domingo, marzo 30, 2014

OSASUNA 1 - REAL SOCIEDAD 1 La falta de grandeza cuesta dos puntos

Chory remata la asistencia de Vela para hacer el 0-1.
La Real jugó sin grandeza en Pamplona, asumiendo su mal estado de forma como un freno para su fútbol, y eso le costó dos puntos. No tuvo grandeza a la hora de escoger el once inicial, presumiendo una vez más algo que Osasuna ya no es. El Sadar, en tiempos, era un estadio del que costaba sangre, sudor y lágrimas sacar algo positivo y ya no lo es, como evidencia el hecho de que sólo haya ganado cinco de los quince partidos que ha jugado o que hayan sacado de allí los tres puntos equipos como el Granada, el Levante o el Almería. No hubo grandeza a la hora de matar el partido, y en esto la Real de Jagoba Arrasate es reincidente. Tampoco la hubo en los cambios del técnico. Pero tampoco la hubo en demasiados jugadores, que parecen haber bajado los brazos y renunciado a recuperar el nivel de la temporada pasada o incluso de los mejores momentos de la presente. Si a eso se suma una calamitosa defensa en las jugadas a balón parado, el resultado era más que predecible, a pesar del tempranero gol de Chory Castro. Y pudo ser peor, porque el único equipo que pudo ganar al final fue Osasuna.

El debate es el mismo que ya ha marcado irremediablemente la temporada: el del centro del campo. La Real tiene dinamita arriba, aunque no siempre consiga sacarle todo el partido que podría, y la línea defensiva se mantiene con cierta solvencia a pesar de los muchísimos problemas de lesiones y la baja forma de alguno de sus integrantes. Pero el centro del campo es un quebradero de cabeza continuo desde el comienzo de la competición. Ya es irremediablemente polémico que Elustondo ocupe un puesto de titular, mucho más si es además acompañando a Markel Bergara, un doble pivote nefasto que jamás ha ganado por sus acciones punto alguno para la Real, pero además porque eso es un claro mensaje conservador. La Real, con ellos, apuesta con fuerza para que no haya fútbol vistoso ni combinativo, presumiendo al rival una fortaleza que, hay que insistir en ello, Osasuna no tiene. Y es un error continuo y retierativo, porque antes de Arrasate tanto Lasarte como Montanier apostaron en Pamplona por esta dupla que tan poco aporta.

Si a eso  se añade la insistencia en un Zurutuza que una vez más evidenció que cuando está fuera de forma no huele un solo balón en el partido, era evidente que la Real no iba a ganar por fútbol. Mucho más si Pardo no forma parte de la ecuación, algo que sigue siendo incomprensible, porque su presencia suele coincidir con los mejores partidos del equipo e incluso con sus mejores resultados. A falta de fútbol, la apuesta tenía que pasar irremediablemente por la calidad de quienes sí estaban en el campo. Y eso apuntaba directamente a Carlos Vela. El mexicano tuvo la primera ocasión de gol nada más arrancar el encuentro, antes incluso de que se cumpliera el primer minuto y, como un puñal, se introdujo en la defensa de Osasuna en el minuto siete para asistir a Chory Castro y que éste, en su regreso a la titularidad, batiera con facilidad a Andrés Fernández. Con el temprano 0-1, no se podían poner mejor las cosas ante un Osasuna que tenía dos problemas: los nervios por haber caído en descenso antes de jugar y su nulidad ofensiva, con un gol en los últimos cinco partidos.

No obstante, el choque estuvo muy lejos de transcurrir bajo control de la Real, que es lo que, hay que insistir en ello, lleva a apostar por un centro del campo como el que dispuso Arrasate para dejar sin jugar a Pardo. Ese es el tan cacareado equilibrio que no sirve para sumar al ritmo que sí permite la calidad, la que dio los tres puntos hace sólo tres días ante el Valladolid con una genial asistencia del riojano. Aún así, la primera mitad fue de la Real. Mientras el equipo txuri urdin llegaba con cierta asiduidad a la portería de Andrés Fernández, con remates peligrosísimos como el cabezazo de Agirretxe que forzó la mejor parada del guardameta osasunista o con centros peligrosos de De la Bella o Chory Castro que no terminaron de encontrar remate, Osasuna era incapaz de dar dos pases seguidos y sólo reaccionaba a balón parado. Contó con la inestimable colaboración de otro horrendo árbitro, Fernández Borbalán, que alternó un claro color casero con un absoluto descontrol y que en esos minutos regaló hasta tres ocasiones claras a Osasuna, dos en faltas laterales que sólo vio él y otra más en un córner que se inventó.

No es la primera vez que la Real no entiende que el 0-1 ante un equipo de la parte baja ha de ser un golpe suficiente como para no pasar apuros en la búsqueda del segundo gol que mate el partido. Y no es la primera vez tampoco que esa falta de grandeza para ir a sentenciar el encuentro acaba costando puntos a los de Arrasate. Hoy costó dos. Porque en la segunda parte el buen nivel de la Real duró tres minutos. Nada más arrancar, y después de tanto tiempo sin probar un saque de banda en largo, Chory puso uno en el interior del área para que un Zurutuza absolutamente desmarcado lanzara el balón fuera, sin probar siquiera los reflejos de Andrés. Y dos minutos después un fortísimo pelotazo de Iñigo Martínez desde el centro del campo, esta vez con más apariencia de despeje que de disparo como aquellos que conectó hace un par de años ante Athletic y Betis, se estrelló en el larguero sin que Andrés supiera realmente donde estaba el balón. Ahí se acabaron las oportunidades de la Real para sentenciar y comenzó un innecesario sufrimiento que pareció francamente evitable.

El empate de Osasuna llegó como tenía que llegar, a balón parado. La Real no defendió bien estas jugadas en todo el encuentro y cuando un remate cogió portería se convirtió en gol. Su autor, Oriol Riera, ante la absoluta pasividad de un Mikel González que no llegó a saltar siquiera para molestar y que está muy por debajo del jugador que fue la temporada pasada. Es verdad que el equipo txuri urdin reaccionó bastante bien al gol osasunista, en lo que fue el único atisbo real de grandeza en todo el encuentro, pero la reacción se vio algo abortada por el primer cambio de Arrasate, tardío y difícil de explicar, al retirar a Chory Castro, con diferencia uno de los mejores del partido, muy participativo, para dar entrada a Griezmann. El problema de la Real era otro, estaba en el centro del campo, e incluso para dar entrada al francés se podría haber optado por un cambio más ofensivo que le devolviera a la mediapunta en la que tan bien rindió en un par de partidos con Montanier, uno que respondiera realmente a las exigencias del partido. Arrasate fue conservador y excesivamente respetuoso con las jerarquías de calidad del equipo.

A partir de ese minuto 68 en que se produjo el cambio, la Real no tuvo ya ninguna ocasión clara para conseguir el triunfo. Una faltita de Griezmann, una más de un equipo que lleva camino de cerrar su ¡cuarta! temporada consecutiva sin marcar un gol de libre directo, alguna que otra arrancada de un Vela desquiciado por las incontables faltas que sufrió (unas cuantas de ellas no señaladas) y por las peticiones de la grada para que viera la segunda amarilla (la primera es de las más indignantes que se han visto en toda la temporada), y muy poquito más. Si acaso, que el mexicano pidiera penalti ya en el descuento en una jugada que no se llegó a ver repetida por televisión. Tal era el descontrol, insistiendo de nuevo en que sin Pardo en el campo y sí con Markel y Elustondo en él, que el propio Markel lesionó a Carlos Martínez en un salto en el que nadie sabe por qué fueron los dos a buscar la pelota, dejando al lateral con el ojo a la funerala, y encima indicando al banquillo que no hacía falta el cambio cuando al bravo realista se le cerró un ojo por la enorme hinchazón que le provocó el golpe.

Fruto de ese extrañísimo e injustificable desquiciamiento, la Real pudo perder hasta el punto que ya tenía en un descuento esperpéntico, en el que Osasuna gozó de hasta tres ocasiones de gol, con una defensa realista zozobrando y con una mano salvadora de un desesperado Bravo ya en el minuto 94. Y esas ocasiones llegaron con tres centrales y dos mediocentros defensivos en el campo, con Ansotegi (de lateral, supliendo a Carlos Martínez por la ausencia de un especialista en el banquillo), Mikel González, Iñigo Martínez, Markel Bergara y Elustondo. Ni Canales ni Griezmann consiguieron entrar en juego lo suficiente como para que la Real pudiera terminar el encuentro atacando, sin que se pueda personalizar en ellos culpa algina, porque la falta de grandeza venía de mucho más atrás. También es verdad que el ex valencianista entró al campo con sólo 14 minutos por jugarse, de nuevo ese mal ya visto tantas veces de hacer cambios cuando el marcador no sonríe y sin apenas tiempo, y que Jagoba, si no hubiera sido por la retirada obligada de Carlos Martínez, ni siquiera habría agotado los cambios en un partido que desde la misma Real se planteó como uno físico.

Hay dos blancos fáciles en este partido, que son Arrasate y Elustondo. El primero erró desde el principio y no supo rectificar después, sumando errores subsanables desde su mejor día como técnico, cuando superó desde la pizarra al Barcelona. Y Elustondo añadió un partido más de intrascendencia a su pobre hoja de servicios. Pero no fueron los únicos. Zurutuza tendría que ser el primero en entender que sin estar a su nivel es más un estorbo que otra cosa. Mikel González tendría que saber que, si no está en su mejor forma, tiene que hacer las cosas mucho más sencillas, algo que Ansotegi sí controla. Carlos Martínez tiene que dar una voz de firmeza para pedir ayuda si sabe, y tiene que saberlo, que esta temporada está ofreciendo un nivel tan bajo. Y se podría seguir, porque casi nadie se libra. Pero la única realidad es que se han ido dos puntos que se debían haber ganado, probablemente con mucha más facilidad que los tres que se escaparon ante Rayo y Almería. Es una enorme desilusión en la lucha por la cuarta plaza tras una jornada que se antojaba perfecta, que lleva a la Real a estar en la tabla por debajo de su nivel.

sábado, marzo 29, 2014

PREVIA Osasuna - Real Sociedad. Para soñar hay que ganar lejos de Anoeta

Markel intenta un disparo en el 0-0 de la temporada pasada.
Sin tiempo casi para analizar la sufrida victoria ante el Valladolid y el bajón de juego que ha experimentado el equipo en el último mes, la Real viaja a Pamplona (domingo, 17.00 horas, Reyno de Navarra, Canal + Liga y Gol TV), un escenario en el que lleva ya demasiados años, más de una década, sin conseguir el triunfo. Y lo hace con la necesidad de romper además una segunda mala racha, la que tiene esta temporada lejos de Anoeta, donde sólo ha ganado un partido en lo que llevamos de año. Sólo ganando se mantendrá el sueño de llegar a la cuarta plaza, la que da acceso a la Champions League que ahora disputaría el Athletic, pero la victoria también es necesaria para consolidar su posición europea, la que batalla con Sevilla y Villarreal en estos momentos. El juego del equipo también estará en el punto de mira. Jagoba Arrasate afronta el último fin de semana en el que hará rotaciones por haber jugado tres partidos en sólo seis días y a partir de aquí sólo habrá un encuentro por semana hasta el final de la Liga.

