sábado, febrero 28, 2015

PREVIA Valencia - Real Sociedad ¿Será en Mestalla la primera victoria fuera?

La Real, celebrando uno de los goles de la pasada temporada.
La Real salió victoriosa de Mestalla en las últimas tres visitas, y siempre fue en una hora de necesidad. Ahora, tras la remontada ante el Sevilla, la soga no le aprieta tanto al equipo txuri urdin, pero sigue siendo el único que no ha ganado fuera de casa y eso es razón más que suficiente para preguntarse si será en Valencia (domingo, 12.00 horas, Mestalla, Canal + Liga y Gol TV) donde se produzca por fin ese ansiado triunfo balsámico. Viendo el sensacional rendimiento de la Real en casa ante los equipos de la parte noble de la clasificación y la sonrojante derrota en el Bernabéu en el primero de esos duelos a domicilio, Valencia probará la capacidad del equipo de David Moyes para manejarse en escenarios grandes. Y dado que el Valencia fue el único de los cinco primeros que puntuó en Anoeta, la ocasión de tomar cumplida revancha de aquel empate. Aunque la Real haya recuperado al fin el olfato goleador, jugará una semana más sin Vela, que todavía seguirá de baja un tiempo.

Como ya es costumbre, Moyes decidió que la Real no comunicara los nombres de los jugadores que forman el grupo que se desplaza en este caso a Valencia. Lo que sí está claro es que hay cuatro bajas confirmadas, las de Mikel González, Carlos Martínez, Zurutuza y Vela. Como dijo el preparador realista, el que más cerca está de regresar es el lateral. Eso dejaría al técnico sólo con 17 jugadores del primer equipo, aunque uno de ellos siga siendo el habitualmente descartado Estrada. Con la incorporación habitual de Hervías a la primera plantilla no habría que descartar a ningún jugador. El técnico habló en la rueda de prensa anterior al partido de otras lesiones de menor importancia. Dado que no hay información más específica, eso será lo que marque la composición definitiva de la convocatoria y la presencia de jugadores del Sanse. Obviamente, esta situación viene a confirmar que la Real cuenta con una plantilla muy corta, algo que no es del gusto de su técnico.

No sólo por el último triunfo sino también por esta limitación numérica, no se esperan grandes cambios con respecto al equipo que se enfrentó al Sevilla. Así, Rulli estará bajo palos, con Iñigo Martínez y Ansotegi en el centro de la zaga, Zaldua en la banda derecha y con la principal duda en la izquierda. Todo hace pensar que Yuri recuperará la titularidad tras su sanción y que De la Bella volverá al banquillo. Por delante de ellos lo normal es que repitan Pardo y Granero. Canales, Chory Castro y Xabi Prieto formarían la línea de tres centrocampistas y en punta estará Agirretxe, que con el gol que hizo al Sevilla logró conectar tres jornadas seguidas marcando por primera vez en su carrera. Quizá la modificación más probable con respecto a este once pudiera ser la inclusión de Markel, lo que afectaría a Pardo o a Granero, bien dándoles descanso o bien adelantando su posición a la línea de centrocampistas ofensivos y dejando en la suplencia presumiblemente a Chory Castro. Zubikarai, Elustondo, Hervías y Finnbogason completarían el banquillo.

La gran victoria ante el Sevilla dio aire a la Real, que comenzó la jornada en la décima posición, con 27 puntos, cinco por encima de la zona de descenso, aunque con siete equipos por debajo que no estén entre los tres últimos como colchón, incluyendo a Eibar y Athletic, que suman los mismos puntos que el equipo txuri urdin. El Valencia es cuarto, ocupa la última plaza que da acceso a la Champions, con cinco puntos de ventaja sobre el Sevilla y a tres del tercer clasificado, el Atlético. La Real suma tres jornadas sin conocer la derrota, las mismas que lleva jugando sin Vela, con cinco puntos de nueve posibles. Como visitante sigue siendo el peor de la Liga y el único que no ha ganado, con apenas cinco empates en los once partidos que ha jugado. Y apenas ha anotado ocho goles a domicilio. Por su parte, el Valencia tiene unos registros impresionantes como local, diez victorias en doce partidos. Sólo el Barcelona ganó, 0-1, y sólo el Athletic empató, 0-0. En Mestalla ha marcado 27 goles, una media de 2,2 por partido.

Los datos históricos son duros con la Real en sus visitas a Valencia. De los 63 partidos disputados, todos ellos en Primera División, el equipo txuri urdin sólo consiguió la victoria en once, sacó otros tantos empates y salió derrotado en los 41 choques restantes. Eso sí, la Real ha ganado en sus tres últimas visitas a Mestalla (0-1 en la 2011-2012, 2-5 en la 2012-2013 y 1-2 en la 2013-2014), y ha empatado otros tres encuentros en los últimos nueve jugados en el estadio valencianista. En las temporadas 1990-1991 y 1991-1992, la Real ya acumuló dos victorias seguidas en Valencia, 0-1 y 1-2, pero nunca había estado tres temporadas sin caer derrotada en este estadio. El mayor triunfo realista es el memorable y ya mencionado 2-5 de la temporada 2012-2013, con goles de De la Bella, Mikel González, Ifrán, Agirretxe y Vela. Por contra, la mayor goleada sufrida a manos del Valencia es el 7-1 de la temporada 1934-1935. Desde el regreso a Primera, la Real sólo perdió en el primer partido que jugó en Valencia, 3-0 en la 2010-2011.

