sábado, septiembre 29, 2012

REAL SOCIEDAD 2 - ATHLETIC 0 ...Y debieron caer más goles

La Real ganó el derbi por 2-0 y el marcador se quedó corto, muy corto, para plasmar lo que sucedió sobre el terreno de juego. Si había alguien preocupado (o esperanzado en el otro lado) por la ausencia de Bravo y la titularidad de Zubikarai, el Athletic no probó siquiera al guardameta txuri urdin. Lo que durante algún tramo del encuentro pudo ser un dominio alterno en el juego no se tradujo en absoluto ni en las ocasiones de gol ni en los disparos a puerta, que tuvieron solo un dueño: la Real Sociedad. No es que de repente la Real se haya convertido en una máquina de hacer fútbol, de hecho el partido reflejó durante muchos momentos los defectos más habituales de su juego y de su técnico, que sería un error obviar por el hecho de haber ganado el derbi, pero el peligro que llevan en sus botas los futbolistas realistas más ofensivos siempre invita a pensar en un desarrollo como el que ha tenido el partido de hoy. La Real tiene grandes jugadores y lo que resulta inverosímil es que se lancen mensajes tan conservadores y miedosos con lo que tiene este equipo. Y con lo que tenía en el banquillo. Y con lo que se dejó en la grada por uno u otro motivo. El derbi vuelve a ser txuri urdin. Con toda justicia y sin necesidad de que el árbitro colabore. Como tiene que ser.

Tal y como estaba previsto, la única novedad del equipo en su entramado defensivo estaba en la portería y por obligación. En el ataque, Montaneir se decantó por colocar a Griezmann en la izquierda, a Xabi Prieto por la derecha y a Agirretxe por el centro. Vela fue, en esta ocasión, quien ocupó el banquillo junto a, ojo, los otros dos fichajes realistas de este verano. Por otro lado, y no cabe pasarlo por alto, en el derbi vasco la Real jugó con diez jugadores de su cantera. Diez. Y ganó. Los del rival, que los cuenten otros que tan fácil tienen el elogio cuando el resultado es distinto. Montanier, en este encuentro, ha dado la primera señal de que sí puede aprender de sus errores, y eso es una buena noticia. En el derbi del año pasado se vio una Real al paso, sin intensidad, muy lejos de lo que exige un derbi. Hoy no. Hoy la intensidad desde el primer instante fue grande, notable, la única con la que se tendría que jugar un partido de fútbol pero mucho más en el caso de un derbi. Y solo eso, sin necesidad de poner mucho fútbol, ya da ventaja a la Real, porque es mejor equipo, insisto, de lo que mucha gente cree, incluso dentro de su vestuario.

Esa intensidad es la que permitió a la Real robar bastantes balones cerca del área de Iraizoz, en disposición de poner a prueba al portero del Athletic o de forzar algunas jugadas que acabaron en tarjeta para jugadores visitantes. Fue Griezmann quien más probó a Iraizoz en la primera parte, casi siempre descolgándose hacia el centro. Esa es, seguramente, la decisión más desacertada de Montanier en este partido, la de llevar al francés a la banda izquierda cuando sigue pidiendo a gritos la posición centrada en la que bordó el fútbol contra el Celta... y en la que acabó decidiendo también este derbi. Zurutuza e Illarramendi también probaron fortuna con disparos fuertes y Agirretxe de forma mucho menos inofensiva, encontrándose todos ellos al portero visitante. ¿Y el Athletic? Un par de disparos que no cogieron portería. Zubikarai se fue a los vestuarios sin estrenarse y la Real con la sensación de que el Athletic se empezaba a marchar vivo de un partido en el que el equipo txuri urdin tenía mucho más que decir.

A pesar del intenso y elogiable ritmo con el que jugó, en esa primera parte la Real evidenció algunos de los problemas que tiene en este arranque de campeonato, continuación del pasado ejercicio y todavía sin resolver. La estrategia sigue siendo un quebradero de cabeza importante. El Athletic no estuvo lejos de provocar peligro en los escasos saques de esquina de que dispuso, pero sobre todo en ataque se generaron más de una docena de córners sin generar la más mínima inquietud en la defensa bilbaína. También faltaba fútbol y salida desde atrás, imposible de conseguir con Markel como salida. Porque Markel no es un mal stopper en determinadas circunstancias, y hoy mismo lo enseñó, pero a veces parece que se le coloca en posición de tener que hacer más cosas que no domina. Por eso, el balón encontró salida por las bandas y con los constantes apoyos de Illarramendi, Zurutuza y Griezmann. Sigue quedando la duda de cuánto fútbol podría generar esta Real con un cuatro como Illarra, pero parece evidente que Montanier, salvo cambio radical u obligado, seguirá apostando por Markel y Elustondo para ese puesto.

En cualquier caso, y aunque más por empuje y ganas que por fútbol, al descanso ya merecía ir ganando la Real. La segunda mitad fue el fiel reflejo de tantos otros partidos del equipo de Montanier en Anoeta, mejorando bastante el nivel y sentenciando con bastante facilidad. ¿Por qué? Porque como ya hiciera hace un año, entonces sin la misma fortuna, en la segunda mitad metió una marcha más. La presión a los centrocampistas y a los defensas del Athletic fue un punto más fuerte y unos metros más arriba, los robos de balón ya directamente generaban ocasiones de gol. Griezmann centró totalmente su posición, dejando la banda izquierda como una autopista que De la Bella supo aprovechar posicionalmente aunque más de un centro se fuera bastante lejos de las zonas de remate. Xabi Prieto no terminó de arrancar, y en un partido como el de hoy podría haber forzado muchas más jugadas y alguna amarilla más, pero de sus botas nació la primera ocasión de la segunda parte, un magnífico centro que Agirretxe, en su peor partido de esta temporada, solo pudo rozar. Ahí ya se estaba viendo que el gol era cuestión de tiempo.

Bielsa ya se olía el final de la película e intentó poner remedio. Eso, por muy loco que se le considere, no se le puede reprochar. Primero, estuvo presto apagando el fuego que más claro parecía. Se olía una expulsión de los visitantes y Anoeta pidió la segunda tarjeta amarilla para Iturraspe. En la jugada siguiente fue sustituido por el técnico argentino, que metió a San José de mediocentro. A renglón seguido fue Illarramendi quien estuvo a punto de marcar después de una portentosa escapada, pero De Marcos le quitó el balón por detrás cuando ya encaraba a Iraizoz. Clos Gómez no señaló el claro córner, tan incomprensiblemente como había perdonado una amarilla a De Marcos tras una patada a Zurutuza pitando el final de la primera mitad en lugar de la falta. Bielsa hizo a continuación el segundo cambio, Ibai Gómez por Isma López. En aquel momento, casi había que darle las gracias por no meter a Llorente en el campo. Pero por mucho que moviera Bielsa, la Real se merecía todas las miradas en esos minutos. Todo lo estaba haciendo bien. El Athletic ni olía la pelota. No llegaba al campo contrario. Y la Real generaba peligro y se veía ambiciosa. El gol, sí, era cuestión de minutos.

Y llegó como tenía que llegar, lo cual es un gran motivo de satisfacción. En una jugada fulminante de las que tanto le gustan a la Real, con Griezmann descaradamente volcado hacia el centro, con la imprescindible colaboración de Zurutuza y con un espléndido movimiento de Agirretxe, que supo levantar la cabeza para ponerle el balón al francés. Incluso con un mal control, mantuvo la ventaja para disparar. Y aunque pasara desapercibido en la jugada, que Zurutuza mantuviera la carrera hacia la portería fue importante para que Gurpegi no pudiera despejar el disparo de Griezmann. El gol era un premio justo a la manifiesta superioridad de la Real. Y la ventaja en el marcador llegó porque la Real de Montanier estaba haciendo las cosas muy, muy bien. Que llegara el segundo volvía a ser cuestión de tiempo. Y llegó en una jugada bastante parecida a la del primer gol, de nuevo con disparo de Griezmann que sacó Iraizoz. El rechace cayó en pies de Xabi Prieto y su disparo lo sacó con una espléndida zamorana Amorebieta, un defensa sobrevaloradísimo que vio así la segunda tarjeta amarilla y sumó una nueva y justa expulsión a sus estadísticas, que debió ser por roja directa pero que el colegiado, cómodo, aprovechó que ya tenía una para mostrarle solo amarilla.

Vela, que acababa de entrar al campo en sustitución de Agirretxe y al que se vio antes de coger el balón dialogando con Xabi Prieto, hasta ahora lanzador de los penaltis de la Real, marcó desde los once metros, a pesar de que Iraizoz le adivinó el lado del lanzamiento. Antes de que llegara ese gol, Bielsa ya se había jugado el todo por el todo, poniendo en el campo a Llorente (al que secó por completo Mikel González completando su gran partido; hasta ahora, a mejor nivel incluso que Iñigo Martínez, y eso es digno de resaltarse) y agotando sus tres cambios. De nuevo un rival hacía todas sus sustituciones sin mediar lesiones antes de que Montanier hiciera siquiera la primera. Hoy se ha ganado y el detalle caerá en el olvido, pero es posible que más de uno se estuviera ya desgañitando en Anoeta o frente al televisor viendo que el partido se iba a ganar colocando a Griezmann en el centro y con un extremo zurdo de refresco. El segundo gol hacía incluso más justo el resultado del partido, pero parecía corto para los méritos de uno y otro. ¿Zubikarai? Lomejor, verle sonreír al final, porque no hizo falta que interviniera.

