lasarte hace un año en Pamplona, cuando sustituyó a los dos mediocentros que contribuyeron al enorme partido txuri urdin que sufrió el Real Madrid en Anoeta por Markel y Elustondo, que no pudieron más que naufragar en el Reyno de Navarra. Los mejores tienen que jugar. Si vale para la defensa, es lo que decidió Montanier (no metió a Mikel González, Estrada o Cadamuro), vale para todo el equipo.

Es imposible saber qué habría sucedido de haber jugado de inicio con el mejor once posible. Lo que se vio es que la Real entró bien al partido, discutiendo al Sevilla la posesión del balón (lo que se espera del estilo Montanier que ya venimos conociendo desde primeros de agosto, un estilo digno de aplauso), y mostrándose cómoda en defensa. El equipo hispalense no parecía tener muy claro cómo atacar el partido, y es ahí donde se echó en falta a los realistas más en forma. Quizá ellos sí hubieran podido dar ese zarpazo. A la Real se le fue torciendo el plan cuando Xabi Prieto tuvo que irse lesionado. Fue una acción fortuita, pero el Sevilla estaba gozando de mucha más permisividad del árbitro en sus entradas (asombrosa una falta que no señaló sobre Carlos Martínez en la línea de cal). Es el estilo casero de este árbitro, qué le vamos a hacer. Lo cierto es que sin Xabi, la Real fue cayendo poco a poco, perdiendo el control del partido y dejando espacios al Sevilla. Absurdo, si tenemos en cuenta que Xabi Prieto juega en la línea de tres más ofensiva, pero lo cierto es que sucede. Y sucede siempre que el 10 tiene que salir del campo o falta por lesión o sanción. Ahí hay un agujero que no se ha llenado.

Ifrán se pegó con toda la defensa sevillista, menos veces de las deseadas con la ayuda de Griezmann, pero daba cierta impotencia ver a ambos pelear en inferioridad de condiciones (físicas, sobre todo, pero también numéricas por la falta de apoyo del centro del campo) por los balones por alto que les llovían desde la defensa txuri urdin. Con esta sensación, no es de extrañar que la Real no dispusiera de ninguna ocasión de gol en la primera mitad, en realidad ningún disparo entre los tres palos en todo el encuentro. Ganar así es imposible, por muy buena imagen que se dé y mucha seriedad con la que se juegue. La sensación de que Carlos Martínez (desafortunadísimo en sus centros) y De la Bella estaban controlando perfectamente a los incisivos extremos del Sevilla comenzó a diluirse, aunque no demasiado. Así llegaron las primeras ocasiones del equipo local, ya en el tramo final de la primera parte. Entonces apareció Bravo, que ha empezado la temporada con el mismo altísimo nivel con el que comenzó la pasada. Dos paradones, sobre todo el primero a disparo raso de Medel, pero sin restar mérito al segundo a Jesús Navas, permitieron llegar al descanso con el empate a cero inicial. Lástima que la cosa no tardó mucho en torcerse... por culpa del de siempre.

Kanouté parece tener marcados en rojo los partidos contra la Real, porque marca casi siempre. Y esta vez no fue una excepción. Una buena jugada sevillista, con pase de Negredo, un fallo de concentración de la defensa realista (puede que el único, Demidov hizo un partido e Iñigo Martínez demostró que se arruga ante nadie) y el partido que se iba al garete sin que en realidad hubiera demasiados motivos para ir por debajo en el marcador. Montanier, prolongando la estela de uno de los defectos de Martín Lasarte, tardó muchísimo en reaccionar. Concedió otros veinte minutos después del 1-0 para hacer el primer relevo no obligado (Cadamuro había reemplazado a Xabi Prieto tras su lesión, y el chaval volvió a cuajar una más que notable y brava actuación en un puesto que no es el suyo), retirando a un Aranburu que sigue perdido en este 4-3-3, como ya se había visto en la pretemporada, y seis minutos después a un Zurutuza que se vacía como siempre pero que aún no ha alcanzado la influencia que se le supone en el juego. Illarramendi tuvo veinte minutos. Agirretxe sólo trece. Y aún así fue en esos minutos cuando la Real estuvo más cerca de puntuar. Demidov tuvo de cabeza la más clara, pero no remató en las mejores condiciones.

Preocupa, por la reincidencia, que la Real comience una semana de tres partidos dejando la sensación de que sin las rotaciones hubiera estado más cerca de la victoria. Preocupa que esto no haya sido por sanciones, como la de Carlos Martínez, o lesiones, como la de Xabi Prieto, sino por una decisión consciente del entrenador, que pone en juego la ruleta de los cambios para dar descanso demasiado pronto. La Real, a pesar de haber mejorado notablemente en defensa, ha encajado al menos un gol en los tres partidos oficiales que ha disputado, y eso vuelve a poner en manos del ataque el funcionamiento efectivo del sistema de juego. Y ataque hay. Pero hay que ponerlo. Está bien repartir minutos, porque eso tendrá enchufados a más jugadores. ¿Pero prescindir de los jugadores más en forma? Sólo si la Federación o el médico no les dejan jugar. Lo demás es tirar piedras contra nuestro propio tejado. Y eso es lo que sucedió en el Sánchez Pizjuán a pesar de la intachable actitud de cuanto jugador txuri urdin saltó al campo en Sevilla con esa extraña camiseta amarilla que tanto me sigue costando asociar a la Real. En todo caso, ganar al Granada devolverá la confianza y asentará un buen inicio de temporada. Así que a ganar.

viernes, septiembre 16, 2011

PREVIA Sevilla - Real Sociedad. Un nuevo examen

La Real de Philippe Montanier se enfrentó en el primer partido al examen de ganar fuera de casa después de no hacerlo en toda la segunda vuelta de la pasada campaña. Lo superó. En el segundo encuentro, el examen de enfrentarse a uno de los grandes, el Barcelona. Lo superó. Y ahora tiene un nuevo examen, el tercero de la temporada en otros tantos partidos: salir con vida del campo de uno de los equipos europeos de la Liga, el Sevilla (sábado, 22.00 horas, Sánchez Pizjuán, La Sexta y autonómicas). Superarlo con sobresaliente, es decir, ganando, supondría igual el inicio de Liga que protagonizó la Real de Raynald Denoueix que casi ganó el torneo en 2003. Palabras mayores. Mayores también por el rival, que es un equipo tan en formación como la Real pero que aspira, casi se puede decir que se siente obligado obligado, a cotas más altas que las que se ha marcado el equipo txuri urdin durante el verano. No se esperan demasiadas novedades con respecto al equipo que remontó al Barça, pero con sólo dos partidos ya tenemos aprendido que a Montanier le gustan las sorpresas. Mal hará el Sevilla si basa su partido en la pobre imagen que dio la Real en su estadio hace sólo unos meses.

