martes, enero 31, 2012

Las dudas que deja Mariga

Es difícil encontrar una noticia que genere reacciones tan unánimes como la marcha de Mariga. El primer keniata de la historia de la Liga ya es pasado. Su fichaje es la historia de un fracaso a todos los niveles que tendría que provocar una reflexión que, lamentablemente, no va a llegar. Lo único que nos va a quedar de Mariga es el mal recuerdo de esos 18 partidos que ha jugado con la camiseta txuri urdin, trece de ellos como titular. Quedará el retrato de ese jugador lento, escasamente rocoso, que no robaba balones y que perdía unos cuantos, que tenía un disparo horrible, que estaba en la antítesis del box to box del que nos hablaron y que sólo encontró la confianza de un entrenador que le puso en el campo en un elevadísimo porcentaje de las ocasiones en las que le tuvo a su disposición.

Mariga personifica las sensaciones que está dejando esta extrañísima temporada llena de altibajos. Y la culpa es de casi todos los que forman parte de la Real. El propio Mariga fracasa a nivel personal. Yo no sé si vino a la Real con ganas de jugar o con ganas de cobrar, pero si lo que hemos visto es todo lo que puede hacer lo tiene muy crudo para sobrevivir en esto del fútbol. El club se equivocó al romper la máxima que tiene que regir el fichaje de todo jugador foráneo: la mejora de lo que ofrece Zubieta. Es evidente que Mariga no cumplía esa condición, aunque se tenga la disculpa de la procedencia del jugador. Cuando uno consigue un jugador del Inter, es fácil suponer, aunque sea equivocadamente como ha sido en este caso, que algo sabrá hacer. Ojalá esto sirva de aviso para el futuro.

Lo que no es tan aceptable es la facilidad con la que olvidamos. O con la que olvidan quienes rigen los destinos de la Real y quienes los comentan en la prensa. A Martín Lasarte se le cesó, entre otros motivos más o menos claros, por contar con Diego Rivas y no con Illarramendi. Esta temporada el canterano que ha perdido oportunidades por la presencia del keniata es Rubén Pardo. Pero hay diferencias entre un caso y otro. Rivas fue uno de los mejores de la Real la pasada campaña, como también lo fue en la temporada del ascenso. Era un jugador, además, que contaba con el favor de la grada. Mariga no puede decir ni una cosa ni la otra, pero dispuso del respaldo inquebrantable del entrenador durante tres meses largos. Recordemos que Mariga estuvo en la convocatoria ante el Atlético, aunque fue finalmente el descartado, cuando las negociaciones para que saliera de la Real estaban en teoría bastante avanzadas.

Ese detalle fue el último de los inexplicables acontecimientos que han rodeado la estancia de Mariga en Donostia, alabado hasta la saciedad en la prensa afín al club antes incluso de que comenzara a jugar de txuri urdin, y después de su llegada a pesar de la mirada atónita del aficionado que no era capaz de entender qué veían en este jugador. Aquel fue el penúltimo detalle, en realidad, porque estos últimos días hemos asistido al lamentable espectáculo de ver al entrenador y al presidente poco menos que renegar de su fichaje. El segundo se lo achacaba al primero y el primero, como quitándose el marrón de encima, que ya tiene unos cuantos por su cuenta, decía que era cosa de todos. ¿Y Loren? A ver qué dice. Aun siendo malo y celebrando su marcha, me da pena que un ex jugador de la Real reciba esas puñaladas por la espalda cuando no puede defenderse y, desde luego, resta valor y fiabilidad a todo lo que puedan decir los actuales responsables del club.

Mariga ya es historia, y lo celebro, pero no termino de quedarme tranquilo. Ni se han dado explicaciones, ni sabemos demasiadas cosas de lo que ha sucedido con él, ni tenemos del todo claro a quién pedirle cuentas por su fichaje. Dudar de todos es lícito cuando nadie cuenta las cosas.

domingo, enero 29, 2012

REAL SOCIEDAD 5 - SPORTING 1 Lo inexplicable de una goleada

Qué difícil es a veces predecir el fútbol Y explicarlo ya ni os cuento. La Real ha goleado hoy. 5-1 nada menos, lo que nos obliga a retroceder unos cuantos años para encontrar precedentes de cinco goles realistas, hasta el 1-5 en Málaga de la temporada 2004-2005 y en Anoeta al 5-0 contra el Rayo de la 2002-2003. Y ha goleado de la forma más inexplicable. Zurutuza marcó dos goles en los tres primeros minutos del partido, después le rompieron la nariz y Montanier decidió buscar el contraataque para cerrar el partido. Se cerró, los gijoneses dominaron en todos los conceptos del fútbol en Anoeta por encima de la triste actuación de la Real y sin necesidad de hacer gran cosa. Y marcó. Metió el miedo del cuerpo. Evidenció las carencias estratégicas de la Real. Pudo empatar. Perdonó. La Real hizo después el tercero a balón parado. Y el cuarto y el quinto aprovechando que el Sporting bajó los brazos. Yo me acuerdo cuando las goleadas de color txuri urdin venían en grandes partidos. La de hoy no sé de dónde ha venido. Pero ha sido un 5-1, se ha ganado el average contra el Sporting y se han sumado tres puntos fundamentales para respirar.

Montanier cumplió con el esquema previsto y alineó un equipo muy similar al de jornadas anteriores, con el relevo obligado de Iñigo Martínez por Demidov y con el más o menos esperado de Carlos Martínez por Cadamuro, desplazando a Estrada a la izquierda. De planteamientos se puede hablar poco viendo cómo empezó el partido. En el minuto 2, la Real marcó un golazo colectivo, un jugadón que evidencia que hay mucha calidad en este equipo, aunque su entrenador no consiga sacarle partido.Griezmann fue quien asistió a Zurutuza para que marcara su primer gol de la temporada. En el siguiente ataque de la Real, el pelirrojo volvió a anotar, esta vez a pase de Vela. Ver para creer. Otro hecho inverosímil que juega a favor de Montanier esta temporada. Pero como la felicidad no puede ser completa, Zurutuza se marchó con la nariz rota a consecuencia de un temerario cabezazo de Gregory que González González no entendió como falta, aumentando el número de lesiones graves (éste fue el que ignoró la fractura de tibia y peroné de Díaz de Cerio ante el Eibar) que no ve. Al menos esta vez paró el juego. Y querrá que le demos las gracias.

Pocas veces se desnivela de una forma tan rotunda un partido en tan solo tres minutos. Pero, claro, esto es la Real Sociedad, e incluso cuando acaba goleando de forma rotunda tiene que haber largos minutos de sufrimiento. Quizá la explicación esté en el cambio que hizo Montanier. Fue Markel Bergara quien suplió a Zurutuza y la verdad es que no cumplió con el cometido que tenía el jugador lesionado. El centro del campo de la Real perdió toda iniciativa y cedió el balón al Sporting. El tema es que los gijoneses, en un momento muy malo, no saben qué hacer con el balón, o al menos no supieron manejarlo con acierto en toda la primera mitad, poniendo en peligro a Bravo sólo con un tiro alejado de Cases. La Real tuvo un par de acercamientos más o menos afortunados, pero nada que no pudiera controlar con tranquilidad Juan Pablo. El partido era bastante malo. Mucho. Y la Real no se parecía en nada a la que arrancó el partido con aquella jugada de toque que culminó Zurutuza.

El descanso cambió algo y a peor. El Sporting marcó en el primer minuto de la reanudación, abriendo un partido nuevo. Un gol de diferencia se puede recortar en cualquier momento. Los asturianos lo sabían tan bien como los realistas, y si unos no conseguían poner nada de fútbol pero efectivamente dominaban la posesión, los otros directamente no sabían de qué iba el partido, despejando los balones sin más intención de construir nada. El clásico error de este equipo. Otra vez la Real naufragaba en un partido que tenía bajo control. Había roto esa tendencia de tirar minutos y minutos con malas entradas en los encuentros y eso parecía sentarle tan mal como lo contrario. Es el sino del equipo dirigido por Montanier. Y una vez más el técnico galo tampoco fue capaz de hacer nada positivo desde el banquillo. Se podrá decir que se habla siempre del ausente y que la lesión de Zurutuza fue mala suerte, pero como Montanier había dejado fuero de la lista a Pardo, incomprensible su convocatoria, porque es un lujo absurdo que no juegue, ni con la Real ni con el Sanse, sólo le dejaba opciones atacantes. Y a Markel para suplirle, cortando las alas del equipo con tres de sus pivotes más defensivos sobre el césped.

Sin capacidad para influir en el juego en el centro del campo, Montanier decidió que Ifrán sustituyera a Agirretxe. El máximo goleador realista está siendo siempre el primer cambio, y aunque no hizo el mejor de los partidos Montanier suele errar en el concepto. La Real perdió a su batallador por alto y fue incapaz de generar respuestas rápidas con la presencia del uruguayo, que a pesar de su ostracismo y de que pueda hablar también en la rueda de prensa, lo deja todo sobre el césped. Pasaban los minutos y se mascaba más el gol del empate que la sentencia. Pero llegó una jugada absurda del Sporting, en la que su defensa se hizo un lío y permitió a Griezmann robar un balón casi de gol. Reaccionó Gálvez para tirar el balón a córner, pero en ese saque de esquinas las marcas fueron tan terribles que Elustondo entró absolutamente solo en el área pequeña para anotar el 3-1. Segundo gol a balón parado de la temporada. Está siendo peligroso decir esto esta campaña con la Real, pero el partido estaba finiquitado. Y está vez sí se quedó así, porque el Sporting bajó los brazos y permitió a la Real sentenciar. Aranburu hizo el cuarto al recoger el rechace de una falta directa botada por Ifrán y Griezmann celebró su partido cien de txuri urdin con su tercer gol de la Liga. Ambos llegaron en el descuento y transformaron una victoria sufrida en una goleada abultadísima.

A pesar del mal partido de la Real, la victoria fue justa. La goleada fue extraña, porque dos goles llegaron en los tres primeros minutos y otros dos en los tres últimos. Entre medias, la Real fue un compendio de imprecisiones, de errores y de sufrimiento. Montanier ha conseguido que el equipo txuri urdin cambie por completo los planteamientos canónicos del fútbol. La mayoría de los conjuntos intentan hacer las cosas bien sobre el césped para así intentar ganar partidos. La Real no. La Real quiere llegar primero a la victoria sin importar demasiado cómo, sin comprender qué nos hace ganar. Le sucedió en Anoeta ante el Granada o en este mismo encuentro ante el Sporting. Sí, hubo un par de jugadas meritorias, una fugaz y por confirmar explosión ofensiva de Zurutuza, una cierta mejora defensiva a pesar del sufrimiento de algunos minutos gracias al regreso de los jugadores que todos sabemos titulares. Pero en el lado contrario hay demasiadas cosas que fallan. Y eso, cuando se han jugado 20 partidos, no son síntomas sino definiciones de lo que es un equipo. La Real es el equipo que jugó del minuto 5 al 90. Y en esos 85 minutos el resultado fue de empate a uno. Pero como el fútbol también vive de las cosas raras, el resultado fue de cinco a uno y la Real sumó tres puntos de gran valor que le dan la duodécima posición y colocan un hueco de cuatro con respecto a los puestos de descenso. Qué cosas.

sábado, enero 28, 2012

PREVIA Real Sociedad - Sporting. Trascendencia en enero

Hablar de un partido transcendente en enero puede parecer exagerado, pero la visita del Sporting a Donostia (domingo, 16.00 horas, Anoeta, Canal + Liga 2) indudablemente lo es. Con una primera vuelta insuficiente, con una goleada en el último partido en casa todavía escociendo, con la eliminación de la Copa del Rey y la forma en que se produjo aún en la retina, con tantos sinsabores en una temporada ideada desde el club para crecer y siendo además el visitante un rival directo que ahora mismo ocupa posición de descenso, no ganar agravaría mucho la delicada situación del enfermo. Porque la Real es ahora mismo un enfermo en el que hay muchas cosas que no salen bien y no conviene cerrar los ojos antes eso. Ganar las enmascara, las enmascaró durante los dos meses sin perder que vivimos hasta la semana pasada, pero no soluciona los problemas. De una u otra forma, los que hay en juego ante el Sporting son tres puntos más importantes de lo que muchos pueden creer.

