miércoles, marzo 30, 2011

La Real, donde tiene que estar

Si José Luis Orbegozo quedó en el subconsciente de todos como un gran presidente de la Real, quizá como el gran presidente de su historia, no fue porque durante su mandato se consiguieron dos Ligas. Puede que muchos lo vean así, seguramente por no haber vivido o no haber leído sobre aquel periodo, pero ese no es el auténtico motivo. La historia obliga a hablar bien de Orbegozo porque siempre defendió los intereses de la Real, aunque eso supusiera enfrentarse con los poderosos, como de hecho tuvo que hacer en más de una ocasión. Aquel presidente txuri urdin lucho por su club, luchó contra viento y marea, contra molinos y contra gigantes, y lo hizo siempre pensando en la Real y en sus gentes. La Real se empezó a torcer cuando los pensamientos dejaron de ir por ese lado. La gestión de José Luis Astiazarán quiso colocar a la Real donde no tenía que estar, en un mundo alternativo en el que nos convertíamos en unos nuevos ricos alejados de nuestra esencia. Y así comenzó el declive económico del club que supuso la causa fundamental de su hundimiento en el pozo de la Segunda División y del proceso concursal.

Astiazarán ahora está en el otro lado. En el de los ricos, en el de los poderosos, en el de los que manejan o quieren manejar los hilos de todo. Es el presidente de la Liga de Fútbol Profesional, por méritos que desconozco. Desde allí se ha urdido una huelga que, afortunadamente, ha fracasado. Y ha fracasado por la oposición de varios clubes, que han forzado a la Justicia a intervenir. Entre ellos, la Real. Para mí es un gozo saber que el club está donde tiene que estar, y en este asunto lo ha estado. Bien por el presidente, Jokin Aperribay, que en este tema y en la negociación del reparto del dinero que generen los derechos televisivos, cuestión que está muy relacionada con este abortado paro, se está mostrando como un rector muy serio, abierto al diálogo pero consciente de que nuestros intereses no coinciden con los de quienes mandan. Este paro convocado desde la patronal era tan absurdo que nadie se ha atrevido a defenderlo en público. Nadie salvo Astiazarán. Pero han sido seis los clubes, sólo seis, que han dado la cara y se han colocado a la vanguardia de la resistencia. Los clubes rebeldes, les llamaba la prensa. Qué curioso, ahora resulta que todo el mundo quería jugar pero sólo seis levantaron la voz. Y la Real, como debe de ser, estaba entre ellos.

Objetivamente, a la Real le venía muy bien jugar este fin de semana sin más demora. Primero, porque el Hércules viene con entrenador nuevo y era absurdo darle una semana más para preparar el partido. Segundo, porque el encuentro más complicado que le resta en Anoeta, el del Barcelona, coincide con unas fechas golosas, justo antes del primer partido de semifinales de la Champions, por lo que presumiblemente Guardiola dará descanso a algún titular. Y tercero, porque con el paro el final de la Liga se hubiera retrasado tres semanas (¿a alguien le cabe en la cabeza semejante parón con cuestiones como Europa o el descenso, quizá incluso el propio título de Liga, en juego?) y la Real se habría quedado sin el concurso, probablemente, de Griezmann e Illarramendi, que estarían jugando el Europeo Sub-21 con sus selecciones. Pero ahí no están las razones de la posición de la Real. Las auténticas razones están y deben estar siempre en el fondo de los debates. Más dinero por los derechos televisivos, sí. Chantajes, no. Y esto era un chantaje de la Liga al Gobierno, quizá por mandato de los dueños de los derechos televisivos, para eliminar el partido en abierto y, así, ganar más dinero.

Ahí la Real podrá defender lo que quiera, y lo hará cuando el debate esté sobre la mesa, no ahora. Eso sí, yo tengo claro que estamos desorbitando el precio del fútbol. Estamos pagando demasiado por un espectáculo que defrauda muy a menudo, y no lo digo sólo (ni principalmente) por lo que sucede en el terreno de juego. La Liga de Fútbol Profesional tiene de profesional sólo el nombre y se está viendo en demasiadas cuestiones, como ha quedado en evidencia con esta huelga. ¿En qué cabeza cabe que hasta hoy no se haya sabido si habrá jornada de Liga? ¿Cómo es posible frustrar desde la LFP la que quisieron hacer los jugadores apelando a la inviolabilidad del calendario y ahora defender este paro sin tener en cuenta que estamos en el momento decisivo de la temporada y ya sin fechas libres para acomodar los partidos suspendidos? ¿Por qué los clubes mantienen al frente de la Liga a un dirigente que no cuenta con el respeto ni el respaldo de la gran mayoría de los aficionados del club al que dirigió y que le sirvió como trampolín para acceder a ese cargo? ¿Cuándo se va a tener en cuenta la opinión del aficionado a la hora de colocar los horarios de los partidos?

Si esto fuera profesional, los horarios se sabrían desde hace mucho tiempo, permitiendo a los clubes y a los aficionados planificar su trabajo y sus viajes. Pero esto no es profesional. Astiazarán es el responsable de una Liga que corre el peligro de ser el hazmerreír de Europa con cuestiones como esta huelga. Que su nombre esté ligado a la historia de la Real tendría que hacernos pensar mucho, pensar en cosas en las que realmente no hemos pensado por la vorágine de los acontecimientos que rodearon al club en los últimos y convulsos años. Con Aperribay de presidente, ahora reina la tranquilidad. No sé si toda la responsabilidad de este estado de bienestar se le puede achacar a él, porque es imposible olvidar la extraña forma en la que accedió a la Presidencia. Aquel fue el momento álgido de una Real oscura que comenzó con Astiazarán, ironías de la vida, precisamente quien negoció en nombre del club el primer contrato televisivo cuando llegaron a España las plataformas digitales. Pero ahora parece haber sentido común detrás de lo que se hace, al menos en debates como éste. Y eso hay que aplaudírselo a Aperribay. Porque en esto ha colocado a la Real donde tiene que estar.

miércoles, marzo 23, 2011

Desconfianza

Estoy convencido de que una de las cuasas de que la Real esté como está, moviéndose en un entorno de desconfianza notable, ha sido la falta de ambición. Puede que sea incluso la causa principal, aunque eso nunca lo sabremos. De hecho, es posible que los protagonistas lo negaran si se les preguntara. Pero es innegable que Europa estaba cerca y que se desdeñó siquiera la posibilidad de pelear por una plaza. Nos creímos pequeños e incapaces, asumimos que esa tarea nos venía enorme. Y de tanto creer algo, uno lo acaba consiguiendo. Lo bueno (¿que fue la temporada 2002-2003 sino un auténtico ejercicio de fe en que era posible el título de Liga?) y lo malo. Y ahora, después de cinco jornadas sin ganar, toca lo malo. La desconfianza se ha apoderado de la Real, más fuera del campo pero también en alguna medida dentro de él. La prueba definitiva fue ver en Santander el nerviosismo de Mikel González, para mí y sin ninguna discusión el mejor central que tiene el primer equipo.

Lo que hemos conseguido entre todos es que la Real asuma que esta temporada sólo puede pelear por la salvación. Objetivo importante, que no hay que dar nunca por supuesto, pero no el único al que podría haber aspirado este equipo, pues vemos equipos que daban por supuesta esa plaza que no están en la mejor de sus temporadas. Esa es una espina que, estoy seguro, voy a tener clavada durante mucho tiempo. Y ya no es cuestión de buscar culpables, eso no tiene ninguna importancia. Lo que de verdad interesa es que la desconfianza no se convierta en algo asfixiante. Para eso no hay mejor solución que ganar cuanto antes los dos partidos que nos quedan para certificar la permanencia. Dos de nueve. No parece un objetivo titánico precisamente. Hay quien dice que la permanencia se conseguirá con 39 puntos, con lo que faltarían cuatro. Y, de ser así aunque asumiendo que habrá que sumar siete u ocho más por si las moscas, en la historia reciente de la Real sólo hay un precedente que nos condenaría, y por los pelos, que es el inicio de la temporada 2006-2007, cuando se sumaron tres puntos en nueve encuentros, los que quedan para acabar la presente Liga.

¿Eso es motivo suficiente para tener tanta desconfianza? Para mí, no. Al contrario, creo que hay sobrados motivos para confiar en la Real... si la propia Real confía en sí misma. Lasarte socavó en parte esa confianza cambiando el sistema de juego en Santander. Cierto es que la sangría de goles encajados justificaba el movimiento, pero a mí no me convenció, ni por el rival que había enfrente ni por los hombres escogidos para sustentar el centro del campo con ese esquema. Sigo creyendo que la Real tiene unas armas muy definidas y que, por mucho que ya las conozcan los rivales, son difíciles de detener. Apostemos por ellas y dejemos los experimentos para la pretemporada. Apostemos por el talento de Xabi Prieto y Griezmann, que como quedó demostrado en El Sardinero brota incluso en sus peores momentos. Apostemos por el empuje y las subidas de De la Bella y Carlos Martínez, dos buenos defensas que se convierten en dos atacantes más cuando son necesarios. Apostemos por el talento de Zurutuza, por liberar a Tamudo de todo lo que no sea empujar el balón a la red, por devolver confianza a la defensa con Rivas por delante (o incrustrado como él sabe).

Y valoremos lo que tenemos. Porque de tanta desconfianza no nos damos cuenta de que, hasta la semana pasada, éramos el mejor equipo ascendido (ahora el Levante nos ha pasado, fruto de los tres puntos que se quedaron en el camino, los dos que perdimos y el que ganaron ellos en Anoeta). No nos damos cuenta de que Xabi Prieto está entre los mejores jugadores de la Liga, por sus números (seis goles y diez asistencias) y por su valoración (se habla del interés del Liverpool). Que cuando deja su portería a cero este equipo es imbatible. Creo que ni siquiera hemos sido completamente consciente de la esplendorosa irrupción de Diego Ifrán en Santander. El uruguayo demostró muchas cosas en media hora y después de un año sin jugar. ¿Pero sabéis cuál de todas ellas es la que más me gustó? Su confianza. Cogió el balón en el minuto 93 para lanzar una falta convencido de que la iba a meter. Cómo recordó a Nihat, en eso y en alguna cosa más. Palabras mayores. Si todos mostráramos esa confianza, estoy seguro de que no tendríamos razones para pensar que a finales de mayo la Real puede ocupar una de las últimas tres plazas de la clasificación.

domingo, marzo 20, 2011

RACING 2 - REAL SOCIEDAD 1 Lo raro es perjudicial para la Real

Raro. Qué raro ha sido el partido de Santander. Y todo lo raro, todo lo que es ajeno al desarrollo tradicional de un partido de fútbol, es perjudicial para la Real. Todo. Lo que sale desde dentro del vestuario de la Real y lo que viene desde fuera. Todo. Absolutamente todo. Hoy ha perjudicado todo. El radical cambio de sistema, innecesario e inmotivado, además de la traición que supone a lo que hace fuerte a este equipo, que es la confianza en sus armas. La actuación arbitral, casera como siempre que la Real juega fuera pero como nunca cuando lo hace en Anoeta. Los rebotes, el del Racing que entra sin que Bravo pueda hacer nada y el de la Real que no sabemos si entra o no pero sí tenemos claro que el árbitro jamás lo dará como gol. Todo lo extraño. Hasta el ritmo extraño de los partidos, como el de hoy en la primera mitad sobre todo, va en contra de los intereses del conjunto txuri urdin.Y extraño es el cuerpo que se queda, porque hoy la Real ha desmentido todo lo que se ha venido diciendo de ella en las últimas semanas... pero ha vuelto a perder. Y son cinco semanas sin ganar. Lo raro entierra las opciones de ganar. Volvamos a lo normal, a lo que conocemos, a lo que es la Real.

