martes, diciembre 27, 2011

Diez momentos inolvidables para la Real Sociedad en 2011

Hay muchas formas de resumir un año. En doce meses se producen docenas de acontecimientos significativos en la vida de un equipo de fútbol, y la Real no es una excepción. Han pasado muchas cosas en 2011, muchas positivas y algunas que no lo han sido tanto. Pero como estamos en fechas navideñas, pensemos que compensa mucho más acordarse sólo de lo bueno. No habrá en este pequeño resumen derrotas, declaraciones hirientes, polémicas, lesiones o partes de la cara más amarga del fútbol. Estos son los diez momentos más hermosos para el equipo txuri urdin del año que está a punto de finalizar. Son instantes inolvidables, goles para el recuerdo y figuras para engrandecer la historia de este maravilloso club. Para que nadie busque comparaciones de esas que por lo visto ahora no gustan, son cinco de la segunda parte de la pasada temporada y cinco de la primera de la presente.
· El 0-4 al Getafe (15 de enero)
La Real cerró la primera vuelta de la pasada temporada con una memorable goleada. Más memorable de lo que se destacó en su momento. Puede que a muchos les pasara inadvertido el dato, pero el equipo txuri urdin sólo ha conseguido un resultado más contundente que aquel que logró en Getafe jugando fuera de casa, en Primera División y en toda su historia: el 0-5 conseguido en Oviedo en la temporada 1997-1998, en la que la Real fue tercera en la Liga. Xabi Prieto abrió la cuenta del partido de Getafe de penalti, claro penalti. Griezmann hizo el 0-2 antes del descanso con un disparo perfecto a centro de Llorente. Y en los minutos finales fue Aranburu, saliendo desde el banquillo, quien culminó dos magníficos contraataques para poner en el marcador aquel 0-4, que se consiguió ante una más que nutrida representación de la afición realista.
· Cae en Anoeta el todopoderoso Barça (30 de abril)
Quedaban seis jornadas para el final y llegaba el Barcelona a Anoeta. Lo hacía sin perder un partido como visitante en toda la Liga y después de 31 jornadas sin conocer la amargura de la derrota. El récord de la invicta Real de la temporada 1979-1980 estaba en juego y era el propio equipo txuri urdin el que tenía que defenderlo. Lasarte planteó un partido fantástico, pero aún así el todopoderoso Barcelona, con algunos suplentes por su semifinal de Champions ante el Real Madrid pero también con muchos titulares, se adelantó en la primera mitad. En la segunda, tras cambios acertadísimos de Lasarte, Ifrán hizo el empate. Y pocos minutos después Xabi Prieto, de penalti, hizo el 2-1. Una remontada maravillosa ante el posterior campeón de Liga y Champions, que mordió el polvo en Anoeta, en el único partido que perdió como visitante en el torneo liguero.
· El salvador gol de Aranburu al Zaragoza (11 de mayo)
Haciendo caído derrotada la Real en todos los partidos de la segunda vuelta jugados lejos de Anoeta, el duelo ante el Zaragoza, a tres jornadas del final, se convirtió en un partido más que decisivo. Y se jugaba en San Sebastián, donde no se podía fallar. La Real salió al campo con decisión y en una buena primera mitad se adelantó con un gol de Tamudo. Uno de pillo, de los suyos. El Zaragoza empató con una falta directa ejecutada por Gabi. El partido se abrió y hubo ocasiones en las dos porterías. Pero la Real se lanzó con furia a por la meta rival. Encerró al Zaragoza en su área. Y encontró el merecido premio en el minuto 90. Aranburu cazó un balón en la frontal del área y disparó. Con o sin rebotes, el balón entró. La Real ganó. Con estos tres puntos, alcanzó los 44. La salvación virtual. Y el capitán engrandecía así su leyenda.
· La permanencia con el gol de Sutil (21 de mayo)
No había merecido la Real llegar a la última jornada sin tener la salvación ya en el bolsillo, pero su mala segunda vuelta como visitante y las dos derrotas en Anoeta contra sendos colistas, Hércules y Málaga, le condenaron a jugárselo todo en el último encuentro, además contra un Getafe que tampoco estaba salvado. Se adelantó el equipo madrileño, sembrando las dudas en todo corazón txuri urdin. No obstante, las derrotas, ambas en casa, de Mallorca y Deportivo, impidieron que la Real ocupara puesto de descenso en toda la jornada. De hecho, no los pisó en toda la temporada. Sutil, a falta de veinte minutos para el final puso el empate. Las tablas servían a ambos equipos para seguir en Primera, así que el duelo acabó ahí. Fue el Depor de Miguel Ángel Lotina, qué irónica es la vida, el equipo que se fue a Segunda. Poco sabía Sutil que ese iba a ser su último partido y su último gol con la Real.
· El manteo a Diego Rivas (21 de mayo)
Al acabar el último partido de la temporada, y con la alegría de la permanencia ya conseguida, llegó el momento de las despedidas. El manteo a Tamudo fue una muestra de agradecimiento a un jugador que, con unos números impresionantes en la historia de la Liga, decidió vestir un año de txuri urdin. El de Diego Rivas ya aquel día se pudo entender como el final de una era. El mediocentro manchego se ganó a pulso el cariño de la afición, siendo parte esencial de la Real que ascendió y de la que se mantuvo en Primera. Se bajó el sueldo cuando peor lo estaba pasando el club en materia económica. Pero el director deportivo, Loren, mantuvo abierto con él un frente que nunca tuvo mucho sentido. Lloró emocionado en el banquillo al ser cambiado y nos emocionó a todos. Su marcha y la de Martín Lasarte forman parte de lo mismo, pero todo el simbolismo de aquel día se lo quedó el jugador porque al técnico uruguayo no se le pudo agradecer lo que hizo por la Real en el césped de Anoeta.
· Otra remontada ante el Barça (10 de septiembre)
Segundo partido de Liga y primer gran reto de la Real de Philippe Montanier. El naufragio que supuso el primer tiempo se saldó con un claro 0-2, que hacía augurar una goleada de escándalo. Afortunadamente para la Real, el Barça optó por controlar el juego y no agrandar el marcador. En la segunda mitad la Real se transformó, bordó el fútbol, asfixió al equipo blaugrana con su presión y remontó. Primero marcó Agirretxe de cabeza. Después Griezmann culminando un jugadón del mismo Agirretxe que había repelido el larguero. Y pudo ganar en los minutos finales del encuentro, en los que acabó arrinconando en su área al equipo de Pep Guardiola. Quién lo iba a decir. El Barcelona jugó 64 partidos oficiales en 2011. Ganó 46, empató 13 y perdió cinco. De esos cinco equipos victoriosos, sólo la Real ha salido invicta de todos sus duelos contra el equipo blaugrana. Impresionante.
· El gol de Iñigo Martínez al Athletic (2 de octubre)
No es fácil que se vea el nombre de un jugador de la Real cuando a final de cada año se eligen los mejores goles de los últimos doce meses. Pocos hubieran apostado además por el de Iñigo Martínez, un central debutante en Primera División, como el autor del tanto más impresionante que ha visto Anoeta en su historia, cercana ya a los veinte años. En el derbi contra el Athletic de Bilbao cogió el balón en su propio campo y realizó el disparo más perfecto que hemos visto en mucho tiempo. El balón cogió la altura necesaria, la dirección adecuada, y la curva ideal para que Gorka Iraizoz no pudiera hacer nada para detenerlo. En aquel momento era el empate a uno de un encuentro jugado en un horario matinal extraño para un derbi vasco. Lástima que no sirviera para sumar ni un solo punto, pero eso no empaña una obra de arte como ésta.
· Iñigo Martínez vuelve a hacerlo (26 de noviembre)
Iñigo Martínez se empeñó en salirse de las tablas marcando su segundo gol desde el centro del campo en la misma temporada, ni dos meses después del primero. Y éste, además, lo anotó en el minuto 92 y valió tres puntos. Mejor, imposible. Iba ganando la Real en el Benito Villamarín por 0-2, pero se dejó empatar inexplicablemente y gracias a un cambio defensivo que orquestó Montanier. El partido estaba más para el 3-2 que para el 2-3. Pero el bravísimo central txuri urdin robó el balón muy cerca de su área, se apoyó en un compañero para avanzar hasta el centro del campo y desde allí lanzó otra bomba inteligente, con más altura que la del derbi pero todavía con más precisión, golpeando el larguero antes de entrar, dar la victoria a la Real y salvar la cabeza del entrenador francés, que un minuto antes estaba más que destituido.
· Remontada al Málaga con goles de lujo (4 de diciembre)
La Real no es un equipo de grandes remontadas. Alguna de gran trascendencia tiene a lo largo de su historia, pero no son demasiado amplias. Quizá por eso se disfrutó tanto de la que tuvo al Málaga como rival. En el minuto 89, el conjunto txuri urdin perdía por 1-2. Cuando pitó el árbitro, el resultado era de 3-2. Con todos sus delanteros sobre el campo, la Real atropelló al conjunto andaluz. Vela hizo un golazo de chilena cuando el reloj estaba a punto de llegar al minuto 90. Pocos creían en la victoria, pues el gol se celebró ya como un triunfo. Pero ésta llegó. Agirretxe colocó el balón dentro del área, Ifrán lo bajó, dio un toque sutil para colocarse la bola y después otro para introducirla en la portería como si nada. Dos golazos brutales que hicieron enloquecer a Anoeta. Por segunda semana consecutiva, una milagrosa victoria en el descuento evitó la destitución de Montanier.
· Goleada al Granada en la Copa (13 de diciembre)
La memoria suele ser selectiva y muchas veces sólo recuerda el éxito o el fracaso, no cómo se consiguió. Si eso juega a favor de Montanier, cuando dentro de un tiempo se hable de que eliminando al Granada se rompía una racha de 23 años sin superar a un equipo de Primera División en la Copa, se acabará olvidando el nefasto partido de vuelta. La ida sí será hermosa de rememorar. 4-1 en un partidazo que sirvió para que la afición se congraciara con Griezmann, autor del primer tanto y de la mayoría de las acciones de peligro. Xabi Prieto, que regresaba de una lesión, hizo el segundo y el tercero. El Granada marcó el 3-1 y puso la eliminatoria en peligro, pero Ifrán aprovechó sus escasos minutos para hacer el 4-1 definitivo en el último suspiro y con un perfecto disparo desde la frontal del área. La Copa también sirve para gozar, aunque un par de generaciones de realistas ya ni se acordaran de ello.

viernes, diciembre 23, 2011

Una oportunidad de oro... pero con serias dudas

Siempre he defendido el enorme valor de la Copa del Rey. No sólo da una plaza para competir en Europa, sino que, sobre todo, te convierte en campeón con mucha más facilidad que luchando durante 38 jornadas. Hoy, además, la Liga es un imposible para 18 equipos de Primera y la Copa, en cambio, no. Llevo 23 años bebiendo con amargura aceite de ricino cada vez que la Copa mandaba a la Real a niveles mediocres, con actuaciones normalmente vergonzosas y eliminaciones más que seguras. Algún pequeño momento de gloria, como aquel 4-1 al Real Madrid en 1993 o incluso la eliminación del Zaragoza en Anoeta en 2008 cuando ambos transitábamos por la Segunda División. Después del sorteo celebrado hoy, veo que 2012, el año en el que se cumplen el 25º aniversario del título de Copa logrado en Zaragoza, aquella noche en la que Arconada detuvo el penalti decisivo, nos ofrece una oportunidad de oro para seguir soñando con este torneo.

