martes, enero 10, 2012

MALLORCA 6 - REAL SOCIEDAD 1 La noche más vergonzosa, triste y humillante de la historia de la Real

La de hoy es la noche más vergonzosa, triste y humillante de la historia de la Real Sociedad. En toda su historia. En sus más de cien años de vida. No es una exageración, tampoco una frase hecha. Quien lo piense así, se equivoca. Está escrito en caliente, sí, pero es que el fútbol exige eso, al menos desde nuestro lado de la trinchera. Y desde ahí sólo se puede decir que lo de hoy es sencillamente incalificable, impresentable, inadmisible y descorazonador. Pero, que quede bien claro, no es una sorpresa. Es el resultado previsible de la temporada. Algo abultado, desde luego, pero nada que no me temiera desde hace tiempo. A estas alturas de la vida, es bastante impensable perder un partido por 6-1 si no es ante los gigantes de blanco blaugrana o con una clarar inferioridad mediante. Pero hacerlo cuando todo, absolutamente todo, está a favor, es algo que no tiene disculpa. Nadie que hoy formara parte del equipo txuri urdin tiene justificación. Nadie se puede ir de rositas. Nadie puede ocultarse. Pero lo de hoy, se veía venir. Y si hoy la crítica es feroz, además de merecida, es lógica y producto de una debacle sin precedentes y que no sé si habrá vivido algún otro equipo en la historia reciente del fútbol.

Evidentemente, no hay un entrenador en el mundo que sea el único responsable de un 6-1 como el de hoy. Pero pensar que Montanier no es el auténtico responsable de lo que se ha visto en el Iberostar es de una ingenuidad que admiro profundamente, porque permite mantener viva la llama de una ilusión que yo ya considero extinguida. Porque hoy se ha visto la culminación definitiva y amplificada de una gestión lamentable de la plantilla. Y eso que, cosas de la vida, la alineación era mucho más admisible que la que el técnico francés presentó en Granada sin arrepentirse de aquello lo más mínimo. Pero es que a veces nos ciega la pasión, y no lo digo como crítica sino como pesar. Queremos que juegue Xabi Prieto porque es muy bueno, pero es que no está para jugar. Queremos que juegue De la Bella porque, empecinado Loren como está en ello, es el único lateral izquierdo de la plantilla, pero tampoco está para ser titular en este equipo. Queremos que Elustondo sea el faro del equipo, pero es evidente que todavía no ha dado un paso definitivo que le confirme en esa posición. Queremos elogiar a Vela, pero a mí no me está deslumbrando como a algunos parece que sí. Y queremos que Ifrán triunfe, pero no lo va a poder hacer nunca si no tiene la confianza del entrenador, aunque juegue de vez en cuando. Y no digamos ya Llorente.

El once de la Real, en condiciones normales, no era malo. Con una excepción, por supuesto. Mariga no es un jugador de fútbol. Ya no veo otra forma de encarar su situación. No es que sea inaudito que haya fichado por la Real, es que es profundamente indignante que siga siendo titular en este equipo, aunque sólo sea de vez en cuando y lejos de Donostia (¡y decían que Montanier era valiente!), cuando ya han transcurrido 17 jornadas de Liga y cuatro partidos de Copa con un resultado, valga el eufemismo, decepcionante. ¿Qué ve el técnico francés en él para hacerle jugar? ¿O es que tiene que jugar un mínimo por contrato? Que alguien aclare de una vez por todas esta absurda situación, porque sería bueno saber a quién tenemos que pedirle responsabilidades, algo que en la Real de los últimos tiempos no suele ser fácil. Y es que la Real no puede ser una ONG. El de Mariga es sólo el caso más flagrante de, insisto, una gestión de la plantilla lamentable. Montanier no comprende que los jugadores en forma tienen que jugar. Y no lo diga ya por Agirretxe o Griezmann, a quienes yo también hubiera dado descanso después de hacerles jugar los dos últimos partidos. Hablo de Mikel González, sobre todo. ¿Se ha notado que no estaba en el campo el central más en forma del equipo? Mirad de nuevo el marcador antes de responder.