La Real hoy podría haber buscado un resultado más amplio, pero no lo hizo. Quedó claro que iba a ser otro de esos días, como por ejemplo el del Zaragoza de la temporada pasada, cuando el primer ataque txuri urdin desde el 2-0 se frustra por un toque frívolo de espuela de Vela, que sigue sin encontrar su mejor forma, como la pasada campaña. Supongo que no hay que decir qué habría pasado si es la Real la que afronta veinte minutos con diez jugadores y dos goles de desventaja en San Mamés. Esos detalles también hacen grande a un equipo y hoy es, de largo, en lo que más ha fallado la Real. Montanier contribuyó a esa sensación de conformismo con otro de esos cambios incomprensibles, que dejan frío al espectador y que seguro que llevan a más de un jugador a darle vueltas a la cabeza, en este caso, por ejemplo, a Javi Ros. El técnico francés retiró a Illarra, que se llevó una merecidísima ovación (como un espléndido Zurutuza cuando dejó su puesto a Chory Castro), para colocar a Cadamuro en el centro del campo y sumar otra nueva posición a su tránsito por el campo, que le han llevado ya a jugar de lateral y de extremo, pero no de central, que se supone que es su posición natural. Curioso, como poco.
De ahí al final apenas se generaron llegadas. Xabi Prieto forzó de cabeza la última intervención de Iraizoz, el único jugador del Athletic que estuvo al nivel que requiere la Primera División, pero ya estaba todo vendido por ambas partes. La Real explotó sus armas de una manera estupenda, pero incluso dejó la sensación de que puede hacerlo mejor. Illara y Griezmann estuvieron espléndidos sin necesidad de ocupar las demarcaciones que mejor se adecuan a sus características y a su momento de forma. Y se consiguió una brutal superioridad ante el Athletic sin que Agirretxe y Prieto dieran su mejor nivel, con Vela, Chory Castro y José Ángel (los tres fichajes de este verano) en el banquillo, con Ifrán y Pardo en la grada y con Bravo lesionado. La Real duerme en la sexta posición y yo sigo preguntándome por qué demonios hay que cortarle las alas a este equipo en lugar de explotar sus condiciones y permitir que se sueñe con las cotas que puede alcanzar. Lo de hoy no tendría que ser casualidad y, si se gestionan adecuadamente los recursos que tiene, podría ser la norma. Pensemos en ello, aunque solo sea cinco minutos. Y mientras tanto, a disfrutar de la supremacía en el derbi.

viernes, septiembre 28, 2012

PREVIA Real Sociedad - Athletic. Un derbi para curar heridas

Llega el derbi (sábado, 20.00 horas, Anoeta, Canal + Liga, Gol TV) y parece una cita perfecta para curar heridas en los dos bandos. En la Real son días de dudas por el pobre rendimiento del equipo fuera de casa, y Anoeta se configura como la mejor tabla de salvación para eliminarlas, aunque sea durante una semana y antes del siguiente reto como visitante. En el Athletic aún colean los casos de los jugadores que quisieron irse este verano, sobre todo el de Llorente porque no lo consiguió, y el irregular inicio de la temporada. No se nota satisfacción en ninguna de las dos casas y que el partido se juegue en Donosti parece colocar a la Real un papel de cierto favoritismo que no incomoda a priori a ninguno de los dos contendientes. Pero es un derbi y en un derbi los pronósticos saltan por los aires con tanta facilidad que no hace falta pronunciarlos. Lo que sí hace falta recordar es que los últimos tres derbis cayeron del lado bilbaíno, y los tres con polémica arbitral. También que la Real llegará con bajas y con Zubikarai debutando esta temporada en su portería.

Aun siendo un derbi, de lo que se va a hablar otra semana más antes del encuentro es de la lista de Philippe Montanier. Hay tres novedades y dos de ellas van a ser objeto de debate, sobre todo una. Pero la ausencia más importante es la de Claudio Bravo, lesionado esta semana y con un baja que se espera de al menos dos meses. Royo entra en la lista para ser el portero suplente. Y ahora vamos con la polémica. El regreso de Agirretxe provoca que Ifrán no esté entre los 18 convocados. Si no jugar la pasada semana ante el Levante no fue un mensaje suficientemente claro, el uruguayo ya sabe que no cuenta para Montanier y complica las explicaciones de por qué no se le buscó una salida en verano. La otra modificación también es controvertida. Carlos Martínez sale de la lista, en la que entró por primera vez hace una semana, y deja su lugar a Cadamuro. Puede que la situación del bravo lateral navarro tenga mucho que ver con la de Ifrán. Pardo y Elustondo son las dos bajas por lesión que tiene el equipo.

Zubikarai ocupará por primera vez en la temporada la portería de la Real y, salvo desgracia en forma de lesión o expulsión, así será durante bastantes semanas. No parece probable que Montanier haga cambios en la defensa, que sería de nuevo la formada por Estrada, Mikel González, Iñigo Martínez y De la Bella. La opción de ver de titular a José Ángel, habiendo sido la pasada semana el cambio más temprano que ha hecho Montanier por motivos técnicos desde que llegó al banquillo de la Real, parece menos factible, por lo que acompañará en la suplencia a Ansotegi y Cadamuro. Tampoco se atisban cambios en la línea media, donde repetirían Markel, Illarramendi y Zurutuza. Introducir a Ros o retrasar a Griezmann son opciones que es difícil saber si se las plantea Montanier. En el ataque, no hay una elección evidente. La lógica invita a pensar que jugarán Griezmann, Vela y Agirretxe, lo que dejaría en el banquillo a Xabi Prieto y sin disputar, al menos de salida, su partido 300 con la Real Sociedad. Del quinteto de atacantes convocados, el que menos posibilidades parece contar para entrar en el once es Chory Castro.

Ni Real ni Athletic han comenzado la temporada como les hubiera gustado. El equipo donostiarra ocupa la decimocuarta posición, la última de los conjuntos que tienen seis puntos a causa de la goleada sufrida en el Camp Nou (donde es, por cierto y de largo, el equipo que menos problemas ha opuesto al Barça en los cinco partidos que ha jugado ya en la presente temporada), a cuatro de la zona de descenso y a tres de la europea. El bilbaíno, el más goleado de Primera, es decimosexto con cinco puntos, uno más cerca de los puestos de peligro y uno más lejos de los europeos que su rival txuri urdin. La Real ha ganado sus dos partidos como local y el Athletic salió goleado del Calderón y empató a tres en Cornellá-El Prat. Los tres últimos derbis disputados, dos en San Mamés y uno en Anoeta, se fueron para Bilbao, y los tres con una clara incidencia de la actuación arbitral, lo que hará mirar con lupa a Clos Gómez. Desde su regreso a Primera, la Real sólo ganó el primero de los cuatro derbis disputados, todavía con Martín Lasarte en el banquillo, por 2-0. Y es que Montanier cuenta estos duelos por derrotas y Bielsa los suyos por victorias.

La estadística ofrece supremacía txuri urdin en los derbis jugados en San Sebastián, pero con mayoría de partidos en los que el Athletic ha puntuado. Se han jugado 66 de estos encuentros en la capital guipuzcoana, todos ellos en Primera División, y 32 acabaron con victoria de la Real, 15 con empate y 19 con triunfo visitante. La mayor goleada realista sigue siendo el 5-0 que se produjo dos veces, en las temporada 1976-1977 (con dos goles de Gaztelu, uno de ellos de penalti, otros dos de Satrústegui y uno de Zamora, en el inolvidable día de la ikurriña) y 1994-1995 (tres de Kodro, los últimos que marcó en la Real, y uno de De Pedro e Idiakez). Más rotundo es, para el Athletic, el 1-7 que logró en la Liga 1929-1930. En Anoeta se han jugado ya 16 derbis, con seis victorias para la Real, cuatro para el Athletic y seis empates. En los últimos diez enfrentamientos, desde que se rompió una racha de nueve temporadas en las que el equipo bilbaíno no fue capaz de ganar en San Sebastián, hay igualdad absoluta, con cuatro triunfos para cada equipo y dos empates.

La pasada temporada, la 2011-2012, el derbi en Anoeta fue una de las jornadas más decepcionantes de la Liga. En un incomprensible horario matinal que restó espectadores pero no el habitual ambiente, la Real de Montanier regaló al Athletic los primeros 45 minutos, jugando sin intensidad ni espíritu alguno de derbi. En la forma y en el fondo, el técnico txuri urdin se equivocó. En esa primera mitad, el Athletic se adelantó por medio de Llorente, en un comodísimo contraataque en el que Demidov se quedó solo defendiendo al delantero visitante. Que el marcador sólo fuera 0-1 al descanso fue la mejor noticia para los de Montanier. La Real sí salió en la segunda mitad dispuesta a jugar el derbi y arrolló al Athletic. Todavía con 0-1, Fernández Borbalán reincidió en sus arbitrajes perjudiciales para la Real en los derbis y dejó de señalar dos penaltis. Pese a todo, la Real empató con un espectacular disparo de Iñigo Martínez desde su propio campo, el gol del año, y pudo adelantarse con un lanzamiento de Griezmann que se estrelló en el palo. Pero a renglón seguido Llorente cogió la espalda a la defensa e hizo el 1-2 definitivo, dejando ya a la Real sin respuesta en el tiempo que quedaba para el final.

jueves, septiembre 27, 2012

El portero del ascenso

El puesto de portero en la Real siempre ha sido especial. Eso lo saben, o tendríamos que saberlo todos, incluso quienes no hayan vivido las épocas doradas del equipo txuri urdin en ese sentido. Y no hablo ya de Arconada, al que todos conocemos y reconocemos como el mejor guardameta realista de todos los tiempos y uno de los mejores que ha conocido el mundo del fútbol. Hablo, por ejemplo, de que la sombra de Arconada obligara a tantos porteros a emigrar, hablo de aquellos momentos en los que había cinco porteros de Zubieta ocupando la portería de otros tantos equipos de Primera División, hablo para los más jóvenes del año en el que Alberto tendría que haber disputado un Mundial, y para los más veteranos de Agustín e Ignacio Eizaguirre, padre e hijo. Hablo de la portería de la Real y de su importancia.

Creo que pocos aficionados de la Real dudarán de la capacidad de Claudio Bravo y de los méritos que ha acumulado para formar parte de esta historia. El chileno ha dejado estampas para el recuerdo, como aquellas paradas en el Calderón en el año del descenso, el gol de falta que le metió al Nastic en la temporada del ascenso o aquella prodigiosa intervención de palo a palo, ya de nuevo en Primera, contra el Espanyol. Solo por eso, por sus capacidades deportivas, su lesión es un golpe duro. Pero también afecta por el hecho de que la suya es es de las pocas voces que demuestran ambición fuera del vestuario y porque es uno de las más veteranas e influyentes dentro de él.

Sin embargo, su ausencia no me altera demasiado. A Zubikarai le persigue todavía la imagen del equipo en Mallorca, en la Copa del Rey, hace algo menos de un año. La secuencia en la que Chory Castro le roba la cartera por la espalda y da la puntilla a unos ocho minutos catastróficos que provocaron la más humillante eliminación de la Real en ese torneo en el que tantas decepciones ha cosechado en los últimos 25 años. Ese era Zubikarai, sí. Pero Eñaut es también el portero del ascenso. No deberíamos olvidarlo porque es una de esas historias que acabarán contándose con una sonrisa en la cara en algún documental que repase la historia de la Real dentro de diez, veinte o treinta años.