Primera sorpresa de Montanier antes del partido del Sevilla: los porteros también rotan. Bravo es el titular indiscutible, pero parece que Zubikarai y Toño se turnarán en el banquillo mientras el chileno esté en condiciones de jugar. En este partido, el suplente será Toño. A la lista de 18 vuele Carlos Martínez tras el partido de sanción que cumplió ante el Barça por su expulsión en Gijón, y lo más normal es que recupere la titularidad. La tercera novedad en la convocatoria es Sarpong. Estos dos ocupan los puestos de Rubén Pardo, que jugará esta semana con el Sanse después de haber estado con el primer equipo en las dos convocatorias previas, y de Carlos Vela, baja de última hora por una lesión en la rodilla. Vale, en todo caso, no fue titular contra el Barcelona, por lo que esto no impediría que se repitiera el once que hizo la proeza ante el campeón de Liga y de Europa hace una semana. La convocatoria, en todo caso, parece arriesgada, con los cuatro laterales (por mucho que Estrada y Cadamuro puedan jugar en otros puestos) y sólo cuatro centrocampistas para tres puestos. Llorente, que aún no ha entrado en una convocatoria al igual que Ansotegi, sigue siendo una ausencia a destacar.

Lo previsto es que Carlos Martínez sea el único cambio en el once de Montanier, aunque el hecho de encarar tres partidos seguidos en una semana, circunstancia en la que la Real de Lasarte siempre naufragó, podría deparar sorpresas en el once de éste o de los dos próximos partidos. Bravo ocupará la portería, previsiblemente con Carlos Martínez, Demidov, Iñigo Martínez y De la Bella en la línea defensiva. Illarramendi estará por delante, y la única duda aparente parece estar en los volantes. Se espera que repitan Mariga (el técnico destacó la necesidad de partidos para que alcance su mejor nivel, después de que contra el Barça decepcionara) y Zurutuza, aunque no se puede descartar que Aranburu reemplace a éste último. Arriba, y ante la ausencia de Vela, todo lo que no sea una línea de tres formada por Griezmann, Xabi Prieto y Agirretxe, sería sorprendente. El 9 ha participado en los cuatro goles de la Real, anotando tres. Griezmann ya se ha estrenado como goleador y Xabi Prieto acumula dos asistencias. Ifrán y Sarpong esperarán su oportunidad en el banquillo. Cadamuro y Mikel González completan el grupo que viaja a Sevilla.

Muchos son los paralelismos entre el Sevilla y la Real en este comienzo de temporada. Ambos equipos han cambiado de técnico, y el banquillo hispalense lo ocupa ahora Marcelino (no sobrepasó en ninguno de los dos partidos que jugó con el Zaragoza ante la Real de Lillo hace tres años en Segunda, aunque sí venció al equipo txuri urdin, con mucha suerte, con el Racing en El Sardinero). Ambos suman cuatro puntos en las dos primeras jornadas de Liga. Ambos han marcado cuatro goles y encajado tres. La Real es quinta y el Sevilla es sexto en la clasificación, ocupando las dos plazas que dan derecho a jugar la Europa League la próxima temporada. Y, sin embargo, las diferencias surgen en el lugar en el que consiguieron sus resultados (la Real ganó fuera y empató en casa frente al Barça; el Sevilla ganó en casa al Málaga y empató fuera ante un Villarreal con diez) y, sobre todo, en las aspiraciones marcadas para esta temporada. La Real ansía crecer, pero su primera meta es la permanencia. El Sevilla juega ya competición europea y hacia donde mira es hacia la Champions. El equipo de Montanier, en todo caso, llega a Sevilla con la moral por todo lo alto después de su gran imagen del segundo tiempo ante el Barça.

Sevilla y Real Sociedad se han enfrentado en 52 ocasiones en la ciudad hispalense, y aunque la maldición del Sur siempre ha estado ahí, no es mala plaza para los intereses del equipo txuri urdin. Once victorias y otros tantos empates ha sacado de sus visitas, todas ellas en Primera División. El Sevilla ganó en las 30 restantes. Sí es cierto que la Real sólo ha empatado en una de las últimas cinco visitas (la de la temporada 2006-2007), y el resto de encuentros se saldaron con victoria local, pero antes de eso cosechó tres victorias en cuatro partidos (con mucho espacio entre estos partidos por los años que pasaron en Segunda primero el Sevilla y después la Real). Los triunfos más holgados en Sevilla fueron los 0-3 de las temporadas 1976-1977 (dos goles de Satrústegui y uno de Gaztelu) y 1983-1984 (Orbegozo, Uralde y López Ufarte de penalti). Es inolvidable el 3-4 de la 49-50 (Epi, dos de Gomes Bravo y Caeiro) o la gloriosa remontada en cinco minutos de la 96-97 (Gracia, Mutiu y De Pedro). La mayor goleada sevillista data del primer encuentro que jugaron en Liga, el 7-2 de la 34-35. El Sánchez Pizjuán será siempre el estadio en el que se fue el primer título de la Real, el de la 79-80, con dos goles de Bertoni.

Con el verano de por medio, pero Sevilla y Real Sociedad jugaron en el Sánchez Pizjuán hace sólo cuatro encuentros de Liga, al final de la temporada 2010-2011. El equipo txuri urdin de Martín Lasarte llegó a Sevilla con la intención de certificar la permanencia en Primera, pero lo hizo con una alineación muy defensiva, extremadamente experimental, con cinco atrás, que no provocó el resultado deseado y abocó a los realistas a jugárselo todo en la última jornada ante el Getafe. A pesar de hacer un partido horrible en ataque, la Real fue capaz de contener al Sevilla en la primera mitad. Pero en la segunda se desmoronó. Kanoute, que se supone que se estaba despidiendo de la afición pero al final continúa en el equipo, marcó en el minuto 53. Y en el 60. El partido estaba cerrado y sentenciado. Agirretxe, prolongando su espectacular media goleadora en los escasísimos minutos de que dispuso la temporada pasada, acortó distancias con un golazo. Pero ni siquiera fue un espejismo, porque la Real nunca pareció capacitada para empatar. El 3-1, obra de Negredo en el minuto 85, terminó de disipar las escasas dudas que se podían tener de que el empate fuera una posibilidad realista.