Montanier culminó su actuación tras el descanso, pero antes es obligado contar lo que sucedió en la primera mitad, por asombroso que pueda parecer. Muchos se han reído desde dentro de la Real cuando se les ha dicho aquello de que son un equipo aspirina. Ese calificativo se queda corto para lo de hoy. El Mallorca no quería jugar la Copa, porque le distraía de la Liga. Así se dijo en los medios de las islas después del partido de ida, en el que el conjunto balear ofreció una penosa actuación. Así lo dejó ver Caparrós con el once de suplentes que alineó en Anoeta, y con las rotaciones que también hoy han afectado a su equipo titular. Así lo evidencia la afición del Mallorca, que acudió hoy al Iberostar en un número ínfimo, casi risible para ver un partido entre dos equipos de Primera División. La Real, además, cumplió la única premisa que se había fijado antes de este partido: marcar un gol. Y encima lo hizo pronto, en el minuto 16. De la Bella, en su única acción destacada de todo el partido, realizó un gran centro que Ifrán cabeceó a gol. Los suyos comenzaron a pitar al Mallorca, viendo la parsimonia con la que estaban siendo derrotados otra vez. Todo estaba a favor. Y ahí es cuando se produjo el rato más lamentable de la historia del club txuri urdin, que encajó cuatro goles en apenas siete minutos.

Explicaciones podremos encontrar muchas a cada uno de los goles. La razón más general pasa por una falta de intensidad vergonzosa en las marcas, en la presión y en toda la defensa. Pasa por errores absolutamente imperdonables en profesionales de Primera División (¡casi diría que hasta de Tercera, porque si esto lo hace alguien del Sanse pego el mismo grito!), como el de Zubikarai en el cuarto gol o el de Xabi Prieto ante la portería de Calatayud para hacer el que hubiera sido empate a dos. Pasa por la pasividad de un entrenador que no fue capaz de parar el partido o de animar a sus jugadores. Pasa por la escasa experiencia real (sin Bravo, sin Aranburu y sin Llorente, y con el propio Prieto como si no estuviera) que había sobre el césped. Pasa también, aunque sé que nadie lo va a decir, por el deleznable arbitraje de un Ayza Gámez que partido tras partido demuestra auténtica animadversión hacia la Real (la falta del primer gol del Mallorca es de chiste, deja a cambio sin señalar numerosas infracciones en las inmediaciones del área local, hay penalti por mano y expulsión de Nunes en el disparo posterior a la clara ocasión de Xabi Prieto, e incluso para rematar el último gol del Mallorca viene precedido de otra falta no señalada). No seré yo quien diga ni insinúe que la Real ha caído por el árbitro, no. No tengo ánimo para hacerlo. Pero cuenta. Tampoco hace falta cegarse por las comprensibles ganas que tenemos todos ahora mismos de criticar todo lo criticable al equipo txuri urdin.

Montanier tuvo una última oportunidad de demostrar que sabe lo que hace, pero la desperdició miserablemente. Después de esos siete minutos deleznables, que emponzoñan no ya el partido o la eliminatoria, ni siquiera la temporada, sino la historia reciente del club y la nobleza de su escudo, decidió que lo mejor era no cambiar nada. Sencillamente asombroso que salieran tras el descanso los mismos once que disputaron la primera mitad. Si hay un entrenador con el que no comulgo en esta vida y al que no paro de encontrar aspectos que criticarle, ese es José Mourinho, pero hace una semana, en esta misma competición y perdiendo 0-2 en el Bernabéu ante el Málaga, hizo los tres cambios en el descanso. Montanier, con sus manos agarradas tras la espalda durante todo el partido, ni se movió. Él sabrá por qué. En ese momento, aunque la vergüenza por lo visto anteriormente hubiera tardado mucho tiempo en superarse, la eliminatoria estaba todavía en juego. Un gol clasificaba a la Real. Sólo un gol. El mismo que ya marcó en Granada, por ejemplo. Montanier decidió, como ha decidido ya en demasiados partidos como para que se siga considerando una casualidad, esperar. Y tanto esperó, aunque menos de lo habitual, que sus dos primeros cambios esperaban en la banda cuando el Mallorca marcó el sexto. Porque antes había llegado el quinto.

El último gol en realidad sólo sirvió para que absolutamente nadie pudiera tener la ficticia ilusión de que la Real pudiera marcar en dos ocasiones y se metiera en cuartos de final, algo absolutamente imposible ya en aquel momento. Y es que siempre hay algún incauto, y suelo ser uno de esos, que piensa cuando está dos goles por debajo que igual si mete uno y se mete en el partido pasan cosas raras. Como pasaron el día del Málaga, por cierto. Pero hoy el sexto zanjaba la eliminatoria con una rotundidad infinitamente superior a la que tenía el 0-1 de la Real, que tendría que haber sido igualmente definitivo. Hoy en ningún momento dio la impresión de que la Real sintiera la más mínima vergüenza torera por la humillación que estaba recibiendo, y apenas tuvo una o dos llegaditas de ahí al final del partido. No seré yo quien diga que los jugadores de la Real no quisieron, pero no lo demostraron. Y el resultado fue que un Mallorca que no creía en el milagro le metió seis a la Real. La Real, que no sintió nada, no consiguió nada. Y no me siento en absoluto capaz de discutir la justicia del resultado o de la eliminatoria, porque esto, exactamente esto, es lo que lleva buscándose la Real desde hace mucho tiempo. Las ocho jornadas sin ganar y mandar al traste una temporada que tendría que haber sido ilusionante fueron el resultado esperable de la gestión de la plantilla. Esto, la histórica debacle en la Copa, ha sido el bonus, que además ha llegado de la forma más dolorosa e inesperada.