No había muchos margen posible para las sorpresas en la convocatoria, pero Montanier ha decidido que la duda se despeje minutos antes del partido. 20 jugadores tenía disponibles y 19 están en la convocatoria, siendo Sarpong el único que no entra por cuestiones técnicas. Y eso, evidentemente, no se puede considerar ya una sorpresa a estas alturas. Mariga está con pie y medio fuera de la Real y ya parece seguro que no volverá a vestir de txuri urdin. Una buena noticia se mire como se mire, tras el bajísimo rendimiento ofrecido por el jugador. Las bajas son las conocidas. Illaramendi, De la Bella y Demidov no estarán ante el Sporting por problemas físicos. Y el resto de los jugadores están en la lista. Contra el Atlético de Madrid, Montanier conservó entre los elegidos a un delantero más de los que acostumbra a tener en el banquillo, con lo que habrá que ver qué decide en esta ocasión. Si es fiel a sus costumbres, el jugador que vea el partido desde la grada estará entre Ifrán y Llorente, dos que ya han dejado claro en público que no sienten que el entrenador confíe en ellos.

Durante la semana se ha hablado mucho de que Montanier tiene intención de repetir en la medida de lo posible el once habitual de las últimas semanas, con el único cambio obligado de Iñigo Martínez, que regresaría tras dos partidos de sanción y uno de suplencia, por Demidov. Si es así, jugarán Bravo en la portería; Estrada, Mikel González, Iñigo Martínez y Cadamuro en la línea defensiva; Elustondo, Aranburu y Zurutuza en la media; con Vela, Griezmann y Agirretxe en punta. Sin embargo, la debacle ante el Atlético de Madrid abre la puerta a más cambios en el once inicial. Quizá el cambio más previsible sería la entrada de Xabi Prieto por Vela. Tampoco sería descabellado que, después de algunas semanas ya recuperado, Carlos Martínez recuperara el carril derecho, presumiblemente llevando a Cadamuro al banquillo y a Estrada a la izquierda. Muchas menos opciones de entrar en el once parecen tener Ansotegi, Markel, Pardo, Ifrán y Llorente, aunque, recordemos, a Montanier le gustan las sorpresas. Toño Ramírez será el portero suplente en esta ocasión.
La Real ocupa la decimoquinta posición, con 21 puntos. A seis de Europa, y a dos del descenso. El Sporting está tres por debajo, con 18 y en el penúltimo escalón de la tabla. Con este duelo no sólo se abre la segunda vuelta, sino también los cálculos por el average que pueden decidir posibles empates. El 1-2 de la ida, con dos goles de Agirretxe, hace que la victoria y el empate le den al conjunto txuri urdin la ventaja en ese sentido. La goleada en Anoeta del Atlético de Madrid truncó una racha de los de Montanier de siete partidos sin conocer la derrota, racha afeada por la vergonzosa eliminación copera en Mallorca. No obstante, su trayectoria como local es deficiente, con sólo dos victorias en nueve partidos, ambas por la mínima ante Granada y Málaga. El Sporting sólo ha puntuado en tres partidos a domicilio, las victorias ante Mallorca y Rayo y el empate en Zaragoza y apenas ha sumado tres de los últimos doce puntos en juego. Hubo pitos y momentos de indiferencia en la grada de Anoeta hace sólo una semana. Cómo responderá la afición esta vez, después de las absurdas críticas realizadas desde algunos medios, dependerá sobre todo de lo que pueda ofrecer el equipo.

La estadística está de parte de la Real en sus enfrentamientos en Donostia contra el Sporting. De los 43 partidos disputados, 24 se saldaron con victoria local, por sólo nueve de los gijoneses y diez empates. 34 de esos encuentros tuvieron lugar en Primera División, con 18 victorias para la Real, siete para el Sporting y nueve empates. Los últimos cinco enfrentamientos, muy separados en el tiempo por los años en Segunda de ambos equipos, se saldaron con tres victorias para la Real y dos empates. El Sporting no vence en San Sebastián en partido de Primera desde la temporada 1993-1994, 0-1. La mayor goleada realista es el 4-1 de la temporada de la imabitibilidad, la 79-80. Los goles los hicieron Satrústegui, Alonso (dos) y Amiano. El 0-2 de la campaña 74-75 es el triunfo más claro de los asturianos. En Segunda, el balance es igualmente favorable a la Real, con seis victorias y un empate en los nueve partidos disputados. No obstante, el último duelo, el de la temporada 2007-2008 fue el segundo de los triunfos del Sporting, 0-1, y sirvió para que la Real viviera dos años más en la división de plata.

La pasada temporada, la 2010-2011, la Real venció al Sporting en un partido clave para conseguir la permanencia en Primera. Quedaban sólo siete encuentros para acabar la temporada y el panorama no estaba tan claro: cuatro eran contra equipos que se clasificaron finalmente para Europa. Por ello, ganar a los gijoneses, más relajados en la tabla que los donostiarras, era vital. Fue un partido igualado, jugado de poder a poder pero con poco fútbol y muchísimo ambiente en la grada. El Sporting marcó un gol en fuera de juego, pero el árbitro lo anuló correctamente. Diez minutos más tarde, a la media hora, Griezmann adelantó a la Real con un gran cabezazo, aprovechando el resbalón de su marcador. Los visitantes empataron con un disparo lejano de De las Cuevas cuando quedaban veinte minutos. Pero Griezmann, estelar aquel día, hizo el 2-1 definitivo cuando quedaban diez para el final, con un disparo que rebotó en dos defensas y despistó completamente al portero. La Real supo sufrir y aguantar la victoria, primera de las tres seguidas que encadenó en Anoeta (después cayeron Barcelona y Zaragoza) en el tramo final de la temporada para certificar una más que merecida permanencia.

miércoles, enero 25, 2012

Mi reino por una tarjeta roja a un rival

Podría seguir exprimiendo la decepción que me provoca esta Real de Montanier, desesperarme con la interminable t todavía no del todo segura marcha de Mariga o flagelarme por la negativa comparación entre este equipo y el de la temporada pasada al final de la primera vuelta. Pero no lo haré, dejemos que pase el tiempo y pensemos que ganar al Sporting cura las heridas, al menos hasta el siguiente partido. Ya que por lo visto no conviene lanzar mensajes a Montanier, como tampoco a Aperribay o Loren, y menos aún a los poderes fácticos mediáticos que estos días han considerado que la afición es parte fundamental de los males de la Real y específicamente de su derrota del pasado fin de semana, voy a clamar un poco en el desierto con una petición de lo más peregrina: quiero que un jugador rival del equipo txuri urdin vea una tarjeta roja. Ya veis con qué poco me conformo. Pero es que quiero asegurarme de que la norma de la expulsión sigue vigente para nuestros adversarios. Muchos ejemplos indican lo contrario, el del Atlético de Madrid el pasado sábado es sólo uno más.

Lleva la Real esta temporada 19 partidos de Liga y cuatro de Copa. La pasada temporada jugó 38 de Liga y dos de Copa. Un total de 63 en dos campañas. ¿Sabéis cuántas tarjetas rojas han beneficiado a los realistas en ese tiempo? Una. Turienzo Álvarez expulsó a Damiá, de Osasuna, el 14 de febrero de 2011, en la jornada 23 de Liga, por cortar en falta una internada de Tamudo en el área. Podría haber sido roja directa, pero para evitar complicaciones el colegiado lo dejó en amarilla. Como era la segunda, ¿qué más da?, debió de pensar. ¿Sabéis cuántos minutos tuvo la Real de superioridad numérica? Un minuto del descuento de un partido que ya iba ganando por 1-0, con gol del mismo Tamudo. A esa estadística hay que sumar cinco partidos más de la 2009-2010. La última roja que sí dio una superioridad real al equipo txuri urdin llegó el 14 de mayo de 2010. El Castellón visitó Anoeta y se quedó hasta con ocho jugadores. Mantecón vio la segunda amarilla en el minuto 72. Dani Pendín y Rafita en el 89. Piñeiro Crespo era el árbitro que escribió la historia aquel día.

Vuelvo a insistir en el dato, porque igual a alguno no le parece lo suficientemente impactante. Los rivales de la Real han visto una tarjeta roja en los últimos 68 partidos. Supongo que nadie será tan ingenuo de pensar que en esos 68 partidos no ha habido motivos para alguna que otra expulsión de un rival txuri urdin. El dato excede toda lógica que se quiera aplicar. Sólo con los datos de la temporada pasada, todos los equipos de Primera División tuvieron más superioridades que la Real. El Getafe, equipo que se salvó junto a la Real en la última jornada, vio hasta a diez rivales expulsados. El Athletic y el Villarreal, once. Sólo la temporada pasada. Casualmente, aquel partido contra el Castellón en Segunda, el último en el que una roja ha dado ventaja a la Real en mucho tiempo, acabó en empate a cero. Pero las expulsiones, normalmente, cuestan puntos a los equipos que las sufren. La Real lo ha vivido en sus carnes esta misma temporada, ya que dio por perdido este año su partido en Vallecas tras la expulsión de Iñigo Martínez, y en Villarreal se fueron dos puntos por esa inferioridad numérica por cuestiones arbitrales.

Mi reino por una tarjeta roja a un rival. Aunque sólo sea por la satisfacción de saber que siguen siendo una posibilidad.

sábado, enero 21, 2012

REAL SOCIEDAD 0 - ATLÉTICO DE MADRID 4 El desastre anunciado

Podemos ponernos las vendas que queramos, y Valencia ayudó a muchos a mirar a otro lado o a no ver ciertas cosas, pero lo de hoy ha sido la muerte más anunciada de la historia. Esta es la Real de Philippe Montanier. Esta y no otra. Esto es lo que se venía venir. Un equipo triste, sin ideas, sin soluciones y con un desbarajuste descomunal en su pizarra. Con reacciones tardías. Sin motivación. Goleado sin tener enfrente un rival de tanta categoría, vencido sin apenas resistencias. Sin hacer de Anoeta el campo aguerrido que tendría que ser. Esto es lo que hay y esto es lo que nos espera. Ya son muchas las vergüenzas que ha ofrecido la Real esta temporada, desilusionante y desasosegante a partes iguales. Sangrante. Hiriente. Triste, muy triste. Y, sí, el equipo no ha dado la talla. Muchos jugadores tampoco. Pero la Real no tiene dirección. Es un equipo débil, hundido, sin recursos. Y qué pena, porque sigo convencido que tiene plantilla para estar, sin duda, entre los diez mejores de la Liga. Pero esta Real es un desastre. Anunciado. Y, ojo, que vienen curvas.

La alineación de Montanier fue continuista. Sólo hubo un cambio con respecto a Valencia y el técnico francés añadió otra sorpresa. Xabi Prieto perdió su puesto en favor de Vela y en el centro de la defensa se mantuvieron Demidov y Mikel González, dejando a Iñigo Martínez en el banquillo. A saber cómo habría sido el partido de haberse iniciado de verdad con 0-0, pero es que nada más saltar la Real se encontró un gol en contra. En cualquier caso, Montanier naufragó. Apostó prácticamente por el mismo once y no fue capaz de entender las particularidades del partido. Y más teniendo en cuenta dos factores que venían bien anunciados en los medios de comunicación durante los últimos días: por un lado, el carácter agresivo que Simeone ha imprimido al Atlético, que se tradujo en constantes faltas y en una presión de la que su equipo nunca supo salir; por otro, el arbitraje de Muñiz Fernández, que ante la duda ya sabemos hacia qué lado pita. Ambas cosas jugaron en contra de la Real y ambas ayudaron, no sólo ya a decantar la victoria, sino incluso al abultado marcador final.

El balance de la Real hoy es lamentable. A todos los niveles y en todas las facetas del juego. ¿Qué es lo que más rabia da? Que enfrente no había en realidad más que un rival ordenado y con dos ideas claras. Cierto es que en la primera jugada del partido se pone por delante, y ahora vamos al tema arbitral, pero es que la Real jamás ha sabido jugar al fútbol. No es una sorpresa que los de Montanier tarden en entrar en los partidos. Hoy directamente no han llegado a entrar y cada decisión que ha adoptado ha empeorado el panorama. Han fallado los jugadores, ha fallado el equipo y ha fallado el entrenador. El gol del Atlético de Madrid llega por cuatro factores. Primero Elustondo falla en el despeje y el balón sale despedido hacia la línea de fondo. Después, no hay cierre desde el lateral, en este caso Cadamuro. Y finalmente Demidov defiende con los brazos abiertos un centro de Diego. Bravo tampoco olió el lanzamiento desde los once metros de Falcao, a pesar de que no es precisamente el primer penalti que lanza en España. Todo falló. Y todo lo que falló en esa jugada fue metáfora del partido.

