miércoles, julio 25, 2012

Olímpicos realistas

Iñigo Martínez será el decimoctavo jugador de la Real presente en el torneo de fútbol de unos Juegos Olímpicos. El central realista estará en Londres 2012 rompiendo con una larga racha de nada menos que 16 años sin la presencia de un futbolista txuri urdin en la mayor cita deportiva del mundo. Hubo presencia de realistas en cinco Juegos, los de Amberes de 1920, Amsterdam de 1928, Montreal de 1976, Moscú de 1980 y Atlanta de 1996. Agustín Aranzábal es el que más partidos olímpicos ha disputado, cuatro, y cinco de estos realistas (Mariano Arrate, Martín Marculeta, Ángel Mariscal, Txomin Zaldua y Santi Idígoras) tuvieron el honor de marcar un gol. Los primeros Juegos en los que el fútbol fue oficial fue en los de hace 104 años, los de Londres de 1908, pero hay que retroceder 92 años para encontrar a los primeros realistas olímpicos.
En la cita olímpica de 1920, celebrada en Amberes, hubo cuatro jugadores de la Real: Agustín Eizaguirre, Mariano Arrate, Juan Artola y Silverio Eizagirre. La selección española ganó en aquel torneo una medalla de plata lograda en singulares circunstancias. España ganó a Dinamarca en el primer partido por 0-1, gol del irundarra Patricio Arabolaza. Tras ver este encuentro, Agustín Eizaguirre decidió dejar el grupo y volverse a casa porque, tras la gran actuación de Ricardo Zamora, pensó que no iba a jugar. Aunque para muchos era Eizaguirre el mejor portero del momento, el seleccionador español, Paco Bru, apostó por Zamora como titular. En el segundo partido, Bélgica ganó 3-1 al combinado español, apeando ya de esta forma a España de las semifinales del torneo. Mariano Arrate hizo, de penalti, el tanto español en el minuto 80, con el partido ya casi decidido.

España ganó en el tercer partido a Suecia por 1-2, en el día que nació el concepto de la furia española, con el grito, discutido por la historia, de "¡A mí el pelotón, Sabino, que los arrollo!" que Belauste lanzó antes de empatar el partido en una acción de fuerza y raza. Pero entonces, cuando España estaba ya eliminada, aunque debía seguir jugando por la quinta plaza, sucedió lo inesperado. En la final del torneo Checoslovaquia se retira en protesta por el arbitraje, dando automáticamente el oro a Bélgica. Los organizadores decicen abrir la lucha por las otras dos medallas al resto de equipos, en lugar de jugar un partido entre los dos semifinalistas, Francia y Holanda. Pero los franceses rechazan jugar porque ya tiene a gran parte del equipo de regreso a su país.

De esta forma, España juega contra Italia para dilucidar qué equipo se jugará las medallas con Holanda. Con medio equipo español lesionado en la batalla contra los belgas, España ganó 2-0. La anécdota llega cuando, con Zamora lesionado, el realista Silverio tiene que jugar el último cuarto de hora bajo los palos... y mantiene su portería a cero. En el partido por las medallas, España ganó a Holanda por 1-3 y se lleva la de plata. Durante muchos años, hasta el gol de Marcelino que sirvió para ganar la Eurocopa de 1964, éste fue el mayor logro futbolístico de la selección. Arrate juega tres partidos, Artola juega dos y Silverio uno. Eizaguirre no llega a debutar. Los cuatro, en todo caso, consiguen la medalla de plata, inaugurando el palmarés olímpico de la Real.
Los Juegos de 1928, celebrados en Amsterdam, forman parte involuntaria de una épica narración de la historia txuri urdin. Real y Barça jugaron la final de Copa, empataron el partido y también hubo tablas en el marcador del encuentro de desempate. Como buena parte del equipo txuri urdin debía ir con la selección olímpica, a la que sólo acudían podían acudir futbolistas amateurs, el tercer partido se tuvo que posponer hasta después de los Juegos. Como es sabido, el cansancio de los realistas, que sí eran amateurs, y el tiempo que un Barça ya profesionalizado pudo dedicar a preparar ese tercer partido impidieron que la Real consiguiera entonces una más que merecida Copa, que habría sido la primera de su historia. Curiosamente, aquella situación se dio por una noble torpeza española. Todas las selecciones llevaron profesionales de forma encubierta, pero la Federación española sólo llevó amateurs, como los de la Real, mayoría en el combinado.

