lunes, diciembre 29, 2014

Diez momentos inolvidables para la Real en 2014

Qué sensaciones más agrias deja 2014 para la Real. Parece mentira viendo cómo comenzó, con la victoria en el derbi, con una buena racha en Liga, con unas semifinales de Copa... Pero todo eso se ha quedado tan atrás en el tiempo como en la mente del aficionado txuri urdin, que sin duda recordará 2014 por el triste final de la temporada 2013-2014, con una caída libre difícil de explicar, y el lamentable primer tramo de la 2014-2015, que llevó al cese de Jagoba Arrasate como entrenador del equipo. Entre lo mejor y lo peor, estos son diez momentos inolvidables para la Real en el año que está a punto de terminar.

· La renuncia del Racing
Cuartos de final de la Copa del Rey, una ronda que la Real llevaba años sin pisar, y con la ventaja de jugar contra un Segunda B, el Racing. El partido de ida se saldó con victoria realista, pero el 3-1 daba alguna opción a los cántabros al menos de poner las cosas difíciles en El Sardinero. Pero el Racing vivía una situación insostenible, con sus jugadores sin cobrar y la afición levantada en armas contra la directiva. Por eso la plantilla amenazó con no jugar el partido de vuelta contra la Real si no se arreglaba su situación. Y como nadie movió un dedo, el Racing se plantó. Sus once jugadores se colocaron en torno al círculo central y no quisieron moverse cuando Gil Manzano pitó el inicio del encuentro. Apenas pasaron unos segundos cuando el colegiado fue a hablar con el capitán racinguista, Mario, y este le reiteró que su actitud era definitiva. La Real pasó a semifinales sin jugar, pero el Racing dejó un momento de solemne dignidad.

· Del robo al escudo
Las semifinales de Copa contra el Barcelona dejaron dos instantes clave. En la primera parte del encuentro de ida, en el Camp Nou, Vela se plantó solo delante de Valdés y fue derribado por Mascherano. González González, de forma mezquina, no señaló nada. El Barça marcó el 1-0 en la siguiente jugada y el árbitro expulsó a Iñigo Martínez por las protestas. El 2-0 final de la ida convertía la vuelta en una misión casi imposible, pero la Real competió bien y consiguió, al menos, no perder el partido. Ya en los minutos finales y con la eliminatoria decidida a algunos jugadores del Barcelona les dio por reírse de la Real, Busquets por encima de todos. Arrasate saltó de su banquillo señalando su traje y gritando "nosotros también tenemos escudo", pidiendo un respeto que el jugador blaugrana, como unos cuantos de sus compañeros en el banquillo (Pedro, Xavi o Adriano entre ellos), no tuvo. Cayó la Real, pero los barcelonistas no supieron ganar ni calibraron las consecuencias de sus mofas en un estadio habitualmente nada hostil hacia ellos.

· El Barcelona, superado de nuevo en Anoeta
Las afrentas recibidas por los realistas en la semifinal de Copa hicieron que el partido de la segunda vuelta de la Liga contra el Barcelona se jugara con una motivación superior a la normal. Se consiguió así que el equipo catalán siga sin ganar en Anoeta tras el ascenso txuri urdin en 2010, y esta vez la superioridad realista fue total en todas las facetas del juego. No hubo que apelar a la suerte, a la necesidad o a cualquier otra circunstancia: la Real fue mucho mejor que el Barcelona. Elustondo marcó el primero de cabeza, rozando el balón para que después se estrellara en Song y se colara en la portería de Valdés. Messi empató casi en la jugada siguiente en el primer disparo a puerta culé, ya en el minuto 35, pero la Real salió con furia en la segunda mitad. Griezmann hizo el segundo a pase de Vela y Zurutuza convirtió el tercero, cerrando una noche memorable que comenzó a gestarse cuando el Barcelona faltó al respeto a la Real en la Copa.

· Illarra marca en Anoeta
La salida de Illarramendi al Madrid del verano de 2013 fue un durísimo golpe que afectó al juego de la Real de tal manera que es fácil decir que aún no se ha recuperado. Más doloroso todavía fue el regreso del jugador a Anoeta ya con la camiseta del Real Madrid. Recibido con silbidos y abucheado cada vez que tocó el balón, fue además autor del primer gol madridista en la cómoda goleada con la que se saldó el encuentro. Illarra no celebró su gol, pero de igual manera fue una puñalada en el corazón del aficionado realista. Uno de los mejores jugadores salidos de la cantera de Zubieta en los últimos años había marcado su primer tanto en Anoeta con la camiseta de otro equipo. Y lo hizo además para decantar, al filo del descanso, un partido tan malo como igualado hasta ese momento. En la segunda mitad la Real se hundió y acabó siendo machacada por 0-4. Pero dolió más el 0-1 que la posterior goleada.

· La séptima plaza como penitencia
Tras vencer al Barcelona, los últimos tres meses de la Liga 2013-2014 se convirtieron en una lenta agonía para la Real. De optar a la cuarta plaza, se tuvo que conformar con certificar la clasificación europea de cualquier manera. Así llegó a la última jornada, en la que dependía de un fallo del Sevilla para ser quinta y se jugaba la sexta plaza en un duelo directo contra el Villarreal. Pero la Real ya no estaba y perdió 1-2. Jugó un partido horrendo para cerrar la temporada, despreció la posibilidad de ser sexto y se condenó a la penitencia de la séptima plaza, que daba pasaporte europeo por la final de Copa que jugaron Real Madrid y Barcelona, y, aún peor, la obligación de jugar dos rondas previas para alcanzar la Europa League. Si esta temporada se cerraba sin gasolina por haber iniciado la preparación en julio, la Real se autocondenó a repetir ese ejercicio en la 2014-2015 pero con más partidos en el horizonte y un premio mucho menor.

· Griezmann y Vela, dos caminos diferentes
Pocas dudas había sobre el carácter de estrellas en la Real 2013-2014 que tenían Griezmann y Vela. Socios dentro del campo y amigos fuera de él, el francés y el mexicano acabaron tomando caminos diametralmente opuestos en sus vidas y en el corazón de los realistas. Griezmann despejó su mente de los intereses de la Real tres meses antes de que acabara la Liga, pensando ya en el Mundial y en un traspaso anunciado, que para colmo fue al Atlético de Madrid. Y Vela, a quien el Arsenal llegó a repescar, siempre quiso continuar en la Real. Por eso, Jokin Aperribay se enfrascó en una ambiciosa operación económica para que el mexicano siguiera vistiendo la camiseta txuri urdin. Vela se convirtió así en el fichaje más caro de la historia de la Real, pero sobre todo en un jugador que entendió el enorme cariño que los realistas sienten por él y su propio papel en este equipo. Griezmann, jugador criado en la cantera, decidió dejar a la Real. Vela no.

· La debacle de Krasnodar
El de Krasnodar es un nombre que no se va a olvidar fácilmente en el entorno de la Real. El equipo ruso fue el segundo rival realista en las previas de la Europa League tras eliminar al Aberdeen escocés. El partido de ida, aún con superioridad txuri urdin, finalizó con un exiguo 1-0, obra de Xabi Prieto, con lo que habría que sudar en Rusia para conseguir la clasificación. Pero la Real hizo un partido terrible en el que todo salió al revés. Rulli, de largo el mejor jugador del partido, evitó que el Krasnodar se fuera al descanso con ventaja. Después, un penalti inexistente que el colegiado señaló a De la Bella supuso el 1-0 y el empate en la eliminatoria con veinte minutos por delante. El guardameta argentino, que debutaba en la Real, tuvo que marcharse lesionado. Y el Krasnodar ajustició a una pobrísima Real con dos goles más. Krasnodar entraba así en la leyenda negra europea de la Real e invalidaba la celebración que el club hizo del séptimo puesto.

· La remontada ante el Real Madrid
La Real comenzó la Liga con un escenario complicado. La eliminación en Krasnodar y la derrota en Eibar motivaron severas y justificadas críticas. Cuando el Real Madrid, en la segunda jornada de Liga, se puso 0-2 en media hora y estaba dando un meneo considerable a los realistas, la situación no podía ser más desesperanzadora. Entre otras cosas porque levantar esos dos goles suponía igualar las mayores remontadas de la historia txuri urdin. Pero ahí resurgió la Real de una forma deslumbrante. Casi por un orgullo desprovisto de fútbol, Iñigo Martínez aprovechó la debilidad madridista en los córners para hacer el 1-2. Y seis minutos después fue Zurutuza, el mejor del partido, quien hizo el empate entrando desde atrás con fuerza. Un partido perdido en media hora llegó al descanso igualado. Y en la segunda mitad el equipo txuri urdin terminó de darle la vuelta, con sendos goles de Zurutuza y Vela. Partidazo y noche épica.

· Santana, héroe en el banquillo por un día
La derrota en Anoeta ante el Málaga y un tristísimo balance de seis puntos en 10 partidos y sólo la victoria ante el Real Madrid propiciaron el despido de Jagoba Arrasate. En el horizonte estaba un Atlético de Madrid que había ganado siempre en Anoeta desde el ascenso y un parón de dos semanas que Aperribay quiso aprovechar para decidir con calma quién sería el nuevo entrenador realista. Por eso, el partido ante el campeón de Liga lo dirigió Asier Santana, hasta ese momento técnico del Sanse. Volviendo a un esquema más reconocible para la Real, Santana consiguió anular al Atlético de Madrid, incluso a pesar de que Mandzukic adelantó a los colchoneros. Vela, con un gol de genio, empató en la jugada siguiente. Y a pesar de que Álvarez Izquierdo demostró su nefasta categoría como árbitro, escamoteando hasta tres penaltis a la Real, Agirretxe hizo de cabeza el gol de la victoria. El efímero Santana no pudo soñar una noche mejor.