¿Capacidad de reacción? Ninguna. La Real de Montanier se ha venido sujetando en tres factores, que no siempre han coincidido en todos los partidos de esta ya quebrada racha de siete partidos sin perder, pero que han permitido sumar puntos. Por un lado, su fortaleza defensa. Por otro, quizá el principal, el buen funcionamiento del centro del campo que forman Elustondo, Aranburu y Zurutuza. Y, finalmente, en la efectividad de los de arriba. Hoy todo 2fue un gran naufragio. Con fallos atrás, sin ideas en medio y sin balón arriba. Sólo la desesperante actuación de Muñiz Fernández ponía algo de picante al partido y encendía a la grada. Ignorando las cuantiosas faltas del Atlético de Madrid, hubo un momento en que la Real había hecho tres faltas y llevaba otras tantas amarillas (incluida la que, en un acto de provocación más, el colegiado le sacó a Zubikarai en el banquillo), y el Atlético de Madrid vio la primera amonestación en su octava falta. Así es imposible que un partido tenga ritmo o que se controle el centro del campo, pero los árbitros premian estrategias como las del Atlético. Así tenemos el fútbol que tenemos.

Para colmo, la aguda vista que demostró para ver el claro penalti de Demidov no la mostró cuando Juanfran repelió seguramente con el brazo un disparo del desaparecido Zurutuza. Ya empieza a dar igual que las infracciones sean claras o no, el problema es que siempre tenemos la certeza de que a favor de la Real no se pitan. Y esta vez, o hubo sorpresa, Muñiz tampoco la pitó. Gran estadística la suya, trece partidos arbitrados al equipo txuri urdin y una sola victoria. Impresionante. Esa jugada que alejó el empate de la Real, por mucho que tampoco mereciera marcar un gol, aconteció en el minuto 40. Antes de eso no había sucedido prácticamente nada en un partido de ínfima calidad. Griezmann tuvo una medio ocasión, pero su disparo, forzado, llegó débil a las manos de Courtois. El único tiro a puerta, una falta blandita pero que al menos probó al meta rojiblanco botada por Elustondo. El Atlético ni siquiera puso a prueba a Bravo en esta primera mitad. Sí, los colchoneros presionaron arriba e impidieron toda salida de la Real, pero ahí acabaron sus méritos futbolísticos.

Montanier, una vez más, debió de entender que todo iba de maravilla, porque no cambió nada en el descanso. Y la Real se encontró con el mismo castigo que en la primera mitad, un gol en contra en el primer minuto. Este tanto, de Adrián, vino a retratar el defecto de que la Real saltara al campo con una defensa de suplentes cuando casi todos los titulares están disponibles. Ni Loren ni Montanier lo entienden, pero Cadamuro no es lateral. Puede jugar algún día, como algún día sobrevivió en Segunda Mikel González en ese puesto. Pero no ser el titular habitual. La sorpresa del once, insisto, fue que no regresara a él Iñigo Martínez. Demidov, Cadamuro, incluso Estrada, son los segundos espadas. Alguno sale más airoso que otro, pero sorprenden estas cosas. Sonará igual a oportunista, pero se veía venir. Y el Atlético de Madrid se movió como quiso en esta situación. Gracias al cielo, hasta ese minuto no había querido moverse mucho. Toda la defensa, con Demidov en primera línea, se unió a la fiesta pidiendo un fuera de juego inexistente y restando todo valor a la parada que Bravo hizo en el primer remate de Adrián. El segundo era ya imparable. 0-2 y el partido estaba perdido. Indudablemente.

Los cambios ya llegaban tarde, pero es que sirvieron para profundizar en la herida que ya tenía la Real. Montanier, en un movimiento imposible de explicar, colocó a Xabi Prieto como carrilero, por detrás de Vela, y sacando del campo a Cadamuro, por cierto silbado en algunos momentos del encuentro, víctima de la lamentable vorágine en la que está inmerso el equipo. Mientras duró el impulso inicial de la entrada al campo del 10 realista, se consiguieron forzar algunas faltas por su banda. El juego, desaparecido Griezmann, estaba volcado por la derecha de la Real. Pero Montanier colocó a Prieto entre la espada y la pared, con la obligación de recorrer 70 metros en todas las jugadas. No sé si fue un movimiento producto de la desesperación o si es que no conoce en absoluto a Xabi. Era el minuto 57. Un cuarto de hora después, y sin que la Real hubiera inquietado más que en una falta de Elustondo (la cuarta al borde del área; Vela y Griezmann naufragaron en sus tentativas), Montanier complicó aún más el cuadro quitando al otro lateral, Estrada, para sacar a Ifrán. Y ahí el desbarajuste fue tal que la goleada del Atlético era una certeza.

Desde el minuto 82 al 90, el Atlético pudo marcar cuatro goles. Sólo hizo dos. Ya no sé si darle las gracias o lamentarlo, porque no sé cuántos ridículos hacen falta en una temporada para que se vean ciertas cosas. Esos fueron los minutos, por cierto, que jugó Llorente, que tiene que estar desquiciado de disputar finales imposibles o absurdos. Es triste ver a un jugador que quiere tanto a la Real maniatado y sin poder ayudar. Los dos últimos goles del Atlético fueron reflejo del caos defensivo. Sin laterales, con Elustondo de cierre en una defensa de tres, y con Xabi Prieto y Griezmann de falsos laterales. Era evidente que el centro del campo hacía aguas, pero Montanier no fue capaz de introducir cambios ahí, sin su escudero Mariga, el descartado de su convocatoria y ojalá viviendo sus últimas horas como txuri urdin, y sin Pardo, al que manda a jugar con el Sanse sin haberle dado una oportunidad real. Con Ifrán corriendo como loco sin saber muy bien cuál era su posición en el campo y con un Vela que, llegados al ecuador de la temporada, adquiere ya aire de decepción. Y la Real ya no fue capaz de colocar más balones en el área, porque sólo Estrada intentaba meter centros como un descosido y Montanier le envió a la ducha.

Cansa que durante tantas jornadas se sigan viendo los mismos defectos y que algunos buenos resultados circunstanciales los oculten. Si el centro del campo no tiene un buen día, el partido está perdido. Si los buenos no juegan, no hay nada que hacer. Si desde el banquillo no sólo no hay soluciones sino que se empeora lo que hay en el césped, algo hay que hacer. Si algunos jugadores sólo cuentan para jugar los minutos de la basura, hay que decirlo claramente. Si no somos capaces de generar peligro a balón parado o si vamos a utilizar esquemas rocambolescos como el de los últimos minutos de hoy, hay que trabajar ambas facetas en Zubieta. Y así hasta el inifinito. Porque la Real de Montanier es este decepcionante equipo. Triste y sin recursos. Aunque haya días buenos, o malos del rival, que eso también cuenta. Y, por supuesto, que no se nos olvide esta imparable tendencia de resucitar muertos: el Atlético no había ganado fuera. Hoy lo hizo. Acaba la primera vuelta y la Real suma 21 puntos. Qué lejos en todo de los 25 de Lasarte del año pasado a estas alturas. Y todavía queda lo peor. Si no estuviera tan triste, estaría asustado. Pero es que ahora mismo ni siento ni padezco. Porque esto se veía venir. Y lo veremos más veces.

viernes, enero 20, 2012

PREVIA Real Sociedad - Atlético de Madrid. Cuentas pendientes

La visita del Atlético de Madrid (sábado, 20.00 horas, Anoeta, Canal + Liga) es un compendio de cuentas pendientes. La que todavía tiene la Real, todo el equipo, con su afición. Y no sólo ya por la humillante e histórica derrota copera, que la victoria en Valencia vino a minimizar de alguna manera, sino porque en Anoeta sólo ha ganado dos de los ocho partidos disputados en esta Liga. La que tiene Griezmann con todo el mundo, al enfrentarse por primera vez con el equipo con el que coqueteó en verano, en un duelo que le llega en su mejor momento de la temporada. La que tiene Muñiz Fernández con la Real, porque cada arbitraje suyo suele acabar en desastre perjudicial para la entidad txuri urdin. Y la que tiene el conjunto realista con el Atlético de Madrid después de la victoria colchonera de la pasada temporada, la primera que logró en Anoeta desde su inauguración en 1993. Y la cuenta pendiente más importante de todas, la de San Sebastián, un día después de la fiesta. Muchas cuentas pendientes, desde luego.

A pesar de que no se conocen tocados o dudas en la convocatoria, Philippe Montanier ha decidido llamar a 19 jugadores para el partido ante el Atlético. Si es fiel a sus palabras anteriores, el descartado será un jugador de ataque, ya que la entrada de Joseba Llorente en la lista convierte en seis los atacantes disponibles y el técnico francés gusta de llamar sólo a cinco. Ésta es una de las dos novedades en la lista, la otra el regreso de Iñigo Martínez tras sus dos partidos de sanción. Se caen del grupo Ansotegi, algo previsible, y Pardo, más sorprendente. El canterano jugará esta semana con el Sanse, sin que Montanier le haya integrado todavía y de verdad en la dinámica del primer equipo. De la Bella e Illarramendi son los dos únicos jugadores que están en la enfermería y el resto son descartes técnicos. El de Sarpong evidencia por completo, si no estaba claro ya a estas alturas, que no cuenta para nada y que el club debe esforzarse en buscarle una salida.

Sin saber quién será el descarte no parece fácil desentrañar la alineación con la que Montanier quiere hacer frente al Atlético de Madrid, pero hay varias cosas seguras. Bravo estará bajo palos y Zubikarai en el banco. Iñigo Martínez regresará al centro de la zaga, presumiblemente junto a Mikel González, y dejando a Demidov en el banquillo.. Cadamuro tiene todas las papeletas para seguir en la izquierda y Estrada en la derecha. Otra opción es el regreso de Carlos Martínez, pero supondría ya mover dos fichas atrás. Por delante de ellos, sería una sorpresa cualquier cosa que no sea repetir el trivote ganador de las últimas fechas, el que forman Elustondo, Aranburu y Zurutuza, más sin haber tenido ya partido el pasado miércoles. Markel y Mariga (no deja de sorprender su convocatoria, no ya sólo por motivos técnicos sino incluso si de verdad el club está negociando su salida) estarán en el banquillo. Y en ataque, son apariencia seguros Griezmann y Agirretxe. Xabi Prieto y Vela se juegan el tercer puesto, con muchas más opciones que Llorente o Ifrán independientemente de quién se quede fuera de la lista, algo que parece estar entre estos dos últimos.

La victoria de la Real en Valencia le permitió colocar los puestos de descenso a tres puntos. El equipo txuri urdin suma 21 puntos, ocupando la decimosexta posición. Ganar al Atlético le permitiría superarle en la tabla, ya que los colchoneros son décimos con 23. Los de Montanier sólo han ganado dos de los ocho partidos que han disputado en Anoeta y los ahora de Simeone aún no han ganado fuera, con dos empates en ocho salidas. Siendo el rival que es y tras ganar en Mestalla, no es de esperar que Anoeta se muestre hostil hacia los suyos por la eliminación copera. El árbitro tampoco ayuda. Muñiz Fernández tiene un historial muy negativo con la Real: doce partidos y una única victoria (¡nada menos que en 2002!), además de algún que otro escándalo con el Athletic sobre todo de por medio. El equipo txuri urdin lleva tres jornadas sin encajar un gol y la cuarta no la alcanza desde la temporada 1997-1998. El Atlético suma cuatro puntos de seis posibles desde que cambió de técnico. La Real lleva ya siete partidos ligueros sin perder, con tres victorias y cuatro empates.