No estoy diciendo, ni mucho menos, que la Real tenga un camino fácil hasta la final. No tiene nada que ver, por ejemplo, con el nivel de los rivales que tuvo que eliminar el conjunto txuri urdin en su trayecto hacia el título de 1987. Entonces jugó contra Baskonia, Montijo, Villarreal, Eibar, Mallorca Atlético y Athletic de Bilbao, el único equipo de Primera y ya en semifinales. Ahora, previsiblemente, sus obstáculos antes de una soñada final serían Mallorca, Athletic de Bilbao y Espanyol o Racing, quedando para la final el Madrid o el Barcelona que se enfrentan en cuartos. Y todo ello sin contar con las siempre inevitables sorpresas en la Copa que podrían colocarnos a un rival de inferior categoría en cuartos o semifinales, o, insisto en que soñar es gratis, otro distinto de los dos grandes en la final. Pero es que los siete primeros clasificados de la Liga van por el otro lado del cuadro. Sólo jugarían contra la Real en una final. Es por ello que hay una buena oportunidad de hacer historia, negarlo sería una estupidez. Y lo digo sin dejarme llevar por la euforia tras haber eliminado a un equipo de Primera 23 años después del anterior. En absoluto. Lo digo mirando el calendario y el potencial de la Real.
Pero tengo mis dudas, que proceden en su mayor parte del partido que planteó Montanier en Granada. Todavía no me lo puedo creer, no consigo quitármelo de la cabeza y, por supuesto, no encuentro una explicación coherente a lo que vi. No me sorprendió, porque en realidad forma parte de la rutina en la que estamos metidos desde que el francés es entrenador de la Real. Pero no me gusta porque mina mi confianza en el equipo. Entiendo que también la de otros muchos. Y me temo que incluso la de algunos jugadores. Muchos años he apostado con una amiga a que eliminaríamos por fin a un Primera. Este año no lo hice y le explique que era, ni más ni menos, que porque no podía tener claro cómo iba a afrontar Montanier la primera eliminatoria ante el Granada. Después de la ida, el mejor partido de la temporada, pensé que me había equivocado esquivando la apuesta. Después del partido de vuelta, lamenté que mis razones siguieran vigentes. Montanier ve escenarios tan extraños a la hora de preparar los partidos y los afronta tan mal que es imposible saber qué Real nos vamos a encontrar en el doble duelo contra el Mallorca del próximo mes. Y así es imposible saber si aspiramos a ganar el título.

Como contra el Granada en dieciseisavos, jugaremos la ida de los octavos contra el Mallorca en Anoeta. Y dado el nivel de confusión y sorpresa que reina sobre las decisiones de Montanier, no me atrevo a decir si eso es bueno o malo, como tampoco sé decir si afectará positiva o negativamente jugar en casa la vuelta de unos hipotéticos cuartos o semifinales (eso es lo que entiendo del cuadro que se ha publicado, no puedo estar seguro de que sea así porque sólo se informa del Real Madrid y del Barcelona, de ese ya previsto enésimo duelo del siglo en cuartos de final, que tendrá su segundo acto en el Camp Nou). Es que no lo sé. No sé qué esperar de la Real. Y eso es exactamente lo que me angustia esta temporada. En otras condiciones, tanto cambio y tanto movimiento novedoso podría ser positivo, porque los rivales no sabrían por dónde esperarnos. Pero es justo al contrario. Todo eso hace que la Real no sepa en realidad lo que hace, a qué juega, qué pretende. No lo supo en Zaragoza, en Granada, en Vallecas, en Sevilla, en casa contra el Madrid o el Getafe, en la primera parte contra Barcelona y Athletic.

Y ahora es cuando más maldigo esa mala racha de ocho partidos sin ganar en la que nos sumió esa ristra de decisiones incoherentes y equivocadas. Si la Real hubiera sumado en aquellos encuentros tres o cuatro puntos más, nada del otro mundo viendo los rivales que tuvo y el nivel que exhibieron, ahora podría haberse centrado en la Copa del Rey hasta el próximo 8 de febrero, fecha de la vuelta de las semifinales. Podría haber puesto toda la carne en el asador para tratar de hacer historia una vez en la competición del KO y dejar un poco de lado los partidos de Liga. Pero no puede hacerlo. No tiene ese margen de maniobra porque el descenso está a dos puntos. Y si superara todas eliminatorias, tendría que alternar esos partidos con los viajes a Mestalla y Nou Camp y las visitas a Anoeta de Osasuna, Atlético y Sporing. Cualquier pinchazo en casa, dado que no confío en que Montanier plantee partidos para ganar en campos como los que visitaremos, puede devolvernos a los puestos de descenso con facilidad. Conjugar eso con una eliminación copera, y ya veremos si ésta puede tener además cierto grado de trauma (como lo habría tenido caer en Granada, y no estuvimos tan lejos), ofrecería un escenario complicado para luchar por la permanencia.

Se lo pida a Papá Noel, a los Reyes Magos o al Olentzero, tengo claro cuál es el regalo que quiero para estas Navidades. Sentido común para Montanier. Con eso nos irá bien porque, siempre insistiré en ello, tenemos buenos jugadores. Y con una pizca de suerte, igual es más que bien. En cualquier caso, feliz Navidad para todos los que tenéis el corazón txuri urdin.

jueves, diciembre 22, 2011

GRANADA 2 - REAL SOCIEDAD 1. Montanier lleva a la Real al borde del ridículo

Parecía imposible, pero Philippe Montanier se ha vuelto a superar una vez más, colocando al equipo en una tesitura de sufrimiento absurda, innecesaria e imprevista incluso por los más agoreros. La Real ha conseguido una histórica clasificación para los octavos de final de la Copa del Rey. Histórica, como se ha venido repitiendo hasta la saciedad, porque hacía 23 años que se no eliminaba a un conjunto de Primera en esta competición. Sin embargo, y a pesar de la clara superioridad y goleada del partido de ida, en el minuto 82 de partido estaba a un solo gol de caer eliminada. ¿Por qué? Porque al técnico francés no se le ha ocurrido otra cosa que colocar a todos sus defensas sobre el campo, en un planteamiento no ya ultradefensivo sino directamente disparatado, una invitación a sufrir hasta el final y un aliado más en el camino de la gesta que el Granada buscó, con una honradez digna de elogio, hasta el final. Un gol de Agirretxe sentenció una eliminatoria que sólo los desvaríos sin sentido del técnico txuri urdin pudieron poner en peligro. Al borde del ridículo estuvo la Real. Y eso, por mucha clasificación histórica de por medio, es imposible de ocultar.

Cuando uno coge la alineación de la Real, lo menos que espera es reconocer a su equipo. No resulta en absoluto descabellado decir que lo más reconocible hoy del conjunto txuri urdin fue su camiseta. Y salió a jugar con la amarilla, con eso se dice todo. Menos mal que el técnico francés dio descanso a Mikel González y se dejó a Carlos Martínez en el banquillo, quizá por vergüenza torera o quizá pensando en un cambio defensivo más en caso de que el marcador fuera favorable a los intereses de la Real, quién sabe. Lo curioso del caso es que parece realmente difícil saber con qué esquema saltó hoy el equipo al Nuevo Los Cármenes. Quizá lo más acertado sea decir que lo hizo con una línea de cuatro formada por Estrada, Iñigo Martínez, Ansotegi y Cadamuro, con Demidov de cuatro, Mariga y Pardo por delante de ellos y De la Bella como extremo izquierdo, quedando sólo Xabi Prieto e Ifrán como islas ofensivas sin oportunidad real de cambiar el partido. Pero, en realidad, no fue así. En cada ataque del Granada, Demidov se colocaba como tercer central y De la Bella empujaba desde el lateral a Cadamuro para ser el cuarto. Es decir, una innovadora e imposible defensa de seis.

Semejante despropósito convertido en planteamiento táctico tuvo dos efectos, los dos, por supuestos, muy negativos para la Real. Por un lado, supuso un ninguneo en toda regla a los dos reclamados jugadores que encontraron hueco en el once, Diego Ifrán y Rubén Pardo. El primero, que tengo la impresión de que estará meditando muy seriamente volver a su país, tenía la heróica misión de pelear por balones imposibles. El segundo, mirar como la mayoría de envíos se realizaban por encima de su cabeza. Y por otro lado, Montanier estaba invitando al Granada a soñar con la gesta de ganar 3-0 a la Real. Cada jugada de ataque de los locales era una agonía para los defensas realistas. La pobladísima línea hizo un trabajo espectacular que evidencia que el equipo tiene mucho más carácter del que habitualmente se le reconoce, porque hay que tener mucho carácter para aguantar un asedio de 90 minutos sabiendo que cada jugada va a terminar al borde del área, con un centro, con un córner o, en el peor de los casos, en un remate. Y es que es imposible aguantar así con el marcador a cero. Quizá Montanier no quiso decir en la rueda de prensa previa al partido que había que jugar como si la eliminatoria estuviera 0-0, sino que ese resultado era la mayor de sus ansias.

Y como era imposible mantenerlo, el primer gol acabó llegando. Muy pronto, además, lo que daba vida a la elimiantoria. A los 15 minutos, un balón pega en la mano de Iñigo Martínez. El penalti que no se quiso señalar a favor de la Real en el derbi ante el Athletic aquí no generó la más mínima de las dudas a un Mateu Lahoz muy valiente con jugadores de la trayectoria en Primera del propio Iñigo o Zubikarai, al que reprendió en el minuto 20 por perder tiempo. Siqueira lo lanzó y marcó el 1-0. Al Granada le quedaban 75 minutos para lograr dos goles, y la primera parte fue una tortura para la Real en la que cada jugada evidenciaba que las elecciones de Montanier para afrontar este partido de vuelta eran poco menos que una locura. Sólo Pardo aproximándose a la frontal del área rival e Ifrán luchando como un poseso y ganando incluso algunos balones hicieron algo por dar un respiro no ya al equipo sino al pobre aficionado que se veía sufriendo en la eliminatoria mejor encarrillada por la Real desde hace incontables años. Aunque no pudo detener el penalti, Zubikarai volvió a enfundarse el manto del salvador con dos grandísimas intervenciones. Lo rocambolesco del asunto es que el Granada no le exigió más en la primera parte, pero el regalo de Montanier fue tan grande que la sensación de agobio era total y absoluta.

El comienzo de la segunda mitad, después del generosísimo esfuerzo del Granada, niveló un tanto las cosas. Pardo asumió el mando del equipo y comenzó a mover bien la pelota, con lo que el equipo andaluz sufría cada vez más para llegar a la portería de Zubikarai. En un pase de Pardo, uno de los peores que dio en toda la noche todo hay que decirlo, Ifrán estuvo a punto de marcar. Con todo su tesón y no se sabe muy bien cómo, ganó la posición entre dos defensas y consiguió rematar de cabeza, provocando la parada del meta local. Fue la primera y única ocasión de gol de la Real con el planteamiento y los jugadores iniciales de Montanier. Y la tuvo Ifrán, el delantero, Sarpong aparte, en el que menos confía el técnico francés. Si uno fuera muy malpensado, daría la sensación de que sólo dio la titularidad a sus habitualmente denostados Ifrán y Pardo para que este partido fuera una debacle y estuviera cargado de razones la próxima vez que se le preguntara por ellos. Pero habrá que pensar que Montanier quiere el bien de la Real, y por eso sólo cabe hablar de su mucho más que erróneo planteamiento para disputar el partido.

Eso también quedó en evidencia pocos minutos más tarde. Ya estaba el 2-0 en el marcador, obra de Geijo, y la eliminatoria quedaba pendiente de un hilo y con la Real mirando de frente a un abismo que hace pocas horas, antes de conocer la alineación, parecía imposible. El equipo txuri urdin pedía a gritos centrocampistas que controlaran el partido, esos que Montanier decidió dejar en el banquillo. Pero el técnico optó por cambiar la delantera. Su primer cambio fue quitar a Ifrán y meter a Agirretxe, manteniendo todo el esquema inicial que tan nefasto resultado estaba dando. El segundo, apenas dos minutos después, devolvió mínimamente la racionalidad al equipo. Entró Llorente por De la Bella y Agirretxe se fue a la banda, después de perder dos minutos corriendo en la punta de ataque. Sólo con eso, e incluso sin necesidad de meter peloteros en el centro que supieran aguantar el balón, la Real consiguió no sólo ya frenar al Granada sino de disponer de dos claras ocasiones de Llorente, algo lento (¿desesperado por lo que estaba viendo?), que le sirvieron primero Xabi Prieto y después Agirretxe. No hay más que imaginar lo que habría pasado si la Real hubiera presentado un once lógico desde el inicio. Fue el 9 realista el que marcó el 2-1 que cerraba, ahora sí, la eliminatoria, en un córner muy mal defendido por el equipo local, que a pesar del mazazo intento irse hacia la portería de Zubikarai en los últimos minutos.