Nada menos que ocho jugadores de la Real estuvieron en Amsterdam. Martín Marculeta, Amadeo Labarta, Luis Iruretagoyena Kiriki y Trino Aizkorreta jugaron los tres partidos del torneo, Ángel Mariscal y Domingo Zaldúa jugaron dos, e Ignacio María Alcorta Cholín y Paco Bienzobas disputaron uno. El mítico Benito Díaz, entrenador txuri urdin en aquel entonces, acudió a la cita olímpica como ayudante del seleccionador, José Berraondo. En el primer partido, España machacó a Mexico por 7-1. Dos de los tantos los hicieron Marculeta y Mariscal. En el segundo, una gran Italia es el rival y el favorito para seguir adelante en el torneo precisamente por el carácter profesional de sus jugadores, pero España da la sorpresa y consigue empatar a uno con gol de Zaldúa, lo que obliga a un partido de desempate. En aquel, los transalpinos sí confirman los pronósticos y destrozaron al combinado español por un contundente 7-1.
No hubo participación española en el torneo de fútbol de los Juegos de Berlín de 1936, Londres de 1948, Helsinki de 1952, Melbourne de 1956, Roma de 1960, Tokio de 1964 y Munich de 1972. En México, en 1968, sí estuvo España, pero sin ningún jugador txuri urdin en la listam pues la Real apenas acababa de regresar a Primera tras el ascenso de Puertollano. Para ver a un nuevo realista en unos Juegos hubo que esperar hasta 1976. De la mano de Ladislao Kubala fueron dos a ese torneo disputado en Montreal, Luis Arconada y Santi Idígoras, que jugaron los dos partidos que disputó España en la primera fase (la retirada de Zambia dejó ese grupo con un equipo menos). Idígoras, de hecho, fue el autor del gol español en el primero de ellos y el único en todo el campeonato, aunque no sirvió para evitar la derrota ante Brasil por 2-1. La República Democrática de Alemania derrotó en el segundo encuentro a España por 1-0 y envío a la selección a casa a las primeras de cambio.

El siguiente olímpico txuri urdin fue Agustín Gajate, que vistió la camiseta de la selección española en los Juegos de Moscú, en 1980. El central, pilar defensivo junto a Kortabarria de la Real que fijó el récord de imbatibilidad en la Liga, jugó los tres partidos de España, tres empates (1-1 ante la República Democrática de Alemania y Argelia, 0-0 ante Siria) que no sirvieron para seguir adelante en la competición. La selección estuvo de nuevo ausente en la competición olímpica de fútbol en Los Ángeles en 1984 y Seul en 1988, y el carácter de anfitrión le devolvió una plaza en los Juegos que acogió Barcelona en 1992. España ganó el oro olímpico en esa cita, con una selección en la que no hubo ningún jugador de la Real pero sí dos futbolistas formados en Zubieta, Mikel Lasa y David Billabona, que entonces ya vestían respectivamente las camisetas de Real Madrid y Athletic de Bilbao.
Con el éxito de Barcelona en mente, España acudió a los Juegos de Atlanta en 1996 pensando en reeditar una medalla y con una selección cargada de estrellas como Raúl y De la Peña. Aunque ahora es inusual que el seleccionador nacional se haga cargo del combinado olímpico, Javier Clemente capitaneó aquel conjunto. Había dos jugadores de la Real, Agustín Aranzábal e Iñigo Idiákez. Javi De Pedro fue uno de los últimos descartados, aunque formó parte de la selección sub-21 que poco antes logró el subcampeonato de Europa. España pasó a los cuartos de final como segunda de grupo, por detrás de Francia, con la que empató a uno, y gracias a sus victorias 1-0 ante Arabia Saudí y 3-2 ante Australia. Pero en cuartos, Argentina vapuleó a España con un contundente 4-0 y se esfumaron las opciones de repetir medalla. Aranzabal, que tuvo la mala suerte de marcar en propia puerta el segundo gol argentino, jugó los cuatro partidos e Idiakez, que no partía como titular, se hizo con un puesto y disputó tres.