El Atlético de Madrid ha visitado Donostia en 59 ocasiones, todas ellas en Primera División, y el dominio es claramente txuri urdin. Son 31 las victorias, más de la mitad de los duelos disputados, con las mismas derrotas que empates, catorce. La mayor goleada txuri urdin es el 6-1 de la temporada 51-52, con dos goles de Igoa y uno de Alsúa, Barinaga, Epi y Ontoria. Por contra, el triunfo más abultado del Atlético es el 0-4 de la 84-85. Los colchoneros no conocieron la victoria en Anoeta hasta la pasada campaña. En este estadio acumulan desde la temporada 1993-1994 diez derrotas y dos empates. Destaca el 4-1 de la campaña 1999-2000, con dos goles de De Paula y otros dos de Bonilla. El Atlético de Madrid se convirtió en uno de los rivales preferentes de la Real en la temporada 1998-1999, cuando vivieron seis duelos (Liga, Copa del Rey y Copa de la UEFA, con idéntico número de victorias para cada equipo, tres, pero eliminando los madrileños a los donostiarras en las dos competiciones del KO), uno de ellos bajo la sombra del asesinato de Aitor Zabaleta a las puertas del Vicente Calderón.

La temporada pasada, la 2010-2011, el Atlético se llevó una inmerecida victoria de Anoeta. Inmerecida porque la gran primera media hora de la Real tuvo que haber dejado mejores réditos que el 1-0 que marcó Llorente. E inmerecida, a pesar de la mejoría colchonera a partir de ese momento, por la desequilibrante actuación arbitral, que se cebó con la Real a la hora de señalar faltas, que perdonó la expulsión de Mario Suárez, que le escamoteó un claro penalti al equipo txuri urdin en una jugada que dio pie al contraataque que supuso el empate y que dio validez al segundo del Atlético a pesar del fuera de juego de Agüero. Entre el desconcierto de la Real, los visitantes marcaron el 1-3. Diego Rivas, con el último de los pocos goles que hizo de txuri urdin, un golazo, puso emoción al partido, pero ya en el descuento Mikel González cometió penalti, este sí claro y pitado, para que el Atlético redondeará el resultado hasta el 2-4 final. A la decimotercera visita del Atlético a Anoeta, los colchoneros consiguieron romper la maldición de este estadio. Con ayuda arbitral, pero la rompieron.

martes, enero 17, 2012

Ilusiones

En este punto de la temporada, es todavía posible que la Real logre algún objetivo importante. Lo escribo y me cuesta creerlo. Parece mentira después de todo lo que ha sucedido, pero sigue siendo posible. El equipo está a cinco puntos de los puestos europeos, por lo que no es nada descabellado pensar que se puede llegar a ellos y culminar esta extraña temporada con un éxito. Hace siete semanas la Real era colista y hoy le saca diez puntos al equipo que ocupa esa posición. Las matemáticas no engañan y con sesenta puntos en juego sería absurdo que el equipo no pensara en que cotas mayores son posibles. Ganando al Atlético igualaría el registro de la primera vuelta de la temporada pasada, que concluyó pensando en Europa. El problema es que "ilusión" no es precisamente el término que está marcando la temporada. Han sido muchos los palos anímicos que hemos recibido. Hemos sido colistas, hemos experimentado la humillación en la Copa, hemos desperdiciado partidos tan bonitos como el derbi o el duelo ante el Real Madrid, hemos tenido al entrenador al borde del cese al menos en dos ocasiones.

Todo eso contribuye al cansancio anímico que agrava las crisis. Pero el caso es que el equipo da dos buenas noticias seguidas y ahí estamos ilusionados de nuevo. Cuando vienen mal dadas, sale mucha gente dispuesta a aniquilarlo todo, incluso lo que se hace bien, y eso también lo he lamentado muchas veces. Pero cuando hay triunfos la euforia se dispara sin medida. Y no me refiero a esas posibilidades de luchar por Europa, que no he mencionado por creer en ellas tanto como por simple aplicación de las matemáticas. Me refiero a los juicios rápidos. Parece que en Mestalla la Real jugó un partidazo sin igual y tampoco es eso. Ojo, no menosprecio ganar allí. Al contrario, lo valoro mucho por ser una plaza muy complicada, ahora y a lo largo de la historia. Pero se pasa por alto que el Valencia remató como quiso los córners que tuvo, y que si llega a adelantarse en la primera mitad habríamos visto otro partido. Se minimiza el efecto del once que sacó Emery, a todas luces suplente y en muchos casos decepcionante. Y se olvida que la Real no entró bien al partido, como de costumbre, y convirtió en gol su primer tiro a puerta, suerte que no suele acontecer en esto del fútbol.

La Real, en todo caso, no estuvo mal en Valencia, y hay signos de que se hacen unas cuantas cosas bien. No las suficientes como para mirar con relajación los puestos de abajo, pero unas cuantas. Y es que equipo hay, sigo convencido de ello. Pero conviene no olvidar que los varapalos han marcado ya esta temporada. Ese fenómeno de estar viviendo en una montaña rusa emocional es una constante a lo largo de los últimos tiempos y no hay que irse muy lejos en el tiempo para comprobarlo, pues casi existía el convencimiento de que disputar la final de la Copa del Rey era casi un hecho después del 2-0 al Mallorca del partido de ida de octavos. No hay nada que quiera más que ilusionarme de nuevo con la Real, pero ahora tengo que reconocer que me cuesta. Y no sólo por lo de Mallorca, no, que para mí el problema de este club es más profundo que una derrota, por muy dolorosa que pueda ser. Aunque entenderé a quien se quiera ilusionar, yo ahora mismo sólo tengo en mente que esta temporada de altibajos nos deje más cerca de los de arriba que de los de abajo. Ojalá el equipo me desmienta.

domingo, enero 15, 2012

VALENCIA 0 - REAL SOCIEDAD 1 El extraño triunfo de la normalidad

El triunfo de la Real en Mestalla fue extraño y normal a la vez. ¿Cómo se hace eso? Fácil. Asumiendo que lo normal es lo que hace funcionar a este equipo, que lejos de las excentricidades y las presunciones de que las cosas no son lo que de verdad parecen. Aprovechando los puntos fuertes de sus piezas y minimizando los débiles. Sacando partido de que los demás sí tienen que pensar en más cosas además de su partido de cada fin de semana. Y fue extraño porque llegó de una forma diferente. Llegó de rebote, pero del rebote de una gran jugada de Griezmann que se pareció mucho a una que nos debió dar los tres puntos ante Osasuna. Extraña porque la providencia se nos apareció para impedir que una de esas excentricidades, dar una camiseta a Mariga, sea txuri urdin o amarilla, nos costara en el tramo final los tres puntos merecidos en la batalla. Extraña porque esta vez el árbitro no tuvo tanta prisa por pitar lo que no es. Fue el extraño triunfo de la normalidad. Y un pequeño respiro, no más, después de la histórica debacle de Mallorca.

Montanier retomó la lógica en la alineación que ha presidido el último tramo en la Liga y apostó por un equipo casi idéntico al que arrolló sin premio a Osasuna hace una semana. Sólo hubo una variante, que invita a pensar a quién y a quién no ha pasado factura la eliminación copera. Aunque quizá no fuera más que una rotación para administrar esfuerzos, que no se han notado en el rendimiento efectivo del equipo, eso sólo lo sabe el técnico francés. Vela dejó su sitio a Xabi Prieto, un cambio que pareció funcionar con el todavía insuficiente pero seguramente mejor partido liguero del diez txuri urdin. Qué importante es recuperarle. Con otro resultado, pero el partido en Valencia vino a confirmar ciertos defectos de la Real, de esos que por desgracia caen en el olvido cuando el resultado es favorable. El regreso al once de Mikel González fue la demostración de por qué un jugador en forma no debe salir del once a menos que está exhausto. Y con exhausto quiero decir muerto e inhabilitado para la práctica deportiva. Partidazo del central, en una temporada espléndida en la que no partía como titular. El otro defecto ya habitual de este equipo es lo tarde que entra en los partidos. En Valencia lo volvió a demostrar.

Esa falta de intensidad inicial, la misma que mostró en Mallorca, en Granada, en Vallecas, en Zaragoza, en los partidos en Anoeta contra Athletic o Barça hizo que el Valencia rondara el área de Bravo en el primer cuarto de hora y, de forma consecutiva, generara dos claras ocasiones de peligro. El disparo desde fuera del área de Pablo Hernández lo despejó con la seguridad habitual el guardameta chileno y el cabezazo de Aduriz tras el posterior córner lo sacó el larguero. Ya era hora de que los palos se aliaran con la Real, porque menuda temporada estamos viviendo en ese aspecto del juego. Con el gol anulado al propio Aduriz en el minuto 25, por un clarísimo e indiscutible fuera de juego, se acabó el Valencia. Emery rotó su once pensando en la Copa y vivió en primera persona el miedo que podía tenerle la Real a este mes de enero en caso de haber tenido el lógico éxito en la Copa. El Valencia tuvo un partido muy duro contra el Sevilla y le espera otra eliminatoria sin apenas preparación. Eso y la sensible baja de Soldado por sanción disminuyeron su potencial. Y la Real, después del arranque dubitativo, lo supo aprovechar.

Lo hizo de forma más lógica: jugando como sabe. El control del partido nació del centro del campo. De que Elustondo creciera, de que Araburu ofreciera una nueva lección (una de esas preguntas que nadie se hace cuando ganamos: ¿por qué Montanier prescindió del capitán con tanta facilidad en el primer tercio de la Liga?) y del trabajo inagotable de Zurutuza. Agirretxe se sacrificaba para poner su esfuerzo al servicio de los demás, y su juego de espaldas siempre da opciones a sus compañeros. Me da que el nueve txuri urdin ha aprendido mucho de Llorente, ese apestado para Montanier, desde que el Flaco ha vuelto al vestuario de la Real. Xabi Prieto, quizá con la misma progresión que Elustondo, comenzó a crecer. No tanto con el balón en los pies, ya que no tuvo una intervención decisiva en estos minutos finales de la primera mitad, pero sí entendiendo el juego, moviéndose a las posiciones en las que era necesario y buscando dar respiros a la defensa. Y los laterales comenzaron a subir sus bandas. La Real llegó al descanso siendo mejor que el Valencia. Nada del otro mundo, porque sólo disparó fuera en una ocasión el propio Xabi Prieto, pero lo necesario para demostrar que, cuando quiere, este equipo tiene firmeza.

Todos conocemos que Mestalla es un campo poco paciente con los suyos, y antes del intermedio ya se puso a pitar a los suyos, olvidando su tercera posición en la Liga detrás de los inalcanzables y su reciente clasificación para los cuartos de final de la Copa. Y por eso el descanso sólo podía verse como una mala noticia para la Real, acostumbrada a revivir muertos en situaciones muy parecidas a las que brindaba este encuentro en su ecuador. Pero esta vez no. Tras algún pequeño aviso sin excesivo peligro, el equipo txuri urdin convirtió en gol su primera llegada de absoluta claridad. Griezmann arrancó en el centro del campo una carrera muy similar a la que protagonizó ante Osasuna, colándose entre los rivales sin que ninguno pudiera detenerle. Su disparo lo repelió la defensa, rebotó primero en la pierna y después en el brazo del francés, que enganchó un nuevo disparo. Y ahí sucedieron dos cosas que este año han ido habitualmente en contra. Primero, el árbitro dejó seguir. No había infracción de ningún tipo, pero por menos se han anulado jugadas y goles. Segunda, el tiro de Griezmann rebotó de nuevo en la defensa y adquirió una parábola imposible para Alves. Un rebote que favorece. Al fin.

Tras el gol, la Real vivió quince minutos muy buenos, en los que se olía el 0-2 mucho más que el empate del Valencia, que ni se acercaba con peligro al área de Bravo, un espectador más en la segunda mitad salvo para demostrar su abrumadora seguridad en los balones que cruzan sus dominios. En el minuto 68, Montanier volvió a repetir errores en los cambios, sin contar la testimonial entrada de Carlos Martínez en el descuento con el único afán de perder tiempo. Entró Vela, y ahí sí hubo un claro acierto porque la Real se estaba moviendo bien al contraataque y necesitaba la velocidad del mexicano o de Ifrán (que nuevamente se quedó sin jugar un minuto y que seguro que está pensando ya en su posible marcha del equipo) para tratar de finiquitar el partido. Pero quitó a Agirretxe. Una semana atrás, su salida del campo frenó las posibilidades de juego de la Real ante el Osasuna. En Mestalla no se acusó tanto como entonces, pero se notó igualmente. A la Real le gusta tener su referencia arriba y su sacrificio suele ser bien aprovechado. Pero el error de Montanier más flagrante estuvo en su segundo cambio, dando una nueva oportunidad a Mariga que, de nuevo, estuvo a punto de salir muy mal.