Lasarte fue el primero en contribuir a la extrañeza del partido. No sólo hubo cambio de jugadores, sino también de sistema. Si la Real juega con un 4-3-2-1 es porque es el sistema que le vale. No tiene mimbres para jugar con dos arriba, con cinco atrás o con un rombo en el centro. Se puede alterar ese esquema durante un partido, se puede hacer más flexible tanto en defensa como en ataque, pero los experimentos siempre pesan. La idea del técnico uruguayo era fácil de entender, el objetivo era apuntular la defensa para acabar con la sangría de goles que amenaza con convertir a la Real en uno de los peores equipos de Primera. Habrá quien piense que esa faceta se consiguió en buena medida. Yo no lo comparto. Ante un Racing prácticamente inofensivo, la sensación no era de seguridad absoluta. Sólo hubo dos ocasiones de gol locales en la primera mitad y las dos llegaron por errores de la defensa. Mikel González interceptó un balón que era fácil para Bravo y lo dejó a pies de Kennedy, que disparó arriba. El propio Kennedy se marchó con una facilidad tremenda por banda y cedió a Rosenberg para que fallara un gol clamoroso. Había desajustes, diría incluso que nervios.

¿Y en el otro área? Nada. Nada porque el sistema, que no funcionó para asentar al equipo atrás, tampoco funcionó para conseguir opciones de ganar el partido. La clave estuvo en el centro del campo. En realidad, la Real no defendió casi nunca con cinco, pues los dos laterales ocuparon posiciones más adelantadas (y eso, en realidad, cercenaba buena parte de las cualidades de De la Bella y, sobre todo, de Carlos Martínez), pero el doble pivote no funcionó. Elustondo rozó la intrascendencia en el partido, y no es la primera vez. Ni ayudó a cerrar huecos atrás ni contribuyó a sacar al equipo en ataque. Aranburu tuvo tantos aciertos como errores. Entre los primeros estuvieron los inicios de algunas de las mejores combinaciones de la Real, incluyendo la única medio ocasión de gol que tuvo la Real en la primera mitad, un centro de primeras de Carlos Martínez que Griezmann no remató porque se adelantó demasiado en su incursión en el área desde atrás. Los laterales se convirtieron en los extramos y dejaron a los dos extremos un poco en tierra de nadie, sobre todo a un Xabi Prieto que estuvo desaparecido.

A la larga, los errores del capitán pesaron más en el desarrollo del partido que sus aciertos. Uno sobre todo. Una frivolidad, como dijo Lasarte en la rueda de prensa, fue lo que costó el primer gol del Racing. Aranburu quiso dejar atrás de tacón y se perdió el balón. Luego pasó lo de siempre, esa mala suerte que parece perseguirnos y que se convirtió en un diabólico rebote en la bota de De la Bella que contribuyó decisivamente a que el disparo de Kennedy se convirtiera en algo imposible para Bravo. Era, una semana más, el primer disparo del rival txuri urdin entre los tres palos. El primero. Otra vez. Y otra vez con un maldito rebote en un jugador realista. A pesar del mal primer tiempo, el castigo era de nuevo excesivo para los méritos de la Real (a pesar de que no había hecho nada demasiado mal y de que el gol llegó en el mejor momento del equipo de Lasarte, lo cierto es que para ganar un partido hay que hacer muchísimo más) y, sobre todo, demasiado benévolo con las prestaciones del Racing, un equipo en realidad bastante inofensivo.

El partido entró en ese momento complicado en el que cuesta lanzarse hacia arriba por el riesgo de encajar el segundo gol. La Real ya había tirado la primera mitad y tampoco hizo demasiado en los primeros 14 minutos de la segunda. Pero el minuto 59 cambió el panorama. Mucho. Muchísimo. Lasarte hizo un doble cambio. Ifrán entró por un Tamudo que lleva más de una semana pidiendo descanso y Zurutuza ocupó el lugar de Mikel González. El cambio es valiente, y eso se aplaude, pero también raro. Teniendo en cuenta que el Racing iba ya a vivir del contraataque, es raro que Lasarte prescindiera del central más rápido para retocar el esquema y volver al tradicional 4-2-3-1. Raro es también que Labaka juegue por delante de Mikel González. Da la impresión de que Lasarte está desprovechando a Mikel, condenándole a la banda en algunos partidos y con cambios como éste. De hecho, el panorama pudo compplicarse si Giovani llega a marcar el uno contra uno que tuvo contra Bravo y que lanzó fuera. La inacción de Elustondo (insisto: Rivas renovación, porque no hay nadie como él ni en la Real ni en el Sanse) contribuyó a que los huecos que dejaban los laterales al subir y puso la derrota en el filo de la navaja.

Esa media hora final mostró las virtudes de la Real, gane o pierda. El trío de mediapuntas comenzó a sacar su clase. Ifrán aportó una movilidad y unas opciones de gol dignas de elogio, más si tenemos en cuenta el tiempo que llevaba sin jugar por las lesiones, casi un año. Carlos Martínez, y eso era obvio que se necesitaba, fue el mejor realista sobre el césped y un atacante más. Así llegaron las ocasiones. Y así llegó el gol. El impresionante pase de Xabi Prieto al segundo palo encontró una preciosa volea de Griezmann que se pareció al gol que consiguió en Getafe, en aquella ya lejanísima última victoria de la Real fuera de casa en esta temporada. 1-1. Y una sensación de que la Real estaba arrollando al Racing, con bastante fútbol y con numerosas ocasiones. Ifrán tuvo un mano a mano que le sacó Toño, el mejor jugador del Racing, que ya hubiera supuesto el 1-2. Griezmann mandó una chilena al larguero en una jugada que ya estaba anulada por fuera de juego. Zurutuza provocó otra gran intervención del meta racinguista. La Real merecía ganar. Y ya podemos despotricar lo que queramos contra el equipo, que la sensación era esa.

Cuando mejor estaba la Real, cuando más parecía factible el 1-2, llegó el 2-1. La defensa de la Real anduvo algo blanda y en ella corrió demasiado detrás del balón, pero fue un buen gol de Giovani, tras una notable combinación desde atrás. Quedaban 13 minutos por jugar y los más agoreros, como suele suceder, ya verían el partido finiquitado. Nada más lejos de la realidad, aunque este equipo no destaque precisamente por sus remontadas. La Real dio una demostración de pundonor en esos minutos y desmintió a quienes piensan que el problema de su rendimiento está en la cuestión física. Toño volvió a sacar un gran disparo de primeras de Ifrán. Aquel disparo, córner claro, lo convirtió Paradas Romero en saque de puerta. Fue otro arbitraje perjudicial para la Real. Otro arbitraje raro. La Real se llevó más tarjetas sufriendo más faltas, las pérdidas de tiempo del Racing no sirvieron más que para los tradicionales y aberrantes tres minutos de descuento. Y las incontables faltas que sufre Xabi Prieto todos los días no valen para nada porque no hay sanción. Lejos de Anoeta, todos los árbitros parecen caseros y eso nosotros no lo catamos en casa. Pero no pasa nada.

Cuando sí pasó fue en el descuento. Ifrán forzó una falta al borde del área. Y se arremolinaron todos junto al balón, pero el uruguayo tenía la portería entre ceja y ceja. Su disparo se fue al palo y recorrió la línea hasta que Toño, otra vez Toño, la sacó. Yo no voy a decir si es gol o si no lo es, porque muchos me tacharían de forofo. Yo me limitaré a seguir lamentando que el fútbol sea el único deporte incapaz de implantar la tecnología necesaria para impedir las injusticias. No hay ninguna repetición que deje claro en televisión, sin ningún género de dudas, si el balón entró o no. Lo que sí voy a decir es que estaba claro que el árbitro no iba a conceder gol. Habría que ver qué habría pasado si esa misma falta sucede en la portería de Bravo con un 1-2 en el marcador. Habría que verlo. El caso es que, sea por el árbitro, sea por la mala suerte o sea por lo que sea, el partido acabó 2-1. Inmerecido a todas las luces. Injusto desde cualquier punto de vista con la segunda parte que ha hecho la Real. Pero ya se sabe que los goles no se merecen, se marcan. Y los partidos no se decantan por sensaciones, sino por goles.

Tómese como se quiera, pero imagino que ahora ya estaremos todos satisfechos. La Real no pelea por Europa, sino por la salvación. Y eso que sigue estando más cerca de la séptima plaza que de la decimoctava. Pero ahí sí cuentan las sensaciones. Hasta que el equipo txuri urdin no sea capaz de nuevo de pensar en jugara cada partido y nada más, el nerviosismo que siempre se instala en el entorno a cada leve traspiés será una constante. La semana que viene no hay Liga, por lo que habrá dos semanas para rumiar el disgusto, lamerse las heridas y pensar en la importancia radical que tiene el partido en Anoeta contra el Hércules del primer fin de semana de abril. Los alicantinos llegarán a San Sebastián como colistas. Como lo era el Málaga. Y la Real le recibirá después de cinco semanas sin ganar, con un punto de los últimos quince. Mantengo la misma idea de siempre: si la Real es la Real, puede con todo. Si hay cosas raras, echémonos a temblar.

sábado, marzo 19, 2011

PREVIA Racing - Real Sociedad. Buscando tranquilidad

Esto del fútbol es así. Si hace unas semanas se buscaba ilusión y la lucha por una plaza europea, ahora se busca tranquilidad y consolidar la permanencia en Primera División. Así se viaja a Santander (domingo, 17.00 horas, El Sardinero; Gol TV y PPV), después de una racha de cuatro partidos sin conocer la victoria y con derrota en seis de los últimos siete desplazamientos del equipo. Con un colchón de nueve puntos sobre el descenso pero visitando a un equipo, el Racing, que está cinco por debajo, parece imprescindible sacar algo de Santander si se quiere evitar que se contagien y amplifiquen los nervios que ya hay (en apariencia, más fuera que dentro del equipo), en una situación que nos los motiva en absoluto. Eso sí, el equipo está en la obligación de responder a la media hora final del partido de la pasada jornada ante el Málaga, donde dejó la pobre impresión de que cualquiera puede vencer a la Real sin resistencia alguna y haciendo muy poquito para sacar tres puntos. Puede haber cambios para acometer este reto, pero como dijo Lasarte no una revolución.

Como esta vez ha sido el propio técnico realista el que ha insinuado que podría retocar su once, adelantar el nombre de los jugadores que saltarán al césped de El Sardinero es algo aventurado. La convocatoria tampoco deja muchas cosas claras gracias a los dos cambios, significativos cambios, que hay con respecto a la lista que dio Lasarte para afrontar el duelo ante el Málaga en Anoeta. No viajan Markel, que ha tenido molestias a lo largo de la semana y que deja a Rivas como único pivote defensivo de la lista; ni Agirretxe, que vuelve a convertirse en el tercer delantero para el técnico uruguayo, ahora por detrás de Tamudo e Ifrán (aunque el canterano saltó al campo hace seis días en la segunda mitad por delante del uruguayo, que no llegó a jugar). Sus lugares entre los 18 escogidos los ocupan esta semana Carlos Martínez y Sutil. En San Sebastián también se quedan los lesionados Llorente y Demidov, al igual que Asier Illarramendi, también con dolencias físicas que le impedirán jugar con el Sanse.