Nunca un hecho histórico como pasar de ronda ante un equipo de Primera División dos décadas después dejó tan mal sabor de boca. Montanier demostró, una vez más, que el sentido común no es lo suyo, que le gustan las apuestas rocambolescas que los aficionados (y me apuesto a que probablemente también los jugadores, por lo menos algunos) no son capaces de entender. Y no las entienden porque facilitan el trabajo a los rivales. Hoy el Granada ha sido un equipo honesto y valiente, pero en el fondo limitado. Da pánico pensar qué habría pasado ante un conjunto de más envergadura, como el Athletic de Bilbao, el Sevilla o el Valencia. Pero lo que verdaderamente genera terror es, después de haber visto cómo quería Montanier defender tres goles de ventaja ante el Granada, intuir cómo jugará la Real en el Camp Nou o en el Santiago Bernabéu. Porque hoy la Real sólo ha rozado el ridículo en el marcador, ridículo que ha alcanzado con su propuesta futbolísticos. Pero, jugando así, de esos dos campos se llevará dos sacos de goles de un tamaño inmenso. Y, como caben pocas dudas de que Montanier hará alguna de las suyas esos días, tendremos la ocasión de comprobarlo. Ganamos, pasamos a octavos y estoy con un cabreo impresionante. Qué cosas, que luego hay que escuchar que si se criticaba a Montanier era porque perdíamos.

martes, diciembre 20, 2011

PREVIA Granada - Real Sociedad. A rematar la faena

Después de la gran faena del partido de ida, toca rematarla para pasar de ronda y dignificar de una vez el significado de la Copa del Rey para la Real (miércoles, 21.00 horas, Nuevo Los Cármenes, Canal + Liga 2, PPV). Además de la superioridad futbolística que se vio en Anoeta, tres goles tienen que ser una renta más que suficiente para pasar de ronda en el torneo del KO ante el Granada y enterrar así una nefasta racha de 23 años sin que el conjunto txuri urdin elimine a otro de Primera División. Si no lo fueran, sería una debacle en la que nadie quiere pensar, y más teniendo en cuenta la buena racha en la que se encuentra el conjunto de Philippe Montanier, que ha sido capaz de sacar sendos empates con diez jugadores en sus dos últimos encuentros ligueros, ambos como visitante. Será el último partido de 2011, y hay que confiar en que el año tendrá la mejor despedida posible colocando la bola de la Real en el sorteo de los octavos de final. Está en la mano, pero en el fútbol siempre hay que rematar.

Montanier sólo ha dado descanso a tres jugadores esta semana: Bravo y Griezmann, que ya están de vacaciones en su país (no olvidemos que la competición acaba este año con la vuelta de los octavos de Copa), y Mikel González. Sin embargo, a ellos se suman otras bajas. Además de las ya conocidas de Illarramendi, Elustondo y Markel Bergara, tampoco estará en Granada Carlos Vela, debido a una contractura. El mexicano fue uno de los que descansó en el partido de ida, por lo que de momento está inédito en esta competición. El resto de los jugadores que integran la primera plantilla, además del ya más que habitual en las listas Rubén Pardo, serán quienes busquen el histórico logro de apear a un Primera de la Copa después de aquellas gloriosas semifinales ante el Real Madrid del año 1988. Algunas pistas ya hay sobre el once, pero en realidad el técnico francés podría sorprender de muchas maneras.

Asumiendo que mantendrá su 4-3-3 predilecto y que Zubikarai repetirá como portero titular (ya jugó el partido de ida, pero Toño Ramírez tiene sus opciones), hay tantas certezas como dudas. La ausencia de Mikel González parece dejar el centro de la defensa en manos de Iñigo Martínez (que no jugará en la primera jornada liguera del año por su expulsión en Santander) y Demidov, aunque no se puede descartar a Ansotegi. En los laterales, De la Bella parece fijo en la izquierda tras no estar en Santander, y la derecha se la jugarán Carlos Martínez y Estrada, sin que esté nada claro quién ganará esa pugna. Mariga, tras ver cómo Demidov le adelantaba en el último partido por un puesto en el once, será titular. Junto a él, Aranburu, Pardo y Zurutuza se juegan las dos plazas restantes, aunque visto el experimento de El Sardinero quizá no es absolutamente improbable que Cadamuro tenga una oportunidad ahí. Delante sería muy extraño que no jugaran Ifrán, Xabi Prieto y Llorente, con lo que Sarpong y Agirretxe esperarían su oportunidad en el banquillo.

El 4-1 del partido de ida decanta la eliminatoria claramente en favor de la Real, pero la Copa es un torneo traicionero. No hay que olvidar que la Real lleva 23 años sin superar una ronda copera contra un equipo de Primera División ni las cuantiosas decepciones contra conjuntos de inferior categoría que ha vivido en ese tiempo. Los de Montanier están ante una oportunidad histórica de dar un pequeño pasito en la Copa y pensar, por qué no, en que ganar este título es posible. Lo hizo en 1987 por primera y única vez en su historia, hace ya casi 25 años. Aquel es el último título conseguido por la Real y por un equipo vasco.El conjunto txuri urdin llega a este encuentro después de seis partidos sin conocer la derrota, cinco de Liga más el de ida de esta eliminatoria. El Granada, a pesar de caer goleado en Anoeta hace una semana, ha ganado dos de sus cuatro últimos partidos de Liga y sólo ha perdido uno. Como local, ha vencido en tres de los nueve encuentros que ha disputado, todos por la mínima. La Real ha logrado dos victorias a domicilio y sólo el resultado de Vallecas (4-0) bastaría para ser eliminada.

El partido de ida fue, probablemente, la mejor actuación de la Real en lo que llevamos de temporada y su mayor goleada hasta el momento. Comenzó el partido con un ritmo frenético y a los siete minutos ya ganaba el equipo txuri urdin por 2-0, tantos logrados por Griezmann, rematando de volea un sensacional envío a pierna cambiada de Cadamuro, y Xabi Prieto, remachando a la red sin portero un balón que había peleado Llorente y que había robado el propio Griezmann. Tras mostrarse Zubikarai tan decisivo como cuando fue titular en segunda, y ya en la segunda mitad, Xabi Prieto hizo el segundo de su cuenta y el tercero de la Real rematando un pase de De la Bella tras una jugada iniciada por Griezmann, quién si no. El Granada acortó distancia mediante Geijo y pareció dejar la eliminatoria demasiado abierta para los méritos de los de Montanier, pero Ifrán, aprovechando los pocos minutos de los que está gozando esta temporada, marcó un golazo desde la frontal del área que colocó el 4-1 definitivo en el marcador. Para levantar la eliminatoria, el Granada tendrá que ganar por 3-0 o por cuatro goles de diferencia si la Real marca.

domingo, diciembre 18, 2011

RACING 0 - REAL SOCIEDAD 0 Doble injusticia, punto valioso

La Real ha vivido hoy una doble injusticia en El Sardinero. Por un lado, la arbitral, la que le ha vuelto a dejar con diez jugadores en un partido en el que no lo ha merecido. La expulsión de Iñigo Martínez, también responsabilidad suya como sucedió con la de Elustondo hace siete días, pero una frivolidad viendo lo que hemos visto en los últimos tiempos y en otros campos, ha dado al Racing muchas más opciones de las que con su juego ha tenido en el partido. Es lo que tiene que haya en el campo un árbitro como Velasco Carballo. Internacional, dicen. Por otro lado, la del marcador. La Real ha sido mucho más y mucho mejor que su rival, y ha generado casi todas las ocasiones del partido, incluso cuando estaba en inferioridad. Pero hoy, a diferencia de lo que sucedió en los últimos partidos, el equipo txuri urdin ha fallado las ocasiones que ha tenido. Que no han sido pocas dadas las circunstancias. El punto, al menos, permite mantener la dinámica positiva y mantener muy lejos las derrotas.

Montanier recuperó las sorpresas que marcaron sus decisiones en el primer tramo de la Liga y para sustituir a Elustondo optó por Demidov. Cuando llegó a la Real, se nos dijo que tenía experiencia como mediocentro y capacidad técnica para jugar ahí, pero Martín Lasarte no llegó a utilizarle en ese puesto. Vistos los antecedentes, es curioso que el técnico francés opte por descartar de antemano a Pardo y que no apueste por Mariga. Lo cierto es que la Real perdió capacidad para sacar el balón desde atrás, tarea que recayó más en Iñigo Martínez y en los laterales, con desigual éxito. El resto fueron los mismos de las últimas jornadas. Es decir, que la apuesta ha sido continuista. Y continuidad ha tenido esta Real, pues su resultado ha sido muy similar al que exhibió en Villarreal. La única diferencia es que, en esta ocasión, no ha habido peligro real de perder el encuentro salvo en un centro que se envenenó hasta estrellarse en el larguero y, sobre todo, por la expulsión. Porque rival tuvo poco. El Racing no fue nada de lo que cabía esperar, salvo en el comienzo del partido, cuando sí pareció que buscaba la portería de Bravo.

El equipo local se apagó en cuanto la Real dio el primer aviso. En el minuto 10, Griezmann, que se mantiene tan incisivo como estuvo en Copa ante el Granada aunque por desgracia no tuvo tanto acierto, se sacó un zapatazo que se estrelló en el palo. Qué poca suerte está teniendo el equipo txuri urdin esta temporada con la madera. El partido habría cambiado mucho, y muy a favor de la Real, porque, insisto, el Racing se mostró como un rival de poco poderío. El francés tuvo una nueva ocasión en el minuto 18, después de un jugadón de Agirretxe que colocó el balón en el segundo palo. Y en el minuto 37 tuvo Griezmann, gran partido el suyo, una tercera oportunidad de adelantar a la Real que Toño le sacó con la rodilla. El Racing, a cambio, sólo tuvo una oportunidad clara de gol, un balón en profundidad a Adrián que Bravo desbarató con su salida. Pero el balón era txuri urdin, eso era indiscutible en la primera mitad. Ahí es donde esta Real dio un paso más en su progresión. Fuera de casa, estaba teniendo más posesión, más ocasiones y mucha más sensación de peligro que el equipo local.

La clave del partido, aunque entonces no lo sabíamos, llegó en el último minuto de la primera mitad. Una falta a favor de la Real, la enésima que hizo el Racing por detrás y para cortar la salida del equipo txuri urdin desde su propio campo, desembocó en una trifulca que se saldó asombrosamente con dos tarjetas amarillas para jugadores realistas y una sola para un jugador racinguista, que además ni siquiera fue el que hizo la falta. Porque ese, Bernardo, ya tenía una tarjeta amarilla y se habría ido a la calle de ver la amonestación por esa infracción. Velasco Carballo tuvo con él los miramientos que no tuvo Undiano Mallenco hace una semana con Elustondo en Villarreal... y la que él mismo no tuvo con Iñigo Martínez, uno de los amonestados en ese minuto final de la primera mitad, en el minuto 54. Doble amarilla, roja y a la calle. La Real, por segunda jornada consecutiva, se quedó en inferioridad por no hacer prácticamente nada, excesivamente penalizada para las pocas faltas que comete. ¿Que se equivoca Iñigo Martínez? Como se equivocó Elustondo en Villarreal, sí. ¿Que las dos tarjetas pudieron ser justas? Puede ser. ¿Que el listón no es el mismo para la Real y sus rivales? Indudablemente. Y ya hemos visto demasiados ejemplos.