No es cuestión de cargar las tintas sobre él, aunque bien que se esfuerza el keniata es que lo hagamos con su intrascendencia en cualquier aspecto positivo del juego, pero su caso se está convirtiendo en algo dificilísimo de entender. Es un jugador que no aporta absolutamente nada en el campo. Más bien al contrario. En Mestalla, de hecho, perdió un balón peligrosísimo en el descuento que le pudo haber costado dos puntos a la Real si el Valencia hubiera estado vivo. Y eso sin recordar que dos de esos cuatro fatídicos goles de Mallorca llegan con su marcaje. Pero ya no es sólo que juegue él. Es lo que provoca su presencia. Montanier se llevó 19 jugadores a la ciudad del Turia por las molestias de Elustondo, molestias que finalmente no le impidieron jugar los 90 minutos. El descartado fue Pardo. ¿Por qué hacer viajar a un chaval de 19 años si se va a quedar en la grada? En el banquillo se quedó Markel, que está viviendo lo mismo que el ahora aparentemente imprescindible Elustondo en el primer tercio del campeonato, en el que no entró en ningún momento tras recuperarse de una lesión, cuestión que ahora tampoco se recuerda para jugar la gestión de la plantilla de Montanier. Lo de Mariga, por cierto, no es sólo ya una cuestión de lo que hace en el campo. Ayer fue absolutamente sorprendente ver la enorme cantidad de minutos que tardó en prepararse para saltar al terreno de juego. No sé qué ha visto en él Montanier, es sencillamente asombroso.

Salvo ese susto provocado por Mariga, la cosa salió bien y los tres puntos volaron a Donostia. Tres puntos de oro. El Valencia nunca estuvo cerca de empatar, y eso es mérito de la Real. También y sobre todo de sus jugadores, de esos a los que el club desde todas sus instancias ha puesto en el punto de mira esta semana. Si no pasan muchas cosas raras en esta jornada de domingo, la Real aumentará la distancia con respecto a los puestos de descenso y, sobre todo, ganará tranquilidad para afrontar los dos partidos seguidos que tiene ahora en Anoeta, que en caso de haber perdido en Mestalla habrían adquirido la categoría de vitales. El equipo txuri urdin acumula siete jornadas sin perder y ahora debe convertir Anoeta en el ansiado fortín que no ha sido durante la primera vuelta para llegar al final de Liga sin apuros. La primera etapa de la desilusión abierta por el fiasco de Mallorca se solventó con buena nota. Más por el escenario de la victoria, en el que, ojo, sólo había ganado el Real Madrid, que por la excelencia futbolística del equipo. Pero sí quedó claro que cuando las cosas se hacen con normalidad, este equipo crece y gana. Por extraño que pueda parecer.

viernes, enero 13, 2012

PREVIA Valencia - Real Sociedad. ¿Cómo se levanta un equipo después de una debacle?

¿Cómo se levanta un equipo después de protagonizar una debacle de dimensiones tan históricas como la de la Real en Mallorca? La primera oportunidad de demostrar si hay capacidad de reacción tendrá lugar en un escenario poco propicio para grandes gestas (Mestalla, sábado, 22.00 horas; La Sexta y autonómicas). Por el rival, el Valencia, el tercer clasificado de la Liga y primero de esa que jugamos 18 equipos, pero sobre todo porque la moral del equipo txuri urdin ha quedado muy tocada. Del equipo y de la afición. De lo que es la Real en esencia. Porque nadie esperaba el varapalo del miércoles y el temor a que, de alguna forma, se repitan en Valencia las peores tardes de la temporada está absolutamente justificado y agravaría la ya delicada situación clasificatoria. Todo está en duda ahora mismo. La plantilla, sus jugadores y su entrenador. La Real está bajo sospecha y la reacción debe ser inmediata para que la temporada, ya triste sin remedio, no se convierta en una agonía insufrible.

Después de los durísimos mensajes contra la plantilla que partieron del entrenador, del director deportivo y del presidente del club, quienes esperaran que la convocatoria sirviera para señalar nombres se llevarán un chasco. Se desplazan a Valencia 19 jugadores, presumiblemente por las molestias de Elustondo, y sólo cae uno de los protagonistas de la debacle copera, De la Bella, que queda así señalada por la elección de Montanier. De entre los que jugaron en las islas, tampoco viaja Iñigo Martínez, pero éste está sancionado. Los regresos a la lista eran muy previsibles. Entra Bravo, haciendo que salga Toño Ramírez; también Mikel González, pero por el partido de sanción de Iñigo; entra Pardo por la duda de Elustondo; y vuelve Carlos Martínez. Quizá el nombre en el que todo el mundo esté pensando en este momento es el de Joseba Llorente. No ha entrado en ninguna de las cuatro convocatorias de 2012 y ni siquiera el ridículo histórico de Mallorca le ha abierto las puertas, no ya del once titular, sino de la convocatoria. Sarpong, además del lesionado Illarramendi, completan la lista de ausencias.

Es absolutamente imposible saber qué once alineará Montanier en Valencia, con lo que sólo cabe hacer vaticinios. Teniendo en cuenta el rival y que el partido se disputa lejos de Anoeta, no creo que nadie se atreva a descartar un cambio de sistema y que se recupere esa defensa de cinco que tan malos resultados ha dado siempre a este equipo en tiempos recientes. Bravo, obviamente, será titular, y los laterales previsiblemente serían Carlos Martínez y Estrada o Cadamuro. Mikel González estará en el centro de la zaga, pero a partir de ahí todo es un juego de adivinación sin mucho futuro. En defensa de cinco, jugarían todos los centrales convocados, Demidov y Ansotegi además de Mikel. Si Elustondo está apto, es de suponer que formará en el once. Si no, ahí comienzan los problemas para Montanier, que tendrá que decidir entre recuperar a Markel, apostar por Mariga o dar el mando a Pardo. Aranburu será titular y Zurutuza dependerá del esquema. Por delante, Griezmann y Agirretxe, que no fueron titular ante el Mallorca, estarán en el once, y el otro puesto se lo disputan Vela, Ifrán y Xabi Prieto. Zubikarai estará también en el banquillo.

La Real reaccionó en 2008 a Vitoria empatando en casa con el Córdoba. A Vigo en 2003 ganando al Atlético. A Sevilla en 1980 derrotando de nuevo a los colchoneros. Pero aquellos partidos que siguieron a las grandes debacles de la historia txuri urdin eran finales de temporada y ahora la catástrofe ha llegado en su ecuador. La reacción es obligada porque la situación de la Real no es para tirar cohetes. Es decimosexta con 18 puntos, sólo dos por encima de los puestos de descenso, y el calendario acecha amenazante. Su rival de esta jornada, el Valencia, es tercero con casi el doble de puntos, 34. El equipo de Unai Emery, efímero ex jugador del primer equipo txuri urdin, sólo ha perdido un partido en casa, ante el Real Madrid, y empatado dos, ante Barcelona y Athletic. Ha ganado seis en Mestalla, uno más de los que ha perdido la Real como visitante. Lejos de Anoeta, los de Montanier han arrancado puntos en sus dos victorias (Sporting y Betis) y sus dos empates (Villarreal y Racing). La Real lleva seis jornadas sin perder, pero acumula tres empates consecutivos, lo que supone una suma de puntos insuficiente. El Valencia llega después de remontar hasta el empate un 2-0 en Villarreal.

Casi como un jugador más, la historia juega en contra del conjunto txuri urdin para este encuentro. De sus 60 visitas a Valencia, todas ellas en Primera División, sólo ocho se saldaron con victoria visitante, la última de ellas hace nada menos que 16 años, 0-1 en la temporada 96-97, con el primer gol como realista de Darko Kovacevic. El Valencia ganó 41 de esos encuentros, y los once restantes se saldaron con empate. La Real nunca ha ganado en Mestalla por más de un gol de diferencia, lo que hace de los 1-2 de las temporadas 1973-1974 (con dos goles de Satrústegui), 1981-1982 (dos de Uralde) y 1991-1992 (Carlos Xabier y Kodro) sus victorias más importantes. La goleada más severa recibida por la Real es el 7-1 de la temporada 1934-1935, que culminó con el primer descenso de la historia del club. En las últimas once visitas, la Real sólo consiguió sacar tres empates, y el último de ellos, en la temporada 2006-2007 no es precisamente de grato recuerdo, pues fue la tarde en la que el equipo realista bajó a Segunda después de 40 años en Primera. Históricamente, mal sitio para superar una depresión, desde luego.

La pasada temporada, la 2010-2011, la Real perdió merecidamente, pero de forma mucho más contundente en el marcador que en el juego. El 3-0 final no fue fiel reflejo del juego, pero si de la endeblez defensiva que condenó al equipo de Martín Lasarte en bastantes partidos jugados fuera de casa. Cada vez que la Real pasaba por un buen momento de juego en el partido, el Valencia respondía con un gol. El conjunto txuri urdin no fue capaz de aprovechar el enrarecido ambiente que había en Mestalla (y que Soldado ejemplificó encarándose con un espectador nada más marcar el primero de sus dos goles de la tarde). Los de Lasarte tuvieron unas cuantas ocasiones para mover el marcador, pero obviamente no era el día. La visita a Mestalla llegó después de la espectacular remontada en Anoeta ante el Barcelona y justo antes del triunfo en casa ante el Zaragoza, a la postre definitivo para lograr la permanencia en Primera. Y fue la penúltima derrota lejos de Donostia en una segunda vuelta en la que la Real no pudo sumar ni un solo punto fuera de su estadio.

miércoles, enero 11, 2012

Ilusión masacrada

Cada cual tendrá su punto de vista sobre las causas, los responsables y las consecuencias de la histórica debacle que protagonizó la Real en Mallorca. La primera y mayor certeza que yo tengo, 24 horas después de esa afrenta a la historia y al aficionado txuri urdin, es que mi ilusión ha sido masacrada. La temporada ha muerto para mí. Ha acabado de la forma más humillante posible, generando primero una ilusión que no sólo no se ha hecho realidad sino que ha sido despedazada sin piedad. Y no por los rivales, no, sino por la propia Real. Ojalá hoy fuera 14 de mayo, ojalá este fin de semana ya no hubiera fútbol, porque a estas alturas no hay nada que hacer para recuperar las ganas de que empiece un partido de la Real. Ya no. No hasta que cambien muchas cosas. Ya son demasiados berrinches y sinsabores, y muy intensos, para una sola temporada. Mi ilusión ha dicho basta. Seguiremos por inercia, para ver si conseguimos la permanencia. Pero nada más. Porque ya no hay objetivos que alimenten esa ilusión. La Copa murió y la Liga la tiramos hace tiempo. Sólo quedan unas tristes migajas que llevarnos a la boca en mayo, evitar el descenso.

Lo realmente triste de todo esto es que, mirando atrás, esto se veía venir. ¿Realmente hubo tanta diferencia entre lo que mostró el equipo en Mallorca y lo que hizo en Granada en la anterior eliminatoria copera? ¿En Zaragoza? ¿En Vallecas? ¿En la primera mitad ante Barcelona y Athletic de Bilbao? ¿En Anoeta ante el Getafe? Hubo una diferencia notable, pero no por nuestra parte. La diferencia fue el acierto del rival. Relativamente, claro, porque todos estos equipos le hicieron dos goles a Bravo (el Granada a Zubikarai), salvo el Rayo, que hizo nada menos que cuatro y habría que ver qué habría pasado de necesitar éstos una goleada como era el caso del Mallorca. La magnitud de la debacle en las islas la marca el hecho de que quedamos eliminados un año más en la Copa, pero no creo equivocarme mucho si digo que la sangría que podría habernos provocado todos estos equipos hubiera sido mayor de mediar necesidad.