Zubikarai iba a ser el portero titular de la Real en su tercer año en Segunda. La intención del club, en graves problemas económicos, era la de vender tanto a Claudio Bravo como a Asier Riesgo para hacer caja y así se llegó a anunciar en rueda de prensa. Pero como el fútbol español ya empezaba a tiritar, y a pesar de el bajo precio de salida que puso la Real, ambos se quedaron en la plantilla txuri urdin. Eñaut pasó de ser el primer portero a ser el tercero. Del once titular al ostracismo silencioso de los entrenamientos. Riesgo jugó la Copa, y fue silbado por parte de la afición. Bravo jugaba la Liga. Hasta que se lesionó en Córdoba y Riesgo volvió a la portería. Pero este también cayó lesionado, en un entrenamiento, y Zubikarai pasó a ser el titular en los últimos siete partidos de la Liga, los encuentros en los que se iba a decidir el ascenso. No iba a jugar ni un minuto en aquella temporada y acabó disputando los más decisivos.

En los seis partidos en los que esa lucha por volver a Primera estaba viva, descontando el último que se jugó en Elche todavía de resaca, Eñaut sólo encajó tres goles, y dos de ellos llegaron desde el punto de penalti. Y, por encima de todo, hay que recordar que salvó la victoria con sus actuaciones ante el Villarreal B, tres puntos a veces ignorados pero muy decisivos para que el ascenso fuera una realidad. Gracias a aquellos partidos, siempre he tenido mucha confianza en Zubikarai. No es tan buen portero como Bravo pero es un sustituto de garantías. No me asusta la ausencia del chileno. Se notará en algunos aspectos, como el saque largo o el liderazgo sobre su defensa, pero no creo que acaben más balones dentro de la portería por el hecho de que Eñaut, y no Claudio, esté bajo palos. Bien haremos en recordar que el sábado, en el derbi, no va a jugar el suplente de Bravo. Va a jugar el portero del ascenso.

martes, septiembre 25, 2012

Tregua por derbi

La temporada ha empezado tal y como pensaba que iba a empezar y cada vez estoy más convencido de que terminará tal y como la he imaginado. No hay demasiados sorpresas para mí en este arranque liguero. Si acaso, el papel protagonista que ha adquirido Markel Bergara, con el que no contaba para nada y que arranco incluso antes de la lesión de Elustondo. Por lo demás, estas cinco jornadas de la segunda Real de Montanier desprenden las mismas sensaciones que las 38 de su primera temporada en el banquillo txuri urdin. Y serán las mismas de todas las que sigan teniéndole como entrenador de la Real, sean las 33 que faltan para el final de la Liga, menos si por algún avatar de la competición es cesado o más si se mejora, por mínimamente que sea, y es incluso renovado. Esta es la Real de Montanier y ya todos sabemos cómo es. Y en el fondo, aun con ganas de mantener muy vivo el espíritu crítico, me planteo si conseguimos algo dándole más vueltas a las evidentes flaquezas de su trabajo o las anheladas posibilidades de mejora que no van a llegar.

Es una situación que me entristece porque siento que la Real está en una posición inmejorable para hacer cosas importantes, con una plantilla que atesore enormes posibilidades y una edad en sus jugadores que hace pensar en un futuro dorado. Y por más cosas. No me gustó cómo llegó Aperribay a la Presidencia del club, pero ha conseguido cambiar radicalmente mi opinión sobre él. Lo ha hecho con su trabajo y con algunas decisiones valientes y de gran calado para la Real, cuestiones por las que no puedo más que aplaudirle, desde su política de renovaciones hasta la firmeza en la defensa de los derechos del club ante el chantaje de Mediapro. No comulgo con algunos movimientos de Loren, pero no sólo ha hecho algunas cosas bien, sino que este verano ha hecho un trabajo fantástico, fichando bien, barato y en los puestos en los que se veían carencias. Sólo le ha faltado para ser perfecto, y creo que no es culpa suya sino de la falta de sinceridad del entrenador, que Ifrán saliera cedido para no amargarle la vida al uruguayo otro año más. Pero el trabajo de ambos se ve entorpecido por la nula ambición de Montanier, ya dijo que no entendía la euforia de los aficionados y ahora vemos por qué, y los grandes agujeros negros en su labor.

Sin embargo, creo aconsejable que haya una tregua. Por mi parte, desde luego, ya está en vigor. No seré yo quien juzgue a lo largo de esta semana el trabajo del entrenador, ni sus métodos, ni sus deficiencias, ni sus entrenamientos, ni siquiera su convocatoria. No voy a ser quien desee una debacle de la Real el próximo sábado ni quien dé por buena una derrota (¡eso nunca y bajo ninguna circunstancia!) si con eso se consigue, que no creo que fuera el caso, el cese del entrenador. El motivo es más que evidente: llega el derbi. No entendería que Anoeta hiciera de Montanier el protagonista del derbi mientras haya un partido en juego. Porque con el balón en marcha y el marcador incierto, cuenta mucho más la Real que Montanier. Cuenta mucho más la necesidad de ganar al Athletic (por honor, por orgullo y por muchas más razones) que el desafecto que podamos sentir por el actual técnico txuri urdin. Cuenta más respetar el alma de la Real que hacer justicia con los méritos de su entrenador. No hablo de censurar las críticas, no. Hablo de posponerlas porque esta semana ya no van a tener ningún efecto más. Todos hemos dicho lo que teníamos que decir. Y ahora toca aferrarnos a los aspectos más emocionales de ser de la Real.

Como se ha hecho de los duelos contra el Barcelona y el Real Madrid partidos que no son de nuestra Liga, eso convierte el partido del sábado, independientemente de las opiniones que podamos tener cada de nosotros, en el más importante de la temporada. Afrontémoslo como tal. Sin concesiones al rival en forma de censura al rendimiento o al trabajo de los nuestros. Que las críticas, que no pueden ser nuevas porque los síntomas están ya muy enquistados, esperen unos días. Y juzguemos después del derbi. Incluso inmediatamente después en la forma en que sea necesaria para que quede claro el sentir de la afición. Yo seré el primero en entonar un "Montanier dimisión" si claudicamos en el derbi. Pero que el Athletic vuelva a tener miedo de Anoeta. Que sienta que está en un territorio hostil en el que no gustan sus operaciones para quitarnos jugadores de cualquier edad y condición. Que padezca las ansias de revancha, siempre deportiva, por el trato que recibió la afición en San Mamés la temporada pasada. Que comprenda que nuestros jugadores quieren vestir la camiseta txuri urdin y no la rojiblanca aunque la Real no pueda igualar los salarios que pagan al otro lado de la autopista. Y que acaben rendidos ante un equipo que puede y quiere ser mejor.

Una tregua por el derbi. Al menos de una semana. Montanier, ahí la tienes. Me cuesta, porque creo que el equipo lleva un camino equivocado y criticable, pero ahí la tienes. Haz lo que quieras, que yo hasta después de ver cómo sale el partido contra el Athletic ya no pienso abrir la boca para censurar nada de lo que hagas. Pero gana el maldito derbi, sin excusas, prepara de una vez al equipo para que sólo valga ganar, que los dos duelos contra los bilbaínos de la temporada pasada todavía me duelen en el corazón.

domingo, septiembre 23, 2012

LEVANTE 2 - REAL SOCIEDAD 1 El justo castigo a la mediocridad

La Real es un equipo insulso, triste y mediocre. El dolor que produce escribir una frase así viene motivado por algo más de un año de desilusiones continuas que hoy han culminado en Levante, sin que se atisben soluciones. Por ver cómo se escapan las opciones de un equipo que tiene muchísimas capacidades y que, al final, enseña muy poquito sobre el campo. Por tener un entrenador que no entiende el desarrollo de los partidos, que no dota a los suyos de las herramientas necesarias para ganar, que no explota los puntos fuertes de sus propios jugadores. Por jugar al fútbol sin alma, sin garra, sin espíritu, y pendiente únicamente de que alguna acción de mérito le permita sumar. Si un equipo tan mal preparado como éste ya consiguió terminar la pasada temporada con la permanencia y sin apuros, da mucha pena pensar hasta dónde podría llegar si se le diera rienda suelta. Pero la Real no entiende la faceta táctica de un partido como éste, pero mucho menos la anímica. Y eso, en un equipo que ha ganado tanto a lo largo de la historia precisamente por el ánimo y la fe que ponía sobre el campo, duele mucho más. Levante 2 - Real Sociedad 1. El justo castigo a la mediocridad. Verlo de otra manera me parece perder el tiempo y seguir sobreviviendo sin aprovechar el equipo que tenemos.

Montanier tiene la capacidad de escoger casi siempre las peores opciones para conformar sus onces iniciales. Y cuando no son las peores sí parecen al menos las que más malestar pueden provocar entre la afición y, probablemente y aunque no se diga, en el propio vestuario. Parece inconcebible que Montanier diga entre semana que tiene claro que el puesto de José Ángel es el de lateral para que en su siguiente partido le coloque de extremo. Ojo, por delante de Xabi Prieto, Chory Castro e Ifrán, que es evidente que no va a jugar en la Real mientras se mantenga este entrenador. Con Aguirretxe lesionado. En los momentos de enfado, es lícito que el aficionado pueda calificar decisiones así como auténticas tomaduras de pelo. Para mí, es la demostración de lo que se ve sin mucho análisis. Montanier no confía en José Ángel como lateral y da la sensación de que Cadamuro tendrá opciones ahí antes que el ex de la Roma. Montanier no confía en Ifrán, y Nanizayamo tiene más opciones de jugar que el uruguayo. Montanier no confía en Illarramendi de 4, y prefiere a un Markel sobrepasado antes que al internacional sub-21. Y Montanier confía más en ideas peregrinas que en cosas que, como se ha confirmado en los últimos años, sí pueden funcionar.