Como de costumbre en los últimos años, la pasada campaña la Real ganó en Mestalla en un momento complicado. El equipo de Jagoba Arrasate sufría en la Liga, sólo un punto sobre el descenso, y penaba en la Champions. Pero la Real expuso en Mestalla mucho trabajo y rigor defensivo, aún con alguna pequeña laguna. En el tramo final del primer tiempo, Griezmann hizo el 0-1, de cabeza, aprovechando un centro de De la Bella y un magnífico aclarado de Agirretxe. Era la primera vez que la Real se ponía en ventaja desde que ganó al Olympique Lyon en Anoeta en la previa de Champions, y era ya el mes de octubre. Eso permitió que la Real jugara sus mejores minutos al volver de los vestuarios y que Pardo, que estaba ya muy cómodo sobre el césped de Mestalla, hiciera el 0-2 con un gran disparo desde la frontal. El partido se decidió entonces, aunque quedaba media hora por delante. Bravo apenas sufrió en una ocasión de Mathieu y el gol de Pabón, en el minuto 89, fue más una anécdota para subir el 1-2 definitivo al marcador que un motivo para el sufrimiento de la Real.

miércoles, febrero 25, 2015

Chory Castro, sólo cinco partidos de Liga completos en tres temporadas

Chory Castro, en el partido contra el Villarreal.
Si Chory Castro juega como titular, sabe que tiene casi todas las papeletas para ser uno de los tres jugadores sustituidos antes de que acabe el partido. Los datos no dejan lugar a la duda y colocan al jugador del Mallorca como uno de los jugadores que casi siempre forman parte de la terna que abandona el campo. El uruguayo ha disputado hasta ahora 94 partidos con la camiseta de la Real, 74 de ellos de Liga, y apenas ha podido completos los 90 minutos en nueve de ellos, cinco de la competición de la regularidad, tres más en Copa y uno en Champions, ya que en Europa League no llegó a completar ningún encuentro de los tres en los que Jagoba Arrasate echó mano de él. Eso quiere decir que ha salido del campo en el 81,6 por ciento de los partidos en los que fue titular, un porcentaje que se amplía hasta el 86,4 por ciento si hablamos sólo de los enfrenamientos de Liga.

Ciñéndonos sólo a los datos en la Liga, las sustituciones de Chory llegaban antes con Arrasate. El ex entrenador realista le alineó en el once titular en 16 ocasiones y le sustituyó en doce, en el minuto 67,6 de media. Con Philippe Montanier le había ido algo mejor, puesto que abandonaba el campo de media en el minuto 72,3, aunque lo dejó casi siempre, en doce de los trece partidos de Liga en los que jugó de inicio. Asier Santana también le colocó entre los jugadores sustituidos en su único partido como técnico realista, aunque permaneció en el campo hasta el minuto 83. Y con David Moyes parece haber mejorado estos datos, no sólo porque hasta ahora es el único técnico que le ha dado plaza de titular más veces de las que ha optado por él como revulsivo (siete titularidades por cuatro partidos como recambio), sino porque su sustitución se retrasa ahora mismo hasta el minuto 71,1. La pasada jornada, en la remontada ante el Sevilla, Chory vivió su cambio más tardío, en el minuto 88.

Lo curioso es que si Chory Castro juega los 90 minutos, la Real no pierde, al menos no en la Liga. Con Montanier en la temporada 2012-2013 sólo jugó completo el partido en Anoeta ante el Rayo Vallecano que acabó con un contundente 4-0 para el equipo txuri urdin. En la campaña siguiente, ya con Arrasate, fueron cuatro las jornadas en las que estuvo sobre el césped de principio a fin, las victorias por 2-0 ante el Getafe, por 5-0 contra Osasuna, el 4-3 frente al Celta, todos ellos en Anoeta, y el empate a uno en San Mamés contra el Athletic. En la presente temporada aún no ha jugado los 90 minutos en ningún encuentro liguero, ni con el propio Arrasate ni ya con Moyes. Tampoco cayó la Real en sus dos partidos en Copa, primero el 3-1 ante el Racing de la pasada campaña y el 0-0 en Oviedo de la presenta, dirigido por Moyes, pero sí en la Champions League de la pasada campaña, donde fue titular y no sustituido sólo en el 4-0 ante el Shakhtar Donetsk.

Cumpliendo ya su tercera temporada en el equipo, es evidente, y lo es casi desde el principio, que el uruguayo no ha llegado a jugar el papel protagonista que se le presuponía cuando llegó libre del Mallorca. Con esos 94 partidos que ha jugado hasta ahora, alcanzado una media de 47,2 minutos por encuentro disputado que le aleja del once tipo, y cuenta casi por igual como titular (49 partidos) que como suplente (45). Sus registros goleadores tampoco son espectaculares. Ha marcado nueve tantos, todos ellos en la Liga, lo que da una media de un gol cada 493,4 minutos, lo que equivale a un tanto cada cinco partidos y medio. Tan evidente es su papel secundario que en la Copa, la competición en la que juegan habitualmente los suplentes, estos números cambian radicalmente. En el torneo del KO ha tenidos minutos en diez partidos, ocho de ellos como titular (contando con el que no se jugó la pasada temporada por la retirada del Racing). Eso sí, ahí también es sustituido con mucha frecuencia, ya que sólo completó tres de ellos.

lunes, febrero 23, 2015

Xabi Prieto, un lanzador de penaltis de leyenda

El último penalti convertido por Xabi Prieto.
Que Xabi Prieto lance un penalti es prácticamente sinónimo de gol. La pena máxima que el capitán realista convirtió este pasado domingo ante el Sevilla ha servido aumentar su leyenda en esta suerte futbolística, reafirmándole como uno de los grandes lanzadores desde los once metros, no ya de la Historia de la Real, sino del propio Campeonato de Liga. El 10 txuri urdin ha asumido la responsabilidad de disparar en 18 penaltis jugando en Primera División, de los cuales ha convertido 17 y sólo falló uno, detenido por Aranzubia en el Real Sociedad - Athletic que se jugó en Anoeta en la temporada 2006-2007. Habiendo lanzado al menos ese número de penas máximas, sólo hay dos futbolistas que hayan convertido más goles y tengan el mismo número de fallos. Y ojo a las épocas en las que estos jugaron, porque se trata de Kubala, que convirtió 27 de 28 lanzamientos jugando en el Barcelona y en el Español entre 1950 y 1965, y de Pasieguito, que transformó 19 de 20 vistiendo las camisetas del Valencia y el Levante entre 1942-1960. Eso hace que Xabi Prieto sea el lanzador de penaltis por excelencia del fútbol español moderno.