· El fichaje de David Moyes
Puede que nunca haya despertado tanta expectación el fichaje de un entrenador en la Real como el de David Moyes. El escocés, uno de los técnicos más respetados en la Premier League a pesar de su batacazo de la pasada temporada en el Manchester United (con este equipo visitó Anoeta en la Champions), afrontaba así su primera aventura fuera de las islas británicas y el interés por esta nueva etapa se evidenció en una multitudinaria presentación ante la prensa. Desde el primer día se mostró ambicioso, dispuesto a conocer todas las posibilidades que tenía dentro de la estructura del club en cuanto a técnicos y jugadores pero también presto a modificar todo lo que fuera necesario para adecuar la Real a sus métodos. Con la dificultad del idioma y con una inagotable caballerosidad británica, Moyes generó una ola de ilusión como hacía tiempo que no se veía en la Real. Por el momento no ha conseguido que el equipo despierte.

lunes, diciembre 22, 2014

La Real cierra el primer año de la temporada sin ganar fuera por segunda vez en veinte años

Celebrando el primer triunfo a domicilio de la 2006-2007.
Se acaba el 2014 futbolístico y la Real lo ha cerrado con un registro triste que evidencia la mediocre competición que está protagonizando: sin conseguir un triunfo a domicilio en este primer año de la Liga 2014-2015. No es un registro que le sea ajeno al equipo txuri urdin a lo largo de su historia, pues es la 23ª ocasión en que lo firma, pero sí es algo que en las últimas décadas había conseguido desterrar. De hecho, sólo es la segunda vez que le sucede en las dos últimas décadas, y el único precedente no es el mejor para aportar un grado de tranquilidad a la presente temporada. Y es que cuando logró tan pobre resultado como visitante fue en la campaña 2006-2007, la que finalizó con el traumático descenso a Segunda División tras 40 años consecutivos en Primera. Entonces tuvo que esperar hasta el mes de abril para conseguir su primera victoria lejos de Anoeta, 0-1 en Sevilla ante el Betis, en el estadio de La Cartuja (escenario del encuentro porque el Villamarín estaba clausurado) y con gol de Garrido. Fue el decimoquinto partido liguero como visitante, y en los catorce anteriores sumó ocho derrotas y seis amptes.

La Real que arrancó bajo las órdenes de Jagoba Arrasate y ahora está en las de David Moyes acumula ya ocho partidos como visitante sin ganar, las derrotas ante Eibar (1-0), Sevilla (1-0), Espanyol (2-0) y Villarreal (4-0) y los empates ante Celta (2-2), Córdoba (1-1), Deportivo (0-0) y Levante (1-1). Siendo un registro infame, aún está lejos de alcanzar las peores rachas de su historia a domicilio y en una misma temporada, que llegan hasta los quince partidos de la mencionada 2006-2007 y los que sumó en las 1959-1960, 1967-1968 y 1968-1969. En esos tres casos se trata de todos los partidos de la Liga, que cerró sin victorias a domicilio, puesto que entonces la competición la formaban 16 equipos. En la 59-60 sumó dos empates, en la 67-68 fueron tres y en la siguiente campaña llegó hasta los seis. La Real tampoco consiguió ganar ningún partido a domicilio en las temporadas 1929-1930, 1933-1934 (ambas con diez equipos) y 1941-1942 (con catorce), además de una campaña en Segunda División, la 1935-1936 (con ocho equipos en su grupo).

El fútbol ha cambiado mucho y el nivel de dificultad para ganar a domicilio es uno de los factores que con más claridad marca el desarrollo del fútbol, ya que ahora es mucho más fácil que antes sacar tres puntos lejos del estadio propio. Tanto es así para la Real, que de esas 23 ocasiones en que la Real cerró el primer año liguero sin ganar fuera de casa, nada menos que 19 tuvieron lugar antes de los años 80. Desde entonces, tan nefasta racha sólo se ha producido en este 2014, en el 2006 de infausto recuerdo y en las dos temporadas consecutivas, la 1990-1991 y la 1991-1992, cuando se consiguió el primer triunfo lejos de Atotxa en el decimotercero y en el noveno partido, con un 2-3 nada menos que en el Santiago Bernabéu y un 0-1 al Burgos respectivamente. Si la Real no gana en su siguiente salida, en Granada, ya sólo quedarán nueve temporadas en las que se consiguió la primera victoria a domicilio más tarde. Y hay que insistir en que nada menos que en seis de ellas no llegó a celebrar ningún triunfo lejos de campo.

sábado, diciembre 20, 2014

LEVANTE 1 - REAL SOCIEDAD 1 Y van diez puntos robados

Canales marcó el gol realista.
Es indiscutible que la Real está haciendo una temporada mediocre a casi todos los niveles, que la amplia mayoría de los jugadores está por debajo de lo que se espera de ellos, que Jagoba Arrasate fracasó a la hora de sacar el fútbol que se le presupone a esta plantilla y que David Moyes por el momento no ha tenido tiempo de darle la vuelta a la tortilla. Pero eso no puede impedir que de una vez por todas se ponga el grito en el cielo ante el degradante trato arbitral que sufre semana sí, semana también. Con los dos puntos que el lamentable Jaime Latre le birló hoy a la Real ya son diez los que no están en el casillero txuri urdin por culpa de decisiones arbitrales equivocadas. Y eso es un lastre imposible de sobrellevar para cualquier equipo. Sin diez puntos, todos los equipos de la Liga perderían lo que consiguen al final de la temporada. Y sí, dos puntos vuelan por una temeridad de Carlos Martínez en el descuento que permite al incompetente Jaime Latre pitar un penalti, pero o se pone el grito en el cielo o seguirán faltando al respeto a la Real.

Antes de que Jaime Latre uniera su nombre a la lista de árbitros que ya han perjudicado notablemente a la Real esta temporada, Moyes mando varios mensajes en el once inicial. El primero, cada partido importa para ganarse el puesto, y la Copa no se sale de esa norma. Por eso, Rulli y Hervías fueron titulares. El segundo, el tiempo que pidió cuando llegó a la Real era precisamente para tomar decisiones como la del relevo en la portería. El escocés se ha querido tomar el margen suficiente para ver a todos los jugadores en acción e ir tomando decisiones. Y seguramente habrá más en las próximas semanas, porque el altísimo número de lesiones ha limitado probablemente el alcance de las acciones del técnico. La elección de este once deja con más ganas de saber qué hará Moyes con toda la plantilla a su disposición y más de un jugador del Sanse llamando a las puertas del primer equipo. Esto merece elogios al máximo responsable del equipo, pero no le exime del soporífero encuentro que protagonizó la Real en el Ciutat de Valencia.

El campo del Levante casi siempre deja partidos así, en lo que es literalmente imposible destacar nada positivo. Son partidos llenos de faltas e interrupciones, de marrullerías y juego subterráneo. En el caso del equipo valenciano va en su ADN, porque no importa ya quién sea su entrenador para seguir desplegando el mismo tipo de fútbol. Balón que caía en pies de un centrocampista realista, especialmente Granero, falta inmediata del equipo local. Matemático. Cuando hay sobre el campo un árbitro tan horrendo como Jaime Latre, eso convierte el partido en una absoluta lotería. No es necesario plantearse fútbol, ni ofensivo ni defensivo, si todo se puede solucionar con faltas. Y como el rasero para la Real siempre es injusto, el colegiado se las arregló para mantener igualado el número de faltas y tarjetas para cada equipo, algo que se notó incluso antes de llegar al show final.

Ante el lamentable espectáculo futbolístico que perpetraron Levante y Real Sociedad, Jaime Latre lo tuvo fácil para ser el principal protagonista del partido. En la primera mitad no hubo más jugadas polémicas que el piscinazo en la frontal del área con el que Barral, uno de los futbolistas más desagradables y no se sabe muy por qué no despreciados con contundencia del actual fútbol español, trató de provocar la segunda amarilla para Iñigo Martínez. El central realista, por cierto, había visto la primera en una acción en la que ni siquiera cometió falta, y Barral vio la suya por simular y no por golpear, cuando entre faltas señaladas y no señaladas se acercó a la decena de infracciones con mucha facilidad. Así de malo es Jaime Latre, y lo parecía antes de alterar decisivamente el marcador con sus decisiones. Cuando el árbitro es lo que más se puede comentar suele ser mala señal, y hoy se cumplió esa norma a rajtabla. Ni Levante ni Real Sociedad merecieron en los primeros 45 minutos más que el 0-0 que ya reflejaba el marcador al comienzo del encuentro.

Ninguno de los dos equipos probó al portero rival con un mínimo de peligro durante todo el partido, en especial en una primera mitad nefasta. La Real sólo conectó un disparo entre los tres palos, un lanzamiento flojo de Hervías, y aunque durante bastantes minutos del primer acto pareció controlar el encuentro no consiguió trenzar pases con la suficiente velocidad como para entrar en el área rival. Rulli tampoco tuvo trabajo. Nada en absoluto. Es verdad que el Levante rondó más el área realista, pero sólo Barral con un disparo que se fue por arriba inquietó mínimamente al arquero argentino. Como se ha dicho, la primera mitad fue completamente desoladora, muestra de que ambos equipos tienen incluso más puntos de los que merece por fútbol. Y aún sabiendo de dónde viene el equipo y la importancia de sumar antes que de deslumbrar con su juego, sigue siendo preocupante que Moyes todavía no haya sido capaz de dirigir un buen partido de la Real. Y no es ya que la inexistencia del centro del campo obligue a la defensa a insistir en los balones largos, es que arriba tampoco hubo vida en ausencia de Vela, siendo grave el caso de un Xabi Prieto que cada vez pasa más inadvertido en los partidos, aunque en la segunda parte se le vio más.

En esa segunda parte el marcador cambió rápidamente. Y el gol, de la Real, llegó de la única forma en que podía llegar, por un fallo del rival. Un balón colgado por Prieto desde la derecha encontró un despeje horrendo de Vyntra, que dejó el cuero dentro del área y en los pies de Canales, que lo tuvo fácil para maniobrar y colocar el balón junto al poste a la derecha de Mariño. Parecía imposible que nadie marcara, pero la Real hizo lo más difícil. A partir de ahí, el equipo se hizo acreedor al reproche habitual: no supo controlar un partido que en este momento debió estar ganado. Ni supo frenar al Levante, por mucho que apenas dispusiera de ocasiones de gol (la mejor con diferencia, un cabezazo de Barral que se fue al travesaño tras un fuera de juego lamentablemente tirado por De la Bella), ni mostró intención de matar el partido en una contra. Para lo primero, Moyes introdujo en el campo a Pardo, pero en una posición adelantada, lo que limita sus posibilidades de ser el líder del equipo. Para lo segundo, Iker Hernández debutó en Liga en lugar de un nuevamente desafortunado Finnbogason, pero apenas pudo contactar con la pelota. Ambos cambios llegaron algo tarde.

Aún así, por mucho que el fútbol siguiera brillando por su ausencia y aunque el mayor ritmo del encuentro lo disimulara algo más que en la primera mitad, la Real conectó una jugada con la que debió resolver el partido. Pero, por supuesto, Jaime Latre convirtió su demencial arbitraje, uno que ya había provocado algunos gestos de incredulidad por parte de Moyes, en uno decisivo. Xabi Prieto salió en posición correcta para buscar un envío en largo a la espalda de la defensa local y se quedó en disposición de dejar el balón en los pies de Finnbogason para que, sin portero, hiciera el 0-2. De hecho, dio el pase, y ese gesto le costó la tarjeta amarilla. El psicótico arbitraje de Jaime Latre, que incluso amonestó a Rulli por perder tiempo cuando él estaba sacando amarilla a David Navarro, fue tan patético que sólo unos minutos después le perdonó la segunda amarilla al capitán realista, que cortó un envío largo de la defensa levantinista con la mano. Eso fue después de que su cuarto árbitro, por completar un equipo que merece sin paliativos la retirada del arbitraje (y que, para colmo,venía de liarla en la eliminatoria copera de esta semana entre el Rayo y el Valencia), impidiera hasta en dos ocasiones que se hiciera el cambio de Iker por Finnbogason. "Why?" preguntó efusivamente Moyes. Así se arbitra en España. Esa es la única respuesta posible.

Y llegamos al descuento, a la jugada que finalmente decidió el encuentro y privó a la Real de sumar tres puntos lejos de Anoeta por primera vez en siete meses. El Levante colgó el balón en el área, donde pugnaban David Navarro y Carlos Martínez. Lo que en el 99 por ciento de las ocasiones acaba siendo falta del atacante, ya que Navarro tenía su brazo derecho en el cuello del lateral realista, aquí, por supuesto, se dejó seguir. El levantinista peinó el balón con la cabeza y justo detrás estaba el brazo izquierdo de Carlos Martínez, que levantó ambas manos para que Jaime Latre viera con claridad la falta en ataque y que aprovechó con cobardía para pitar penalti. Una vez no señalada la falta de Navarro, el penalti tendría que ser considerado como claro, pero como vivimos en un deporte en el que, por increíble que parezca, se sigue sin explicar qué manos son infracción y amonestación, hasta eso es discutible. Y vista la actitud que tuvo el árbitro durante todo el partido, vuelve a ser lícita la duda sobre qué habría hecho Jaime Latre si la jugada se hubiera producido en el área contraria y en situación opuesta. Ivanschintz lo transformó con absoluta seguridad, enviando el balón a la escuadra a la derecha de Rulli, cuando el argentino buscó el balón a su izquierdo y firmó las tablas.

La Real termina 2014 sin haber ganado fuera de casa, algo que no hace desde la jornada 35 de la pasada temporada (0-1 al Betis) en el mes de abril, sumando tres jornadas seguidas sin ganar, sólo dos puntos de nueve posibles y con muchas dudas futbolísticas en el horizonte, empezando por la veladependencia. El equipo, con más de un mes con nuevo técnico, sigue sin jugar a nada identificable, por pequeñas mejoras que se puedan intuir. Pero lo que resulta más grave es que la Real no pueda hundirse sola si ese es su mérito y esté donde está por el concurso de quienes tendrían que velar por la justicia del deporte. Una semana más, un árbitro ha condicionado decisivamente el resultado de la Real. Sea cobardía, incompetencia o mala fe, lo único comprobable es que las equivocaciones se producen siempre hacia el mismo lado cuando juega el equipo txuri urdin. Y eso tendría que ser inadmisible. Al menos, Moyes saltó hasta el centro del campo para protestar junto a todo su equipo por el indigno trato que hoy le dio Jaime Latre, uno que seguro tendrá una feliz Navidad. Pero la sangría de puntos es ya descomunal. Diez han volado cuando se han sumado quince. Con 25 la Real sería octava. Casi lo mismo.

viernes, diciembre 19, 2014

PREVIA Levante - Real Sociedad ¿Navidad de esperanza o de preocupación?

Iñigo Martínez, en el 0-0 de la temporada pasada.
La Real visita al Levante (sábado, 18.00 horas, Ciutat de Valencia, Canal + Liga y Gol TV) en busca de tres puntos que pueden determinar cómo va a ser la Navidad txuri urdin. Son sólo tres puntos, pero hay una gran diferencia en llegar al parón de estas fiestas con sólo una derrota en los últimos seis partidos y con la clasificación copera ya conseguida, que con la soga del descenso al cuello, sin haber ganado fuera de casa en el tramo de 2014 de la temporada y con la Copa como un estorbo para la batalla de lograr la tranquilidad liguera cuanto antes. Tres puntos, pero de enorme significado para saber si será esta una Navidad de esperanza o de preocupación. Es también una oportunidad para que muchos jugadores demuestren que esta Real sólo tiene el sustento de Vela, baja después de la colección de tarascadas que recibió en el derbi ante el Athletic. Y para colmo los realistas visitan un campo en el que nunca ha ganado en Primera. Sólo hay alicientes para que esta Real de David Moyes diga claramente a qué aspira en lo que queda de competición.

Por primera vez desde que Moyes entrena al equipo, la convocatoria de 18 jugadores se ha definido en la víspera del encuentro. Y eso que el amplísimo cuadro de bajas que tiene el equipo txuri urdin no ha dejado de aumentar esta semana, algo que el escocés no quiso lamentar pero que sin duda condiciona sus planes. A las ausencias ya conocidas de Elustondo, Mikel González, Zaldua y Agirretxe, se suman dos más: Vela, como resultado del marcaje más allá del reglamento y casi sin sanción del que fue objeto en el derbi, y Zurutuza, que acabó tocado el encuentro copero contra el Oviedo. Con estas seis bajas, y aunque Granero sí está en el grupo a pesar de haber sido duda esta semana, el técnico escocés ha echado mano del Sanse con absoluta naturalidad. Al ya más que habitual Hervías hay que sumar dos jugadores más, Aritz Elustondo e Iker Hernández. Ambos debutaron con el primer equipo el pasado miércoles. Por si hacía falta confirmación, la presencia de Aritz es la sentencia definitiva para Dani Estrada.

La primera gran duda del once que sacará Moyes en el campo del Levante está la portería, y es que está más vivo que nunca el duelo entre Zubikarai, titular en la Liga, y Rulli, titular en la Copa. Las certezas están todas en el engranaje defensivo del equipo. La línea más retrasada la formarán Carlos Martínez y De la Bella en los laterales, con Ansotegi e Iñigo Martínez en el centro. Y por delante de ellos estará el indiscutible Markel Bergara. A partir de ahí, la ausencia de Vela abre algunos interrogantes en el once que dispondrá Moyes. Pardo y Granero, con ventaja para el segundo pero siempre dependiendo de su estado físico, se juegan el otro puesto en el doble pivote. Chory Castro, Xabi Prieto y Canales son quienes más papeletas tienen de formar en el centro del campo, por detrás de Finnbogason como delantero centro, buscando su primer gol en la Liga después de estrenarse en la Copa. De ser así, el banquillo lo completarían Elustondo, Yuri, Gaztañaga, Hervías e Iker Hernández.

El empate en el derbi dejó a la Real con catorce puntos, en la decimocuarta posición, tres puntos por encima de la zona de descenso y con una brecha de trece con los puestos europeo que se ha de considerar insalvable salvo milagro con pocos precedentes. Su rival, el Levante, calca los números de la Real, con catorce puntos, aunque una posición más abajo en la tabla por haber marcado menos goles y haber encajado más. El txuri urdin es uno de los dos equipos de Primera División que todavía no han sido capaces de ganar lejos de su propio estadio, aunque el Espanyol suma un empate menos como visitante, dos de los pericos por los tres de los realistas. El Levante como local es poco fiable, suma siete puntos (dos victorias y un empate) en siete partidos y sólo supera en esa faceta a los cuatro últimos equipos de la tabla. Son tres las jornadas que lleva el equipo valenciano sin conocer lo victoria, aunque suma tres encuentros sin perder en su estadio, desde que el Real Madrid se paseó allí 0-5 en la octava jornada.

La Real ha jugado como visitante ante el Levante en once ocasiones en toda su historia. Los seis choques disputados en Primera ofrecen un bagaje claramente descorazonador para el conjunto txuri urdin, pues no conoce la victoria, ha perdido cinco encuentros y sólo consiguió arrancar un 0-0 la temporada pasada. Y eso que en cuatro de esas cinco derrotas consiguió marcar al menos un gol, aunque, por contra, encajó dos goles como mínimo en todos los partidos que perdió. La derrota más abultada es el 2-0 de la temporada 2006-2007. En Segunda, en cambio, el balance es parejo: cuatro partidos y dos victorias para cada equipo, siendo la más amplia para el Levante el 4-0 de la temporada 1946-1947 y para la Real el 0-2 de la 2008-2009, con tantos de Agirretxe y Xabi Prieto.El cuadro estadístico lo completa un enfrentamiento en la fase de ascenso de la temporada 1939-1940, que se saldó con la mayor victoria de la Real en Valencia ante el Levante, 0-3, con dos goles de Terán y uno de Inciarte.

El empate que se logró la pasada temporada, la 2013-2014, no sólo es el único punto conseguido en el Ciutat de Valencia en Primera División, sino que además fue logrado con una pésima actuación. Arrasate planteó un esquema sin delantero, con Xabi Prieto y Griezmann alternándose como hombre más adelantado, y las ocasiones brillaron por su ausencia en las porterías de Bravo y Keylor Navas. El Levante salió más entonado en la segunda mitad y trató de encontrar el gol, lo que el portero realista evitó sin necesidad de grandísimas intervenciones. El primer cambio, la entrada de Seferovic ya rondando el minuto 70, sirvió para que la Real recuperara su esquema más habitual y estuviera cerca del gol durante unos cinco minutos y sobre todo en una ocasión múltiple en la que hubo dos disparos de Vela y uno de Xabi Prieto, pero ahí estuvo más acertada la defensa levantinista. En el tramo final, los locales estuvieron más cerca del gol pero fueron incapaces de mover el 0-0 inicial.

jueves, diciembre 18, 2014

REAL SOCIEDAD 2 - OVIEDO 0 Pase sin complicaciones

Finnbogason, autor de los dos goles.
Lo sorprendente es que pueda parecer noticia, pero la Real pasó sin problemas su primer eliminatoria de la Copa del Rey ante un equipo de Segunda División B, el Oviedo, y alcanza los octavos de final de la competición por segundo año consecutivo. 2-0 fue el resultado de un encuentro que debió acabar con una goleada mucho más abultada y que solucionó Finnbogason con un doblete que le sirve para dejar atrás su sequía goleadora, aunque haya hecho falta un rival dos categorías por debajo para ver sus primeros tantos de txuri urdin y su actuación haya dejado las mismas dudas que persistían hasta ahora. Y es que el islandés gozó de un buen puñado de ocasiones claras para aumentar su cuenta, algunas con fallos casi imposibles. Pero Anoeta, los menos de 10.000 valientes que desafiaron este horario de locos, quiso ver el vaso medio lleno y despidió a su delantero con una ovación de buena voluntad. La eliminatoria se encarriló en una primera mitad en la que el Oviedo cumplió el papel de víctima y aunque en la segunda el conjunto visitante quiso mejorar su presión apenas tuvo opciones de dar la vuelta a la eliminatoria. Satisfacción, por tanto, aunque sin grandes alardes.