Para el desplazamiento a Pamplona, Arrasate tenía una baja ya conocida, la de Xabi Prieto, que cumplirá un partido de sanción por acumulación de amonestaciones tras la amarilla que vio ante el Valladolid. El capitán también arrastra una dolencia que en todo caso también le habría impedido estar en el Reyno de Navarra. Zubikarai, como el pasado jueves, es también baja. Y Zaldua, que lleva unos cuantos partidos acabando también con algunas molestias, descansará en este encuentro. También se queda fuera Javi Ros, que ya difícilmente tendrá más minutos esta temporada. A cambio, los tres jugadores que vuelven a la lista son los dos laterales que no estuvieron ante el Valladolid, Carlos Martínez y De la Bella, además de Mikel González, que regresa tras cumplir un partido de sanción. Siguen esperando su oportunidad de unirse al grupo de convocados dos lesionados de larga duración ya con el alta médica, Estrada y Granero. Markel, que era duda para este encuentro, sí ha entrado finalmente en el grupo de los 18 convocados.

Las incógnitas en el once de Arrasate son más o menos las mismas que en las últimas jornadas, acentuadas por haber jugado la Real el pasado jueves. En defensa, son seguros Bravo en la portería, Carlos Martínez en la derecha e Iñigo Martínez por el centro. Las dudas están en uno de los dos centrales, presumiblemente con ventaja para Mikel González sobre Ansotegi, y en la izquierda, con José Ángel como más probable titular por delante de De la Bella. Markel, Elustondo, Pardo, Zurutuza y Canales cuentan, al menos desde fuera, con opciones similares para estar en una de las tres plazas del centro del campo. Y en ataque está por ver si, en esta última semana de la temporada con tres partidos, Arrasate hace alguna rotación. Sí parece probable que Agirretxe, que no fue titular ante el Valladolid, sí lo sea para afrontar el partido del Osasuna. No es descartable que el técnico dé descanso a Griezmann más que a Vela y Chory Castro vuelva a tener una oportunidad de inicio. En el banquillo estarán con seguridad Royo como guardameta suplente y Seferovic.

La Real jugará sabiendo los resultados de los dos equipos que le preceden en la tabla, Athletic y Sevilla, pero antes de que lo haga el Villarreal. Lo importante, no obstante, está en el Reyno de Navarra para el equipo txuri urdin, que arrancó la jornada en la sexta posición con 49 puntos, siete por debajo de la cuarta posición y nueve por encima de la octava, la primera que a priori se quedará sin premio europeo. Osasuna arrancó la jornada fuera del descenso, decimoséptimo, con 29. La Real sólo ha ganado uno de los seis partidos que ha jugado lejos de Anoeta en 2013, lo que convierte al equipo de Arrasate en el décimo de la Liga a domicilio, con 16 puntos y cuatro victorias (1-2 al Valencia y Espanyol, 1-3 al Granada y 0-1 al Málaga). El conjunto navarro es el tercero peor como local, y sólo ha ganado cinco de los catorce partidos que ha disputado en su estadio, lugar en el que ha perdido nada menos que siete. De hecho, el equipo de Javi Gracia suma cinco derrotas consecutivas, dos de ellas en casa, acumuladas tras el 3-0 al Atlético.

Históricamente el Reyno de Navarra, antes El Sadar, es un campo del que la Real ha sacado puntos. De los 37 partidos jugados en Pamplona ha ganado en trece ocasiones, empatado en otras siete y perdido en 17. 30 de estos encuentros se han producido en Primera, con un bagaje de diez victorias realistas, los siete empates y trece derrotas. La mayor goleada txuri urdin es el 0-3 que logró en dos ocasiones, en la temporada 1980-1981 con un hat-trick de Uralde, y en la 1983-1984 con goles de Begiristain, Bakero y Zamora. También 3-0 es el triunfo osasunista más holgado, logrado en la lejana campaña 1957-1958. El conjunto realista no vence en Pamplona desde el 2-3 de la temporada 2002-2003, empató la temporada siguiente, perdió en seis visitas consecutivas y de nuevo empató la pasada campaña. El cuadro histórico lo completan siete encuentros de Segunda, con cuatro victorias para la Real, todas ellas por sólo un gol de diferencia, y tres derrotas.

La pasada temporada, la 2012-2013, Osasuna y Real Sociedad empataron a cero en un partido muy decepcionante, sobre todo por parte del equipo de Montanier, que estaba luchando a falta de seis jornadas para el final por la codiciada cuarta plaza. El técnico francés hizo frente a un inofensivo Osasuna con un once creado con excesivas precauciones, con Cadamuro de lateral y con Markel y Elustondo formando el doble pivote. Con ritmo alto y poco fútbol, el choque acabó arrastrando también a Mateu Lahoz, que desquició a la Real a base de no pitar claras faltas. Sólo Agirretxe, saliendo al final desde el banquillo, puso algo de juego como para mover el marcador, aunque no hubo suerte. En el encuentro de la primera vuelta de la presente temporada, la 2013-2014, la Real logró la mayor goleada de su historia ante Osasuna, un contundente 5-0. Osasuna sólo opuso un disparo a puerta en todo el partido. Ansotegi, Iñigo Martínez, Griezmann, Chory Castro y Seferovic hicieron los tantos, con un Pardo brillante en las asistencias.

jueves, marzo 27, 2014

REAL SOCIEDAD 1 - VALLADOLID 0 Tres puntos demasiado sufridos

Así hizo Vela el gol del triunfo.
La Real cumplió y ganó al Valladolid, sumó tres puntos, recortó dos al Athletic y, con la victoria del Villarreal, todo se mantiene igual en ese trío de perseguidores por la última plaza de Champions. Pero fue una victoria con un elevado componente de sufrimiento, algo que no tendría que haberse dado vista la enorme diferencia que hay entre ambos equipos, no sólo en la clasificación sino por lo que han mostrado sobre el césped de Anoeta en sus respectivos momentos de mayor lucidez. Para llegar a esa situación, la Real se olvidó, de forma reincidente, de matar el partido, y permitió que el Valladolid dominara la posesión y tuviera alguna que otra ocasión de auténtico peligro como para haber dado un disgusto a la afición realista. Parece evidente que el equipo de Jagoba Arrasate necesita una inyección de autoconfianza, porque sus picos de juego demuestran que tiene el fútbol necesario, pero son mucho menos constantes de lo que lo han sido en los mejores momentos de la temporada. De ahí el sufrimiento, que a estas alturas de temporada puede provocar tanto un equipo que luche por el título como uno que luche por la vida, como es el caso del conjunto pucelano.

Hasta cinco cambios introdujo Arrasate en el once inicial con respecto al equipo que perdió en Almería, y tres de ellos llegaron en la retaguardia, aunque esos eran los que ya se conocían antes de que comenzara el encuentro porque sólo había cuatro defensores convocados. Pardo entró en la medular por Zurutuza, para acompañar a Markel y Canales, y Seferovic dio descanso a Agirretxe en la punta de ataque. En realidad, y aunque el partido no fuera nada brillante en su conjunto, todos esos movimientos salvo el del atacante surtieron el efecto deseado. Zaldua y José Ángel fueron de lo mejor de la Real, especialmente en la primera mitad que es cuando mejor jugó el equipo, porque a diferencia de partidos anteriores subieron sus bandas con mucha decisión y libertad, y los dos estuvieron bien en defensa. Ansotegi, como siempre, cumplió haciendo lo que sabe y sin complicarse hasta el nerviosismo final. Y Pardo, aún sin explotar sus mejores condiciones porque probablemente no esté desplegando su juego en la mejor posición posible, acabó resultando decisivo.

Y sin embargo, el partido no empezó nada bien para los intereses de la Real. Lo que sucedió fue que el Valladolid llegó a Anoeta consciente de que su posición en la tabla hace que cada partido pueda suponer tres puntos valiosísimos para luchar por la permanencia. Y jugó para ganarlos, algo que le honra a pesar de todos los problemas que tiene en su juego y, más claramente, en la tabla. Eso sí, hay tal diferencia de calidad entre los atacantes del equipo pucelano y los del donostiarra que los visitantes sólo fueron capaces de disparar una vez en toda la primera mitad, ni siquiera a puerta, cuando Javi Guerra mandó el balón por encima del larguero de Bravo tras recibir un mal despeje de Markel. Salvo por ese detalle de la falta de instinto asesino, el Valladolid dominó con claridad en el primer cuarto de hora y la Real no encontraba la forma siquiera de cruzar la divisoria con el balón controlado. Pero al borde de ese cuarto de hora, la Real evidenció la enorme diferencia entre uno y otro equipo con una eléctrica jugada. Vela cedió el balón para la subida de un excepcional Zaldua, que metió el balón dentro del área para el remate de Seferovic, que, a bocajarro, lo despejó Jaime.

El once inicial de la Real.
Esa jugada fue un pequeño oasis dentro del dominio del juego que tenía el Valladolid, que retomó en cuanto sacó de puerta. La Real había perdonado la primera ocasión en la que rompía esa superioridad visitante, pero no iba a dejar pasar una segunda. Un prodigioso pase de Pardo, su séptima asistencia de gol de la temporada, lo coronó Vela con una magnífica vaselina para superar la salida de Jaime. Un chispazo de calidad que, al final, marcó la diferencia y permitió que los tres puntos se quedaran en casa. Pero en ese momento el gol hizo que el partido cambiara radicalmente y se pusiera del lado de la Real con claridad. El equipo txuri urdin se sintió superior y se puso a jugar al fútbol con un instinto que había olvidado en las últimas semanas. Llegaba por las bandas con constantes subidas de Zaldua y José Ángel, por el centro con buenas combinaciones con Pardo y Canales a las que se sumaban Vela y Griezmann, e incluso probaba disparos lejanos, algo que hicieron tanto Griezmann como Canales. Incluso el ex valencianista pudo romper la interminable sequía en faltas directas, pero Jaime, al que Canales vio adelantado, reaccionó a tiempo.

La mejor ocasión de esos buenos minutos realistas la tuvo en sus pies Vela, que estrelló el balón en el cuerpo del guardameta del equipo pucelano en un magnífico contragolpe por su afán de disparar con la izquierda. El rechace lo marró Seferovic con un muy mal disparo. Si el Valladolid sólo pudo oponer en la primera mitad el ya mencionado disparo de Javi Guerra, en la segunda mitad puso algo más en peligro la victoria realista. Pero de nuevo la primera ocasión verdaderamente clara de este acto fue para la Real, un disparo que se fabricó solo Seferovic, en su única acción realmente meritoria de otro partido francamente difícil para el suizo, y que provocó una nueva parada de Jaime, de largo el mejor jugador del Valladolid. A renglón seguido la Real vio cómo el partido estuvo a punto de escapársele. Larsson metió un sensacional pase a Óscar, que no pudo salvar la salida de Bravo cuando casi parecía más fácil que marcara el gol. Cuatro minutos después, una jugada de pizarra acabó con un claro disparo otra vez de Óscar, pero lo mandó arriba.