(Nota. El blog Silbato Sevillista me solicitó hace unos días una colaboración, en la que diera el punto de vista txuri urdin a sus lectores sevillistas, por lo que aprovecho para darle las gracias por su petición. El texto lo podéis leer aquí).

miércoles, septiembre 14, 2011

PARTIDOS INOLVIDABLES Real Sociedad 2 - Barcelona 2 (1997-1998)

Remontarle un 0-2 al Barcelona no es tarea fácil, pero la de esta temporada 2011-2012 no es la primera vez que el equipo blaugrana sufre semejante correctivo en Anoeta. En la temporada 1997-1998 también consiguió dos goles de ventaja y acabó cediendo un empate. Era otro Barça. Era otra Real. Pero el resultado fue el mismo. 2-2. Y Anoeta lo celebró, como el pasado sábado, como un triunfo. Aquel Barça lo entrenaba Louis Van Gaal y llegó a San Sebastián como líder de Primera (acabó siendo campeón), pero después de dejarse remontar un 1-3 en Salamanca hasta perder 4-3. La Real, comandada por el alemán Bernd Krauss, era tercera en la tabla (su puesto final), después de una brillante racha de 17 partidos sin perder y de haber caído derrotada únicamente en el Nou Camp, una vuelta atrás, y en el Santiago Bernabéu, en la tercera jornada de Liga, con lo que en Anoeta seguía invicto. Alberto era el Zamora, con sólo doce tantos encajados. Luis Enrique, el Pichichi, con los mismos goles anotados. Era, a priori, todo un partidazo en la cumbre el que se celebró el 11 de enero de 1998.

El Barça siempre ha sido mucho Barça. Aquel se presentó en Anoeta con dos Balones de Oro como Figo y Rivaldo. Con Guardiola como capitán. Y con la colección de jugadores holandeses que se trajo consigo Van Gaal a Barcelona. El equipo culé dominó el partido. Las ocasiones más claras fueron de la Real, en la primera parte en las botas de Rekarte y Kovacevic, pero el control del fútbol parecía en poder de los blaugrana. Ya en el minuto 1, Rivaldo había avisado con un buen disparo, pero Alberto, en esta su mejor temporada en la portería de la Real, respondió de maravilla y evitó el gol. No puedo hacerlo casi media hora después. El 0-1 llegó en el minuto 29, con una jugada de tiralíneas que bien podría firmar el Barça actual. Guardiola metió un precioso balón a Anderson, su disparó lo rechazó Alberto y Luis Enrique, que aquel año tenía el olfato de gol desarrolladísimo, llegó antes que el guardameta y la defensa realistas para introducir el balón en la portería txuri urdin. Fue un jarro de agua fría, porque cuando llegó el gol el partido parecía ya más o menos equilibrado.

En la segunda parte, la Real parecía agotada por el esfuerzo sin premio de la primera. En el minuto 63, casi todos vieron acabado el partido cuando Rivaldo lanzó una falta e introdujo el balón en la portería realista sin que nadie la tocara. Todos, menos Alberto, que se había percatado de que el árbitro había decretado libre indirecto y que, por tanto, el gol era ilegal, por mucho que se enfadara Figo. Pero el 0-2 llegó igualmente, y lo hizo sólo siete minutos más tarde. Otra gran combinación colectiva del Barça, con la Real llegando tarde a la presión, permitió a Sergi galopar por su banda izquierda hasta el área y meter un precioso balón en paralelo a la línea de fondo que Anderson convirtió en gol. Sólo quedaban 20 minutos y parecía que la Real no tendría fuerzas para levantar el partido. Pero sólo lo parecía, porque aquella Real tenía unas increíbles dosis de motivación extra, sobre todo jugando en Anoeta. Krauss había puesto en el campo a De Paula por un desafortunado Cvitanovic y a Kühbauer por Gracia, dando más profundidad al equipo. El austriaco tuvo una buena ocasión de recortar distancias, pero la mandó a las nubes.

Así se llegó al minuto 82. Craioveanu alcanzó la línea de fondo y su centro atrás encontró un inusual rematador: Loren. El capitán realista reverdeció sus laureles de delantero y se quedó en el área buscando el milagro. Él puso la primera piedra para la remontada y recogió el balón con rapidez para llevarlo al centro del campo. Se mascaba el empate. El técnico alemán hizo su última cambio, más ofensivo todavía: Mutiu por Mild. La Real tenía cinco atacantes... y a cualquier otro como Loren que pasara por el área. En el minuto 88, Guardiola estuvo a punto de hacer un gol en propia puerta, pero Hesp lo pudo despejar a tiempo. Y así llegamos al minuto 89. Kühbauer lanza desde la esquina. Loren peina en el interior del área y el balón cae dentro del área de meta, en un espacio inmensamente grande para lo pequeña que en realidad es. Y allí aparece De Paula, que pone el pie para hacer el 2-2 y desatar el delirio en Anoeta. En los más de 26.000 espectadores que acudieron, en toda la plantilla de la Real. El enfado de Luis Enrique era descomunal. Ya no hubo más ocasiones de mover el marcador, pero aquel fue el clásico partido que, si llega a durar cinco minutos más, se queda en Anoeta.

Real Sociedad (Bernd Krauss): Alberto, Fuentes, Loren, Pikabea, Rekarte, Mild (Mutiu, 87'), Imaz, Gracia (Kühbauer, 70'), Cvitanovic (De Paula, 45'), Craioveanu y Kovacevic.

Barcelona (Louis Van Gaal): Hesp, Sergi, Bogarde, Abelardo, Reiziger, Guardiola, Celades, Luis Enrique, Figo (Roger, 87'), Rivaldo (Giovani, 72') y Anderson.

Goles: 0-1, minuto 29, Luis Enrique; 0-2, minuto 70, Anderson; 1-2, minuto 82, Loren; 2-2, minuto 90, De Paula.