Habrá quien entienda que la Real ha hecho un buen partido contra el Levante durante los primeros 60 minutos. No comparto esa apreciación, y la veo condicionada por el marcador de 0-1 en esos momentos. Es cierto que se hicieron algunas cosas bien, pero considero más decisivos los deméritos del Levante que los méritos de la Real. Y, una vez más, fueron más cuantiosos los desaciertos ya desde la caseta. Montanier es quien ha descubierto la mejor posición para Griezmann, al menos ahora mismo. Bordó el fútbol ante el Celta jugando por detrás de la línea de tres atacantes, continuando una buena tendencia iniciada en la pretemporada. Pues bien, no ha vuelto a ocupar ese puesto desde entonces. Hoy se le ha abandonado a su suerte como falso 9, eso que tanto le gusta al entrenador francés y que no sé si ha ofrecido alguna victoria para la Real en su etapa. Derrotas, desde luego, unas cuantas. Como la de hoy. El centro del campo de la Real tampoco era capaz de generar fútbol. Con Markel cerrando y obligando a Illarramendi a jugar de espaldas, la única salida clara del balón es cuando Zurutuza consigue zafarse de su par. Lo consiguió en algunas ocasiones, dando una ficticia sensación de fluidez en el centro del campo.

El cansancio del Levante, que el jueves había jugado el primer partido de su historia en Europa, tendría que haber sido un factor decisivo en el partido. La Real estaba más que obligada a imponer un ritmo alto de juego, lo había dicho incluso Xabi Prieto durante la semana. Y eso no se produjo. La Real optó por jugar con calma. Se encontró, además de con los problemas mencionados, con el escollo de la desconexión absoluta entre sus dos laterales izquierdos, desubicado uno de ellos, con que el derecho no subía nunca y con que Griezmann era imposible que cazara un balón. ¿Qué le quedaba a la Real? Lo primero, defender bien. Y eso se hizo durante la primera mitad, mientras el equipo mantuvo la estructura sin problemas. Lo segundo, esperar una individualidad. Y eso también sucedió. El golazo que marca Zurutuza no es producto del trabajo en Zubieta. No es una jugada preparada. No es una marca de identidad de la Real. Es un chispazo aislado de uno de los muchos jugadores de calidad que tiene. Y eso, a veces, basta para ganar partidos. Bastó hace una semana contra el Zaragoza, con las dos apariciones de Vela, y durante muchos minutos dio la sensación de que podía bastar ante el Levante.

La impresión era que el Levante sí arrastraba cansancio del jueves. Al menos durante la primera mitad. Por eso, la Real gozó de un par de ocasiones más, las dos en las botas de Vela, una de ellas de disparo desde fuera del área y la otra culminando una buena combinación con Griezmann. Esa combinación no llegó sola. Durante un par de minutos, dio la sensación de que la Real quería jugar así. Y durante ese par de minutos se atisbó la Real que podría ser y no la que consigue exprimir Montanier. En la primera mitad, el Levante no contrapuso prácticamente nada al control que tenía la Real sobre el partido y Bravo fue casi un espectador más. Después de unos primeros 45 minutos bastante insulsos, la derrota de la Real comenzó a gestarse en el descanso. El mensaje de Montanier es siempre el mismo. Esperar y contragolpear. Sin cambios. El del equipo rival casi siempre es el opuesto, jugar y atacar con todas las armas posibles, incluyo los jugadores de su banquillo. Pero, claro, para eso hay que confiar en ellos y es evidente que del técnico txuri urdin no lo hace en muchos de los que convoca de relleno. Juan Ignacio Martínez hizo un cambio clave, haciendo debutar a Martins. Montanier uno obligado y de carril, Chory Castro por José Ángel.

Viendo que el Levante no regresó de vestuarios mordiendo, no entenderé nunca por qué la Real no se lanza a machacar partidos como el de hoy. Cada aficionado tendrá sus propias fórmulas con las que crea que se podría haber asediado al Levante, pero no creo que haya muchos que compartan las de Montanier, que no pasan más que por esperar a ver qué pasa. Y lo que pasó es que el Levante aprovechó el cambio. Con una participación de Barkero mucho más activa, Martins se convirtió en un quebradero de cabeza para la defensa, que paulatinamente se fue quedando sin apoyo del centro del campo. Martins marcó en dos ocasiones anuladas por clarísimas posiciones de fuera de juego (por cierto, a Vela se le anuló un gol por la misma causa que la retransmisión televisiva no se dignó a aclarar con una repetición). Entre ambas, llegó el empate. Y llegó de una forma que tiene que dar mucha rabia. Iñigo Martínez mete el pie muy tarde para despejar un centro desde la banda izquierda y acaba golepando a El Zhar. El penalti parece bastante claro. Y Barkero, un lanzador magnífico, no falló, a pesar de que Bravo le adivinó la dirección del disparo. Siendo sinceros, se veía venir. Y desde el empate, se veía venir que iba a llegar la derrota.

Al final llegó y en un minuto ya doloroso. Llegó por varias razones. La primera, una nueva gestión lamentable del partido por parte del entrenador. Se está convirtiendo en una costumbre que el rival agote sus tres sustituciones antes de que Montanier quiera usar ese recursos para ganar un partido. No vio que el centro del campo estaba destrozado y que Markel estaba cada vez más lejos de los centrales. Por eso, cuando en el minuto 85 Martins recibió el balón en largo que acabó siendo el 2-1 definitivo, los centrales estaban vendidos ante su velocidad. No sólo no puso soluciones al problema, sino que tampoco detuvo el partido cuando podría haber servido para algo. El técnico txuri urdin volvió a sustituir a Illarramendi, que no ha jugado de 4 ni un solo minuto en esta temporada, y colocó a Ros junto a Markel. Dio la impresión de que no han entrenado juntos nunca y eso es responsabilidad del técnico mucho más que de los jugadores. Griezmann aguantó hasta el final como delantero centro, y eso que, dio la impresión de que por iniciativa propia, retrocedió en dos jugadas hasta una posición más central y generó peligro. Xabi Prieto entró al campo por Zurutuza para actuar por el centro, sin que se sepa muy bien qué pretendía ya Montanier con su introducción en el campo.

La idea parece que era la de mantener el empate. Curioso. La Real estaba siendo físicamente sobrepasada por el Levante y jugar al empate en esas circunstancias sólo se puede hacer con un cerrojazo o con la famosa táctica del murciélago, la de colgar a todos sus jugadores del larguero. Algo de responsabilidad tendrá el entrenador en que la Real estuviera físicamente diez o doce puntos más bajo que un rival que ha jugado hace tres días. Con la idea de empatar, hubiera sido hasta más entendible la entrada en el campo de Ansotegi. Habría sido un cambio cobarde, pero con más sentido. Montanier cambia piezas y desubica a sus jugadores. Illarramendi, José Ángel, Griezmann, Xabi Prieto... Todos ellos juegan lejos de donde pueden hacer daño. Y el desconcierto que crece partido a partido, minuto a minuto, lo palpan los rivales. El empate sirvió para que el público del Ciutat de Valencia, con una pobre entrada, lanzara al Levante hasta el infinito. La Real, dirigida con mensajes de mediocridad, se achicó en idéntica proporción. Y así, insisto, la derrota no sólo es la opción más probable sino también el castigo más justo.

En la Real falla lo táctico, porque es difícil saber a qué juega este equipo incluso cuando el marcador le sonríe. Falla lo técnico, porque cuando se ve sobrepasado hay errores incluso en pases muy sencillos. Falla lo estratégico, porque hoy se dispuso de muchos córners y de unas cuantas faltas laterales sin llegar a rematar ninguna de esas jugadas, cambiando sin motivo de formas de lanzar e incluso de lanzadores (incluso José Ángel botó hoy una falta sobre el área rival). Y falla lo anímico, porque no hay otra forma de asimilar los patéticos resultados de la Real lejos de su estadio. Aunque se ganen partidos de vez en cuando, todo eso falla. Parte de culpa, evidentemente, la tienen los jugadores, que, por cierto, también la suelen tener de los chispazos de calidad que dan puntos. Pero es verdad que muchos de los que tendrían que dar un paso adelante, no lo están dando. Pero el entrenador tiene la capacidad de corregir todos esos fallos, fallos que llevan presentes en la Real de Montanier desde que éste aterrizó en San Sebastián. Y no corrige los fallos porque no los ve. Hoy salió razonablemente contento del Ciutat de Valencia, como dio a entender en la rueda de prensa posterior al partido. Y si lo de hoy es para que salga razonablemente contento, es imposible que lo mejore. Un año más, miedo al derbi. Y no precisamente por el rival.

sábado, septiembre 22, 2012

PREVIA Levante - Real Sociedad. Buscando solvencia a domicilio

Tercer encuentro lejos de Anoeta de la temporada (sábado, 16.00 horas, Ciutat de Valencia, Canal + Liga y Gol TV) y tercera tentativa de encontrar la solvencia a domicilio que este equipo que dirige Philippe Montanier no termina de encontrar. Sus dos primeras salidas fueron dos jarros de agua fría sobre la ilusión realista y el motivo de que, con dos victorias en casa y como tercer mejor equipo local de 2012 (sólo por detrás de los todopoderosos Real Madrid y Barcelona), la satisfacción no pueda ser completa en este arranque liguero. Montanier afronta un partido difícil, uno más, porque casi no se ha hablado del rival. Sólo de polémicas. Que si su convocatoria con dos canteranos que no son titulares en el Sanse, que si la situación de Ifrán, de Carlos Martínez o de José Ángel, que si la posición de Illarramendi en el campo. Casi todo son insatisfacciones y el alcance de todas estas cuestiones depende, una semana más, de la lógica que encierren las decisiones del entrenador y del comportamiento del equipo sobre el terreno de juego.

Después de las sorpresas que deparó la lista de hace una semana, Montanier ha confeccionado una convocatoria más previsible, gracias a que se ha reducido considerablemente la lista de bajas. Agirretxe finalmente no ha podido llegar al partido, como tampoco Elustondo, Cadamuro y Rubén Pardo. La mayoría de ellos estaría listo previsiblemente para el derbi. El resto de los tocados y ausentes en las últimas semanas sí están a disposición del entrenador francés, con lo que esta semana no habrá ningún jugador del Sanse en la lista y viajan los 18 profesionales disponibles. Las novedades son las de Xabi Prieto, que no pudo jugar contra el Zaragoza; Chory Castro, que no saltaba al campo desde la primera jornada en el Camp Nou; y Carlos Martínez, que entra en la primera convocatoria en la temporada. Su inclusión llega después de que se haya rumoreado la existencia de malestar en el vestuario por su ausencia la pasada semana, cuando Montanier sólo tenía 16 jugadores más del primer equipo.