La marca de Xabi Prieto, que ya es mítica se mire como se mire, podría ser todavía más estratosférica si no hubieran mediado dos circunstancias que le han impedido marcar más goles de esta factura. En primer lugar, el descenso de la Real a Segunda División entre los años 2007 y 2010. En esos años, el capitán realista transformó cuatro penaltis más y no sumó ni un solo fallo, con lo que sus números globales en Liga con la camiseta txuri urdin son de 21 goles en 22 lanzamientos. Sólo con esos, de haberse convertido en la máxima categoría, ya podría ser el segundo mejor lanzador de la historia de la Liga, pero es que también entra en juego un segundo factor, y es que en la Real ha habido otros lanzadores desde que Prieto llegó al primer equipo. Arteta, Karpin o Barkero le quitaron lanzamientos al comienzo de su carrera, Víctor o Abreu también asumieron esa responsabilidad en Segunda, y sobre todo Vela le ha adelantado como primer lanzador desde que el mexicano llegó al equipo, anotando siete goles desde los once metros en las últimas tres temporadas. Desde el regreso a Primera en 2010, incluso Griezmann y Agirretxe fallaron sendos penaltis en la temporada 2011-2012 sin que Prieto estuviera sobre el césped.

El Sevilla se ha convertido en el undécimo equipo que ha visto como Xabi Prieto le hacía un gol desde el punto de penalti. En las nueve temporadas que el realista ha jugado en Primera División, el Real Madrid ha sido su objetivo predilecto desde los once metros, ya que ha convertido hasta cuatro penaltis jugando contra el conjunto blanco. Zaragoza, Osasuna y Getafe han visto dos goles de penalti de Xabi Prieto, mientras que Cádiz, Celta, Athletic, Valencia, Barcelona, Betis y ahora Sevilla completan esa lista. El Athletic está en esa lista, aunque puede presumir de ser el único equipo que ha salvado un lanzamiento desde los once metros del jugador txuri urdin (el pasado 28 de enero se cumplieron nada menos que ocho años de ese único fallo). La estadística la completarían sus cuatro goles en Segunda, a Xerez, Murcia, Villarreal B y Celta, el único al que ha batido en las dos categorías. La mejor temporada fue la 2005-2006, en la que convirtió hasta seis penas máximas. Y aunque su bautismo de fuego en esta suerte futbolística fue en el Santiago Bernabéu en la temporada 2003-2004, la amplia mayoría de penaltis los ha convertido en Anoeta, 13 de los 17 marcados.

· Temporada 2003-2004
Real Madrid 1 - Real Sociedad 4 (1-4)

· Temporada 2005-2006
Zaragoza 0 - Real Sociedad 1 (0-1)
Real Sociedad 3 - Getafe 0 (3-0)
Real Sociedad 1 - Osasuna 2 (1-1)
Real Sociedad 2 - Real Madrid 2 (1-0)
Real Sociedad 2 - Cádiz 0 (2-0)
Real Sociedad 2 - Celta 2 (1-0)

· Temporada 2006-2007
Real Sociedad 1 - Zaragoza 3 (1-0)
Real Sociedad 2 - Osasuna 1 (1-0)

· Temporada 2010-2011
Real Sociedad 2 - Athletic 0 (1-0)
Real Sociedad 1 - Valencia 2 (1-0)
Getafe 0 - Real Sociedad 4 (0-1)
Real Sociedad 2 - Barcelona 1 (2-1)

· Temporada 2012-2013
Real Sociedad 3 - Betis 3 (3-2)
Real Madrid 4 - Real Sociedad 3 (1-1)
Real Sociedad 3 - Real Madrid 3 (1-2)

· Temporada 2014-2015
Real Sociedad 4 - Sevilla 3 (2-1)

domingo, febrero 22, 2015

REAL SOCIEDAD 4 - SEVILLA 3 Victoria grande y épica

Xabi Prieto, protagonista con dos goles.
Puede que muchos corazones no soporten el tren de vida que les proporciona la Real, pero cualquier sufrimiento compensa cuando el final es tan feliz como el de esta jornada. El equipo txuri urdin firmó ante el Sevilla una victoria grande y épica, no sólo por el resultado, un poco habitual 4-3 tan formidable como necesario, sino por la forma en que se consiguió, remontando el 2-3 que campeaba en el marcador de Anoeta a sólo diez minutos del final. Resulta increíble que un equipo capaz de sufrir, de sobrevivir y de empujar como lo ha hecho ante el Sevilla, un equipo que casi siempre se mostró superior al txuri urdin, incluso ante la mejor versión del conjunto realista en la era Moyes, después languidezca ante rivales inferiores. Pero es así, esta es la Real, una que esta temporada se ha especializado en sobreponerse a todo ante los equipos punteros para después vivir en el alambre con los de la zona baja. Y aunque eso a lo largo de una temporada equivale al sufrimiento, también deja momentos cargados de épica, emoción y simbolismo como el memorable triunfo que selló Xabi Prieto al filo del minuto 90 con un magnífico testarazo.

Y el caso es que durante muchos minutos parecía que la mejor Real con el técnico escocés no iba a ser suficiente ni siquiera para sumar un punto. Anoeta vio ante el Sevilla la versión más parecida a lo que Moyes quiere de su equipo, pero también a un conjunto que sufre muchísimo en varios aspectos del juego. Si la Real hubiera mostrado lo que mostró contra el Sevilla ante Rayo, Eibar, Almería o Getafe, tendría muchos más puntos de los que tiene. Pero quedó claro que, al margen del resultado, esta es la apuesta de Moyes. Y a veces el dios del fútbol hace que las cosas salgan bien cuando de verdad se cree en lo que se hace. Lo que está claro es que el técnico escocés tiene ya un once tipo en el que no tienen cabida Elustondo, ni como central ni como mediocentro, ni tampoco Markel Bergara, donde las únicas dudas están en los laterales, en el derecho por las continuas lesiones que han tenido Zaldua, otra vez inmenso ante el Sevilla, y Carlos Martínez, y en el izquierdo porque ni De la Bella ni Yuri están rindiendo a la altura esperada, y en la línea de mediapuntas, donde cinco jugadores se juegan tres puestos en el once inicial, pero que con las ausencias de Vela y Zurutuza están más que claros.