Árbitro: Esquinas Torres. Tarjetas amarillas a Imaz y Luis Enrique.

Estadio de Anoeta, 26.400 espectadores.

El Diario Vasco: "Un punto de orgullo. Loren en el minuto 82 y De Paula en el 90 remontaron la ventaja azulgrana en un final trepidante, que premió la fe de los realistas".

Marca: "Barça: otra cantada. De Paula empató un choque el Barça dominaba por 0-2 a falta de ocho minutos para el final".

AS: "Otro final de manicomio. Los de Krauss remontaron un 0-2 en siete minutos y acabaron empatando".

lunes, septiembre 12, 2011

Agirretxe, el nuevo espíritu de la Real

Los únicos momentos de distracción que me permito viendo un partido de la Real son los que dedico a pensar qué voy a escribir en la crónica de dicho partido. No voy a engañaros, con el 0-2 del Barça vi el encuentro perdido. Finiquitado. Acabado. Y con la perspectiva de una severa goleada en contra si el Barça lo cerraba con el tercer tanto. No es lo que suelo pensar, lo habitual para mí es visualizar cómo, cuándo y gracias a quién se pueden producir las remontadas. Por mal que esté el partido, siempre veo una opción de sacar algo positivo. El sábado no la veía. El Barcelona estaba siendo tan insultantemente superior que no veía forma de hincarle el diente. Hasta que apareció Agirretxe. Cuando cogió, todavía en la primera parte, aquel balón caído del cielo y encaró a Fontás, pensé que esa era la manera. La jugada quedó en nada, porque Agirretxe cayó al suelo y el rechace de la defensa lo empalmó Illarramendi para chocar, de nuevo, con el cuerpo de Fontás. Pero ahí vi la manera. Cuando nada más empezar la segunda parte Agirretxe se hizo otra vez con el balón dentro del área, aguantó su posesión lo indecible y consiguió sacar un disparo que Valdés no pudo ni oler, yo vi gol. Vi la remontada. Vi el nuevo espíritu de la Real.

Ese disparo no entró (y me hizo pensar en la frase "la Real pudo meterse en el partido gracias a Agirretxe" que seguramente hubiera precedido al relato del 0-3, que por suerte nunca llegó), pero viene a resumir por qué la Real le remontó al todopoderoso Barcelona. Agirretxe es un jugador incansable. No porque presione o corra más que nadie, sino porque tiene una fe inquebrantable. Me acuerdo de cuando marcó su primer gol con la Real, cuando sólo tenía 17 años. Era la temporada 2004-2005. La Liga había terminado prematuramente, ya salvados y sin opciones de luchar por algo más cuando el Málaga llegó a Anoeta a tres jornadas del final. Amorrortu le dio 24 minutos al chaval. Justo cuando él salió al campo, llegó el 0-3. Él marcó en el minuto 81. Quedaban sólo nueve para el final y la Real tenía dos goles de desventaja, pero cuando lo celebraba no parecía estar diciendo que era su primer tanto en Primera, sino que había que ir a por el partido. En esos nueve minutos, dio una asistencia a Xabi Prieto que no acabó en gol de milagro y tuvo tiempo de disparar otra vez a puerta. Ese es el espíritu de Agirretxe. Ese es el espíritu de esta nueva Real, el que apenas se vio en la primera mitad ante el Barça pero que en el segundo acto permitió la gran remontada que protagonizó el equipo txuri urdin.

Cuando debutó había muchas esperanzas depositadas en Agirretxe, pero nadie hasta ahora se había atrevido a plasmarlas dándole galones en el terreno de juego. La Real no ha jugado con dos delanteros desde que él debutó en el primer equipo, lo que reduce sus opciones. En ese tiempo, el club fichó a Germán Herrera, Delibasic, Víctor, Abreu, Bueno, Tamudo, Llorente, Ifrán y Vela, además de dar la alternativa en el primer equipo a otro canterano, Díaz de Cerio. Y Agirretxe esperaba. Sólo en las dos últimas temporadas en Segunda jugó con cierta regularidad, y lo hizo por la lesión de Díaz de Cerio y porque Bueno llegó tarde y fuera de forma. Nadie confió en Agirretxe, a pesar de que él dio el paso adelante y se puso el 9 en la camiseta. Todas las pretemporadas parecía más fuera que dentro del equipo, y eso que en las dos últimas fue el máximo goleador. Todos los veranos y todos los inviernos sonaba el interés de algún equipo de Segunda. Y el ostracismo del año pasado hacía temer que a Agirretxe le pasara lo mismo que a Llorente, que tuviera que emigrar porque nadie en casa apostaba por él. O que a Díaz de Cerio, que después de una gloria muy breve en el primer equipo acabara en el olvido del fútbol.

Pero Agirretxe persevera. Y bien que me alegro de que lo haga, porque llevo años pidiendo oportunidades para él. Puede que no sea el mejor delantero del mundo, pero tiene unas cualidades que esperan que algún entrenador les sepa sacar partido. ¿Será por fin Montanier ese entrenador? Por ahora, con sólo dos partidos jugados, la cosa no pinta nada mal, porque uno mira a la clasificación de los máximo goleadores de Primera y ve al 9 de la Real codeándose con los más grandes, con delanteros internacionales, con Pichichis con Balones de Oro, de Plata o de Bronce. Y me alegro porque Agirretxe se merece estos momentos de gloria. Ahora está en su mano que sean más que unos simples momentos, que esto se prolongue durante todo la temporada. Durante muchas temporadas. No sé cómo acabará la historia, pero algo sí tengo claro: Agirretxe no se rinde. Menudo espíritu el suyo. Y menudos golazos los tres que ya ha marcado esta temporada.

sábado, septiembre 10, 2011

REAL SOCIEDAD 2 - BARCELONA 2 Brutal remontada de valor incalculable

A veces un punto vale más que seis o siete. El de hoy es uno de esos puntos. El Barcelona bailó a la Real en la primera mitad. Pero bien bailada. Pero al Barça le pudo lo que normalmente no le puede: la arrogancia. Y lo ha pagado porque la Real se ha sacado una sacado parte de quitarse el sombrero. Como el año pasado, creyó en la remontada. Incluso creyó en ganar. Era un 0-2 ante el campeón de Liga y de Champions. Se me ocurren pocas losas más pesadas que esa. Y la Real la ha levantado. Con orgullo, con ilusión, con fútbol, con categoría. Y con suerte también, por supuesto, porque no hay otra forma de protagonizar una remontada como ésta si no se tiene suerte. Y buscándola, por supuesto. Porque hoy la Real la ha buscado. Hoy la Real ha demostrado el valor que tiene su camiseta, su escudo, su historia, su sentimiento. Esta Real, jugando así, no perderá muchos partidos. Que los elogios no cieguen a este equipo, porque si se relaja puede caer cualquier día. Pero si tiene la capacidad de frenar al Barça durante dos temporadas consecutivas, el límite está en el cielo. Heroico. Brutal. Y eso que semejante felicidad nace de empate y después de los 45 minutos más frustrantes, los primeros, que se recuerdan en Anoeta. Fútbol.