A partir de ahí, y era el minuto 61, el equipo realista sufrió mucho más porque sintió que ganar no era la única opción. Las dos ocasiones casi consecutivas del Valladolid habían encendido todas las alarmas. Afortundamente, Juan Ignacio Martínez no lanzó a los suyos a un ataque desaforado, sino que sus cambios fueron más refrescos que apuestas más ofensivas. Pero se temió por un gol del Valladolid entre otras cosas porque los cambios de Arrasate estuvieron muy lejos de funcionar, confirmando que el gran problema que tiene el equipo este año está en no haber dado con fórmulas constantes que hagan jugar a su centro del campo. Canales, fundido, dejó su sitio a un Xabi Prieto que está lejísimos de parecerse a su mejor versión y ni siquiera fue capaz de entrar en juego. Agirretxe tampoco encontró hoy caminos al gol cuando suplió a Seferovic, que tuvo una nueva ocasión con un disparo desde una posición algo escorada que de nuevo sacó Jaime con seguridad. Y la entrada de Elustondo por Pardo a seis minutos del final no sirvió tampoco para controlar más el partido.

En realidad, el agobio era más fruto del corto marcador, del bajo estado de forma de la Real como conjunto y de la facilidad con la que pierde la confianza que por la claridad de las oportunidades del Valladolid. De hecho, la mejor de sus llegadas en el tramo final se la tuvo que agradecer ya en el descuento a Del Cerro Grande, otro mal árbitro que, después de una labor bastante mala aunque afortunadamente no decisiva en el marcador, señaló un rocambolesco libre indirecto dentro del área de Bravo. La barrera, bien colocada y con la tensión necesaria, por mucho que el disparo se produjera desde la frontal del área grande y no desde una posición más cercana, evitó males mayores. El partido acabó muriendo en el área del Valladolid gracias a Vela, que forzó que el árbitro señalara la quinta falta sobre él, aunque en realidad recibió alguna más y oposita claramente a ser el jugador que más infracciones recibe de la Liga, cuando se disponía a entrar en el área. Justo antes del libre indirecto, una entrada de Víctor Pérez sobre Griezmann que debió saldarse con tarjeta roja se quedó en amarilla. Cuesta mucho que un rival salga expulsado de Anoeta. Cuesta demasiado.

El marcador definitivo.
Es indudable que lo mejor del partido es que la Real suma tres puntos y se mantiene en la lucha europea, en la misma posición con respecto al equipo que le precede en la tabla, el Sevilla, y el que le persigue, el Villarreal, porque los tres solventaron la jornada con victoria. Pero importa que está dos puntos más cerca del Athletic, ahora mismo a siete. La Real no está jugando bien en este tramo de la temporada, pero hay noticias positivas. Vela hoy sí tuvo algo de la chispa que no ha tenido otros días, Pardo volvió a ser decisivo en el centro del campo y los dos laterales hicieron un partido espléndido. Y sobre todo algo vital, además de mantener la portería a cero, y es que no es necesario que el equipo juegue bien para sacar adelante partidos que se van afeando con el paso de los minutos. Puede que sepa a poco, pero no hay que olvidar que Anoeta ha visto ya diez victorias de la Real en esta Liga, las mismas que logró la temporada pasada, cuando aún quedan cuatro partidos más como local. Repetir el éxito del pasado mes de junio, obviamente, está en que se empiecen a sumarse fuera de casa los puntos que se han escapado en las salidas más recientes.

miércoles, marzo 26, 2014

PREVIA Real Sociedad - Valladolid. La Real busca una victoria balsámica para creer de nuevo

El majestuoso gol de Griezmann al Valladolid de la 2012-2013.
Tras el varapalo de Almería, y en el partido central de la última semana de la temporada con tres encuentros, la Real busca una victoria balsámica que le haga creer de nuevo en sus posibilidades de luchar hasta el final por la cuarta plaza (jueves, 20.00 horas, Anoeta, Canal + Liga, Gol TV). Aunque muchas banderas se han plegado tras los puntos que se han escapado en las últimas semanas ante Rayo y Almería, dos equipos que están luchando por la supervivencia, queda tiempo para la remontada. Hay que hacer muy bien las cosas, pero son nueve puntos en otras tantas jornadas, que serían siete en ocho jornadas tras el empate del Athletic en Elche y el partido de la Real en Anoeta ante el Valladolid si los de Jagoba Arrasate logran el triunfo. Y torres mucho, pero mucho más altas han caído ya en la historia del fútbol. Obviamente, el Sevilla está ya en esa lucha también, como lo está el Villarreal, pero la Real no ha salido todavía de la misma. Europa es la meta. Y cuanto más alta sea la posición en la Liga, mucho mejor. Con eso en mente, sumar de tres en tres es la única medicina posible.

La convocatoria de Arrasate para este encuentro deja jugosos mensajes, matizados únicamente por el hecho de que estamos en una semana de tres partidos y a expensas de saber qué jugadores escogerá para la visita al Osasuna. Pero los dos jugadores que pagan la derrota de Almería con claridad son los dos laterales, Carlos Martínez y De la Bella. Ambos jugaron allí por la ausencia de Zaldua y José Ángel, que regresan ahora a la lista, y pasan directamente a la grada sin pasar por el banquillo. Hay una tercera novedad en la convocatoria, obligada, ya que Mikel González vio en Almería la quinta tarjeta amarilla de la temporada y tendrá que cumplir un partido de sanción. En su lugar, vuelve al grupo de los 18 elegidos Seferovic, en otro claro mensaje: sólo hay cuatro defensas en la lista (Elustondo y Markel son los que ya han jugado de centrales, para el lateral habría que improvisar en caso de cualquier contingencia, presumiblemente con Ros), en la que sí está toda la pólvora ofensiva. Todos los jugadores estaban ya disponibles salvo Zubikarai. Los otros dos descartados son Estrada y Granero.

A la vista de los convocados, no hay ninguna duda en la línea defensiva, en la que jugarán todos los elegidos, esto es, Bravo en la portería, Zaldua y José Ángel en los laterales y Ansotegi e Iñigo Martínez en el centro. El hecho de que sea el segundo de los tres partidos que jugará la Real en seis días abre la posibilidad a muchos cambios en el resto de demarcaciones. Es imposible anticipar cuáles son los planes del técnico para la línea medular, y ni siquiera el casi intocable Markel parece seguro. Se jugarán los tres puestos entre el jugador ya mencionado, Elustondo, Pardo, Canales, Zurutuza y Xabi Prieto. Y en el ataque sucede lo mismo. Si actúa como acostumbra, Arrasate dará descanso al menos a una de las dos grandes estrellas del equipo, con lo que Griezmann o Vela empezarían desde el banquillo para que jugara Chory Castro. A pesar de haber anotado en los dos últimos partidos, ni siquiera Agirretxe parece seguro en el once, lo que da opciones a Seferovic de jugar después de algún tiempo sin hacerlo. El banquillo lo completarán Royo y Ros, los únicos que parece con seguridad que no estarán en el once inicial.

El empate del Athletic en Elche deja a la Real, que jugará sabiendo los resultados de todos sus rivales menos del Villarreal (que juega a la misma hora), en disposición de recortar dos puntos con respecto a la cuarta plaza, ahora en los 56 puntos que tienen los bilbaínos. El equipo txuri urdin arrancó la jornada en la sexta plaza con 46. Su rival, el Valladolid, desde la penúltima con 27 puntos, dos por debajo de la salvación. La Real es un equipo muy fiable como local, donde ha sumado nueve victorias en los 14 partidos que ha disputado y sólo ha perdido dos, los mismos que el Real Madrid. Eso sí, está en una fase irregular, pues de los últimos cuatro ha empatado uno (0-0 ante el Levante) y ha perdido otro (2-3 ante el Rayo). Marcando más de un gol al Valladolid, pasaría a ser el cuarto más goleador en casa, tras los tres intocables. El Valladolid hace honor a su posición en la tabla y es el segundo peor equipo visitante de la Liga, superando sólo al Betis, apenas ha ganado un partido lejos de Pucela (0-3 al Rayo) y ha empatado otros cinco (a cero contra el Elche y el Getafe, a uno contra el Levante y el Málaga y a dos contra el Valencia).

La historia está claramente del lado de la Real en sus enfrentamientos en Donostia contra el Valladolid. De los 39 partidos disputados, 26 han caído del lado txuri urdin, por apenas tres victorias visitantes. En Primera han sido 36 los encuentros jugados, con 24 victorias para la Real, nueve empates y tres derrotas. El dato es Anoeta es más aplastante, pues en este estadio se han disputado doce de esos duelos, con diez triunfos realistas, un empate (en ocho de esos once partidos, la Real no encajó) y sólo una victoria visitante, el 1-3 de la temporada 2003-2004, precisamente la mayor goleada conseguida en San Sebastián por el conjunto pucelano. La más amplia victoria realista es el 6-0 logrado dos años antes, en la 2001-2002, con dos goles de Tayfun y uno de Xabi Alonso, Khokhlov, De Paula y Luiz Alberto. El cuadro se completa con un empate a cuatro en la fase de ascenso de la temporada 1942-1943 y dos partidos en Segunda ganados por la Real. El primero de ellos, el 14-2 de la 1940-1941, es la mayor goleada de la historia txuri urdin en partido oficial. Chipia marcó cinco goles, Bienzobas y Azpiazu sumaron un hat trick cada uno, Pedrín hizo dos e Izaga uno.

La pasada temporada, la 2012-2013, la Real barrió al Valladolid. En once minutos, entre el 32 y el 43, hizo tres golazos. Griezmann hizo el primero tras un sensacional control y pase de Mikel González, Agirretxe convirtió el segundo con un gran disparo a la media vuelta y mandando el balón a la escuadra y Griezmann repitió en el tercero recibiendo un formidable pase desde su campo de Zurutuza, que controlo y remató sin dejar caer la pelota. La Real dejó para la segunda parte el gol más hermoso del campeonato, una portentosa jugada en la que casi todos sus jugadores tocaron el balón, con paredes imposibles al primer toque y que culminó Xabi Prieto marcando el 4-0. El Valladolid marcó el gol del honor por medio de Javi Guerra en el minuto 87. En la primera vuelta de la presente temporada, la 2013-2014, el resultado en Zorrilla fue de empate a dos. La Real jugó muy bien durante 75 minutos, se puso 0-2 con dos tantos de Griezmann, se dejó empatar en el último cuarto de hora y pudo perder, pero Bravo detuvo un penalti ya en el descuento.

martes, marzo 25, 2014

Markel se estrena como goleador tras 142 partidos

Markel celebra ahí el gol de Vela antes de anotar el suyo.
El gol de Markel Bergara en Almería, insuficiente finalmente para puntuar aunque cuando llegó en el minuto 85 del partido era el empate a tres, fue el primero que consiguió el mediocentro realista como jugador profesional. El de Elgoibar ha necesitado nada menos que 142 partidos para cantar un gol en primer persona, a lo que habría que sumar también los 55 encuentros que jugó con el Sanse, en los que no había logrado anotar. En total, fueron 9.581 minutos con el primer equipo y 3.837 en el filial antes de lograr ese gol de cabeza. Es verdad que Markel no es un jugador que se prodigue demasiado en los disparos e incluso no suele ser de los más activos en las jugadas de estrategia, por lo que tampoco es un dato extraño.