Es bastante obvio que a la Real le falta mucho camino por recorrer para alcanzar lo que su técnico pretende, y que el lastre del primer tramo de la temporada todavía afecta a su despliegue, pero el equipo, sobre todo en la primera parte, dejó ante el Sevilla las pinceladas más claras de lo que Moyes quiere que sea, un equipo que busque el juego en corto, que tenga un doble pivote de constantes ayudas en la salida del balón, que domine la posesión del balón en tramos largos, que busque el desborde por las bandas y que tenga un delantero centro fuerte que remate y que provoque segundas jugadas, algo que Agirretxe ofrece al equipo y que indudablemente ayuda a que haya un salto de calidad. Así, la Real comenzó tocando bien la pelota y cogiendo el mando del partido ante un Sevilla que no parecía saber cómo reaccionar a esta forma de jugar de su rival. Aún así, al equipo de Moyes le cuesta generar ocasiones, y no transformó su buena puesta en escena en opciones claras de gol, más que un balón que Sergio Rico dejó botar en el área y que Agirretxe no pudo cazar. Ese comienzo esperanzador se diluyó de la forma más previsible: a balón parado. Esa es una de las cruces de la Real esta temporada y Moyes no ha conseguido solucionar ese problema todavía.

En el primer córner lanzado por el Sevilla el balón se paseó botando por toda el área pequeña de forma inexplicable sin que nadie acertara a rematarlo, y después Deulofeu intentó el gol olímpico en dos ocasiones. En la primera el balón se le fue largo y en el segundo se le quedó corto. Pero el sufrimiento que estaban provocando estas acciones a la defensa zonal realista sin jugadores en los palos estaba más que claro. Cuando el Sevilla comenzó también a aprovechar su velocidad es cuando el partido cogió un color mucho más oscuro para la Real. Un mal saque de Rulli que De la Bella no pudo controlar sirvió en bandeja una contra a Aleix Vidal, aunque Zaldua pudo cortar in extremis su pase a Deulofeu para que Rulli lo acabara atrapando. Daba la impresión de que el inicio de la Real se iba a evaporar cuando Agirretxe hizo el 1-0. Un buen pase de Zaldua desde la derecha, alcanzando casi la línea de fondo, encontró un sensacional desmarque del 9 realista, que volvió literalmente loco a Arribas y fusiló a Rico. Agirretxe rompía así el primer maleficio, marcando por primera vez en tres jornadas consecutivas.

El siguiente reto de la Real parecía obvio: aguantar el 1-0. Pero el partido se convirtió en uno muy movido. Lo que el equipo txuri urdin quería hacer, y de hecho estaba haciendo bien, lo mantuvo. Pero sería absurdo no negar que también hubo sufrimiento atrás. De hecho, la respuesta sevillista fue inmediata y sirvió para superar el rendimiento realista. Diogo pudo marcar con un cabezazo cruzado que no se envenenó lo suficiente y Carriço probó a un seguro Rulli desde la frontal. El propio Iborra tuvo otra ocasión de cabeza, tras una falta botada desde la banda izquierda, pero remató en fuera de juego. La Real también reaccionó y tuvo sus ocasiones, aflorando el problema de siempre, su incapacidad para matar los partidos. Chory pudo marcar desde la frontal con un buen disparo que se le marchó fuera y Agirretxe, desde una posición escorada, puso a prueba la buena colocación de Rico. De la Bella culminó con un disparo horrible una buena acción de ataque de la Real, y finalmente Canales desperdició la ocasión del partido, un uno contra uno ante Rico después de que Chory le lanzara en una contra perfecta, una que raras veces se ve en la Real.

Fue un error de esos que pasan factura. Debió ser el 2-0 y el partido habría cambiado radicalmente, pero el equipo txuri urdin no aprovechó sus opciones y se condenó en la estrategia, como se podía haber previsto. Al filo del descanso, el Sevilla hizo el empate de esa previsible forma, en un córner. Tanto va el cántaro a la fuente que al final se rompe, dice el saber popular, y en este caso eso penalizó a la Real con merecimiento. Es verdad que el Sevilla no había conseguido remates claros en esa suerte futbolística, pero era la octava intentona  desde la esquina y Kolo no la desperdició, cabeceando el balón en el primer palo, adelantándose con facilidad a De la Bella y sorprendiendo a Rulli. Viendo las muchas cosas que había hecho bien la Real pero también la sensación de peligro que daba el Sevilla, sobre todo a balón parado pero no sólo en esas jugadas, el empate al descanso se podía considerar justo. Pero lo que seguramente nadie podía anticipar es lo que sucedió en una segunda parte vibrante en la que se acabaron viendo nada menos que cinco goles y que dejó una de las mejores sensaciones de la temporada en el aficionado txuri urdin.

La Real salió dispuesta a mandar. Casi en su primera jugada de ataque forzó un córner, el primero del partido para el conjunto txuri urdin. Ironías de la vida, lo que más hizo sufrir a los de Moyes acabó siendo crucial para el desenlace del encuentro. En esa lanzamiento hubo una doble infracción sevillista, tanto Canales como Ansotegi fueron agarrados en su intento de alcanzar el balón, y dio la impresión de que Teixeira Vitienes, un árbitro bastante malo como volvió a demostrar en Anoeta, pareció señalar el segundo. Sin Vela sobre el césped, Xabi Prieto volvió a convertirse en el encargado de coger la responsabilidad y sumó un penalti más a su sensacional estadística en esa suerte, habiendo fallado únicamente un lanzamiento desde el punto fatídico, hace ya nada menos que ocho años. La Real disfrutaba así de su segunda ventaja en el partido, conseguía marcar dos goles por segunda jornada consecutiva y por primera en Anoeta desde la ya lejanísima victoria por 3-0 ante el Elche, en el segundo partido que dirigió Moyes. Y la pregunta era obvia: aguantaría la Real esta ventaja o sufriría a partir de ese fatídico minuto 60 en el que le fallan las fuerzas?