Tirando de tópico, el partido ha tenido dos caras, separadas por el descanso. A ver cómo se le explica a quien no ha visto el encuentro que en la primera mitad el Barcelona le dio un soberano baño a la Real. Sólo en los primeros veinte minutos colocó media docena de balones a la espalda de una adelantada defensa txuri urdin, desnudando los problemas que puede ofrecer el planteamiento de Montanier, sobre todo ante los equipos más capaces como este descomunal Barça. Además, la presión del centro del campo no era del todo adecuada. Mariga no está, de momento, tan conectado al equipo como para entender qué necesita en cada momento e Illarramendi corrió mucho pero no siempre escogiendo la mejor opción. Los laterales se cerraban al centro, lo que también dejaba libres las bandas (se notó más por la derecha de Estrada), pero ni aún supo cerrar las acometidas blaugranas por el centro. Los de delante ni siquiera tenían la oportunidad de estar en el partido, pero Agirretxe se fajó de manera brutalmente incansable para bajar un par de balones, para dar siquiera un poco de oxígeno a la impotente defensa de la Real. Los goles del Barça, por desgracia para la Real, llegaron muy pronto muy seguidos. Minuto 9, Xavi. Minuto 11, Cesc. Protestados ambos, pero legales, como casi todas las jugadas culés.

Dichos goles fueron consecuencia de lo que se estaba viendo sobre el césped y no merece la pena discutirlo. La superioridad del Barcelona, a pesar del entusiasta arranque de la Real, era notable. Sobreslaiente en realidad. Cesc participó en los dos goles, abriendo la jugada del primero con el pase a Alexis, que fue quien dejó el gol en bandeja a Xavi, y marcando el segundo después de un despiste general de la defensa txuri urdin tras conseguir Bravo sacar un primer remate. 0-2, minuto 11. No creo que muchos pensaran que el partido no estaba cerrado y más que decidido. Se lo creyó también el Barça, que partió con una alineación extraña (Messi, Iniesta, Villa, Mascherano o Abidal en el banquillo), que se vio ya con los tres puntos. Se puso a tocar y a tocar. Sin prisa, con pausa. Esperando el inevitable tercer gol. Solo que ese gol no llegó. A pesar de que la Real llegó a rozar la desesperación en algunos momentos y con algunas faltas que cometió, había jugadores que no se desenchufaron en ningún momento. Y ahí quien se merece un monumento es Agirretxe. Esta vez jugando solo en punta, ofreció un recital de desgaste, de lucha, de pelea y de orgullo.

La Real no encontró el ataque en ningún momento de la primera mitad. La línea de tres centrocampistas (Illarramendi, Mariga, Zurutuza) no fue capaz de dar salida al balón, y los de arriba, salvo las intentonas de Agirretxe, no consiguió hilvanar jugadas de ataque. No pareció contribuir mucho la sorpresa que Montanier se guardó esta vez en la manga. Vela se quedó en el banquillo, porque los dos goles de Agirretxe en Gijón le garantizaron su titularidad, pero la gran novedad fue cambiar a los extremos de posición. Griezmann jugó por la derecha, Xabi Prieto por la izquierda, buscando que finalizaran jugadas, algo que no pudieron hacer. Partiendo de la base de que no era el día para juzgar la efectividad de esta solución técnica, lo cierto es que el cambio no produjo efecto alguno en el partido. O quizá sí, porque fue Xabi Prieto desde la izquierda el primer realista en tirar a puerta. Fue en el minuto 43, lo que da una idea de la impotencia con la que vivió la Real en la primera mitad. Ese primer chispazo pareció despertar a la Real, aunque los efectos no se vieron hasta después del descanso. Porque lo de la primera parte era duro. "No era el espíritu de la Real", confesó Montanier de lo que vio en el primer acto. Y es verdad.

La segunda mitad ofreció un cambio radical de escenario. En muchas cosas, pero sobre todo en lo que de verdad mueve el fútbol: el estado de ánimo. La Real salió dispuesta a remontar. O, al menos, a morir matando. Agirretxe tuvo una clara ocasión de gol a los dos minutos, que no cogió portería por milímetros y que si lo hubiera hecho se habría encontrado con un Valdés batido. El 9 de la Real encontró el gol diez minutos después. Un golazo, que recuerda al primero de los que marcó en Gijón. Un gol de nueve, nueve. De cabeza y superando a un defensor más alto. Y de los que devuelven la moral, los que convierten el estado de ánimo en un jugador más. Cuatro minutos después, la Real empató el partido en una jugada extraña. Villa lanzó un pase atrás sin ningún control. Ante la sorpresa de la defensa blaugrana, Agirretxe cazó el balón y encaró a Valdés. Le regateó. Puso el corazón de todos los realistas en un puño con una vaselina que Busquets intentó sacar, y de hecho sacó, con la mano. El balón se fue al larguero. Mateu Lahoz fue a señalar penalti mientras Griezmann marcaba gol. Al final, y sin que nadie sepa cómo ni por qué, el colegiado señaló gol y enseñó tarjeta amarilla al central, en lugar de decretar penalti y expulsión.

