sábado, abril 07, 2012

ESPANYOL 2 - REAL SOCIEDAD 2 De locos

Tablas entre Espanyol y Real Sociedad en otro partido de locos que confirma que esta temporada es de todo menos normal. Tan de locos que Muñiz Fernández fue decisivo... y a favor de la Real. Un escandaloso penalti de Bravo a Sergio García fue el colofón a un encuentro extraño. Los de Montanier, claramente encerrados atrás y buscando el contraataque como única arma, se pusieron 0-2 con una facilidad impensable ante un equipo que ha estado toda la temporada en la parte alta de la tabla. Como en Sevilla ante el Betis pero a base de goles psicológicos, los realistas dejaron escapar esa ventaja, esta vez con tantos de rebote, el primero de ellos ahondando en la leyenda txuri urdin en propia puerta. Vela, autor de los dos goles de la Real y un peligro constante para la defensa espanyolista, y Xabi Prieto tuvieron claras ocasiones para volver a poner en ventaja a los visitantes y Bravo, penalti al margen, acabó erigido en el mejor realista del encuentro. De locos. Y, por supuesto, con Montanier contribuyendo a esa sensación.

Lo malo de ganar por 4-0 y tener tres goleadores diferentes es que Montanier no podía cumplir con la tradición de sentar al autor del tanto del partido anterior. Pero hizo lo que pudo y sentó a Agirretxe, como en otras salidas recientes como Bilbao o Getafe. La apuesta del francés fue clara. En defensa y en el centro del campo salió con lo previsto, con Pardo, por supuesto, en la suplencia. En ataque, Montanier colocó a Vela en punta y a Xabi Prieto y Griezmann de nuevo cambiando sus posiciones más habituales sin que todavía sepamos qué aporta eso exactamente al juego del equipo. Desde luego, hoy nada por parte del francés, que lleva unos cuantos partidos desaparecido y que no se dejó ver en Cornellá-El Prat salvo para intentar cerrar los ataques del Espanyol. Al margen del éxito de la forma de jugar por la que optó Montanier, el equipo local fue sin duda el mejor aliado de los realistas, ofreciendo una imagen paupérrima y bastante sorprendente. Los periquitos, lejos de lo que cabía esperar, no acertaron en nada en algo más de 30 minutos de juego.

Defendiendo fatal y con un claro agujero en el centro del campo, el contraataque de la Real fue efectivo porque arriba tiene mucha más calidad de lo que el propio equipo cree a veces. En este caso, además, todo pivotó en torno a un solo jugador, Carlos Vela. Decir que el mexicano fue una pesadilla constante para la defensa del Espanyol es quedarse corto. A los diez minutos ya había disparado en dos ocasiones, en cuanto tuvo el balón controlado y vio la portería al fondo. En el minuto 12 aprovechó que un flojísimo Didac le permitió llevarse el balón en la banda para encarar la frontal y colocar un buen disparo que, eso sí, parecía bastante parable. Pero Casilla no lo paró y la Real se adelantó en el marcador. Sólo dos minutos después, otra horrenda defensa de los locales la aprovechó Zurutuza para meter un buen balón a Vela, para que éste superara de vaselina al portero local. Catorce minutos y la Real ganaba 0-2. Ver para creer. Está claro que el equipo estaba cumpliendo a rajatabla las órdenes del entrenador y que éstas, sin la oposición del rival, bastaban para ganar con holgura.

Lo cierto es que el partido se puso muy de cara. En un estadio semivacío que veía con cierta indiferencia la debacle de los suyos, la Real podría haber goleado. No tengo dudas de que equipos con el hambre de Real Madrid o Barcelona hubieran descosido el encuentro hasta colocar un marcador de escándalo que hubiera hecho imposible la remontada. Pero la Real no. Uno de los defectos más criticados, y con razón, del equipo de Martín Lasarte de la pasada temporada era lo atrás que defendía. Hoy se han revivido esas sensaciones, y más por apuesta propia que por presión del rival. Sólo había dos diferencias, los dos goles de ventaja y que el Espanyol no atinaba en nada. Sólo Coutinho parecía tener claro cómo hincarle el diente al partido y suyas fueron las escasas aproximaciones de peligro del Espanyol. Hasta que sucedió lo que hay que catalogar como inevitable. Cuando uno se encierra en el área, cualquier rebote acaba siendo gol. Pues bien, éste llegó ya en el descuento de la primera mitad. Tan encerrada estaba la Real que un despeje de Ansotegi rebotó en Demidov y se introdujo en la portería de Bravo. Sólo habían pasado tres minutos desde el primer remate del Espanyol entre los tres palos, pero por lo visto había que defender así no sé muy bien el qué.

El 1-2 al descanso, hay que decirlo, generaba la sensación de que el partido no iba a acabar así. Y no hubo que esperar mucho tiempo para confirmar. Si un gol en el descuento de la primera mitad es psicológico, también lo es uno en el minuto 2 de la reanudación. Esta vez llegó en un corner, mal defendido como muchos de este encuentro y, de nuevo, tras un rebote tras el disparo de Weiss, aunque no se vio claro en quién tocó la pelota antes de cambiar de dirección y despistar a Bravo. Weiss, por cierto, había sido el primer cambio de Pochettino. En el minuto 38 de la primera mitad. Justo en ese momento, y aunque Montanier no sea capaz de ver las posibilidades de un cambio más que para dar descanso o cumplir el expediente, el partido modificó su rumbo. No con fútbol, porque el Espanyol no lo tuvo en los 90 minutos, pero sí solventando el agujero que tenían los locales en el centro del campo y apostando por un ataque mucho más incisivo. Algo diferente le dio buenos resultados al Espanyol. Desde la envidia, hay que aplaudir ese movimiento, que no encontró respuesta alguna desde el banquillo txuri urdin.

Con el empate a dos, el partido se abrió de una forma inusual y los dos equipos dispusieron de ocasiones para desnivelar el marcador. Vela pudo hacer el tercero de su cuenta de chilena y a pase de Xabi Prieto, y el 10 txuri urdin la tuvo culminando una gran jugada de Rubén Pardo en la frontal del área, pero falló estrepitosamente un gol que parecía sencillo. No está siendo la temporada de Prieto, al que cabe exigir mucho más. En la otra portería, Bravo acabó salvando un punto en varias ocasiones. Hasta con tres paradones evitó la victoria del Espanyol, la última de ellas a bocajarro, en el remate de un corner y con la pierna. Bien es cierto que el chileno también fue protagonista de una jugada determinante. En el minuto 66 arrolló a Sergio García cuando éste estaba en disposición de marcar. El penalti fue clamoroso. Y habría sido también tarjeta roja para el guardameta txuri urdin. Pero esta vez Muñiz Fernández, qué cosas, decidió no pitar nada, confirmando que, decidiendo a favor o en contra, es un árbitro muy, muy malo. Puede que intentara compensar con las tarjetas que mostró a uno y otro equipo, pero el penalti fue determinante en el resultado. Cuando el error es a favor se dice con la misma determinación que cuando es en contra.

Montanier no tomó nota del tempranero cambio de Pochettino. Ni siquiera de sus constantes modificaciones en busca de una fórmula productiva para ganar a la Real. Recibir tan pronto el empate trastocó sus planes habituales y trató de adelantar su primer cambio. Pardo tuvo que esperar cuatro minutos en la banda y por eso el relevo no se produjo hasta el minuto 67, pero habrá que destacar el adelanto del reloj del francés en todo caso. Entró por Zurutuza, sin mucha incidencia en el panorama del esquema táctico. Pardo, no obstante, buscó cosas diferentes, y eso es lo que hace incomprensible que no haya tenido una oportunidad como titular salvo con cuatro centrocampistas lesionados. Montanier sabrá. El segundo cambio sólo se puede justificar en el cansancio de Vela, pero la inexistencia de Griezmann en el plano ofensivo le hacía un candidato mejor para el relevo. Entró Agirretxe, que apenas pudo entrar en juego. Quizá Ifrán, ahondando en el planteamiento del contraataque, hubiera sido mejor opción. El tercer relevo pareció obligado. Demidov salió cojeando ligeramente y permitió que Cadamuro jugara, al fin, unos minutos como central.

Una vez más, la Real deja una sensación decepcionante. Una vez más, deja la impresión de creerse peor equipo de lo que realmente es. Para explotar la calidad que hay arriba no parece tan necesario ceder una posesión tan evidente al rival con tantos metros de carrera que cansen a los atacantes realistas, pero esa fue la elección hoy de Montanier que, al menos, sirvió para ponerse por delante en el marcador con mucha facilidad. Sigo planteándome qué podría hacer este equipo si se soltaran sus ataduras, pero tengo ya demasiado claro que no va a suceder algo así. Y sigo pensando en qué pasaría si durante los partidos se intentara cambiar su curso de verdad, cuando se tienen ocasiones como las de hoy, antes del minuto 70. Otro 0-2 que se va, y esta vez no hubo gol salvador de Iñigo Martínez para sumar tres puntos. Se va la primera ocasión de llegar a una puntuación que prácticamente hubiera certificado la salvación y, muy probablemente, la penúltima de haber aspirado todavía a algo más esta temporada. Digo la penúltima casi por decir, porque no hay ambición en esta Real como para que ese crecimiento sea creíble. Al menos, ya queda un punto menos para finiquitar la temporada.

2 comentarios:

payo yanguas dijo...

Querido Juan.
Esta temporada creo que estás especialmente acertado en tus análisis (vamos que estoy de acuerdo en las líneas maestras: falta de ambición; potencial inutilizado; banquillo incompresnsible y timorato...)

Déjame apuntarte una posible explicación al constante cambio de banda de Griezmann-Prieto: Montanier quiere que driblen hacia dentro y tiren con su perfil bueno para acabar las jugadas. Escasa razón, ¿no?

Un abrazo.
Erreala!
PayoYanguas

Juan Rodríguez Millán dijo...

Payo Yanguas, muchas gracias, te agradezco mucho tu comentario. Si fuera esa, desde luego es escasa. Me inclino a pensar que es por cuestiones defensivas, pero aún así tampoco le veo demasiada lógica... Un abrazo también para ti.