A la espera de saber cómo pretende usar Montanier a los que regresan a la lista, sabiendo que no le convence la titularidad de quien lleva tiempo inactivo, es difícil saber cuál será el once que presente el técnico txuri urdin. Es seguro que Bravo será el portero y que Mikel González e Iñigo Martínez serán los centrales. Lo normal es que Estrada se mantenga en la derecha y la pugna en la izquierda se mantiene con ventaja de De la Bella con respecto a José Ángel. Si Montanier continúa con la apuesta de las últimas jornadas, Markel Bergara actuará de cuatro, y lo normal es que repita lo que ya sacó ante el Zaragoza y Zurutuza e Illarramendi actúen por delante de él. La ausencia forzosa de Agirretxe, que no tenía asegurado un puesto en el once por la querencia de Montanier a actuar sin nueve fuera de casa, abre la lista de posibilidades en el ataque. Griezmann y Vela parecen seguros. Xabi Prieto, Chory Castro e Ifrán se juegan la plaza restante. Zubikarai, Ansotegi y Ros completan el grupo que se desplaza Valencia.

La Real es mucho más que el número de puntos que marca su clasificación y la polémica semana que hemos vivido durante la última semana no hace más que demostrarlo. El equipo txuri urdin es décimo con seis puntos, sólo uno por debajo de la zona europea, que ahora mismo marca el Rayo, y cuatro por encima de la zona de descenso. Pero Montanier ha escuchado muchas críticas. Su polémica decisión de incluir a Nanizayamo en la convocatoria para recibir al Zaragoza excluyendo a Carlos Martínez o demostrar semana tras semana que no confía en jugadores como José Ángel o Ifrán pueden ser problemas enquistados si el equipo no responde lejos de Anoeta o si acaba fallando en su estadio, fortín hasta ahora. Fuera van dos partidos y dos derrotas con muy mala imagen en ambos, y no se vence desde el 0-1 en Valencia del 14 de enero. El Levante es decimocuarto con cuatro puntos y de sus dos partidos en casa ha empatado el primero, 1-1 contra el Atlético de Madrid, y ha ganado el segundo, 3-2 ante el Espanyol. Arrastrará más cansancio que la Real, pues el jueves debutó en la Europa League con victoria, aunque esos argumentos suelen volvérsele en contra al equipo txuri urdin.

El campo del Levante es uno de esos lugares de prolongado gafe para la Real. En Primera División, sus visitas se cuentan por derrotas. El conjunto txuri urdin ha caído derrotado en las cuatro veces que ha jugado allí en la máxima categoría. El 2-0 de la temporada 2006-2007, la del descenso a Segunda, es la derrota más clara que ha encajado, aunque también el único partido jugado en aquel campo en el que no ha conseguido marcar al menos un gol. En Segunda, la estadística es mucho más favorable para el equipo txuri urdin. De los cinco encuentros jugados, tres fueron victorias de la Real y dos derrotas. El 0-3 de la temporada 1939-1940, con dos goles de Terán y uno de Inciarte, es la victoria realista más contundente. El 4-0 de la 46-47, la mayor goleada del Levante, que ganó 1-0 en la temporada 2009-2010, el último encuentro jugado en esa categoría. La última victoria es el 0-2 de la 2008-2009, con goles de Agirretxe y Xabi Prieto. El empate es, por tanto, un resultado que nunca se ha dado en un Levante - Real Sociedad de Liga, sea cual fuere la división en que se jugó.

El último duelo entre ambos equipos, el de la temporada 2011-2012, fue bastante atípico. El Levante llegó a esa novena jornada como líder y la Real ocupaba la decimoquinta posición en la tabla, arrastrando ya cuatro jornadas consecutivas sin conocer la victoria. A pesar del tono depresivo con el que llegó al encuentro el equipo de Montanier, la Real salió con contundencia y arrollando. A los cuatro minutos, y con todo merecimiento, ya ganaba con gol de Estrada. El primer disparo del Levante no llegó hasta dos minutos antes del descanso, y Bravo lo detuvo. El partido estaba para ganarse con más ventaja, e Iñigo Martínez mandó el balón al larguero al final de la primera mitad. En la segunda, y en solo cinco minutos, el Levante se puso 2-1 sin merecerlo y sin enterarse, con un afortunado gol de Nano y otro de Valdo. La Real le echó casta y empató en el minuto 86, con un gran disparo de Iñigo Martínez tras el rechace de un corner. Llorente tuvo el gol de la victoria en el descuento, pero en la jugada siguiente, una falta lejana se convirtió en un injusto e inverosímil 3-2, convertida por Rubén Suárez, que no llevaba ni diez minutos en el campo. Muy inmerecida, pero otra derrota más.

domingo, septiembre 16, 2012

REAL SOCIEDAD 2 - ZARAGOZA 0. Un partido infumable también puede dar tres puntos

Jugar un partido infumable también puede dar tres puntos. Philippe Montanier ha conseguido que su Real demuestre la certeza de esa teoría en un encuentro aburridísimo contra un Zaragoza igualmente infame, al que ha derrotado con dos goles a balón parado, el primero en un córner y el segundo de penalti. Y muy poquito más de un equipo que sigue sin dar más señales de vida que la que le dan de vez en cuando los goles. El fútbol no forma parte de su imaginario, quizá sea hora de dejar de exigírselo a pesar de que muchos creemos que lo tiene, y Montanier, una semana más, ha dejado claro que no conoce a su plantilla y que no da con las fórmulas para sacarle el mayor rendimiento, ni en grupo ni individualmente. Y eso sin tener en cuenta la incomprensible jugada con Fuchs y Nanizayamo, dos jugadores suplentes del Sanse que hoy estuvieron más cerca de jugar en el primer equipo que cualquier canterano que se lo haya currado durante el algo más de un año que lleva el técnico francés en el banquillo de Anoeta. Si este partido lo gana el Zaragoza con un rebote raro, la pitada en Anoeta habría sido inevitable. El 2-0 permite a Montanier salir indemne una semana más.

No había muchas dudas en el once de Montanier, las bajas no le daban demasiado margen, pero las pocas decisiones que tenía que tomar le han colocado, de nuevo, en la posición que esperaban los más críticos con la labor del francés. José Ángel sigue sin tener hueco en su once, y cuando lo encuentra en alguna segunda parte es para jugar de extremo, una posición que no es la suya. Algo que ha dicho, por cierto. Markel fue titular, como lo ha sido en todos los partidos de esta temporada y sin que en realidad sepamos qué está aportando al juego del equipo más allá de la irremediable tarjeta amarilla, porque ya lleva tres en cuarto partidos y está muy cerca de la suspensión. Illarramendi, por tanto, vuelve a jugar una semana más en una posición que no es la suya y su rendimiento sigue lejos del que podría dar, y de hecho dio en la selección sub-21. Y también lo ha dicho, por cierto. Lo único que hizo con sentido común Montanier fue dar ya la titularidad a Iñigo Martínez, algo que el equipo notó para bien, siendo éste el primer partido de la temporada en el que su portería acaba a cero.

Decir que en la primera parte se jugó al fútbol es ser demasiado benevolente con los dos equipos. A Manolo Jiménez le disgustó especialmente la actuación de su equipo la pasada temporada en Anoeta, cuando perdió por 3-0, y tenía claro que hoy no quería salir goleado de San Sebastián. ¿Y qué hizo? Acumular jugadores en el centro del campo y adelantar la línea de presión. ¿La respuesta de la Real para contrarrestar ese esquema de juego? Ninguna. Cabezazos contra el muro con un sistema inalterable y unas soluciones inexistentes. A menos que tenga una ayuda importante, de al menos un doble pivote, Markel no es un jugador capaz de sacar el balón jugado y fueron incontables los pases que dio a los centrales y a los laterales, en un rondo defensivo que parecía eterno. Lo era, entre otras cosas, porque el Zaragoza acababa ahí su presión. Su objetivo no era robar el balón, ni siquiera provocar balones largos de la Real, sino que el equipo txuri urdin no fuera capaz de salir con el balón jugado. Ese objetivo lo consiguió con creces porque Zurutuza, después de tanto tiempo sin jugar, no estuvo tan participativo ni cubrió tanto terreno como en él es habitual.

En los primeros 45 minutos, sólo hubo dos ocasiones de auténtico peligro. La primera, del Zaragoza. Postiga enganchó un fuerte disparo, pero Bravo respondió con gran seguridad. La segunda fue de la Real, en una de las poquísimas (y anheladas, y necesarias) subidas por la banda de De la Bella, que metió un buen balón en el área para que Griezmann enganchara un fuerte disparo al que le faltó colocación pero que demostró que, hoy por hoy, las mejores posiciones para el francés son las más centradas. Roberto también estuvo seguro para desbaratar esta acción de peligro, como no lo estuvo en un centro chut anterior de De la Bella, la otra incursión medio reseñable de esa primera mitad. Y ya. Puede que esa sensación de que la Real no era capaz de hacer nada, ni trenzar jugadas, ni sacar el balón, ni conectar con sus atacantes, es lo que diera cierta ventaja a los puntos al Zaragoza. Pero lo cierto es que el partido fue, en ese primer acto, infame, un merecido 0-0 en el que ninguno de los dos se ganó el premio que supone un gol. El comienzo de la segunda mitad no fue demasiado halagüeño y daba la sensación de que el partido iba camino del 0-0, del hastío más insoportable e incluso de la reprimenda de Anoeta, que sonó más frío que nunca, acorde sin duda al tono del partido.

Pero sin que hubiera pasado realmente nada, la Real se puso por delante. Y lo hizo de una manera sorprendente, viendo su escasa preparación en las jugadas de estrategia: en un córner. Un córner, por cierto, sacado de la forma más clásica posible. Con dos jugadores en la banda amagando para sacar un gilicórner, Vela puso el balón en la frontal del área pequeña. La pequeña duda de Roberto en la salida que finalmente no efectuó le doy toda la ventaja del mundo a Iñigo Martínez, que celebró su reaparición en la Real con su primer gol de la temporada. Los córners, así. Y seguro que Agirretxe, Iñigo o Mikel González enganchan más de uno. Seis minutos después, el partido se acabó de la misma forma, sin que hubiera pasado nada. Vela se internó en el área y Paredes, en una acción absolutamente incomprensible pero lógica en un jugador que piensa siempre antes en la falta que en el robo, le derribó por detrás. Es el tercer penalti consecutivo que le pitan a favor a la Real sin que Xabi Prieto esté en el campo, pero esta vez la historia tuvo final feliz. Vela fue el encargado de lanzarlo y lo hizo con una seguridad aplastante. Primero tumbó a Roberto y después colocó suavamente el balón a la derecha del portería, sin necesidad de hacer un disparo fuerte ni colocado.