España volvió a las mieles del éxito y consiguió la medalla de plata en los Juegos de Sydney, celebrados en el año 2000. No había de nuevo realistas en aquel equipo, aunque dos de los 22 jugadores que formaron parte de la expedición, Tamudo y Jesuli, vistieron la camiseta txuri urdin más adelante. Hablando de estos realistas que lograron medalla sin estar vistiendo en aquel momento la camiseta txuri urdin, habría que recordar que Yaw, aquel futbolista ghanés que fichó Iriarte y que no llegó a triunfar, formaba parte de la selección que consiguió el bronce en Barcelona 1992. España no estuvo tampoco en Atenas 2004 ni en Pekín 2008, aunque estos últimos Juegos la Real estaba en Segunda División, lejos de poder aportar jugadores a la selección olímpica. Londres 2012 lleva de nuevo la camiseta de la Real a unos Juegos Olímpicos. Veremos si Iñigo Martínez se convierte en el quinto txuri urdin en poder lucir una medalla al cuello siendo jugador de la Real.

jueves, julio 19, 2012

Ambiciosa euforia

Hay signos de evidente euforia en el entorno de la Real. Y no seré yo quien les ponga freno. Creo sinceramente que hay motivos para que esta Real despegue por fin y se ilusione con cotas más altas, las mismas que no se han querido mirar en los dos últimos años. El hecho de que el bloque se mantenga, y, ojo, es el mismo bloque con el que el equipo subió a Primera División, es un motivo más para pensar que no andaba demasiado desencaminado al demostrar confianza en el equipo en las dos últimas pretemporadas. Pero ahora parece que esa confianza, esa ambición, se ha instalado en los aficionados y en los medios de comunicación que siguen la actualidad del equipo. Me alegro, porque eso significará que se acabaron las excusas. No nos engañemos, Europa no puede ser nunca una obligación para la Real. Pero renunciar a esa altura de miras es algo que tampoco le corresponde a un equipo como el nuestro. Aspirar a más es necesario. Y no lograr aquello a lo que se aspira no es necesariamente un fracaso. Entenderlo será la clave para que esa confianza dure toda la temporada.

El principal motivo de esta euforia ha sido el fichaje de Carlos Vela. Es evidente que no llega a la Real en las mejores condiciones contractuales, con la posibilidad de que el Arsenal pueda respescarlo en cada uno de sus cuatro años de estancia en Donostia por una cantidad no muy elevada (cuatro millones de euros, habiendo pagado tres por él) y teniendo que compartir con el club inglés los réditos de un hipotético traspaso futuro, pero creo que es obligado considerarlo como un rotundo éxito de Jokin Aperribay y Loren. Ya me gustó que hace un año tuvieran la altura de miras para incorporar a un jugador del Arsenal (y otro del Inter, aunque nos saliera rana), y ahora prolongo el aplauso para lograr, del que probablemente es el negociador más duro de toda Europa, lo que a los aficionados nos interesaba: tener a Vela con la camiseta txuri urdin el próximo año.

Pero hay otro mensaje del Consejo y de la Dirección Deportiva de la Real, implícito en los movimientos de este verano, que habría que tener en cuenta. Sólo habrá un jugador nuevo que proceda del exterior en el vestuario de Anoeta, Chory Castro. Uno. Y hay que exigirle como lo que es, un jugador que viene a mejorar lo que ofrece Zubieta. Pero la confianza en la propia cantera es absoluta, incluso en algún caso por encima del respaldo que obtienen algunos jugadores entre los aficionados (mis dudas están en el lateral izquierdo... pero también en el pivote defensivo si no se le da ese puesto a Illarramendi). Que la Real siga compitiendo en torno al bloque logró el ascenso habla muy bien de este equipo. Pero hay otra lectura que el vestuario empieza a estar ya obligado a hacer. Si tanto se confía en lo que produce Zubieta no es sólo por pura subsistencia. Es porque realmente se cree que estos jugadores pueden hacer grandes cosas. Es, por tanto, su hora.
Xabi Prieto, ahora ya capitán, no puede permitirse una temporada como la pasada. Illarramendi, si tiene suerte con las lesiones, tiene que demostrar que se equivoca quien le ha dejado en tierra privándole de los Juegos Olímpicos de Londres. Pardo no se puede conformar con que Montanier le dé unos minutos, tenga la edad que tenga. Zurutuza debe asumir el reto de aumentar sus cifras goleadoras. Iñigo Martínez, Mikel González y Ansotegi tienen que responder al mensaje de confianza que supone no fichar a nadie si se marcha Demidov. Elustondo no se puede conformar con "mejorar", sino que tiene que dar el paso adelante que pruebe que puede ser titular. Agirretxe tiene que fijarse como claro objetivo marcar más goles que la campaña pasada. Bravo debe dejar claro durante toda la temporada que es el portero titular de la selección chilena. Griezmann debe trasladar al campo el hecho de que ésta sea su primera pretemporada normal. Todos deben dar un golpe en la mesa. Todos deben ser conscientes de su responsabilidad y ser ambicioso.