Moyes volvió a prescindir nuevamente de la columna vertebral del once tipo, pero no de una forma tan rotunda como en Oviedo. En este partido de vuelta jugaron los mismos centrales que ante el Athletic, Iñigo Martínez y Ansotegi (Mikel González no entró en la lista, sin que el club explicara claramente si está lesionado o si fue una decisión técnica), y el centro del campo tuvo a dos pesos pesados de momento sin un puesto ganado, Pardo y Zurutuza. Además, Finnbogason repitió arriba. Las oportunidades para los jóvenes se personificaron en Aritz Elustondo, debutante en el primer equipo, Gaztañaga, si todavía se le puede dar esa consideración al ser miembro de pleno derecho de la primera plantilla, y Hervías. Con esos mimbres, este partido fue el que más claramente demostró hasta la fecha cómo quiere Moyes que sea su equipo: presión arriba, mucho toque en el centro del campo y continuas subidas de los laterales. Claro está, es una prueba condicionada por el nivel del rival, no hay que olvidar que milita en Segunda B.

Aún así, el partido fue bastante completo a todos los niveles y la victoria no sólo fue incuestionable sino que además fue por bastantes menos goles de los que debió marcar la Real. La posesión del balón fue casi por completo txuri urdin (rondando el 80 por ciento en la primera mitad), la movilidad de los seis hombres del centro del campo y del ataque fue constante y tuvo el apoyo ofrensivo continuo de los dos laterales (e incluso de la buena salida de balón de Iñigo Martínez), el toque de balón fue variado y preciso, y la intensidad en la presión alta ya desde el área oviedista, aunque fue penalizada en exceso por un quisquilloso Undiano Mallenco, que pitó incontables faltitas en contra del equipo realista. Hay que insistir en que el rival milita dos categorías por debajo, y eso se tradujo primero en una presión mucho menor sobre sus líneas que la que impone un equipo de Primera y, por tanto, en unos espacios multiplicados para que los realistas pudieran maniobrar prácticamente a su antojo. Por eso, el partido arrancó siendo casi un monólogo realista.

El Oviedo, que ofreció un espejismo con la jugada que siguió al saque de centro, apenas inquietó en la primera mitad con un disparo lejano de Señé a los 23 minutos que se encontró con una espléndida reacción de Rulli, en su única intervención de ese primer acto. La comodidad del arquero argentino estuvo propiciada por el buen trabajo de la Real en ese periodo, que además añadió muchos robos de balón, mucha verticalidad y buenas opciones de gol. Finnbogason estuvo en casi todo, aunque las sensaciones no fueron del todo buenas. La primera ocasión fue un pase de Canales que ni siquiera llegó a conectar y que atrapó con facilidad Magunazelaia. Sí llegó a disparar en las dos siguientes jugadas. En la primera conectó con el balón sin demasiada fuerza, mostrando que no tiene una confianza suficiente para ser el delantero que prometían sus datos en Holanda, y en la segunda le costó un mundo controlar la pelota y su disparo llegó ya con el portero encima. Los pases de Zurutuza y Pardo en ambas ocasiones, brillantes.

Después fue Pardo el que probó fortuna para encontrarse con el guardameta oviedista en un lanzamiento de falta (el riojano gozó de esta ocasión y de otra en la segunda mitad que se marchó rozando el palo derecho de Magunazelaia para romper la maldición de los libres directos, todavía vigente y acercándose a los cinco años de vida), justo antes de que Finnbogason, por fin, hiciera su primer gol con la camiseta de la Real. Fue el propio Pardo quien inició la jugada con un magnífico pase profundo hacia la carrera de Hervías, que pinchó la pelota con calidad para dejarla al primer toque en los pies de Finnbogason, que simplemente tuvo que empujar el balón al interior de la portería rival. La Real se ponía en ventaja con ese gol, y subía al marcador una superioridad bastante evidente sobre el terreno de juego. Los de Moyes estaban haciendo bien las cosas, Zurutuza y Pardo servían buenos balones, ambos laterales pero sobre todo Yuri eran puñales por las bandas incluso sin tener demasiado acierto en los centros y el gol de Finnbogason era una noticia largamente añorada.

A pesar de todo, la segunda parte despertó temores ya habituales. El Oviedo adelantó su línea de presión y robó algunos balones peligrosos. Gaztañaga fue el centrocampista que más sufrió, y no termina de coger un ritmo de juego que le convierta en claro candidato a quitarle el puesto a Markel. No obstante, las ocasiones visitantes fueron escasas, y sobre todo a balón parado, que sigue siendo uno de los problemas que Moyes tiene pendiente solucionar. Así, Rulli tuvo que hacer una muy buena parada a cabezazo de Vila en una falta botada por Sergio García todavía con el 1-0 en el marcador, y poco después Iñigo Martínez tuvo que interceptar un centro muy peligroso desde la banda derecha tras una pérdida de balón en el centro del campo. Si en defensa había algo más de sufrimiento, la mejor noticia para la Real, la que al menos alejaba el fantasma del bajón físico, es que seguía llegando con asiduidad a la portería rival. Zurutuza conectó un mal cabezazo cuando parecía tener una posición ventajosa y Finnbogason fue incapaz de controlar una mala cesión atrás de Omgba.

Con jugadas como esa, el islandés mantuvo las dudas que hay sobre él, incluso después de su segundo gol, el que definitivamente definió la eliminatoria para la Real. A la hora de juego, Aritz Elustondo (buena aparición la suya, a pesar de que cometió un claro error de colocación en la primera jugada del partido por los nervios del debutante) conectó un potente disparo con un efecto endiablado, que el portero del Oviedo despejó como pudo, no demasiado bien, y Finnbogason, que en realidad se movió bastante bien en sus desmarques en todo el partido aunque no tanto en sus acciones con el balón, conectó un potente disparo ante el que nada pudo hacer la defensa visitante. 2-0 y eliminatoria resuelta, aunque el Oviedo intentó al menos marcar el gol del honor e inquietar a la Real en los últimos minutos. Rulli, sin hacer nada del otro mundo, se mostró muy seguro. Y la Real pudo ampliar su cuenta. Pardo fue el más peligroso de los centrocampistas y pudo marcar, pero su disparo se fue a córner, Finnbogason desperdició otro uno contra uno con el guardameta y Yuri tuvo dos opciones de marcar su primer gol con el equipo realista.

La misión era pasar de eliminatoria. Era el listón mínimo y obligatorio. Además, se ha hecho con cierta solvencia. Sin golear, pero con la portería a cero y sin ningún peligro de eliminación. Además, el partido deja algunas buenas noticias más. La más evidente, el debut goleador de Finnbogason, del que seguramente la mayoría aceptará fallos tan clamorosos como los de hoy si sigue aumentando sus estadísticas anotadoras hasta asemejarse a las de Holanda. Pero tampoco es nada desdeñable que dos canteranos hayan jugado su primer partido con el primer equipo, Aritz e Iker Hernández, aunque este sólo dispusiera de cinco escasos minutos. Y también es importante anotar que la que se vio ante el Oviedo, a pesar de las ausencias y del nivel del rival, es la Real que más se ha parecido hasta ahora a la que quiere ver Moyes. Si la entrada de los titulares y la confianza del propio equipo hace que en Primera se puedan ver actuaciones como esta, el plan no está saliendo mal del todo. Pero, claro, el Oviedo es un Segunda B. Esperanza y cautela. Y ahora, como hace un año, el próximo rival será el Villarreal. Ahí veremos si la Copa tiene auténtico interés para la Real.

martes, diciembre 16, 2014

PREVIA Real Sociedad - Oviedo. Pasar es imprescindible

Hervías, el mejor en el encuentro de ida ante el Oviedo.
La única valoración posible que se puede hacer a priori del partido de vuelta de esta primera eliminatoria de la Copa del Rey contra el Oviedo (miércoles, 22.00 horas, Anoeta, Canal + Liga y Gol TV) es que pasar es imprescindible. Cualquier otro resultado, que dado el 0-0 de la ida tendría que ser una derrota o un empate a goles, sería un fracaso ante el que no cabrían excusas de ningún tipo. Ni priorizar la Liga, ni las lesiones, ni el mal momento del equipo. Nada. El rival es un equipo de Segunda B y la Real ha de demostrar ya su potencial, indiscutible cuando su oponente está dos divisiones por debajo. Y está obligada a firmar una actuación convincente que lleve al pase de ronda a pesar de que David Moyes ya haya anunciado que habrá jugadores del Sanse en su equipo. Para ellos es la mejor oportunidad de demostrar que tienen un hueco en la primera plantilla, y la forma de presionar a los pesos pesados del vestuario para que reaccionen o dejen paso.

Ya se puede decir con total certeza que las convocatorias de la Real van a ser con Moyes las más ocultas de todo el fútbol español. Y eso afecta también a la situación de los lesionados, ya en ocasiones bastante poco transparente antes de la llegada del escocés, aunque son seguras las ausencias de Zaldua, Elustondo, Carlos Martínez, Granero y Agirretxe. Así, teniendo en cuenta que las sesiones previas al encuentro son siempre a puerta cerrada es difícil hasta saber qué jugadores tiene disponibles el preparador realista, incluso antes de la suave sesión previa al encuentro. La convocatoria de 16 se conocerá al llegar el grupo a Anoeta, y lo que sí se sabe es que habrá jugadores del Sanse en ella. Hasta ocho de ellos han entrenado con el primer equipo estos días: Callens Elustondo, Héctor, Sanz, Capilla, Hervías, Oyarzun e Iker Hernández. La incógnita es saber cuántos de ellos estarán y si Moyes da descanso a tantos jugadores como en el partido de ida, cuando dejó fuera de la lista a siete titulares del partido liguero anterior.

Lo único que el técnico realista confirmó en la sala de prensa es que Rulli volverá a ser el guardameta titular. El resto del once es una absoluta incógnita. Estrada es el único lateral diestro con el que cuenta, y Yuri probablemente jugará en la izquierda. Mikel González será uno de los centrales y el otro probablemente Ansotegi, aunque podría ser Callens si entra en la lista. Gaztañaga volverá a tener una oportunidad por delante y lo normal sería que Pardo y Zurutuza estuvieran con él en el centro del campo. Hervías parece también seguro en una de las bandas y Chory Castro y Oyarzun, que ya jugó unos minutos en la ida, podrían disputarse la otra. Finnbogason sería la opción más probable en punta, pero viendo su bajísimo rendimiento no es nada descartable que Iker Hernández ocupe su puesto en el once. Siendo el partido de vuelta de una eliminatoria en la que hay que pasar sí o sí, está por ver si entre la lista Vela, hoy por hoy el único realista que merece elogios continuos, por si es necesario su concurso.

La Real no termina de arrancar esta temporada y ahora mismo suma tres partidos consecutivos sin lograr la victoria, la derrota en Villarreal y los empates en Liga ante el Athletic y en Copa ante el Oviedo, tres encuentros en los que apenas ha conseguido anotar un gol, obra de Vela, el único que ha sido capaz de sumar goles para el equipo desde que Moyes aterrizó en San Sebastián. Como local no logra la fiabilidad necesaria, y aunque logró vencer en sus dos partidos en Anoeta en la Europa League, en la Liga sólo ha ganado tres de los ocho que ha jugado. El Oviedo está metido en la lucha por el ascenso y domina el grupo 1 de la Segunda División B con 37 puntos, tres más que su más inmediato perseguidor, el Guijuelo. Como visitante, el equipo asturiano ha ganado cuatro y ha empatado uno de sus ocho partidos. En la Copa aún no ha disputado ningún partido a domicilio, puesto que en la anterior ronda superó a partido único al UCAM Murcia por 1-0.

En las seis eliminatorias anteriores que han jugado Real Sociedad y Oviedo a lo largo de la historia nunca se había dado un empate en el partido de ida, así que la estadística entra en un territorio nuevo con el 0-0 del primer encuentro de esta temporada entre ambos equipos. Las dos veces que se jugó a doble partido y el primero fue en Oviedo, fue el conjunto asturiano el que pasó de ronda, aunque bien es verdad que ganando en la ida. Sucedió en la temporada 1933-1934, cuando Buenavista vio un 4-0 para los locales y Atotxa un 0-2 para los visitantes, y en la 1985-1986, con triunfo oviedista por 2-1 ya en el Carlos Tartiere y empate a dos en el desaparecido estadio donostiarra. El balance en las eliminatorias se romperá en este encuentro, pues hasta el momento tanto Oviedo como Real han conseguido eliminar al otro equipo en tres ocasiones. El último precedente hasta la fecha, a partido único, es el 1-2 que logró la Real en el Nuevo Tartiere en la campaña 2003-2004.

La Real nunca ha recibido en Anoeta la visita de su rival en una eliminatoria a doble partido en la Copa del Rey tras un 0-0 en la ida. La anterior ocasión en que se dio ese marcador en el torneo del KO fue en la última vez que Atotxa vivió una noche copera, en la primera elimiantoria que jugó en la temporada 1992-1993, ante el Lleida. A ese empate sin goles en la ida, el equipo de Toshack respondió con un 3-0 en la vuelta, con goles de Alkiza, Kodro y Oceano. Con ese encuentro, son 17 los 0-0 que tuvo que afrontar la Real en Atotxa en la Copa a lo largo de su historia y el balance es claramente favorable. El equipo txuri urdin pasó en 14 ocasiones y sólo cayó eliminado en tres (el Mallorca venció 1-3 en la temporada 1959-1960, y tanto el Athletic en la 1983-1984 como el Deportivo en la 1988-1989 hicieron valer el 1-1 logrado en San Sebastián). Dos veces tuvo que jugarse un desempate en estos casos, para superar al Español en la 1951-1952 y al Zaragoza en la 1956-1957. Y con un 0-0 en la ida se logró la mayor goleada de la Real en la historia de la Copa, el 10-1 al Mallorca Atlético en la 1986-1987 que finalizó logrando el título.

lunes, diciembre 15, 2014

REAL SOCIEDAD 1 - ATHLETIC 1 Ni el derbi sirve para despertar a la Real

La celebración del Gol de Vela, insuficiente para ganar el derbi.
La Real no despierta. Ni siquiera el derbi ante el Athletic ha servido para que despierte, y eso está llevado al equipo a una situación preocupante, en la que sólo la genialidad de Vela parece estar al nivel que se espera de este conjunto. Los problemas que tenía en la etapa de Jagoba Arrasate siguen muy vivos, desde la ausencia de gol en los delanteros a la ineficacia a balón parado, pasando por la enorme dificultad de generar una salida de balón fluida en el centro del campo que no obligue al balonazo continuo desde la defensa. Es verdad que la Real de la primera parte tuvo una intensidad que se había visto con cuentagotas en lo que llevamos de temporada, pero obviamente no fue suficiente para ganar al Athletic. No lo fue porque la Real le perdonó la vida al equipo bilbaíno en la primera mitad desaprovechando sobre todo dos ocasiones clarísimas de Iñigo Martínez y Finnbogason y porque al final no supo sacar partido de una superioridad numérica que debió llegar antes. Al final, empate a uno, otro mal partido, una reacción que no llega y una nueva decepción.

Como había tantas dudas en torno a la convocatoria decidida a última hora, en el once hubo par de sorpresas. Parecía que Mikel González iba a llegar para ser titular y ni siquiera se vistió de corto, y Markel parecía descartado por la lesión muscular que le sacó del once en Villarreal y fue titular en el centro del campo. Arriba se cumplió con lo esperado y Finnbogason fue titular, y por detrás de ellos el sacrificado fue Canales. Pardo volvió a ser suplente en otro partido grande, algo que ya es una situación perenne para él, sea Montanier, Arrasate o Moyes el entrenador que le deja fuera. El once respondió desde el primer minuto a la exigencia de intensidad del técnico escocés, y la pregunta que de momento sigue sin una respuesta es hasta qué minuto puede aguantar la Real jugando así. La respuesta llegó unos 45 minutos más tarde, cuando el equipo cayó tras el descanso de una forma palpable, pero no tendría que ser explicación suficiente porque la necesidad obligó al equipo txuri urdin a mandar en los últimos minutos y lo hizo. Es decir, que la preparación puede ser un problema pero no es el problema.

¿Y cuál es entonces el problema? Moyes de momento no ha terminado de dar con las soluciones, ni siquiera en partidos que se ponen tan de cara desde el principio como este derbi. No habían pasado ni tres minutos cuando el marcador ya sonreía a la Real. Un Chory Castro enchufadísimo desde el inicio, pero de nuevo de más a menos, protagonizó una espléndida maniobra en la banda izquierda, con un doble amago que dejó sentado al defensor del Athletic y le permitió enviar el balón al corazón del área donde apareció Vela, sorprendentemente libre de marca, para rematar de cabeza y subir el 1-0 al marcador. Es difícil de entender que se valore tan poco a Vela cuando, salvo el Cristiano Ronaldo que está destrozando los récords goleadores de todos los tiempos, no parece haber ningún jugador en la Liga española que aporte tanto a su equipo como el mexicano lo hace a la Real. Si llega a marcar la extraordinaria jugada personal que hizo minutos después, con un indudable sabor maradoniano, habría sido para pedir la revisión de las votaciones al Balón de Oro.

Esa fue una de las ocasiones de las que gozó la Real en la primera mitad para subir al marcador la auténtica diferencia que hubo en la primera mitad entre los dos contendientes. Y es que la intensidad hizo que la superioridad realista fuera palpable. Ni el fútbol, ni la calidad: la intensidad. Nada nuevo, en realidad, pero eso evidencia una vez más que la Real es un equipo difícilmente superable cuando se emplea de esta forma sobre el terreno de juego. Pudo marcar Iñigo Martínez, debió hacerlo, con un cabezazo totalmente libre de marca, décimas de segundo después de que Carlos Martínez fuera objeto de un clarísimo penalti que se fue al limbo, como ya ha sucedido esta temporada en múltiples ocasiones. Fernández Borbalán no está precisamente entre los mejores árbitros de Primera, y en este derbi tomó algunas decisiones difíciles de entender. La más trascendente, sin duda, este penalti. Pero, claro, la Real todavía no sabe lo que es tener uno a favor, no parecía fácil que fuera precisamente el derbi el partido que rompiera esta asombrosa racha.

Finnbogason disfrutó de la otra gran ocasión del primer acto tras un maravilloso centro de Carlos Martínez, pero el cabezo del islandés, totalmente solo, de nuevo pareció impropio de un delantero con las cifras que tenía este antes de fichar por la Real. Es verdad que hoy demostró mucha más implicación en el juego del equipo, y a ratos pareció otro futbolista, pero al delantero centro se le valora por sus goles y a Finnbogason le quedan ya sólo dos partidos para no cerrar 2014 sin un tanto con la camiseta txuri urdin. Como todo le sale mal, en la segunda parte hasta su ocasión más clara fue anulada por Fernández Borbalán por un fuera de juego que sólo vio el asistente, quizá gracias a las protestas del Athletic. Aún en la primera mitad, Vela también pudo marcar con un fuerte disparo que repelió Iraizoz. No es que la Real fuera precisamente un vendaval ofensivo, pero todas las ocasiones claras de la primera mitad fueron suyas.

¿Y el equipo bilbaíno? En esos primeros 45 minutos sólo tuvo alguna ocasión provocada por los habituales problemas de Zubikarai en las salidas, aunque el arquero realista hizo una buena parada en un flagrante error de su defensa, y un disparo de Susaeta desde lejos que en realidad impidió un contragolpe claro tras una pérdida de balón de Granero. El equipo bilbaíno sobrevivió totalmente superado por la Real. Y hay que insistir en que no por fútbol, sino por intensidad. Markel, aunque su ritmo siempre le haga parecer más de lo que realmente es, estuvo mejor que en otros encuentros y Granero no empezó nada mal, lo que dio un plus a la Real. Pero el escenario cambió en la segunda mitad. La Real atrasó sus líneas de una forma habitual desde hace mucho tiempo y permitió que el Athletic viviera más cómodo. ¿Cuestión física? Puede ser, aunque los minutos finales lo desmienten. ¿Mérito del rival? También puede ser, pero no le sirvió para generar ocasiones de peligro en la portería de Zubikarai. De hecho, a pesar de la clara sensación de superioridad del Athletic, el empate de De Marcos fue en realidad la única ocasión clara que tuvo.

Incluso en esos minutos de sufrimiento para una Real que no hacía más que achicar balones sin objetivo futbolístico alguno, las llegadas a las áreas eran parejas. Con todo a favor, Muniaín lanzó fuera la primera ocasión del Athletic, y Finnbogason hizo lo propio con la de la Real, tras un buen pase cruzado de Xabi Prieto a Chory Castro que se anuló en esta ocasión correctamente por fuera de juego del islandés. La diferencia entre ambas ocasiones estuvo precisamente en la actitud del árbitro. Fernández Borbalán acertó al anular la realista, viendo con precisión la infracción de Finnbogason, pero dejó pasar un atropello a De la Bella en la jugada en la que Muniaín casi hace el empate (el lateral realista se quedó tendido en el terreno de juego, rompiendo en el fuera de juego de todo el ataque bilbaíno). El lateral realista después se echó de nuevo al césped dolorido e incluso algo aturdido por el golpe, y quién sabe si no es casualidad que por eso no fuera el jugador que cerrara a De Marcos cuando pocos instantes después hizo el 1-1. Un golazo, todo hay que decirlo.

Con el empate, el partido parecía más decantado para la victoria del Athletic que para la reacción realista. Pero hay que dejar claro que Zubikarai no tuvo que hacer ni una sola parada de mérito. Algún disparo lejano de Aduriz (emblema de lo fácil que es pitar en Anoeta, el delantero visitante realizó cinco faltas, más que cualquier jugador de la Real, y no fue amonestado) que no cogió portería, pero en realidad muy poco peligro. Moyes reaccionó al gol del Athletic realizando un doble cambio apenas dos minutos después, pero sus decisiones fueron extrañas. Dejaron el campo Granero y Chory Castro, que no parecían los peores del encuentro, y entraron Zurutuza y Canales, que en realidad no llegaron a tener un papel decisivo en el devenir del juego realista. Al final fue mucho más decisivo el nivel de las estrellas realistas que los movimientos desde el banquillo. Si un Vela superlativo había forzado la primera amarilla a Laporte, la habitual superioridad de Xabi Prieto por alto sacó la segunda. Y debió ser roja directa, pero Fernández Borbalán no se atrevió, como tampoco tuvo el valor de mostrarle la segunda amarilla por una trifulca previa sin balón con Finnbogason.

Al menos la superioridad numérica realista en los diez minutos finales permitió que la victoria del Athletic que se temía con razón por la situación del encuentro se convirtiera en una auténtica quimera. Por eso es difícil pensar que la Real tiene un auténtico problema físico, porque cuando hace falta saca fuerzas de donde no las hay. El final del partido sólo tuvo color txuri urdin. Y de nuevo hay que insistir en que no fue por fútbol sino por insistencia, quizá hasta orgullo, y desde luego una intensidad renovada. Canales tuvo las dos ocasiones más claras para lograr el gol de la victoria. Primero en un libre directo que se estrelló en el larguero, prolongado la doble maldición por un lado de la madera, porque ya son casi una decena los balones que se han estrellado ahí en lo que llevamos de Liga, y por otro de las faltas, porque no hay un solo realista que haya sido capaz de marcar en esta suerte futbolística desde que Bravo lo hicieron en Segunda allá por el año 2010. Decir que eso es preocupante se queda corto. La segunda ocasión llegó ya en el minuto 93, después de ganar dos veces el balón por alto, el cuero cayó en los pies de Canales pero Iraizoz detuvo su disparo.

El varapalo de Villarreal y la decepción de no ganar el derbi son ya claras amenazas sobre el efecto Moyes. Y más escuchando sus explicaciones en la sala de prensa, asegurando que los jugadores están entrenan bien y están intentando que las cosas salgan de forma correcta. Eso ya se tenía en la etapa de Arrasate. Lo que falla va más allá de eso y el técnico escocés, sin ser responsable directo de esos problemas, aún no ha encontrado soluciones, y tampoco está arriesgando demasiado en esa búsqueda. Su método está siendo hasta ahora dar confianza a los pesos pesados del vestuario y los sacrificados son los mismos que en la etapa de Arrasate. Y la Real sigue sin ganar, sigue sin despertar, sigue sin alejarse de los puestos de descenso y sigue sin encontrar el fútbol que haga justicia a la categoría que la plantilla creía tener y que está cada vez más en entredicho. Ojo a los dos próximos partidos, que pueden definir la temporada, sobre todo para mal. El duelo copero ante el Oviedo y la visita al Levante pueden dejar a a Real muy tocada, en descenso, eliminada de la Copa, sin ganar fuera de casa en lo que llevamos de temporada, sin el revulsivo que se esperaba del entrenador y con la moral por los suelos. En su mano está no llegar a ese escenario.

sábado, diciembre 13, 2014

PREVIA Real Sociedad - Athletic. Hermandad fuera del campo, sin piedad dentro de él

Pardo, celebrando el 2-0 de la temporada 2013-2014.
Llega el derbi vasco (domingo, 21.00 horas, Anoeta, Canal + 1), pero no hay hermandad que valga en cuanto Fernández Borbalán señale el inicio del encuentro. No ha de verlo la Real como un derbi o como el partido más bonito del año, salvo que eso le implique algo más de motivación, sino como un partido en el que los tres puntos son innegociables. Está en juego no sólo ese resultado en forma de puntos, sino todo el prestigio de la recuperación que ha de traer David Moyes al equipo txuri urdin y que se tambaleó seriamente con la goleada recibida en Villarreal. Es un derbi, sí, y llega en el momento adecuado para que el resto de la Liga entienda cómo se ha de vivir en las calles y en la grada una rivalidad sana e intensa como la que mantienen Real y Athletic, pero la hermandad tiene que estar ahí, entre las aficiones, para que la Liga vea cómo ha de ser el fútbol. Pero dentro del terreno de juego, sin piedad. Anoeta, que ya ha vivido dos victorias consecutivas desde el cese de Jagoba Arrasate, y necesita la tercera.

Aunque sean muchas las bajas para este partido, Moyes ya ha demostrado que le gusta esconder sus cartas hasta el final independientemente de las dudas que el estado físico de sus jugadores le pudieran generan. La convocatoria no se conocerá hasta llegar al estadio de Anoeta ya para la disputa del partido. Hay tres bajas que son seguras para el derbi, las de Zaldua, Elustondo y Agirretxe, Markel tampoco estará aunque se le planteó como duda para este encuentra y Mikel González sí parece que llegará aunque muy justo. Todos ellos se han perdido todos o algunos de los entrenamientos de la semana, por lo que la lista de Moyes es obviamente una incógnita. En todo caso, el margen de elección para el técnico escocés se reduce al número de jugadores del filial que quiera incluir, dando por segura la presencia entre los 18 de un Hervías que ya se ha ganado un puesto en el primer equipo con los pocos minutos de los que ha dispuesto esta temporada.

También queda por despejar la duda sobre la forma en la que pretende jugar Moyes, si con el esquema de Villarreal o, como parece más probable, recuperando un dibujo más tradicional en la Real como el de sus primeros partidos. En principio, Zubikarai estará bajo palos, aunque no se puede descartar el cambio a Rulli. La defensa la formarán seguro Carlos Martínez, Iñigo Martínez y De la Bella y faltaría por conocer el nombre del otro central, más probablemente Mikel González que Ansotegi. Por delante, Gaztañaga podría tener su gran oportunidad como titular, aunque si Moyes sigue apostando por los pesos más pesados el doble pivote lo formarían dos de la terna formada por Granero, Pardo, Zurutuza, pareciendo el primero de ellos el más seguro de los tres. Formando una línea de tres mediapuntas, la duda está en saber quién sería el suplente entre Chory Castro, Xabi Prieto y Canales, siendo segura la presencia de Vela, con el más que probable acompañamiento de Finnbogason en la punta de ataque.

La derrota en El Madrigal frenó la escapada realista de los puestos de cola de la Liga. Con 13 puntos el equipo txuri urdin aún ocupa la decimocuarta posición, sólo tres puntos por encima del descenso e incluso de la última plaza tras la victoria del Córdoba en San Mamés, y a once de la zona europea. El Athletic, por su parte, es décimo con cinco puntos más. Como local, el conjunto realista ha sumado diez puntos, merced a sus tres victorias (dos de ellas ante equipos Champions como el Athletic, el Real Madrid por 4-2 y el Atlético de Madrid por 2-1) y un empate, aunque ya se han llevado los tres puntos de Anoeta el Almería, el Getafe (ambos por 1-2) y el Málaga (0-1). El conjunto bilbaíno es el que menos ha sumado a domicilio de los once primeros clasificados, siete puntos, aunque los ha logrado en sus tres últimos encuentros lejos de San Mamés, ganando 0-1 en Almería, empatando a cero en Valencia e imponiéndose por 1-2 al Getafe. La Real no pierde en casa desde la jornada 10 y el Athletic no cae como visitante desde la 7.

El derbi se ha disputado en Liga en San Sebastián en 67, todas ellas obviamente en Primera División y el balance es claramente favorable a la Real, que se ha impuesto en 33 de esos encuentros, ha empatado en quince y ha perdido en 19. En Anoeta han sido 18 los partidos disputados, con ocho victorias para la Real, cuatro para el Athletic y seis empates. Desde el regreso del equipo txuri urdin a la división de honor, aún más ventaja para la Real en la estadística: tres victorias (curiosamente, las tres por 2-0) y una derrota. La mayor goleada del equipo donostiarra sigue siendo el 5-0 que se repitió en dos ocasiones, en la temporada 1976-1977 con sendos dobletes de Gaztelu y Satrústegui y un tanto más de Zamora, y en la 1994-1995 con un hat-trick de Kodro y un tanto de De Pedro y de Idiakez. El 1-7 de la temporada 1929-1930 sigue siendo la derrota más abultada cosechada por el conjunto txuri urdin.

La pasada temporada, la 2013-2014, la Real superó al Athletic en uno de los últimos partidos en los que el equipo de Jagoba Arrasate mantuvo su aspiración a la cuarta plaza, de la que se quedó a un solo punto con esta victoria. El partido fue denso y farragoso, los de Valverde supieron reducir el juego realista a la mínima expresión pero tampoco consiguieron llegar con peligro a la portería de Bravo. La Real consiguió abrir el marcador al filo del descanso. Griezmann enganchó un buen disparo tras un córner botado por Pardo pero Iraizoz logró despejarlo. Tuvo fortuna y el balón cayó a los pies del francés, que, desde la misma posición, probó suerte de nuevo y esta vez sí fue gol. El Athletic gozó de alguna ocasión para empatar en el segundo tiempo, pero fue la Real quien mató el encuentro ya en el descuento. Un saque largo de Bravo se convirtió en el inicio del contragolpe letal que acabó culminando Pardo, después eso sí de ayudarse con el brazo.

lunes, diciembre 08, 2014

Todo lo que venga llegará 16 años tarde

Uno de los muchos homenajes de la afición txuri urdin a Aitor.
En los últimos días se ha escuchado el nombre de Aitor Zabaleta en los medios de comunicación mucho más de lo que se había pronunciado en la última década. No, por supuesto, entre quienes amamos a la Real Sociedad por encima de todas las cosas, porque nosotros siempre hemos tenido muy presente su recuerdo y lo que vivimos en la tarde y la noche del 8 de diciembre de 1998. Han pasado ya 16 desde aquella jornada en la que un aficionado realista normal, pacífico y cuyo único crimen fue pasear cerca del Vicente Calderón con una bufanda con los colores blanco y azul, fue asesinado sin piedad por una horda de criminales, de los cuales sólo uno pagó su vil acción con la cárcel. Aitor fue golpeado y acuchillado junto a una de las puertas del estadio del Atlético de Madrid por un grupo de asesinos pero sólo se juzgó y condenó a Ricardo Guerra.

Aquel día de odio, miedo y violencia en el que se segó una vida inocente tuvo que ser el punto de inflexión en el tratamiento de la violencia en el fútbol español, pero no lo fue. Año tras año, la visita de la Real al Vicente Calderón era celebrada por la escoria que se oculta detrás de una bufanda por insultos contra Aitor, proferidos quizá por los mismos asesinos que colaboraron en la paliza que ocultó la puñalada mortal, sin duda por sus compañeros de grupo fascista y amparados por quienes nunca se atrevieron a levantar la voz contra ellos. Hace dos años, el público del Vicente Calderón dedicó las primeras tímidas pitadas a esos cánticos. La pasada campaña, dado que la visita de la Real coincidió con el homenaje de los atléticos a Luis Aragonés, no encontraron hueco para sus insultos. Pero esos gritos cobardes han sido habituales y nunca se ha denunciado con firmeza en los medios de comunicación. Hay periodistas como Enrique Marín o Mikel Recalde que sí lo hicieron, pero tan justa demanda encontró muy poco eco.

El asesinato de Aitor se juzgó en falso, si no en los tribunales (que también) sin ninguna duda a nivel social, y el fútbol español miró a otro lado en cuanto el tema se enfrió. Aquel partido de la Copa de la UEFA que nunca debió jugarse se celebró. El Atlético de Madrid no recibió sanción alguna. El Frente Atlético siguió existiendo y demasiada gente utilizó su presencia en el Vicente Calderón para extender esa definición de "la mejor afición" a una en la que se ocultaban violentos criminales, puede que incluso algún asesino más, sin que nadie levantara la voz, ni siquiera la propia Real Sociedad, que jamás puso sobre la mesa la suspensión de un partido por los insultos recibidos. La impunidad se convirtió en la tónica. La violencia quedó escondida con el silencio de todo el mundo. Enrique Cerezo y Miguel Ángel Gil Marín, los actuales responsables del Atlético de Madrid, los que ahora quieren presentarse como intolerantes con la violencia, también tenían un papel protagonista en el club de 1998, el de Jesús Gil.

Han tenido que pasar 16 años para que el nombre de Aitor Zabaleta se haya vuelto a escuchar con fuerza más allá del entorno txuri urdin. El motivo, que muy cerca del Calderón se ha vuelto a producir otro asesinato, el de Francisco José Romero Taboada, por mucho que nada tenga que ver una pelea entre dos grupos ultra (fuera una pelea programada o una emboscada, tema que tiene su importancia pero no en esta comparación) con el asesinato cobarde de una víctima inocente. Y ahora hay reuniones, decisiones, preguntas, editoriales, informaciones y hasta sanciones, casi todo sesgado, interesado o improvisado. Pero ya da igual. Todo lo que decidan, todo lo que debatan, todo lo que prometan, llega 16 años tarde. Hace 16 años se produjo el asesinato de Aitor Zabaleta, aunque muriera en la madrugada del día 9. 16 años en los que prácticamente nadie ha movido un dedo por expulsar del fútbol a los violentos. Desde luego, no lo han hecho quienes tenían la capacidad de hacerlo. Y, la verdad, parece difícil de creer que ahora, por muchas buenas palabras que se escuchen, sí se haga algo de verdad.

Ojalá este nuevo asesinato mueve de una vez por todas hacia el fin de la violencia, porque el miedo a sufrirla es el peor compañero de viaje de quien disfruta del fútbol como lo que es, una maravillosa afición, pero el miedo se instaló entre muchos de nosotros aquel 8 de diciembre de 1998 y eso, acentuado por la indefensión que durante todos estos años hemos sentido quienes estábamos del lado de Aitor, ya no lo remedia nadie. Aún así, lo que no van a conseguir nunca los violentos, los fascistas y los asesinos es el olvido. Puede que para muchos no sea más que una línea en la triste cronología a recordar cada vez que haya un nuevo acto vil como el que acabó con la vida del ultra deportivista, pero para los que vivimos tan de cerca el asesinato de Aitor Zabaleta siempre va a ser mucho más que eso. Siempre está presente en nuestros recuerdos, pero mucho más cada año que pasa y llega esta fecha tan triste. Beti gogoan.

domingo, diciembre 07, 2014

VILLARREAL 4 - REAL SOCIEDAD 0 La vida sigue igual

La jugada del 1-0.
La Real sociedad volvió a ser goleada en El Madrigal, como hace un año, en el comienzo exacto del declive del equipo txuri urdin que no frenó ni el espejismo de las semifinales de Copa, ni la victoria ante el Barcelona de la temporada pasada, ni vender la séptima plaza como un éxito por el retorno a Europa, ni los grandes triunfos de la presente ante Real Madrid y Atlético, ni el cese de Jagoba Arrasate para dar el banquillo a David Moyes. La vida sigue igual, exactamente igual, porque el debate se pierde en la búsqueda de unos culpables específicos y se olvida de ir al problema. Y el problema de la Real está ahora mismo, y desde hace unos cuantos meses, en sus jugadores. O hay un cambio radical o esta temporada se puede hacer mucho más larga que la pasada. El naufragio del centro del campo de la Real que dispuso Moyes en Villarreal comenzó tras un primer cuarto de hora esperanzador y se fue extendiendo por todo el campo hasta facilitar una goleada que se antoja corta viendo la sonrojante segunda mitad realista.

El técnico escocés confeccionó un once con un error no por repetido menos criticable, y que viendo el plagado equipo de auxiliares que tiene no parece fácilmente disculpable. Vela es el alma, la estrella y el guía de este equipo, pero no puede ser la referencia en la punta de ataque. Circunstancialmente, la Real puede jugar bien con él arriba, pero es una equivocación notable colocarle de 9. Ese error, cuyo mal resultado se ha visto una y otra vez, lo cometió Montanier, también Arrasate y ahora lo ha cometido Moyes. Es una decisión obligada por la lesión de Agirretxe y el nulo rendimiento de Finnbogason, con lo cual es menor error que cuando lo cometieron sus dos predecesores, pero en estas situaciones compensa mucho más ser valiente y apostar, por ejemplo, por un Iker Hernández al que nadie le ha dado la confianza que se trabaja cada fin de semana con su trabajo en el Sanse. Como se podía haber previsto antes del encuentro, Vela no tuvo ninguna participación en el partido y la Real perdió así su mejor baza para ganar.

Todo quedó supeditado al rendimiento del centro del campo. Y ahí Moyes se encontró con la desagradable sorpresa de que cuatro de los cinco jugadores de esa zona firmaron un partido entre malo y lamentable. El único que se puede salvar de la quema es Granero, que en la primera parte se mostró como una posibilidad más que interesante para actuar de 4, algo por cierto que ya había hecho en la pretemporada, pero que cuando el rival es del nivel del Villarreal necesita algo más de ayuda de la que obtuvo de sus compañeros de línea. En ese primer cuarto de hora en el que la Real no hizo el ridículo, sino que incluso minimizó el juego del equipo de Marcelino, Pardo fue quien hizo ese papel de asistente. Pero poco a poco comenzó a perder balones y acabó desaparecido, hasta ser sustituido. También acabaron dejando el campo aunque cuando la derrota estaba ya más que decidida un Zurutuza que firmó un partido horrendo y un Canales que se está convirtiendo en una de las más grandes decepciones de la temporada, mientras que Xabi Prieto completó los 90 minutos.

El naufragio del centro del campo y la ausencia de una referencia en ataque encontró una negativa prolongación en el je de la defensa, y no precisamente de un Ansotegi que sigue cumpliendo con cierta facilidad mucho mejor que cualquiera de sus compañeros centrales. Iñigo Martínez se empeñó en la primera mitad en facilitar todos los ataques del Villarreal, y en uno de sus muchos errores estuvo a punto de provocar la expulsión de De la Bella. El mal control de Vietto permitió que la entrada del lateral realista se quedara en una muy justa tarjeta amarilla. Moyes, como cualquiera que evalúe el nivel de los jugadores de la Real desde una óptica objetiva, tiene que ester sorprendido ante el escaso nivel que dan sus ahora pupilos. Lo sorprendente es que la Real de Moyes haya conseguido aguantar más de 300 minutos sin encajar un gol, viendo que completó sus tres primeros partidos con una defensa de circunstancias y que lo que tenía que elevar el nivel era el regreso de un Iñigo Martínez completamente desconocido desde mediados de la temporada pasada. Y si a eso se añade la vergonzosa ejecución de las jugadas de estrategia, sobre todo por un Canales que no muestra en esa suerte tener nivel de Primera División, es fácil comprender la derrota.

Lo curioso es que el gol y la sensación de inevitable derrota no llegaran antes. La primera mitad fue bastante insulsa, en la línea de la que jugó la Real hace dos semanas en La Coruña, donde al menos arrancó el empate a cero. El Villarreal apenas dispuso de tres jugadas claras de gol. La primera fue un extrañísimo gesto de Iñigo Martínez que permitió a Vietto encarar completamente solo a Zubikarai, pero mandó el balón arriba de forma incomprensible. La segunda, una falta directa de Bruno que se marchó rozando el larguero. Y la tercera, ya en el último minuto de la primera mitad, un centro chut de Uche desde la derecha que despejó Zubikarai con el pie. Es verdad que minuto a minuto daba más sensación de peligro el Villarreal y peores vibraciones la Real, pero aún así era difícil anticipar el hundimiento que se iba a producir en la segunda mitad. En el minuto 55 comenzó el auténtico calvario txuri urdin, uno que duró algo más de media hora y en la que encajó cuatro goles como podría haber encajado otros tantos más. Si malo fue el partido de hace un año en el mismo escenario, esta media hora lo superó con creces.

Primero fue Zubikarai quien evitó con la punta de los dedos el gol de Vietto. Después fue el palo a la derecha del guardameta realista el que repelió el disparo del mismo atacante del Villarreal. Vela puso un espejismo en el minuto 59 con un tiro blandito y a las manos de Asenjo, pero justo eso fue el preludio del primer gol local. Teixeira Vitienes, el hermano del que firmó una desastrosa actuación en Oviedo, facilitó la tarea con una falta incomprensible al borde del área de Zubikarai. Qué fácil se pitan algunas cosas y a algunos equipos. El caso es que Bruno disparó, el balón dio en el larguero y se coló en la portería tras dar en la espalda del guardameta realista. El gol, merecido por lo que estaban haciendo los dos equipos sobre el campo, fue un ejercicio más de impotencia ante las actuaciones arbitrales y un hecho de mala suerte. Pero el fútbol no entiende de suerte ni de errores arbitrales y el gol subió al marcador para hacer justicia. Moyes reaccionó al 1-0 sacando del terreno de juego a Pardo y colocando sobre el césped a Chory Castro. Es difícil averiguar cómo podía eso arreglar los problemas de la Real y pareció una apuesta a lograr un gol como fuera y sobrevivir después a toda costa.