Bravo, obviamente, será el portero titular. Los centrales serán con casi total seguridad Mikel González y Ansotegi (Labaka será su relevo en caso de necesidad), con De la Bella en el lateral izquierdo. A partir de ahí, y teniendo en cuenta que Tamudo será el delantero titular, el resto de posiciones del once están abiertas a especulaciones. Lo normal es que los cambios, si finalmente los hay, se den en el centro del campo, lo que daría a Estrada el lateral derecho, aunque no hay que descartar el regreso de Carlos Martínez. Diego Rivas también parece seguro, con lo que Aranburu y Elustondo se juegan el otro puesto de pivote. El capitán podría jugar también como mediapunta o en la banda izquierda, lo que permitiría a Lasarte dar descanso a Zurutuza o Griezmann (por el puesto del francés también optaría Sutil). Menos probable parece que sea Xabi Prieto el que descanse, lo que relega una semana más al banquillo a Sarpong. Ahí también estará Ifrán, buscando su segundo partido como jugador de la Real, tras debutar hace dos jornadas en Riazor saliendo desde el banquillo.

La Real es décima en la clasificación, con 35 puntos. El Racing es decimoquinto, con 30. Marcelino, ténico racinguista, ya ha dicho que el partido es importante porque si ganan ellos meterán a la Real en la pelea por no bajar. No será tanto por la distancia en puntos como por las sensaciones. El equipo txuri urdin tiene un colchón de nueve puntos sobre los puestos de descenso y se encuentra mucho más cerca de la lucha por Europa, a cuatro puntos de la séptima plaza y a siete de la sexta. Pero como el equipo acumula cuatro semanas sin ganar (dos derrotas fuera, una en casa contra el colista y en empate más en Anoeta), el nerviosismo ha hecho acto de presencia, como suele sucederle al entorno realista en estas situaciones. Ganar en Santander despejaría fantasmas y colocaría a la Real con una puntuación ya superior a la que logró el primer equipo que se salvó del descenso en la temporada 2009-2010. Urge romper la racha como visitante, donde la Real lleva cuatro derrotas consecutivas y seis en los últimos siete encuentros. El Racing también llega después de cuatro semanas sin ganar, en las que ha sumado dos empates, y de dos derrotas consecutivas por 3-1.

Santander es territorio propicio para la Real, sobre todo en los últimos tiempos. En total, el equipo txuri urdin ha jugado allí en 47 ocasiones, de las que ha ganado once y empatado otras doce, por 24 derrotas. Sin embargo, el dato mejora con los partidos jugados en Primera: 10 victorias y otros tantos empates en 37 partidos. Y mejora aún más si tenemos en cuenta sólo las doce últimas visitas, todas ellas en la máxima categoría, siete de las cuales se saldaron con victoria de la Real, tres con empate y sólo dos con triunfo racinguista. De esa etapa todavía se recuerda el gran 1-4 de la temporada 2000-2001, ya con Toshack como entrenador, un triunfo vital para lograr la permanencia que se consiguió con goles de Llorente, Julio César, Khokhlov y De Paula La mayor goleada del conjunto blanquiazul fue el 2-5 de la temporada 30-31, con goles de Baragaño en propia puerta, Bienzobas, Cholín y dos de Garmendia. Por contra, el marcador más abultado para el Racing fue el 7-1 de la campaña 32-33, marcado Tolete el único gol txuri urdin. En Segunda, la Real sólo venció con el 1-4 de la 63-64 (goles de Matute, Amas y dos de Arzak), empató en dos ocasiones y perdió en las siete restantes.

La última vez que la Real visitó El Sardinero fue en la temporada 2006-2007, la que culminó con el descenso txuri urdin a Segunda. Siguiendo los cánones más respetados entre los aficionados, el 1-0 final sólo se puede considerar como un atraco. La Real perdió por un penalti inexistente, Zigic se tiró descaradamente delante de Mikel González, que Álvarez Izquierdo señaló en el último minuto del partido. Sin tiempo para reaccionar. Uno de los muchos errores arbitrales que perjudicaron a la Real en aquella nefasta campaña. No fue un partido de calidad, pero sí tuvo ritmo y ocasiones. El equipo dirigido por Lotina pudo adelantarse en el marcador en la primera mitad, pero desperdició sus ocasiones. En la segunda, hubo más control del Racing pero menos peligro. Hasta que el único hombre verdaderamente peligroso del partido decidió decantar injustamente hacia un lado la balanza de la contienda deportiva. Casualmente, aquella semana el Racing se había quejado de los agarrones a Zigic. Este partido inició la sangrante racha de ocho semanas sin ganar que terminó por condenar a la Real al descenso.

En la primera vuelta de la presente temporada, la Real venció 1-0 en Anoeta. Casualidades de la vida, Álvarez Izquierdo fue también el árbitro de aquel partido y, más causalidad todavía, su arbitraje fue un desastre de nuevo. Primero, beneficiando a la Real. En el minuto 6, Llorente anotó el único gol del partido, en una jugada muy ajustada pero que era fuera de juego. Xabi Prieto dio el pase para que Llorente hiciera su tercer tanto de la temporada. Después, el colegiado perdonó la expulsión hasta a dos jugadores del Racing que acabaron sustiutidos precisamente para evitar esas tarjetas rojas (en la primera el cambió llegó en la primera mitad, tal era el riesgo de perder un hombre; en la segunda el colegiado amonestó a Colsa pensando que era Kennedy, un escándalo en toda regla). El Racing no hizo gran cosa para empatar y Bravo apenas tuvo que intervenir, pero el 1-0, un resultado siempre corto, hizo que Anoeta sufriera y celebrara con júbilo la victoria. La Real sumaba así su tercera victoria consecutiva, la quinta ya de la temporada en diez partidos y comenzaba asomarse a las cercanías de los puestos europeos. En Anoeta sólo el Real Madrid había marcado y ganado. Lo demás, victorias locales.

jueves, marzo 17, 2011

Lo que falta es entusiasmo

A veces la explicación más sencilla es la que más tardamos en aceptar. Lleva la Real unos cuantos partidos sin dar lo que lleva dentro. Hay quien lo achaca a un bajón físico, pero yo no lo veo claro. Salvo la renuncia de la media hora final en la pasada jornada ante el Málaga, el equipo siempre ha acabado los partidos que ha perdido en el área rival, generando ocasiones de gol o al menos con la posesión de balón. Bajón físico no veo, y Balbi dice que los datos lo avalan. Hay quien cree que el problema está en que el banquillo no responde como para suplir a los mejores jugadores de la plantilla. Tampoco lo veo claro. ¿No lanzamos elogios a Sarpong y Sutil cuando entraron en el equipo al comienzo de la temporada? Estarán en un mal momento, de acuerdo, pero están ahí y se les puede esperar. Cuánto, dependerá de ellos. ¿Arriba no tenemos relevo? Se lesionó Llorente y estuvo Tamudo, se lesionó Tamudo y estuvo Llorente, se lesionó de nuevo Llorente y Tamudo volvió a coger la responsabilidad goleadora, y cuando éste faltó fue Agirretxe el que marcó. En el centro del campo, apareció Illarramendi por las ausencias. En defensa, no creo que muchos recelemos de Demidov.

¿Cuál es entonces el problema de la Real? Veréis, es que yo tengo del todo claro que haya un problema. La Real es exactamente lo que estamos viendo esta temporada. Un equipo que puede ganar y puede perder cualquier partido en función de lo que ponga en cada uno de ellos; un equipo que encuentra su sitio natural en la mitad de la tabla y que, en función de tres o cuatro resultados consecutivos que se den entre los meses de frebero y abril, llegará a mayo en función de luchar por uno u otro objetivo. Yo no estoy viendo esta temporada nada diferente de lo que esperaba. Alguna sorpresa, alguna decepción. Eso sí. Pero en conjunto esta es la Real. La que esperaba y la que es. Decía Lasarte esta semana que no hay nada de malo es descubrir lo que uno es, y ahí sí estoy de acuerdo con él. Lo que me asombra, lo que me sigue asombrando porque en realidad es un mal endémico del entorno, es que sólo nos demos cuenta de lo malo. Ahora hay quien mira asustado al abismo del descenso, algo para lo que a día de hoy no hay ningún motivo. Y no entiendo tanto temor. En la primera vuelta también tuvimos un momento parecido a éste y también generó nervios. Salimos de aquel y saldremos de éste. Yo no tengo dudas.

Eso sí, puede que sí tenga una explicación a lo que he visto en los últimos partidos. Falta entusiasmo. Y por eso estoy convencido de que lo que falta es Carlos Martínez. Puede sonar a oportunista después de que Estrada hiciera su peor partido de la temporada ante el Málaga (con lagunas defensivas en los dos goles del equipo de Pellegrini), pero no es por eso. Llevo semanas echando de menos el entusiasmo, el empuje, la garra, el pundonor y el sacrificio de Carlos Martínez. Sus subidas y bajadas continuas por la banda, sus múltiples centros por mucho que en los días malos la mayoría se puedan ir al limbo. Entiendo que Lasarte es un entrenador que basa sus decisiones en la confianza. Entiendo que no cambie si Estrada le estaba gustando (a mí también me estaba gustando, aunque no tanto como Carlos Martínez desde el primer momento y desde luego no en el último partido). Lo que me sorprende es que el de Lodosa no haya sido siquiera un revulsivo de segunda parte. Su empuje es contagioso (en el campo y en la grada) y, quizá, podría haber despertado al equipo de su letargo en partidos como el de Riazor. Obviamente, es Lasarte el que mejor sabe cómo están sus jugadores, pero yo echo de menos a Carlos Martínez porque a veces sí me falta entusiasmo en la Real.

domingo, marzo 13, 2011

REAL SOCIEDAD 0 - MÁLAGA 2 Llueve sobre mojado

Pocas cosas enfadan más y dejan peor cuerpo al final de un partido de fútbol que una derrota en la que llueve sobre mojado. Hoy en Anoeta ha llovido sobre mojado. No en un aspecto del juego. Ni en dos. Ni en tres. Lo de hoy ha sido desesperante porque se han visto tantas cosas que recordaban a las ya vividas que casi parecía que el guión del partido lo había escrito el peor enemigo de la Real. La indignante actuación arbitral, la inoperancia y desidia realista del final del partido, un gol encajado de forma rocambolesca a balón parado, la gran actuación de ese Willy Caballero que tanto nos paró con la camiseta del Elche, un rival marcando sus dos primeras ocasiones de gol, la enésima oportunidad perdida para luchar por cotas superiores... Todo eso ya lo habíamos visto y todo eso lo hemos vuelto a ver hoy en Anoeta. ¿Resultado? 0-2. Si eliminamos esa sensación de que llueve sobre mojado, es un resultado injusto e inmerecido para una Real que, siendo serios y justos, no ha hecho un mal partido. Pero si pasan tantas cosas en contra, no hacer un mal partido no vale para nada.

Lasarte tiró de su vieja guardia, del once en el que más confía. La tentación de hablar de los ausentes es grande, pero también es verdad que este es el que mejores tardes ha dado a la Real esta temporada. Pero el partido empezó raro. Raro porque desde el inicio el árbitro ya sentó unas bases que rozan la tomadura de pelo. En el segundo minuto, una falta de Diego Rivas se convirtió en tarjeta amarilla. Viendo la ingente cantidad de faltas que sufren los atacantes realistas en cada partido sin que haya sanciones es vergonzoso comenzar así. Vergonzoso. Y hay que decirlo, porque ya está bien. Pero así se comenzó. Curioso, como poco. La sensación de que era un día raro continuó durante la primera mitad, donde el centro del campo veía más el balón que las áreas pero donde los centrocampistas no dominaban el partido, ni los de la Real ni los del Málaga. Por eso, las ocasiones llegaron a chispazos. Ahí se espera más de la Real, pero su línea de tres, por la razón que sea y sin que debatirla ayude a superarla, no pasa por su mejor momento. Quizá esa frase merezca una matización, pues Zurutuza fue el mejor jugador txuri urdin sobre el césped. Por él pasaban las mejores jugadas de la Real.