De Montanier también cabría esperar la misma ambición. Y admito, nunca lo he ocultado, que ahí es donde más dudas tengo. En la segunda mitad del segundo partido amistoso de la pretemporada, el francés alineó a Xabi Prieto y Griezmann en el centro del campo, con Sarpong, Chory Castro y Agirretxe por delante. Sí, el rival era el Eibar, un Segunda B, pero la Real tiene tanta dinamita en el ataque (contando, desde luego, con Ifran y Llorente), que me parece un desperdicio esa máxima autoimpuesta la temporada pasada de cinco atacantes en la convocatoria t tres en el once titular. No es cuestión de suicidarse en el Camp Nou ya de inicio, sino de asumir que la Real tiene muchas posibilidades y, sobre todo, mucho más potencial futbolístico del que nos dejaron creer la pasada temporada. Lo malo es que hace un año en la pretemporada se vio a una Real paciente, de toque y largas posesiones, que desapareció nada más iniciarse la competición. Hay un precedente desilusionante.

Montanier se equivocaría si nos pone la zanahoria de una Real ofensiva o, al menos, diferente, y luego nos la arrebata. Sería bueno que Montanier se dejara contagiar un poco por la euforia que vivimos y explote lo que tiene, sin prejuicios ni corsés. No pretendo, desde luego, trasladar ya a esta temporada las razonadas críticas que le hice al técnico txuri urdin en el pasado ejercicio. Es una nueva temporada y empezamos de cero. Y Montanier lo tiene todo sobre la mesa, todo a favor, para que la frustrante sensación que se instaló en el ambiente durante su primer curso en la Real no se repita en el segundo. Lo tiene todo. Y eso es lo que hace que yo también me sume a esta ambiciosa euforia de estos días.

lunes, julio 09, 2012

Los retos de Montanier

Sobre lo que es, lo que puede llegar a ser y lo que le falta al equipo hay un consenso bastante extendido. En el otro extremo, la figura de Philippe Montanier sigue siendo lo más discutido en el entorno de la Real. Su primera temporada no fue nada fácil, estuvo al borde del despido, tuvo que anunciarse su continuidad al final de la Liga y muchos aficionados siguen sin tener claro que el francés pueda tener éxito en el banquillo txuri urdin. Lo cierto es que su primer año en la Real dejó suficientes elementos positivos, propiciados por él o ajenos a su gestión, como para que, puliendo los defectos, el resultado pueda ser bastante más ilusionante que el de su primera tentativa. Estos son los retos que tiene ante sí Montanier para lograr el objetivo de que la Liga 2012-2013 sea mejor que la anterior.

Una mejor defensa. Él mismo se ha puesto ese objetivo ya desde la primera rueda de prensa de la pretemporada. Y no le falta razón. Sobre todo porque no lo ha personalizado en los hombres que ocupan la retaguardia (la única línea en la que no habrá ninguna incorporación este verano), en muchos casos los más regulares de la pasada temporada. Pero la Real tiene un problema en ese sentido. El equipo de Montanier encajó menos goles que el de Lasarte, 52 contra 66, pero la sangría sigue ahí y urge frenarla. La Real no fue en la pasada Liga un equipo especialmente presionante y eso es algo que convendría cambiar, Montanier lo sabe y lo ha dicho, sobre todo si el técnico persiste en su predilección por un modelo de ataques rápidos y fulminantes, que se vería favorecido por robos de balón más cerca del área rival.

La posición de los centrocampistas. Una de las razones por las que el juego de la Real fue bastante impersonal la pasada temporada es que Montanier no terminó de encontrar un centro del campo que funcionara, y quizá en eso hizo más daño del que se piensa la infructuosa presencia de Mariga en la primera vuelta. Sí sacó rendimiento con Elustondo por detrás y Aranburu y Zurutuza por delante, pero ausente ya el capitán se abre un periodo de incógnitas. Montanier tiene que definir con claridad la posición que ocuparán en el campo Illarramendi, Pardo y Ros. Elustondo y Markel estarán detrás, Zurutuza delante. Pero los tres canteranos recién llegados tienen que tener un papel más definido. No tenerlo, además de las lesiones, lastró el año pasado a Illarra, que tan pronto defendía casi ejerciendo de tercer central como estaba obligado a llegar a la frontal del área rival. Montanier tendrá un problema adicional sobre esta cuestión si Illarra va finalmente a los Juegos Olímpicos, ya que no podrá trabajar con él en toda la pretemporada.