Obviamente, el gol de la Real no llegó, porque para eso hay que tirar a puerta y nadie lo intentó siquiera. Mucho se ha hablado estas semanas de que el equipo no había encajado ningún gol desde la llegada del técnico escocés y poco se ha dicho que sólo Vela ha conseguido anotar en esos mismos partidos. Con el mexicano desconectado por el planteamiento del técnico y por la pobre ejecución del centro del campo realista, el 1-0 ya era casi dar por perdido el partido. Pero el Villarreal no se quedó ahí. Pudo marcar Cherysev, pudo hacerlo Uche, Iñigo Martínez pagó su absoluta falta de concentración con una justísima amarilla y el mismo palo de la portería de Zubikarai que sonó con fuerza por un pelotazo con anterioridad volvió a evitar el gol de Vietto. Todo eso se concentró en ocho minutos. Al noveno, Cherysev hizo el 2-0 culminando una buena jugada de ataque del Villarreal en la que la Real se limitó a perseguir sombras. Con ese resultado, Moyes hizo el segundo cambio, retirando a Zurutuza y dando entrada a Finnbogason, que pasó otra vez sin pena ni gloria, pero hoy con mucha menos responsabilidad personal. Su entrada casi pareció la expresión del deseo de que el islandés marcara ya un gol, aunque no sirviera para nada.

Porque el partido estaba ya perdido, de eso no hay duda. Por si acaso algún alma optimista tenía alguna duda, en el minuto 80 cayó el tercero de los locales. Moi Gómez completó un magnífico contragolpe del Villarreal, facilitado por una absurda pérdida de balón de Canales. Y en el 86, el propio Moi Gómez redondeó el marcador con un disparo que se tragó Zubikarai en una cantada tan evidente como ya irrelevante para el reparto de puntos de este encuentro. Los cuatro goles del Villarreal llegaron en un intervalo de sólo 24 minutos. Y pudieron caer más goles de ahí al final, porque un disparo de Trigueros que tocó en un defensa realista se envenenó y estuvo a punto de sorprender a Zubikarai, y el propio guardameta realista evitó el gol del mismo jugador del Villarreral ya en el tiempo de descuento. Moyes cerró su nómina de cambios después del cuarto gol dando entrada a Hervías en lugar de Canales, en uno de esos cambios que no sirven absolutamente para nada y que suenan más a advertencia al sustituido que otra cosa.

La Real de David Moyes ya conoce la derrota. Y la ha conocido a lo grande. Ni los que faltan son la solución ni los que están son el problema, porque han ido rotando casi todos a lo largo de la temporada. El debate personalista suena equivocado incluso con el entrenador, a pesar de que la destitución de Arrasate fuera la decisión lógica y razonable ante el imparable declive del equipo. Pero ese blanco fácil ya no está y Moyes no va a deshacer los nudos sólo con su presencia. El problema no era del entrenador, por muchos fallos que estuviera de hecho cometiendo. El problema sigue siendo de quienes juegan. La calidad de jugadores como Iñigo, Pardo, Canales, Granero, Xabi Prieto, Zurutuza o Chory Castro está fuera de toda duda. La de Finnbogason está por ver y sólo la avalan los números anteriores a su fichaje. Equipo hay pero no se ve. Si no están dispuestos a dar la cara por la Real, que dejen paso. Moyes es quien tiene que evaluar quién puede dar un paso adelante y quien no, pero es evidente que tiene por detrás un Sanse cargado de ilusión con Hervías como bandera y unas cuentas complemente saneadas para fichar lo que sea necesario. De lo contrario, sonrojos como el de Villarreal se seguirán repitiendo.

sábado, diciembre 06, 2014

PREVIA Villarreal - Real Sociedad. La primera gran prueba de nivel para la Real de Moyes

Ansotegi e Iñigo ya fueron los centrales en el partido de la
temporada pasada.
La Real de David Moyes se enfrenta a su primera gran prueba de nivel (domingo, 19.00 horas, El Madrigal, Canal + Liga y Gol TV). La visita al Villarreal, bestia negra realista la pasada temporada (5-1 en tierras castellonenses y 1-2 en Anoeta, en el partido en el que se esfumó la posibilidad de lograr la sexta plaza que finalmente logró el Submarino Amarillo), demostrará hasta qué punto se ha asentado el cambio en el conjunto txuri urdin, que se enfrenta al doble reto de ganar su primer partido de la Liga como visitante y al de mantener de nuevo la portería a cero, algo que se ha conseguido en los tres partidos que ha dirigido el técnico escocés. Aunque la Real tiene bajas importantes, el once será de nivel. Y ganar en Villarreal tendría efectos de un valor incalculable. No sólo prolongaría la buena racha del nuevo técnico, sino que permitiría a la Real mirar ya hacia arriba con la convicción de que no hay rival imbatible, algo que en Anoeta ya ha demostrado con sus victorias entre Real Madrid y Atlético pero que le falta enseñar como visitante.

Las bajas van a condicionar mucho los planes de Moyes. Ya eran conocidas las ausencias de Mikel González y Agirretxe. El partido de Copa ha dejado además en la enfermería a Elustondo y Zaldua. Y en el último entrenamiento el que cayó, con una rotura de fibras, es Markel Bergara Todos ellos han sido titulares habituales esta temporada o la pasada, con lo que es obvio que son bajas más que sensibles. Por esa razón, Moyes se lleva a Villarreal a 19 jugadores (hasta ahora, nunca ha dado una convocatoria cerrada en la víspera), todos los disponibles de la primera plantilla más Hervías y Oyarzun, los dos potrillos que se mantienen con el primer equipo.  Estrada, habitual descarte, tuvo unos segundos en el descuento del partido de Copa en Oviedo, pero la presencia de otros tres laterales le hace ser el principal candidato, aunque en este tiempo nuevo en la Real, en el que el propio Moyes confiesa que aún está conociendo a sus jugadores, todo parece posible.

El once tendría que parecerse mucho al que el técnico escocés ha presentado en sus dos anteriores partidos de Liga, pero hay incógnitas. En principio, Zubikarai recuperaría la portería tras la Copa. Ansotegi e Iñigo Martínez serían los centrales, sin recambios en la convocatoria, con Carlos Martínez y De la Bella en las bandas. La ausencia de Markel abre muchas opciones. La más clara sería colocar ahí a Gaztañaga, pero su apuesta por la veteranía en estos primeros pasos en la Real hace pensar en que Granero y Pardo ocuparán el doble pivote, con Zurutuza en la recámara. Prieto, Canales, Hervías (el mejor en Oviedo), el propio Zurutuza y Chory Castro se juegan dos de los tres puestos de la línea de mediapuntas junto a Vela, el único fijo, y Finnbogason será la referencia en ataque, buscando todavía su primer gol con la camiseta de la Real. Sin opciones aparentes para entrar en el once inicial, y a la espera del descarte, quedarían Rulli, Estrada, Yuri y Oyarzun.

Todavía con poco margen, pero la Real comienza a alejarse de los puestos de peligro de la clasificación. Al comienzo de la jornada ocupaba la decimocuarta posición con 13 puntos, tres por encima del primero de los tres conjuntos que ocupa la zona de descenso y a once de los puestos europeos, que precisamente cierra el Villarreal en la sexta plaza con 21 puntos. El equipo de David Moyes suma siete de los últimos nueve puntos y sólo un gol encajado en esas tres jornadas, ninguno en los dos partidos que ya ha dirigido el escocés. La Real, eso sí, busca su primera victoria en Liga fuera de casa, puesto que como visitante ha logrado tres empates y ha cosechado tres derrotas. El Villarreal no tiene término medio en casa, ha ganado tres partidos (4-2 al Rayo, 2-0 al Almería y 2-1 al Getafe) y ha perdido los otros tres (0-1 ante el Barcelona, 0-2 ante el Real Madrid y 1-3 ante el Valencia). Y suma los mismos puntos que la Real en las tres últimas jornadas, en las que no ha perdido.

No es mala plaza Villarrreal para el equipo txuri urdin, que ha conseguido puntuar en siete de sus once visitas, todas ellas en Primera División. El equipo castellonense ha logrado cuatro triunfos, por tres de la Real y otros tantos empates. El triunfo txuri urdin más claro fue el 1-3 de la temporada 2000-2001, con tantos realistas de Rekarte, Tayfun e Idiakez, tres puntos vitales para conseguir aquel año la permanencia en Primera. La mayor goleada a favor del Villarreal es el 5-1 de la pasada temporada, el partido que desniveló por completo la estadística entre estos dos equipos, hasta entonces igualada en número de triunfos (tres para cada equipo) y casi en número de goles marcados (nueve para el Villarreal, ocho para la Real, ahora ya 14-9). El conjunto realista nunca ha encadenado dos derrotas consecutivas en este estadio, aunque no ha ganado en sus últimas cuatro visitas (dos empates y dos derrotas) y su último triunfo es el 0-2 de la temporada 2005-2006, con goles de Mikel Alonso y Mark González.

Como se ha mencionado algo más arriba, la pasada temporada, la 2013-2014, el Villarreal infringió a la Real uno de los más severos correctivos de la competición. 5-1 fue el resultado final, toda una sorpresa porque el equipo de Jagoba Arrasate se plantó en El Madrigal con la posibilidad de hacer historia con un sexto triunfo consecutivo que habría igualado su mejor racha de la historia. La indolencia de la Real fue continuamente castigada por un Villarreal que impuso un ritmo muy intenso al partido. Al descanso, 3-0. Dos veces Giovani, el primero y el tercero, y Uche pusieron ese marcador. En el intermedio, Arrasate arriesgó con dos cambios de jugadores y el de sistema, con una defensa de tres hombres, pero la humillación continuó. Antes de los diez minutos del segundo acto Uche hizo el cuarto y casi en la siguiente jugada Moi Gómez hizo el quinto. Agirretxe hizo de cabeza el tanto de la Real, todavía con más de media hora por jugarse, pero lo único que consiguió la Real fue evitar una goleada verdaderamente histórica en su contra. El Villarreal pisó el freno y se conformó con ese rotundo triunfo.