La reacción del Sevilla no invitaba a dar una respuesta optimista a esa pregunta. Antes incluso de ese tan temido minuto 60, Rulli detuvo un disparo de Bacca y el conjunto hispalense se topó dos veces con la madera. En la primera, Arribas estrelló el balón en la parte superior del larguero remantando en el segundo palo y con comodidad una falta botada por Banega, demostrando que a Moyes le queda aún mucho trabajo en su defensa para frenar la estrategia a balón parado de los rivales. Y después Carriço enganchó un brutal zapatazo desde la frontal que repelió con violencia el poste a la derecha de Rulli. Emery buscaba el gol con sus cambios, primero Vitolo en el descanso y después Denis Suárez, y encontró el premio en el gran agujero de la Real, esa defensa de las jugadas a balón parado que tanta incertidumbre genera. Banega de nuevo botó una falta lateral y Bacca marcó de cabeza adelantándose a toda la defensa realista. Dos ventajas de la Real se esfumaron a balón parado, un dato que tiene que hacer reflexionar ya al cuerpo técnico realista. Tanto sufrimiento para marcar goles no se puede desperdiciar en algo que sí se puede entrenar.

Era el minuto 68, y con el depósito de la Real ya en la reserva como de costumbre, el partido se enfilaba más hacia una derrota que hacia cualquier otro resultado. Cada ataque del Sevilla era un sufrimiento descomunal para los realistas. Ansotegi sacó el balón bajo palos ya sin portero, en una jugada en la que Rulli había cometido un penalti clamoroso que el terrible Teixeira Vitienes no señaló. Y como no indicó entonces la pena máxima, lo que hizo, como mal árbitro que es, es aprovechar la primera media ocasión que tuvo para compensar. Una mano difícilmente sancionable de Iñigo Martínez, que tampoco encontró demasiadas protestas realistas como es habitual por mucho que sepan que casi nunca se castiga una jugada así, colocó a Gameiro en los once metros y ante Rulli. El guardameta argentino estuvo muy cerca de parar el penalti, pero lo lanzó muy bien el delantero sevillista, que había suplido a Bacca por una brecha que se hizo en la jugada del empate a dos. El 2-3 parecía la sentencia para la Real, no sólo por la pesada losa que suponía en el marcador o el escaso tiempo que quedaba para el final, apenas doce minutos, sino por las sensaciones que dejaba el partido en ese momento.

Pero la Real reaccionó con ese carácter que a veces tanto la cuesta sacar pero que ya tendría que ser indudable que posee. Moyes había introducido su primer cambio, Hervías por Canales (tremendo esfuerzo el suyo, jugando otra vez después de una lesión), justo antes del tercer gol sevillista, y con todo perdido se la jugó de forma salvaje, introduciendo a Finnbogason por De la Bella, pasando a jugar con una defensa de tres, casi de dos porque Zaldua era más un extremo que un lateral. Aunque el islandés volviera a sumar una actuación inane e intrascendente, la Real se desbocó. Chory reapareció con una magnífica galopada que sirvió para forzar una falta en el flanco izquierdo del ataque realista. Pardo lanzó un maravilloso centro chut que no rompió la racha de ya más de cinco años sin marcar de libre directo porque Rico la sacó a córner. Y en ese córner, después de tres intentos y varios rebotes, en una jugada de esas que tiene que acabar en gol porque sí, Arribas introdujo el balón en su propia portería. 3-3 y quedaban siete minutos por jugar. Real y Sevilla, un Sevilla que por cierto no sabe lo que es empatar a domicilio, decidieron que el punto no les bastaba y se lanzaron como locos a por la victoria.

El partido entró en una fase completamente infartante, en la que Banega pudo adelantar de nuevo al Sevilla y Rico evitó el gol del triunfo realista en dos ocasiones, a disparos de Chory y Hervías. El vértigo era tal que Moyes decidió reequilibrar el partido sacando a Markel por Chory. Pero daba igual, su equipo quería ganar a toda costa. Y lo hizo de la manera más irónica, a balón parado. En ese mismo córner que había provocado el disparo de Hervías, Prieto conectó un maravilloso cabezazo, en un movimiento muy parecido al de Kolo en el empate a uno y desató la locura en Anoeta. 4-3, una remontada épica y sensacional que llegó en esos minutos en los que dicen, con razón, que la Real está muerta y con el protagonismo de un jugador que se ha llevado, con razón, muchas críticas esta temporada. Y lo que es aún mejor, la Real supo gestionar esos minutos finales de descuento para que prácticamente no sucediera nada, en los que Rulli se llevó una amarilla por perder tiempo, y haciendo que el partido muriera en el campo del Sevilla. El final supuso la continuación de la explosión de alegría que había provocado el segundo gol de Prieto.

La Real firmó así una victoria grande, que le ha permitido sumar ya trece puntos ante los cinco equipos que comandan la tabla, los que no son de "su Liga", y que se ha llevado por delante algunos de los aspectos más negativos que venía arrastrando el equipo. Cuatro goles, que no se marcaban desde la victoria ante el Real Madrid de la segunda jornada, tres seguidos de Agirretxe que no había hecho nunca, y además con remontada exprés que condujo a la primera victoria en el horario matinal desde el ascenso de 2010. Y con un juego que, gracias a Pardo y Granero, se acerca cada vez más a lo que quiere Moyes. Con el carácter tantas veces oculto y que ante el Sevilla mostraron por ejemplo Canales para rehacerse de su fallo imperdonable antes del descanso y Prieto para hacer dos goles en su peor momento. La victoria era imprescindible y supone un balón de oxígeno impresionante, que aleja el descenso y acerca al equipo a esa zona tranquila en la que al menos tendría que transitar hasta el final de la temporada. Pero lo más importante es que estos tres puntos se han conseguido por carácter, el que tantas veces ha faltado en los jugadores realistas esta temporada.

sábado, febrero 21, 2015

PREVIA Real Sociedad - Sevilla ¿Día grande en Anoeta?

