martes, mayo 06, 2014

REAL SOCIEDAD 1 - GRANADA 1 El fiel reflejo de la temporada

Griezmann no pudo celebrar con triunfo su partido 200.
Nada mejor que estos 90 minutos ante el Granada para resumir la temporada de la Real. En ellos, el equipo txuri urdin demostró que es un espléndido conjunto, capaz de generar casi dos docenas de llegadas claras de gol ante un rival que no vino precisamente de paseo a Anoeta. Pero faltó puntería, como tantas otras veces, por el enésimo partido fallón de su delantero dentro, hoy de nuevo Seferovic. La decisión de incluirle en el once inicial se suma a esos empecinamientos de Jagoba Arrasate que limitan lo más positivo de su labor, como la de insistir en el equilibrio que no dan ni un Markel Bergara que tiene mucha menos incidencia en el partido de la que parece ni un Elustondo que hoy, en menos de un cuarto de hora, ha dado una lección de todo lo que no hay que hacer en un partido como éste. O como la manía de no tener un defensa en el banquillo, que hoy de nuevo se pagó. La Real se adelantó por calidad. Y acabó dejando escapar otra ventaja en el tiempo de descuento. El Granada, como la temporada pasada, se ha llevado un punto que no mereció, aunque gozó de ocasiones claras por la endeblez defensiva, sobre todo por parte de un Mikel González lamentable, que fue expulsado por un mal árbitro, que dio el gol del empate en fuera de juego.

Es efectivamente, un resumen perfecto de la temporada. Pero olvidando las 35 jornadas anteriores y obviando el resultado final del partido, la Real hizo ante el Granada muchas cosas bien. Pero muchas. Sobre todo teniendo en cuenta que lo que se achacaba al equipo en las últimas jornadas era apatía y cansancio que hoy no se vieron. Dominó el encuentro, como debe de ser en Anoeta, generando incontables ocasiones de gol, además de todas las formas posibles. Lo hizo con un once claramente reconocible pero con una decisión que, al final, resultó más decisiva de lo que parecía en un principio. Es verdad que Agirretxe no está haciendo una buena temporada, pero resulta del todo inverosímil dar la titularidad a Seferovic a estas alturas. El suizo hace tiempo que no mantiene la cabeza en su sitio como para marcar las diferencias que sí marcó en el arranque de la temporada y no es fácilmente explicable que adelante en el once a otros compañeros. Los fallos que cometió en el remate en la primera mitad dieron la razón a los agoreros y terminaron de frustrar las pocas esperanzas que se podían tener en que Seferovic tenga todavía algo que ofrecer esta temporada.

Aún así, en el arranque de partido la Real mostró todo lo que no había enseñado en sus últimos encuentros, ni siquiera en los que había ganado. El equipo jugaba con un ritmo notable, tocando muy bien el balón, entrando con mucha categoría en el área del Granada y generando ocasiones de peligro. Entre otras muchas llegadas, provocó cinco ocasiones clarísimas de gol. Seferovic dispuso de dos de ellas, la segunda de las cuales, de cabeza, resultó incomprensible que no la introdujera en la portería de Karnezis tras un superlativo centro de un recuperadísimo Carlos Martínez, que hoy, aunque de más a menos, firmó su mejor partido de la temporada. Antes de esa jugada, Canales estampó el baló en el palo y después de la del suizo el ex jugador del Valencia estuvo a punto de culminar con un gol una preciosa pared con Vela. El mexicano se sumó al carrusel de ocasiones provocando la intervención del guardameta del Granada con su clásico disparo con rosca desde fuera del área con una de sus diagonales.

Ni veinte minutos de juego habían transcurrido y la Real merecía ir por delante en el marcador, incluso por más de un gol. Tras este vendaval, el equipo txuri mantuvo el dominio pero con una marcha menos, lo que permitió que el Granada pudiera estirarse levemente. El Arabi no pudo llegar a un balón suelto dentro del área y Mikel González, en la única acción en la que recordó al central de la pasada campaña, tuvo que taponar un disparo de Al Arabi desde la frontal. En la segunda mitad del primer acto, el partido se abrió más y pudo haber goles en las dos porterías, pero siempre con mucha más presencia y firmeza en los ataques de la Real. Si bien Recio mandó arriba una ocasión clarísima desde la frontal del área pequeña, Canales se topó de nuevo con la madera, Griezmann estuvo a punto de marcar en un remate acrobático y sobre todo Seferovic desaprovecho un centro del francés cuando lo tenía todo a favor para poner en ventaja a la Real. El suizo, además, vio una tarjeta amarilla clara por parte de un Teixeira Vitienes que, eso sí, había dejado de castigar como merecían algunas faltas sufridas por un Vela que estaba siendo objeto de un duro marcaje.

El 0-0 al descanso fue injusto para la Real e inverosímil en general, viendo la gran cantidad de ocasiones que se habían generado, incluso también en la portería de Bravo. La segunda parte fue algo menos prolífica en opciones claras de peligro, pero las hubo. Y comenzó como acabó la primera, con el equipo txuri urdin llevando peligro. Nada más volver de los vestuarios fue Iñigo Martínez quien mandó un cabezazo fuera. Y como ninguno de los dos equipos conseguía marcar, Teixeira Vitienes se hizo acreedor a un protagonismo que no le corresponde. Primero expulsó a Recio mostrándole la segunda amarilla por protestar sin razón un penalti por una mano inexistente de Iñigo. Y apenas tres minutos después mostró la roja directa a Mikel González por una entrada provocada por un horrendo control largo del central. Lo cierto es que la entrada es más un atropello que una patada, pero al colegiado se le vio, como sucede en tantas otras ocasiones, con ganas de compensar el exceso en que había incurrido con Recio y mandó al central realista a la ducha. La roja puede ser aceptable en determinadas circunstancias, pero no en un partido en el que las faltas a Vela son sistemáticas o viendo encuentros como el Levante - Atlético, en los que el triple de faltas, múltiples tanganas e incluso agresiones quedan impunes. Algo sigue fallando en el arbitraje.

Con todo, eso no fue lo más grave de la actuación de Teixeira Vitienes, pero esa puntilla llegó al final. Antes de llegar a ese decisivo instante, tanto Alcaraz como Arrasate tuvieron que recomponer sus equipos. Para el técnico realista fue fácil porque su temeridad en la convocatoria le facilitó no hacer un cambio. Sin centrales en el banquillo (tampoco laterales), simplemente colocó a Markel de central y retrasó la posición de Canales para formar con un 4-4-1. Los espacios que dejaban dos jugadores menos sobre el césped no generaron necesariamente más ocasiones, pero éstas siguieron cayendo. Justo tras la expulsión de Mikel, la defensa del Granada le sacó a Griezmann un cabezazo de debajo de los palos. En menos de diez minutos, ya en el 66, Arrasate decidió hacer un cambio. Quitó a un Seferovic pitado para colocar sobre el campo a Chory Castro, que tampoco marcó diferencias. Los que hacían las diabluras eran los mismos que en la primera mitad, Vela y Canales, y éste segundo volvió a cruzar un buen disparo que salió fuera por poco. Cuando el partido parecía más controlado, el Granada se topó con el palo. Riki, tras un fallo de De la Bella, fue quien dio el susto.

En esta locura de partido lo inverosímil era que no se moviera el marcador. Lo hizo en el minuto 78, y no podía ser de otra manera con la enorme calidad que tiene la Real. Chory Castro abrió el balón a la banda para la enésima subida de De la Bella, que puso el pase perfecto desde la línea de fondo para que Vela enganchase una fenomenal volea que Karnezis no pudo sacar. El mexicano, una semana más, mostrándose como el jugador más decisivo de esta plantilla. Arrasate decidió entonces tomar el camino equivocado. Colocó de nuevo a Elustondo por un Pardo espléndido durante todo el partido, jugando de nuevo por dos. El pretendido equilibrio que no existe. Y el partido de Elustondo fue terrible. Desperdició una contra clarísima que había iniciado Agirretxe, propició otra del Granada, erró más de un pase y cometió una innecesaria falta en la frontal del área de Bravo. Afortunadamente para él, el empate no llegó por un fallo suyo porque habría podido provocar un incendio en Anoeta que en las redes sociales ya tiene el suelo quemado desde hace tiempo. El gol hay que achacárselo a la endeblez defensiva de la Real, a no saber gestionar unos últimos minutos con ventaja y, por supuesto, a otra nefasta actuación arbitral en Anoeta, el campo donde el reglamento cambia con frecuencia. Esta vez Ighalo se aprovechó de una clara posición de fuera de juego para hacer el empate.

La Real dice adiós así a su objetivo de lograr cinco victorias consecutivas para cerrar la temporada, mantiene la desventaja de dos puntos más el average particular con el Sevilla y complica un poco más la posibilidad de evitarse una eliminatoria europea antes del comienzo de la Liga alcanzando la quinta posición, algo que ahora mismo pasa por ganar los dos partidos que restan y que el Sevilla no gane ninguno o pierda uno de los dos que le restan. El equipo de Arrasate confirmó con estos 90 minutos por qué hay tanta confianza en sus posibilidades y también por qué una clasificación europea va a dejar un sabor agridulce esta campaña. El Granada debió salir de Anoeta goleado por el torrente futbolístico que atesaron sus cinco jugadores más ofensivos, excepción hecha de un Seferovic que parece haberse rendido. Encontró opciones el equipo andaluz porque el famoso equilibrio es un cuento chino que no termina de plasmarse nunca y porque es en la defensa donde más ha decaído el rendimiento individual de los jugadores realistas desde la pasada temporada. Y la crueldad de encajar un gol en el descuento se magnificó por el enésimo arbitraje cobarde en Anoeta. Un resumen perfecto de lo que ha sido la temporada.

1 comentario:

Antonio R. dijo...

Muy mal partido. Lo de siempre. Mi critica no hubiese cambiado aun ganando. Equipo fundido en general, con jugadores indolentes: Seferovic, fuera de onda: Mikel, simplemente malos: Elustondo. Y la culpa: Arrasate; por ponerlos, por soso sin sangre, por no saber leer los partidos...