Xabi Prieto tuvo las dos primeras ocasiones locales, pero Caballero comenzó su gran actuación desviando a corner su primer disparo. El segundo, la peinada a una falta, se marchó fuera. En el minuto 24, el Málaga se adelantó gracias a un gol que hay que considerar, como poco, rocambolesco. Duda lanza una falta lejanísima que nadie toca y que se convierte en gol. Bravo, que sin ser culpable tampoco pasa por su mejor momento, no la olió. La defensa quizá estaba demasiado atrás, como reconoció Mikel González. El gol es curioso, porque un atacante del Málaga saca a Estrada de la trayectoria del balón en un empujón que me parece más clara en cada repetición que veo de la jugada. Por supuesto, Undiano no pitó nada, como tenía claro hacia qué lado pitar en cada jugada dudosa. Cuando Tamudo cayó en el área hasta en tres ocasiones, sabía que no había que pitar nada. Cada contacto al borde del área realista era falta y al contrario no. Era uno de esos partidos desesperantes, a lo que también contribuyó la Real con su juego y con su falta de sangre (¡si Karpin lo estuviera viendo...!). No protestó nadie la infracción de Estrada. Ni siquiera él mismo. Todos los demás lo hacen. Todos dan vueltas de campana cuando sufren una falta. Nosotros no. Reflexionemos sobre esto porque llueve sobre mojado.

El 0-1 era un castigo durísimo para una Real que no estaba jugando mal ni mucho menos y un mérito terriblemente excesivo para lo escasísimo que había hecho el Málaga. El equipo andaluz no había tirado ni una sola vez a puerta hasta entonces. No lo volvió a hacer hasta que marcó el 0-2. No es la primera vez que la Real encaja sin opciones de evitarlo casi todas las ocasiones de gol del rival, ni tampoco que haya encajado un tanto a balón parado. Ahí hace falta trabajo y no parece que se esté produciendo, porque, insisto, llueve sobre mojado. Después del gol malaguista, la Real tuvo algunas ocasiones de gol más antes de que llegara el descanso, sobre todo un cabezazo de Zurutuza a centro de Griezmann. Por supuesto, lo paró Caballero. Nada nuevo, vaya. El final del primer tiempo de la Real fue muy bravo, muy intenso, con muchas llegadas al área rival, incluyendo una clara ocasión de Tamudo y un disparo de De la Bella que se marchó fuera por poco. Undiano colaboró con el Málaga no señalando alguna falta y, sobre todo, algún corner bastante claro. No es que la Real creara demasiado peligro a balón parado, de nuevo llueve sobre mojado, pero a veces suena la flauta. Para el Málaga sonó.

El arranque de la segunda mitad fue también muy positivo en el juego realista. Los de Lasarte salieron dispuestos a ganar el partido. Ni siquiera a empatarlo, sino a ganarlo. El 0-2 y lo que vino después seguramente borrará todo rastro de esa sensación, pero es la que dejó el partido y es lamentable que lo olvidemos. Ante la ausencia inexplicable de Xabi Prieto (que además tenía delante a un extremo colocado de lateral), Zurutuza se echó el equipo a la espalda y le hizo llegar al área rival con bastante facilidad y con muy buena continuidad. Y eso tenía mérito, sobre todo porque el concierto de silbato que ofreció Undiano (señaló más de una veintena de faltas en contra de la Real sin que realmente se viera tanto) amenazaba con trabar el partido aún más de lo que ya lo intentaba el Málaga con sus continuas pérdidas de tiempo (que incluso le costaron a Caballero una de esas tarjetas que dan rabia porque se intuyen que sólo se sacan para igualar la estadística). El 0-2, en todo caso, fue la segunda llegada a gol del Málaga. Cuánto le cuesta a la Real sacar premio de partidos en los que no hace méritos y con qué facilidad se lo hacen al equipo txuri urdin.

Sin ser un error clamoroso, asombra que el Málaga pueda sacar un centro con tanta facilidad desde la banda de Dani Estrada para que, eso sí, Rondón anote con un gran cabezazo. La jugada llegó después de otra grandísima ocasión txuri urdin, ésta en los pies de Diego Rivas y que, ¿adivináis?, sacó Caballero. Con la cara. Porque ya se sabe que este guardameta, del que cabe decir que es asombroso que no haya dado antes el salto a Primera, lo para todo contra la Real y con cualquier parte de su cuerpo. El 0-2 mató el partido. Lasarte ayudó mucho a la muerte cerebral del encuentro con los cambios, y cercenó todo el juego que estaba generando la Real. El cambio de Zurutuza fue bastante inexplicable. El técnico reconoció que las sustituciones, para buscar una dinámica diferente, no funcionaron. No era el día de Xabi Prieto, y centrarle no ayudó a que entrara en juego. Al contrario, mató el juego de la Real. Sarpong estuvo activo pero tan fallón como en los últimos meses. Sacar a Diego Rivas del campo, entendible para no agrandar la herida quedándose con diez jugadores, secó por completo la labor de contención y dejó a Elustondo sin opciones de influir en el devenir del encuentro.

Cuando Agirrretxe saltó al césped de Anoeta en lugar de Aranburu, la Real ya no tenía nada que ver con el equipo de la primera hora. Algunos tímidos silbidos en la grada reprocharon al equipo su falta de fe y de convicción por sacar algo. Llueve también sobre mojado y éste es el peligro de no creer en cotas más elevadas. Cierto es que la permanencia todavía no está en el bolsillo, que el primer objetivo no está todavía asegurado y que todavía habrá que ganar un par de partidos para lograrla. Pero cuando la Real se queda sin objetivos, suele demostrar desidia. Lo hemos visto ya en demasiadas temporadas. Y la sensación que deja la media hora final del partido, agravada a cada minuto que pasaba, era que la Real se había quedado sin objetivo. Con el 0-2 se dio el partido por perdido. Y eso no se lo puede permitir este equipo en ningún caso, porque si se lo permite es imposible sacar algo de un encuentro, sea el que sea y ante cualquier rival. Así nos fue, por supuesto. Y en esto también llueve sobre mojado. Negarlo sería absurdo, pero es la consecuencia más obvia que nos deja este absurdo debate sobre el objetivo de la temporada, si ha cambiado o si estamos capacitados para más. Partido a partido. Eso es lo que funciona.

La Real no planteó un mal partido. Generó ocasiones y bastantes combinaciones de ataque. Si nos olvidamos del resultado, eso es obvio aunque no se quiera ver. Pero la media hora final, sobre todo los últimos quince minutos, dejan una sensación paupérrima. Si ni siquiera podemos aspirar a remontar un 0-2 en más de 30 minutos al colista de Primera, colista por bien o por mal que juegue, es cierto entonces que no estamos para cotas más elevadas. Pero no es un problema futbolístico en absoluto. La Real se queda con 35 puntos, pierde una posición por seguir ahondando en su sangría de goles recibidos y el descenso, que es lo que parece que hay que mirar porque lo contrario se convierte en una herejía, sigue a la misma distancia, nueve puntos. Yo hoy he visto a una buena Real que no ha tenido suerte, que ha sido mejor que el Málaga mientras ha querido disputar el partido. Pero cuando ha dado el partido por cerrado con tantos minutos por delante, ha enterrado esa sensación. Hasta el 60, no hubo suerte ni colaboración arbitral. Desde el 60, lo que hubo fue algo que merece duros calificativos y deja la victoria de otro equipo que ni es ni ha demostrado ser mejor que el txuri urdin. Y así, llueve sobre mojado y estamos para lo que estamos.

sábado, marzo 12, 2011

PREVIA Real Sociedad - Málaga. La hora de la reacción

Llegó la hora de la reacción (domingo, 17.00 horas, Anoeta, PPV). Y hay que hablar de reacción porque es lo que exige la deficiente última semana de la Real, en la que sólo sumó un punto de nueve posibles. Hay que hablar de reacción porque eso exigen las algo matizadas palabras de Martín Lasarte en Riazor después de la derrota. Hay que hablar de reacción porque delante estará el colista de la categoría. Y sólo después del partido sabremos de qué tenemos que hablar la semana que viene. Ganar prácticamente certifica la continuidad de la Real en Primera División, algo que parece muy difícil de dudar a estas alturas de la temporada. Pero ganar también devolverá al equipo txuri urdin, con toda probabilidad, al umbral de las posiciones europeas que lleva semanas rondando. En todo caso, la palabra clave de este discurso es esa, ganar. Porque hace falta después de tres jornadas sin hacerlo. Hace falta para que el equipo demuestre, de nuevo, que tiene capacidad para más de lo que muchos creen. Ganar. Y luego ya hablaremos de lo que haya que hablar.

Martín Lasarte ha introducido tres cambios en la convocatoria con respecto al equipo que se desplazó a tierras gallegas para jugar en Riazor el pasado lunes, pero ya adelantó que no habrá muchos cambios en el once inicial, que se parecerá al más habitual. Como las circunstancias ya obligan a dos relevos, parece difícil que el técnico realista introduzca más modificaciones. Demidov cayó lesionado esta semana por una rotura y estará algunas jornadas de baja. También sale del once Illarramendi, que ha jugado por necesidad y todavía no por la convicción absoluta de que su sitio está en el primer equipo (algo que ocurrirá, sin duda, la próxima temporada). La tercera salida de la convocatoria es la de Carlos Martínez, siendo ésta la única por decisión técnica en exclusiva. Llorente y Demidov son las dos únicas bajas que tiene Lasarte por lesión, por lo que la ausencia de Sutil es la otra decisión técnica que ha tenido que tomar el entrenador uruguayo de cara a este partido.

La defensa, esta vez sí, está más que clara. Bravo jugará en la portería, con Estrada y De la Bella en los laterales y Mikel González y Ansotegi en el centro. Por delante de ellos, lo más normal es que juegue el pivote más clásico y veterano por el que opta Lasarte, el formado por Diego Rivas y Aranburu. El capitán regresa a la lista junto a Elustondo, aunque el primero tiene más opciones de jugar. Markel también está entre los 18. Por delante, si Lasarte ya los usó en una situación más precaria, todo hace pensar que estarán Xabi Prieto, Zurutuza y Griezmann. Sarpong es el único relevo claro para ellos que tendrá el técnico en el banquillo. En punta, lo más normal es que Tamudo recupere la titularidad, a pesar de que Agirretxe, en su primer partido como titular, marcó ante el Depor su segundo gol de la temporada (lo que le convierte, en promedio, en el mejor goleador del equipo, aunque con muy pocos minutos jugados). Ifrán esperará en el banco la oportunidad de debutar en Anoeta después de haber jugado por primera vez en Riazor.

La pasada jornada mantuvo a la Real en la novena posición en la que la había comenzado, con los mismos 35 puntos. La séptima plaza, ahora en poder del Sevilla, está a tres puntos. La sexta, la del Espanyol, a cinco. El margen con los puestos de descenso es mayor. El Hércules, decimoctavo, está nueve puntos por detrás. Que cada cual siga mirando a la zona que crea conveniente sin perder de vista que el único objetivo realista de este equipo es jugar cada semana para tratar de ganar. La Real llega a este partido después de tres jornadas sin ganar, en las que sólo ha sumado un punto, su primer empate de la temporada en Anoeta (ante el Levante). En su estadio no pierde desde que el 8 de enero el Sevilla se llevó los tres puntos, por lo que suma cuatro partidos sin perder, diez de doce puntos posibles. El Málaga, colista con 23 puntos, viene de dos derrotas consecutivas. Hace unas jornadas empató en Villarreal, y de hecho ha puntuado casi en la mitad de sus partidos como visitante, seis (tres victorias y tres empates) de 14. Eso sí, no suma tres puntos a domicilio desde la primera jornada de 2011, en Gijón.