La ilusión me ciega, sí. Pero no de la forma en la que mucha gente está interpretando esta debacle. No tengo una venda en los ojos cuando hablo bien de la Real. Sigo convencido de que tenemos un buen equipo. Y no creo que la causa del desbarajuste de las islas haya que buscarla en la desidia, en la apatía o en la falta de carácter de sus jugadores. Sin carácter no se le pueden remontar dos partidos al Barcelona en unos pocos meses, y la Real, esta Real, lo ha hecho. Es obvio, dolorosamente obvio, que pocos jugadores están rindiendo esta temporada al nivel que se espera de ellos. Ha habido partidos indudablemente brillantes, pero el tono de la campaña está siendo plano, triste y resultón. Da para ir más o menos sobreviviendo en una Liga que, alejada de los deslumbrantes y dorados puestos de cabeza, tiene un nivel paupérrimo. Pero si los buenos no explotan, es evidente que no hay nada que hacer. Y no hay nada que hacer porque la Real, hoy por hoy, ya no tiene ese orgullo, ese plus de motivación que siempre ha suplido las carencias de calidad que ha tenido a lo largo de su historia. Ser de la Real daba ese algo más que los otros no tenían. Pero ha desaparecido.

Y ahí es donde sí miro al banquillo, porque el primer encargado de sacar rendimiento de los suyos en un deporte de equipo es el técnico. Aunque muchos han querido exculparle de lo sucedido en la Copa, yo sí veo numerosas deficiencias en su gestión, defectos que no son sino la consecuencia de errar continuamente en las decisiones que ha venido tomando desde que asumió el banquillo de la Real. Pero no hablemos de fútbol, porque eso ya está todo dicho (hasta la próxima debacle). La rajada de Montanier en la sala de prensa del estadio mallorquinista me parece no sólo fuera de lugar, sino la demostración de que no se siente culpable de nada. Echó balones fuera, mostró una indignación que no le pertenece a él, sino a nosotros, a los aficionados, a los que sufrimos con cada gol que encaja nuestro equipo. Él es el responsable de esta nave, quien toma las decisiones. Yo no soy el que pone a jugar a Mariga cuando no hay ni una sola razón objetiva que lo justifique. Yo no soy el que acusa a su equipo de falta de profesionalidad y no es capaz de hacer un solo cambio. Yo no soy el que toma las decisiones. Es Montanier. Y por mucho que queramos eximirle de responsabilidad por lo de Mallorca, así nos va.

Pero da igual, estoy tan desilusionado que en el fondo ya no me apetece hablar de Montanier, o del inconcebiblemente bajo estado de forma de Xabi Prieto, o de si Vela se dedica a dar taconcitos en vez de jugar al fútbol, o de si las rotaciones tienen sentido o no. La verdad es que hoy, 11 de enero, todo eso ya me da igual. Desde arriba nos dijeron que había que crecer esta temporada y que echar a Lasarte era imprescindible para hacerlo. Sí, hemos crecido. En insensatez. En bochorno. En partidos y situaciones sonrojantes. En victorias que no llegan. En ilusiones truncadas. 11 de enero, la temporada está perdida y la ilusión masacrada. Y el caso es que todos echan balones fuera. Montanier y Loren se han aliado para culpar a los jugadores, los jugadores que han hablado se han limitado a tirar de tópicos (tampoco podían hacer mucho más). ¿Y si ahora perdemos en Valencia? ¿Y si no ganamos los dos partidos que tenemos después en casa? ¿Cómo vamos a salir del Camp Nou una semana más tarde? Si nadie hace nada porque crezcamos, no vamos a hacerlo por ciencia infusa. Al contrario. Estamos empequeñeciendo a pasos agigantados. Y, sí, me quedo con eso. A ver cómo salimos del Camp Nou.

martes, enero 10, 2012

MALLORCA 6 - REAL SOCIEDAD 1 La noche más vergonzosa, triste y humillante de la historia de la Real

La de hoy es la noche más vergonzosa, triste y humillante de la historia de la Real Sociedad. En toda su historia. En sus más de cien años de vida. No es una exageración, tampoco una frase hecha. Quien lo piense así, se equivoca. Está escrito en caliente, sí, pero es que el fútbol exige eso, al menos desde nuestro lado de la trinchera. Y desde ahí sólo se puede decir que lo de hoy es sencillamente incalificable, impresentable, inadmisible y descorazonador. Pero, que quede bien claro, no es una sorpresa. Es el resultado previsible de la temporada. Algo abultado, desde luego, pero nada que no me temiera desde hace tiempo. A estas alturas de la vida, es bastante impensable perder un partido por 6-1 si no es ante los gigantes de blanco blaugrana o con una clarar inferioridad mediante. Pero hacerlo cuando todo, absolutamente todo, está a favor, es algo que no tiene disculpa. Nadie que hoy formara parte del equipo txuri urdin tiene justificación. Nadie se puede ir de rositas. Nadie puede ocultarse. Pero lo de hoy, se veía venir. Y si hoy la crítica es feroz, además de merecida, es lógica y producto de una debacle sin precedentes y que no sé si habrá vivido algún otro equipo en la historia reciente del fútbol.

Evidentemente, no hay un entrenador en el mundo que sea el único responsable de un 6-1 como el de hoy. Pero pensar que Montanier no es el auténtico responsable de lo que se ha visto en el Iberostar es de una ingenuidad que admiro profundamente, porque permite mantener viva la llama de una ilusión que yo ya considero extinguida. Porque hoy se ha visto la culminación definitiva y amplificada de una gestión lamentable de la plantilla. Y eso que, cosas de la vida, la alineación era mucho más admisible que la que el técnico francés presentó en Granada sin arrepentirse de aquello lo más mínimo. Pero es que a veces nos ciega la pasión, y no lo digo como crítica sino como pesar. Queremos que juegue Xabi Prieto porque es muy bueno, pero es que no está para jugar. Queremos que juegue De la Bella porque, empecinado Loren como está en ello, es el único lateral izquierdo de la plantilla, pero tampoco está para ser titular en este equipo. Queremos que Elustondo sea el faro del equipo, pero es evidente que todavía no ha dado un paso definitivo que le confirme en esa posición. Queremos elogiar a Vela, pero a mí no me está deslumbrando como a algunos parece que sí. Y queremos que Ifrán triunfe, pero no lo va a poder hacer nunca si no tiene la confianza del entrenador, aunque juegue de vez en cuando. Y no digamos ya Llorente.

El once de la Real, en condiciones normales, no era malo. Con una excepción, por supuesto. Mariga no es un jugador de fútbol. Ya no veo otra forma de encarar su situación. No es que sea inaudito que haya fichado por la Real, es que es profundamente indignante que siga siendo titular en este equipo, aunque sólo sea de vez en cuando y lejos de Donostia (¡y decían que Montanier era valiente!), cuando ya han transcurrido 17 jornadas de Liga y cuatro partidos de Copa con un resultado, valga el eufemismo, decepcionante. ¿Qué ve el técnico francés en él para hacerle jugar? ¿O es que tiene que jugar un mínimo por contrato? Que alguien aclare de una vez por todas esta absurda situación, porque sería bueno saber a quién tenemos que pedirle responsabilidades, algo que en la Real de los últimos tiempos no suele ser fácil. Y es que la Real no puede ser una ONG. El de Mariga es sólo el caso más flagrante de, insisto, una gestión de la plantilla lamentable. Montanier no comprende que los jugadores en forma tienen que jugar. Y no lo diga ya por Agirretxe o Griezmann, a quienes yo también hubiera dado descanso después de hacerles jugar los dos últimos partidos. Hablo de Mikel González, sobre todo. ¿Se ha notado que no estaba en el campo el central más en forma del equipo? Mirad de nuevo el marcador antes de responder.

Montanier culminó su actuación tras el descanso, pero antes es obligado contar lo que sucedió en la primera mitad, por asombroso que pueda parecer. Muchos se han reído desde dentro de la Real cuando se les ha dicho aquello de que son un equipo aspirina. Ese calificativo se queda corto para lo de hoy. El Mallorca no quería jugar la Copa, porque le distraía de la Liga. Así se dijo en los medios de las islas después del partido de ida, en el que el conjunto balear ofreció una penosa actuación. Así lo dejó ver Caparrós con el once de suplentes que alineó en Anoeta, y con las rotaciones que también hoy han afectado a su equipo titular. Así lo evidencia la afición del Mallorca, que acudió hoy al Iberostar en un número ínfimo, casi risible para ver un partido entre dos equipos de Primera División. La Real, además, cumplió la única premisa que se había fijado antes de este partido: marcar un gol. Y encima lo hizo pronto, en el minuto 16. De la Bella, en su única acción destacada de todo el partido, realizó un gran centro que Ifrán cabeceó a gol. Los suyos comenzaron a pitar al Mallorca, viendo la parsimonia con la que estaban siendo derrotados otra vez. Todo estaba a favor. Y ahí es cuando se produjo el rato más lamentable de la historia del club txuri urdin, que encajó cuatro goles en apenas siete minutos.

Explicaciones podremos encontrar muchas a cada uno de los goles. La razón más general pasa por una falta de intensidad vergonzosa en las marcas, en la presión y en toda la defensa. Pasa por errores absolutamente imperdonables en profesionales de Primera División (¡casi diría que hasta de Tercera, porque si esto lo hace alguien del Sanse pego el mismo grito!), como el de Zubikarai en el cuarto gol o el de Xabi Prieto ante la portería de Calatayud para hacer el que hubiera sido empate a dos. Pasa por la pasividad de un entrenador que no fue capaz de parar el partido o de animar a sus jugadores. Pasa por la escasa experiencia real (sin Bravo, sin Aranburu y sin Llorente, y con el propio Prieto como si no estuviera) que había sobre el césped. Pasa también, aunque sé que nadie lo va a decir, por el deleznable arbitraje de un Ayza Gámez que partido tras partido demuestra auténtica animadversión hacia la Real (la falta del primer gol del Mallorca es de chiste, deja a cambio sin señalar numerosas infracciones en las inmediaciones del área local, hay penalti por mano y expulsión de Nunes en el disparo posterior a la clara ocasión de Xabi Prieto, e incluso para rematar el último gol del Mallorca viene precedido de otra falta no señalada). No seré yo quien diga ni insinúe que la Real ha caído por el árbitro, no. No tengo ánimo para hacerlo. Pero cuenta. Tampoco hace falta cegarse por las comprensibles ganas que tenemos todos ahora mismos de criticar todo lo criticable al equipo txuri urdin.

Montanier tuvo una última oportunidad de demostrar que sabe lo que hace, pero la desperdició miserablemente. Después de esos siete minutos deleznables, que emponzoñan no ya el partido o la eliminatoria, ni siquiera la temporada, sino la historia reciente del club y la nobleza de su escudo, decidió que lo mejor era no cambiar nada. Sencillamente asombroso que salieran tras el descanso los mismos once que disputaron la primera mitad. Si hay un entrenador con el que no comulgo en esta vida y al que no paro de encontrar aspectos que criticarle, ese es José Mourinho, pero hace una semana, en esta misma competición y perdiendo 0-2 en el Bernabéu ante el Málaga, hizo los tres cambios en el descanso. Montanier, con sus manos agarradas tras la espalda durante todo el partido, ni se movió. Él sabrá por qué. En ese momento, aunque la vergüenza por lo visto anteriormente hubiera tardado mucho tiempo en superarse, la eliminatoria estaba todavía en juego. Un gol clasificaba a la Real. Sólo un gol. El mismo que ya marcó en Granada, por ejemplo. Montanier decidió, como ha decidido ya en demasiados partidos como para que se siga considerando una casualidad, esperar. Y tanto esperó, aunque menos de lo habitual, que sus dos primeros cambios esperaban en la banda cuando el Mallorca marcó el sexto. Porque antes había llegado el quinto.

El último gol en realidad sólo sirvió para que absolutamente nadie pudiera tener la ficticia ilusión de que la Real pudiera marcar en dos ocasiones y se metiera en cuartos de final, algo absolutamente imposible ya en aquel momento. Y es que siempre hay algún incauto, y suelo ser uno de esos, que piensa cuando está dos goles por debajo que igual si mete uno y se mete en el partido pasan cosas raras. Como pasaron el día del Málaga, por cierto. Pero hoy el sexto zanjaba la eliminatoria con una rotundidad infinitamente superior a la que tenía el 0-1 de la Real, que tendría que haber sido igualmente definitivo. Hoy en ningún momento dio la impresión de que la Real sintiera la más mínima vergüenza torera por la humillación que estaba recibiendo, y apenas tuvo una o dos llegaditas de ahí al final del partido. No seré yo quien diga que los jugadores de la Real no quisieron, pero no lo demostraron. Y el resultado fue que un Mallorca que no creía en el milagro le metió seis a la Real. La Real, que no sintió nada, no consiguió nada. Y no me siento en absoluto capaz de discutir la justicia del resultado o de la eliminatoria, porque esto, exactamente esto, es lo que lleva buscándose la Real desde hace mucho tiempo. Las ocho jornadas sin ganar y mandar al traste una temporada que tendría que haber sido ilusionante fueron el resultado esperable de la gestión de la plantilla. Esto, la histórica debacle en la Copa, ha sido el bonus, que además ha llegado de la forma más dolorosa e inesperada.