Antes de este gol, era el jugador actual del primer equipo que más partidos había jugado sin haberse convertido en goleador. De los 24 jugadores que tiene la primera plantilla de la Real Sociedad, sin contar por el momento en ese grupo a Zaldua, Gaztañaga y Sangalli, los tres potrillos que han jugado esta temporada sus primeros minutos en la Real, sólo había cuatro jugadores que no se hubieran estrenado en esta faceta. Se trata del portero Zubikarai (no hay que olvidar que Bravo sí marcó, siendo de hecho el último realista en marcar de falta directa aunque lo hiciera en el año 2010), Granero (con apenas seis partidos jugados antes de su lesión), Canales (que ya ha participado en nueve encuentros) y el propio Markel. No obstante, tanto Granero como Canales sí habían sido goleadores con sus anteriores equipos, Getafe, Real Madrid y Queens Park Rangers en el caso del primero y Racing de Santander y Valencia en el del segundo, que no llegó a convertirse en goleador con la camiseta madridista.

Por llamativa que sea la cifra de partidos que ha necesitado Markel para estrenarse, aún le faltaban bastantes más para superar al realista que más veces vistió la camiseta txuri urdin sin celebrar un tanto. Ese no es otro que José Mari Martínez. El mítico capitán realista, defensa central del equipo que logró el ascenso de Puertollano y del primero que se clasificó para jugar competiciones europeas, jugó nada menos que 373 partidos con la Real entre 1964 y 1976 y nunca convirtió un tanto. Ricardo Suárez, también defensa de la Real entre 1949 y 1956, disputó 200 partidos sin ser goleador. En esta lista de no goleadores con más partidos de los que ya ha jugado Markel, le siguen Nemesio Arana, que acumuló 166 encuentros entre 1927 y 1936; Eliseo Murillo, que se enfundó la camiseta del primer equipo en 165 partidos entre 1977 y 1985; y Javier Sagarzazu, con 154 partidos entre 1983 y 1987.

ALMERÍA 4 - REAL SOCIEDAD 3 Dar ventaja al rival provoca estos despropósitos

Uno de los muchos lamentos que provocó el partido.
La Real cayó derrotada en Almería. Otra vez. Sigue siendo una ciudad en la que nunca ha conseguido ganar un partido oficial. ¿La explicación? Compleja, muy compleja. Pero el caso es que dio ventaja al rival y ese mismo rival, que al comienzo del partido ocupaba la penúltima posición de la tabla, la aprovechó. Con sus méritos y con el despropósito en que se convirtió el partido. Despropósito txuri urdin por muchas razones, pero sobre todo por la injustificable suplencia de Rubén Pardo cada vez que hay elección. En menor medida que Montanier, pero Arrasate está pecando de lo mismo... y eso que no consigue hallar un centro del campo que haga olvidar que el riojano no juega. Y a eso hay que añadir el despropósito arbitral de un incompetente Ayza Gámez, uno de los peores árbitros de la historia del fútbol español, que de puro malo que es se equivocó en todas las facetas de su trabajo. La derrota llegó en el descuento y por un gol de rebote, sí, pero el despropósito ya era tal que dio lo mismo. Porque en Almería se enterraron las posibilidades de llegar a la cuarta plaza en un porcentaje elevadísimo.

El once de la Real fue más o menos el esperado. Con las ausencias, la defensa estaba clara: la misma del once tipo de la temporada pasada. Y parecía obvio, como así fue, que arriba Arrasate iba a desplegar toda la dinamita. Pero el centro del campo es el mayor quebradero de cabeza del equipo. No se ha terminado todavía de analizar el daño que ha hecho Illarramendi al dejar abandonada a la Real. Arrasate ha conseguido a marchas forzadas que el equipo mantenga cierta solidez, pero no ha recuperado la imaginación y el fútbol vertiginoso del equipo que se apoyaba en el de Mutriku. Hay dos jugadores que han sido fundamentales para los mejores momentos de la Real en ese sentido. Uno es Zurutuza, pero sólo cuando está en forma. Cuando no lo está, como ahora, es un lastre para el juego realista. Y el otro es Pardo, que casi siempre que hay elección se acaba quedando en el banquillo. Partidos como el de hoy, en el que dos de los tres medios del equipo, Markel y Zurutuza, están lejísimos de lo que necesita la Real, abren debates y perjudican a los jugadores del primer equipo que tienen poco justificadas etiquetas de intocables habiendo otras opciones.

Esa es la primera lección que deja el partido, que incluso con un once competitivo se dio ventaja al rival, porque la Real es mucho más que el Almería. Muchísimo más. Y en los primeros 25 minutos del partido debió dejarlo completamente sentenciado, incluso dejando sin ser necesario que el equipo local manejara la pelota y tuviera un mayor porcentaje de posesión de balón. Cada vez que el equipo txuri urdin llegaba a las inmediaciones del área de Esteban, había peligro. Y Agirretxe fue el jugador que con más ahínco buscó su portería, sobre todo con un zurdazo desde la parte derecha del área que estuvo muy cerca de sorprender al guardameta local. A los 20 minutos, y ya mereciendo ir por delante, la Real se encontró con un escenario desconocido, con un penalti, el primero de la Liga. Y para colmo fue un penalti que quizá no debió señalarse porque la mano de Trujillo no pareció punible. Ayza Gámez, recién salido de la nevera, comenzaba su recital. Vela, infalible, colocó el 0-1 en el marcador engañando perfectamente a Esteban. La Real siguió jugando para marcar el 0-2. Lo tuvieron Griezmann en dos ocasiones, Canales y Vela, pero no llegó.

Y como tantas veces le ha sucedido a la Real esta temporada lejos de Anoeta, la ventaja inicial fue insuficiente para controlar el partido porque el centro del campo rival jugó bastante a sus anchas. No fue la única máxima que se cumplió. Óscar Díaz no había marcado ningún gol en la temporada. ¿Saben quién marcó? Evidentemente, Óscar Díaz. Ante las enormes lagunas que había en el centro del campo de la Real, sacó de su posición a un Mikel González que no termina de coger la forma y después le ganó en carrera. La salida a destiempo de Bravo también ayudó a que el atacante almeriense le superara con demasiada facilidad. A pesar de que la Real debía estar prácticamente goleando, se marchó al descanso con ese empate a uno. El recital que dio Canales en la primera mitad, jugando por tres, no bastó para conseguir una merecida ventaja. Y eso sin olvidar que la igualada campeaba en el marcador por el penalti con el que Ayza Gámez comenzó a ser lo peor con diferencia del partido. A partir de ahí, comenzó a perdonar tarjetas amarillas al Almería, sobre todo a un Soriano que no paró de golpear y de protestar.

En la segunda mitad, y también hay costumbre en eso, la Real salió dormida. El Almería, que necesitaba la victoria para salir de la zona de descenso, se fue a por ella con descaro. Sin demasiada calidad, porque no la tiene, pero con mucho corazón, que ahí superó por completo a la Real. Aún así, ese arreón inicial de los locales no duró mucho y el equipo txuri urdin volvió a sumar ocasión tras ocasión. La tuvo Canales primero con un disparo desde fuera del área y Griezmann después. El francés falló algo imperdonable, un mano a mano con Esteban, después de que Agirretxe le dejara completamente solo. A partir de ahí, el despropósito cobró forma definitiva. Ayza Gámez anuló un gol legal al Almería, al anotar Verza en el segundo palo en posición perfectamente habilitada, en uno de los incontables córners que la Real regaló a los locales. En la jugada siguiente, Agirretxe puso de nuevo por delante a la Real con un gol de jugadorazo. Encaró a Estaban y le superó con una perfecta vaselina desde la frontal del área. ¿Controló el partido el equipo txuri urdin a partir de ahí? En absoluto. Arrasate mantuvo la cerrada confianza en los once titulares, algo que hace siempre, vaya bien o vaya mal el partido, y eso acabó costando caro.

A la falta de decisiones por parte del banquillo realista se sumó al espectáculo, cómo no, el omnipresente Ayza Gámez. En apenas cinco minutos, se inventó nada menos que dos penaltis a favor del Almería en los que cometió el doble error de sancionar una infracción que no existió y convirtiéndolas en penaltis cuando no fueron dentro del área. En la primera, Carlos Martínez no parece tocar al atacante almeriense y, en todo caso, estaba fuera del área. En la segunda, en una jugada propiciada por el cansancio de Canales y la falta de ayudas, Mikel González tiró el brazo para tratar de agarrar a Aleix estando claramente fuera, pero el almeriense se dejó caer con estrépito dentro. Verza aprovecha la irracionalidad del árbitro para dar la vuelta al partido anotando ambas penas máximas. Entre medias, el despropósito en que se había convertido el partido hizo que la Real no fuera capaz de marcar en una jugada en la que pudo hacerlo hasta en tres ocasiones, siendo la más clara un suave desvío de Agirretxe que Mané sacó sobre la línea, sin que el balón llegara a entrar. Puede que ese fuera el único acierto en todo el partido de Ayza Gámez, un árbitro que va a la nevera cuando pita a los grandes pero que no pasa nada si destroza partidos de esos que en la Liga de los otros 18 son importantes.

Con el partido perdido y en el minuto 72, Arrasate movió el banquillo. Muy tarde, como ya es costumbre. La solución, obvia, era poner a Pardo sobre el terreno de juego. La cuestión es que hacerlo en una situación desesperada y con la sombra de la duda sobre su cabeza siempre hace que Pardo juegue más acelerado de lo que debe. Por tanto, no fue la solución que habría sido desde el once titular. El sustituido fue un fundido Canales, que, hay que recordarlo, tuvo que correr por tres, hacia el área rival y hacia la propia. El segundo cambio fue colocar a Xabi Prieto por un desafortunadísimo Zurutuza. Al menos el técnico txuri urdin vio que el problema de la Real estaba en el centro del campo. Y en el 81, ya tocando la corneta en una ofensiva sin cuartel pero ya deslabazada, puso sobre el césped a Chory por Mikel González, retrasando a Markel al centro de la zaga. La heroica bastó para empatar a balón parado cuando todavía quedaban cinco minutos para el final. Chory puso el balón en el segundo palo con una falta botada desde la derecha y ahí, convenientemente agarrados por la defensa Agirretxe e Iñigo, Markel estaba solo para anotar su primer gol como profesional.

Era el empate a tres y quizá en la única decisión claramente acertada de todo el partido, la Real entendió que debía ir a por el cuarto. Colgando balones, lo más que sacó fue el perdón a De la Bella de, hay que insistir en ello, un calamitoso Ayza Gámez que no puede seguir ni un día más en la élite del fútbol español, si es que eso sigue significando algo en nuestro fútbol. El lateral realista golpeó claramente con el codo en la cara a Aleix y debió ver la tarjeta roja. Pero nada. Y cuando el Almería, su banquillo, sus jugadores y sus aficionados clamaban por el final del partido y al menos mantener un punto, se encontraron un gol que ya nadie esperaba. Fue mala suerte, pero también una temeridad. De la Bella despejó con virulencia un balón que estaba a la altura del punto de penalti con Hicham a medio metro. El rebote podría haber salido para cualquier rincón del Estadio de los Juegos del Mediterráneo pero salió justo al interior de la portería, junto al palo y sin que Bravo pudiera hacer nada. El chileno encajó cuatro goles en un partido en el que apenas tuvo que intervenir. Sólo un tiro de Iñigo Martínez, ya casi de delantero, pudo dar el empate a la Real, pero lo mandó fuera.