Entre Primera y Segunda División, Real Sociedad y Málaga se han visto las caras en 28 ocasiones, de las cuales la Real venció en 15 y empató en nueve, con sólo cuatro triunfos visitantes. En la máxima categoría, la victoria se quedó en San Sebastián en doce de los 25 partidos jugados. Todos los empates y todos los triunfos malaguistas han llegado en esta división, pues en Segunda el equipo txuri urdin ganó los tres partidos en los que se enfrentaron (el marcador más abultado, el 5-1 de la temporada 48-49, con dos goles de Gastón y uno de Caeiro, Ontoria y Alsúa). Aunque la estadística general pueda hacer creer que el Málaga es un rival propicio, lo cierto es que sus diez últimas visitas en Primera (entre la 1984-1985 y la 2005-2006) ofrecen un resultado muy parejo: tres victorias de la Real por dos del Málaga y cinco empates. El mayor triunfo realista es el 4-0 de la temporada 2000-2001, un triunfo clave para conseguir la permanencia, ya con Toshack de entrenador, que se obtuvo con goles de Idiakez, De Paula, Khokhlov y Tayfun. La goleada más abultada conseguida por los malaguistas en sus cuatro triunfos fue el 1-3 de la campaña 2004-2005, el día en que Agirretxe marcó su primer gol con la camiseta txuri urdin.

La última vez que el Málaga visitó Anoeta fue en Segunda División, en la temporada 2007-2008, la primera de las tres campañas que la Real disputó en esa categoría tras su último descenso. Y ganó la Real, ganó bien y a un rival de enjundia, pues el Málaga llegó a San Sebastián siendo líder de la categoría (en Segunda, siempre cayó al menos un líder en Anoeta). El 2-0 final fue fiel reflejo de uno de los mejores partidos que jugó el equipo txuri urdin en esa campaña y, sin duda, el mejor de la breve etapa de Chris Coleman en el banquillo realista. Fue una victoria clara y merecida, por juego y por goles, que además se consiguió con diez jugadores de la cantera durante todo el partido y once en algunos minutos, con Markel y Elustondo jugando su mejor encuentro como doble pivote del equipo. Aranburu marcó el 1-0 al enganchar desde fuera del área el rechace de un corner. Carlos Martínez hizo el segundo, su primer gol con la camiseta txuri urdin, al rematar en plancha un centro de Xabi Prieto, que sacó rápidamente una falta pillando desprevenida a la defensa malaguista.

En la primera vuelta de la presente temporada, la Real venció por 1-2 en La Rosaleda, en un partido de dominio alterno en la primera mitad, de claro dominio txuri urdin con el marcador a favor y de unos minutos finales intensos por lo corto del marcador pero no tanto por la presión del Málaga. Griezmann adelantó al equipo de Lasarte al filo del descanso, aprovechando un gran pase de Llorente. Para entonces, González González, un viejo conocido de la Real en Segunda, ya había ignorado dos penaltis a favor del equipo txuri urdin. Aun así, Llorente puso el 0-2 con un espectacular cabezazo que culminaba un preciso centro de Xabi Prieto. Pero González González no estaba por la labor de que la primera victoria de la Real fuera de casa esta temporada fuera sencilla y se apresuró a pitar un penalti cometido por De la Bella, de esos que dejan cara de tonto cuando te lo pitan en contra. Bravo, que estaba en el mejor momento de la temporada, lo detuvo, también el rechace y contó con la colaboración de Labaka para sacar un tercer disparo. Pero la jugada continuó y a renglón seguido el Málaga acortó distancias con 13 minutos por jugar. Pero Xabi Prieto asumió el mando del partido y minimizó la tensión de los últimos instantes del partido.

miércoles, marzo 09, 2011

Para lo que estamos

Parece que se ha convertido en una obligación posicionarse entre los que piensan que la Real tiene que aspirar por lograr una plaza europea para la próxima campaña o entre los creen que con salvarse del descenso ya se ha cumplido. Extraño debate éste, pues no tiene, en realidad, ningún sentido. Mejor dicho, sí lo tiene, pero no es el que muchos están intentando comprender. Aunque será él quien lo explique, de lo que dijo Lasarte tras el partido de Riazor se desprende que la causa del bajón que ha experimentado el equipo en las últimas semanas es el vértigo que ha producido en la plantilla por estar tan cerca de Europa. Yo, al menos, no encuentro otra explicación razonable a esas palabras. Y esa explicación, de ser cierta, me parece dolorosa. Porque yo confío en estos jugadores, en esta plantilla. Lo he dicho cientos de veces. Algunas, incluso, cuando muy poquita gente confiaba en ellos, en los momentos más duros del paso por Segunda. Lo bueno es que son ellos mismos quienes tienen la oportunidad de responder, el domingo, en Anoeta.

Lo que tengo claro es que hay algunas explicaciones que circulan por el entorno que no puedo aceptar. Se habla de cansancio. Y no me lo creo. Agirretxe jugó por primera vez de titular, Demidov lleva cinco partidos, Estrada once después de no jugar en toda la primera vuelta. Illarramendi lleva dos encuentros con el primer equipo. Esos son jugadores frescos. Cierto que la línea de centrocampistas ofensivos puede estar algo quemada, pero ahí es donde entra en juego la gestión de la plantilla de Lasarte y las ganas de jugar de los no habituales. Sutil y Sarpong, pasado su fulgurante inicio, están lindando ya la decepción. Lasarte siempre ha dejado a los lesionados alguna semana de descanso antes de recuperarles y ahora prefiere a Xabi Prieto, Griezmann y Zurutuza cojos antes que a sus relevos. Por algo será, y creo que parte de las duras palabras de Lasarte en Riazor tenían a estos jugadores de segunda línea como destinatarios. Pero si no están para jugar, y es la sensación que han dado en algún caso, yo prefiero que no lo hagan.

En cualquier caso, eso no termina de justificar algunas decisiones de Lasarte que pueden mermar las opciones del equipo. No seré yo quien cargue injustificadamente contra un técnico que admiro y respeto, a quien se debe además el ascenso, pero el debate sobre las mismas también tiene que añadirse a la tormenta abierta por el propio entrenador. A mí me sigue sorprendiendo que Agirretxe cuente con tan pocas oportunidades cuando los dos delanteros que le preceden en la jerarquía han tenido lesiones importantes. No pido su titularidad, pido minutos. Lo mismo diría de Carlos Martínez. Si Xabi Prieto no está para jugar, no tengo la más mínima duda de que Charly y Estrada pueden ocupar la banda derecha. El lateral sería un refresco inmenso para el equipo y yo le estoy echando de menos en ataque. Tampoco termino de ver clara la ubicación de Mikel González en el lateral. Para mí, es el mejor central del equipo y, por tanto, un desperdicio colocarle en posiciones en las que sólo él puede sacar un cierto rendimiento pero que afean su trabajo. Y siempre nos queda el Sanse. No veo este año muchas pretensiones de subir gente, y eso que Illarra ha demostrado que gente hay. Pero, no lo olvidemos, ha jugado más por necesidad que por méritos.

Ahora la pregunta es para qué estamos. Es la expresió que utilizó Lasarte en Riazor. Él aventuró que estamos para salvarnos con cierta holgura. Y aunque entiendo que la reprimenda pública podía ser necesaria visto el lamentable espectáculo que dio la Real ante el Depor, tengo que decir que no estoy de acuerdo. No es cuestión de valorar el potencial de las diferentes plantillas de Primera, los presupuestos de los clubes o las aspiraciones que cada cual tuviera a principio de temporada. Eso es ficticio. Lo que cuenta es lo que sucede en el campo. Y eso, solamente eso, sin prestar atención a nada más, es lo que me llevaba (me sigue llevando) a pensar que la real puede optar a más. Cuando la Real ha jugado mal, ha perdido. Pero cuando ha jugado bien, muchas veces se ha quedado sin premio. Las decisiones arbitrales todos sabemos que también han influido. La distancia con respecto a los puestos europeos es de tres puntos y me parece una barbaridad tirar las opciones que podamos tener en la jornada 27, con once partidos por jugar y tres de ellos contra rivales directos en esa pelea.

El caso es que asumir en la jornada 27 que Europa nos viene grande va en contra de la historia del club txuri urdin y también de lo que se viene defendiendo en las últimas temporadas en la Real, en contra de esa fórmula que tan bien funcionó: partido a partido. Mirar a Europa no era fijar un objetivo ni restar valor al logro de conseguir la permanencia con mucha holgura, era simplemente constatar la realidad en la que nos había colocado la clasificación partido a partido y con las sensaciones que daba el equipo. Incluso ahora sigue estando a tiro. Tirando de hemeroteca, en la temporada 2004-2005, la Real sumaba 32 puntos en la jornada 27. Entonces también se miraba al descenso, que estaba a ocho puntos. En los seis siguientes partidos, aquella Real de Amorrortu sumó 13 de 18 puntos posibles (hasta sumar 45 en 33 jornadas) y recibió al Real Madrid pensando que una victoria le colocaba en la pelea por la UEFA. Ganar habría supuesto quedarse a cuatro puntos de esos puestos con cuatro partidos por jugar, ninguno ante un rival directo. Ahora hay que jugar contra tres de esos equipos, estamos a un punto menos que entonces y tenemos once partidos por delante. ¿Pero tiramos esa posibilidad? No me lo puedo creer.

Por cierto, aquella temporada, y tras la derrota ante el Madrid en Anoeta, la Real hizo el ridículo en Getafe el día que los azulones certificaron su permanencia en Primera, decidió no jugar ante un Málaga que goleó en Anoeta (el día que Agirretxe marcó su primer gol con el primer equipo), evitó una sonrojante derrota en Albacete empatando a dos en los últimos diez minutos y cumplió el trámite contra el Barcelona en Anoeta, siquiera para dar algo de dignidad a las despedidas de Karpin y Alkiza. Yo no quiero ver a la Real paseándose durante ocho o nueve semana en esta Liga. Demasiado acosumbrado estoy a que dejen de jugar dignamente cuando se acaban los objetivos. La permanencia es un logro, eso está fuera de toda duda. Conseguirla con muchas semanas de antelación habla de una gran temporada. Pero Europa está ahí. ¿Por qué renunciar a algo que puede recibir incluso el calificativo de histórico? Eso no restará un ápice de mérito a lo conseguido. Y no me importa las explicaciones que me quieran dar porque no me las voy a creer. ¿Sabéis para lo que estamos? Para jugar todos los partidos. Luego la clasificación ya nos pondrá donde nos tenga que poner. Pero nada de jugar al despiste. Ni en el campo ni en los despachos.

lunes, marzo 07, 2011

DEPORTIVO 2 - REAL SOCIEDAD 1 Lunes de carnaval

Lunes de carnaval en demasiados sentidos. Muchos disfraces ha vestido hoy la Real y la mayoría le han dejado en muy mal lugar. Pero muy malo. Conclusión, derrota. La de casi siempre cuando la Real no se presenta como lo que es. Pero con muchas lecciones por aprender en un día en el que había que apuntar mucho más alto. Hoy la Real ha demostrado, con meridiana claridad, qué es lo que no tiene que hacer si quiere ganar partidos. Si se aprende, el equipo txuri urdin logrará muchas cosas. Si no se aprende, perderemos muchos más partidos como el de hoy. Y son dolorosos, porque delante de ellos no había ni siquiera un rival competitivo. El Depor hizo poco, muy poco, para ganar el partido. Poquísimo. Pero ganó. Casi parece una broma que gane tras lo hecho hoy, pero es que la Real ha regalado tanto tiempo y tantas cosas que sólo cabe concluir que han sido grandes aliados del equipo gallego. Eso sí, incluso en el horror que ha mostrado la Real durante muchos minutos el equipo ha podido sacar algo de Riazor. No lo mereció por muchos motivos, pero pudo sacar algo. De momento, lunes de carnaval. Semana de carnaval, en realidad. ¿Enterramos ya la sardina?