Con uno menos, el Racing tuvo un leve atisbo de mejoría, pero ni aún así fue capaz de poner en apuros a Bravo. Sólo en un centro chut de Álvaro que acabó estrellándose en el larguero, madera que, después de tantos puntos que se han ido al limbo por su culpa, esta vez sí se portó bien con la Real. Lo demás, en realidad, fue un quiero y no puedo que evidencia por qué el Racing es el penúltimo clasificado, aunque no haya perdido ningún partido desde su cambio de entrenador. Los locales no fueron capaces en ningún momento de ganar terreno a la Real ni de generar ocasiones. En defensa, con un gran Mikel González, nunca pareció que sólo había diez jugadores realistas en el campo. En ataque sí, porque las opciones disminuían proporcionalmente al crecimiento del cansancio de sus delanteros. Y, sin embargo, la Real tuvo dos ocasiones más para llevarse el partido. La primera en las botas, de quién si no, de Griezmann, que estuvo a punto de regatear a cinco defensores y al portero, que fue quien finalmente acabó con el jugadón que hizo el canterano francés. Ifrán, nada más saltar al terreno de juego, disparó desde fuera del área y el bote del balón estuvo a punto de jugarle una mala pasada a Toño.

Mencionado Ifrán es hora de evaluar los cambios de Montanier. Si inesperada fue la inclusión en el once de Demidov como mediocentro, también fueron algo sorprendentes los cambios que introdujo, por tiempo y por forma. Era evidente que con la expulsión de Iñigo Martínez, era Demidov el encargado de colocarse en el centro de la defensa. Pero Mariga tardó seis minutos más en saltar al césped. Y lo hizo por Aranburu, debilitando otra vez el centro del campo, como ya hizo el técnico francés en el Benito Villamarín. El segundo cambio fue ya en el minuto 72. Xabi Prieto por Agirretxe. Si bien la entrada del diez parecía lógica para iniciar jugadas, la salida del 9 privó al equipo de la única posibilidad de bajar un balón y aguantarlo de espaldas a la portería. Y el tercero es quizá el más discutible, pero por los pocos minutos que tuvo Ifrán. El uruguayo sustituyó a un Vela, de nuevo, desconectado en mucha del juego y que estaba haciendo ya muchas faltas. Ifrán, en forma como evidencian sus dos goles en los últimos partidos y sus dos intervenciones en el de hoy, merecía más minutos. Y seguramente los podría haber aprovechado de haberlos tenido. Da que pensar. Mucho.

Mirando el resultado, sacar un punto fuera de casa con diez jugadores siempre es bueno. Hacerlo en dos jornadas consecutivas, es estupendo. Y sumar así cinco jornadas sin perder, con nueve de quince puntos posibles, es una muy buena racha para cerrar el año. Lo malo es que hoy se podría haber ganado ante un rival muy, muy inferior. Y la lástima es pensar que, de haber ganado hoy, el equipo habría sumado 19 puntos, colocándose cuatro por encima del descenso y a cinco de Europa. Es decir, donde tiene que estar la Real a la espera de que tres buenos resultados seguidos le permitan luchar por Europa y tres negativos le obliguen a pelear por la permanencia. Lo que está lastrando la temporada es la racha en la que Montanier no aplicó el sentido común que nos está acercando a nuestro sitio natural en la Primera División. La entrada, por dónde ha entrado, de Demidov y no darle los minutos a Ifrán los minutos que pide el juego de Ifrán son rescoldos de aquella fase que las nieves invernales tienen que acabar apagando. Pero nos comemos el turrón con una muy relativa tranquilidad en la tabla. Felices, además, si el miércoles se hace historia en la Copa.

sábado, diciembre 17, 2011

PREVIA Racing - Real Sociedad. Que el turrón sepa más dulce

La Real cierra el año liguero (domingo, 19.45 horas, El Sardinero; Canal + Liga 2 y PPV) y llega a la época del turrón con la pretensión de que este producto navideño nos sepa aún más dulce de lo que ahora mismo es, después de tantas semanas sin conocer la amargura de la derrota. En la vorágine de sensaciones que siempre acumula cada temporada, vivimos ahora mismo los mejores momentos desde el inicio. Cuatro jornadas sin perder y con un leve colchón con respecto a los puestos de descenso que hace no tanto ocupaba el equipo txuri urdin. La sensatez preside ahora la toma de decisiones de Montanier, que además ha recuperado la forma de hombres clave en este equipo. Siguiente objetivo, encajar menos goles. Y la primera prueba de fuego para ello será Santander, siendo el Racing un rival directo en la lucha por la permanencia. Puntuar, y sobre todo ganar, hará que el turrón sepa aún más dulce antes de culminar el histórico resultado que puede deparar la Copa en unos días.

Montanier ha despejado muchas de las dudas que había con respecto al once inicial con la convocatoria que ha escogido para Santander. Vuelven los habituales en sus últimas alineaciones ligueras y se caen los que tuvieron algo más de protagonismo en la Copa. Así, entre los 18 están Bravo, Iñigo Martínez, Carlos Martínez, Vela y Agirretxe. En su lugar, dejan la lista de los elegidos Zubikarai (no le tocaba este partido en la rotación de portero suplente, a pesar de jugar el duelo copero ante el Granada), Elustondo (se retiró lesionado del partido del martes, pero también tiene que cumplir un partido de sanción, 2011 ha acabado para él), De la Bella (es, quizá, la ausencia más sorprendente, pues tenía opciones incluso de volver al once después de su buen encuentro ante el Granada), Sarpong (indiscutiblemente, el último atacante de la plantilla) y Llorente (que ahora está un paso por detrás de Ifrán). Siguen en el dique seco los otros dos pivotes, Illarramendi y Markel Bergara.

Bravo volverá a la portería. La ausencia de De la Bella confirma que Estrada tiene muchas opciones de seguir como lateral izquierdo (se jugará el puesto con Cadamuro) y Carlos Martínez volverá al derecho. Iñigo Martínez también será titular y su acompañante será Mikel González, con menos opciones para Demidov. Montanier ya insinuó en la rueda de prensa que el sustituto de Elustondo será Mariga y que Pardo no jugará de inicio. Parece probable que se repita el habitual 4-3-3 y que, sin mucho margen para cambiar los nombres por las lesiones, los otros dos mediocampistas sean los de las últimas jornadas, Aranburu y Zurutuza. Los que jugaron los últimos duelos ligueros fueron Griezmann, Vela y Agirretxe y todo apunta a que repetirán. Xabi Prieto, no obstante, tiene posibilidades de regresar al once. Ifrán y Ansotegi, junto al mencionado Pardo, son los inquilinos más probables del banquillo txuri urdin en Santander. Montanier abrió la puerta a la presencia de un atacante más en la lista, pero finalmente se ha decantado por mantener entre los 18 todo el bloque defensivo que tiene a sus órdenes.

La Real encabeza ahora mismo el pelotón de cola de la Liga y una victoria en Santander podría aupar al equipo a un nivel superior en la clasificación. Tiene 16 puntos y ocupa la duodécima posición. Los puestos europeos están todavía muy lejanos, a ocho puntos, pero el noveno clasificado, el Athletic, sólo tiene tres más. Por detrás es por donde se apelotonan los equipos, lo que hace que el equipo de Montanier sólo tenga un punto de ventaja con respecto al primer clasificado en puestos de descenso, el Sporting, que tiene 15. El Racing está con 13 y es penúltimo, lo que hace que sea vital no caer derrotado en este encuentro. El conjunto txuri urdin suma cuatro jornadas sin conocer la derrota, con dos victorias y otros tantos empates. El cántabro parece haber reaccionado con el cambio de entrenador y viene de empatar en San Mamés y de ganar en casa por la mínima en Villarreal, además de ganar 3-2 en el último minuto en el partido de ida de Copa ante el Rayo. La Real, que estará masivamente apoyada en las gradas del Sardinero, ha puntuado en sus dos últimas salidas y ha ganado dos encuentros como visitante.

Racing de Santander y Real Sociedad se han visto las caras en la ciudad cántabra en 48 ocasiones, 38 de ellas en Primera División. El equipo txuri urdin está bastante acostumbrado a puntuar allí, pues sumando victorias (diez) y empates (otros diez) supera el número de derrotas (18), algo de lo que no puede presumir en demasiados campos de la Liga española. En las últimas trece visitas, la Real logró ganar en siete partidos (incluyendo cuatro victorias consecutivas entre la 2000-2001 y la 2004-2005) y empatar en otros dos. La mayor goleada realista fue el 2-5 de la temporada 1930-1931, en la que, cosas del fútbol, tanto donostiarras y santanderinos lucharon por el título liguero hasta la última jornada. Los goles fueron obra de Baragaño en propia puerta, Bienzobas, Cholín y Garmendia (en dos ocasiones). El 7-1 de la campaña 1932-1933 fue el triunfo local más contundente. En Segunda, la estadística es mucho más favorable al Racing, que ganó siete de los diez partidos disputados. La Real sólo venció allí en la categoría de plata con el 1-4 de la temporada 1962-1963, con tantos de Matute, dos de Arzak y Amas. El Racing ganó 4-0 en dos ocasiones (45-46 y 66-67) y 5-3 en la 44-45.

La pasada temporada, la 2010-2011, la Real salió inmerecidamente derrotada de El Sardinero. Martín Lasarte se equivocó al modificar el sistema y plantar una defensa de cinco jugadores ante un equipo que ni mucho menos destacaba por sus virtudes goleadoras, a pesar de la sangría en defensa que venía arrastrando desde semanas atrás. Sin ninguna opción en ataque, la Real apostó por llegar 0-0 al descanso y no lo consiguió. Una pérdida de balón de Aranburu permitió disparar a Kennedy, el balón rebotó en el tacón de De la Bella y se coló en la portería sin que Bravo pudiera hacer nada. Con el partido perdido, Lasarte cambió el esquema y la Real comenzó a arrollar al Racing. En la media hora final, pudo marcar media docena de goles. Sólo hizo uno, y su autor fue Griezmann. En un contraataque, el Racing hizo el segundo, pero el equipo txuri urdin siguió mandando. Y tuvo el empate en el descuento, en una falta que lanzó Ifrán, el mejor del partido, que se estrelló en el palo y Toño cogió sobre la línea cuando atravesaba la línea de gol. Con esta derrota, la Real sumaba su quinta jornada sin ganar y, enterrando definitivamente sus opciones de luchar por Europa, se condenaba a sufrir hasta el final.

jueves, diciembre 15, 2011

Una gestión sensata de la plantilla

Aunque no conecto habitualmente con lo que dice Montanier en las ruedas de prensa, y quizá de ahí nace la desconfianza que ha predominado esta temporada y que el francés ha venido respaldando con sus extraños movimientos sobre el terreno de juego durante los tres primeros meses de competición, la Copa ha venido a dejar dos declaraciones suyas en las que estoy plenamente de acuerdo. Y como creo que son acertadas, aún habiéndole criticado mucho en semanas anteriores, no me duele en absoluto reconocerlo. Y aplaudirle, por supuesto. La primera fue catalogar la Copa como la mejor oportunidad que tiene la Real de ganar un título. Comulgo con esas palabras en primer lugar porque evidencian una realidad. No creo que nadie vea como algo posible que la Real remonte los 21 puntos que ya le sacan el Barcelona y el Real Madrid en la clasificación y gane en mayo la Liga. Y en segundo lugar, y esto es mucho más trascendente, porque reivindica la gloriosa historia txuri urdin.

Son 23 años los que lleva la Real sin eliminar a un equipo de Primera, y en ese tiempo las decepciones contra equipos menores, por historia, por presupuesto y por categoría, han sido incontables. Hace unos años me aposté con un grupo de amigos que el equipo rompería ese histórico mal fario y eliminaría a un conjunto de la máxima categoría. La Real respondió a mi ingenua valentía cayendo eliminada en Zamora, en la primera eliminatoria, fallando un penalti durante el partido y los cuatro que llegó a lanzar en la tanda que resolvió el empate a uno de los 120 minutos jugados. Antes de que la aquel glorioso equipo de los Arconada, Górriz, Zamora, Bakero y Begiristian ganara 0-4 en el Bernabéu en las semifinales de la Copa que se jugaron en 1988, este torneo añadió grandes hazañas a la historia del club. La final de Santander de 1928, la semifinal de los pitos en el Bernabéu del 51, el 10-1 al Mallorca Atlético y el título en La Romareda de 1987. Es que hasta la Real nació con un título de Copa, el de 1909 que logró el Club Ciclista San Sebastián que después desembocaría en el equipo que conocemos hoy.

