domingo, enero 15, 2012

VALENCIA 0 - REAL SOCIEDAD 1 El extraño triunfo de la normalidad

El triunfo de la Real en Mestalla fue extraño y normal a la vez. ¿Cómo se hace eso? Fácil. Asumiendo que lo normal es lo que hace funcionar a este equipo, que lejos de las excentricidades y las presunciones de que las cosas no son lo que de verdad parecen. Aprovechando los puntos fuertes de sus piezas y minimizando los débiles. Sacando partido de que los demás sí tienen que pensar en más cosas además de su partido de cada fin de semana. Y fue extraño porque llegó de una forma diferente. Llegó de rebote, pero del rebote de una gran jugada de Griezmann que se pareció mucho a una que nos debió dar los tres puntos ante Osasuna. Extraña porque la providencia se nos apareció para impedir que una de esas excentricidades, dar una camiseta a Mariga, sea txuri urdin o amarilla, nos costara en el tramo final los tres puntos merecidos en la batalla. Extraña porque esta vez el árbitro no tuvo tanta prisa por pitar lo que no es. Fue el extraño triunfo de la normalidad. Y un pequeño respiro, no más, después de la histórica debacle de Mallorca.

Montanier retomó la lógica en la alineación que ha presidido el último tramo en la Liga y apostó por un equipo casi idéntico al que arrolló sin premio a Osasuna hace una semana. Sólo hubo una variante, que invita a pensar a quién y a quién no ha pasado factura la eliminación copera. Aunque quizá no fuera más que una rotación para administrar esfuerzos, que no se han notado en el rendimiento efectivo del equipo, eso sólo lo sabe el técnico francés. Vela dejó su sitio a Xabi Prieto, un cambio que pareció funcionar con el todavía insuficiente pero seguramente mejor partido liguero del diez txuri urdin. Qué importante es recuperarle. Con otro resultado, pero el partido en Valencia vino a confirmar ciertos defectos de la Real, de esos que por desgracia caen en el olvido cuando el resultado es favorable. El regreso al once de Mikel González fue la demostración de por qué un jugador en forma no debe salir del once a menos que está exhausto. Y con exhausto quiero decir muerto e inhabilitado para la práctica deportiva. Partidazo del central, en una temporada espléndida en la que no partía como titular. El otro defecto ya habitual de este equipo es lo tarde que entra en los partidos. En Valencia lo volvió a demostrar.

Esa falta de intensidad inicial, la misma que mostró en Mallorca, en Granada, en Vallecas, en Zaragoza, en los partidos en Anoeta contra Athletic o Barça hizo que el Valencia rondara el área de Bravo en el primer cuarto de hora y, de forma consecutiva, generara dos claras ocasiones de peligro. El disparo desde fuera del área de Pablo Hernández lo despejó con la seguridad habitual el guardameta chileno y el cabezazo de Aduriz tras el posterior córner lo sacó el larguero. Ya era hora de que los palos se aliaran con la Real, porque menuda temporada estamos viviendo en ese aspecto del juego. Con el gol anulado al propio Aduriz en el minuto 25, por un clarísimo e indiscutible fuera de juego, se acabó el Valencia. Emery rotó su once pensando en la Copa y vivió en primera persona el miedo que podía tenerle la Real a este mes de enero en caso de haber tenido el lógico éxito en la Copa. El Valencia tuvo un partido muy duro contra el Sevilla y le espera otra eliminatoria sin apenas preparación. Eso y la sensible baja de Soldado por sanción disminuyeron su potencial. Y la Real, después del arranque dubitativo, lo supo aprovechar.