Así se le escaparon los tres puntos a la Real en un partido que, visto lo que tenían ambos equipos, se tuvo que haber ganado con bastante comodidad. Y no son sólo los tres puntos perdidos. Es la oportunidad de luchar por la cuarta plaza, que ya se queda a nueve puntos con otros tantos partidos por jugar. La lucha ahora ya, después de fracasar ante dos equipos en puestos de descenso, el Rayo y el Almería, es por la quinta posición, ante un Sevilla en racha que le ha arrebatado esa primera plaza que da acceso a jugar la Europa League. Es inconcebible perder en Almería marcando tres goles, habiendo recibido el primer penalti a favor de la temporada e incluso con el primer gol como profesional, casi siete años después de su debut, de Markel Bergara. Pero la Real sufrió el despropósito arbitral y se condenó por sus propios errores. Es el cuarto mejor equipo de Primera División pero no va a ocupar esa posición al final por más razones que la acumulación de partidos. Y derrotas como la de Almería están en el centro del debate sobre esas causas. El despropósito generalizado se llevó por delante a los de Arrasate y tres puntos que debió lograr.

domingo, marzo 23, 2014

PREVIA Almería - Real Sociedad. Arranca una semana clave

La Real empató a dos en su última visita liguera a Almería.
Arranca una semana clave para la Real, y lo hace en Almería (lunes, 22.00 horas, Estadio de los Juegos del Mediterráneo, Cuatro). Es clave porque será la última de la temporada con tres partidos. También porque los de Jagoba Arrasate jugarán contra tres equipos de la parte baja de la tabla con la necesidad de sumar de tres en tres para seguir persiguiendo doble objetivo de reafirmarse en la quinta plaza y mantener las opciones de luchar por la cuarta. Y finalmente porque dos de esos tres partidos serán fuera de casa, donde el rendimiento del equipo txuri urdin ha bajado bastante desde que la Liga ha entrada en 2014. El técnico txuri urdin ha recuperado a toda su plantilla, incluyendo los lesionados de más larga duración, para afrontar el tramo decisivo de la temporada. Ahora toca recuperar las mejores sensaciones y sumar victorias. Volver a la Champions bien vale un sprint final memorable.

Y aunque la enfermería no le ha dado demasiado guerra a Arrasate esta semana a la hora confeccionar su convocatoria, sí que ha provocado que dos jugadores no puedan estar a sus órdenes. Se trata de Zaldua y Seferovic, ambos con molestias con las que no ha querido arriesgar el técnico realista. Zubikarai no ha entrenado y tampoco ha entrado en la lista por motivos personales, sin más aclaración, y ya era conocida la ausencia de José Ángel, que vio la quinta tarjeta amarilla ante el Valencia y tendrá que cumplir la sanción esta jornada. Con estas ausencias, en principio nada demasiado traumático, Arrasate sólo ha tenido que hacer un descarte más, y ése sigue siendo Dani Estrada. De esta forma, los que vuelven a la lista con respecto al último encuentro liguero son Royo como guardameta suplente, Carlos Martínez, Ansotegi y Ros. Arrasate, como ya es costumbre, ha preferido cubrir las ausencias con la primera plantilla antes que buscar un recambio por puesto en el filial.

Bravo estará bajo palos y en la línea defensiva sólo hay una duda, quién acompañará a Iñigo Martínez en el centro de la defensa. Al salir Ansotegi de una lesión, lo lógico es que sea Mikel González. Después de mucho tiempo, los laterales volverán a ser los de la temporada pasada, Carlos Martínez y De la Bella. Markel, a priori, sigue siendo intocable en el pivote, y los dos otros puestos del centro del campo tienen casi tantos candidatos como convocados. Ros y Xabi Prieto se antojan como los suplentes más claros, pero entre Pardo, Elustondo, Zurutuza y Canales podría jugar cualquiera, y más pensando en que de nuevo hay partido el jueves. Vela y Griezmann parecen también titulares seguros y el último elegido dependerá del sistema que prefiera Arrasate para este encuentro, aunque lo lógico sería mantener a Agirretxe después de recuperar el olfato goleador con el decisivo tanto ante el Valencia. Royo y Chory Castro completarían el banquillo.

Como el Almería - Real Sociedad cierra la jornada, el equipo de Arrasate saltará al césped sabiendo los resultados de sus rivales, y sobre todo conociendo que la victoria del Athletic (aunque no era en principio una jornada propicia para que pinchara) obliga a ganar para que la cuarta plaza no se aleje demasiado. La jornada comenzó con el equipo txuri urdin en la quinta plaza con 46 puntos, seis puntos por debajo de su objetivo de Champions, y el Almería en la decimonovena con 26, dos por debajo del umbral de la salvación. En lo que llevamos de 2014, la Real sólo ha ganado uno de los cinco partidos que ha jugado lejos de Anoeta, en Málaga por 0-1, y es el noveno equipo de la Liga a domicilio, aunque haya ganado cuatro partidos y empatado otros tantos de los 14 que ya ha jugado como visitante. El Almería sólo ha ganado cuatro de los trece partidos disputados en su estadio, ha empatado el mismo número y ha perdido cinco. El equipo andaluz suma cinco jornadas sin ganar, sumando sólo un punto, y no gana en casa desde que batió al Atlético de Madrid por 2-0 en la jornada 23.

La historia de los Almería - Real Sociedad es todavía corta, pero nada favorable a los intereses de la Real, puesto que el Estadio de los Juegos del Mediterráneo es uno de los pocos de Primera donde no conoce la victoria. De los actuales, le queda éste, el nuevo Los Cármenes y el todavía por visitar nuevo San Mamés. La Real ha jugado en Almería en tres ocasiones en partido liguero, siempre en Primera División, perdiendo una de ellas y empatando en las otras dos. Lo curioso es que el equipo que no consiguió ganar en el antiguo Franco Navarro fue el campeón de comienzos de los 80. En la temporada de la imbatibilidad, la 1979-1980, empató a cero. En la campaña siguiente, en la que la Real ganó la Liga, perdió por 3-2, marcando Alonso y Satrústegui. Completa el cuadro el 2-2 de la temporada 2010-2011. Ni siquiera en Copa pudo ganar la Real en el estadio almeriense, donde jugó en esa misma campaña en la vuelta de la eliminatoria y perdió por 2-1. Agirretxe, autor de ese gol, es el único jugador que ha visto puerta allí.

El encuentro de la 2010-2011 fue la primera y por ahora la última vez que la Real jugó en el Estadio de los Juegos del Mediterráneo. El equipo txuri urdin arrancó muy bien el partido y para el minuto 7 ya ganaba, con el primer gol de Tamudo con la camiseta de la Real. Piatti empató en el minuto 20. Pero una gran jugada de Aranburu permitió, pasada la media hora, que Sutil se estrenara también como goleador realista. La Real desperdició su ventaja por segunda vez, pero en la segunda de una forma mucho más cruel: en el último minuto del partido y no sabiendo defender la táctica más vieja, el balón a la olla. Ulloa acertó tras un fallo de Mikel González en el salto y subió el empate a dos final al marcador. En el partido de la primera vuelta de la presente temporada, la 2013-2014, la Real batió al Almería, que llegó a Donostia como colista de Primera, por un claro 3-0, con dos goles de Griezmann y uno más de José Ángel. Fue el día en el que Vela escuchó algunos silbidos de la grada de Anoeta.

domingo, marzo 16, 2014

REAL SOCIEDAD 1 - VALENCIA 0 Un gol de Agirretxe, tres puntos vitales y poco más

Agirretxe celebra el valioso y definitivo 1-0.
Los equipos que logran éxitos son los que cuando firman partidos pobres consiguen sumar los tres puntos en juego. Es una máxima incuestionable, y mucho más en el tramo decisivo de la temporada, aunque no puede servir de excusa para el aburrido espectáculo que se vivió en Anoeta. Real Sociedad y Valencia protagonizaron un encuentro diametralmente opuesto al del año pasado. Si aquel fue dinámico y vibrante, el de hoy fue soso, lleno de fallos,con un número escasísimo de ocasiones de gol, con dos porteros que prácticamente no intervinieron y con muy poquito fútbol en sus botas. Y ganó la Real porque reapareció el olfato goleador de Agirretxe, que hizo un gran gol de cabeza y dio los tres puntos al equipo txuri urdin en una de las pocas acciones acertadas del partido. Tres puntos vitales porque suponen una clasificación casi virtual para las competiciones europeas de la próxima temporada y mantener las opciones de seguir luchando por la Champions, a expensas de lo que suceda mañana entre el Villarreal y el Athletic. Y poco más.

Tras la revolución que introdujo Arrasate ante el Rayo y el traspiés que supone tanto en el juego como en el resultado, tocó rehacerla para volver a un equipo más parecido a lo que se había visto hasta entonces. Lo más sorprendente, aunque no tanto como debería de serlo, es que Pardo se quedó en el banquillo. El triángulo del centro del campo lo formaron Markel, Zurutuza y Canales, tres jugadores que, casualmente, no salieron de inició ante el equipo vallecano. La marcha de Illarramendi el pasado verano ha hecho que el centro del campo sea el gran quebradero de cabeza de la Real esta temporada, y a estas alturas de la competición el técnico realista todavía no ha mostrado más preferencias claras en esa zona que la titularidad de Markel. Al margen de las enormes precauciones defensivas con las que el Valencia saltó al campo, impropias para un equipo que busca necesariamente sumar de tres en tres para llegar a Europa, el centro del campo de la Real no fue capaz de fabricar absolutamente nada.

El síntoma es claro, por mucho que las fórmulas cambien o se repitan. Tan claro es que frente al Valencia hasta los centrales vieron que para sacar el balón jugado tienen que incorporarse con frecuencia al centro del campo. Como el Valencia no presionaba más que ocasionalmente de forma adelantada la línea de zagueros, tanto Iñigo Martínez como Mikel González, avanzaron en bastantes ocasiones conduciendo la pelota, algo que no siempre salió bien. Con Markel eliminado de esa labor de creación, sin que Zurutuza entrase en juego y con Canales recorriendo kilómetros pero sin el acierto que mostró en días anteriores, el juego de la Real quedaba prácticamente desactivado, a la espera de que Vela o Griezmann cazaran algún balón que permitiera uno de sus veloces contragolpes o de que Agirretxe consiguiera bajar alguna pelota y permitiera una segunda jugada. En toda la primera mitad no se llegó a dar ninguna de esas dos situaciones con claridad y por eso el equipo txuri urdin no llegó a disparar entre los tres palos.

No es que el Valencia fuera capaz de ofrecer mucho más. Alguna que otra internada de Barragán por la izquierda con centros que solventaron bien los centrales realistas, y dos medio ocasiones, la primera un disparo lejano de Feghouli que Bravo despejó a córner sin excesivos problemas y por su buena colocación, y la segunda un lanzamiento de Jonas rematando un córner botado por Parejo, el único de los muchos que botó que consiguió enviar a un compañero en posición de remate. La Real trató de aprovechar la defensa de circunstancias que tuvo que alinear Pizzi por la baja de Mathieu y su presión adelantada sirvió en alguna que otra ocasión para robar el balón cerca de la portería de Alves, pero en ninguna de ellas tuvo que ensuciarse los guantes el guardameta valencianista. Con las innumerables pérdidas de balón que protagonizaron uno y otro equipo, el partido llegó al descanso sumido en el sopor y con muy pocas cosas que comentar, analizar o disfrutar.