El 2-0 era un premio casi imposible de creer ante los escasísimos méritos futbolísticos del equipo dirigido por Montanier. Obviamente, el Zaragoza tampoco mereció nada y podrá alegar que el 2-0 era demasiado duro con su trabajo. Jiménez intentó variar el rumbo del partido con sus cambios, uno doble nada más encajar el segundo gol y el tercero antes de la media hora. Montanier optó por el camino habitual. Decir a los suyos que buscaran el contragolpe y retrasar lo indecible las sustituciones, sin que nadie sigue sin entender el motivo para hacerlo. Y realizó una demostración más de lo que cualquiera puede ver. Montanier no cree tener una plantilla de 22 jugadores porque hay unos cuantos en los que no confía y a los que no sacará salvo, como hoy, para cubrir el expediente o perder tiempo. La convocatoria de Fuchs y Nanizayamo iba en esa línea. No iban a jugar, así que mejor que fueran efectivos que no cuentan tampoco en el Sanse y no interferir en el filial. Ifrán y José Ángel no van a estar en la primera línea en ningún momento de la temporada, salvo que haya alguna rotura de menisco de por medio. Y Ros va a jugar lo que Pardo el año pasado o puede que incluso menos. La prueba está en que los cambios comenzaron  en el minuto 78, más tarde que nunca y después de que el Zaragoza hiciera sus tres relevos.

Vela se entonó un poco tras el gol y mejoró su nefasta primera parte. Griezmann dio tímidas muestras de peligro. Los centrales estuvieron a buen nivel. Illarra, aún fuera de sitio, ofreció síntomas de que podría ser un jugador mucho más importante, como Ros en esos escasos diez minutos. Un poco de la pelea de Agirretxe se puede salvar. Y para de contar. Con eso, sólo con eso, la Real ganó tres puntos. La sensación fue paupérrima. Con matices diferentes, igual que en Barcelona. Igual que en Mallorca. Montanier sigue ahondando en defectos que tienen que ver con la gestión de la plantilla y con el conocimiento de sus jugadores, y sin influencia alguna en los partidos, ni tácticamente ni con los cambios. Lo positivo es que, con sensaciones tristes y escasísimas, la Real suma seis puntos. Y queda la molesta sensación de que Montanier no entiende a los realistas, para quienes su escudo está siempre por encima de todo, y parece que piensa que hay gente a la que le incomoda que su Real gane. "Es raro", dijo el técnico cuando un periodista le felicitó por la victoria. Como los malos árbitros están pendientes de lo que sucede en la banda y no en el rectángulo de juego, Montanier parece más pendiente de los debates externos que de sacar lo mejor de su equipo. Y a pesar de eso, seis puntos. Qué cosas.

sábado, septiembre 15, 2012

PREVIA Real Sociedad - Zaragoza. Probando la fiabilidad de la plantilla... y la confianza en el Sanse

La cuarta jornada de Liga va a poner a prueba la fiabilidad de la plantilla (domingo, 19.50 horas, Anora, Cnal + Liga y Gol TV). Un número bastante elevado de bajas, agudizado por la inesperada batalla que tuvo que librar el equipo en Pamplona, obligará a Montanier a poner un once que nada tiene que ver con el que comenzó la Liga. Será un buen test para saber qué soluciones busca el entrenador francés ante la ausencia de determinados jugadores. Después de un fin de semana sin Liga, hay ganas de comprobar cómo se ha recuperado el equipo de la triste derrota en Mallorca. Pero los partidos internacionales también dejan otro punto de interés, y es saber dónde jugará Illarramendi tras su exhibición con la selección española sub-21. También hay que prestar atención a si Montanier pretende dar la oportunidad, por primera vez, a un jugador del Sanse que no haya hecho la pretemporada con él. Y todo ello con un Zaragoza que ya ha ganado su único partido como visitante.

Esta semana las bajas convierten la convocatoria de Montanier en una lista muy novedosa y con cierto e inevitable aire de polémica o, al menos, de debate. De los 22 jugadores de la primera plantilla, el técnico francés sólo cuenta con 17 y uno, Carlos Martínez, se ha quedado fuera una semana más por motivos técnicos. Parece ahora mismo el quinto lateral de la plantilla, contando con que Cadamuro pueda tener más opciones que él en ese puesto. A las ya conocidas ausencias del mencionado Cadamuro, Elustondo y Chory Castro se suman Rubén Pardo y Xabi Prieto, víctimas del ¿amistoso? contra Osasuna de hace unos días. Con esa situación, hay dos situaciones más a destacar. Por un lado, el regreso a la lista de Zurutuza, que viajó a Mallorca pero fue el descartado de una lista de 19 y tendrá así su primera oportunidad de la temporada. Por otro, y es un tema que ha generado polémica y del que seguramente se seguirá hablando la próxima semana, porque Montanier incluye por primera vez desde que es técnico de la Real a dos jugadores del Sanse, el centrocampista Fuchs y el delantero Nanizayamo.

Si Montanier opta por la vía más previsible, la alineación parece bastante clara. Bravo estará en la portería. Estrada en la derecha y Mikel González en el centro son seguros. Lo normal es que Iñigo Martínez sea titular por primera vez en la temporada, después de haber jugado con la selección sub-21 tras su lesión. Menos claro está el inquilino de la banda izquierda, puesto que se juegan el hasta ahora titular De la Bella y el inédito en ese puesto José Ángel. A pesar del gran partido de Illarramendi con la selección sub-21 jugando de cuatro, es de suponer que Montanier insistirá en su apuesta por Markel. Illarra estará delante con Zurutuza, que debutaría como Iñigo en la presenta temporada. La falta de efectivos en ataque hará que Griezmann vuelva a la banda izquierda, presumiblemente con Vela por la derecha y Agirretxe en punta. Montanier siempre ha hecho movimientos extraños tras unas emana de compromisos internacionales, pero las lesiones no le dan demasiado margen y no parece probable que Ansotegi, Ros, Ifrán y los dos canteranos tengan opciones de ser titulares. Si sentara a Markel para retrasar a Illarra, Ros o Ifrán tendría sus opciones en función de dónde jugara Griezmann.

La Real arranca la jornada en la decimosexta posición, con tres puntos, los que consiguió en su único partido hasta ahora como local, ante el Celta, la única remontada de la Real en la era Montanier. El inicio de la temporada ha sido una continuación directa de lo vivido en la pasada, con un equipo txuri urdin en apariencia fuerte en casa y débil a domicilio. A pesar de ocupar una posición muy retrasada, en el comienzo de la Liga no hay muchas diferencias y la distancia con respecto al descenso y a los puestos europeos es la misma, de dos puntos. El Zaragoza tiene los mismos que la Real pero está dos posiciones por encima, y su marcha es totalmente opuesta a la de la Real: sus dos derrotas han sido en La Romareda y su triunfo se produjo en el único partido que ha jugado a domicilio, ante el Espanyol. La Real sólo ha perdido uno de sus once últimos partidos en Anoeta, y no cae en su estadio desde que el Levante venciera allí por 1-3 en marzo de este año. Antes de ese partido cosechó cuatro victorias consecutivas y desde entonces ha sumado cuatro victorias más y dos empates. Con Manolo Jiménez, el Zaragoza ha ganado cinco de los 12 encuentros que ha jugado como visitante.

En 51 ocasiones ha rendido visita a San Sebastián el Zaragoza, 47 de ellos en Primera División. En la máxima categoría, la estadística está claramente del lado de la Real, con 31 victorias, once empates y sólo cinco derrotas. Desde que estos partidos se disputan en Anoeta, y aunque el equipo aragonés ha perdido en sus dos últimas visitas, los resultados algo están más parejos. En esos 15 encuentros, el Zaragoza ha ganado cuatro y ha empatado tres, con lo que tiene cierta costumbre reciente en puntuar en San Sebastián. En su segunda visita a Anoeta, en la temporada 1994-1995, el Zaragoza rompió un gafe histórico de 30 partidos y casi 40 años sin conocer la victoria en Donostia. La mayor goleada de la Real es el 5-0 de la temporada 1969-1970, con tres goles de Boronat, uno de Urtiaga y otro de Gorriti. La victoria más clara del Zaragoza se dio en dos temporadas consecutivas, pues venció 1-3 en Anoeta en las Ligas 2005-2006 y 2006-2007. En Segunda, igualdad casi absoluta. Cuatro encuentros, una victoria para cada equipo y dos empates, el último de ellos con enorme polémica en la temporada 2008-2009.

La temporada pasada, la 2011-2012, la Real venció al Zaragoza con mucha comodidad por 3-0. El partido llegó en un tramo del torneo que marcó el rendimiento del equipo. Se perdía fuera, a veces con la contundencia de un 4-1 en Granada, y se ganaba en casa, normalmente con facilidad como en el 5-1 ante el Sporting. El equipo de Montanier hizo una muy buena primera parte, en la que arrolló al Zaragoza, que aunque finalmente se salvó dio en Anoeta la imagen de un equipo derrotado y descendido. Agirretxe recogió el rechace de Roberto a un disparo de Zurutuza para hacer el 1-0. En otro despeje fallido de la defensa maña, Vela hizo el segundo. Y el tercero, de nuevo obra de Agirretxe, fue producto de una jugada personal de De la Bella, que peleó con ganas un balón en la zona ofensiva de su banda hasta robarlo. 3-0 al descanso y el partido estaba en bandeja para conseguir una goleada trascendente. Pero la segunda parte de la Real fue una gran decepción. Montanier, con cambios extraños y como casi siempre tardíos, no contribuyó a mantener la tensión del partido y el marcador no volvió a moverse. En todo caso, una victoria más que justa para la Real.

lunes, septiembre 10, 2012

Illarra pone en evidencia a Montanier

El partidazo de Illarramendi con la selección española sub-21 ha puesto en evidencia a Montanier. Así de claro. Y lo explico. El técnico francés siempre ha encontrado argumentos, compartidos o no (y generalmente no, porque las explicaciones no son el fuerte del francés), para justificar algunas de las decisiones que menos ha entendido la afición txuri urdin. Desde la suplencia de Pardo a la insistencia en el 4-3-3, pasando por el ostracismo de Llorente e Ifrán (el del uruguayo todavía continúa), los cambios tardíos o su apuesta por Elustondo o Markel. Como vivimos en un país en el que no se habla de otra cosa que del Real Madrid o del Barcelona, si acaso algún que otro día de la selección, las críticas que escucha Montanier proceden todas del ámbito txuri urdin. Fuera a veces nos miran con extrañeza, porque ven que la Real se salvó el año pasado con holgura y piensan que pedimos demasiado. Y esas críticas las ha despachado ya desde la pretemporada el entrenador galo diciendo que la minoría silenciosa de Anoeta es la que está contenta.