Pardo, en el encuentro de la temporada pasada.
Primero cayó el Madrid, el Valencia no pudo sacar más que un empate, después perdió el Atlético y finalmente lo hizo el Barcelona. Y ahora llega el Sevilla (domingo, 12.00 horas, Anoeta, Canal + Liga y Gol TV), quinto clasificado de la Liga y, por tanto, uno de esos equipos de ese grupo tristemente inalcanzable para una Real decepcionante. Pero viendo que la visita de los grandes ha dejado los mejores días de la temporada, cabe preguntarse si será un nuevo día grande en Anoeta, a pesar de que en el horario matinal del domingo aún no ha sido capaz de vencer desde que regresó a Primera División en el verano de 2010. Ser el único equipo que no ha ganado todavía a domicilio obliga en toco caso a la Real a dar algo más cuando juega en Anoeta, porque de prolongarse la nefasta racha a domicilio cualquier pinchazo en casa hará que los puestos de descenso se acerquen demasiado.

David Moyes vuelve a ocultar sus planes y la convocatoria no se conocerá hasta que el equipo llegue a Anoeta, hora y media antes del partido. No obstante, sí dijo que tiene apenas 18 jugadores disponibles. Las bajas ya conocidas son las mismas que la semana pasada, las de Carlos Martínez, Mikel González y Carlos Vela, a quienes hay que añadir a Yuri, que tendrá que cumplir un partido de sanción tras ver en Almería la quinta tarjeta amarilla. Eso deja con 18 jugadores del primer equipo. Con las dudas de Canales y Zurutuza, ambos salieron del campo la pasada jornada por lesión y con la incorporación obvia al primer equipo de Aritz Elustondo y Hervías se completaría ese número de 18 del que hablaba el técnico escocés. No obstante, como no se conoce el estado de los lesionados, esto es únicamente una conjetura que podría esconder algún pequeño contratiempo de última hora en otro jugador.

Como el propio técnico dijo, no hay demasiado margen para cambios, con lo que el once se parecerá mucho al que normalmente escoge el técnico. Rulli estará bajo palos, con Zaldua y De la Bella en los laterales e Iñigo Martínez y Ansotegi por el centro. En principio, Pardo y Granero seguirían formando el doble pivote. Con Chory Castro fijo en la línea de tres mediapuntas, la ausencia de Zurutuza la cubriría el regreso de Xabi Prieto al once inicial. Si Canales no está en condiciones de ser titular, lo normal es que su puesto lo ocupara Hervías, ya que parece complicado que, siendo el rival el Sevilla, Moyes apueste por alinear de inicio tanto a Agirretxe como a Finnbogason. El primero, que ha marcado en las dos últimas jornadas y busca hacerlo en una tercera por primera vez en su carrera, será el ariete titular. Zubikarai será el guardameta suplente y lo normal es que en el banquillo le acompañen Aritz, Elustondo, Markel, Zurutuza, el descartado para el once entre Canales y Hervías y el mencionado Finnbogason.

La Real comenzó la jornada en la duodécima posición con 24 puntos, cinco por encima de la zona de descenso. Y eso a pesar de que sólo ha sumado dos puntos de los últimos nueve en juego y no gana desde que superó al Eibar en Anoeta en el arranque de la segunda vuelta. Su rival, el Sevilla, es quinto con 45, a dos de la zona Champions y con un cómodo colchón de diez sobre el primer equipo que se quedaría fuera de Europa. Con Moyes, la Real se está convirtiendo en el rey del empate, ya que el escocés suma seis igualadas en los doce partidos que ha dirigido. En Anoeta sólo ha perdido un partido, ganado tres y empatado dos. En total en la temporada, sólo ocho equipos han sumado más puntos que el txuri urdin jugando como local, a pesar de haber ganado apenas cinco de los doce choques celebrados en Anoeta. El Sevilla no sabe lo que es empatar a domicilio: o gana, en cinco ocasiones, o pierde, en las seis restantes. Y fuera lleva tres derrotas consecutivas, 3-1 en Valencia, 2-1 en Getafe y el mismo resultado en el Santiago Bernabéu en el partido aplazado desde diciembre.

Históricamente, el Real Sociedad - Sevilla tiene color local. De los 55 encuentros disputados hasta ahora entre estos dos equipos, todos ellos en Primera División, 32 se quedaron en Donostia, por sólo seis victorias del conjunto hispalense y 17 empates. La mayor goleada realista es el 5-0 logrado en la temporada 1949-1950, con goles de Epi, Caeiro, Basabe y dos de Pérez Payá. La victoria más clara del Sevilla fue el 1-3 de la temporada 2006-2007, y esta fue la primera derrota de la Real en Anoeta en la campaña del descenso a Segunda. En el nuevo campo se han disputado 15 de estos choques, con un balance de seis victorias para la Real, otros tantos empates y tres triunfos del Sevilla. El equipo ahora en manos de el ex jugador realista Unai Emery sólo ha ganado en San Sebastián una vez desde el ascenso, en el primero de los encuentros jugados, en la campaña 2010-2011 y por 2-3. La Real lleva trece encuentros consecutivos contra el Sevilla marcando al menos un gol, todos los disputados en Anoeta salvo los dos primeros, sendos 0-0 en las temporadas 1993-1994 y 1994-1995.

La pasada temporada, la 2014-2015, el partido acabó en empate a un gol. Debió adelantarse la Real, pero Velasco Carballo no quiso señalar un claro penalti de Pareja sobre Vela. Así que fue el Sevilla el que consiguió anotar en su primera llegada a la portería de Bravo, ya en el minuto 18, por medio de Jairo. Con el 0-1, el equipo txuri urdin jugó sus peores minutos y pudo encajar el 0-2 antes del descanso, pero Trochowski falló una ocasión clamorosa a puerta vacía. La Real salió mejor en la segunda mitad, y Vela mandó un balón al palo antes de que Bravo evitara un injusto segundo tanto del Sevilla. Y a renglón seguido llegó el empate. Griezmann fue su autor tras un rechace de Beto a un disparo del mismo jugador. Todo el tiempo que quiso perder el Sevilla y todos los ataques realistas que cortó con faltas dieron paso entonces a un mayor dominio visitante, aunque apenas forzó a Bravo, y según se acercaba el final se volvió a ver la cara más subterránea del equipo hispalense, que incluso jugó los cinco minutos finales con diez por expulsión de Cala. Pero el marcador ya no se movió.