Lasarte planteó un once con alguna novedad. Por un lado, Illarramendi fue el pivote del equipo junto a Rivas. Por otro, Mikel González recuperó el lateral izquierdo que había reconquistado De la Bella en los últimos partidos. El resto, y una vez que Zurutuza estaba apto para jugar, fue lo esperado. El juego de la primera mitad invita a pensar que la apuesta salió mal, pero no sería del todo justo, porque eso señalaría a Lasarte y no es él el objetivo primordial de lo criticable. El caso es que la Real hizo 45 minutos infames, puede que incluso la peor primera mitad de la temporada. Aranzubía bien podría haber subido a rematar las jugadas de ataque del Depor, puesto que el equipo txuri urdin no disparó a gol ni una sola vez. El único momento en que se vio al guardameta del equipo local fue en una cesión con la cabeza de su defensa. Aunque hasta eso quedará afeado por el encefalograma plano del juego realista, su defensa estuvo más que correcta. Pero quizá contigiada por la desidia y el desacierto del resto del equipo (y de los propios defensas a la hora de sacar el balón), el gol llegó en una fallo garrafal de la defensa. Una nueva jugada a balón parado que acaba en gol sin que Bravo tenga opción alguna de actuar como salvador. Riki, que ya marcó en el anterior Depor - Real de hace cuatro años, hizo el gol. Lotina, tan afortunado como siempre, pues Riki no fue titular y entró por la lesión de Lassad en el minuto 12.

Lo curioso es que hasta ese momento, minuto 40, el chileno no había tenido ninguna opción de actuar, más que un disparo fuera del propio Riki que Bravo controló perfectamente. Es decir, que el rival no fue la causa de que la Real no fuera la Real. Descartado eso, parece obvio que la culpa fue interna. No había salida de balón, no había apoyos en la banda (Estrada hizo su peor partido desde que regresó a la titularidad y Mikel González sólo intentó subir una vez por su carril) y sobre todo la línea de tres centrocampistas ofensivos, muy lejos del nivel que se espera de ellos. Agirretxe, en el día en que regresaba a la titularidad, se peleó contra gigantes y contra molinos de viento al mismo tiempo. Sin ayudas, sin apoyos y sin recibir ni un solo pase en condiciones. Y lo curioso es que en ese escenario sólo hubo un jugador que le echó valentía: Illarramendi. El chaval, con sólo dos partidos, ha demostrado que ya tiene un sitio en esta Real. No estuvo brillante en algunos momentos, pero estuvo valeroso, estuvo con desparpajo, intentó cosas. Algunas le salieron, otras no. Pero jugó al fútbol. Otros no. Por la causa que sea, pero otros no lo hicieron. Y, sobre todo, no lo hicieron como equipo.

Lasarte cometió un error, que fue el colocar a Mikel González en el lateral y cercenar opciones de ataque. Eso vale contra equipos superiores, pero no contra este Depor menor. Pero Lasarte sabía, y lo dejó muy claro en la rueda de prensa posterior al partido, que hoy era el día señalado. Porque los que luchan por la Europa League no son equipos contundentes y porque esa lucha está abierta. Y el equipo no le ha respondido. Su apuesta era clara porque en una semana con tres partidos, y a diferencia de lo que ha hecho en ocasiones anteriores, no buscó las rotaciones sino que colocó a sus mejores jugadores disponibles. El técnico uruguayo lanzó frases muy duras al término del encuentro, como que "creo que no estamos preparados para cotas superiores", "estamos para lo que estamos", "me duele decirlo porque hoy era el día para dar el salto y no lo dimos", "estuvimos my flojos, perdimos de la forma más fea" y que sabía la causa de la derrota pero que quiso guardársela para ofrecérsela primero a los jugadores. Y probablemente esos mensajes no iban sólo para los que jugaron hoy, sino también por los que no jugaron y, en algunos casos, no terminan de ofrecer la competencia deseada a los teóricos titulares.

La bronca en el descanso debió de ser importante, porque la Real mejoró en la segunda mitad. No como para tirar cohetes o pensar en una remontada clara, siquiera factible. Ni mucho menos. Pero mejoría al fin y al cabo, tampoco hay que esconderlo. En cinco minutos Zurutuza e Illarramendi tuvieron sendos disparos desde fuera del área en jugadas más o menos claras. Pero a los once minutos de la reanudación llegó el 2-0, obra de Adrián. Sin que el Depor hiciera nada de nada, jugando un partido normal, malo, bastante malo, sin apenas tirar a puerta. Y el caso es que tampoco es la primera vez que la Real encaja casi todo lo que le tiran y pierde un partido. Doloroso detalle también porque el equipo de Lasarte se afianza como uno de los más goleados de la categoría. ¿Reacción? Desde el banquillo esta vez sí. Y rápida. En menos de cinco minutos, Lasarte colocó sobre el césped su once más ofensivo de las dos últimas temporadas. Retiró a Rivas para colocar a Illarra de pivote único, con Zurutuza cerca, y colocó a Sarpong arriba, en la banda derecha, centrando a Xabi Prieto. Y quitó a Mikel González, desperdiciado en la banda, para poner a De la Bella.

Casualidad o no, el gol de la Real tardó tres minutos en llegar. Y lo marcó Agirretxe. En el único balón decente que le cayó. Agirretxe ha recibido muchas críticas, pero está demostrando una paciencia encomiable. La ha demostrado a lo largo de la temporada y la demostró hoy. Lleva dos goles, los dos curiosamente al Depor, en apenas 161 minutos repartidos en nueve encuentros. Será engañoso, pero sale a gol cada 80 minutos. Uno por partido. Era su primer día como titular. Y marcó. Quizá haya que pensar algo más en él. El pase fue de Xabi Prieto, en el único balón decente que tocó en todo el partido. El único en el que apostó por atacar con seriedad y con claridad. Muy significativo. ¿Suficiente? No. ¿Por qué la Real no buscó más a su delantero? Con el 2-1, Lasarte acabó por concretar su apuesta ofensiva: un Griezmann en muy baja forma (y, por lo visto, sin relevo) dejó su sitio a Ifrán. Dos delanteros, dos extremos, dos laterales que jugaron en el centro del campo y dos pivotes de la calidad de Illarra y Zurutuza. Y con eso sobre el campo lo único que tuvo la Real fue un disparo de Sarpong que se fue a córner. Asombra que la Real ni siquiera buscar balones colgados. Ni disparos desde fuera del área. Ni jugadas individuales. Nada en realidad.

A pesar de la debacle, la Real lo tiene fácil. Lasarte ha dejado un duro mensaje que no comparto del todo en su fondo pero que quizá era necesario. Puede que el equipo se haya creído lo bueno que es. Y lo es, pero no puede creérselo. Esa lección parecía aprendida, pero ha quedado claro que no lo está. Porque en esta semana de carnaval ha jugado tres partidos y ha dejado pasar tres oportunidades magníficas para demostrar que es mejor de lo que dicta la clasificación. Eso da la razón a todo aquel que piense que no lo es, que Europa le viene grande. Les da la razón y eso a Lasarte le duele. Se le ha notado. Es lógico, pues sale derrotado de un campo muy asequible, vencido por un rival algo ramplón y casi inofensivo. Pero, desde el desastre, el camino ha quedado claro. Pasa por jugar al fútbol, porque dos pases seguidos desarbolaban a un Depor que acabó más nervioso de lo que le provocó la propia Real. Por recuperar a sus mejores jugadores y a una segunda línea que les obligue a mejorar. Por la cantera, porque Illarra fue el mejor. Europa sigue a tres puntos y la Real tiene que jugar contra los dos rivales que le preceden en la tabla. Contra ambos, como visitante. A pesar de las tres ocasiones desperdiciadas, qué mejor ocasión de demostrar que sí podemos ser más. Pero después de ganar ya en Anoeta. Lo de hoy, sencillamente carnavalesco.

domingo, marzo 06, 2011

PREVIA Deportivo - Real Sociedad. Otra Real, la misma Real

Muchas bajas acumula Martín Lasarte para su visita al Depor (lunes, 21.00 horas, Riazor; Gol TV, PPV). Por ese motivo, será otra Real la que se vea esta semana pero tendrá que ser la misma Real reconocible de Getafe, de Alicante aunque perdiera, de Málaga o de Gijón. La Real que siempre lucha al menos de igual a igual contra sus rivales, la que siempre da la cara en los momentos difíciles. Y la que, de una vez por todas, aproveche la ocasión de dar un golpe de autoridad y apostar por la ilusión. La que consiga casi la salvación y tenga ya otra miras para los tres meses de competición que restan. Faltarán algunos de los pilares del equipo de Lasarte. No estarán sus dos delanteros más goleadores. Pero habrá once realistas sobre el césped, y ellos tendrán que luchar por el triunfo. Y será en un campo donde la Real ha conseguido puntuar en dos de sus tres últimas visitas, aunque la última de ellas se saldara con derrota. Enfrente, de nuevo Miguel Ángel Lotina, el entrenador con el que la Real bajó a Segunda después de 40 años en Primera. Nada de nostalgia por ese lado, desde luego que no.

Nuevamente vuelve a ser complicado conocer los planes de Lasarte para esta jornada. A las bajas ya conocidas de Llorente y Elustondo se han sumado esta semana las de Tamudo y Aranburu. Eso, unido a la duda de Zurutuza (que en principio jugará) hacen que la Real que saltará al césped de Riazor sea distinta de la que hemos visto durante buena parte de la temporada. En la convocatoria hay ya tres cambios. Dos son especialmente significativos. Diego Ifrán está entre los 18 elegidos, por segunda vez en la temporada y en la primera ocasión después de superar las dos lesiones que sufrió tras recuperarse de su grave dolencia en la rodilla, la que ya trajó a San Sebastián cuando fue fichado. La otra gran novedad es el regreso de Illarramendi, que incluso por la ausencia de Aranburu tiene su opciones de volver a ser titular. El tercero que vuelve es Labaka. Por contra, se caen con respecto al partido del pasado miércoles los dos lesionados ya mencionados y Sutil, que pasa así de jugar los últimos minutos contra el Levante a quedarse fuera de la lista.

Como ya sucedió en el partido entre semana, hay algunos jugadores seguros y otros puestos en los que Lasarte no ha despejado las dudas. Bravo será titular y Agirretxe será el delantero centro, contando así con su primera oportunidad de formar parte del once inicial en Liga, torneo en el que marcó un gol precisamente ante el Depor hace ahora ya una vuelta. La defensa no debería presentar cambios, con lo que jugarían Estrada y De la Bella en los laterales y Demidov y Ansotegi en el centro. Mikel González y Carlos Martínez también tienen opciones, pero ya es sabido que a Lasarte le gustan poco los cambios inmotivados. Donde más sorpresas se suele guardar el técnico uruguayo es en el doble pivote. Diego Rivas, Markel e Illarramendi parecen contar con las mismas opciones para esos dos puestos del once, aunque sacar a los dos primeros parecería una opción más defensiva (y Lasarte defendió en la rueda de prensa que la Real siempre sale a ganar, no a guardar un empate). Si Zurutuza puede jugar, acompañará a Griezmann y Xabi Prieto en la mediapunta. Si no, la opción más probable es que Xabi Prieto centre su posición y entre Sarpong. Ifrán no será titular pero lo normal es que debute con la Real en la segunda mitad.

El equipo txuri urdin comenzó la jornada en la novena posición, con 35 puntos y a tres de la zona europea. La ventaja o el inconveniente de competir el lunes es que jugará sabiendo los resultados de todos sus rivales. De momento, ya sabe que el Atlético ganó, con lo que se escapa a tres puntos, y que el Mallorca perdió, con lo que no opta a adelantar a la Real esta semana. Si el equipo de Lasarte vence, estará en el peor de los casos a un punto de Europa, gracias al duelo directo entre el Sevilla y el Athletic. Si el Espanyol pincha en el campo del Levante, la quinta plaza estaría a tres puntos como máximo, dos si los periquitos son derrotados. Hay lucha por Europa y la Real está metida de lleno en ella, se quiera o no hablar de ello. Ganar supondría superar los 37 puntos con los que el Málaga ya consiguió la permanencia en la temporada 2009-2010. La Real ha ganado tres partidos como visitante, el último de ellos la goleada en Getafe de hace poco más de un mes, aunque acumula tres derrotas consecutivas a domicilio. El Depor está siete puntos por detrás de la Real, sólo ha perdido dos partidos en casa (Almería y Barcelona) y como local viene de empatar contra el Real Madrid y de ganar al Villarreal.

La historia no es demasiado benévola con la Real en sus visitas a La Coruña, aunque en los últimos años la tendencia parece haber cambiado en cierta medida. Entre Primera y Segunda División, el equipo txuri urdin ha jugado en 36 ocasiones contra el Depor, de las cuales sólo ha vencido en seis. Además, cosechó nueve empates y perdió en los 21 partidos restantes. En Primera, el balance es de 17 victorias deportivistas, cinco realistas y ocho empates. Sin embargo, en los últimos diez años la Real consiguió puntuar en cuatro ocasiones (a pesar de cinco visitas nefastas en los que se cosecharon siempre derrotas, entre las temporada 1999-2000 y 2003-2004), dos victorias y otros tantos empates, y en las tres últimas visitantes el balance está totalmente equilibrado. La mayor goleada sufrida por la Real es el 5-0 de la temporada 55-56, mientras que su mayor triunfo es el 0-2 de la campaña 69-70, con goles de Gaztelu y Arambarri. Para el recuerdo también queda el 4-4 de la 49-50, con goles realistas de Basabe, Epi, Caeiro y Pérez. En Segunda, la Real ganó un partido (3-4 en la fase de ascenso a Primera de la 40-41), empató otro (en la liga regular de la misma temporada) y perdió los otros cuatro (el último de ellos en la 65-66, un año antes del ascenso de Puertollano).

La última vez que la Real visitó Riazor fue en la temporada de su último descenso a Segunda, la 2006-2007. Anunciando, o casi ya confirmando, que iba a ser una campaña de sufrimiento, el equipo txuri urdin cayó derrotado por 2-0. Era el tercer partido como visitante de la Liga. Era, de hecho, la cuarta derrota consecutiva después de abrir el campeonato con un empate en San Mamés y de haber caído derrotados en los dos primeros encuentros celebrados en Anoeta, lo que colocó a los realistas ya en la última plaza de la clasificación. La Real todavía de José Mari Bakero salió a pelear y a defender, pero no a jugar al fútbol. Kovacevic luchó durante 58 minutos antes de ser sustituido y se dejó dos dientes en su labor contra la defensa del Depor. Ocasiones de gol hubo realmente muy pocas por ambos bandos. Pero ganó el equipo gallego porque ya muy cerca del final marcó dos buenos goles. Dos grandes tantos de Barragán y Riki, ambos en acciones individuales, sentenciaron a una Real que ni mereció ganar ni mereció perder. Simplemente pasó por Riazor para cumplir el expediente y agrandar la sangría que ya arrastraba en aquella dura temporada.
En la primera vuelta de la presente temporad,a la Real se gustó y ganó 3-0, la mayor goleada que ha visto Anoeta en esta Liga del regreso a Primera. No es que la Real hiciera un gran partido, no salió con demasiada fuerza al encuentro, pero Llorente adelantó a los de Lasarte en el minuto 17. Era su primera gol de la temporada, tras pasarse unas jornadas lesionado. El Depor fue un pobre rival, pero tuvo una ocasión clarísima en la cabeza de Riki que Bravo desbarató con una de las paradas de la temporada. Clave, como suele ser el chileno cuando aparece. Griezmann hizo el 2-0 y sentenció el partido, con su primer tanto en Primera de División. Fue el que celebró subiéndose en el coche de publicidad que hay en las pistas de atletismo y que le costó una de las tarjetas amarillas más incompresibles e injustas de la historia txuri urdin. Ya en los minutos finales, Agirretxe, que había sustituido al combativo Llorente, hizo el tercero y redondeó la goleada. Como sucedió en todos los triunfos realistas que ha visto Anoeta esta temporada, Bravo dejó su portería a cero y en ataque se mostró mucha solvencia. Comenzaba ahí realmente la escalada txuri urdin para convertir la permanencia en un premio más asesquible de lo que muchos pensaron en agosto.

miércoles, marzo 02, 2011

REAL SOCIEDAD 1 - LEVANTE 1 Un punto entre lo más infame del fútbol

Infame es el primer adjetivo que puede describir el partido de hoy en Anoeta. Infame fue la actuación de la Real, que no pudo o no supo dar prácticamente ni un solo pase acertado en todo el partido. Es prácticamente imposible errar tanto y tan seguido en sólo 90 minutos, pero la Real lo consiguió hoy. Por eso destacó tanto el único pase acertado del encuentro, el que Aranburu le dio a Zurutuza para que marcara el gol txuri urdin. Infame fue la forma de jugar del Levante, que no su partido. No es lo mismo. Es infame salir a pegar patadas en una perfecta y sincronizada rotación de sus jugadores en un intento de evitar las tarjetas amarillas. Y, claro, infame fue la actuación del árbitro, Fernández Borbalán, que se convirtió en cómplice necesario de la táctica levantinista, no sólo evitando las tarjetas amarillas a sus jugadores (y a pesar de todo mostró cuatro al conjunto visitante) sino incluso señalando apenas la mitad de las infracciones que cometieron. Y en este escenario infame, sólo de forma infame podía llegar el gol del empate, de nuevo de rebote, de nuevo en propia puerta, esta vez con el nombre de Ansotegi aunque para las estadísticas se lo cuenten a Del Horno. Infame. Indudablemente infame. Aunque al menos vale un punto.

Lasarte pudo contar al final con su once de gala y tiró de él. Jugaron arriba todos los que salieron tocados de Cornellá-El Prat, y la apuesta en el mediocentro fue la de la veteranía: Diego Rivas y Aranburu. Illarramendi, de hecho, fue uno de los dos descartados de la convocatoria junto a Labaka. Quería la Real un partido con ritmo y ofreció justo lo contrario, una actuación plomiza que encontró en el Levante el rival perfecto, porque apenas necesita el balón para nada y siempre acompaña poniendo las dosis justas de infracciones. No pintaba mal la cosa cuando en el minuto 7, con cinco faltas señaladas al Levante, Juanfran veía la tarjeta amarilla. ¿Sería el día en que un rival fuera expulsado y eso condicionara de verdad el partido? Nada de eso, claro. Vanas esperanzas las nuestras si confiábamos en eso. Primero porque el propio Juanfran se retiró lesionado a los pocos minutos, haciendo que la primera gran tanda de patadas del Levante quedara, de facto, sin castigo efectivo. Y segundo porque Fernández Borbalán no estaba por la labor de cambiar de color de sus tarjetas bajo ningún concepto. ¿Que hay dudas? No se pita la falta y listo. Eso sucedió en más de una ocasión, y en una llegó a inventarse un corner a favor de la Real para no señalar la tercera falta consecutiva de un Juanlu que, asombrosamente, salió de Anoeta sin amonestación. Lo mismo le sucedió a Del Horno.

Con todo lo desesperante que es jugar un partido en esas condiciones, cuando el rival puede cometer cuántas infracciones desee y de todos los colores, lo peor del encuentro fue la actuación de la Real. No es fácil recordar un solo acierto en el pase de los jugadores que llevban la camiseta txuri urdin en todos los primeros 45 minutos, al menos no en zonas que supusieran algo de peligro para la portería del Levante. Sólo dos, en realidad. Xabi Prieto metió un balón espléndido al segundo palo, Zurutuza cedió atrás de cabeza y Griezmann estuvo a punto de marcar. Apenas unos segundos después, el francés volvió a tenerla, cuando Tamudo metió el balón tras un error del centro del campo del Levante, Griezmann trató de controlar para evitar la salida del portero, el balón se le fue muy largo y perdió la ocasión siquiera de disparar. Esas dos jugadas llegaron entre el minuto 44 y el 45. Mucho tiempo perdido. Antes de eso, un centro-chut del propio extremo galo rebotó en el larguero después de, en apariencia, traspasar la línea de fondo sin que el árbitro señalara nada. Sólo Estrada le ponía empuje al encuentro. Escasísimo bagaje el del equipo txuri urdin si tenemos en cuenta que al rival no le interesaba en absoluto la portería de Bravo. Faltó precisión, faltó ambición, faltó categoría. Faltó fútbol, en realidad.

La segunda parte no cambió la tónica del encuentro, pero sí un pequeño detalle. Aranburu cogió el mando del partido y fue el único jugador con un mínimo de clarividencia en el centro del campo. Su presión en las zonas en las que ya comienza a haber peligro si las cosas se hacen bien sirvió para robarle el balón a Ballesteros en el minuto 53. El capitán metió un espléndido pase a Zurutuza (recordó en parte al que dio el año pasado al Betis, en la misma portería de Anoeta) para que éste disparara con una precisión de cirujano, la que le ha faltado en otras ocasiones, junto al palo derecho de Munúa. Dentro de la infamia que rodeó al partido, esa jugada fue una luz en la oscuridad, un oásis en el desierto, un gol que tenía que valer tres puntos. Pero no, no los valió. Y no los valió sin que en realidad sepamos por qué. Y esto es lo doloroso, porque el Levante no disparó entre los tres palos ni una sola vez en los 90 minutos. Sólo ofreció en ataque muchos choques de Stuani, un jugador que se hartó a hacer faltas (algunas de las cuales ni siquiera señaló el árbitro, ignorarlas fue su tendencia en la segunda mitad) y de tirarse en busca de infracciones que por desgracia conseguía con demasiada frecuencia, y una preciosa jugada por la banda izquierda de la defensa realista de Jefferson Montero, que disparó al lateral de la red.

El gol del empate sólo pudo llegar por casualidad infame. Aunque, en realidad, no fue tan casualidad. La jugada comienza con una falta no señalada por Fernández Borbalán, la enésima pero la más decisiva a la postre. Y eso no es casualidad, porque eso es lo que hizo el árbitro en la segunda mitad: inhibirse y siempre en favor del mismo equipo, el visitante. No es una excusa, es un hecho. No se empató por eso, pero fue un factor más. El caso es que el balón le cayó a Del Horno lejos de la frontal del área y disparó. No quedó claro en las repeticiones si el lanzamiento iba a encontrar puerta, pero Ansotegi metió la cabeza y convirtió un disparo en apareciencia poco peligroso en un imparable trallazo que se coló por toda la escuadra izquierda de Bravo. La misma por la que se coló aquel rebote en la espalda de Pepe el día que el Real Madrid visitó Anoeta. Además, dos semanas seguidas se va el partido con goles en propia puerta o, al menos, con desafortunada y decisiva participación de un defensa realista. Se dijo durante la semana que la Real es el equipo que más goles en propia puerta se ha metido en la historia de la Liga. Juntar dos seguidos es ya el colmo de la mala suerte. Con dos cambios ya realizados, se fueron un fallón Griezmann y un desaparecidísimo Tamudo para dejar su hueco a Sutil y Agirretxe, la Real tuvo poca capacidad de reacción. Sólo un cabezazo de Demidov en el descuento pudo desequilibrar el marcador final.