Todos los que son Real Sociedad (excepción hecha del público, que cumplió con creces el papel que le correspondió jugar en esta farsa copera y que lo viene haciendo en las gradas de Anoeta y de tantos otros estadios de Primera División durante tanto tiempo) tienen responsabilidad en lo que se ha visto. Todos. Absolutamente todos. Desde los que mandan en los despachos hasta los que hoy se enfundaron una camiseta que no han honrado. Algunos pensarán que tengo fijación con Montanier, y si la tengo es una fijación justificada por el tristísimo resultado que está ofreciendo una temporada que, dijeron, tenía que ser la del crecimiento que Lasarte no podía ofrecer. Eso dijeron. Pero de todos modos le pongo a la cabeza de esa lista de culpables. La Real tiene un buen equipo, sigo convencido de ello, y producto de eso gana algunos partidos. No muchos, miremos la clasificación (y lo que se nos viene encima en las próximas semanas), pero sí algunos. Pero perdido el factor motivador de Lasarte hemos puesto en riesgo aquello que nos mantendrá vivos siempre, tengamos mejores o peores jugadores: el orgullo de vestir esta camiseta. Montanier no era el entrenador idóneo para dar el salto. Hizo historia eliminando a un Primera en la Copa después de 23 años, sí. Ahora ha hecho una historia aún más profunda al sufrir la derrota más humillante de sus más de cien años de vida. Y lo peor es que siento más apatía que cabreo. Porque en el fondo, aunque me quisiera poner una venda, lo veía venir. Maldita ilusión.

lunes, enero 09, 2012

PREVIA Mallorca - Real Sociedad. De la preocupación liguera a la ilusión copera

El mes de enero promete ser todo un carrusel de emociones para la Real. De la preocupación liguera por la cercanía de los puestos de descenso, se pasará sin solución de continuidad a la ilusión copera (martes, 20.00 horas, Iberostar, PPV). Y ahora toca la ilusión, con el objetivo de rematar una eliminatoria encarrilada con el 2-0 logrado en el partido de ida disputado en Anoeta, con goles de Aranburu y Agirretxe. Con una trayectoria de juego ascendente y con un cuadro bastante favorable, en el que todo el mundo daba por seguro un derbi contra el Athletic en cuartos que ahora puede truncar el Albacete, pocos dudan de que el equipo txuri urdin pasará a la siguiente ronda. Pero el fútbol es caprichoso y la Copa aún más. Quedan 90 minutos y pueden pasar muchas cosas. A pesar de la seguridad que tiene que dar el 2-0, pensar que ya hemos pasado sería el mayor error de la temporada. La nefasta actuación de la Real en Granada, con un resultado aún más contundente en la ida que el que tiene ahora a su favor, fue más que un aviso.

Montanier ha decidido no hacer una revolución en la convocatoria, pero sí ha dejado las habituales sorpresas con los tres cambios que ha introducido, y con uno hasta ahora habitual que no se produce para este partido de vuelta de los octavos de final. No hay sorpresa en la portería, pues Bravo tendrá que ver el partido por televisión, con lo que Zubikarai volverá a ser el titular y Toño Ramírez el suplente. Mikel González vuelve a descansar en la Copa e Iñigo Martínez, que no estuvo ante el Osasuna y que no podrá jugar de nuevo el sábado en Mestalla por seguir sancionado, apunta a titular en su regreso a la lista, su primera en el año. El tercer relevo es la salida de Rubén Pardo, algo previsible después de jugar ayer los 90 minutos con el Sanse, que deja su lugar a Markel Bergara. Sorprende que esta vez no haya relevo en la delantera, con lo que Llorente sigue fuera. Illarramendi es el único jugador con el que no puede contar ahora mismo Montanier, por lo que el resto de las ausencias obedece a decisiones técnicas.

Parece evidente que Zubikarai estará bajo palos. La ausencia de Carlos Martínez (estará en principio para Mestalla) hace que Estrada, Cadamuro y De la Bella se jueguen los dos puestos de laterales. Parece lógico que éste último juegue por la izquierda, al ser el que no disputó ni un solo minuto ante Osasuna, quedando más abierto el puesto por la derecha pero con ventaja para Estrada. Los centrales serán Iñigo Martínez y Demidov, con Ansotegi en el banquillo. El regreso a la lista de Markel le concede opciones de ser titular para dar descanso a Elustondo. Tampoco sería descartable que Mariga sentara a Aranburu o Zurutuza, a pesar del riesgo que supone cambiar a dos de los tres centrocampistas de un engranaje que ha demostrado que funciona. Para ayudar a su recuperación, Xabi Prieto apunta a titular por la derecha, por lo que Griezmann, Vela, Agirretxe e Ifrán (que ya jugó en punta desde el inicio en la vuelta de la eliminatoria contra el Granada) se disputan los otros dos puestos de la vanguardia. En realidad, el único suplente seguro de antemano para este partido parece ser Toño. Todos los demás podrían jugar.

Con el resultado del primer partido de esta eliminatoria, la estadística se ha puesto claramente del lado txuri urdin. La Real nunca ha caído eliminada después de conseguir un 2-0 en el encuentro de ida, algo que consiguió en nueve ocasiones, cinco de ellas como ha sucedido ahora jugando el primer partido en casa. Pero, ojo, que muchas de esas clasificaciones fueron con mucho sufrimiento. En la temporada 69-70 hubo que recurrir a un partido de desempate contra el Oviedo, en las 75-76 y 82-83 se llegó hasta los penaltis respectivamente contra Las Palmas y Salamanca, y en la 77-78 se eliminó al Madrid con un 2-1 en el Bernabéu lleno de emoción. Cabe recordar que jugando en Copa contra el Mallorca, la Real fue eliminada en las dos primeras eliminatorias que disputó (59-60 y 65-66) y venció en la última (76-77). Sólo en una ocasión en toda su historia desperdició la Real una ventaja de dos goles lograda en el partido de ida copero. Fue en la temporada 74-75 y el rival en aquellos cuartos de final fue el Athletic de Bilbao. El 3-1 que registró el marcador en ambos partidos se resolvió en los penaltis, donde ganaron los bilbaínos.

De los 21 resultados en los duelos Mallorca - Real Sociedad disputados en la historia de la Liga, el equipo txuri urdin sólo caería eliminado con el 5-2 de la campaña 2005-2006 y jugaría la prórroga con el 2-0 de la pasada campaña. Pero es que, además, sólo tres de los 19 resultados que clasificarían a la Real dejarían al equipo de Montanier al borde de la eliminación y al Mallorca a un solo gol de forzar la prórroga (los 1-0 de las 61-62, 86-87 y 98-99). En el partido de la 2010-2011, el conjunto dirigido por Martín Lasarte cuajó un partido horrendo. Encajó pronto, nada más empezar el duelo, y éste quedó decidido a más de media hora para el final, cuando Bravo encajó el segundo. Lasarte intento arriesgar con una delantera de dos, Tamudo y Llorente, que nunca le gustó demasiado, pero ni así consiguió generar ocasiones de peligro. En esta temporada, la 2011-2012, ya se ha jugado el partido de Liga en las islas, con un 2-1 para el equipo local bastante injusto, pues la Real disparó tres veces al palo. El Mallorca viene en Copa de remontar un 0-1 al Sporting con un 0-2 en El Molinón y la Real de estar muy cerca de dilapidar un 4-1 en la ida con el 2-0 de la vuelta en Granada.

sábado, enero 07, 2012

REAL SOCIEDAD 0 - OSASUNA 0 Baño sin premio

Un auténtico baño es lo que se ha llevado Osasuna de Anoeta, pero al mismo tiempo ha sacado un inmerecido punto. La Real hizo un partido para golear y obtuvo el mismo premio que el equipo visitante. Cosas del fútbol. Hoy ha sido uno de esos días en los que sólo se puede considerar increíble que no entrara una triste y mísera ocasión, sólo una, para repetir el raquítico pero merecidísimo 1-0 con el que acabó este partido la temporada pasada. Porque la Real las ha tenido de todos los colores. En más de una ocasión Montanier ha insinuado que las críticas que recibió, y que sigue recibiendo, tenían su razón de ser en las derrotas. El de hoy es el partido que evidencia que esa afirmación no tiene ningún sentido. Hoy la Real podría haber perdido en una de las ocasiones aisladas de las que ha dispuesto Osasuna, y el juicio tendría que ser el mismo: de elogio constante a la actuación del equipo txuri urdin. Y eso que el técnico francés no acertó con los cambios, pero hoy hoy más lógica que en aquellos desafortunados meses de derrotas. Por eso, aunque no consiguiera ganar, la Real compitió a un altísimo nivel. Y no ganó porque no entró un gol.

Montanier apostó por un equipo muy similar al que jugó en la Copa ante el Mallorca, poniendo a Vela y Cadamuro por Xabi Prieto y De la Bella, dos titulares que no pasan por su mejor momento y que tendrían que ponerse ya las pilas. Eso tiene dos lecturas. Por un lado, que la Copa interesa, menos mal, y ojalá eso sea el camino del éxito. Desde luego es algo digno por fin de aplauso. Por otro, que el partido copero del pasado miércoles podía pasarle factura al equipo, sobre todo a su centro del campo, según transcurrieran los minutos. Pero a eso volveremos más adelante. Con esa apuesta, el partido comenzó abierto, como de hecho arrancó el duelo del miércoles contra el Mallorca. No tuvo Bravo que intervenir en la primera mitad, eso sí, y esta vez el inicio del recital txuri urdin, más intenso que el de Copa, no vino anunciado con un gol, pero el partido tuvo cierta similitud con el del pasado miércoles. O, más concretamente, con el mismo que disputó ante Osasuna el año pasado. Lo que ofreció la Real fue un carrusel de ocasiones sin premio durante toda la primera mitad.

Ese carrusel tiene varias razones de ser, y la fundamental es que Montanier ha encontrado, por fin, el centro del campo con el que este equipo es capaz de deslumbrar. Elustondo vive su segundo gran momento en la Real, después del inicio de la temporada de Lillo que le truncó aquella lesión de tobillo. Es la brújula del equipo, tanto en defensa como en ataque. Ha dado un recital, formidablemente acompañado por Aranburu y Zurutuza, espléndidos también los dos. Con ellos, el juego ofensivo txuri urdin funciona. Y, es noticia, también el defensivo. Osasuna no generó nada de peligro. Demidov subió enteros y Mikel González volvió a ofrecer un lección magistral en el corte. En ataque, Vela se mostraba muy incisivo, muy móvil, muy metido en el juego, pero le faltó carácter de líder como para sentenciar el partido. Nada que reprocharle, porque lo dejó todo en la cancha. Griezmann empezó gris, desconectado de Cadamuro (no es lateral izquierdo, aunque Loren siga sin ver que es una cojera perenne en este equipo). Y Agirretxe, menos acertado que el miércoles, pero igual de peleón.

Pudo marcar Zurutuza en un centro chut que estuvo a punto de comerse el portero osasunista. Pudo marcar Agirrexe con un disparo desde fuera del área. Pudo marcar Vela de falta directa. Pudo marcar Griezmann en un disparo a bocajarro que Andrés sacó con seguridad. Pudo marcar Cadamuro tras recibir en fuera de juego un centro desde la banda opuesta. Pudo marcar otra vez Vela tras un fantástico pase de Agirretxe. Pudo marcar Agirretxe de nuevo, en un córner en el que no llegó a encontrar el balón. Pudo marcar Griezmann dos veces más, una desde fuera y otra desde dentro del área. Y pudo marcar finalmente Vela que lanzó arriba un disparo cuando tenía posición para hacer algo más. Faltó la efectividad que sí tuvo el equipo ante el Mallorca, pero ese fue el resultado de los esfuerzos de la Real en la primera parte, 45 minutos en los que el marcador tuvo que ponerse del lado del equipo txuri urdin si esto del fútbol se rigiera por la justicia. A Osasuna se le apareció la virgen, porque nunca encontró la forma de parar a la Real.