lunes, febrero 16, 2015

La Real sólo bajó una de las seis veces que no ganó ningún partido a domicilio

La Real 1941-1942, la única que bajó sin ganar fuera.
Los lamentables datos de la Real a domicilio, siendo el peor de la Liga y el único que aún no ha sumado una victoria, han despertado el temor de que pueda concluir la Liga sin conseguir ese primer triunfo lejos de Anoeta. No es nada descabellado que se llegue a dar esa situación viendo que le falta por rendir visita, por este orden, a Valencia, Getafe, Málaga, Atlético de Madrid, Elche, Athletic, Barcelona y Rayo Vallecano, y que no ha conseguido los tres puntos habiendo jugado, por ejemplo, en cinco estadios de equipos que están por detrás en la clasificación. La historia, en todo caso, deja un dato esperanzador, y es que de las seis veces que el equipo txuri urdin finalizó el campeonato liguero sin conseguir un triunfo fuera de su campo acabó logrando la permanencia en cinco de ellas. Sólo bajó en la lejanísima temporada 1941-1942, cuando perdió los 13 partidos que jugó lejos de Atotxa. Aquella Real se ganó a pulso su descenso, sumando apenas doce puntos y quedando a siete de la salvación.

La primera vez que la Real consiguió la permanencia en Primera sin catar un triunfo a domicilio fue en la temporada 1929-1930, con un margen de dos puntos y logrando dos empates en nueve partidos. En la 1933-1934, aunque no hubo descensos por la ampliación a doce equipos de la categoría, el equipo realista habría logrado la permanencia con holgura, fue quinto con tres empates y cinco derrotas fuera de casa. En la campaña 1959-1960, la Real perdió trece de los quince partidos que disputó lejos de Atotxa, sólo empató dos y eso le bastó para salvar la categoría en una agónica promoción contra el Córdoba que se resolvió en el desempate. En la 1967-1968 siguió el mismo camino, mismo número de empates y derrotas, y la salvación llegó precisamente por ganar fuera al Valladolid en la promoción, 0-1, para luego empatar a cero en Atotxa. Y la mejor clasificación del equipo txuri urdin sin lograr un triunfo a domicilio fue en la 1968-1969, alcanzando la séptima posición, cuatro puntos por encima del descenso, con seis empates y nueve derrotas como visitante.

Aunque el hecho de que algún equipo no lograra ganar ningún encuentro a domicilio fue algo muy corriente en la Liga durante décadas, es algo que no sucede en Primera desde la temporada 2003-2004. Aquel año, el Murcia sólo fue capaz de empatar cuatro de los 19 partidos que jugó lejos de La Condomina, y su descenso fue rotundo: sumó apenas 26 puntos y se quedó a 16 de la zona de salvación. Para encontrar el último equipo que logró la permanencia sin ganar fuera hay que retroceder hasta el Cádiz de la temporada 1990-1991, que con siete empates y doce derrotas lejos del Carranza pudo seguir en Primera superando una promoción contra el Málaga. Si la temporada del play-off, la 1986-1987, no hubiera acabado con esa fase final, el Osasuna habría logrado seguir en Primera, con siete empates y once derrotas, pero cayó en esa liguilla final a pesar de que sí ganó un encuentro fuera en ese play-off. La última permanencia sin más complicaciones añadidas fue la del Español en la 1985-1986, undécimo con siete empates y diez derrotas. E incluso, gracias a que las victorias valían entonces dos puntos, en la temporada 1975-1976 el Athletic consiguió la quinta plaza y el billete para Europa sin ganar fuera, con ocho empates y nueve derrotas.

En la presente temporada, la Real ya acumula once encuentros sin ganar fuera. Sólo en nueve temporadas no había ganado ya un partido como visitante a estas alturas del calendario. Ya se han mencionado las campañas 1941-1942, 1959-1960, 1967-1968 y 1968-1969. El peor registro es el de la temporada 1999-2000, cuando hubo que esperar nada menos que 16 encuentros para ver el primer triunfo realista lejos de Anoeta, 1-2 ante el Numancia, ambos tantos de Idiakez. Aquella Real, por cierto, consiguió la permanencia con cierto margen, cinco puntos sobre el decimoctavo clasificado. Además de estas, hay que sumar otras cuatro temporadas en las que el primer triunfo llegó más tarde de lo que ya hemos visto en la presente Liga. En la campaña 1961-1962 la primera victoria a domicilio llegó en el duodécimo encuentro (0-1 ante el Osasuna), registro que igualaría si la Real vence en Mestalla dentro de dos semanas; en el decimotercero en la 1990-1991 (2-3 ante el Real Madrid); en el decimocuarto en la 1955-1956 (4-5 al Atlético de Madrid); y en el decimoquinto en la 2006-2007 (0-1 al Betis).

viernes, febrero 13, 2015

ALMERÍA 2 - REAL SOCIEDAD 2 Un punto en el despropósito

Chory Cstro fue titular en Almería.
La Real firmó un nuevo despropósito a domicilio, aunque al menos esta vez le bastó para sumar un punto. Pero casi todo lo que hizo lo hizo mal. Concedió un penalti absurdo en una jugada que cualquier equipo juvenil defiende mejor, Rulli sufrió varios resbalones y estuvo a punto de armarla casi al final estrellando un saque en la espalda de Ansotegi, Zurutuza y Canales se marcharon lesionados, sus compañeros jugaban con ellos como si no estuvieran cojos, se cumplieron cinco años sin marcar de falta porque una de Canales se marchó rozando el palo y había un empeño total e incomprensible en desaprovechar las mejores bazas del equipo, como un Hervías eléctrico que ahora mismo resulta imposible comprender por qué no juega más. Y, con todo, un punto más. La Real no gana fuera de casa desde hace diez meses, y casi se puede decir que sale satisfecha simplemente porque fue capaz de empatar dos veces al Almería. Con qué poco se conforma ya el equipo txuri urdin.

