jueves, octubre 27, 2011

PARTIDOS INOLVIDABLES Real Sociedad 4 - Real Madrid 0 (1979-1980)

El primer gran capítulo de la Real campeona de los 80, aún sin serlo, fue ante el Real Madrid. Los blancos no perdían en Atotxa desde hacía 22 años. Con alguna que otra temporada en Segunda de la Real, desde luego, pero eran 22 los años sin derrotar al conjunto merengue. 22. Una barbaridad. Pero en aquellos tiempos había grandeza, había orgullo y había fútbol. Y el Real Madrid, por mucho Real Madrid que fuera, hubiera sido y siga siendo, salió goleado de Donostia. Los ya entonces viejos muros de Atotxa vivieron una jornada inolvidable, una paliza histórica, un día de gloria. Y los artífices fueron casi los mismos que poco más de un año después sellaron el pasaporte al olimpo futbolístico en aquella tarde de Gijón. La goleada pudo ser aún mayor, facilitada por las circunstancias, pero ya fue grande. Porque no lvidemos que el Real Madrid es el mejor equipo del siglo XX y la Real sólo el más grande de los pequeños, que entonces ni siquiera podía presumir aún de haberse proclamado campeón de nada. "Ormaetxea nos motivó un poco más que en otros encuentros porque él también había jugado muchos partidos contra el Madrid y no había podido ganarles", recordaba Gajate en un artículo de El Diario Vasco en 1997.

La goleada no esconde que fue un partido muy difícil que, eso sí, se puso pronto de cara. A los 13 minutos, Benito cortó con la mano un centro de López Ufarte (el mejor de los realistas; "fue López Ufarte, dentro del acierto de todos sus compañeros, quien bordó una soberana lección de fútbol: entrega, lucha, constancia, batalla en todo terreno y clase, exclesa clase", dijo de él Luis de Andía en su crónica del partido para ABC). "No es frecuente que un penalti así se señalé contra el Madrid", decía el propio De Andía en su relato del encuentro. El propio Pequeño Diablo cogió el balón y lo marcó sin que García Remón pudiera evitarlo. El Madrid plantaba seria batalla en aquellos minutos. Arconada, grande entre los grandes, tuvo que hacer varias paradas de mérito, una a lanzamiento de Pirri, otra a los pies de Santillana, un par más al inolvidable Juanito. Pasada la media hora, confluyeron todas las circunstancias para que la Real se hiciera con el partido. Lo más importante, el espectacular golazo de Satrústegui, luchando, peleando, regateando como sólo él sabía hacerlo, marchándose de la vigilancia de toda la defensa madridista y haciendo el 2-0 por bajo y con el pie. Casi al mismo tiempo, el Madrid perdía a dos jugadores por lesión. Benito y Stielike abandonaban el campo.

Una de las claves del partido, dicen las crónicas de la época, fue el partidazo de Kortabarria, que salía constantemente de su posición de central para incrustarse en el centro del campo y que hizo un formidable marcaje a Santillana. Los últimos minutos de la primera mitad fueron un constante aatque madridista que la Real supo aguantar con la firmeza que acostumbraba a mostrar en defensa en aquellos años. ¡Y es que vaya defensa que tenía Ormaetxea a su disposición! El 2-0 al descanso era una renta fantástica, quizá algo abultada en ese momento para los méritos de unos y otros. Pero al volver de los vestuarios, en el minuto 50 se acabaron todas las posibilidades de hacer algo en el partido para el Madrid. Del Bosque fue expulsado con roja directa por propinar un puñetazo a Periko Alonso. Eso allanó el terreno a la Real, que tuvo toda la segunda parte para disfrutar del fútbol a sus anchas... y para hacer disfrutar a una grada enloquecida de felicidad. El árbitro, que repartió errores, anuló un gol a Alonso ya con 3-0 en el marcador y no pitó un penalti reclamado por Satrústegui. Pero daba igual. El equipo txuri urdin estaba desmelenado y dispuesto a hacer historia a lo grande.