Gestión de los atacantes. Sin pensar en nombres, sólo el número ya obliga a Montanier a pensarse mucho la elección de sus tres atacantes. La pasada temporada, el francés anunció en varias ocasiones su máxima de convocar a cinco y jugar con tres, aunque la incumplió en bastantes ocasiones. Al final repartió la práctica totalidad de los minutos entre cuatro jugadores: Griezmann, Xabi Prieto, Vela y Agirretxe. Con la llegada de Chory Castro y si regresa Vela o se ficha otro jugador de vanguardia, como parece que sucederá, serán cinco los que tengan la etiqueta inicial de titular. La pasada temporada ya sorprendió que Xabi Prieto perdiera en varias ocasiones la titularidad. Esta temporada habría que añadir otro jugador más a la lista de damnificados y serían dos los que se quedarían fuera. El reparto de minutos que haga Montanier puede ser decisivo para tener un ataque sobresaliente.

Llorente e Ifrán. La situación anterior ya sería delicada sin Llorente e Ifrán, lo es mucho más porque de momento no parece que ninguno de los dos vaya a dejar el club. No es que haya dos fuera del once, es que en realidad serían cuatro y lo normal sería que tres vieran el partido desde la grada. Una papeleta muy difícil para hacer convocatorias y que la gente las entienda. Es evidente, por mucho que se utilicen eufemismos y buenas palabras, que a Montanier no le gusta ninguno de estos dos atacantes. También está claro que no van a mejorar mucho sus números sobre el terreno de juego en la próxima temporada. El club no quiere desprenderse de ellos y el entrenador no quiere utilizarlos en su equipo. Y ambos, además, cuentan con el cariño de la afición. Esto es mucho más que un reto para Montanier, es un problema de muy difícil solución pase lo que pase de aquí al comienzo de la Liga.

Los laterales. Quizá los que peor rendimiento dieron la pasada temporada en conjunto fueron los laterales, algo que no creo que pueda entenderse como casualidad sino como resultado de la acción general del equipo y su cuerpo técnico. Sólo Estrada se acercó a lo que se puede esperar de ellos. Carlos Martínez y De la Bella, los teóricos titulares a comienzos de la pasada temporada, estuvieron muy por debajo del nivel que pueden dar y Cadamuro no es lateral izquierdo. Puede jugar ahí como recurso de emergencia, Lasarte ya tuvo que poner en ambos costados a Mikel González por necesidad, pero es una cojera de la plantilla. No es cuestión de exigir a la dirección deportiva un fichaje en esa zona porque es evidente que no es fácil encontrar soluciones baratas y solventes, pero si se va a contar sólo con lo que se tiene ahora mismo sería bueno un trabajo específico para mejorar el rendimiento de los cuatro laterales. Hacen falta en defensa y en ataque.

La Copa. Si Montanier quiere que le tomen en serio, la Copa tiene que ser algo más que una fuente continua de decepciones. Hace pocos días se cumplieron 25 años de la final que dio su único título a la Real. Desde entonces, y excepción hecha del subcampeonato de 1988, todo han sido ridículos, a cada cual más vergonzoso. Montanier cosechó el suyo en la infame noche de Mallorca, pero curiosamente después de hacer historia eliminando a un equipo de Primera, el Granada, después de 23 años sin hacerlo. Un buen arranque copero, por mucho que al final la Real acabe eliminada, daría más confianza e ilusión de lo que casi todo el entorno de la Real es capaz de comprender después de 24 años de sinsabores inagotables.

Mayor papel del Sanse. No se trata de poner en cuestión la valentía de Montanier para poner a los jóvenes sobre el césped o de reevaluar su obcecación en no dar a Pardo la titularidad que se ganó. Pero sí resulta chocante que, teniendo buenas generaciones de potrillos, llevemos ya dos años sin que ninguno haya dado el salto después de comentar la temporada. Lasarte, en su segundo año, no subió a nadie y apenas dio minutos a un Illarramendi que ya había debutado con Lillo. Montanier contó desde el principio con Cadamuro, Iligo Martínez y el propio Pardo, que completó la pretemporada con el primer equipo, pero durante la temporada, incluso con bajas, se resistió a tirar del Sanse, lo que incluso dejó coja una convocatoria. Ros estuvo en dos listas pero no jugó. Loren ya habla de la necesidad de tomar decisiones con respecto a los laterales del Sanse y las ausencias por lesión de la pasada temporada ya invitaban a dar un paso adelante en otros puestos. Hay una mezcla de valentía y temor cuando, históricamente, pocas veces el Sanse ha fallado a la Real en una hora de necesidad.