Casi nadie recuerda hoy la historia y por eso estamos condenados a repetir los errores del pasado. Montanier, en cambio, acertó con su forma de encarar el torneo. Y también acertó en lo que dijo el pasado lunes: la Real tiene una plantilla con veinte titulares. Los tiene, yo etngo absoluta confianza en ello. El problema es que era el propio técnico francés quien parecía no creérselo hasta hace muy pocas fechas. Sus movimientos no respondían a esa creencia en muchos aspectos, y la delantera era la línea que mejor lo demostraba. Montanier ha venido diciendo que tiene siete delanteros, que sólo caben cinco en la convocatoria y que sólo tres pueden ser titulares. Hasta ahí, no hay ningún problema. Son sus cálculos y son perfectamente respetables, entre otras cosas porque son lógicos. Pero la lógica no presidía hasta ahora sus decisiones en esta línea. Agirretxe salió del equipo en plena racha goleadora, Sarpong llegó a jugar de titular por encima de otros más preparados, Llorente e Ifrán vivieron un ostracismo injustificado y que el mismo Montanier no ha sabido justificar, Xabi Prieto se mantuvo contra viento y marea a pesar de su bajo estado de forma, y Vela pasó por puestos que no son los suyos.

Mirad ahora lo que ha sucedido en los últimos cuatro partidos, los tres de Liga y el de Copa. En ese periodo, los delanteros han participado en diez de los once goles marcados por la Real (excepción hecha de la maravilla de Iñigo Martínez en el descuento ante el Betis). Agirretxe, Vela, Llorente y Griezmann han marcado al menos un gol y participado en la jugada de otro. Xabi Prieto e Ifrán sólo han marcado por partida doble. Todos salvo Ifrán han tenido al menos una oportunidad como titular. Todos, menos Sarpong obviamente, han tenido su oportunidad en estos cuatro partidos y todos lo han aprovechado para ayudar a la Real. Y situaciones límite como la del Málaga permiten que cinco de ellos convivan en el césped (en el descuento estaban Agirretxe, Llorente, Vela, Ifrán y Griezmann). Es evidente que el uruguayo es el que menos cuenta para Montanier, pero eso es una cuestión de preferencias sobre la que el entrenador tiene potestad, con o sin el consenso de la gente. Pero las cifras demuestran que esta gestión es la mejor forma de hacer las cosas. La que merecen unos jugadores que lo dan todo cuando juegan y ofrecen resultados porque son muy buenos.

Es cierto que los resultados están dando la razón a esta nueva manera de repartir los minutos. Pero ganar no es lo que salva la cabeza de Montanier en primera instancia y deja después en la Real una sensación diametralmente opuesta a la que teníamos hace sólo un mes. Es la sensatez. Esa que, ahora sí, parece haberse instalado en las decisiones de Montanier. Todos van a querer jugar más siempre. Es más, no querría en mi equipo a un jugador que se conforme con los escasos minutos que han tenido en estos cuatro últimos partidos Ifrán o Demidov, por no hablar ya de Pardo. Pero lo que mide el éxito de un entrenador es que todos puedan jugar si se lo ganan. Y ahora mismo en la Real el premio de la titularidad se lo están ganando muchos. En eso también tendrá su parte de responsabilidad Montanier, que es el gestor de esta plantilla. Y como tal, se dice, del mismo modo que se dice cuando se le ve responsable de los errores.

martes, diciembre 13, 2011

REAL SOCIEDAD 4 - GRANADA 1 Así, sí

Esta sí se parece a la Real que nos prometieron en verano. Así, sí. Por fin, así, sí. Porque así no hubiera pasado nada si la Real gana este partido 3-1 o 3-2. O incluso si no lo gana. Sí hubiera pasado que la eliminatoria no hubiera parecido tan decantada como lo está ahora mismo, desde luego, pero la imagen, las sensaciones, las cosas que realmente nos tiene que importar a la hora de evaluar el rendimiento de este equipo, le habrían dado la razón a la Real y a Montanier incluso en la derrota. Hoy sí ha habido jugadores dando su verdadero nivel. Hoy sí ha habido velocidad con el balón. Hoy sí se ha buscado la portería rival por encima de todas las cosas. Claro que ha habido algunas lagunas, defensivas y ofensivas. Pero la Real hizo un partido espléndido, pletórico, propio de esta competición de Copa que, quién sabe, parece que por fin se aprecia en su justa medida y se honra como merece. A todo esto, por supuesto, contribuyeron el bajo nivel del Granada y sus bajas, pero incluso con su equipo titular no parece probable que le remonte un 4-1 en la vuelta a una Real así. Todo pinta francamente bien. Con sentido, sí. Así, sí. De verdad.

Ni las rotaciones acabaron con el sentido común que, salgan mejor o peor las cosas, viene presidiendo la elección de los once titulares por parte de Montanier desde hace unas pocas semanas. Casualidades de la vida, casi desde que la Real empezó a desterrar la sensación de derrota que le perseguía antes incluso de que empezaran los partidos. Como estaba prometido, mucho movimiento en el equipo. De los titulares de Villarreal sólo jugaron Mikel González, Elustondo, Zurutuza y Griezmann. Eso le da la razón al técnico francés en aquello que dijo de que tiene veinte titulares. Los tiene, yo llevo mucho tiempo convencido de ello a pesar de que casi nadie parecía estar de acuerdo conmigo. Y ahora, por fin, Montanier parece haber visto algunas cosas que parecían evidentes desde hace mucho tiempo. Quizá sea sólo el espíritu de la Copa, pero bienvenido sea, aunque sólo aguante en estos encuentros de miércoles a los que tanto cariño les hemos tenido siempre algunos, incluso en los momentos de peor bochorno que nos ha venido ofreciendo el equipo txuri urdin en los últimos y demasiado largos años.

El arranque del partido no pudo ser mejor, porque evidenció que este equipo puede marcar goles con facilidad con algo de velocidad, con una buena presión arriba y con sus laterales proyectándose en ataque. Y eso, en apenas siete minutos, se tradujo en un claro 2-0. 2-0 a los siete minutos, sí, no era un sueño ni un espejismo. Era la Real honrando la Copa. El primero es un pase desde la banda derecha de Camaduro, qué cosas, a pierna cambiada, que encuentra un precioso remate de volea de Griezmann, con ciertas similitudes con el que le anularon correctamente en Villarreal pero mucho más limpio y bonito. Un golazo se mire como se mire. Gran pase y gran desmarque, armas imprescindibles para que esta Real tantas veces tan estática sea capaz de sorprender a las defensas rivales. El segundo gol vino por la capacidad de presión que con cierta frecuencia vimos la temporada pasada, sobre todo en la primera vuelta, y que ahora parecía algo olvidada. Gracias a ese sacrificio, Griezmann robó el balón, disparó ante la parsimonia de la defensa, pero se la sacó Julio César. Y ahí apareció Llornte, su garra y su furia, peleando el balón para dejarlo muerto a pies de Xabi Prieto, que sólo tuvo que empujarlo al interior de la portería.

Con esa ventaja, la Real dio un pequeño paso atrás y dejó que el Granada se animara, aunque sólo pudo crear peligro a balón parado. ¿Y quien apareció ahí? Zubikarai. El guardameta del ascenso, honor que nadie le quitará nunca, es un tipo especial. Sabe cuál es su lugar en este equipo y cada pequeña aparición que puede tener la compensa con grandes actuaciones. En esos minutos, sacó tres balones consecutivos que hicieron recordar su celebradas paradas de los años en Segunda. El partido se enfrió, Anoeta tuvo tiempo para murmurar cada vez que Mariga se acercaba a la pelota y ese malísimo árbitro que es Ayza Gámez, que además se trajo un linier que toda decisión dudosa se la entregaba al Granada, se sumó a la fiesta contra el keniata mostrándole tarjeta amarilla en un lance que no era ni falta. Justo en ese momento, Montanier preparó la entrada de Pardo a la media hora de partido. Salió por Elustondo, que se llevó la mano a la parte posterior del muslo pero que se retiró del campo trotando. Puede que fueran unas molestias ante las que no había necesidad arriesgar. Bien el técnico francés. Sorprendió, en todo caso, que quien se colocara de cuatro fuera Mariga, precisamente por esa amonestación con la que le lastró el colegiado.

Pero aquí hay que hablar de un cambio en la actitud de Montanier. Que el técnico apueste por Mariga en una situación en la que tiene tres de sus centrocampistas lesionados es una decisión que compete al entrenador. Se puede estar o no de acuerdo, con ésta o con otras decisiones, pero ahora sí se entienden las razones del técnico. Es eso y no otra cosa lo que ha puesto en alerta a muchos aficionados realistas con respecto a las decisiones del sucesor de Martín Lasarte. Pero hoy fue sensato. Con el once, con este primer cambio obligado y con sus órdenes desde la banda. Tocar, tocar y tocar, decía a sus jugadores. Y la Real se puso a tocar. Porque sabe hacerlo, aunque muchos le nieguen esa capacidad. Cierto es que en lo que quedaba de primera mitad apenas generó peligro, aunque sí rondó el área del Granada en alguna ocasión. Y es que si Zurutuza lucha, si Xabi Prieto asume un papel protagonista (¿por qué no fue tarjeta esa clarísima zancadilla cuando desbordó a su par?), si Griezmann se erige de nuevo en el niño adorado por Anoeta y si Llorente lucha hasta la extenuación, no hay nada que reprochar a la Real.

El comienzo de la segunda mitad fue calcado al de la primera, y la Real tuvo dos ocasiones espectaculares en los primeros diez minutos. Si es que algo de razón tendríamos los que lamentábamos que el equipo txuri urdin tirara sistemáticamente minutos y minutos al salir de los vestuarios. Griezmann, terriblemente incisivo durante todo el partido, tuvo un gol fácil ante una mala salida del meta del Granada pero su vaselina se marchó lejísimos de la portería. A los pocos minutos, Julio César comenzó su recital sacándole un mano a mano a Llorente, que peló con insistencia un balón con la defensa hasta que fue capaz de sacar el disparo. No fue gol, pero fue la demostración de que Llorente está para tener muchos minutos en esta Real, incluso cuando su presión aparece como algo un tanto desconectada del juego del equipo. Pero sólo esas dos apariciones, la lucha en el segundo gol y esta ocasión, justifican de sobra los minutos que pueda tener. El partido estaba controlado e incluso parecía factible conseguir más goles que sentenciaran la eliminatoria.

Pero esto es la Copa del Rey. Un 2-0 es un gran resultado, un 2-1 una decepción que obliga a pelear a muerte en la vuelta. El Granada lo entendió y, después de una clarísima ocasión de Geijo que sacó Zubikarai con maestría, Fabri cambió el tono del partido con los cambios. La Real, no obstante, respondió como debe de hacerlo en estas situaciones: buscando un gol más. Griezmann volvió a tenerlo, después de un maravilloso desmarque que le dejó solo ante Julio César, pero su disparo, que parecía más sencillo, se marchó fuera. Y a continuación el francés inició la jugada del tercero, abriendo el balón a la banda izquierda para que De la Bella certificara su espléndido regreso al once inicial con una asistencia maravillosa al segundo palo que Xabi Prieto envió a la red, marcando su segundo gol de la noche. Tuvo una más Griezmann antes de marcharse a los vestuarios, ovacionado por Anoeta como en sus mejores tardes. Y es que cuando Griezmann habla en el campo y con tanta elocuencia, ¿quién puede resistirse a su encanto? En su lugar entró Ifrán, otro cambio en el que fue fácil entender qué quería conseguir Montanier. Lógica. Al fin.