Y la hizo, rememorando el 4-0 de la temporada 1929-1930 (dos goles de Belauste, y uno de Kiriki y Cholín) y repitiendo la mayor diferencia de goles alcanzada contra el Madrid en San Sebastián (la del inolvidable 6-2 de la 1950-1951: tres de Igoa, Caeiro, Epi y Basabe). Zamora hizo el tercer gol con un gran disparo raso tras el despejo de un corner. Y Heras, que había salido en el descanso por Idígoras, colocó el 4-0 final rematando una dejada de cabeza de Satrústegui. La Real no ganaba al Madrid desde la campaña 56-57. Y en aquel momento no sólo ganó, sino que vapuleó al vigente campeón de Liga y al ganador del torneo en aquella temporada que, en realidad, debió significar el primer título para la Real. Era el noveno partido de Liga y el equipo de Ormaetxea aún no conocía la derrota. Nadie podía imaginar que estaría 32 partidos sin perder. Nadie podía imaginar tampoco el cruel desenlace que tendría aquel campeonato para la Real. Nadie lo podía imaginar, porque en aquel momento la felicidad era absoluta por haber contemplado un partido histórico, por haber vivido un día grande, por haber disfrutado como tantas veces la magia que hay en tener el corazón txuri urdin.

Real Sociedad (Alberto Ormaetxea): Arconada, Gajate (Gorriz, 84'), Celayeta, Kortabarria, Olaizola, Diego, Alonso, Zamora, Idígoras (Heras, 45'), Satrústegui y López Ufarte.
Real Madrid (Vujadin Boskov): García Remón, Pirri, San José, Benito (García Navajas, 37'), Camacho, Ángel, Stielike (Portugal, 36'), Del Bosque, Juanito, Santillana y Cunningham.

Goles: 1-0, minuto 13, López Ufarte (penalti); 2-0, minuto 36, Satrústegui; 3-0, minuto 61, Zamora; 4-0, minuto 75, Heras.

Árbitro: Fandós. Tarjeta roja a Del Bosque (50').

Atotxa, lleno absoluto.

El Diario Vasco: "La Real arrasó al Madrid".
ABC: "Exhibición de la Real Sociedad ante un desafortunado Real Madrid".
Mundo Deportivo: "Goleada histórica de la Real Sociedad".

1 comentario:

Unknown dijo...

Aquel partido lo viví en directo, entre la hinchada de la Rea, con un gran amigo igual de madridista que yo. A ambos nos pareció un atraco a mano armada desde el minuto uno hasta el noventa. la Real dio patadas hasta en el carné de identidad, el segundo gol fue un flagrante fuera de juego. A Juanito, a Santillana y a Cunningham los frieron a patadas y, de hecho, cazaron a Stielike (creo que fue Gajate) y lo mandaron al hospital. En la segunda parte, Del Bosque, harto y tan poco profesional como ha sido siempre (de jugador y de entrenador) se cabreó y le dio un puñetazo a un defensa, no sé a quién, cuando todavía había posibilidades de hacer algo (el eterno Gómez había tirado al palo dos minutos antes). Lo mejor del partido es que la gente que nos rodeaba, por supuesto hinchas de la Real... ¡nos dieron la razón en casi todo! Y nos pasaron las botas cada vez que ellos bebían. En fin, gente de fútbol que veía las cosas como eran.
Y lo mejor de San Sebastián, o al menos de ese fin de semana, de los primeros que pasaba con mi novia, fue la comida en Arzak cunado todavía no era Arzak, no sé si me entendéis... ¡La mejor merluza en salsa verde que he tomado en mi vida! Y Juanmari, de conversación y copas (él no bebía, pero vació la bodega para nosotros, íbamos recomendados por un amigo común) con los "madridistas" ¡hasta las ocho de la noche! Y porque tenía que empezar a preparar las cenas. Buen fin de semana, buena gente, buena Real, buen Madrid y horroroso árbitro. Muy normal por aquel entonces, digan lo que digan. ¡Y a Arconada le daba "asco" jugar en el Bernabéu! Lo goleó el Castilla. El que nace tonto, tonto muere.