Lo hizo de forma más lógica: jugando como sabe. El control del partido nació del centro del campo. De que Elustondo creciera, de que Araburu ofreciera una nueva lección (una de esas preguntas que nadie se hace cuando ganamos: ¿por qué Montanier prescindió del capitán con tanta facilidad en el primer tercio de la Liga?) y del trabajo inagotable de Zurutuza. Agirretxe se sacrificaba para poner su esfuerzo al servicio de los demás, y su juego de espaldas siempre da opciones a sus compañeros. Me da que el nueve txuri urdin ha aprendido mucho de Llorente, ese apestado para Montanier, desde que el Flaco ha vuelto al vestuario de la Real. Xabi Prieto, quizá con la misma progresión que Elustondo, comenzó a crecer. No tanto con el balón en los pies, ya que no tuvo una intervención decisiva en estos minutos finales de la primera mitad, pero sí entendiendo el juego, moviéndose a las posiciones en las que era necesario y buscando dar respiros a la defensa. Y los laterales comenzaron a subir sus bandas. La Real llegó al descanso siendo mejor que el Valencia. Nada del otro mundo, porque sólo disparó fuera en una ocasión el propio Xabi Prieto, pero lo necesario para demostrar que, cuando quiere, este equipo tiene firmeza.

Todos conocemos que Mestalla es un campo poco paciente con los suyos, y antes del intermedio ya se puso a pitar a los suyos, olvidando su tercera posición en la Liga detrás de los inalcanzables y su reciente clasificación para los cuartos de final de la Copa. Y por eso el descanso sólo podía verse como una mala noticia para la Real, acostumbrada a revivir muertos en situaciones muy parecidas a las que brindaba este encuentro en su ecuador. Pero esta vez no. Tras algún pequeño aviso sin excesivo peligro, el equipo txuri urdin convirtió en gol su primera llegada de absoluta claridad. Griezmann arrancó en el centro del campo una carrera muy similar a la que protagonizó ante Osasuna, colándose entre los rivales sin que ninguno pudiera detenerle. Su disparo lo repelió la defensa, rebotó primero en la pierna y después en el brazo del francés, que enganchó un nuevo disparo. Y ahí sucedieron dos cosas que este año han ido habitualmente en contra. Primero, el árbitro dejó seguir. No había infracción de ningún tipo, pero por menos se han anulado jugadas y goles. Segunda, el tiro de Griezmann rebotó de nuevo en la defensa y adquirió una parábola imposible para Alves. Un rebote que favorece. Al fin.

Tras el gol, la Real vivió quince minutos muy buenos, en los que se olía el 0-2 mucho más que el empate del Valencia, que ni se acercaba con peligro al área de Bravo, un espectador más en la segunda mitad salvo para demostrar su abrumadora seguridad en los balones que cruzan sus dominios. En el minuto 68, Montanier volvió a repetir errores en los cambios, sin contar la testimonial entrada de Carlos Martínez en el descuento con el único afán de perder tiempo. Entró Vela, y ahí sí hubo un claro acierto porque la Real se estaba moviendo bien al contraataque y necesitaba la velocidad del mexicano o de Ifrán (que nuevamente se quedó sin jugar un minuto y que seguro que está pensando ya en su posible marcha del equipo) para tratar de finiquitar el partido. Pero quitó a Agirretxe. Una semana atrás, su salida del campo frenó las posibilidades de juego de la Real ante el Osasuna. En Mestalla no se acusó tanto como entonces, pero se notó igualmente. A la Real le gusta tener su referencia arriba y su sacrificio suele ser bien aprovechado. Pero el error de Montanier más flagrante estuvo en su segundo cambio, dando una nueva oportunidad a Mariga que, de nuevo, estuvo a punto de salir muy mal.