Segunda mitad. El escenario cambió levemente. Osasuna encontró más espacios en el centro del campo y tuvo alguna ocasión en la que pudo llegar a marcar. Pero la Real también. La intensidad del dominio realista fue más inconstante, pero todo estuvo del lado txuri urdin con mucha claridad. No tuvo tantísimas ocasiones como en la primera mitad, pero gozó de algunas llegadas que tendrían que haber dado la merecida ventaja en el marcador. Si no antes, con alguna intentona de Griezmann sobre todo, sí en el minuto 87 con un disparo de Ifrán que sacó de nuevo Andrés, indudablemente el mejor de Osasuna en el partido de hoy. El equipo rojillo encontró oxígeno gracias a errores de la Real, sobre todo nada más iniciarse la segunda mitad en una pérdida de balón de Elustondo, y algún disparo que ni siquiera forzó intervenciones de Bravo. El 0-0 era un premio inmenso para un equipo que claramente se conformó con ese resultado, en lo que colaboró un horrendo Teixeira Vitienes que, escamoteando unas cuantas tarjetas a jugadores de Osasuna y sin añadir un sólo segundo por las constantes pérdidas de tiempo, colaboró con la estrategia rojilla.

Montanier apostó por la continuidad y eso hay que aplaudirlo. A finales del año pasado, hace dos días como quien dice, al técnico francés le entró un ataque de sentido común que es lo que está provocando que el equipo txuri urdin muestre todas sus virtudes, comience a sumar puntos y esté en el camino de hacer algo muy bonito en la Copa. El problema es que lo combina con arrebatos inexplicables que ponen en peligro todo el crédito que se consigue, como sus cambios en Sevilla o el inexplicable ataque de histeria en Granada en la Copa. Hoy Montanier ha dejado algún síntoma preocupante más, a pesar, insisto, de que hay que aplaudirle que haya visto que la continuidad y la lógica funcionan. Hoy la Real ha insistido en botar en corto los numerosos córners de los que ha gozado. Vela y Zurutuza hacían siempre las jugadas y fue una insistencia extraña, que se perpetuó a pesar de la defensa permanente de dos defensores osasunistas y a veces incluso sin estar a la distancia reglamentaria. Crearon peligro en la decena de saques de esquina en corto, sí, pero también en los escasos dos que sacaron al corazón del área. Dio la impresión de que el plan era el plan y salirse de él era algo prohibido, y así seguramente se perdió alguna ocasión de generar peligro.

Los cambios tampoco ayudaron al equipo. Al contrario, le quitaron opciones. A los 66 minutos, Xabi Prieto entró Agirretxe y Vela se colocó de delantero centro. Las actuaciones del mexicano en punta coincidieron con los peores momentos de la Real en la temporada y, de hecho, con el cambio ya desapareció por completo. Xabi Prieto comenzó apocado, como toda la temporada, pero acabó interviniendo mucho y bien. Ojalá sea el comienzo de su despertar. Sin Agirretxe se perdió capacidad de pelea, se perdió la opción de bajar balones de espalda y que sus extremos cogieron la espalda de la defensa, como Griezmann había hecho en bastantes momentos de una gran segunda mitad. Montanier pareció darse cuenta del error y su segundo cambio fue colocar a Ifrán de delantero en lugar de Vela. ¿Y el tercer cambio? No llegó. ¿Por qué? Eso es digno de análisis. Llorente estaba en la grada. Mariga ya no parece contar, aunque se haya garantizado su continuidad y por Pardo no hay una apuesta clara, se diga lo que se diga. Hoy el centro del campo pedía a gritos un refresco y no entraron ninguno de los dos. Elustondo, Aranburu y Zurutuza se vaciaron. Y por momentos parecían fundidos aunque aguantaran hasta el final. Pero tuvieron que aguantar.

En cualquier caso, esos detalles cobran importancia porque son repetición de errores ya vividos. No tiene nada que ver con el resultado de hoy. Porque Osasuna debió salir goleado de Anoeta. Fue uno de esos días. A mí, desde luego, no me salen críticas a esta Real que ha hecho todo lo posible por ganar. Me preocupa la situación porque sólo ha sumado un punto para llegar a 18. Quedan dos partidos para el final de la primera vuelta (nada menos que la visita a Mestalla y la del Atlético de Madrid a Anoeta) y no hemos llegado a la mitad de los puntos necesarios para la permanencia. Eso se debe a la locura de aquellos dos meses de infausto recuerdo en los que la Real, comandada por las erráticas decisiones de su entrenador, tiró partidos y partidos sin que nadie entendiera muy bien por qué. Eso es lo preocupante, que lo sucedido en el primer tramo de la temporada sigue lastrando el futuro del equipo en la Liga. ¿Lo de hoy? Eso no es nada preocupante, al contrario. Hoy la Real ha hecho muchísimas cosas bien, ha merecido ganar con holgura y simplemente ha empatado a cero. Nada ver, con el mismo resultado, con la sensación que dejaron los partidos ante Getafe o Espanyol. Montanier, el camino es lo de hoy, no lo de entonces. Y ahora a rematar la eliminatoria de Copa.

viernes, enero 06, 2012

PREVIA Real Sociedad - Osasuna. La cuesta de enero

El gran inicio de la cuesta de enero con la victoria copera ante el Mallorca ya pasó. Llega el segundo obstáculo del año (sábado, 18.00 horas, Anoeta, Canal + Liga 2, PPV) vestido con la camiseta rojilla de Osasuna. La euforia de la Copa del Rey tiene que dejar paso a la necesidad de seguir sumando en Liga. Si la realidad del torneo del KO es ilusionante y muy positiva, la del campeonato de la regularidad obliga a ganar en casa cuantos más partidos mejor para evitar disgustos y urgencias de última hora. Esa es la tarea que se ha autoimpuesto la Real tras aquella delirante y nefasta racha de ocho encuentros sin conocer la victoria y más teniendo en cuenta que las dos próximas salidas del equipo txuri urdin serán a Camp Nou y Mestalla, donde Montanier hará frente a una nueva prueba para saber si la sensatez sigue presidiendo su trabajo o si los experimentos pueden volver tan de repente como se marcharon. Pero no anticipemos acontecimientos, que además la Real suele tener problemas en las semanas en las que junta tres partidos. Toca Osauna. Toca ganar.

La primera lista liguera de Montanier en 2012 es una continuación de la que ofreció para el partido de Copa de hace sólo dos días. Hay sólo dos cambios. El primero, más que previsible, es el regreso de Claudio Bravo para ser el guardameta titular. Toño Ramírez verá el encuentro desde la grada y Zubikarai, el titular de la Copa, volverá al banquillo. El segundo cambio empieza a ser algo habitual: un delantero por otro. Ifrán por Llorente, que seguirá sin optar a la continuidad que necesita. En la lista de bajas siguen los dos jugadores que se mantienen en el dique seco, Illarramendi y Carlos Martínez. Éste último no ha llegado a tiempo para el encuentro ante Osasuna y habrá que ver si está para el partido de vuelta ante el Mallorca. Además, Iñigo Martínez cumple el primero de los dos partidos de sanción que afronta por su expulsión en el último partido del año pasado, ante el Racing. El que no consigue entrar en las listas de Montanier tras lesionarse en Vallecas es Markel Bergara. Sarpong, séptimo atacante del equipo y al que dicen que el club está buscando una salida, también se queda fuera.

Habiendo jugado el miércoles y con otro partido el próximo martes es bastante complicado conocer los planes de Montanier. Sin embargo, y dando como segura la presencia bajo palos de Bravo, sería muy extraño que la defensa no fuera la misma que ante el Mallorca, la formada por Estrada por la derecha, De la Bella por la izquierda y Mikel González y Demidov por el centro. Cadamuro y Ansotegi apuntan a suplentes, aunque no sería raro del todo que éste último sustituyera a Demidov. El gran partido copero del centro del campo formado por Elustondo, Aranburu y Zurutuza podría provocar su continuidad, pero Mariga y Pardo tienen sus opciones. En ataque parece evidente que Vela, tras descansar en Copa, estará en el once. Xabi Prieto, Griezmann, e Ifrán, con muchas menos opciones para este último, parecen jugarse el otro puesto. Agirretxe, en vena de aciertos y pletórico de forma, debería seguir en el once dada la importancia de este partido para seguir sumando en Liga, y si entra en alguna rotación que sea en la vuelta contra el Mallorca.

La Real arranca la jornada en la decimoquinta posición, con 17 puntos, sólo dos por encima de la zona de descenso y nada menos que ocho puntos por debajo de Osasuna, que ocupa la quinta plaza de la Liga y puesto europeo gracias a su magnífica racha de los últimos meses (sólo una derrota en los últimos nueve partidos, y además en el Bernabéu, sumando más puntos en ese tramo que la Real en toda la Liga, 18). El equipo txuri urdin acumula cinco jornadas ligueras sin conocer la derrota (dos victorias y tres empates), y su última comparecencia en Anoeta fue la gloriosa y postrera remontada al Málaga, pero aún no ha sido capaz de sumar dos victorias consecutivas en casa, donde sólo ha ganado dos de sus siete encuentros. Osasuna sólo venció en una ocasión a domicilio (1-2 al Espanyol, también el 1-3 en Almería que le sirvió para pasar a octavos de la Copa, en cuyo partido de ida fue goleado por el Barça), pero ha arrancado cuatro empates y sólo ha cedido ante Barcelona, Athletic y Real Madrid. La Real no gana el primer partido liguero del año desde la temporada de su descenso a Segunda, la 2006-2007. ¿El rival de aquel día? Osasuna.

El conjunto plamplonica es uno de los más asequibles para la Real según la estadística. En total, se han visto las caras en Donostia en 35 ocasiones, de las que 25 se saldaron con triunfo txuri urdin, con cinco empates y otras tantas derrotas. En Primera División han sido 28 los enfrentamientos. La Real ganó 19, empató cinco y perdió cuatro. La mayor goleada es el 4-1 de la temporada 1959-1960, con dos goles de Aznar, uno de Gallastegui otro de Paz. Osasuna disfrutó de su mejor resultado con el 1-3 de la temporada 1992-1993, en el último de los enfrentamientos entre estos dos equipos que se celebró en el viejo campo de Atotxa. Los rojillos se han quedado sin marcar nada menos que en 16 de los 28 partidos de Primera jugados en San Sebastián. En Anoeta se han visto las caras en nueve ocasiones, con siete victorias para la Real. El nuevo estadio no ha visto un empate entre estos dos equipos, a excepción del duelo copero de la temporada 1996-1997, a uno, con el que Osasuna apeó a la Real. En Segunda, el balance es todavía más favorable a los locales, con seis victorias y una derrota en siete partidos.

La pasada temporada, la 2010-2011, la Real venció por la mínima a Osasuna en su visita a Anoeta. El 1-0 final no hizo justicia a las incontables ocasiones de gol de las que dispuso el equipo de Martín Lasarte durante todo el encuentro, incluso un libre indirecto dentro del área que no aprovechó. Debió golear y ganó casi de forma agónica. Tamudo anotó el único gol, en una jugada muy suya, de mucha picardía, de delantero inteligente y en posición forzada. Quedaban sólo 17 minutos para el final cuando llegó el gol. Osasuna tuvo dos claras ocasiones de gol en todo el partido, pobre partido por su parte. Pudo haberse adelantado con ellas, pero hubiera sido muy cruel para los méritos del equipo txuri urdin. La victoria colocó a la Real con los mismos puntos que el séptimo clasificado, soñando con Europa. Pero éste fue el último triunfo antes de encadenar siete jornadas sin ganar, lo que metió al equipo de lleno en la lucha por la permanencia. Como curiosidad, recordar que el de Osasuna fue el único partido de la pasada temporada en el que un rival txuri urdin vio la tarjeta roja. No es que fuera una superioridad numérica prolongada, pues la expulsión llegó en el descuento, pero es que eso de ver al rival con uno menos no es precisamente una costumbre en la Real.