El arranque de la segunda mitad mostró a un Valencia, ahora sí, algo más ambicioso. Y ahí se confirmó que lo mejor de la Real en este encuentro, de largo, fue su línea defensiva. Los cuatro, Zaldua, Iñigo, Mikel y José Ángel, estuvieron a un nivel muy alto y se hicieron muy buenas coberturas, además de acertar en las marcas y anticipándose en muchas ocasiones a los pases del Valencia. Eso provocó que Bravo no tuviera excesivo trabajo, aunque la sensación de peligro sí rondase su área. La ocasión más claro del equipo visitante debió ser anulada antes de que se produjera un primer remate que sacó Bravo, pero Estrada Fernández acabó señalando el fuera de juego a la segunda. Era el minuto 60. Y acto seguido marcó la Real. Juntó tres buenos pases, un Griezmann desconocido durante todo el partido abrió a la banda para José Ángel, éste puso un centro magnífico, con fuerza y con rosca, y Agirretxe lo cabeceó al interior de la portería del Valencia con la categoría que se le supone a un nueve de los de toda la vida.

El gol de Agirretxe es su sexto de la temporada y lo consiguió en el primer tiro a puerta de la Real en el partido. El año pasado fue el 9 realista el artífice de la gran victoria ante el Valencia, y su gol de hoy tenía un sabor decisivo cuando se logró, sobre todo porque eran los mejores minutos del Valencia, y lo acabó teniendo al final porque ninguno de los dos equipos pudo batir de nuevo al guardameta rival. La Real tuvo que haber sentenciado con el segundo balón decente que tocó Agirretxe. El delantero dejó solo a Griezmann con un magnífico pase, pero al francés se le hizo de noche y estampó el balón en el cuerpo de Alves cuando lo tenía todo a favor para marcar. Mientras Pizzi tocaba todo lo que podía para tratar de lograr el empate, incluso dejando prácticamente una defensa de tres, Arrasate sólo fortificó el centro del campo. Primero colocó a Pardo por Canales y después a Prieto por Agirretxe, que se marchó dolorido por la enésima patada de un Senderos que no llegó a ver la tarjeta amarilla hasta el minuto 91.

El técnico realista acabó dejando a Vela en punta, con una línea de cuatro por detrás y Markel por delante de la defensa. Eso no bastó casi nunca para frenar los ataques del Valencia antes de que pudieran tener cierta sensación de peligro y por eso la retaguardia tuvo que multiplicarse para impedir el gol visitante.La ocasión en la que se vio con más claridad esta situación fue ya en el minuto 86, cuando Iñigo Martínez salió a cerrar un disparo de Jonas, quien tuvo una segunda tentativa que estrelló en el lateral de la red. En los veinte minutos finales, sólo Pardo tuvo la intención de buscar buenos pases al hueco para tratar de sentenciar el partido, pero la defensa valencianista cortó bien sus intentos. Ni Vela ni Griezmann acertaron cuando estuvieron en disposición de montar contras. Como muestra, en una de ellas, nada más hacer el 1-0, Vela estuvo lento a la hora de abrir el balón a la banda para Canales y sólo sacó una falta en el círculo central y la amarilla a Bernat.

Fue sorprendente que Arrasate no agotara los cambios, sobre todo porque ya en el descuento Estrada Fernñandez llegó a sacar a la Real las dos tarjetas amarillas que vio, ambas por perder tiempo, a Bravo y José Ángel. El técnico pudo haber parado el partido de otra forma, e incluso debió haber buscado algo diferente mucho antes de que introdujera el primer relevo, ya en el minuto 76. El déficit de fútbol en el centro del campo exigía algo más. Y ese sigue siendo el principal problema de la Real. Sin embargo, los tres puntos eran vitales y el resultado manda sobre cualquier otra consideración, porque sirve para alejar casi definitivamente al Valencia de la pelea por Europa y cierra a cuatro equipos la lucha por la cuarta plaza, sobre todo si el Athletic cae en su visita mañana al Villarreal. Siempre es una buena noticia ganar, aunque se consiga de una manera poco solvente como la de hoy, y más después de dos tropiezos seguidos. Los dos próximos partidos, ante dos equipos en puestos de descenso, han de servir para apuntalar la remontada.

CLUB DE CAMPO 0 - REAL SOCIEDAD 0 (3-1) La Copa sigue siendo maldita para la Real

No pudo ser. La Real, subcampeona.
No hay manera de que la Real se saque de encima la maldición de la Copa. Por cuarto año consecutivo, las neskak se han quedado a las puertas de la gloria y han perdido la final de esta competición. Sufrió primero en dos ocasiones el dominio del Club de Campo, después cayó contra el Valdeluz y hoy ha vuelto a sucumbir ante el Club de Campo, en el campo del equipo madrileño. Y esta vez, aunque el arbitraje tuvo el habitual tono casero, no hay más explicación que el mal partido de las realistas, el peor de los tres que han jugado en esta competición, que apenas generaron ocasiones de peligro y que sufrieron para llegar con el empate inicial a la tanda fatídica de shoot-outs, donde las jugadoras del Club de Campo fueron mucho más efectivas. No deja de ser curioso que el equipo madrileño se lleve esta Copa de la Reina sin haber ganado ninguno de los tres partidos que ha disputado, superando a sus tres rivales en los strokes.

En honor a la verdad, la maldición de la Copa era también, y sigue siendo, la del Club de Campo. En ese terreno de juego siempre pasa algo que priva a las realistas de la victoria. Hoy ese algo tuvo que ver con la propia Real, atenazada desde el principio y sin la entereza con la que superó a Egara y Atlètic Terrassa en las dos eliminatorias anteriores. La maldición del Club de Campo, la del equipo, se dio por superada tras ganar la Real ante este conjunto la final de la pasada Liga, pero incluso en aquella final a tres partidos no se consiguió la victoria en el Club. Y esa maldición persiste. Lo cual, eso también hay que decirlo, no impide considerar justa la victoria del equipo madrileño, que durante los 70 minutos reglamentarios, y especialmente en la segunda mitad, fue el que más intento lograr la victoria, aunque sus mejores ocasiones llegaran en los penalti córners.

Chiara Tiddi convirtió así el primer shoot-out para la Real.
Todas sus ocasiones fueron en este tipo de jugadas salvo la primera, en la que María evitó con una gran intervención el 1-0 para el Club de Campo, cuando aún se estaba jugando el minuto 8 de la primera mitad. La Real reaccionó bien, y estuvo a punto de marcar en su siguiente jugada, pero sobre todo desperdició un penalti córner, el único que tuvo en el encuentro, en el que Patri Maraña sí encontró el hueco para el disparo pero no la portería. María Gómez tuvo instantes después una nueva ocasión de gol, y a partir de ese momento, poco después del cuarto de hora de juego, el dominio ya fue para el Club de Campo, aunque en el primer tiempo ya no dispuso de ocasiones claras que inquietaran a la portera realista, María López. Los dos finalistas no estaban mostrando precisamente el mejor de sus juegos en esta final de la Copa de la Reina.

Quizá por el fuerte calor para estas fechas que presidió el partido, quizá por el cansancio acumulado, quizá por la maldición copera, lo cierto es que la Real en la segunda parte sufrió mucho a merced de los ataques del Club de Campo. Las madrileñas llegaron a forzar hasta cuatro penalti córners en un cuarto de hora escaso y a las neskak les costó lo indecible llegar con vida al final del tiempo reglamentario. Es verdad que hubo algunos instantes de cierto asedio sobre la portería madrileña y algún contraataque pudo terminar en algo más, pero no se llegó a disponer de verdaderas opciones de perforar su portería. Los shoot-outsparecían inevitables y a la Real sólo le quedaba agarrarse a la enorme categoría de María para detener los lanzamientos del Club de Campo y a que la maldición liguera con el equipo madrileño se rompió precisamente en una tanda de estas características en la Liga 2012-2013.

María Gómez no marcó y la Real dijo adiós a la Copa.
Pero esta vez la Real no salió victoriosa en esa suerte del hockey. Se adelantó el Club de Campo y Chiara Tiddi empató en el primer shoot-outdel equipo txuri urdin. Las esperanzas de la Real se multiplicaron cuando las madrileñas erraron su segundo intento, pero a partir de ahí todo salió mal. Primero falló Patri, el marcador se puso después en 2-1, Maider Altuna tampoco consiguió acertar con la portería y el Club de Campo hizo el 3-1, obligando a la Real a marcar los dos lanzamientos que le restaban y a María a detener el último de sus rivales. Pero el match point sentenció a la Real a la primera. María Gómez no acertó y sin agotar su quinto disparo el título se lo quedó el Club de Campo. La Copa sigue siendo maldita para la Real. El Club de Campo como escenario sigue siendo maldito para la Real. Pero antes o después todas las maldiciones caen. Todavía puede haber vendetta en la Liga, donde el paso de la Real es aún más firme que el que mostró en la Copa antes de la final. Y el año que viene, otro intento.

sábado, marzo 15, 2014

PREVIA Real Sociedad - Valencia. Europa en juego

Agirretxe, triunfador ante el Valencia la pasada temporada.
Perder dos partidos seguidos ha hecho que la Real tenga Europa en juego en su partido contra el Valencia (domingo, 21.00, Anoeta, Canal + 1). Hace algunas semanas, se daba ya casi por supuesto el regreso realista al viejo continente, con la duda de en qué competición sería, pero habrá que seguir luchando hasta el final. El Valencia es, precisamente, el que marca ahora mismo la frontera con los conjuntos que no jugarán ni siquiera la Europa League la próxima temporada, por lo que sumar tres puntos sería un espaldarazo vital para asegurar esa competición y seguir apurando las opciones de Champions en el tramo final del campeonato. Incluso mantener el average particular, 1-2 para la Real en la primera vuelta, es importante. No ganar podría suponer la pérdida de la sexta plaza si el Sevilla si lo hace. Pero no lograr un triunfo sobre todo podría tener un efecto dañino en la moral, en lo más alto después de la victoria ante el Barcelona pero ahora tocada por los resultados ante el propio Sevilla en el Sánchez Pizjuán y ante el Rayo en Anoeta. Jagoba Arrasate tiene ya a toda la plantilla a su disposición, lo que no deja de ser una espléndida noticia para afrontar este final de temporada.

Aunque no tenga bajas, Arrasate no podía contar para este partido con Ansotegi y Granero, ambos recién recuperados de sus lesiones, mucho más grave como es sabido la del centrocampista. De esta forma, y tras la cesión de Ifrán al Deportivo, el técnico txuri urdin tenía que hacer otros dos descartes para el encuentro contra el Valencia. El primero, el de Javi Ros, era más que predecible, pues ha sido el último hombre del centro del campo durante toda la temporada. El segundo es más sorprendente. Se queda fuera De la Bella, cuando se podría haber apostado incluso por su regreso a la titularidad en lugar de un José Ángel que ha jugado todos los minutos de Liga y Copa en lo que llevamos de 2014. Arrasate está rotando así a los laterales, puesto que el que regresa a la lista después de dos semanas de ausencia es Carlos Martínez. Junto a ellos dos, vuelve a colarse entre los 18 elegidos Claudio Bravo, ya recuperado, dejando fuera a Royo.

