miércoles, enero 04, 2012

REAL SOCIEDAD 2 - MALLORCA 0 La contundencia de un resultado magnífico

Un 2-0 en la Copa del Rey es un resultado magnífico, se mire por donde se mire. Y eso es lo que ha conseguido la Real. Qué cosas, 23 años de decepciones y resulta que ahora el equipo txuri urdin se ha abonado a ganar en Anoeta en esta competición con una solvencia, una contundencia y una inteligencia a la que no estábamos acostumbrados. No fue un gran partido, pero la Real hizo muchas cosas francamente bien y por eso el resultado fue una consecuencia lógica de que lo sucedió en el terreno de juego durante los 90 minutos. Un día más, se demuestra que con sensatez en la gestión de sus elementos, este equipo tiene mucho que ofrecer. Y sensatez es lo que hubo hoy en todo momento. No sólo en la alineación y en los cambios, sino en la lectura del partido, tanto por parte del entrenador como por parte de los jugadores. La Real hoy entendió el partido. Hoy fue un equipo, y así es tan difícil que pierda como fácil que lo haga si no aprovecha sus virtudes. Pero además de ser un equipo, la exhibición que dio Agirretxe, con gol y asistencia incluidos, merece ser destacada.

Montanier apostó por un once muy reconocible, en el que la única sensación copera la ofrecía la anunciada presencia de Zubikarai en la portería en lugar de Bravo. Lo demás, muy lógico, muy sensato, muy de agradecer. Y es que viendo lo que hemos visto esta temporada, es obligado aplaudírselo a Montanier. Sólo falta que él mismo lo vea tan claro como tantos otros lo hemos visto en las peores debacles de esta temporada, que las ha habido y de envergadura. Elustondo de cuatro, con Zurutuza y Aranburu por delante y el tridente mágico de la cantera en ataque: Griezmann, Xabi Prieto y Agirretxe. No son tanto los nombres (podrían jugar Carlos Martínez, Iñigo Martínez, Pardo, Vale o Llorente sin que cambiara nada sustancial), sino la sensatez La salida no fue tan explosiva como la que protagonizó la Real ante el Granada en la eliminatoria de dieciseisavos de final. Al contrario, las dos primeras llegadas de peligro las generó el Mallorca, con Hemed como protagonista. Zubikarai, más por colocación que por otras virtudes, sacó las dos. Entre medias, Agirretxe estuvo a punto de enganchar un disparo desviado de Griezmann y convertir el 1-0. Es decir, que el partido empezó muy abierto, quizá demasiado para los intereses de la Real, que no estaba terminando de dejar buenas sensaciones. Pero ahí llegó la auténtica sorpresa del partido.

Más de una y más de dos veces hemos visto esta temporada (y no sólo en ésta) a los rivales de los realistas generaban contraataques de jugadas de estrategia a favor. Pues bien, esta vez fue la Real la que aprovechó esa coyuntura. Quizá estemos aprendiendo estas cosas. Crucemos los dedos. Aranburu, qué imprescindible es el capitán para este equipo, condujo el balón durante muchos metros, sorteando incluso la tantas veces inevitable falta táctica. Abrió el balón a Agirretxe, que templó, controló y colocó el balón en el área para la llegada del mismo Aranburu, que conectó un precioso cabezazo picado. 1-0 y a la contra. Corría el minuto 17 y el gol sirvió para que el partido cambiara. La Real se vio en ventaja y se calmó. Empezó a tocar y tocar, salía desde atrás con el balón jugado, solventado con maestría la presión del Mallorca, que se empezaba a ver perdido en el campo. En el debe de la Real hay que decir que no supo aprovechar esos minutos de KO técnico del Mallorca y su abrumadora superioridad en la posesión para generar claras ocasiones de gol. No es una situación fácil de gestionar en una eliminatoria por la importancia de no encajar goles, pero faltó dar un paso más adelante para sentenciar la eliminatoria.