¿Pero qué sucede cuando algo pasa con los realistas fuera de su entorno? Los tres primeros partidos de Llorente en Osasuna fueron un aviso en este sentido. El delantero, todavía con contrato en vigor con la Real, sólo ha necesitado tres partidos para demostrar que tiene fuerza, que tiene garra y que tiene gol después de la gravísima lesión que sufrió hace dos temporadas. Y, ojo, lo ha demostrado en un Osasuna que va colista y ha perdido sus tres partidos. Pero él ya ha marcado un gol, ha dado un larguero y ha provocado un penalti no pitado. Puede que no esté para jugar los 90 minutos todas las semanas, y de hecho ha sido sustituido por Mendilibar en los tres encuentros, pero sin duda era y es un jugador mucho más válido de lo que nos quiso hacer creer Montanier durante toda la pasada temporada. Y quizá con ese ritmo de juego que le va a dar Mendilibar acabe pareciéndose al mejor Joseba. Eso lo sabremos en la segunda vuelta.

Ahora resulta que Illarramendi es titular, al menos lo ha sido en este último encuentro ante Croacia, con la selección sub-21. Y juega de cuatro, esa posición en la que Montanier apenas le puso un par de encuentros de la temporada pasada, antes de que las lesiones le apartaran del equipo y el francés entregara a Elustondo ese puesto en el equipo. Resulta que Illarra hace un partido formidable y España gana 6-0. Resulta que en Twitter está la gente revolucionada con él. Resulta que le empiezan a considerar el sucesor de Xabi Alonso. Y resulta que todo esto sucede después de jugar un solo partido que haya podido ver el aficionado no realista en una posición en la que Montanier se resiste a utilizarle. Prefiere a Elustondo. Pero es que también prefiere a Markel. Los que no formamos parte de la minoría silenciosa pensamos que Illarra puede rendir de cuatro mucho mejor que sus dos compañeros de equipo, sin duda mucho mejor de lo que lo está haciendo él mismo jugando por delante (e Illarra ya ha reconocido que no está contento con el rendimiento que está dando ahí).

Montanier no lo ve así. Totalmente respetable, que para eso es el entrenador y en cuestión de nombres es difícil entrar. Lo malo es cuando te das cuenta de que la de Illarra no es la única situación que puede levantar recelos sobre la capacidad de Montanier para encontrar el mejor lugar a los suyos. O cuando te das cuenta de que los hechos responden con contundencia a su tozudez de no probar cosas que podrían salirle bien (¿recordamos la tarde en la que el equipo puso a todos sus delanteros sobre el campo? Seguro que en Málaga sí se acuerdan). Toda vez que la explicación oficial de la salida de Mariga de la Real fue económica (ahorrarse el coste de una cesión cara por un jugador discutido), no dejo de preguntarme si el keniata seguiría jugando hoy en la Real. Puede parecer un chiste, pero lo cierto es que me lo planteo. Y casi estoy convencido de que Montanier seguiría contando con él. Su caso ya puso en evidencia la capacidad del entrenador realista para comprender lo que tiene en el vestuario y cómo gestionarlo. Pero lo de Illarra, a poco que se consolide en la selección sub-21, acabará clamando al cielo fuera de nuestro ámbito también. Y la gente se acabará preguntando por qué ese jugador tan deslumbrante cuando viste de rojo no es el líder del fútbol de su equipo cuando lleva la txuri urdin.

Ya expresé hace tiempo mi convencimiento de que Montanier era parcialmente responsable de que Illarra fuera el descartado de la lista para los Juegos Olímpicos, por no haberle sabido explotar donde creo que ya estaría consagrado como uno de los mejores centrocampistas de la Liga. Las lesiones, obviamente, truncaron su temporada, pero en la segunda vuelta, ya recuperado, no jugó de cuatro. Ojalá que la tozudez del técnico galo no se lleve por delante la progresión de este excepcional futbolista. Y, ya que estamos, ojalá algún día podamos ver ese centro del campo que tercamente nos escamoteó Montanier durante toda la temporada pasada, el formado por Illarra, Pardo y Zurutuza. Este fin de semana tiene la primera ocasión de alinear a estos tres jugadores juntos por primera vez. ¿Lo hará? Obviamente, no lo creo. Y, así, seguiremos perdiendo un tiempo que a lo mejor los grandes dejan de darnos algún día de estos. Que Madrid y Barça no son tontos.

miércoles, septiembre 05, 2012

Un escenario previsible

Las tres primeras jornadas de Liga han dibujado para la Real un escenario bastante previsible hace algunas semanas. Sigo convencido de que la plantilla de la Real tiene mucha más capacidad de lo que muestra, de que tiene un amplio margen de mejora. Y sigo convencido de que su entrenador, Philippe Montanier, no. No es una cuestión de culparle de todo lo negativo que acontece en torno a los resultados del equipo txuri urdin, porque no sería justo ni tampoco razonado, pero ya es evidente que el técnico francés va a seguir la misma línea de la pasada temporada, ojalá que sin tantos sobresaltos negativos como dio la primera vuelta, pero probablemente con resultados similares. Hace casi dos meses, recién empezada la pretemporada, detallé los que para mí eran los retos esenciales de Montanier de cara a su segunda temporada en la Real. Hoy, pasados esos dos meses, esos mismos retos siguen encima de la mesa, sin que se hayan apreciado mejoras en ninguno de los apartados que mencioné. Y siento que dentro de otros dos meses seguirán ahí.

La Real no defiende mejor de lo que lo hacía la pasada temporada, aunque es verdad que le falta un Iñigo Martínez que presumiblemente debutará la próxima jornada. La posición de sus centrocampistas sigue dando que hablar, y Montanier no parece haber encontrado el lugar, la táctica y los compañeros con los que cada uno de los jugadores de esa línea podrían rendir mejor. Ifrán sigue siendo un delantero que, a día de hoy, cuenta con oportunidades marginales, e incluso José Ángel ha jugado en las posiciones de ataque antes que él. Los laterales siguen siendo un punto débil del equipo, y Carlos Martínez y el mencionado José Ángel aún no han disputado un solo minuto en ese puesto. La estrategia se mantiene como una asignatura más que pendiente, con nada en el plano ofensivo y un gol ya encajado, precisamente ante un equipo, el Barcelona, que no se distingue por su poderío en esa faceta del juego. Y a eso hay que sumar que las prestaciones del equipo fuera de casa siguen siendo insuficientes para ganar.

¿Son estos motivos para lanzar mensajes catastrofistas cuando sólo se han jugado tres jornadas? Evidentemente no. Quedan 35 partidos por jugarse, 105 puntos en juego, y la situación no es en absoluto desesperada, como sí llegó a serlo en algún momento de la temporada pasada. ¿Momento para hacer análisis? Siempre, diría yo. Evidentemente, los análisis de la jornada 3 no pueden ser los mismos que los de la 35, pero sería un grave error que eludiéramos valorar y estudiar lo que ofrece cada semana el equipo pensando en una hipotética mejora que, es una obviedad pero hay que decirla, podría no llegar. Por eso, además de lo que se ve sobre el césped, me preocupa que las explicaciones de Montanier sean lugares comunes y frases hechas. "Es una pena", "no ha podido ser", "sabíamos que no era fácil jugar aquí", "hemos tenido muchas acciones pero sin llegar a rematar". No, no creo que ese sea el camino.

La Real tiene suficiente calidad arriba, muy buenos mimbres en el centro del campo y aspectos más que positivos en su defensa (contando a Bravo, que siempre da algún punto en la temporada) como para pensar en ganar partidos y aspirar a más en la clasificación. Lo que sucede, lo que tendría que inquietar, es precisamente la mezcla de esta optimista definición de la plantilla con los anteriores problemas citados. La Real 2012-2013 es un evidente reflejo de la 2011-2012. Pero no un reflejo entendido como progreso desde una base común, sino como continuidad absoluta en sus resultados. Deja las mismas sensaciones debido a que padece los mismos problemas. Y las soluciones siguen sin aparecer. Anoeta no es una panacea en sí misma y no puede servir de coartada a cada deficiente actuación como visitante. La Real fallará en casa en algún momento, se encontrará con un rival mejor o más afortunado y se dejará partidos, y entonces puntuar fuera de casa será una obligación para no sufrir como en la primera vuelta de la temporada pasada. Y entonces podrían venir las prisas, los nervios, los "ya lo sabía yo". ¿Por qué esperar a que eso suceda con los brazos cruzados o con los ojos cerrados?

domingo, septiembre 02, 2012

MALLORCA 1 - REAL SOCIEDAD 0 La misma historia de siempre

Triste Real la que pasó por Mallorca y que cosechó una merecida derrota. Mucho más triste de lo que indica el marcador o de los análisis que se pueden sacar de un equipo en la tercera jornada de Liga, porque los síntomas que dio la escuadra txuxi urdin son continuación directa de los errores no solucionados que se arrastran desde la temporada pasada, la pretemporada y las dos primeras jornadas de Liga. Esta es la misma historia de siempre, la que sirve para arruinar la ilusión y perpetuar el desánimo, la que acaba con toda la capacidad futbolística que encierra este equipo y que su entrenador no es capaz de sacar. Y eso que optó por una alineación con mucho sentido común, pero con ideas completamente equivocadas, que no son las que necesita esta Real para sacar todo lo que lleva dentro. Y eso que el arranque fue bastante bueno, pero cual azucarillo el equipo acabó completamente diluido. 1-0 y a casa, sin nada que oponer a un equipo, el Mallorca, que sólo exhibió pelea y un buen gol de Víctor Casadesús, un jugador que pasó por la Real y no escuchó más que críticas.