No hay muchas buenas noticias en el infame partido de hoy, más allá del estado físico de Xabi Prieto y Griezmann que no les impidió llegar hasta donde quiso Lasarte. Al contrario, hay muchas malas noticias que afectan a la buena imagen que la Real ofrece en esta Liga. Sus mejores jugadores estuvieron muy escondidos, y eso sienta especialmente mal en el caso de un Xabi Prieto que no encaró a Juanfran cuando ya tenía tarjeta y tampoco a Del Horno cuando éste ocupó el lateral. Como equipo, hubo muchas fisuras y, sobre todo y como ya está dicho, muchos fallos con el balón en los pies. Incluso balones fáciles y sin oposición. Sin que el Levante creara peligro alguno, la defensa sí dio alguna sensación de un nerviosismo inmotivado. Sutil y Agirretxe, los dos cambios de Lasarte (que no agotó su cupo y él sabrá mejor que nadie por qué), no mejoraron en nada lo que ya había ofrecido el equipo hasta entonces. Sutil, incluso, tiene que apuntarse dos jugadas en su debe. Con lo que costó que Fernández Borbalán señalara algo a favor en las proximidades del área, él desperdició los dos únicos lanzamientos claros estrellándolos en la barrera. Lasarte, que quizá tampoco tuvo mucho margen de maniobra, no fue capaz de cambiar el curso del partido, soporífero si no fuera por la constante indignación con las faltas levantinistas.

Segundo partido en cuatro días y segunda oportunidad perdida para que la Real se asome a los puestos europeos. Vistas las timoratas aspiraciones que parece tener este equipo cuando se apunta el sueño europeo, asusta pensar qué hubiera pasado si se hubieran sumado los seis puntos, porque eso habría colocado al equipo txuri urdin en quinta posición con 40 puntos. Pero como se han escapado cinco puntos en esos dos encuentros, sin que se recuerde que Bravo haya pasado por ninguna situación de agobio, la Real se mantiene en la novena posición. Son esos cinco puntos los que le alejan de la quinta plaza, la del Espanyol. A tres están Athletic y Sevilla. Y con los mismos puntos, pero por delante por el average general, el Atlético de Madrid. Duros rivales por una lucha que debiera ser bonita pero que está provocando más ansiedad que la batalla por la supervivencia que, en realidad, está bastante más lejos de lo que muchos quieren creer. El año pasado el Málaga se salvó con 37 puntos y la Real ya suma 35, con doce partidos por jugarse. No creo que haya mucha lógica en seguir ignorando que lo que está cerca es Europa. Y a Europa se llega, indefectiblemente, por un camino: el del disfrute. Si la Real vuelve a disfrutar, volverá a ganar. Dos semanas sin hacerlo y tres mitades desastrosas nos alejan un poquitón de ese lugar. Pero seguimos estando ahí al lado.

martes, marzo 01, 2011

PREVIA Real Sociedad - Levante. La hora de la amibición

Llega la hora de ser ambiciosos (miércoles, 20.00 horas, Anoeta, PPV). El partido frente al Levante es la oportunidad perfecta para que la Real demuestre que aspira a más de lo que la clasificación le ha dado hasta ahora, a aquello de lo que en cierta medida renegó en Cornellá-El Prat, al sueño europeo en la temporada del regreso a Primera División. Delante tendrá un rival de la zona baja de la clasificación, un equipo que el año pasado fue un contrincante directo por las plazas de ascenso en Segunda y, además, un conjunto que le derrotó en la primera vuelta. Todo se junta para que la Real apele a la épica y a la altura de miras, incluso las dudas en forma de contunsiones y esguinces que dejó el permisivo arbitraje de Ayza Gámez ante el Espanyol. Y la Real suele responder a los retos con categoría, por lo que cabe esperar lo mejor del equipo. La jornada 26 de Liga, entre semana y con muy pocos días para recuperarse de un duro varapalo en forma de goleada, ofrece un reto más, uno muy interesante, uno que, como las próximas jornadas, servirá para medir elobjetivo del equipo txuri urdin de aquí a finales de mayo.

Esta vez es realmente imposible saber qué once sacará Lasarte al campo. Poco amigo de las dudas y de los cambios, lo cierto es que el hecho de jugar tres partidos en ocho días y las secuelas que dejó el primero han llevado a Lasarte a hacer algo inédito hasta la fecha: ha convocado a los 20 jugadores disponibles, los 19 que tiene del primer equipo más Illarramendi. Como es sabido, son bajas seguras Ifrán (todavía sin debutar con la camiseta txuri urdin), Elustondo (que tuvo mala suerte porque era el señalado por el técnico uruguayo para sustituir a Aranburu en el partido frente al Espanyol) y Llorente (de quien las previsiones más optimistas hablaban de un regreso para el próximo fin de semana, pero que todavía no se ha incorporado a los entrenamientos). Griezmann, Xabi Prieto y Zurutuza volvieron tocados de Barcelona. El que más opciones parece tener de jugar es Zurutuza, pero de momento los tres están entre los 20 convocados. Lo mismo que Agirretxe, quien no terminó el entrenamiento del lunes por una torsión en su tobillo. La primera duda a solventar, por tanto, es quiénes serán los 18 escogidos y si, en último término, Lasarte tiene que llamar apresuradamente a algún jugador del Sanse.

En el once titular hay unos nombres que sí están claros. Obviamente, Bravo será el portero y Tamudo el delantero. Ansotegi, que descansó el pasado fin de semana, también será de la partida, y los laterales serán con casi total seguridad Estrada y De la Bella. El acompañante de Anso podría ser Mikel González o Demidov, con más opciones para este segundo. Por delante de ellos es difícil saber qué planes tiene Lasarte, planes que dependerán en buena medida del estado físico de su tripleta de mediapuntas y de su deseo de rotar pensando en el partido del lunes en A Coruña. Lo normal es que, aún recuperados y dispuestos para jugar, Lasarte dé descanso al menos a uno de los tres tocados, con lo que Sutil y Sarpong se juegan entrar en el once en función de quién salga de él. En cualquier caso, Aranburu tiene todas las papeletas para regresar al equipo después de cumplir un partido de sanción, sea en el doble pivote o en la mediapunta. Diego Rivas y Markel parecen jugarse un puesto y el otro estará entre el capitán e Illarramendi. Estrada, recién estrenado como goleador en el primer equipo, podría ser otra solución para el extremo derecho, lo que dejaría el lateral libre a Carlos Martínez.

La derrota ante el Espanyol no ha acabado ni mucho menos con las opciones de clasificarse para Europa que mantiene la Real. Es cierto que el quinto puesto se alejó hasta los seis puntos (siete con el average perdido), pero la séptima plaza está a uno y la sexta a cuatro, y el equipo txuri urdin todavía tiene que jugar con los otros cinco equipos que pugnan por esas plazas. Los de Lasarte comienzan la jornada en la novena plaza con 34 puntos, a poco más de una victoria de la permanencia virtual a falta de trece jornadas por disputarse. El Levante está siete puntos por detrás y sólo tres por encima de la zona de descenso. Hace apenas unos meses, Real y Levante eran rivales por el ascenso a Primera División, y mantuvieron un tenso enfrentamiento que se saldó del lado txuri urdin en el terreno de juego gracias al partido de Anoeta y del lado de ambos a efectos clasificatorios, pues ambos lograron el billete a la máxima categoría. El estadio realista afronta su segundo partido consecutivo jugado fuera del fin de semana. La Real viene de perder en Barcelona ante el Espanyol, pero también de recuperar su fortaleza en casa con tres victorias consecutivas. El Levante ha sumado doce de los últimos quince puntos (incluyendo la victoria en Villarreal), lo que le ha permitido escaparse del descenso.

El Levante es un equipo que ha visitado San Sebastián en muy pocas ocasiones, apenas siete entre Primera y Segunda División. En la máxima categoría son dos los enfrentamientos. Aunque los resultados no son muy boyantes en favor de la Real, el equipo valenciano no consiguió la victoria en ninguno de esos dos encuentros. En la temporada 2004-2005, en la primera jornada de Liga, el resultado fue de empate a uno (el gol realista lo hizo Nihat). En la 2006-2007, en la que la Real acabó bajando a Segunda, venció el conjunto txuri urdin por 1-0 con gol de Ansotegi, insuficiente para superar el avergae particular a un rival directo. En Segunda División, Real y Levante jugaron cinco veces, con tres victorias locales, un empate y un triunfo levantinista. La victoria más abultada fue el 6-2 de la campaña 46-47, campaña en la que también jugaron en la primera jornada y en la que el equipo realista logró el ascenso a Primera. Vázquez anotó tres goles y los restantes los hicieron Castivia, Patri y Pérez. La única victoria del Levante en San Sebastián se produjo en la fase de ascenso a Primera de la temporada 39-40, y fue por 2-3. Los goles locales los hicieron Terán y Querejeta.

La última vez que se vieron las caras Levante y Real Sociedad en Anoeta fue en Segunda, la pasada temporada. La Real ganó y ganó bien, en un partido que sólo peligró cuando el árbitro, Pino Zamorano, empezó su particular show. La Real se adelantó en la primera mitad gracias a Carlos Bueno, que marcó su octavo gol de la temporada tras un centro maravilloso de Xabi Prieto. Tras la reanudación, el Levante quiso tener más el balón pero no le sirvió de nada hasta que el árbitro convirtió un descarado piscinazo en un penalti. Con el empate, el partido enloqueció. Ballesteros vio la tarjeta roja y la Real, con pocos minutos por delante, se desató en busca del triunfo. Ansotegi hizo el 2-1, de cabeza, entrando como el más poderoso de los arietes, culminando una magnífica jugada entre Zurutuza y Xabi Prieto y provocando la algarabía en Anoeta. Pero faltaba aún la guinda. Ya en el descuento, Zurutuza, de nuevo tras otra genialidad de Xabi Prieto, marcó un precioso gol con un disparo raso que, además, daba a la Real la ventaja en el gol average general. En un partido muy tenso con el banquillo visitante, Lasarte acabó expulsado (y también el delegado realista, Juantxo Trecet, y el entrenador del Levante, Luis García). La victoria, la tercera consecutiva en Anoeta, mantenía el liderato en manos del conjunto txuri urdin.

En la primera vuelta de la presente temporada, la Real perdió 2-1 ante el Levante en un encuentro que explicó bien a las claras la capacidad de este equipo y lo que sucede cuando no la explota. Los de Lasarte regalaron 75 minutos al equipo local, tiempo que éstos aprovecharon para ponerse 2-0. El primero de los goles, por cierto, lo anotó Del Horno, jugador que tendría que haber sido expulsado previamente. Pero ya se sabe que las tarjetas rojas no funcionan este año a favor de la Real. Fue en un corner, como algunos más que llegaron después esta temporada y como se veía venir aquel día con la facilidad de remate que encontraron los levantinistas. El 2-0 llegó por una absurda pérdida de balón de Xabi Prieto. En los quince minutos que faltaban para el final, la Real, que todavía no había disparado entre los tres palos, le echó coraje y se fue a por el partido. Pudo incluso haber sido suficiente para sacar algo de Valencia, pero sólo bastó para que Sarpong recortara distancias. Fue el día en que Lasarte decidió apostar por alinear juntos a Llorente y a Tamudo, con un resultado bastante negativo. Toca revancha, pero de las que cuentan, de las que dejan tres puntos.