El Granada, no obstante, se sabía eliminado y se fue a buscar un gol que le metiera en la eliminatoria. Y lo convirtió en una magnífica jugada, buen pase al espacio de Benítez y fácil remate ante la salida de Zubikarai del delantero visitante. 3-1 y partido nuevo para los 18 minutos finales. Pero un partido que, de nuevo, la Real entendió a la perfección. ¿Qué hizo? Buscar el cuarto. Lo acabó consiguiendo en el descuento, pero pudo hacerlo antes. Y en esa parte del encuentro hay que destacar a Ifrán. No sé si irá, pero si lo hace me quedaré con la sensación de que hemos desperdiciado a un jugador más que aprovechable. Primero forzó la intervención de la noche, rematando de cabeza, abajo y junto al palo, un precioso pase de un recuperado Xabi Prieto. Después cogió el balón para lanzar una falta, con la misma seguridad que aquella de Santander del año pasado, y provocó otro paradón de Julio César, cuyo rechace envió a la escuadra, qué le habremos hecho esta temporada a los palos, Llorente. Y después, ya en el descuento, consiguió el premio del gol con un precioso disparo desde la frontal del área, en una jugada que había iniciado Pardo. Qué facilidad tiene el canterano para hacer lo que siempre es necesario.

Se podrá decir que en defensa hubo algunos nervios cuando más apretaba el Granada. Se podrá argumentar que la Real pudo haber matado el partido mucho antes materializando algunas de las ocasiones que tuvo. Se podrá defender que se dejó al Granada entrar en la eliminatoria de cierta forma con su gol. Y más cosas. Seguro que sí. Pero esto es la Real, y que haga tantas cosas bien sólo se puede aplaudir con sinceridad a pesar de los detalles mejorables. Xabi Prieto, Griezmann y De la Bella, tres titulares que hasta hoy no habían aparecido demasiado, han vuelto. Pardo ha demostrado que merece tener minutos. Llorente e Ifrán han respondido a sus largas jornadas de ostracismo cumpliendo con lo que se les pide. Elustondo parece asentado en el centro del campo. Si hasta Mariga, sin lanzar cohetes, parece mejor de lo que nos ha enseñado hasta ahora. La verdad es que, resultado al margen, hoy es el día que más satisfecho me ha dejado la Real, al mismo nivel que la segunda parte ante el Barcelona, el lento dominio en Mallorca y los veinte minutos iniciales de la segunda mitad ante el Athletic. Así sí tiene que jugar la Real. Así tiene que entender el desarrollo de los partidos. Así los cambios sí parecen tener sentido. Y así, cosas que tiene la vida, la Real está a las puertas de eliminar en la Copa a un equipo de Primera División por primera vez en 23 años. Así, sí.

lunes, diciembre 12, 2011

PREVIA Real Sociedad - Granada. ¿Importará por fin la Copa?

No pasa un año sin que nos hagamos la misma pregunta: ¿importará por fin la Copa en la temporada de la Real? El Granada es el rival que nos ha tocado en suerte esta temporada (martes, 21.00 horas, Anoeta, Canal + Liga 2), un Primera, pero tanto daría que fuera el Hospitalet, el Mirandés o el Beasain, equipos con los que se ha cruzado la Real en los últimos años y que han dejado en la cuneta al conjunto txuri urdin. La historia reciente es muy severa con la Real en esta competición, tanto que la pregunta de si se va a tirar este torneo de nuevo está más que justificada. Sigue siendo la opción más factible de ganar un título, pero los donostiarras continúan despreciándola año tras año. Al comienzo de la temporada, Philippe Montanier habló de la Copa en estos términos, como la posibilidad de ser campeones de algo, pero habrá que ver qué piensa ahora, con el equipo metido en el grupo de cola y recién salido de dos ultimátums sobre su cabeza. Y tras tres semanas repitiendo el mismo once, habrá que ver cómo se las arregla el técnico francés para recuperar las rotaciones.

El mensaje de Montanier con la convocatoria se puede entender de dos maneras. Los más negativos pensarán que la Copa no tiene ahora mismo el mismo nivel de importancia que la Liga. Los más positivos se adherirán al mensaje que mandó el propio Montanier al afirmar que tiene veinte titulares y una plantilla muy homogénea. Lo que está claro es que hay muchos cambios en la lista y habrá también mucho movimiento en el once titular, según anunció el técnico francés. Cuatro de los titulares ante Villarreal, Málaga y Betis no están entre los 19 jugadores que ha citado el entrenador txuri urdin. Descansan Bravo, Carlos Martínez, Iñigo Martínez y Vela. En su lugar, y dado que Montanier ha llamado a un jugador más de los que podrá sentar en el banquillo (entre equipos de Primera sí se puede convocar a 18), entran cinco jugadores: Zubikarai, que Montanier ya ha anunciado que ocupará la portería en este encuentro copero, Ansotegi, De la Bella, Sarpong y Llorente. Más allá de los descansos que da el técnico, sólo se quedan fuera los dos jugadores que quedan en la enfermería, Illarramendi y Markel Bergara.

No es fácil adelantar el once de Montanier, más teniendo en cuenta que un jugador de los convocados no se vestirá de corto, aunque algunas cosas sí están claras. Zubikarai estará en la portería y lo más normal es que Estrada y De la Bella ocupe los laterales, con Cadamuro en la recámara. Lo más normal es que Demidov regrese al once en el centro de la defensa. Su acompañante saldrá de la terna que forman Mikel González, Ansotegi y el ya mencionado Cadamuro. Por delante, Montanier tendrá que elegir teniendo en cuenta el descanso obligado de Elustondo en el próximo partido liguero. Lo lógico es que juegue él y que Pardo, Mariga, Aranburu y Zurutuza se jueguen los otros dos puestos. Sería extraño que Mariga no fuera titular. Por delante, Xabi Prieto volverá con toda probabilidad a la banda derecha y la otra banda se la juegan Griezmann, Ifrán y Sarpong, al que el técnico francés suele dar muchos minutos en los amistosos. Veremos en la Copa. Arriba, lo normal sería que jugara Llorente y que Agirretxe descansara en el banquillo. Toño Ramírez completa la convocatoria.

La Copa del Rey es un torneo antaño muy bonito para la Real pero que se ha convertido en una pesadilla recurrente desde hace más de dos décadas. El equipo txuri urdin no supera una eliminatoria contra un rival de Primera División desde que superara al Real Madrid en las semifinales de la temporada 1987-1988 y jugara así su segunda final consecutiva. La última vez que superó una ronda fue en la 2008-2009, contra el Zaragoza a partido único en Anoeta. Oviedo, Burgos y Zaragoza (en Segunda) son los únicos rivales a los que eliminado el conjunto realista en las últimas trece temporadas. La pasada temporada, el Almería derrotó en los dos partidos a la Real en la primera ronda que jugó. Por designio de este infame calendario que tenemos, la Real jugará dos días después de hacerlo en Villarreal, aunque el Granada no tendrá más descanso. Los locales llegan a este encuentro después de cuatro jornadas ligueras sin perder y los andaluces de su derrota en Getafe, pero sumando ocho de los últimos quince puntos. Fuera de casa, este equipo ha ganado dos de sus siete partidos y ha marcado tres goles. Dejar la puerta de Bravo a cero será una garantía para la vuelta. La respuesta de Anoeta, ante un rival con poco caché y el frío invernal, es toda una incognita.

Real Sociedad y Granada ya se han visto las caras en la Copa, en un único precedente, también a doble partido como sucederá en este segundo enfrentamiento. Fue en la temporada 44-45, cuando los andaluces estaban en Primera y los donostiarras en Segunda. Tras eliminar en su primer duelo al Deportivo de la Coruña, la Real cayó ante los andaluces. Se notó la diferencia de categoría y el 3-0 de la ida fue una pesada losa que no se pudo superar con el 2-1 de la vuelta. Pérez y Arbiza hicieron los goles del conjunto txuri urdin. En Liga, entre Primera y Segunda, son veinte los enfrentamientos entre ambos equipos que han tenido lugar en San Sebastián, y el dominio es claramente para la Real. En la máxima categoría son 16 encuentros y 13 triunfos locales, por sólo dos del Granada. El más abultado, el 6-1 de la temporada 54-55, en la promoción por la permanencia, con tres goles de Igoa, dos de Sarasqueta y uno de Zubillaga. En Segunda, de los cuatro partidos jugados dos se saldaron con empate y cada equipo ganó uno. El de la Real, el 5-1 de la temporada 48-49, con tantos de Gastón, Ontoria de penalti, Alsúa, Rey en propia puerta y Caeiro.

En la presente temporada, la 2011-2012, estos dos equipos ya han jugado el partido liguero en Anoeta, con referente director de este encuentro de ida de la Copa por el escenario en que se va a disputar. Fue el cuarto partido de la competición, el correspondiente a la quinta jornada, y se jugó también entre semana, un lunes. La Real venía de cosechar en Sevilla su primera derrota de la campaña y ofreció un mal partido, nada que ver con la vibrante remontada al Barcelona del anterior encuentro disputado en Anoeta. Fue un partido de bajísimo nivel, con escasas ocasiones de gol y muchas imprecisiones en todas las facetas del juego. El triunfo se quedó en Donostia gracias a un muy afortunado gol de Dani Estrada en la segunda mitad. El lateral, que suplía al lesionado Carlos Martínez, lanzó un balonazo desde la línea de banda que poco a poco se fue envenenando y acabó sorprendiendo al meta del Granada. El equipo andaluz apenas inquietó la portería de Bravo, por lo que la victoria no llegó a estar en riesgo. Fue la primera de la temporada en Anoeta, la segunda después de la conseguida en Gijón. La Real llevaba entonces siete de doce puntos posibles. Después de estos, comenzó la nefasta racha que todos recordamos.

domingo, diciembre 11, 2011

VILLARREAL 1 - REAL SOCIEDAD 1 De lo mínimo sale un punto

La Real se trae un punto de Villarreal. Un punto bueno, porque puntuar fuera de casa siempre es importante y porque permite seguir con una buena racha en la que la derrota ha quedado olvidada. Pero un punto que deja un sabor de boca un tanto extraño. El partido fue bastante malo, con incontables errores en el pase y en la concepción del juego, pero estaba del lado del conjunto txuri urdin gracias al gol de Aranburu. La expulsión de Elustondo, que hay que atribuir a la inocencia del propio futbolista y a la incompetencia del árbitro a partes iguales, facilitó al Villarreal que consiguiera el empate y buscara el segundo gol, más con la posesión y la ubicación en el campo que con peligro real. La Real hizo lo mínimo en El Madrigal para sacar un punto y casi se lleva tres. Montanier hizo, de nuevo, cambios extraños y Griezmann la tuvo en el descuento, lo que hubiera perpetuado los finales de infarto una semana más. Pero se pudo perder, y el empate se antoja justo en un partido malo y raro. El punto siempre es bueno. Que cada cual se quede con lo que prefiera.

Una de las leyes no escritas del fútbol dice que empatar fuera de casa es bueno. Y lo es. Aunque ya es la cuarta jornada que acumula la Real sin conocer la derrota, y sumando ocho de doce puntos posibles, este empate deja un sabor de boca extraño. Que el Villarreal ya no sea el equipo que era el año pasado contribuye a la confusión que deja este encuentro. Que la calidad del fútbol de ambos equipos haya sido escasísima, con numerosas pérdidas de balón incluso en los pases más fáciles, y que el árbitro haya tenido un papel importante en la resolución del partido, con una labor casera, hacen que lo visto sea un pequeño gran galimatías que sólo se puede resumir con certeza mirando el resultado. Ni Villarreal ni Real Sociedad han hecho méritos para ganar el partido, luego el empate es un resultado justo. Los locales se quejarán de que han llegado mucho más a la portería de Bravo, el mejor txuri urdin en el campo, y los realistas lamentarán que iban ganando y se han dejado dos puntos que se podrían haber ganado con cierta facilidad.