No lo hizo en parte también por la caótica actuación de Paradas Romero. En apenas dos minutos, pudo solventar las reiteradas faltas sin balón sobre Xabi Prieto con alguna segunda amarilla, pudo señalar penalti sobre Zurutuza tras recibir éste una coz (que pareció de todo menos involuntaria) y señaló un escandalósamente inexistente fuera de fuera en una jugada en la que Estrada se quedaba mano a mano frente a Calatayud. Sí pudo llegar el 2-0 en una jugada del omnipresente Agirretxe, que metió un balón al segundo palo que se quedó sin remate porque Elustondo y De la Bella se estorbaron. A pesar de que el Mallorca tuvo dos ocasiones claras de gol en los primeros minutos del partido y la Real apenas forzó intervenciones del portero visitante. Dejando eso al margen, la sensación era de justicia con el 1-0. El equipo de Montanier mandó y dominó, defendió de fábula, sin cometer errores, y rondó el área del Mallorca. Pero si un 1-0 es un resultado abierto en la Liga, en la Copa, y siendo además el partido de ida, no quiere decir prácticamente nada.

El Mallorca salió tras el descanso más entonado que la Real y desde el principio se le vio con intenciones de voltear la estadística de posesión. El equipo txuri urdin no se sintió incómodo con ese planteamiento, reculó unos pocos metros pero intensificó la presión en el centro del campo. ¿Resultado? Que el Mallorca era incapaz de alcanzar la frontal del área de Zubikarai, lo que redujo todo su peligro en la segunda mitad a un par de disparos lejanos que el portero realista solventó con mucha seguridad. Con eso y con una magnífica actuación de Mikel González comandando la defensa, fue más que suficiente para que dejar la portería a cero no corriera ningún peligro. El 1-0 es un buen resultado en la Copa, pero era evidente que con ese panorama la Real estaba en la obligación de buscar el segundo. Y éste llego en una magnífica jugada de contragolpe en la que intervinieron Elustondo, Griezmann y Aranburu. El disparo del capitán lo rechazó con el pie Calatayud y dio en el palo (¡otro palo más esta temporada!), pero el rechace lo cazó Agirretxe para anotar el segundo.

Con el gol, Agirretxe culminó un partido portentoso el que hizo absolutamente de todo. Aguantó balones, inició jugadas, forzó faltas, se mostró omnipresente, dio la asistencia del primer gol, marcó el segundo y fue un constante quebradero de cabeza para todo el Mallorca. Absolutamente impresionante en todo, pero sobre todo en la segunda mitad dando oxígeno a la defensa realista, ofreciéndose siempre como la primera salida del balón. Sencillamente impresionante. Y si llega a marcar el 3-0 después de un formidable control tras un larguísimo pase de Estrada, se hubiera merecido las dos orejas y el rabo. En el minuto 78, Llorente entró por Agirretxe. La ovación, más que merecida para un jugador con el que siempre hemos sido demasiado críticos a pesar de que es de los que más difícil lo han tenido para llegar hasta donde está. El cambio, por cierto, fue lógico. Tan lógico y sensato, qué cosas, como los otros dos que introdujo Montanier en la segunda mitad. Vela entró por Griezmann y Mariga por Aranburu. El primero buscaba la velocidad para montar contras y encontrar el 3-0 que finalmente no llegó. El segundo, para dar oxígeno y control al centro del campo. Se podrían haber hecho otros, pero fueron entendibles.

El marcador no se movió, tampoco hubo muchas opciones para ello. El 2-0 fue justo y sirve para encarrilar la eliminatoria, dejando además muy buenas noticias. La Real ganó porque jugó como un equipo. Porque la defensa se limitó a lo que sabe hacer y sus laterales ofrecieron constantes apoyos en ataque. Porque Elustondo no se complicó nunca y tuvo presencia en ataque. Porque el trabajo de Zurutuza y la llegada de Aranburu son imprescindibles. Y porque Agirretxe está en un estado de forma impresionante. Cierto que los dos extremos, Xabi Prieto y Griezmann, no estuvieron tan finos. Cierto que no se generaron cuantiosas ocasiones de gol. Pero la efectividad también gana partidos. Y en la Copa es evidente que, ganando, ya es más importante el cero en su portería que una goleada mayor. Sufrimos en Granada por el gol encajado en Anoeta y a pesar de los cuatro anotados. Ahora toca esperar, una vez más, que la sensatez siga presidiendo la gestión del equipo. Un 2-0 no es definitivo, pero es un resultado magnífico y contundente. Anoeta ya ha hecho su trabajo en esta eliminatoria, mejor imposible. Montanier dijo tras el sufrimiento en Granada que sabía que un gol fuera sentenciaba la eliminatoria. Ahora sucede lo mismo. Pero sería mejor buscarlo desde el principio. Jugando como sabe, no tengo dudas de que estaremos en la siguiente ronda.

No hay comentarios: