martes, mayo 22, 2012

La despedida de Aranburu, vista por Gorka Reizábal

Cuando hace dos años tuve el honor y el placer de mostrar fotografías que Gorka Reizábal hizo desde dentro de la celebración del ascenso a Primera, no pensé que pudiera ser algo habitual. Más que nada porque ocasiones como aquella no se repiten muy a menudo en la vida de la Real. Pero Gorka, Pato, como le laman sus amigos, estuvo en la despedida de Mikel Aranburu y me ha vuelto a mandar unas imágenes para que aparezcan en Corazón Txuri Urdin. Con unos días de retraso, porque no quería que quedaran perdidas entre el resumen de la temporada publicado en los últimos días, aquí están esas imágenes y el relato del propio Gorka. No puedo añadir nada. Es lo que tiene que uno de los grandes te tenga el suficiente aprecio como para mandarte algo así.
"Lo que mejor definió el espíritu del emocionante homenaje que Mikel Aranburu recibió este sábado en Anoeta fue, precisamente, la canción de Mikel Laboa, sobre el poema de Xabier Lete, que sonó en los prolegómenos e inundó el ambiente como una banda sonora que parecía creada ex profeso para la ocasión. Se llama en euskera Izarren hautsa, es decir, polvo de estrellas, y su letra dice, entre otras cosas, "Eta horrela bizitzen gera, sortuz ta sortuz gure aukera, atsedenik hatu gabe. Lana egonez, goaz aurrera kate horretan denok batera gogorki loturik gaude" ("Y así vivimos creando y creando nuestra ocasión. Sin tomar descanso vamos adelante todos a una, unidos fuertemente a esa cadena").
Eslabón de esa ejemplar cadena ha sido Mikel, como lo fue Iñaxio Kortabarria, el principal pilar defensivo del equipo campeón que capitaneó Luis Arconada hace tres décadas, y que fue quien entregó a Aramburu la camiseta con el número 427, en alusión al número de partidos jugados por el capitán azpeitiarra en casi quince años con la camisola txuri urdin en un animado fin de fiesta celebrado en el palco presidencial de Anoeta, a eso de las once de la noche, una vez concluidas las ruedas de prensa. Y eslabón de la misma cadena está llamado a ser Oihan Aramburu, su hijo de apenas dos meses, al que Mikel sostuvo en brazos durante varios momentos de la inolvidable velada.
Pero entre las emociones para ese discreto final entre bastidores, tembién hubo lugar para las risas, las bromas y las anécdotas. Entre estas, la más vistosa es que varios jugadores, al ver que los camareros estaban desbordados sirviendo la informal cena a base de pinchos, ni cortos ni perezosos, se metieron en la barra del bar el propio palco presidencial y se pusieron a servir vinos, alguno con el estilazo del que hizo gala Carlos Vela, que demostró ser tan fino barman como agudo goleador. Hubo incluso alguien que fue más lejos: Antoine Griezmann repartió con salero una bandeja de pinchos, uno de cuyos privilegiados degustadores fue Iñigo Reizabal, el hijo de Gorka Reizabal, periodista que ahora mismo, en este momento, tiene el honor de contar tan reservado e inolvidable fin de fiesta a los seguidores de este Corazón Txuri Urdin. Y así vivimos, creando y creando, en esta maravillosa cadena, sin descanso...¡Aupa la Real! ¡Aurrera txuriurdiñaaa..!".

Desde Donosti, con amor. Gorka Reizabal, Pato

domingo, mayo 20, 2012

Subcampeonas de Copa en hockey

Los subcampeonatos siempre son amargos y ni siquiera la encomiable entrega de las jugadoras de la Real va a hacer que este segundo puesto en la Copa de la Reina sepa mejor. Pero estas chicas son grandes. Hoy han dado en Madrid una lección de cómo hay que jugar una final en terreno ajeno, de cómo se encara un partido de la máxima trascendencia, de qué supone dejarse la vida en un terreno de juego. Y eso es todo lo que puede pedir de un equipo una hinchada, entusiasta como siempre la txuri urdin en las gradas del Club de Campo madrileño. La final se la quedó el equipo local en la tanda de strokes, después de que los dos tiempos de 35 minutos y los dos de siete y medio de la prórroga finalizaran con empate a uno, aunque el subcampeonato le sirve a la Real para clasificarse para el Eurohockey.
El partido no debió llegar a la próroga. La Real hizo una primera parte sensacional, dominando, jugando en el campo del Club de Campo y generando ocasiones de peligro. El realista lo metió Estefanía Correa, aprovechando el rechace de un penalti corner. Las txuri urdin, hoy de negro, no bajaron el ritmo a pesar de contar con ventaja en el marcador y tuvieron opciones de marcar un segundo gol, antes y después del intermedio. En esos minutos, la guardameta local estuvo sensacional y evitó la derrota. El empate llegó del mismo modo que el gol que abrió el marcador, de penalti corner. El equipo madrileño gozó de varias tentativas en esa suerte y acabó aprovechando una, a pesar de que María López demostró ser la mejor portera del campeonato, reconocimiento que luego recibió antes de la entrega de las medallas y la copa.
La prórroga le sobró a la Real. No es que el Club de Campo tuviera muchas ocasiones de adelantarse, pero en esos minutos sí pareció superior, dando mayor sensación de peligro en sus aproximaciones a la portería txuri urdin. La final se decidió en los strokes. La guardameta realista detuvo nada menos que tres de los cinco que le lanzaron, incluyendo el último, que le podría haber dado el título al Club de Campo. En el primer disparo de la segunda tanda es cuando se resolvió la final. La Real falló, el Club de Campo marcó. Y así se marchó, por segundo año consecutivo aunque con un sabor de boca totalmente diferente al de la temporada pasada, el título de la Copa de la Reina que tanto mereció la Real, después de eliminar por goleada al At. Terrassa y en los strokes al Polo.

La Real fue capaz de dominar un encuentro jugado en el campo de su rival y encendió los ánimos de una afición impagable, la txuri urdin, que sabe llevar la fiesta y la deportividad allí donde va. Un sector del público que arropó al Club de Campo, al parecer con algunos integrantes de su equipo masculino, no tuvo un comportamiento igual de caballeroso. Con abucheos y gritos fuera de lugar ya durante el partido, sobrepasaron los límites de la deportividad que rige un deporte como éste al tratar de poner nerviosas a las jugadoras de la Real con gritos en sus lanzamientos de strokes. Desde luego, la afición de la Real no se portó así con las jugadoras del Club de Campo. Y, por supuesto, unos gestos impresentables no impide que el campeón reciba la felicitación que se merece y que tanto sus jugadores como el resto de su afición sí merece.
Fue una gran final, con un tiempo cambiante que pasó de un intenso calor a una molesta lluvia. Fue una tarde de deporte puro, intenso y agradecido. Y fue una jornada, aunque sea con el sucampeonato, para sentirse orgulloso del equipo al que animamos, subcampeón de Liga y de Copa esta temporada. Hubo lágrimas en las jugadoras, pero ni por un momento tienen que pensar que han sido derrotadas. Sin copa, pero son campeonas. Son nuestras campeonas, porque nos demuestran con su esfuerzo, con su entrega y con su corazón lo que supone defender nuestra camiseta, y así, diga lo que diga el marcador final, nosotros nos sentimos orgullosos de ellas. Y por eso llegará. Nuestro día llegará. No tengo la más mínima duda.
Más fotos de la final, en este enlace de A través del objetivo.
Fotos de los cuartos de final ante el At. Terrada, en el mismo blog, en este otro enlace.

sábado, mayo 19, 2012

RESUMEN DE LA TEMPORADA (y 6) Detalles

· La mejor posición desde el subcampeonato
La Real fue subcampeona en la temporada 2002-2003, sumando 76 puntos. Desde entonces, la mejor posición que el conjunto txuri urdin había ocupado en Primera fue la decimocuarta que obtuvo en la 2004-2005, con 47 puntos. Esa puntuación es la que ha igualado la Real en la Liga 2011-2012, aunque ha mejorado la plaza que ocupó entonces subiendo hasta la duodécima.

· Anoeta, un fortín parecido con menos victorias
La Real cerró su segunda temporada en Primera tras el ascenso sumando los mismos puntos como local que en su regreso a la Primera División, 33 en ambos casos. Sí que es verdad que en la Liga recién finalizada han sido más los equipos que han puntuado en Anoeta y menos las victorias locales. El equipo de Martín Lasarte logró once victorias como local y el de Philippe Montanier se quedó en nueve. Anoeta mantiene prácticamente inalterado su estatus como fortín (sobre todo en la segunda vuelta, porque en la primera apenas se lograron dos triunfos), pero no se puede obviar que un menor número de victorias deja un peor sabor de boca.
· Cuatro partidos en la Copa

Hacía tiempo que la Real no jugaba cuatro partidos en la Copa del Rey, concretamente desde los seis que disputó en la temporada 1997-1998, con Krauss como entrenador y Burgos, Xerez y Betis como rivales a doble partido. Esta vez fueron dos los rivales de la Real. Contra el Granada, se logró el hito histórico de superar a un equipo de Primera División, el Granada, algo que asombrosamente no se conseguía desde la eliminación del Real Madrid en semifinales en la temporada 1987-1988. Pero el Mallorca liquidó con rotunidad y para escarnio txuri urdin todos los sueños de ver un derbi en cuartos de final. Montanier alineó 20 jugadores en esta competición, y sólo Demidov y Zubikarai jugaron íntegros los cuatro encuentros. Xabi Prieto, Ifrán y Aguirretxe fueron, con dos tantos, los máximos goleadores en la Copa. Los dos goles de éste último le permitieron llegar a doce en la temporada y empatar con Vela como máximo artillero del equipo entre las dos competiciones.


· Dos jornadas como colista, dos en Europa
El eterno debate sobre los objetivos, sin solución ni acuerdo posible, no lo resolvió la Real sobre el campo, moviéndose toda la temporada en la zona intermedia de la tabla. Durante la primera mitad del torneo, la Real se colocó en el grupo de los equipos que luchan por no descender de categoría. Eso le llevó a ocupar, durante dos jornadas consecutivas, el puesto de colista, tras perder 4-0 en Vallecas en la jornada 12 y tras empatar con el Espanyol en Anoeta en la 13. A Europa se asomó en las dos primeras jornadas disputadas (contando con el retraso de la primera por la famosa huelga). La Real fue cuarta tras ganar en Gijón en el arranque liguero y quinta tras empatar en Anoeta contra el Barcelona en el segundo encuentro.
· Sin victorias ante un líder
Por primera vez desde que la Real bajara a Segunda Divisón en la temporada 2006-2007, ningún líder ha caído frente al equipo txuri urdin. Los de Montanier se enfrentaron contra dos equipos que comandaban la clasificación, ambas ocasiones lejos de Anoeta, y los dos duelos se saldaron con derrota. En el noveno encuentro disputado, los de Montanier visitaron al sorprendente Levante y cayeron, injustamente y en el descuento, por 3-2. Ya en la segunda vuelta, la Real rindió visita al posterior campeón, el Real Madrid, y recibió una contundente goleada, 5-1.

· Ninguna derrota ante los descendidos
Una cruz que sí olvidó la Real fue la cantidad de puntos que, tradicionalmente, se deja contra los equipos de la parte baja de la tabla. Ninguno de los tres conjuntos que finalmente descendieron a Segunda consiguió ganar a la Real. El Sporting sucumbió en los dos partidos, el Racing cayó en Anoeta y no pudo ganar con un hombre más en El Sardinero y el Villarreal empató los dos encuentros, el primero de ellos también con superioridad numérica. Sin embargo, los tres equipos que se clasificaron justo por encima de la zona de descenso, Granada, Zaragoza y Rayo, sí ganaron a la Real como locales, con claridad en todos los casos, y perdieron en Anoeta con una claridad parecida en casi todos los casos.
· Ocho jugadores expulsados
Si hay una estadística que ha sufrido un cambio radical con respecto a la temporada 2010-2011, ha sido la de las expulsiones. Ningún jugador de la Real vio entonces una tarjeta roja, mientras que en la Liga recién finalizada fueron nada menos que ocho los que enfilaron el camino a vestuarios antes de tiempo por una decisión arbitral. Illarramendi, Carlos Martínez e Iñigo Martínez vieron la roja directa, injusta en el primer caso por mucho que le supusiera una descabellada sanción de dos encuentros. Elustondo vio dos amarillas en dos ocasiones, y en una fueron expulsados de esta forma el ya mencionado Iñigo Martínez, Mikel González y Claudio Bravo, éste con el partido de Cornellá-El Prat ya finalizado y sin motivo alguno. Sólo la de Mikel pareció más que calra.

· Carlos Vela, máximo goleador
El méxicano Carlos Vela ha sido el máximo goleador del equipo, con doce tantos. Son los mismos que marcó Carlos Bueno, el máximo artillero del conjunto que subió de Segunda a Primera en 2010 y cuatro menos de los que sumó Díaz de Cerio en la temporada 2007-2008, también en la categoría de plata. En Primera, ningún jugador txuri urdin superaba los diez goles desde los trece de Nihat en la 2004-2005. Agirretxe fue el segundo máximo goleador del equipo con diez. Para encontrar a dos realistas que llegaran a la decena de goles en una misma Liga hay que retroceder hasta la temporada 2002-2003, la del subcampeonato, en la que Kovacevic logró 20 y el mencionado Nihat 23.
· Iñigo Martínez, dos goles desde el centro del campo

Los dos goles que marcó Iñigo Martínez desde el centro del campo son dos de las imágenes de la Liga, y no sólo en lo que a la Real se refiere. El primero llegó en el derbi ante el Athletic de Bilbao en Anoeta, aunque no sirvió para puntuar. El segundo, aún más espectacular por lo que supuso, fue el 2-3 en el Benito Villamarín ante el Betis, anotándolo en el minuto 92 y ya sin tiempo para más. Y aunque parezca mentira, no era la primera vez que un mismo jugador anotó en dos ocasiones desde el centro del campo en la misma temporada. Lo había hecho Roger García en la temporada 2002-2003 con la camiseta del Espanyol. Recreativo de Huelva y Rayo Vallecano fueron las víctimas de los zapatazos de Roger.

· Doce jugadores vieron puerta
Fueron doce los jugadores realistas que anotaron algún gol. Además de Vela y Agirretxe, Griezmann hizo siete; Iñigo Martínez y Zurutuza, tres cada uno; Xabi Prieto, Aranburu y Estrada vieron puerta en dos ocasiones; y Elustondo, Ifrán, Mikel González y Rubén Pardo hicieron un gol. Lo más descorazonador de esta estadística está en el solitario gol que marcó Ifrán y en Llorente, que no hizo ninguno. En cualquier caso, ni Ifrán ni Llorente gozaron nunca de la confianza de Montanier y no tuvieron tantos minutos como para mejorar sus cifras. En total, la producción goleadora de la Real bajó. Diez equipos hicieron más tantos que la Real, cuando un año antes sólo habían sido siete.
· Noveno equipo menos goleado
Durante buena parte de la temporada parecía que la estadística de goles encajados iba a ser tan sangrante como en la temporada anterior. Finalmente, la Real fue el noveno equipo menos goleado. Pudo mejorar esos datos de no haber sufrido duras goleadas en Granada (4-1), Vallecas (4-0), Santiago Bernabéu (5-1) o en casa ante el Atlético de Madrid (0-4), pero haber dejado su puerta a cero en once ocasiones le permitió mejorar mucho esta estadística.

· 24 jugadores utilizados
Una temporada más, la Real ha sido uno de los equipos que menos jugadores ha utilizado. Sus 24 efectivos sólo han sido superados en este ránking por los 22 que usó el Athletic de Bielsa. Esta temporada no hubo fichajes invernales, aunque sí bajas. Sarpong se marchó cedido y Mariga dio por concluida su efímera y decepcionante en la Real regresando a Italia.
· Si empieza perdiendo, pierde
Uno de los grandes momentos de la temporada fue la remontada al Barcelona, que se puso ganando 0-2 en Anoeta y al final se tuvo que resignar a sacar sólo un punto de ese partido. Sin embargo, la Real no ha conseguido ganar en ningún partido en el que comenzara perdiendo. Es, junto al colista y descendido Racing de Santander, el único que no lo ha hecho. Sí es verdad, en todo caso, que remontó un 1-2 al Málaga, pero aquel día la Real se adelantó en primer lugar con un gol de Demichelis en propia puerta. Y consiguió empatar después de ir perdiendo ante Málaga, Villarreal y Atlético de Madrid, sólo con los castellonenses en Anoeta.

· Ni un solo gol de falta
Otra de las estadísticas más negativas de la temporada es que la Real no consiguió marcar ni un solo gol de falta. Atlético de Madrid, Sevilla y Racing son los otros tres equipos que no sacaron ningún rédito de los libres directos de que dispusieron a lo largo de la Liga. Vela estuvo cerca de marcar, pero el palo lo impidió. Quizá el mejor especialista de la plantilla, Ifrán, tuvo muy pocas ocasiones de sacar a relucir su disparo, aunque estuvo cerca del gol en esta suerte en el Vicente Calderón. Griezmann, Elustondo e Illarramendi fueron otros de los habituales lanzadores realistas que no tuvieron suerte.
· Bravo, de nuevo el jugador con más minutos
Claudio Bravo fue el jugador que más minutos disputó en la Real y el sexto en toda la Liga. Una nueva chulería arbitral le impidió completar los 38 partidos como la temporada pasada, pero jugó 37 de forma íntegra, 3.330 minutos. El jugador de campo que más minutos estuvo sobre el césped fue Antoine Griezmann, con 2.620. Con uno más que el francés, Agirretxe fue el que más partidos jugó con 36, pero sólo siete de ellos fueron completos, haciendo de él el jugador más sustituido de la temporada, nada menos que con 20 cambios. El suplente por antonomasia de este equipo fue Llorente, pues 16 de sus 17 apariciones fueron saliendo desde el banquillo. Sólo un jugador de la primera plantilla no disputó un solo minuto, y fue Toño Ramírez, que además deja el club. El que menos jugó fue Sarpong, con 86 minutos repartidos en tres encuentros.

· Tres debutantes desde el Sanse
Tres jugadores procedentes del filial, el Sanse, jugaron esta temporada sus primeros minutos en el primer equipo de la Real Sociedad. Sólo uno de ellos lo hizo teniendo desde el principio ficha con el mismo, Cadamuro. Iñigo Martínez, no obstante, tuvo trato de jugador del primer equipo ya desde la pretemporada y con el mercado de invierno logró dorsal, el 6 que dejó Labaka en lugar del 26 con el que empezó. Pardo fue el otro debutante, y también estaba con el primer equipo desde la pretemporada. Es decir, ningún canterano dio el salto al primer equipo con la Liga ya iniciado. Javi Ros, que ya debutó con Lillo en el banquillo en 2008, estuvo en dos convocatorias pero no disputó ningún minuto.
· Ningún gol de penalti
La Real fue el único equipo que no marcó ningún gol de penalti. Dispuso de dos, ambos contra el Betis y uno en cada partido. Griezmann falló lanzando fuera el que pitaron en el Benito Villamarín, Agirretxe picó con una paradinha a las manos del portero el que tuvo en Anoeta. El especialista del equipo, Xabi Prieto, no estaba en el campo en ninguna de las dos ocasiones. En contra la Real reicibió cuatro disparos desde el punto de penalti y los cuatro fueron transformados: De las Cuevas para el Sporting, Piti para el Rayo, Falcao para el Atlético de Madrid y Barkero para el Levante.

· Otra segunda vuelta sin ganar fuera
Si ya fue sorpendente que la Real perdiera todos los partidos que jugó como visitante en la segunda vuelta de la temporada pasada, esa estadística sigue creciendo ante el asombro de cualquier que repare en estas estadísticas. La Real de Montanier tampoco ganó lejos de Anoeta una vez pasado el ecuador del campeonato. Los cinco primeros partidos y el úlimo se saldaron con derrota. Antes de cerrar la Liga a domicilio en el Reyno de Navarra, la Real encadenó tres empates consecutivos en los campos de Espanyol, Málaga y Atlético de Madrid. La victoria por 1-3 en Cádiz en Segunda, en junio de 2006, sigue siendo el último triunfo a domicilio en una segunda vuelta. En Primera, hay que retroceder hasta mayo de 2007, cuando la Real ganó por el mismo resultado al Nastic en Tarragona.
· Derrota en los dos derbis contra el Athletic
Uno de los datos más frustrantes para la afición es que la Real de Montanier perdió los dos derbis que jugó contra el Athletic de Bilbao, algo que no sucedía desde la temporada 2001-2002, con John Toshack en el banquillo. Entonces, los bilbaínos ganaron con facilidad 1-3 en Anoeta en la jornada inaugural de la Liga. En la vuelta, el resultado fue de 2-1 pero mucho tuvo que decir en la victoria local Medina Cantalejo, que anuló un gol legal a Kovacevic todavía no se sabe por qué. Este año, los árbitros colaboraron en las dos derrotas de la Real, en la ida al no señalarse dos penaltis y en la vuelta por no dar un gol de Vela que traspasó la línea con claridad y no anular por falta a Xabi Prieto la jugada que desembocó en el segundo tanto del Athletic.

· Rachas sin ganar y sin perder

Hasta ocho jornadas estuvo la Real sin conocer la victoria en la primera vuelta, un tramo en el que perdió seis partidos y sólo fue capaz de empatar dos partidos en casa ante Getafe y Espanyol. Sin perder estuvo siete jornadas y en dos ocasiones, y curiosamente prácticamente repitiendo los rivales. Espanyol, Betis, Málaga, Villarreal y Racing no pudieron con la Real. En la primera vuelta hay que sumar a Osasuna y Valencia y en la segunda al Rayo y al Atlético de Madrid. Ningún equipo llegó a los cuatro empates consecutivos que sumó la Real en la segunda vuelta ante Espanyol, Betis, Málaga y Villarreal.

viernes, mayo 18, 2012

RESUMEN DE LA TEMPORADA (5) Una afición de la que se puede presumir y por la que preocuparse

Última jornada de Liga. El equipo está ya matemáticamente salvado y sin opción de conseguir objetivos más ambicioso. Llega un Valencia también liberado de deberes y se habla de un partido de solteros contra casados. Y Anoeta está lleno para despedir a su capitán, Mikel Aranburu, tras catorce temporadas en el primer equipo. Eso es la afición de la Real. Algunos creen que una buena afición es aquella que se desplaza en masa para ver un día glorioso de su equipo. O aquella que se demuestra numerosa en las victorias. Yo creo que no. Creo que una afición se muestra en los momentos que son emocional y pasionalmente importantes para su equip y en sus horas más bajas, esas en la que muchos abandonarían el barco. La Real ha pasado por esos momentos en los últimos años y su afición ha estado ahí. En campos en los que nunca pensó que estaría, en una Segunda División de la que durante años se creyó a salvo. Ese espíritu, dos años después del ascenso, sigue vivo. La afición de la Real sigue siendo su tesoro más valioso.

Año tras año, viendo las imágenes que se producen en otras ciudades cuando sus equipos descienden a Segunda, me reafirmo en la creencia de que somos grandes. En la tristeza del descenso, unos buscan culpables, lanzan proclamas contra sus propios jugadores. El día que se consumó la tragedia en Valencia, nosotros, en masa, renovamos nuestros votos de fidelidad a nuestro equipo. Quizá lejos del entorno txuri urdin, y de eso también tienen culpa ciertas campañas mediáticas a las que sigo sin encontrar sentido, no se es consciente de lo que supone mantener más de 15.000 espectadores siempre transitando por la Segunda División. O de lo que es llevar masas de fieles a Huesca, Soria o Salamanca. También a la hora de valorar el comportamiento de la afición, se tiende a premiar al ganador, al más numeroso, al más fuerte. Algún día, quizá, repararán en el comportamiento modélico y hermoso que da año tras año la afición de la Real Sociedad. Quizá.
O quizá no, y ahí es donde empieza el sentimiento de preocupación. En la temporada recién finalizada, la afición txuri urdin ha sufrido unas cuantas tardes desagradables. En Bilbao se produjeron agresiones por parte de la seguridad privada del Athletic, de la empresa Prosegur, sin que hubiera ningún motivo para ello. En Getafe, un enfrentamiento en plena calle con tintes de encerrona en la que no participaron sólo hinchas del equipo local aquel día se saldó con la identificación exclusiva y la propuesta de sanciones elevadísimas sólo para seguidores de la Real. En Cornellá-El Prat se dio un trato vejatorio por parte de los mossos d'esquadra a los realistas que, sin intención o aspecto provocador, y sin haber cometido ningún acto sospechoso, fueron registrados y tratados como criminales. En Málaga hubo agresiones impunes a seguidores con la camiseta txuri urdin. Y eso sin contar con los gritos que se escucharon en el Santiago Bernabéu de "a Segunda, a Segunda" o las clásicas vejaciones en forma de cántico que el Frente Atlético entona en el Vicente Calderón cada año.

Es evidente que detrás de todo esto hay razones políticas y sociales. Futbolísticas no las hay. La Real es un equipo que en los últimos años no se ha ganado la enemistad de ningún equipo o afición. Al contrario, los aficionados realistas sí tienen motivos sobrados, deportivos y no tan deportivos, para no sentir aprecio por algunos equipos y aficiones. Comenzando por un poco de autocrítica, no se puede obviar que en San Sebastián ha habido algunos episodios desagradables este año. Con algunos seguidores del Getafe hubo peleas, muy desagradables fueron las imágenes de los Ultra Sur en Anoeta y en más de una ocasión se escuchan cánticos que, a la inversa, no nos gustaría escuchar cuando somos nosotros los que viajamos. Yo no me siento cómoco cuando en Anoeta se corean cánticos contra los "españoles". Y no sólo ya por lo mucho o poco que podamos ofender a otras aficiones, sino porque en la propia afición de la Real hay muchos "españoles", por no hablar de alguno que otro que viste nuestra camiseta en el campo. Quizá tendríamos que empezar a cuidar esos detalles. Quizá sería la forma de hacer ver que nuestro deseo es, exclusivamente, disfrutar del fútbol y de nuestro equipo.
En un análisis simplista, eso podría valer como excusa para lo que se vive en Madrid. ¿Pero en Barcelona? ¿En Bilbao? ¿Qué motivos hay en esos lugares para que haya tanta inquina hacia la Real? Lo vivido no se corresponde en absoluto con el buen rollo que transmite la afición de la Real allá por donde va, alejada casi siempre de incidentes y con ganas de compartir el gusto por este deporte. Vallecas, sin duda el destino más bonito para ver un partido del equipo txuri urdin (y por eso hay que alegrarse de su permanencia en Primera) o Pamplona no tendrían por qué ser excepciones en el trato que la afición de la Real tiene con otros colectivos de seguidores. Y me preocupa que algún día los problemas deriven en situaciones de odio que, hace no tantos años, ya sabemos cómo acabaron en las puertas del Vicente Calderón. Sin embargo, ese mismo estadio me dejó motivos para el optimismo. Dos parejas de amigos, uno de la Real y otro del Atlético, se paseron por las inmediaciones del recinto con sus camisetas puestas. Y el estadio colchonero silbó cuando el Frente Atlético quiso burlarse de Aitor Zabaleta. Hay esperanza. Pero no dejemos de trabajar por la concordia. Con la afición que tenemos, cada problema que vive tiene que ser cada vez más insoportable.

jueves, mayo 17, 2012

RESUMEN DE LA TEMPORADA (4) Aperribay, pros y contras

La función del presidente y del Consejo es la más difícilmente evaluable. Lo es, al menos, cuando un equipo cuenta con unos dirigentes que se prodigan poco en los medios de comunicación. Sin escándalos, declaraciones altisonantes o grandes problemas institucionales, y la Real no tiene habitualmente nada de eso (aunque casi de todo ha tenido hace no tanto tiempo), lo más sencillo es ligar la gestión directiva a la marcha deportiva del primer equipo. Es un camino fácil que no siempre se corresponde con la realidad, pero hay muchas cosas que no se ven, que suceden en los despachos, y a las que el aficionado, y buena parte de los periodistas, no tienen acceso. Aperribay está haciendo cosas bien, gestiones que contribuyen a asentar el futuro institucional del club, pero sigue dejando dudas en cuanto al manejo de la parcela deportiva. La discreción es un buen camino para un presidente, y eso es digno de aplaudir, pero hubiera sido positivo más firmeza pública en algunas cuestiones.

Empezando por la parcela deportiva, su balance de la temporada está unido a la situación creada en torno a Philippe Montanier. La campaña empezó ya con un serio problema, y es que las explicaciones para el cese de Martín Lasarte no calaron. De hecho, las mismas habrían podido ser utilizadas igualmente en el despido del francés al finalizar esta Liga 2011-2012, pero esta vez la decisión ha sido distinta. No fue el mejor de los movimientos de Aperribay decir en la Junta General de Accionistas que mientras el fuera presidente Montanier sería el entrenador, porque hasta en tres ocasiones desde entonces el futuro del entrenador estuvo en el aire. Y en las tres ocasiones, dos consecutivas salvadas con los milagros de último minuto de Iñigo Martínez e Ifrán, buscó (y encontró, según la prensa, en el primero de los casos) un sustituto. El Consejo y su presidente han sembrado dudas sobre la continuidad del entrenador y han convertido este asunto en un misterio que incluso se le ha tenido que ratificar teniendo contrato en vigor.

Sería bueno para la Real que formamos todos que el club, dirigido por su Consejo, tuviera clara su apuesta. Y que muera con ella si es preciso. Lo malo es que las formas han dejado sembrado en la afición un germen peligroso. Si la gente cree que Montanier es entrenador de la Real porque no hay otro o porque no se le ha querido pagar un finiquito, un mal comienzo de la próxima temporada podría desembocar en una notable protesta social, mucho más fuerte que aquellos gritos de "Montanier dimisión" que abrieron el debate sobre el banquillo en el tramo final de la temporada. Y puestos a buscar un sustituto, teniendo en cuenta que esta percepción se basa sólo en rumores, también sería bueno que el perfil estuviera más definido. Es difícil encontrar puntos de coincidencia en las ideas futbolísticas de todos los entrenadores que han sonado en esa búsqueda no concretada de un sucesor para Montanier, que han ido desde Manolo Preciado hasta Unai Emery, pasando por Luis Aragonés.

En lo que sí que hay que felicitar al Consejo es en su política de renovaciones. Se puede estar más o menos de acuerdo en algún nombre concreto o en la necesidad de ampliar el contrato de alguno a lo largo de la pasada temporada. Pero, por un lado, es evidente que la apuesta de la Real es Zubieta, son sus canteranos. Es decir, la esencia de lo que tiene que ser el equipo txuri urdin está más que salvaguardada. Por otro lado, no hay voluntad ni en apariencia necesidad de vender a las joyas de la cantera para sostener el proyecto. Y también sería importante destacar que, en los movimientos del consejo en el pasado verano, hubo ambición. Al margen del resultado de los fichajes de Mariga y Vela o de que se pudiera incluir o no una claúsula de compra, no olvidemos que los fichajes de la Real de esta campaña procedían de Arsenal e Inter de Milán. Otra cosa bien distinta es que los movimientos de la cuestionada dirección deportiva que dirige Loren fueran los adecuados, que en muchas ocasiones no lo han sido (por acción y por omisión), pero los objetivos del Consejo fueron ambiciosos.

Ya en el trabajo exclusivo de despacho, hay un tema del que hace tiempo que no se habla pero que marca por completo la gestión del Consejo, y es el conflicto con Mediapro. Bien por Aperribay por plantar cara al en apariencia todopoderoso operador, porque bastantes cosas funcionan mal en nuestro fútbol (nos faltaron fuerza y firmeza para conseguir que las protestas por el trato arbitral y de los comités tuvieran efecto) como para encima aceptar el chantaje de una entidad como esa. Esperemos, porque eso de momento no hay forma de saberlo, que sea un movimiento bien calculado por parte del presdiente, porque si la Real ya tiene de por sí pocos medios económicos para completar con fichajes de categoría lo que produce Zubieta, una asfixia económica podría ser letal. De la misma forma que Aperribay compareció para explicar este asunto, quizá tendría que haberlo hecho por otros temas más terrenales, como los problemas que tuvo la afición en campos como San Mamés o el Coliseum Alfonso Pérez de Getafe. Eso el aficionado de a pie lo habría agradecido. Al menos el club, según se dijo en su día, está con los afectados por ambos casos y, en el primero, presentó una demanda a Prosegur de la que también sería bueno saber cómo va.

Aperribay ha reaccionado tarde en el reconocimiento a los mitos de la Real, pero la despedida de Aranburu, brillantemente ejecutada desde el club (especialmente por abaratar el precio de las entradas y permitir que Anoeta estuviera repleto ese día), parece haberle animado a ofrecer a otras leyendas de txuri urdin el homenaje que no tuvieron cuando salieron del club. Hubo esta misma temporada una oportunidad para brindarle a Darko Kovacevic la despedida que nunca tuvo, y se dejó pasar. Ojalá sea el primero de los nombres en la lista que maneje el presidente. También sería bueno que el club tuviera más presente su propia historia, porque el aficionado, sobre todo el veterano, gusta de esos detalles. El uso de una camiseta conmemorativa por el 30 aniversario del segundo título de Liga fue un detalle bonito, pero chocante, pues no se hizo con la primera nada parecido. Aun así, más vale tarde que nunca, porque la historia tiene que ser recordada. La de la Real es demasiado bonita como para que caiga en el olvido. Anoeta cumplírá 20 años al finalizar la próxima temporada. ¿Se recordará de algún modo? Ojala que sí.

En la temporada que dará comienzo en agosto, Aperribay y su Consejo terminan su mandato, sin que sepamos todavía qué va a suceder y si el presidente de la Real tiene intención de continuar en su puesto. El balance a día de hoy, obviando la más que controvertida forma en la que llegaron al club y al margen de que haya más o menos motivos de legítima crítica, tiene que ser positivo, sobre todo por cuestiones económicas y de supervivencia de la entidad. También juega a su favor su decidida apuesta por Zubieta. Pero quedan detalles por pulir y aclarar algunas ideas relacionadas con la faceta deportiva que es, en el fondo, lo que preocupa cada fin de semana al aficionado medio.

miércoles, mayo 16, 2012

RESUMEN DE LA TEMPORADA (3). Montanier, demasiadas dudas de presente y de futuro


El fútbol es deporte más sencillo de lo que parece. Lo que parece blanco, suele ser blanco. Lo que es negro, en la gran mayoría de las ocasiones es negro. Y, por sorprendente que parezca, a veces hay gente que lo ve todo al revés. Philippe Montanier es uno de esos entrenadores en los que, a tenor del clima que se ha generado en torno a él (a excepción de sus identificables defensores a ultranza), todo parece negro. Siendo justos, no es así. No todo lo que hace Montanier está mal hecho, aunque es difícil encontrar argumentos futbolísticos para defenderle. Su primera temporada en la Real ha sido una inmensa decepción, de principio a fin aunque con altibajos. Y no por una tardanza en asentarse en club y en la Liga española, por una disparidad de criterios en cuanto a los jugadores escogidos o una falta de comunión con sus ideas. Montanier ha decepcionado porque, a lo largo de toda la temporada, ha protagonizado momentos cuestionables, ha evidenciado características difíciles de asimilar y ha adoptado decisiones en muchos casos incomprensibles. Y porque en un equipo como la Real no puede considerarse un éxito lograr la permanencia con tres jornadas de adelanto y dos puntos más que en la temporada anterior. Eso no marca una diferencia.

Jugó en contra de Montanier la decisión del Consejo de echar a Martín Lasarte bajo el pretexto de que ésta debía ser una temporada de crecimiento que él no podía comandar. Es cierto que hace un año se sufrió para lograr la permanencia, pero Lasarte tenía un bagaje en el equipo y entre la afición que no contó para nada a la hora de decidir su cese. Cualquiera que viniera sería mirado con recelo por la masa social, y más cuando se instaló la creencia de que el finalmente contratado no era la primera opción (y sí Bielsa, que acabó, como se sabe, en el Athletic y jugando dos finales a pesar de su también deficiente trayectoria liguera). Eso le ha pasado a Montanier. Como también que no haya sido el entrenador que vendió el Consejo ni, tampoco, el que él mismo quiso vender. La Real de la pretemporada era un equipo que quería el balón, que dominaba la posesión, que generaba ocasiones de gol con paciencia y calidad, aunque le faltara velocidad y una marcha más en su juego. Pero en el momento en el que empezaron los partidos oficiales, quizá fue por temor a los efectos en Primera División de esa lentitud, Montanier traicionó esas ideas que venía a implantar y Bravo jugó más balones en largo de los que lanzó con Lasarte en el banquillo. Sólo se mantuvo fiel al esquema que propuso desde el inicio, el 4-3-3.

Se le trajo para ser valiente con los jóvenes. Y fue valiente con Iñigo Martínez e Illarramendi, eso es indudable, sobre todo con el primero, que tenía ficha del Sanse. Eso es su mayor acierto, pues es indiscutible que Iñigo es una de las noticias más fantásticas de la temporada para la Real Fue valiente con Cadamuro, aunque también un tanto insensato por colocarle en todos los puestos menos en el que se suponía que podía rendir mejor y por el que subió al primer equipo, el de central. Pero no fue valiente con Rubén Pardo. Aseguró que no iba a mirar la edad de sus jugadores pero con Pardo lo hizo, y lo dijo. El caso del centrocampista evidenció que Montanier remaba en demasiadas ocasiones en contra de los deseos de la grada, que esto lo veía no ya blanco sino cristalino. Cada vez que Pardo jugó, opositó para conseguir un puesto de titular, pero Montanier premió con esa distinción a jugadores que durante mucho tiempo no hicieron los mismos méritos. Elustondo fue titular contra viento y marea, y no mantuvo el buen nivel de finales de 2011 durante toda la temporada. Y eso por no hablar del inexplicable empecinamiento, del que todavía no se han dado explicaciones ni se darán, en que Mariga jugara.

La gestión del vestuario ha sido otro enorme problema para Montanier. A Ifrán no se le dejó salir en enero con la promesa de unos minutos que nunca llegaron. En lo poco que jugó no se vio al jugador pasota que cabía suponer, sino a alguien que pudo dar más rendimiento. El ostracismo de Llorente aún no sabemos si se debe a su lesión o a que no es del gusto de Montanier, porque el propio técnico ha dicho ambas cosas en diferentes ruedas de prensa. No se fue claro con ninguno de los dos y eso es responsabilidad tanto del club como de su técnico. Lo de Mariga ha quedado ya en el olvido, pero sería bueno que no fuera así. Todo el mundo tenía claro que no tenía sitio en la Real, que estaba mostrando un niuvel paupérrimo e inaceptable, pero mantuvo su puesto de titular durante tres largos meses. Tampoco se recuerda que Aranburu parecía desahuciado a comienzos de temporada y que después Montanier, después de descubrirle, tampoco supo cuándo darle descanso. Poco se ha comentado que algunos de los pilares de la Real de Martín Lasarte han demostrado un nivel muy bajo durante la temporada. Le sucedió a Xabi Prieto o a Demidov. Tampoco parece casual que ninguno de los laterales haya sido indiscutible y que su aportación general a la temporada de la Real haya sido escasa.
Pero el problema de Montanier es más profundo que el trato que haya dado a uno u otro jugador o sus preferencias por uno u otro en un puesto determinado. Encontró, en el segundo tercio del campeonato, un modelo que le permitió sacar puntos con notable efectividad. Tarde quizá, pero lo encontró. Su equipo pasó a basarse en el contragolpe y en los ataques fulminantes. Encontró el sistema porque se le apareció una mejora, no es descabellado decir que sorprendente dado su nivel del primer tercio de Liga, de Griezmann y Vela. Si estos dos veloces jugadores no hubieran sostenido el equipo, quizá el final de la temporada no hubiera sido tan tranquilo como finalmente lo fue. Sin embargo, el fútbol de la Real no obedecía a un ideal definido de cómo ganar los partidos tanto como al nivel individual de sus jugadores. No se detuvo la sangría de goles que arrastraba el equipo desde la pasada temporada. No se vio una mejora en las jugadas a balón parado, más bien al contrario, nunca hubo lanzadores fijos y durante largas temporadas se sacaban todos los córners en corto sin que se sacaran réditos concretos de aquello. En general, nunca pareció que la Real estuviera mostrando el nivel que se le presupone a la plantilla.

En mas de un sentido, la gestión de los partidos fue otro de sus graves problemas, hasta el punto de que esa expresión la utilizó el presidente, Jokin Aperribay, para pedirle una mejora a su técnico. Lo dijo cuando el Betis remontó en cinco minutos, antes de la maravilla desde el centro del campo de Iñigo Martínez, un partido se ganaba por 0-2 ante un rival casi muerto. Montanier casi lo tiró por la borda con un innecesario cambio ultradefensivo para colocar una defensa de cinco. La misma con la que se quiso enfrentar al Real Madrid, en una aciaga noche en la que demostró que también sabe calibrar lo importante que es la imagen en los partidos grandes. Tampoco entendió lo que supone el derbi contra el Athletic, regalando las primeras partes en los dos duelos y dejando en bandeja las dos victorias al vecino. De esta forma dilapidó la bendita locura que permitió remontar al Barcelona y compensar la también sonrojante primera parte que hizo el conjunto de Montanier ante el entonces campeón de Liga. Curiosamente, junto al Sevilla, es la Real el único equipo que le ha ganado los dos partidos al tercer clasificado, el Valencia.

Montanier no es un motivador. Eso va en el carácter. Escuchar las ruedas de prensa del técnico francés se ha convertido en un ejercicio rutinario. Son intercambiables y olvidables. Pero tampoco parece un estratega consumado. Y, si lo es, necesita que se le recuerde que los partidos se pueden cambiar desde el banquillo. Anoeta coreó en muchas ocasiones aquello de "gabacho, mueve el banquillo" porque veía las cosas con más claridad que su entrenador. Se convirtió en leyenda su primer cambio en el minuto 70, realizado en incontables ocasiones. Y eso supuso perder más de un partido, incluyendo el sonrojante encuentro copero en Mallorca, que no supo parar hasta que los isleños alcanzaron el rotundo 6-1 que consumaba un nuevo fracaso en la Copa. Aquel día, por cierto, protagonizó otra olvidada metedura de pata al acusar a sus propios jugadores de falta de profesionalidad, cuando el vestuario había callado ante previos y clamorosos errores por su parte. Al menos sí recondujo bien un posible enfrentamiento en el vestuario, como evidenció la dedicatoria de los jugadores a su técnico de la victoria por 4-0 ante el Rayo, tras dar la cara por los futbolistas después de la juerga de Madrid.

La Real puso y mantiene a Montanier en una situación difícil cuando se aferra a su continuidad incluso mientras buscaba sustituto. Eso sucedió tanto después de aquella racha de ocho partidos sin ganar como en el tramo final de la temporada, hasta el punto de que le ha tenido que ratificar públicamente con la Liga ya acabada. La afición no le ha brindado al técnico una adhesión inquebrantable y duda de él. Motivos tiene de sobra. Se puede hablar de una plantilla joven, de que ha mejorado levemente los registros de la pasada temporada y de que en casa sus números han sido bastante aceptables. Pero los defectos y los errores son muchos más, se han visto a lo largo de la temporada y parecen formar parte de su idiosincrasia como entrenador, y no simples accidentes o coyunturas derivadas de una temporada concreta. Su continuidad es un riesgo, y es difícil saber si se hace por convicción o porque no queda más remedio. Evidentemente, todos los realistas le deseamos suerte, porque su suerte es la de la Real, pero que él mismo no entienda, y que lo diga abiertamente, las dudas de presente y de futuro que tiene la afición supone un motivo añadido de preocupación. Porque hay muchas cosas que son negras y no hace falta ser un entendido para verlo.

martes, mayo 15, 2012

RESUMEN DE LA TEMPORADA (2). Los jugadores


1. Bravo (8)
Su temporada fue el espejo de la anterior. Menos trascendente en la primera vuelta, completó una segunda mitad de campeonato sencillamente excepcional, demostrando que el internacional chileno es el jugador de más nivel y más regular que tiene este equipo. Enormes sus partidos ante Málaga, Espanyol o Villarreal, sólo por citar algunos. En este último, Anoeta coreó con firmeza su nombre. Merecidísimamente.

2. Carlos Martínez (5)
Temporada perdida para el bravo lateral de Lodosa. Las lesiones y la falta de confianza en él del entrenador lastraron muchos sus números y, sobre todo, su resultado sobre el césped. Pareció más endeble en todas las facetas del juego que la temporada pasada, tanto en defensa como en ataque, donde se entendió menos con Prieto y poco con quienes ocuparon esa demarcación además del diez. Eso sí, se mostró siempre peleón y entusiasta como es él.

3. Mikel González (7)
Comenzó la temporada como suplente y se acabó haciendo con el puesto a raíz de los grandes problemas que vivió la defensa realista en la primera vuelta y, sobre todo, el bajo rendimiento de Demidov. Segunda vuelta fenomenal del central realista, siendo en algunos encuentros mejor incluso que Iñigo Martínez. Con él, tanto Ansotegi como Demidov cometieron menos errores. Sólo un gol, en Granada, que no sirvió para puntuar

4. Elustondo (5)
Cuando está bien puede muy bueno y cuando está mal puede desesperar bastante, pero no termina de explotar. Sus mejores partidos coincidieron, acompañado de Zurutuza y Aranburu, con el mejor tramo de la temporada para la Real. Pero sigue sin demostrar que puede hacerse un hueco, aunque Montanier se lo dé. Es intermitente y poco fiable. Sus dos inocentes expulsiones y el cariño que la grada ya ha depositado en Pardo jugaron en su contra.

5. Markel Bergara (4)
Le pasa lo mismo que a Elustondo, pero con dos agravantes. Primero, que las lesiones le han sacado de las convocatorias durante buena parte de la temporada. Y segundo, y más importante en el fondo, que apenas tiene partidos buenos. Entró en el equipo por las lesiones y el alarmantemente bajo nivel de Mariga, pero salió por sus visitas a la enfermería. Tiene un papel complicado en este equipo.

6. Iñigo Martínez (8)
Sin ninguna duda, la revelación de la temporada y uno de los jugadores de la Liga. Es debutante en Primera y tenía más aplomo que la gran mayoría de los jugadores veteranos de toda la Liga. Grande por alto, contundente en el corte y con toneladas de carácter. Tiene que manejar mejor a los árbitros. Sus dos golazos desde el centro del campo, de antología, lo más destacado de esta gris temporada de la Real. Lástima de lesión de rodilla.

7. Griezmann (7)
Más se ha hablado de Griezmann esta temporada por motivos extradeportivos que por su rendimiento en el campo. Su comienzo de temporada fue de un nivel pobre. Durante un par de meses, y antes de que Vela cogiera el mando, fue el sustento del equipo y eso le lleva hasta el notable, pero su campaña, ha bordeado el calificativo de decepcionante durante bastantes meses. Mejoró al final, ganándose el notable, y marcó los mismos goles que el año pasado.

8. Llorente (5)
El aprobado es por su inagotable entusiasmo, pero esta ha sido sin duda la peor temporada como profesional de Llorente. Con el lastre de la compleja lesión que sufrió el pasado año, Montanier jamás confió en él. Sólo un partido como titular, dieciséis presencias en el campo hasta sumar minutos que no llegan ni a tres encuentros completos y ni un solo gol. Una lástima.

9. Agirretxe (8)
Notable temporada del delantero realista, que ha asumido el mando en ataque durante buena parte de la campaña. Hacía quince años que un canterano no llegaba a los diez goles. Fijó bien a las defensas, abrió posibilidades a sus compañeros y marcó un número más que razonable de goles. En su debe, que pudo marcar más. Antológico su partido en Copa ante el Mallorca, paradigma de hasta dónde puede llegar si es capaz de seguir creciendo.

10. Xabi Prieto (5)
El gran perjudicado de que Montanier jugara con tres arriba, tanto en presencia (sólo 24 partidos como titular) como en rendimiento. Su temporada más floja en el primer equipo con diferencia. Llega al aprobado porque remontó el vuelo con algunos partidos notables en la segunda vuelta. Su primera mitad del campeonato le habría dado un suspenso rotundo. Poco participativo y valiente, mejoró. Pero no lo suficiente, tiene clase para mucho más.

11. Aranburu (7)
Comenzó en un ostracismo inmerecido, y más teniendo en cuenta que el que jugaba era Mariga. Después, Montanier le descubrió y se convirtió en un fijo. Fue uno de los mejores con diferencia en el tramo central del campeonato, aunque pareció que al final de la temporada, quizá mal dosificado por el entrenador, tenía menos ligereza y frescura mental que en esos meses. Tres goles, uno en Copa. Ha sido, es y será siempre un grande. Hasta siempre, capitán.

13. Zubikarai (5)
Es un buen portero, protagonizó buenas intervenciones en el único partido que jugó en Liga, ante el Betis (salvó el empate en el descuento) y en tres de los cuatro partidos de Copa que jugó. Pero el cuarto marca negativamente su temporada. No sólo por la goleada que encajó en Mallorca, sino también por ser el protagonista del gol tonto del año. En todo caso, se merece la confianza de ser el segundo portero de la Real.

14. Sarpong (-)
Sólo estuvo en el equipo en la primera mitad de la temporada y, como en la campaña anterior (excepción hecha de sus dos o tres primeras apariciones), todavía no ha demostrado por qué se le fichó. Su sorprendente titularidad en Zaragoza es el único momento destacable, de los tres partidos y menos de 90 minutos que jugó. ¿Tendrá hueco la próxima temporada?

15. Ansotegi (6)
El gran damnificado por la irrupción de Iñigo Martínez en el primer equipo ha sido Ansotegi y su lesión fue, precisamente, lo que le permitió jugar algunos partidos en el tramo final del campeonato. Ni una sola queja en la suplencia y un nivel más que aceptable cuando le tocó jugar, es un profesional intachable. Incluso adelantó a Demidov en las preferencias de Montanier en las últimas jornadas, y con toda justicia.

16. Demidov (4)
Una de las decepciones de la temporada. Sin haber deslumbrado la pasada temporada, sí mostró cualidades que tendrían que haberle convertido en un pilar del equipo. No sólo no mantuvo el carácter y la contundencia de la Liga pasada, sino que incrementó sus errores y su falta de concentración fue notable. Por eso acabó perdiendo el puesto de titular con el que comenzó la temporada, cediéndoselo a un Mikel González superior.
17. Zurutuza (6)
Si hablamos de los jugadores de más clase de la Real, sale el nombre de Zurutuza. Si hablamos de los de mayor lucha y entrega, también. Pero le sigue faltando regularidad y carácter asesino cerca del área. La mejor parte de la temporada coincidió con su mejor rendimiento y eso es un claro indicativo de su calidad. Sus cinco minutos ante el Sporting, con dos goles y una fractura de nariz, antológicos. Lástima que no los viéramos más a menudo.

18. Mariga (1)
No es descabellado calificarle como el peor fichaje de la historia reciente de la Real, y los ha habido malos. No era el box to box que nos vendieron y no vino dispuesto a entregarse por el equipo. Fallón con el balón en los pies, mal posicionado en el campo casi siempre, blando en sus entradas y con un disparo indecente para Primera División. La enorme sorpresa es que venía del Inter. Lo que costó, siendo un cedido, hace de él una mala gestión del club.

19. Cadamuro (5)
Subimos a un central al primer equipo que ha jugado en todas las posiciones y de central en la que menos. Ha quedado asentado en el primer equipo como lateral izquierdo, pero sigue sin parecer el especialista que necesita el equipo para suplir a De la Bella desde hace ya un par de años. Combina buenas apariciones con partidos plagados de faltas de concentración. Es difícil imaginar cómo, y en qué puesto, va a ser su aportación al equipo de aquí en adelante.

20. Illarramendi (6)
Debía ser la revelación de la Liga y se quedó en una aparición interesante por culpa de las lesiones. Gran arranque de temporada, no sólo jugando de maravilla sino incluso compensando la cojera del centro del campo que causaba Mariga. Pero las dos lesiones importantes que sufrió cortaron su progresión y le dejaron mermado en el tramo final, donde nunca recuperó las sensaciones del inició. El año que viene crecerá porque es muy bueno.

21. Ifrán (5)
El jugador más desaprovechado de la temporada. Montanier no supo qué hacer con él, no le encontró acomodo ni como delantero centro ni en la banda. Lástima que el cañón que tiene para el lanzamiento de faltas no pudiera verse en acción más a menudo. Sólo tuvo un momento de gloria, el gol que culminó la remontada ante el Málaga. Pudo salir cedido en invierno y no se lo permitieron, con la promesa de unos minutos que nunca llegaron.

22. Estrada (6)
Dentro del bajo nivel de todos los laterales esta temporada, Estrada es el que más entonado estuvo. No tanto en general como en algunos partidos concretos, aunque llegó bien al final de la Liga. Sigue sin sobresalir en nada específico, ni en defensa ni en ataque, pero mostró solvencia a la hora de sustituir a Carlos Martínez y quitarle el puesto de titular en el lateral diestro. Con dos goles, batió su registro anotador en el primer equipo.

23. Vela (8)
Quizá contagiado por el efecto Mariga, cuajó un primer tercio de la temporada muy decepcionante. Pero, desde el gol que le marcó al Betis en Sevilla, se embaló, tomó el mando del equipo y acabó haciendo 12, la cifra más alta del máximo anotador del equipo desde los 13 de Nihat en la 2004-2005. Demasiado desconectado del juego a veces, sus apariciones suelen tener un carácter decisivo. Mejor arrancando desde la banda que como delantero centro.

24. De la Bella (4)
No parece el mismo lateral que se hizo con el puesto con Martín Lasarte. Es difícil saber si la falta de competencia le ha hecho acomodarse, si está sufriendo un prolongado bajón o si aquello fue casualidad. No fue contundente atrás ni tuvo la habitual valentía que sí mostró en sus dos primeros años para sumarse al ataque, lo que prácticamente eliminó su aportación ofensiva.

25. Toño (-)
El único jugador de la primera plantilla que no ha disfrutado de ningún minuto sobre el terreno de juego. Imposible, por tanto, calificarle. Queda demostrado que la Real no necesita tres porteros. Este año sólo la injusta expulsión de Bravo en Cornellá le convirtió en imprescindible y eso se puede cubrir desde el Sanse. Error del club al no darle el reconocimiento que merece y que él tuviera que anunciar su marcha en las redes sociales.

27. Rubén Pardo (8)
Impresionante aparición del potrillo más interesante que hemos visto en años. Podría haberlo sido más, pero Montanier se resistió, él sabrá por qué, a darle un protagonismo que sí se ganó en el campo. Sólo le dio dos partidos como titular (ante el Sevilla con gol incluido) y porque no tenía más centrocampistas. Tiene cosas que no tiene ningún otro jugador del primer equipo. Si el Madrid le quiso fichar sin haber jugado un minuto en Primera División, por algo será.

lunes, mayo 14, 2012

RESUMEN DE LA TEMPORADA (1). Otra temporada de transición sin grandes alegrías

Antes de iniciarse la jornada 37, ya sólo había cuatro equipos que no se jugaban nada. El Real Madrid, campeón de Liga; el Barcelona, subcampeón; el Racing de Santander, colista descendido; y la Real, sin aspiraciones por arriba ni por abajo. Eso, para bien y para mal, es la mejor definición de la temporada de la Real. Por un lado, quiere decir que la salvación se consiguió de forma holgada y sin los sufrimientos de la última jornada de la temporada pasada. Por otro, que ha sido una temporada en la que no se ha ambicionado nada más que eso, sólo seguir en Primera División con algo más de margen que un año atrás. Y eso que durante buena parte de la temporada los puestos europeos han estado más cerca que los de descenso y que, eliminada la peor racha sin ganar del campeonato, el ritmo de puntuación del equipo de Philippe Montanier habría bastado para llegar a puestos de Europa League. Si la valoración del potencial de la plantilla es optimista, el balance final no puede ser positivo.

Si los baremos para calibrar la temporada de la Real eran la salvación y la introducción de jóvenes en el equipo, como se ha dicho en muchas ocasiones desde el club y desde el propio Montanier, se llega al aprobado con comodidad. Su mejor argumento, los 47 puntos finales, la mejor marca desde el subcampeonato de 2003 y dos puntos por encima de lo que consiguió la Real de Lasarte hace un año. Pero vistos el nivel de la Liga española y las cualidades de la plantilla txuri urdin, mejorada con respecto a la pasada campaña y con un año de experiencia en la élite tras regresar de la Segunda División, la valoración no puede ser tan optimista. No ha dejado esta temporada grandes alegrías. Ni en la clasificación, ni en forma de partidos memorables. En cambio, la Real llegó a ocupar el puesto de colista en la tabla y sufrió sonrojantes goleadas a manos, por ejemplo, de dos equipos que se jugaron la permanencia en la última jornada, Rayo Vallecano y Granada.
Todo eso sin contar dos aciagos recuerdos que marcaron negativamente la temporada. El primero fueron las ocho jornadas consecutivas que estuvo el equipo sin conocer la victoria en la primera vuelta, seis derrotas y dos empates que, ante la impotencia de Montanier, dieron con los huesos del equipo en el fondo de la clasificación. Eso llevó al francés al borde de la destitución, al parecer con Luis Aragonés ya apalabrado por el Consejo de Administración para coger las riendas del equipo, pero se salvó por dos milagros a los que volveremos luego. El otro momento inolvidable desde la vergüenza es la eliminación copera en Mallorca, donde la Real cayó por 6-1 y encajó cuatro goles en siete minutos. Así se borró el único hecho histórico de la temporada visto desde un prisma positivo, la eliminación en la ronda anterior de un equipo de Primera, el Granada, algo que el equipo txuri urdin no había hecho desde las semifinales de 1988 ante el Real Madrid.
La Real nunca encontró un estilo de juego definido y su irregularidad en los resultados impide considerar la 2011-2012 como una buena temporada en su conjunto. Sólo hay cuatro momentos que sobresalen dentro de la línea plana de emociones que ha sido la temporada. El primero fue la remontada al Barcelona en Anoeta, en un eléctrico inicio del segundo tiempo. Del 0-2 al 2-2. Luego llegaron los dos golazos descomunales de Iñigo Martínez desde el centro del campo, el primero en el derbi ante el Athletic en Anoeta y el segundo en el Benito Villamarín para vencer 2-3 al Betis en el descuento. Ese fue el primero de los milagros que salvaron a Montanier de un cese más que anunciado. El segundo llegó una semana más tarde y fue el último gran momento de la temporada, la memorable remontada al Málaga con dos golazos de Vela e Ifrán en los instantes finales y con todos los delanteros del equipo sobre el césped. Eso ocurrió en diciembre. A partir de ahí, cierta rutina.

La segunda temporada tras el ascenso debía ser una temporada de mejora, de progresión y de ilusión. El Consejo apostó fuerte cesando a Martín Lasarte porque no le consideraba el hombre adecuado para dar ese paso adelante. Pero Montanier no ha sido capaz de llevar al equipo más lejos. La Real del francés sumó menos puntos, ganó menos partidos y anotó menos goles que la de Lasarte. Es verdad que encajó menos, pero los 53 balones que recogió el portero txuri urdin de dentro de su portería, Bravo en todos menos uno de los partidos, no suponen precisamente un dato alentador. Sin un esquema de juego definido, los sinsabores han superado a las alegrías y casi todas las montañas que escaló la Real para llegar a los 47 puntos y la duodécima posición finales parecieron asequibles. Sin quitar mérito a lo bueno que ha hecho el equipo txuri urdin, que siempre pareció menos que en su regreso a Primera, ha habido muchos tragos amargos.
Y eso que la temporada no empezó mal, aplazada la primera jornada con el Atlético de Madrid, con la victoria en Gijón y el empate en casa ante el Barcelona. La Real ocupó puestos europeos en el arranque del torneo, pero pronto cayó en picado. La derrota en el derbi en Anoeta por 1-2, regalando la primera parte a un Athletic que todavía no había ganado un solo partido en Liga, y el ultradefensivo planteamiento ante el Real Madrid supusieron duros golpes para el equipo y la afición. Ambos partidos están en esa racha de ocho encuentros sin ganar que enterró todas las posibilidades de hacer algo ilusionante en esta temporada ya desde su arranque. Después la Real remontó el vuelo gracias a que encontró cierto equilibrio en el centro del campo, con la espléndida noticia además de la irrupción de Rubén Pardo (mermada, eso sí, por un Montanier que nunca le dio el mando del equipo y se obstinó en que apenas jugara junto a Illarramendi los últimos 14 minutos de la temporada) y a la efectividad de sus delanteros titulares, pues Vela anotó 12 goles y Agirretxe 10.
En la segunda vuelta, y debido a lo apretado de la clasificación, la Real tuvo en su mano la posibilidad de dar un salto espectacular en la clasificación. Pero cuando llegaron esas opciones, el equipo volvía a las andadas. A eso hubo que sumar otra deficiente segunda vuelta como visitante. Con rivales a priori más sencillos que los de la temporada pasada, tampoco consiguió sumar ni una sola victoria. Sí empató tres en el tramo final, despejando parcialmente los fantasmas, pero no ganar por segunda año consecutivo en un tramo tan largo de la temporada es una dura losa. Si no tuvo tanto efecto como hace un año es porque los de Montanier sí consiguieron encajar largas rachas sin perder un encuentro. Siete jornadas estuvo sumando siempre tanto en la primera vuelta como en la segunda, aunque las igualadas restaron capacidad de escalada a esos buenos meses. En la primera vuelta se sumaron 13 de 21 puntos posibles, y en la segunda 11.

Al final la Real se ha quedado en tierra de nadie, a ocho puntos de Europa y a seis de los puestos de descenso. ¿Es suficiente? Los objetivos marcados por el club tendrían que dar una respuesta negativa a esa pregunta. Para un equipo como la Real, saneado económicamente y con un potencial de cantera envidiable, el crecimiento no puede ser sumar dos puntos más y ganar tres jornadas de tranquilidad con respecto al año pasado. Y no hay más que pensar que este año se ha hablado más de cuestiones que no dan puntos que de los éxitos deportivos. Desde la situación de jugadores como Ifrán, Llorente a Rubén Pardo, pasando por la muy comentada juerga de parte del grupo en Madrid tras el 5-1 del Bernabéu, los coqueteos de comienzos de temporada de Griezmann con el Atlético de Madrid, la presencia de cuatro realistas en San Mamés para ver las semifinales de la Europa League o, por citar también algo emocionante y bonito para el aficionado txuri urdin, la despedida de Aranburu.
La temporada, con más fallos que aciertos, ha sido de transición. Es la segunda consecutiva que, tras el paso por la Segunda División, puede recibir ese calificativo. Pero si la pasada quedó así por una mala segunda vuelta a domicilio, ésta ha dejado durante demasiado tiempo una sensación frustrante, jalonada con grandes goleadas encajadas, no sólo ya por los equipos de la parte alta sino también por equipos que lucharon por no descender, y con enormes dudas sobre la capacidad de Montanier para sacarle verdadero partido a la plantilla que se puso en sus manos. Todo lo que no sea admitir esa frustración o la escasez de alegrías en la competición, parece un intento de edulcorar la realidad, lícito pero en el fondo irreal. No basta decir que la próxima temporada seremos mejores porque eso es lo que se dijo hace justo un año. A Montanier se le fichó para un proyecto más largo, sin duda, pero también para que el equipo creciera ya. Se le dieron refuerzos de nivel, canteranos y foráneos, con ese fin. Y lo cierto es que no se ha logrado avanzar. La Real se ha consolidado como un equipo que salva la categoría con relativa tranquilidad. Pero nada más. Y podemos ser mucho más que eso.