Montanier apostó por el mismo once de las dos últimas semanas. Se puede interpretar como una rectificación a tiempo del entrenador para dar serenidad y lógica a lo que hasta ahora no lo tenía, o también como que sus explicaciones para los continuos cambios de las jornadas anteriores no tenían, en realidad, ningún sentido. A pesar de que el centro del campo formado por Elustondo, Aranburu y Zurutuza ha reunido muchos elogios tras los últimos partidos, sigue lejos de la perfección. Mejora, indudablemente, las prestaciones que ha dado hasta ahora Mariga, pero tiene sus defectos. Por estos defectos, el Villarreal jugó muchísimos minutos en la frontal del área de Bravo y la Real no encontró muchas formas de salir de su propia área o de mantener el balón. El meta chileno, no obstante, sólo tuvo que emplearse a fondo en un disparo de Valero que sacó bien a un lado. Marco Rubén tuvo también un buen disparo cruzado para marcar, pero se le marchó fuera por poco. ¿La Real? Muy poca cosa en ataque, apenas un par de disparos lejanos y que se macharon fuera.

Undiano Mallenco ya adquirió buena cuota de protagonismo en la primera mitad. Tres de las cuatro primeras faltas de la Real se saldaron con tarjeta amarilla y una de ellas adquirió después trascendencia. No es que se puedan discutir individualemente, pero el Villarreal no vio también algunas que mereció, más con un rasero tan bajo, y eso sin pensar en la comparación con otros arbitrajes que ha tenido la Real cuando sus mejores jugadores han sido acribillados por los rivales. En esos primeros 45 minutos, el colegiado anuló dos goles, uno por cada bando. En eso acertó. Marco Rubén le hizo falta a Bravo y Griezmann estaba en fuera de juego. Lástima, porque fue el único golpeo acertado del francés en el partido. Es en la segunda mitad cuando Undiano comenzó a equivocarse más gravemente. Por una faltita de nada, enseñó a Elustondo la segunda amarilla. Temeridad inconsciente del cuatro realista, porque con una amonestación no se debe hacer eso, pero si Undiano expulsa a un jugador por algo tan liviano los partidos acaban con la mitad de futbolistas. Luego no tuvo tanta facilidad para sacar tarjetas cada vez que un jugador local caía desmayado en el área buscando el penalti que coronara la lamentable actuación arbitral.

Para cuando se produjo la expulsión, la Real ya ganaba por 0-1. Aranburu anotó su primer gol de la temporada después de una jugada tan extraña como el partido. Un balón largo de Vela lo recogió Aranburu cerca de la línea de fondo, dio varios toques al balón para colocarse de frente a la portería sin oposición de la defensa y disparó a placer. Golazo, como suele hacer el capitán cuando anota. Pero qué fácil pareció, gracias a un Villarreal muy, muy blandito hasta ese momento. La Real había contenido más o menos bien al Villarreal, pero que a nadie se le escape el dato de que el gol de Aranburu fue el único disparo entre los tres palos del equipo de Montanier. Lo flojo que está en esta temporada su rival de esta tarde hizo que el partido estuviera muy controlado entonces, cuando discurría por el minuto 7 de la segunda mitad. Y así habría seguido, probablemente, de no mediar la expulsión. Y digo probablemente porque el sufrimiento de la última media hora aparece por el empuje de un equipo local en horas muy bajas, pero también porque la Real no hizo absolutamente nada para evitarlo. Ni desde el campo ni desde el banquillo.

No terminan los jugadores de la Real de encontrar su mejor forma, de destacar gracias a sus virtudes, y no consigue Montanier sacar de ellos más de lo que estamos viendo. Los cambios del francés volvieron a ser raros, insisto, como el partido, aunque conociendo ya al técnico de estos meses que lleva en marcha la temporada no creo que muchos los consideraran sorprendentes. El primero fue quitar a Agirretxe para sacar a Mariga. Obviando que en el banquillo hay un cuatro más puro (Rubén Pardo; me sigo preguntando qué hace en las convocatorias del primer equipo si no juega más), la Real sacrificaba la posibilidad de que su delantero bajara balones y provocara segundas jugadas en favor de una fortaleza en el centro que, se diga lo que se diga, Mariga no aporta. Casi todos los balones divididos en los que estuvo presente acabaron en los pies de jugadores con camiseta amarilla. Apenas un minuto después de ese relevo, el Villarreal ya había hecho los tres que le permite el reglamento. Críticas se podrán hacer las que quieran al equipo castellonense, pero que se fue a por el partido es indudable. Y tres minutos después de agotar sus cambios, logró marcar gracias a una defensa muy, muy blandita de una jugada más. Marco Rubén hizo el emapte.

Quedaban más de veinte minutos para el final y ya estaba más que claro que lo único a lo que aspiraba Montanier era a contener el resultado. Lo mismo que hizo en Vallecas, incluso cuando perdía 3-0. Lo mismo que hizo en Gijón aunque saliera bien y la Real se trajera de allí los tres puntos. Sólo Griezmann, en el descuento, tuvo una ocasión que tendría que haber colocado entre los tres palos, al menos provocar una parada o un córner, pero que lanzó directamente fuera. Antes de eso, Montanier decidió quitar a Zurutuza para poner a Cadamuro. Y en la banda derecha como medio atacante, algo que tampoco es nuevo y que sigue chirriando, esta vez más con Xabi Prieto esperando. Vela se quedó como delantero, y si ya es un jugador que conecta poco en la banda ese movimiento le sacó directamente del partido. El mexicano fue el tercer relevado, y entonces entró Xabi Prieto en el partido. Ni Pardo para meter calidad, ni Xabi Prieto en primer lugar para dar pausa al partido, ni Ifrán al final para buscar la velocidad. Algo falla cuando los jugadores de la Real viven siempre la vorágine de los últimos minutos fuera de puesto. Cadamuro en la banda y Xabi Prieto acabó en punta, y es imposible que su presión sirva para algo en estas circunstancias.

La Real, en todo caso, aguantó el empate gracias a que Bravo estuvo muy seguro en toda la segunda mitad, dejando atrás alguna salida dubitativa de la primera mitad. Eso, se mire como se mire y se haya desarrollado como se haya desarrollado el partido, es una noticia positiva, porque permite sumar por cuarta jornada consecutiva. Sumar con diez, a pesar de que sabe a poco lo que hizo el equipo a partir de la expulsión, también es importante. Marcar en el único tiro a puerta, a pesar de que podemos congratularnos de la efectivdad, tiene que ser un motivo para la reflexión, porque con ese bagaje lo normal es que el equipo txuri urdin sume pocos puntos. La Real, ahora mismo, transita en la undécima posición de la clasificación, pero es un lugar un tanto engañoso. Los de Montanier son los primeros de un grupo de nada menos que cinco equipos que suman 16 puntos. Sólo uno separa a la Real de los puestos de descenso. La Liga está rota y los nuestros están en la parte de cola. Encabezándolo prácticamente, sí, pero en la parte de cola. En eso Montanier sí tiene razón. Ganar un partido no cambia la situación. Ya no. Pero perderlo se convierte en algo preocupante. La próxima estación es Santander y ante un equipo que, haga lo que haga hoy, estará en puestos de descenso. Será muy importante ese partido que cerrará el año liguero.

sábado, diciembre 10, 2011

PREVIA Villarreal - Real Sociedad. Más allá del azar

La Real busca demostrar que hay algo más allá del azar siempre imprescindible para ganar dos partidos seguidos en el descuento y de la forma en que se los ha llevado el equipo de Philippe Montanier (domingo, 16.00 horas, El Madrigal; Canal + Liga 2, Gol TV). Una vez que ha dejado los puestos de descenso y que se ha acostumbrado a sumar de forma consecutiva, el conjunto txuri urdin tiene la posibilidad de seguir avanzando, que era el objetivo primordial fijado desde el club para esta temporada, en un mes de diciembre en el que la eliminatoria copera ante el Granada y los dos partidos fuera de casa ante Villarreal y Racing podrían marcar casi definitivamente el devenir de la campaña. Hasta ahora, la Liga ha sido un carrusel de emociones, en realidad más negativas que positivas, que ha colocado a la Real casi en mitad de la tabla. ¿Y partir de ahora? Villlarreal, un campo históricamente propicio para los donositarras, ofrecerá la primera respuesta.

Estaba claro que el regreso a la lista de Xabi Prieto, tras haber sido el descartado antes del encuentro en Anoeta ante el Málaga, iba a cambiar la convocatoria de Montanier para el viaje a Villarreal. Y estaba claro también que Ramírez iba a sustituir a Zubikarai en la habitual rotación de porteros cada dos partidos. Pero, aún así, Montanier ha dejado también en esta convocatoria el marchamo a sorpresa que siempre le gusta ofrecer. Primero, porque había expectación por saber a quién sustituiría Prieto. El elegido del técnico francés ha sido Llorente, que de esta forma se pierde el encuentro en el campo de su anterior equipo y recupera el nada apreciable lugar de último delantero del equipo (Sarpong no parece entrar en esas listas). Además, hay una tercera novedad. Entra Cadamuro en lugar de un Ansotegi que no participó en el último entrenamiento por molestias gastrointestinales. En todo caso, el central tenía papeletas para quedarse fuera, junto a los lesionados Markel e Illarramendi, además de De la Bella (ya recuperado pero con el que Montanier no parece querer que fuerce) y el mencionado Sarpong.

Montanier, como ya hiciera hace una semana, ha abierto la puerta a que el once titular sea el mismo que jugó contra el Betis y contra el Málaga, primer día de la temporada en que los escogidos fueron los mismos que en el partido anterior. De esta forma, Bravo estaría en la portería, con Carlos Martínez y Estrada en las bandas; Iñigo Martínez y Mikel González por el centro; los tres centrocampistas serían Elustondo, Aranburu y Zurutuza; con Griezmann, Vela y Agirretxe en el ataque. Que el martes haya partido de Copa puede hacer que Montanier haga cambios o que, en cambio, se los deje para el duelo contra el Granada. De esta forma, tampoco sorprendería demasiado que fueran titulares Demidov en el centro de la zaga, Mariga en el centro del campo (presumiblemente por Aranburu y después de que el keniano no haya jugado un minuto en los dos últimos partidos) o Xabi Prieto en la banda derecha (y aquí sí parece arriesgado decir a quién sustuiría). A pesar de su salvador gol en el descuento, y después de sus desmentidas declaraciones sobre su regreso a Uruguay, Ifrán parece un seguro suplente, del mismo modo que Cadamuro y Rubén Pardo, que sigue teniendo un hueco entre los mayores.

Sus dos agónicas victorias consecutivas y en el descuento han hecho que la Real abandone los puestos de descenso e incluso ponga tierra de por medio con  respecto a esas tres últimas plazas. Comienza la jornada en la decimotercera posición con quince puntos, tres más que el último equipo en zona de peligro, el Racing (próximo rival en Liga), aunque muy lejos todavía, a ocho puntos, de las plazas europeas. El equipo txuri urdin suma siete de los últimos nueve posibles, siendo el segundo mejor equipo de ese tramo sólo por detrás del Real Madrid. Como visitante, ganó su último partido, en el Benito Villamarín, rompiendo una racha de cinco derrotas consecutivas tras ganar en el primer encuentro de la temporada en El Molinón. El Villarreal tiene un punto menos que la Real, 14, y está viviendo una temporada complicada. Después de caer eliminado de la Champions, donde ha perdido todos los partidos, y de dos derrotas consecutivas en Liga como visitante, busca enderezar su trayectoria. El Madrigal, en todo caso, no le da malos números: tres victorias (incluyendo los dos últimos), dos empates y una sola derrota (ante el Levante, cuando todavía era líder).