Sin tener un once fijo, sí parece evidente que, tras los cambios que hubo ante el Rayo Vallecano, hay siete jugadores que se pueden considerar fijos para este importantísimo choque: Bravo, que volverá así a la portería tras perderse su primer partido de Liga, Iñigo Martínez y Mikel González en el centro de la defensa, José Ángel en el lado izquierdo, Markel Bergara por delante de ellos, y Vela y Griezmann en el ataque. Lo normal sería que Zaldua mantuviese la plaza en el lateral derecho, pero no se puede descartar el regreso de Carlos Martínez. Pardo tiene todas las papeletas para jugar junto a Markel, pero Zurutuza tiene también opciones. Por delante de ellos, lo normal es que Canales recupere la titularidad, y es también más que probable que Agirretxe vuelva a ocupar el puesto más adelantado del equipo inicial. Si ese fuera el once, Zubikarai, Elustondo, Xabi Prieto, Chory Castro y Seferovic completarían el banquillo.

Las derrotas de las dos últimas jornadas hacen que el duelo contra el Valencia tenga tintes de final por Europa, aún con todo lo que queda por jugar. La Real arrancó la jornada en la sexta posición con 43 puntos, siete por encima del Valencia, que en la octava posición marca el primer lugar sin premio europeo, y apenas dos por encima del Sevilla, que es séptimo. Por delante, el Villarreal tiene un punto más y el Athletic, ocho. Estos dos equipos cerrarán la jornada el lunes. La derrota ante el Rayo fue la segunda que la Real cosechó en Anoeta en la presente temporada, aunque incluso con un partido menos como local que algunos de sus rivales sigue siendo el quinto mejor equipo en casa. El Valencia sólo ha ganado tres de los trece partidos que ha jugado lejos de Mestalla, 0-1 al Granada y al Getafe y 2-3 al Barcelona. Mientras la Real ha sumado siete de los últimos 18 puntos en juego, el equipo valencianista, de la mano de Pizzi, su nuevo entrenador, ha logtado once y sólo ha perdido uno de esos seis últimos encuentros, 1-0 en Vallecas. Curiosamente, en este tramo ambos conjuntos han superado al Barça.

La historia dice que el Real Sociedad - Valencia es un duelo favorable con claridad al equipo txuri urdin, pero en el que el levantino puntúa con frecuencia. Se han encontrado en 62 ocasiones, todas en Primera División, y el balance es de 29 victorias realistas, 13 valencianistas y 20 empates. La mayor goleada a favor del conjunto txuri urdin sigue siendo la del primer partido en el que se enfrentaron ambos equipos, el 7-1 de la temporada 1931-1932, un día en el que Bienzobas marcó cuatro goles y Cholín, Chivero y Garmendia redondearon el marcador para la Real. La victoria más clara del Valencia, 0-3, se dio en dos ocasiones, en las campañas 1941-1942 y 1953-1954, aunque en la 1943-1944 marcó un gol más, con un 2-4 final. Contando sólo los partidos disputados en Anoeta, el balance es favorable al Valencia, que ha vencido en seis de los 17 duelos disputados, empatado en siete y superado por la Real sólo en cuatro, siendo la más inolvidable de ellas el 5-2 de la temporada 1995-1996 a un Valencia subcampeón, con un hat trick de Luis Pérez y sendos tantos de Craioveanu y Karpin. Eso sí, eso incluye los dos últimos partidos jugados.

La pasada temporada, la 2012-2013, Real y Valencia se vieron las caras en plena lucha por la cuarta plaza y a falta de sólo seis jornadas para el final de la Liga. Y protagonizaron un partido sensacional. Se adelantó el Valencia en el minuto 24 gracias a un remate de cabeza de Soldado. La Real empató con rapidez, con otro testarazo de Iñigo Martínez en el 33. Para entonces, Agirretxe ya estaba dando un recital descomunal en un partido jugado de poder a poder que no se resolvió hasta el final. En una maravillosa jugada con Agirretxe, Chory Castro hizo el 2-1 en el minuto 73. Con el Valencia volcado, Agirretxe hizo el tercero a pase de Xabi Prieto. Era el minuto 85 y el partido parecía solventado. Pero Jonas recortó distancias en el 88, sólo para que, de nuevo Agirretxe, coronando su mejor partido con la Real, ganara un balón en el círculo central y culminara una hermosa carrera con una vaselina aún más bonita. El Valencia se le ha venido dando bien a la Real, que sólo perdió el primero de los partidos que jugó desde que regresó a Primera, 1-2 en Anoeta. En la primera vuelta de la presente temporada venció el equipo txuri urdin en Mestalla por 1-2.

REAL SOCIEDAD 2 - ATLÈTIC TERRASSA 0 Lanzadas a por la Copa

Las neskak celebran el pase a la final.
La Real ya está en la final de la Copa de la Reina, tras vencer en la semifinal al Atlètic Terrassa con claridad y categoría, dejando el partido casi sentenciado en una brillante primera mitad, controlando el partido durante sus 70 minutos a excepción de un pequeño tramo al final del primer tiempo y sin apenas ocasiones de sufrimiento para mantener la merecida victoria. A diferencia de lo que ocurrió en los cuartos de final con el Egara como rival, donde las neskak se mostraron algo más nerviosas e imprecisas al principio, contra el Atlètic Terrassa su actuación fue mucho más solvente desde el comienzo. Lo sorprendente, de hecho, es que el primer gol tardara 18 minutos en llegar, porque la Real lo mereció casi desde el primero, imprimiendo al partido mucho ritmo y llegando con mucha claridad a la portería del equipo catalán.

Poli Guajardo fue la primera en probar suerte de cara a la portería rival, pero su lanzamiento se marchó por encima del larguero cuando ya casi se cantaba el gol. Casi a continuación, Lucía Ybarra estuvo muy cerca de anotar tras culminar una maravillosa contra iniciada desde la defensa realista. María Gómez sumó dos ocasiones más sin fortuna. Y un posterior pase cruzado de Anabel Flores no encontró rematadora. Todo eso fue lo que sucedió en los primeros 17 minutos de partido, en los que el Atlètic Terrassa sufrió muchísimo para contener el buen juego realista. El resultado a esa espléndida primera parte llegó en ese mencionado minuto 18, cuando Nereba Belzunegi consigió pinchar la bola para introducirla en la portería. La justicia de la ventaja realista era incuestionable.

Nereba acaba de hacer el 1-0.
Para tener una idea de la superioridad que estaba demostrando la Real, basta decir que la primera llegada del equipo tarraconense no se produjo hasta el minuto 21, cuando ya quedaba menos de un cuarto de hora para llegar a los 35 minutos reglamentarios, pero María López estuvo sensacional para evitar el tanto del empate. Como también lo estuvo en los dos penalti córners de que dispuso el Atlètic en los minutos siguientes, sin duda los mejores del equipo catalán y los de más sufrimiento para el donostiarra. Pero el equipo, que ya había demostrado lo bien que podía jugar al hockey en el arranque del encuentro, mostró también que sabe apretar los dientes cuando el rival consigue imponerse. Mantener la ventaja fue fundamental hasta recuperar las sensaciones en ataque.

Y para eso ni siquiera hizo falta esperar al segundo tiempo. A falta de dos minutos para el final, Lucía se quedó en clara situación de gol y provocó el primer penalti córner. Patri Maraña estuvo cerca de anotar ahí, pero la jugada se saldó con un segundo penalti córner, ya con el tiempo cumplido, y ahí sí acertó la realista, sumando el segundo gol de la Real en el partido y el segundo personal en esta Copa de la Reina. En la segunda mitad, las neskak supieron controlar en todo momento los intentos de reacción del Atlètic, cortando con mucha categoría sus ofensivas y presionando muy bien su salida. De hecho, el equipo catalán sólo estuvo cerca de recortar distancias en un penalti córner de que dispusieron cuando sólo quedaban diez minutos para el final.

Así entró la bola para subir el 2-0 al marcador.
A la Real no le hizo falta forzar la máquina para mostrar su superioridad. Pudo ampliar aún más su ventaja a los 9 minutos aprovechando una inferioridad numérica del Atlètic, y justo antes de ese penalti córner del Atlètic, pero fue un segundo tiempo de mucho más control que ataque desbocado. No hacía falta, el partido ya se había ganado en la primera mitad y sólo quedaba ver cómo se agotaba el tiempo sin que pasaran demasiadas cosas en la segunda. La Real ya está en la final, haciendo valer los pronósticos. Por el otro lado del cuadro tampoco hubo sorpresas y el rival realista será el Club de Campo. Eso sí, las sensaciones son opuestas. Mientras la Real ha ganado sus dos partidos por el mismo resultado, 2-0, y con grandes picos de juego, el Club de Campo ha sufrido lo indecible en ambos y ha pasado en la tanda de strokes. Una final es una final, pero la Real va lanzada a por la Copa.

viernes, marzo 14, 2014

EGARA 0 - REAL SOCIEDAD 2. Una gran segunda parte para llegar a semifinales

Así convirtió María Gómez el 0-1.
La Real ya está en semifinales de la Copa de la Reina tras superar al Egara con relativa comodidad. El 0-2 que campeaba en el marcador al final del encuentro de cuartos de final de este condensado torneo que acoge el Club de Campo de Madrid no terminó de hacer justicia a las neskak realistas, que pudieron golear en una estupenda segunda parte tras los nervios de la primera. Fue, en ese sentido, un claro partido copero, con el clásico miedo a cometer un error que dejara fuera al equipo a las primeras de cambio, pero en realidad el pase a la siguiente ronda nunca estuvo en peligro. Los primeros 35 minutos fueron de dominio territorial del equipo txuri urdin, hoy de negro, pero faltó mucha precisión en los pases y generar auténtico peligro sobre la portería del Egara catalán, que apenas pasó del centro del campo en toda la primera mitad.

Con sensaciones no demasiado positivas en general en esos primeros 35 minutos, lo cierto es que la Real encontró toda una autopista en la banda derecha de su ataque, y Patri Maraña primero, Anabel Flores después y Poli Guajardo ya en los últimos minutos de la primera mitad aprovecharon esa vía y llegaron a conectar centros muy peligrosos casi desde la línea de fondo, aunque ninguno de los tres encontró rematadora. Esas ocasiones y dos penalti córners de los que dispuso la Real en el primer cuarto de hora del partido fueron las ocasiones más claras, sin que las neskak tuvieran que sudar demasiado para mantener su portería a salvo. La sensación de superioridad realista era total, pero sus muchos fallos en pases aparentemente sencillos impidieron que las llegadas de auténtico peligro fueran más numerosas.

El 0-2 definitivo llegó de penalti córner.
Afortunadamente, todo cambió para bien en la segunda mitad. No tardó ni dos minutos Maider Altuna en protagonizar una sensacional jugada, esta vez por la banda izquierda, que concluyó con un espléndido centro que remató a gol María Gómez, adelantándose a su defensora y colando la pelota entre las piernas de la guardameta. Con el 0-1, la Real sólo pasó un momento de apuro, cuando cinco minutos después tuvo que defender un penalti córner. A partir de ahí, las neskak se adueñaron completamente del partido y pudieron marcar muchos más goles. Aprovechando los dos minutos de superioridad que dio a las realistas una tarjeta verde para una de las jugadoras del Egara, la Real consiguió forzar un nuevo penalti córner. A la tercera ocasión en esta suerte tan peligrosa del hockey, llegó la vencida. Muy bien ejecutado, fue Patri la autora del 0-2.