No es cuestión de cargar las tintas sobre él, aunque bien que se esfuerza el keniata es que lo hagamos con su intrascendencia en cualquier aspecto positivo del juego, pero su caso se está convirtiendo en algo dificilísimo de entender. Es un jugador que no aporta absolutamente nada en el campo. Más bien al contrario. En Mestalla, de hecho, perdió un balón peligrosísimo en el descuento que le pudo haber costado dos puntos a la Real si el Valencia hubiera estado vivo. Y eso sin recordar que dos de esos cuatro fatídicos goles de Mallorca llegan con su marcaje. Pero ya no es sólo que juegue él. Es lo que provoca su presencia. Montanier se llevó 19 jugadores a la ciudad del Turia por las molestias de Elustondo, molestias que finalmente no le impidieron jugar los 90 minutos. El descartado fue Pardo. ¿Por qué hacer viajar a un chaval de 19 años si se va a quedar en la grada? En el banquillo se quedó Markel, que está viviendo lo mismo que el ahora aparentemente imprescindible Elustondo en el primer tercio del campeonato, en el que no entró en ningún momento tras recuperarse de una lesión, cuestión que ahora tampoco se recuerda para jugar la gestión de la plantilla de Montanier. Lo de Mariga, por cierto, no es sólo ya una cuestión de lo que hace en el campo. Ayer fue absolutamente sorprendente ver la enorme cantidad de minutos que tardó en prepararse para saltar al terreno de juego. No sé qué ha visto en él Montanier, es sencillamente asombroso.

Salvo ese susto provocado por Mariga, la cosa salió bien y los tres puntos volaron a Donostia. Tres puntos de oro. El Valencia nunca estuvo cerca de empatar, y eso es mérito de la Real. También y sobre todo de sus jugadores, de esos a los que el club desde todas sus instancias ha puesto en el punto de mira esta semana. Si no pasan muchas cosas raras en esta jornada de domingo, la Real aumentará la distancia con respecto a los puestos de descenso y, sobre todo, ganará tranquilidad para afrontar los dos partidos seguidos que tiene ahora en Anoeta, que en caso de haber perdido en Mestalla habrían adquirido la categoría de vitales. El equipo txuri urdin acumula siete jornadas sin perder y ahora debe convertir Anoeta en el ansiado fortín que no ha sido durante la primera vuelta para llegar al final de Liga sin apuros. La primera etapa de la desilusión abierta por el fiasco de Mallorca se solventó con buena nota. Más por el escenario de la victoria, en el que, ojo, sólo había ganado el Real Madrid, que por la excelencia futbolística del equipo. Pero sí quedó claro que cuando las cosas se hacen con normalidad, este equipo crece y gana. Por extraño que pueda parecer.

3 comentarios:

José Vte. dijo...

Juan, con el ordenador prestado vengo a darte a ti y a los seguidores y jugadores de la Real la enhorabuena. La Real no se si mereció ganar, creo que sí, pero desde luego el Valencia si que mereció perder.
Volvió ese Valencia indolente y apático que tantas veces hace que nos tiremos de los pelos, unos jugadores con poca sangre y acomodados y un entrenador que desconcierta al más pintado.

A lo dicho, enhorabuena, pero que no se vuelva a repetir, jejeje.

Un abraso

Antonio R. dijo...

Me alegro mucho por la importante victoria, pero a la vez, esto permitirá que Montanier sigua en su puesto y creo que esto no es nada bueno. No me convence la manera de gestionar de la plantilla. Creo que , venido de Francia, no tenía ni idea de la liga española , y menos de la Real. Confiemos en terminar la temporada lo mejor posible, y ya veremos para la próxima.

Juan Rodríguez Millán dijo...

José Vicente, muchas gracias por tus palabras. Si viste la previa que hice del partido, verás que no se suele repetir mucho, je, je,je... Que Valencia se nos ha dado siempre mal... Suerte, y piensa que sois lídres de esa Liga que jugamos 18, y no tan lejos del segundo.

Antonio,yo ahora mismo estoy muy de acuerdo contigo. Y mira que son posibles otras cosas, pero si esos fallos que tú y yo vemos se siguen reproduciendo, creo que hay que terminar la temporada cuanto antes. Aunque a lo mejor nos llevamos una sorpresa, quién sabe...