Es lo que tiene el siempre extraño arbitraje de Mateu Lahoz, que uno puede esperarse cualquier cosa. Incluso que haga una pared con Villa. Afortunadamente, el desaguisado que protagonizó, aunque a muchos les guste este tipo de arbitraje, no tuvo incidencia en el marcador más allá de esta jugada, que sentenció de una forma que en cualquier caso no parece demasiado reglamentaria. El 2-2 puso el partido en una situación extraña. El Barcelona se adueñó de nuevo del balón de una manera salvaje, pero, en realidad, daba la sensación de estar más cerca el 3-2 que el 2-3. Montanier trató de asegurar el partido, con Cadamuro por Xabi Prieto, Aranburu por Mariga y Vela por un exhausto Agirretxe. Todo parece más defensivo que lo que había sobre el campo, pero aún así parecía más cerca la victoria que la derrota. Incluso que el empate que ya reflejaba el marcador. No es decabellado decir que el Barça se fue vivo de Anoeta. Bravo sacó por abajo un buen balón a Messi y otro por alto centrado desde la banda derecha, pero no se vio demasiado exigido. La Real, en cambio, acabó el partido a lo grande, encerrando al Barça en su área en los últimos minutos a base de córners. Alves estuvo a punto de marcar en propia puerta quitándole el gol a Iñigo Martínez, que acto seguido tuvo otra buena opción de cabeza.

La verdadera medida de la gran remontada de la Real la dio Messi, tirándose en el interior del área de Bravo en el minuto 92, buscando el penalti salvador para el Barça. Mateu Lahoz, en la única decisión clara y sin discusión de todo el partido, le enseñó tarjeta amarilla al Balón de Oro. Qué mejor muestra de impotencia que sintió el equipo blaugrana por ver cómo el txuri urdin recuperó un punto y le hizo perder dos. Al Barça le pesó una arrogancia que no suele mostrar. No tanto por la alineación, porque ese Barcelona bailó a la Real en la primera mitad. Pero lo vio todo ganado. La Real, en cambio, no lo vio perdido. Agirretxe dio una exhibición a todos los niveles. Xabi Prieto sumó otra asistencia más, Griezmann comenzó a borrar los silbidos que escuchó en el amistoso de hace unos días por sus coqueteos con el Atlético de Madrid con un gol muy importante. Los cambios contribuyeron a la fortaleza del equipo. Y, sobre todo, la Real dio una lección de fe y orgullo absolutamente inconmensurable. Fue una remontada brutal, digna de todos los elogios que a uno se le puedan ocurrir. La Real arranca con cuatro puntos en dos partidos. Dos partidos que dejan mucho buenos y esperanzadores detalles. Y sumamos un punto con el que nadie contaba. Eso tiene, sí, un valor incalculable. Ahora, a seguir rentabilizándolo.

viernes, septiembre 09, 2011

PREVIA Real Sociedad - Barcelona. La nueva Real, ante su primer gran reto en Anoeta

Si los grandes equipos se miden por las grandes gestas, la nueva Real de Philippe Montanier se enfrenta a su primer gran reto (sábado, 18.00 horas, Anoeta, Canal +). Llega a Donostia el campeón de Liga y de Champions, el Barcelona de Pep Guardiola, y lo hace en mejores condiciones que el equipo que cayó derrotado hace unos pocos meses en el estadio realista. Poco o nada se sabe de los planes que tiene Montanier para frenar al que para muchos es el mejor equipo del mundo, el que la campaña pasada sólo perdió dos partidos en Liga. ¿Se mantendrá el juego de toque exhibido en Gijón y del que el técnico txuri urdin quiere hacer bandera o habrá una apuesta más defensiva para frenar el fútbol del Barcelona? ¿Será el día para creer definitivamente que Zubieta puede darnos la alegría de sacar de nuevo un equipo campeón con la apuesta por los jóvenes canteranos? ¿Verá Anoeta caer a todo un Barcelona dos veces seguidas en unos pocos meses? La respuesta se verá sobre el césped, en uno de los partidos con mayúsculas de la temporada, el primero de exigencia máxima al que hará frente Montanier en la Real.

Montanier tiene tres bajas para enfrentarse al Barça y la más sensible está en el lateral derecho porque es una de las elecciones que hizo el entrenador txuri urdin durante el verano. Carlos Martínez, expulsado en El Molinón, se pierde el partido por sanción, lo que deja a Dani Estrada la titularidad para esta jornada. Markel Bergara y Elustondo no estarán por lesión, pero de momento no han entrado en los planes de Montanier, con lo que el efecto de sus ausencias es menor. El primero está de baja desde el comienzo de la pretemporada, por lo que aún no ha jugado, y el segundo, de momento, no tiene sitio en el once por el talento de Illarramendi. Pero más allá de lo que nos digan las bajas y la lista de convocados (que llega el viernes por la tarde en lugar de al mediodía, como era costumbre con Lasarte), parece que va a ser complicado adivinar los planes del técnico francés antes de cada partido. Su comparecencia ante la prensa fue críptica y su anuncio tras ganar en El Molinón de que le gustan las sorpresas hacen augurar muchas dificultades en aventurar un once. Y más si tenemos en cuenta que el rival es el Fútbol Club Barcelona, dado que en el anterior club de Montanier, el Valenciennes, se comparó su fútbol con el del equipo de Guardiola.

Hay tres novedades en la lista. Las ausencias de Carlos Martínez y Elustondo estaban tan aseguradas como la inclusión de Mariga y Griezmann por primera vez en la temporada. El tercer relevo es significativo. Sale Sarpong, entra Cadamuro, aunque sus opciones de ser titular parecen remotas. Con las pocas pistas que hay, siquiera del esquema que pretende utilizar Montanier, aventurar un once es complicadísimo. En todo caso, sería toda una sorpresa que la portería no la ocupara Bravo, que la defensa no la formaran Estrada y De la Bella en los laterales, con Iñigo Martínez y Demidov en el centro, que Illarramendi y Mariga no fueran dos de los tres centrocampistas y que Xabi Prieto y Vela no ocuparan dos de los puestos de ataque. El resto es una incógnita. Si Montanier mantiene el 4-3-3, lo normal es que Zurutuza complete el centro del campo (Aranburu y Rubén Pardo esperarían en el banquillo, aunque ojo a la posibilidad de que el chaval campeón de Europa con España debute a lo grande), mientras que Agirretxe (bigoleador en Gijón), Ifrán y Griezmann se juegan el último puesto del ataque. Si hay cambio de sistema, el baile de puestos y nombres es impredecible.

Anoeta registrará un lleno para recibir al campeón. Hay expectación por ver al equipo por primera vez en la temporada, después de que la primera jornada (contra el Atlético de Madrid) fuera aplazada por la huelga. En el tramo final de la temporada pasada, la Real acumuló cuatro partidos consecutivos sin perder en Anoeta, con tres victorias (una de ellas precisamente ante el Barcelona) y un empate (en la última jornada ante el Getafe, resultado que servía a ambos equipos para seguir en Primera). La victoria en Gijón en el partido inaugural de la Liga 2011-2012 aupó a la Real a la cuarta posición de la tabla, por lo que defiende plaza de Champions ante el campeón continental. El Barcelona llega con casi todas sus estrellas, sólo tiene a Piqué de baja y ha incluido a Puyol en una lista de 20 jugadores. El equipo de Pep Guardiola suele sufrir en los partidos que juega después de las fechas FIFA, pero aún así saca más de la mitad de los puntos posibles en esas jornadas. Anoeta es uno de los tres únicos campos de Primera en los que ha jugado Messi sin anotar un gol, por lo que la parroquia realista se agarra a la que la estadística se prolongue aún más.

A pesar del altísimo nivel del Barcelona a lo largo de toda su historia, la estadística de sus partidos en San Sebastián es favorable a la Real. 64 han sido los encuentros ligueros disputados entre ambos equipos, todos ellos en Primera División, 25 se saldaron con victoria txuri urdin, 17 tuvieron color blaugrana y 22 acabaron en empate. La Real sólo ha conseguido ganar al Barcelona en dos de sus últimas diez visitas en Anoeta. Excepción hecha del partido de la pasada campaña, el anterior triunfo txuri urdin data de la inolvidable temporada 2002-2003, cuando dos goles de Kovacevic obraron la remontada (2-1). La mayor goleada de la Real es el 4-1 que logró en las temporadas 30-31 (con goles de Cholín, Mariscal y dos de Bienzobas), en la que el conjunto realista quedó tercero en la Liga, y 87-88 (Górriz, Bakero y dos de Zamora), en la que los de Toshack alcanzaron el subcampeonato. El Barça es uno de los pocos equipos de cierta tradición histórica que pueden decir que la mayor goleada lograda en San Sebastián se produjo en Anoeta y no en Atotxa. Fue el 0-6 de la campaña 2000-2001, con los seis goles logrados en la primera mitad y con Javier Clemente como técnico realista.

La pasada campaña, Anoeta fue el único campo en el que el Barcelona fue vencido como visitante. Su otra derrota liguera se produjo en la segunda jornada, en el Camp Nou y ante el Hércules. La Real necesitaba ganar para preservar el histórico récord de 32 partidos sin perder de la temporada 79-80 y para sumar tres puntos que al final resultaron vitales para lograr la permanencia. El equipo de Martín Lasarte hizo un partido generoso, de mucho esfuerzo y de gran inteligencia táctica. Un Barcelona que reservó a algunos jugadores por estar en medio de su semifinal europea contra el Real Madrid apenas pudo llegar a la portería de Bravo, aunque en el único error de la defensa Thiago consiguió adelantar a los de Guardiola en la primera mitad. La Real no se descompuso y siempre pensó en la remontada. Ya en el segundo acto, Ifrán hizo el empate recogiendo en el interior del área un balón servido por Griezmann. Pudo recuperar la ventaja el Barcelona si no se hubiera anulado un gol legal a Milito. El 2-1 llegó de penalti. Zurutuza fue trabado por Mascherano y Xabi Prieto se colocó en los once metros. No falló. Y la Real ganó. Una victoria gloriosa y grande, más importante de lo que entonces creímos para garantizar la permanencia.

martes, septiembre 06, 2011

AQUELLOS MARAVILLOSOS CROMOS. Francisco Javier Urruticoetxea, Urruti

Cuando uno piensa en un jugador que haya vestido las camisetas de la Real Sociedad y del Fútbol Club Barcelona el nombre que viene a la mente de forma irremediable es el de Urruti. El de Francisco Javier Urruticoetxea. Y no porque sean sus actuaciones con la camiseta txuri urdin las que le hicieron pasar a la historia, porque eso le sucedió más con el Barça que con la Real, sobre todo con aquel penalti que paró en Valladolid en la temporada 1984-1985, dándo así la Liga a su equipo. Fue el día en que el periodista Joaquim Maria Puyal gritó aquello de "Urruti, t'estimo". En aquel momento, el guardameta cumplía su cuarta temporada defendiendo la portería blaugrana, tras haber pasado otras tres en la del Espanyol (cuando era Español). Allí había llegado después de cinco campañas formando parte de la primera plantilla de la Real. El cromo corresponde a la temporada 1974-1975. ¿Y por qué es tan importante la figura de este portero como para recordarla aquí y ahora? Porque es uno de los grandes ejemplos de cómo debe avanzar la Real.

Urruti era un gran portero, un ejemplo de la maravillosa factoría de guardametas que durante años fue la cantera de la Real. Pero tuvo que salir del club porque llegó un chaval más joven y con más cualidades que él. Un tal Luis Miguel Arconada. Y por eso Urruti fue traspasado al Espanyol. Antes de eso había jugado la nada despreciable cantidad de 79 partidos defendiendo la portería txuri urdin, compartiéndola nada menos que con Pello Artola. Con Urruti bajo palos, la Real se clasificó por primera vez para la Copa de la UEFA en la temporda 72-73. Y con él en esa posición jugó su primera eliminatoria europea, en la campaña siguiente, contra el Banik Ostrava. No deja de ser irónico que fuera en la UEFA, contra el Liverpool, cuando Andoni Elizondo decidió dar la alternativa a Arconada en el lugar que venía ocupando Urruti hasta entonces. Urruti llegó a la internacionalidad cuando ya jugaba en el Espanyol y sólo jugó cinco partidos con la selección española. ¿Quién le cerró el paso? Arconada, por supuesto. Estuvo en tres Mundiales, como suplente del realista (en España 82), antes de Miguel Ángel (en Argentina 78) y después de Zubizarreta (México 86). Zubi fue, de hecho, el guardameta que le suplió en el Barça al retirarse.

Cuando la tragedia se llevó la vida de Urruti a los 49 años, lloró más el barcelonismo que el realismo, pues allí, en la Ciudad Condal, fue se convirtió en leyenda. Perdió la vida el 24 de mayo de 2001, en un accidente de tráfico que sufrió volviendo a casa después de ver con unos amigos la final de la Champions que disputaron el Bayern y el Valencia. Sólo unos días después, el 4 de junio, Real Sociedad, Barcelona y Espanyol jugaron un torneo triangular de carácter amistoso para recordar al guardameta donostiarra. El Barça fue el triunfador. La Real empató a cero sus dos partidos de 45 minutos cada uno y su portero, ironías de la vida, fue Asper, el primer extranjero que se situó bajo palos con la camiseta txuri urdin. Urruti, pese a ser parte importante de la historia del Barcelona, también lo es de la trayectoria de la Real. Es un ejemplo de cuando el territorio guipuzcoano era en aquellos años el mejor y mayor vivero de porteros de la Liga española y de cómo la cantera de Zubieta debe funcionar, dando paso a sus jóvenes talentos aún quitándole el sitio a jugadores muy buenos. Como era el caso de Urruti, quien supo triunfar lejos de la Real.

jueves, septiembre 01, 2011

El milagro de Arteta

Cerrado el mercado de fichajes, y sin entrar a valorar el potencial de la plantilla con la que se queda la Real (para mí, notable y bastante mejor de lo que algunos creen a poco que rindan los dos fichajes), hay un aspecto muy curioso que no ha salido reflejado en la rueda de prensa que ha ofrecido hoy el director deportivo del club, Loren. La Real es uno de los dos equipos de Primera División que no ha gastado ni ingresado un solo euro este verano. El otro es el Racing de Santander, que ha fichado un jugador más que el realista, tres, y ha dado la baja a dos más que el conjunto txuri urdin, seis. Dos fichajes han llegado a San Sebastián, Vela y Mariga, ambos en calidad de cedidos, por lo que no ha habido que desembolsar cantidad alguna. Y cuatro jugadores se han marchado, Diego Rivas, Tamudo, Labaka y Sutil, todos ellos con la carta de libertad bajo el brazo y sin cobrar traspaso alguno por ellos. Curiosamente, dejamos solo al Racing en esta categoría por un ingreso inesperado: el traspaso de Arteta al Arsenal, procedente del Everton, dejara en las arcas realistas 1,2 millones de euros. Deportivamente, igual nos seguimos tirando de los pelos por aquel fracaso, pero al menos dejó dinero. Y lo sigue dejando.

Loren viene siendo un blanco tan fácil como habitual desde que asumió la dirección deportiva del club hace ya más de tres años. Desde ese momento, se han producido algunos fichajes ruinosos (Necati, Dramé, Jonathan Estrada o Songo'o serían los más claros, Sarpong está ante la última oportunidad de no ser incluido en ese grupo) que le han puesto en el disparadero tanto como las malas relaciones que ha tenido con quienes han dejado el club (Lillo no ha querido hablar de él, Diego Rivas o Tamudo le han tachado públicamente de mentiroso). Rompiendo una lanza a su favor, hay que mirar la procedencia de los dos fichajes de este verano (Inter y Arsenal) para darnos cuenta de que la exigencia ha subido sin necesidad de que esto suponga un coste mayor para las arcas del club. Insisto, la Real no ha gastado un euro en fichajes incorporando dos jugadores de equipos de élite europea y mundial, y, estando todavía en los albores de la temporada, no creo que haya muchos que piensen que la plantilla es peor que hace un año. Eso tiene mérito, y es justo reconocerlo. A veces somos demasiado destructivos con lo que tenemos, incluso aunque se tenga razón en la crítica.

Y eso que tampoco soy precisamente un fan de Loren. Me chirrían muchas cosas, pero sobre todo el tema de los porteros, porque ahí somos reincidentes y pardillos. Hace dos temporadas, Loren se plantó en la sala de prensa de Anoeta y sentenció que el club quería vender a Bravo y Riesgo. A los dos. Que Zubikarai era la apuesta del club y que necesitábamos hacer caja con dos de los mejores activos que teníamos, el chileno y el canterano. Me pareció muy bien por una simple cuestión de necesidad. Y seguro que habría salido bien, pues Eñaut respondió y, por las lesiones y ausencias de Bravo y Riesgo, se convirtió en el portero del ascenso. Pero todavía a estas alturas, y teniendo en cuenta la anunciada y escasa cantidad de dinero que pretendíamos recaudar con ambos, no me explico cómo es posible que ambos continuaran. Fue un fracaso sin paliativos de la dirección deportiva. Pues bien, esta pretemporada hubo otro nuevo anuncio de Loren sobre los porteros. Zubikarai iba a salir cedido, pues Bravo es el titular indiscutible. Y Toño Ramírez se quedaría como suplente. Loren no ha conseguido colocar a Eñaut. Ni tampoco a Toño, pues al comprobar la imposibilidad de buscar acomodo al primero se ha intentado ceder al segundo. Dos fracasos muy similares como para no tenerlos en cuenta.

Y luego está, volviendo a ese detalle con el que comenzaba, el hecho de que no producimos dinero con jugadores que no nos sirven, a diferencia de la mayoría de los equipos de nuestro entorno. Ahí se nos está marchando una opción de mejorar, por poco que sea, la salud de las arcas realistas y mantener la competitividad con nuestros rivales directos. Hay que tener en cuenta que Sutil y Labaka tenían contrato en vigor, y simplemente se les dio la baja sin negociar con nadie. Y es por esto que mi apuesta es la de renovar los contratos de jugadores que puedan ser interesantes deportivamente pero también a los que se pueda encontrar acomodo en otros clubes previo pago de un traspaso. No sé si tal y como está el mercado se habría podido sacar algo de los cuatro jugadores que dejaron la Real (Rivas se ha marchado a un equipo de Segunda y Tamudo firmó por el Rayo casi al final del periodo de fichajes), no lo digo sólo por este verano, pero no estaría de más sondear esos terrenos. Al final, da la sensación de que perdemos siempre. El Betis ha ganado 2,7 millones este verano. El Sporting, tres millones. El Betis, 2,7. El Rayo, 1,5. El Zaragoza, 700.000 euros. ¿La Real? Cero. Menos mal que Arteta nos va a dejar 1,2 millones de euros. Pero esos milagros no llegan todos los años. Sería bueno que lo tuviéramos en cuenta.