Antes de ese segundo tanto, Lucía Ybarra tuvo una ocasión clarísima para aumentar la ventaja, y después de que la Real prácticamente sentenciara el encuentro con el segundo tanto las opciones las tuvieron Nereba y Ainhoa Belzunegui, además de un cuarto penalti córner que no fue gol por la espléndida parada de la portero del Egara. El paso atrás que dio el equipo txuri urdin permitió buscar salidas a la contra y con el paso de los minutos el Egara fue presa de los nervios y acabó tirando la toalla, con un penalti córner más como única aproximación a la portería realista. La victoria de la Real fue clara, justa e incluso corta para los méritos adquiridos en la segunda mitad, donde los desajustes y la ansiedad del primer tiempo encontraron solución gracias al tempranero tanto de María. En semifinales espera el Atlètic Terrasa. Club de Campo y Polo jugarán por el otro lado del cuadro para dirimir el otro equipo finalista.

martes, marzo 11, 2014

REAL SOCIEDAD 2 - RAYO VALLECANO 3 Un cortocircuito lamentable

Pardo: gol, asistencia y el mejor realista.
La Real cayó en Anoeta, perdió su segundo partido de la temporada en casa, y lo hizo a causa de un cortocircuito lamentable y difícil de entender, que no de explicar. Porque las explicaciones, en realidad, parecen sencillas. La primera, una segunda parte asombrosamente mala, en la que prácticamente todos los jugadores realistas sin excepción olvidaron lo que tenían que hacer, fallaron hasta en lo más fácil e incluso alguno ofreció una imagen impropia de la posición que ocupa el equipo en la tabla y de los objetivos que persigue. La segunda, que el Rayo estuvo de quitarse el sombrero, siempre en actitud y en ocasiones en fútbol, haciendo precisamente todo lo que cabía esperarse de la Real. La tercera, los fallos desde el banquillo, porque Arrasate tardó mucho en diagnosticar los males de la Real y no puso un remedio, apenas parcial, hasta que no fue demasiado tarde. Y la cuarta, el arbitraje de Álvarez Izquierdo, anticasero hasta el agotamiento, y que colocó al Rayo en el camino de sacar algo positivo liquidando el 1-0 conseguido al minuto de juego con un penalti risible. Todo eso aleja un poco más a la Real de la cuarta plaza.

Por muchos cambios que Arrasate introduzca en el equipo, el once resultante siempre parece adecuado para competir en Primera División, y eso es algo que habla muy bien de la plantilla de la Real. A pesar de todo, el técnico realizó cambios que, al final, tuvieron incidencia directa en el devenir del encuentro. Zubikarai, sin tener demasiada culpa, acabó encajando tres de los cuatro disparos que el Rayo colocó entre los tres palos. Elustondo jugó de pivote, pero realizó un muy mal encuentro, mimetizando lo peor de las más pobres actuaciones de Markel en esa misma posición y empeorando el resto, empezando por las ayudas a la defensa, pasando inadvertido tanto en el robo de balón (apenas un corte en la primera mitad) y siendo sencillamente inexistente en la creación del juego. Prieto ocupó la mediapunta y, si bien en la primera mitad estuvo algo más activo en el fútbol de ataque, acabó dando una imagen inaceptable para su categoría y abandonó a Pardo como único centrocampista activo y acertado en todas las facetas del juego. Y Chory Castro, tremendamente voluntarioso, apenas consiguió sacar partido de su titularidad y no consiguió que se olvidara la suplencia de Griezmann.

Claro que todos esos planteamientos podrían haber acabado con una valoración muy diferente si el partido hubiera seguido el cauce que apuntaba en su arranque. Vela forzó la primera falta del Rayo nada más iniciarse el choque, un clarísimo agarrón de Arbillas, Pardo colocó la pelota en el área con el guante que tiene en el pie e Iñigo Martínez no tuvo más que peinar la pelota para que a Rubén le fuera absolutamente imposible despejar el esférico. 1-0, primer minuto de juego. Pero entró en la ecuación Álvarez Izquierdo, que en la jugada siguiente pitó un penalti de chiste, cometido por José Ángel. Resulta asombroso que un equipo que todavía no sabe lo que es una pena máxima a favor se vea castigado con penaltis como éste. Más que asombroso, también por el resto del arbitraje del colegiado catalán, que se deleitó con un actuación de claro tinte anticasero a la que añadió unos minutos más tarde la decisión de no señalar un penalti sobre Agirretxe que, sin ser clamoroso, fue mucho más evidente que el de José Ángel. Pero el penalti que se pitó fue a favor del Rayo y Larrivey no falló.

Era el minuto 3 de juego y el marcador ya había registrado dos goles. Poco a poco, el Rayo fue consiguiendo el dominio en el centro del campo, donde, hay que insistir en esa idea, sólo Rubén Pardo cumplía con sus cometidos acertadamente. Por eso, el partido abierto que se esperaba del Rayo y que tendría que haber beneficiado a la Real se convirtió en una trampa para los hombres de Arrasate. Los de Paco Jémez, en cambio, se movían con cierta tranquilidad sobre el césped, por mucho que no fueran capaces de inquietar a Zubikarai. El problema de la Real en ataque estuvo en que tampoco consiguió que Rubén tuviera que hacer el partido del siglo para frenar sus intentonas. Vela fue el hombre más peligroso, con hasta tres posibilidades de marcar el 2-1, pero no consiguió que el balón fuera entre los tres palos en ninguna de esas ocasiones. En la última de ellas, disparó francamente mal tras el pase con el que Chory finalizó una espléndida galopada por la banda izquierda. La única ocasión del Rayo, también sin coger portería, fue un disparo de Rochina.

Y cuando parecía que el 1-1 sería el resultado al descanso, Pardo mostró que estaba para todo en el centro del campo. Recogió un balón en la frontal del área tras la pelea de Agirretxe, realizó un quiebro sensacional para conseguir posición de remate y su disparo tocó en un jugador del Rayo para despistar a Rubén. El partido, otra vez, parecía encarrilado. Pero si en la primera mitad la alegría txuri urdin duró apenas dos minutos, fue incluso menor el periodo de ventaja en el marcador desde el arranque de la segunda. En la primera jugada de ataque del Rayo, Bueno hizo el gol del empate. Un centro cerrado desde la banda izquierda no encontró un despeje de puños contundente de Zubikarai, el balón rebotó en Larrivey y se le quedó a Bueno perfecto para empujarlo a placer. A partir de ahí, el partido fue completamente del Rayo, que pudo jugar a su antojo. Con su fútbol más incisivo, sumió a la Real en un estado de nervios inaudito, que se llevó por delante todas las virtudes del equipo de Arrasate. Y con el más subterráneo fue minando su moral, con la absoluta complicidad de Álvarez Izquierdo, que no quiso saber nada de las pérdidas de tiempo e incluso contribuyó a ellas.

Tan perdida estaba la Real, que sólo la inocencia rayista impidió que el 2-3 llegara a continuación del empate. En un córner en el que no era necesario estar adelantado, Larrivey empujó a placer el balón dentro de la portería de Zubikarai. Esta vez el árbitro sí obró como dicta el reglamento y anuló el gol. Aún con la sensación de correcalles y por mucho que la Real tenga más calidad que su rival, todo parecía del lado rayista. En esa dinámica, Arrasate apostó por fiar las posibilidades de los suyos a su acierto en el ataque, a su calidad, y no al control del partido. Su primer cambio fue colocar a Griezmann sobre el campo en lugar de Chory Castro. O lo que es lo mismo, el centro del campo se mantuvo en la situación de desgobierno que había llevado a la Real al empate que señalaba entonces el marcador. Y ese mismo centro del campo quedó retratado, primero cuando nadie cerró un disparo lejano de Bueno que Zubikarai sacó con una espléndida estirada, y después y sobre todo en la jugada del 2-3, que arrancó ante Elustondo, que no cortó el balón profundo que derivó en la pared y el gran disparo cruzado de Rochina, imposible para el guardameta realista.

Arrasate sí reaccionó rápidamente al 2-3, pero ya era tarde para casi todo. Por extraño que parezca teniendo en cuenta que quedaban 25 minutos por jugar añadiendo el exiguo descuento que otorgó el colegiado ante las continuas pérdidas de tiempo del Rayo, sólo le quedaba a la Real jugar a la desesperada. Y eso este equipo no sabe hacerlo, como ha evidenciado en numerosas ocasiones. El técnico realista retiró a Mikel González para poner en el campo a Canales. Retrasó a Elustondo al centro de la zaga y apostó por sumar el fútbol del ex jugador valencianista para que Pardo creciera. Pero el juego no fluyó a través de ellos, se impuso el patadón y la salida de los centrales, con lo que el caos táctico se apoderó del equipo, facilitando aún más que cada vez que el Rayo se acercara al área de Zubikarai cundiera el pánico de una forma desmesurada en las filas realistas. En realidad, la Real apenas tuvo dos ocasiones de gol dignas de recibir ese nombre en el tramo final del partido. La primera la fabricó Agirretxe en un cabezazo sin ángulo que casi sorprende a Rubén y la segunda la dilapidó Vela, tras recibir el único balón en condiciones que tocó Prieto prácticamente en todo el partido.

La superioridad del Rayo en la segunda mitad hace que el 2-3 final sea incluso corto, a pesar de que Zubikarai apenas tuvo que hacer una parada en todo el partido y los vallecanos tuvieron una inusual puntería, convirtiendo en gol cada uno de los disparos que conectó entre los tres palos a excepción de aquel que el meta txuri urdin detuvo a Bueno. Pero ni siquiera eso permite discutir la justicia de la derrota realista. El equipo de Arrasate fue un pálido reflejo de sí mismo en el que el naufragio fue generalizado y sólo Pardo se salva de la quema con claridad. El partido pudo y debió de ser muy distinto, sobre todo de haber mediado una mejor lectura desde el banquillo. Es inaudito que con tantas actuaciones deficientes, Arrasate ni siquiera agotara los cambios, aunque fuera para ahondar en la apuesta a la desesperada con los centímetros de Seferovic sobre el campo. Como inaudito que es que ni José Ángel ni sobre todo Zaldua recibieran apenas ayudas durante todo el partido, el incompresible partido de Prieto, la inexplicable desconexión de Vela en la segunda mitad o la lamentable actuación de Elustondo en unas condiciones que eran perfectas para que intentara redimirse a ojos de quienes le silban.

Pero la Real falló en todo y ni siquiera la suerte le sonrió. Dos veces se puso en ventaja y las dos desaparecieron por golpes de mala fortuna, primero un penalti en el que José Ángel cometió una temeridad defensiva viendo el rasero que se aplica en las áreas a la Real (sigue sin tener un solo penalti a favor en esta Liga, algo inaceptable en un equipo que ataca tanto como para tener una media de casi 1,8 goles por partido), y después un rebote que favoreció al Rayo. Pero esas circunstancias, de nuevo, no merman el balance del partido. Con todo eso, la Real debió hacer mucho más para mostrar la diferencia que hay en la clasificación entre un equipo que quiere jugar la Champions haciendo de su feudo el necesario fortín y otro que se está jugando la permanencia y que está lejos de los suyos. La Real no cumplió con lo que exigía el partido y por eso perdió, aún con otras circunstancias interviniendo en el desarrollo y el desenlace del encuentro. La cuarta plaza se aleja un punto más y lo que podría haber sido una espléndida jornada, con el empate del Athletic y la derrota del Villarreal, se convierte en una para olvidar.