La estrategia. El balón parado es una de las grandes asignaturas pendientes de la Real. El txuri urdin fue uno de los pocos equipos que el año pasado no marcó de falta directa, y el fichaje de Chory Castro puede ayudar a solucionar ese problema. En contra, Bravo vive un calvario con las faltas directas y es de los que más encaja. Al margen de los números, que no son especialmente elogiables, la sensación de que falta trabajo en los córners y faltas de estrategia, especialmente en ataque, está muy asentada y con razón. El poderío aéreo y la altura de nuestros centrales no se aprovechó para marcar ningún gol. Sólo Agirretxe y Elustondo culminaron con gol un córner. Urgen soluciones ahí.

martes, julio 03, 2012

Hemos vuelto

La Real ha sido madrugadora este año y ya ha vuelto a los entrenamientos. La foto de grupo del primer día, la imagen de las incorporaciones del equipo y la primera rueda de prensa del entrenador. Todos esos detalles son los que hacen que siempre, irremediablemente, se parta de cero cada verano. Las dudas de la temporada anterior forman parte ya del pasado, aun teniendo todavía a Philippe Montanier como comandante del barco en esta nueva travesía. El capitán es ya Xabi Prieto, aunque tanto los jugadores como los aficionados nos sintamos raros al ver una estampa del equipo sin la figura de Aranburu. A mediados de agosto todo empieza de nuevo, sin ataduras. No valen excusas ni viejas explicaciones. Ni siquiera los viejos temores. La Real 2012-2013 ya está en marcha y no tiene por qué repetir aciertos o errores de la Real 2011-2012.

Sin embargo, el pasado está ahí por algo y no se puede olvidar. Eso es lo que tienen que tener en cuenta la Real y sus responsables esta temporada. A muchos, entre los que me incluyo, nos costó entender la falta de ambición que se respiró durante la pasada Liga. La excusa estaba en la juventud del equipo y en la falta de experiencia con el grupo y en la Liga española de Montanier. Ya no valen esas excusas. El grupo tiene un año de experiencia en Primera División y sólo habrá en la plantilla un jugador que no haya debutado en la máxima categoría, Javi Ros (que tuvo, no lo olvidemos, su bautismo de fuego con el primer equipo hace ya tres años, por lo que algo sabrá acerca de qué va esto). ¿Y Montanier? En el técnico siguen puestas muchas miradas, y con razón.

En su primera rueda de prensa, el francés ha explicado que el reto es mejorar la pasada temporada. No me quito de encima la sensación de que está hablando más de cuestiones clasificatorias que de otras cosas que generaron más frustración en el último año que la propia tabla, pero aún así es cierto. Hay que mejorar. Hay que mejorar mucho y en muchos aspectos. La Real cuenta con una buena plantilla que hace que el mensaje de Xabi Prieto en la víspera, ejerciendo ya de capitán, me haya convencido muchísimo. Hay equipo para pelear por grandes objetivos. Con todos los defectos exhibidos desde el regreso a Primera y a pesar de que la permanencia ha sido el único objetivo que se ha permitido este equipo a sí mismo, Europa no ha estado en realidad tan lejos en ninguna de las dos campañas. Es hora de dar un paso al frente del que todos se hagan responsables. No darlo sería una profunda decepción.

Esa incógnita, en todo caso, planeará sobre el equipo hasta los dos primeros meses de competición. Será entonces cuando muchas dudas comiencen a resolverse. Y, a menos que el verano nos traiga movimientos, será entonces cuando sepamos si es verdad que Montanier cuenta con todos los jugadores de su plantilla. Llorente e Ifrán siguen estando en el centro del pensamiento del aficionado txuri urdin. Toda la temporada pasada, las vacaciones y la primera rueda de prensa del entrenador no han servido para aclarar en nada su futuro, más bien al contrario. Quizá ahora no se puede decir mucho más de lo que ha afirmado Montanier, que en pretemporada cuenta con todos y que ya veremos si hay salidas durante el verano, pero no me contenta esa incertidumbre. Hemos vuelto, pero el verano, por mucho que la Liga vaya a empezar antes que nunca, será largo para todos.