Villarreal es una plaza históricamente propicia para el conjunto txuri urdin, y donde además ha logrado victorias muy importantes para sus objetivos. Son nueve los encuentros disputados entre Villarreal y Real Sociedad, todos ellos en Primera División, con un saldo de tres victorias para cada equipo y tres empates. El mayor triunfo realista es el 1-3 de la temporada 2000-2001, que dio tres puntos vitales para la permanencia en la máxima categoría gracias a los goles de Rekarte, Tayfun e Idiákez y a un soberbio partido de Xabi Alonso, con una antológica asistencia en el gol del turco. El Villarreal nunca ha conseguido golear a la Real en su campo, y su victoria más holgada es el 2-0 que logró en la campaña 2003-2004. El Madrigal asistió en la temporada 2002-2003 al triunfo del equipo de Denoueix cuando ya era líder. Aquel 0-1, con gol de Nihat, era el octavo de los 19 partidos que finalmente estuvo sin conocer la derrota en la campaña del subcampeonato. También trascendente para la permanencia fue el 0-2 de la 2005-2006, con goles de Mikel Alonso y Mark González y con el Villarreal inmerso en las semifinales de la Champions que después perdió contra el Arsenal.

La pasada temporada, la 2010-2011, fue la última vez que se vieron las caras Villarreal y Real Sociedad en El Madrigal. El equipo de Martín Lasarte completó un partido más que aceptable y no mereció salir derrotado de tierras castellonenses, pero aquel día decidió la inspiración de Rossi. La Real decidió aguantar atrás las acometidas iniciales del Villarreal, que no supo cómo crear peligro en la portería de Bravo en el primer tramo del encuentro, sí después, haciendo que el chileno fuera uno de los mejores. Estrada mandó un afortunado balón al larguero y Aranburu y Labaka pudieron adelantar al equipo txuri urdin. Fue el capitán realista quien finalmente hizo el merecido 0-1. Dos lamentables pérdidas de balón de Markel Bergara y Xabi Prieto costaron los dos goles de Rossi con los que el Villarreal remontó el partido. Después de eso, el equipo realista apenas tuvo posibilidades de recuperar siquiera un punto. Illarramendi debutó en Primera y Llorente jugó por última vez en la campaña antes de que la hernia la impidiera participar más. Aquel encuentro, el primero de la segunda vuelta, marcó el inicio de la horrible trayectoria del equipo como visitante, en el que todos sus partidos se saldaron con derrotas.

jueves, diciembre 08, 2011

Aitor Zabaleta, trece años después

Hace trece años estaba sentado en la grada del estadio Vicente Calderón viendo un partido de fútbol que había perdido toda importancia antes de empezar. Y era trascendente, ya lo creo que lo era. Pero horas antes de que empezara el encuentro fue apuñalado Aitor Zabaleta, junto a una de las puertas del estadio rojiblanco, de forma tan cobarde como absurda. Fue un deleznable acto de unos tipejos a los que no se puede llamar seres humanos, descerebrados que encuentran en el fútbol la excusa para desplegar una violencia que no debiera tener cabida en ningún aspecto de la vida. Aquella madrugada, del 8 al 9 de diciembre de hace justo trece años, Aitor Zabaleta murió. Fue un asesinato sin sentido. Lo digo como si alguno tuviera sentido, pero éste, desde luego, tuvo menos sentido que la mayoría y trastocó las ideas de todos los que vemos el fútbol como una hermosa fiesta.

Aquella debía ser una bonita noche europea, de esas que no hemos tenido tantas como nos gustaría. Pero hoy no recuerdo prácticamente nada de aquel partido. Sólo el espectacular despliegue físico y futbolístico que hizo Juan Gómez. A medias el gol de Javi Gracia que forzó la prórroga. Pero nada más. No recuerdo ninguno de los cuatro goles del Atlético de Madrid. No me vienen a la memoria ni la alineación ni los cambios de Bernd Krauss. No recuerdo haber sentido nervios al comienzo del tiempo extra. Ni siquiera el mal arbitraje de un portugués más allá de saber eso, que fue malo. Y que yo no me acuerde de un partido en el que he estado, los que me conocen lo saben, es algo extraordinario. Pero es que aquella noche sucedió algo extraordinario. Tristemente extraordinario.

Han pasado trece años de aquello y todavía lo siento como la peor de las pesadillas que me ha tocado vivir como aficionado txuri urdin. Recuerdo llegar a los aledaños del Vicente Calderón junto a otras tres personas y, sin saber todavía nada, notar que había un ambiente de odio, rabia y violencia como jamás había visto y nunca he vuelto a ver en torno a un campo de fútbol. Dentro del Calderón me contaron lo que había pasado. No había móviles, no había Internet, no pude enterarme antes. Y cuando me dieron la noticia de que habían apuñalado a uno que llevaba la misma camiseta que yo, me quedé en blanco, como ido. El fútbol se acabó antes de empezar porque unos miserables energümenos decidieron que la tragedía debía imponerse a lo que tenía que ser un bonito duelo deportivo. Dicen las crónicas, sobre todo las crónicas que se redactaron en las redacciones colchoneras, que el encuentro sí fue bonito, pero yo no lo sé. Yo tenía la cabeza en otro lado.

Todavía no sé por qué se jugó aquel partido, no entiendo por qué no se suspendió. Lo que sí sé es que el mundo se derrumbó con la primera noticia y, aún con más fuerza, cuando a la mañana siguiente me enteré de que Aitor había muerto. Han pasado trece años y siento todavía la misma sensación de miserable vacío que entonces. Y ahora, cada vez que me siento en un campo de fútbol rodeado de aficionados con la camiseta txuri urdin, cada vez que se corea su nombre, se me pone la piel de gallina. El recuerdo de Aitor Zabaleta siempre estará presente.

martes, diciembre 06, 2011

Confusión, resultadismo y el peso de la camiseta

Lo reconozco, ya no entiendo nada. Alguna cosa sí, pero pocas en realidad. El caso es que la Real se ha convertido en un misterio insondable en el que es imposible saber qué va a suceder, qué se va a criticar, con qué argumentos se va a defender a sus responsables,quiénes son los buenos o cualquier otro detalle. Ocho jornadas sin ganar y dos victorias agónicas han transformado lo que debía ser la temporada del crecimiento, eso es lo que se nos dijo cuando se cesó a Martín Lasarte, en un galimtías que puede acabar mal o puede acabar bien porque lo hemos supeditado al resultadismo y al destino. Sigo sin ver patrones fijos, no ya futbolísticos sino incluso emocionales. Sigo sin saber qué jugadores están llamados a ser importantes en este equipo y cuáles optan a ser mejorados por otros. Sigo sin saber a qué juega la Real de Montanier y, por encima de todo, no comprendo que ganar o perder sea la única guía a la que atenernos para saber algo.

Es decir, si ganamos partidos, sea de la forma que sea, tiraremos hacia adelante con lo que tenemos, nos guste o no. Si no los ganamos, no nos importará tomar otros caminos. Esa es la única certeza que tenemos ahora mismo a tenor de los mensajes que se nos transmiten. Dos victorias seguidas certifican la continuidad de Montanier, del mismo modo que ocho partidos sin ganar determinaron los ultimátums que tan in extremis salvó. No me parece ésta la mejor manera de crecer. A pesar de que Montanier ironice con el tema, que hace bien, tener al entrenador constamente amenazado con el cese no es una base sólida para el futuro. Después de que se diera por hecho el cese, que se vivieran dos partidos muy cercanos a esa situación, que salieran nombres de un buen puñado de entrenadores y que muchos dieran por seguro el fichaje de Luis Aragonés, ahora se dice que Montanier sigue hasta Navidad. Dos partidos de Liga lejos de Anoeta y la eliminatoria copera ante el Granada decidirán qué pasa después. Y si caemos, ¿qué?

Ese resultadismo está escondiendo muchas cosas dignas de análisis. Esta semana todos los medios de comunicación han buscado a Diego Ifrán, autor del golazo que dio la victoria ante el Málaga. Es el jugador del momento. Pero resulta que ese mismo jugador es el que estaba condenado al ostracismo por Montanier, del que ya se hablaba como uno de los que podría dejar el club en el periodo de fichajes de enero igual que se especuló que podría salir al Hércules en verano. Montanier dice que tiene siete delanteros e Ifrán es ahora mismo el séptimo. El uruguayo reconoce en las entrevistas de estos días que es obvio que Montanier no confía en él. Y sin embargo, calidad tiene, como evidencia el postrero gol del domingo. ¿Puede un equipo como la Real prescindir de jugadores así? Desde luego que no. Y más cuando se trata de un delantero en un equipo que llevaba cinco jornadas sin marcar de las seis últimas antes del milagro de Sevilla. Montanier comete con Ifrán un error más grande aún que el que cometió Martín Lasarte el año pasado con Agirretxe.

No puedo olvidarme del de Usurbil, no. Es un jugador poco valorado y que, en mi humilde opinión, está a un nivel altísimo esta temporada. Altísimo de verdad. Es impagable el esfuerzo que hace jugando de espaldas, creando segundas jugadas, sacrificándose en labores más oscuras del fútbol. Tan oscuras que casi nadie se ha dado cuenta de que él fue quien dio la asistencia a Vela en Sevilla y que él es quien mete el balón en el área para que Ifrán marque el 3-2 ante el Málaga. Agirretxe personifca lo que creo que en estos momentos está elevando a la Real por encima del lugar que ocupaba hace sólo dos semanas: el talento de sus jugadores. Simepre he dicho que el equipo txuri urdin tiene mucho más de lo que se le reconoce. Mucha más calidad (mirad los goles de Iñigo Martínez y Vela, o las combinaciones de la primera mitad ante el Málaga) y mucha más entrega (dos victorias consecutivas en el último minuto). Normalmente lo que se dice es que tenemos una plantilla normalita y que no tiene carácter. Nunca he estado de acuerdo. Y, ojo, que hemos ganado dos partidos sin Xabi Prieto y sin Illarramendi, dos de los mejores.

Es por eso, y no por ganar o por perder, por lo que no entiendo a Montanier. Creo que tiene a una plantilla desaprovechada. Creo que no entiende los partidos (¿por qué ese ataque desaforado contra el Málaga no se vio, por ejemplo, contra el Espanyol?), creo que no sabe infundir a los jugadores el espíritu necesario para cada encuentro y que sus cambios, de hombres y de posiciones, no tienen razón de ser en numerosas ocasiones (qué poco se ha dicho que Griezmann acabó de lateral izquierdo ante el Málaga, como se dijo poco que durante unos minutos fue Zurutuza quien jugó de lateral derecho contra el Sporting). Pero si no entiendo al entrenador, tampoco entiendo a los que están por encima de él. Tan pronto le dicen que haga un grupo fuerte de catorce o quince jugadores como asisten a que uno que no comtaba marque el gol del triunfo en un partido. Tan pronto ponen en duda en público la gestión de los partidos del entrenador, como le ratifican contra viento y marea. Tan pronto piden confianza como se ponen a negociar con otros entrenadores sin destituir al que tienen.

No entiendo nada y por eso me agarro a aquello en lo que confío de esta Real: sus jugadores. Creo en ellos. Siempre he creído en ellos. Creo que el conjunto txuri urdin tiene una plantilla notable, en absoluto inferior a la de equipos que van a luchar por conseguir plaza europea en mayo. Lo creo de verdad. Pero entre unos y otros cometemos siempre la temeridad de infravalorar a los nuestros y pensar que los demás son mejores. El resultadismo engulle todo lo demás y yo siento no estar de acuerdo con ese planteamiento. No lo estoy cuando las cosas vienen mal dadas (algo de eso podrían decir Lillo o Lasarte) y no lo estoy cuando se ganan dos partidos seguidos. Que se han ganado en el minuto 91, por cierto. Y siu el resultadismo es nuestra única guía, corremos el riesgo de perder todo lo que tiene que marcar la diferencia en la Real. Yo lo tengo claro. Lo que ahora mismo sostiene a la Real es el peso de la camiseta que llevan sus jugadores, incluso en circunstancias adversas para tantos de ellos. Y si Xabi Prieto vuelve, y no me refiero sólo al alta médica, el equipo será aún más grande.