Todos los que son Real Sociedad (excepción hecha del público, que cumplió con creces el papel que le correspondió jugar en esta farsa copera y que lo viene haciendo en las gradas de Anoeta y de tantos otros estadios de Primera División durante tanto tiempo) tienen responsabilidad en lo que se ha visto. Todos. Absolutamente todos. Desde los que mandan en los despachos hasta los que hoy se enfundaron una camiseta que no han honrado. Algunos pensarán que tengo fijación con Montanier, y si la tengo es una fijación justificada por el tristísimo resultado que está ofreciendo una temporada que, dijeron, tenía que ser la del crecimiento que Lasarte no podía ofrecer. Eso dijeron. Pero de todos modos le pongo a la cabeza de esa lista de culpables. La Real tiene un buen equipo, sigo convencido de ello, y producto de eso gana algunos partidos. No muchos, miremos la clasificación (y lo que se nos viene encima en las próximas semanas), pero sí algunos. Pero perdido el factor motivador de Lasarte hemos puesto en riesgo aquello que nos mantendrá vivos siempre, tengamos mejores o peores jugadores: el orgullo de vestir esta camiseta. Montanier no era el entrenador idóneo para dar el salto. Hizo historia eliminando a un Primera en la Copa después de 23 años, sí. Ahora ha hecho una historia aún más profunda al sufrir la derrota más humillante de sus más de cien años de vida. Y lo peor es que siento más apatía que cabreo. Porque en el fondo, aunque me quisiera poner una venda, lo veía venir. Maldita ilusión.

3 comentarios:

Antonio R. dijo...

Montanier DIMISIÓN , YA!!!!!!!!! (y de Loren igual)

Juan Rodríguez Millán dijo...

Antonio, pues la verdad es que pienso lo mismo...

Juan Rodríguez Millán dijo...

Amigo Iván, no sé por qué no ha salido tu comentario, lo adjunto a continuación para quien lo quiera leer. Yo ya sabes que te agradezco mucho que estés ahí y que te pases por este pequeño rincón. Sólo nos queda animarnos.

Iván:
"Hola Juan,después de mucho tiempo.

Hoy vuelvo a escribir en tu blog,por desespero, y por tener la necesidad de compartir con todos los seguidores realistas, el trago complicado con el que nos brindó ayer nuestro equipo.
Lo teniamos fácil, a algunos nos ilusionaba eso de jugar la siguiente eliminatoria con el Athletic,pero más ilusionaba, el buen quehacer que llevaba el equipo desde hacía un par de jornadas. Que no tenemos plantilla para dos competiciones, puede ser una excusa. Pero hay jugadores que no deberían de seguir en las sillas de los banquillos de la Real. Nos estamos sebando con Mariga, y con razón. Ruben Pardo, aún habiendo jugado con el Sanse el fin de semana, se hubiera esforzado más.
Ayer mientras veía el partido y con el 4-1 en el tv, parecía que toda la culpa recaía en Zubi, y yo quise defenderlo, intentando echar la culpa a esa jugada en la que Xabi no nos puso con un 2-2. Pero que error, cuando cae el 5 y el 6. Lo de que nos viene bien para centrarnos en la liga, es una tontería,hubiera estado genial haber continuado otro pasito más en la copa. Pero otra vez más nuestro equipo, nos dió la de arena que nos tocaba. Cuando bajamos a segunda nos dolió, pero lo hicimos con profesionalidad.A lo de ayer le faltó mucho de eso, de profesionalidad, de picardía, de fingir una lesión que durara varios minutos, para intentar parar la hecatombe que nos llegó. DE golpes más duros nos levantamos hace unos años. Intentemos seguir con más ilusión que nunca, y con más orgullo a este equipo, pero sin olvidar. Olvidar lo que pasó ayer no es nada bueno, habrá que tenerlo siempre presente.
Perdona si me enrollé , pero tenía la necesidad de mostrar el sentimiento de otro seguidor más, que no entendió bien eso de las leyes del fútbol.

Un saludo compañero, y gracias por seguir aquí dándonos la oportunidad de seguir viendo desde otra óptica, semana tras semana, lo que nuestro equipo nos muestra."