Tras conocerse el descarte de Zurutuza, y ante el temor de que el entrenador lanzara el mensaje de que Pardo es el sexto centrocampista del equipo, llegó la buena noticia de la alineación. Por fin, Pardo e Illarramendi iban a jugar juntos de inicio. Una gran noticia, pero que es necesario matizar. El sueño de muchos aficionados realistas es que lo hagan junto a Zurutuza, es decir, con Illarra de 4. Y Montanier tiene una fijación a ese respecto, la de no colocarle en esa posición. La pasada temporada andaba por ese lugar un tal Mariga y las dos lesiones de Illarra le dieron cobertura para que Elustondo, discutido pero eficaz con Aranburu como escudero, se acomodara en esa posición. A falta de Elustondo, en Mallorca el puesto lo volvió a ocupar Markel, un jugador que no ha dado el salto de calidad que se podía esperar cuando era un habitual en las categorías inferiores de la selección española. Por delante, con un Griezmann dudoso en el banquillo, jugaron Xabi Prieto, Vela y, noticia, Agirretxe, que seguía en el once después de ser goleador. Los mimbres, quitando el detalle del centro del campo, eran buenos y la Real salió dominante al césped del Iberostar.

La clave de ese centro del campo soñado es que tiene presión arriba, tiene calidad con el balón y tiene salida desde atrás. Con Markel, ese equilibrio se pierde porque la tercera características no existe. Además, Markel tiene la tendencia de irse hacia atrás, abriendo un hueco demasiado grande con sus compañeros de línea. O ellos lo ven a tiempo o el rival tiene auténticos océanos en el centro. Como la Real salió presionante y rondaba el área rival, dio la impresión de que este podía ser el partido que marcara la diferencia con respecto a la Real visitante del año pasado, de que los problemas en la medular quedaban solucionados con la inclusión de Pardo e Illara. Pero no, nada más lejos de la realidad. Los dos canteranos dejaron más detalles que una actuación sólida e inquebrantable y la gasolina le duró a la Real poco más de diez minutos. Sólo dio para generar una ocasión de gol clara en las botas de Agirretxe, que mandó arriba y en postura forzada una falta botada por Pardo. Tras rondar el área en un par de jugadas más, con Illarramendi mandando más o menos bien en esa zona, se acabó lo bueno para el conjunto de Montanier.

En la primera parte hubo dos fases más que siguieron a ese dominio txuri urdin inicial. La primera estuvo igualada porque el partido se rompió en el centro del campo. En ella, la Real nunca conseguía superioridad en ataque porque una de sus armas esenciales, la subida de los laterales, estaba cercenada desde el vestuario, y sufría en las contras porque el repliegue de los hombres ofensivos era inadecuado o inexistente. Markel tampoco acertó en el posicionamiento, lo que obligaba a un esfuerzo mayor de sus compañeros de línea. Tras continuas demostraciones de que esta Real no tiene absolutamente nada trabajada la estrategia, ni en ataque (¿por qué esa persistente manía de que dos jugadores acudan a sacar un córner que será botado en largo?) ni en defensa (¿cómo es posible que nos rematen siempre en córners y faltas?), el Mallorca pasó a dominar los últimos minutos y tuvo la ocasión más clara precisamente desde la esquina. Afortunadamente, el cabezazo de Conceiçao fue al cuerpo de Bravo y el chileno pudo atrapar el balón en dos tiempos.

Al descanso, 0-0. Quizá justo, aunque a los puntos ya mandaba el Mallorca sin haber tenido que hacer nada del otro jueves. La primera parte fue muy aburrida porque estaban sobre el campo dos equipos que no gustan de tener el balón. A los equipos de Caparrós se les admite su gusto por un fútbol más director, pero hay un mito muy extendido sobre la Real, que procede sin duda del desconocimiento, y es que gusta de un fútbol de toque. Los que vemos sus partidos todos los fines de semana sabemos que es una creencia falsa, que donde juega verdaderamente cómoda la Real de Montanier es con espacios y en jugadas que se construyan en dos toques. Rapidez sí, paciencia no. El Mallorca de Caparrós, no obstante, supo adaptarse mejor a la situación del partido por una sola circunstancia: corazón. Le pone corazón a los partidos. Se enfunda el mono de trabajo y saca petróleo de donde no hay nada. Caparrós, con ser un entrenador que no me entusiasma por su amplio dominio del fútbol subterráneo (el Mallorca dobló en faltas a la Real sin poner en peligro la expulsión de ninguno de sus jugadores), entiende mucho mejor las situaciones en las que Montanier sigue perdido y supeditado al acierto individual de sus jugadores.

Ese acierto no llegó, en buena medida porque tampoco se buscó demasiado. Esa es la responsabilidad que tienen los jugadores en esta segunda derrota de la temporada. Vela ha entrado en esta temporada como lo hizo en la pasada, muy desacertado y fallón, eligiendo mal (se perdió una buena ocasión de gol por su lentitud) y con poco físico. Y da miedo pensar que Xabi Prieto está en una situación parecida, aunque el capitán txuri urdin estuvo muy presente en todas las jugadas de ataque ante el Celta y lo de hoy puedo no ser más que un mal partido. A Pardo, que dejó detalles muy interesantes en la primera mitad, se le desaprovechó una vez más (lo que, probablemente, será una buena coartada para no volver a verle en el once en un tiempo largo; veremos...) y sólo Illarra trató de encontrar su sitio. Y Agirretxe. Debió marcar la primera ocasión que tuvo, pero luego fue el único que pensó en la posibilidad del 0-1. En la segunda parte lo intentó desde lejos sin suerte y ante la ausencia absoluta de apoyos se jugó un tiro muy complicado desde la banda izquierda. No se le puede pedir mucho más.

El Mallorca ya tenía el dominio del partido, pero apenas generaba peligro. Eso sí, rondaba el área de Bravo y asustaba a balón parado. En esas llegó el primer cambio de Montanier. No podía ser de otra manera, fue en el minuto 70. El francés va cumpliendo con sus minutos alternativamente y hoy le tocaba lo del minuto de los relevos. La apatía o el desacierto de muchos jugadores realistas en Mallorca demandaban una reacción mucho más temprana que con el francés nunca se produce. Montanier no lee los partidos con acierto y suele llegar tarde casi siempre. Hoy no del todo, porque hizo su cambio del minuto 70 con 0-0 en el marcador, pero con una clara disyuntiva que sirve para juzgarle. Griezmann iba a entrar y la duda era quién saldría del campo. La opción ofensiva hubiera sido recuperarle para la posición en la que destrozó al Celta siete días atrás, quitando a Markel Bergara, que además tenía tarjeta, y colocando de 4 a Illarra. De esa forma, la Real habría atacado con Griezmann, Vela, Xabi Prieto y Agirretxe, guardando la bala de Ifrán en la recámara. Pero Montanier volvió a mandar otro mensaje decepcionante y el sustituido fue Vela. Es decir, nada cambió. Más de lo mismo. Ninguna reacción. Hombre por hombre y a ver si la actuación individual de Griezmann nos salvaba de la derrota.

Apenas cinco minutos después del primer cambio txuri urdin, y a quince del final, llegó el gol del Mallorca. Sin necesidad de haber creado docenas de ocasiones de gol, hay que reconocer que se veía venir. Víctor remató espléndidamente con la cabeza un centro de Javi Márquez (y lo celebró quitándose la camiseta; no veo polémica alguna, en los seis meses que pasó en la Real recibió más palos que cariño y no creo que tenga nada que corresponder o por lo que pedir perdón). Cuando llegó el 1-0, justo castigo a los miedos de la Real, Montanier tenía preparado a José Ángel en la banda. Me quedo con las ganas de saber quién sería el sustituido y cómo pretendía gestionar Montanier esos veinte minutos finales con 0-0 en el marcador, pero los precedentes apuntan a que sacaría del campo a Agirretxe, para colocar a Griezmann como falso delantero y al propio José Ángel, de nuevo, de extremo. Fichar al añorado lateral izquierdo para esto. A renglón seguido, la primera internada de De la Bella en el campo rival en todo el partido generó una clara ocasión de gol, de las poquitas de las que gozó la Real, demostrando que ahí estamos disminuyendo el valor del equipo. Estrada no subió ni una vez. Quizá por eso Carlos Martínez tampoco tiene sitio ya en la Real de Montanier.

Jugando ya a la desesperada, pero sin ningún plan claro, Montanier introdujo en el campo a Ifrán y, ahora sí, a José Ángel, marchándose Pardo e Illarramendi. Me es imposible descifrar cómo se posicionó la Real sobre el campo en los últimos minutos, pero en el caos, ese que no es tan perjudicial para este equipo precisamente porque no tiene planes que romper, llegaron tres opciones de empatar el partido. La primera la mandó fuera Griezmann, la segunda fue una falta directa que Ifrán colocó no demasiado lejos de la escuadra de Aouate, y la tercera fue un disparo muy lejano de Xabi Prieto que buscó la colocación tras una salida del portero mallorquinista y ni siquiera acertó con la portería. Y así concluyó una nueva derrota de la Real como visitante, la segunda de la temporada, continuando con la triste sensación que dio el equipo a domicilio la temporada pasada. Si uno de los objetivos era mejorar lejos de Anoeta, llegamos al parón liguero con muchísimo trabajo que hacer. Y como ya tenemos el precedente de la pasada temporada, las esperanzas de mejora han recibido hoy un severo hachazo.

Montanier no ha tenido la culpa de la derrota de hoy. Pero hagamos un ejercicio de ficción deportiva. ¿Habría perdido hoy la Real este partido si Caparrós fuera su entrenador? Mi respuesta es que no e insisto en que no soy fan del entrenador del Mallorca. Pero da rabia que un equipo como el txuri urdin, que tiene recursos y posibilidades a espuertas, no sea capaz de oponer algo más a una victoria sencilla de un equipo local que apenas genera ocasiones en su propio campo. A la Real le falta corazón, le falta entusiasmo, le falta garra. Y puede que de eso tengan la culpa los jugadores (aunque eso también se contagia, leed lo que dicen los jugadores del Atlético de Madrid de Simeone). Pero le falta un plan, le falta trabajo, le falta táctica y estrategia. Eso lo pone el entrenador y en la Real no se ve por ningún lado en cuanto que las cosas van un poco torcidas. A favor de corriente cualquiera gana partidos. Cuando las cosas se complican, hay que hacer algo más. La Real duerme en la decimotercera posición con los tres puntos que ganó el Celta y acabará la jornada mucho más cerca del descenso que de las posiciones punteras de la clasificación. Pero a tiro de la cabeza siempre que se gane en Anoeta para olvidar esta derrota. ¿Os suena? Es la misma historia de siempre.