Aunque perder el average con el Almería ya es una mala noticia que debería preocupar más, pudo ser peor, porque el arranque del partido invitó a pensar en el escenario más negro posible. Al final da un poco igual lo que decida un entrenador antes de un partido si su equipo salta al campo como si la cosa no fuera con ellos, y eso es lo que hicieron los once jugadores de la Real en Almería. Sin medias tintas, sin cortapisas. Porque en los seis primeros minutos de partido, y habiéndose detenido el juego dos de ellos para atender a Rulli, el equipo txuri urdin ya iba perdiendo, ya había cometido un penalti y ya había cedido dos córners. Sencillamente impresionante el despropósito, aunque sólo era un avance de lo que estaba por venir. Entrando así en un partido da igual que Moyes apostara por Ansotegi antes que por Elustondo, que mantuviera a Yuri o que diera la titularidad a Zurutuza para sentar a Xabi Prieto, y sobre todo da igual que mantuviera la apuesta por ese doble pivote que forman Pardo y Granero. Todo da igual porque lo que la Real parece necesitar es un psicólogo. O dos.

No hay otra forma de explicar que un equipo como este, que sigue sin saber lo que es ganar fuera de casa en toda la Liga y estando ya a mediados de febrero, no saliera a comerse a un equipo como el Almería, que hasta hace dos semanas no sabía lo que era ganar en casa y que no enseñó nada que hiciera temblar a la Real. El peor local contra el peor visitante. Y como el segundo era la Real, casi cualquiera habría podido adivinar cuál no iba a ser el resultado del partido en ningún caso, algo que finalmente se confirmó. Esa es la triste realidad de este equipo. Por eso, simplemente con un poquito de velocidad, que ni siquiera calidad, cualquier equipo desborda a la Real con una facilidad incalificable. Aún asumiendo que se entre peor que el rival a un partido, es difícil explicar la jugada que acaba en el penalti que pone en desventaja al equipo txuri urdin nada más comenzar el encuentro. Un balón centrado desde el flanco derecho del ataque almeriense cruzó toda el área, encontró dos despejes defectuosos hasta que cayó en pies de Thievy. Su mal control y la salida desesperada de Rulli acabó como tenía que acabar, en penalti.

El argentino, que no estuvo tan seguro como en otras tardes, estuvo cerca de detener el disparo de Verza, el mismo que hace un año ya convirtió dos penas máximas ante la Real, pero estaba muy bien tirado, abajo y cerca del palo, con lo que pararlo habría sido una heroicidad. Apenas un par de minutos de partido y la Real ya se enfrentaba al peor de los escenarios posibles. Los problemas del equipo txuri urdin eran globales, pero sobre todo motivados por algo esencial: la velocidad. Cada vez que el Almería tenía el balón, simplemente buscaba el área de Rulli. Lo lógico. Cada vez que lo tenía la Real, después de un par de toques estériles y al ralentí, a una velocidad cansina e impropia de Primera, acababa en algún defensor para que pegara el voleón arriba. Así da igual que se ponga el centro del campo más técnico posible, el que formaban Pardo, Granero y Zurutuza, porque no se le busca para salir con el balón jugado. Aún así, Pardo, que ni siquiera hizo un partido brillante, demostró que ha de ser el eje sobre el que se monte este equipo. Por muchos errores que cometa en la salida de balón, uno de los aspectos que debe pulir, sus buenos pases hacen fútbol siempre. Y roba, haciéndolo desde el minuto 1, mucho más de lo que ha robado Markel o cualquier otro.

Dado que el Almería no gozó de grandes ocasiones de gol, Yuri y Zaldua, sobre todo el segundo, fueron los que más sufrieron en esos minutos, abandonados a su suerte con demasiada frecuencia por Chory Castro y Canales. Mientras tanto, lo poquito bueno que hacía la Real era suficiente para que, después del gol y de los habituales minutos de desconcierto, el partido se fuera decantando hacia su lado. Sin alardes, sin florituras, simplemente porque la Real tiene más que el Almería, al margen de lo que demostrara sobre el césped del Estadio de los Juegos del Mediterráneo. Aún así, la primera ocasión de gol de la Real fue la que acabó en el empate. Y era ya el minuto 27 de partido. Una falta botada por Granero desde la banda izquierda, desde una posición relativamente alejada del área, fue peinada por Agirretxe, lo suficiente para despistar a un Julián que, la verdad, pudo hacer algo más. La jugada tendría que haber demostrado a la Real que tiene mucho que ganar a balón parado, pero la estrategia en Almería volvió a ser un sinsentido, con balones imposibles de rematar en demasiadas ocasiones. Uno cayó en condiciones de ser dirigido a la portería y Agirretxe lo envió dentro. Tiene más mérito del que se le da, incluso cuando las cosas no salen como le gustaría.

Lo malo es que siempre que la Real hace lo que parece más difícil, acaba empeorando su situación. Con el empate, el Almería se desmoralizó. Lógico, teniendo en cuenta que ha ganado uno de los once partidos que ha jugado en casa. ¿Qué hace la Real en ese caso? Jugar al mismo ritmo cansino y seguir dando facilidades para que sus bandas sean autopistas. No se nota hambre como para alejarse definitivamente de las posiciones de abajo, y eso es una realidad. Sin que hubiera ocasiones de gol en ninguna de las dos porterías, Thievy aprovechó una de esas oportunidades en las que se jugó un uno contra uno con Zaldua para dejarle sentado y echar atrás un pase perfecto desde la línea de fondo para que Hemed enviara el balón al fondo de la red sin que Rulli tuviera la más mínima oportunidad de sacarlo. Como todo puede empeorar, después del 2-1 y antes del final de la primera mitad Zurutuza se marchó lesionado. Su situación empieza a ser compleja, porque un jugador en el que se no se puede confiar físicamente es un jugador que roza la inutilidad. En Almería volvía a ser titular después de muchos meses y ni siquiera llegó sano al descanso, lesionándose además en una carrera normal, ni siquiera en un gran esfuerzo. El físico es un tema ya muy serio en la Real.

Como tantas otras veces, el equipo txuri urdin tuvo algún momento de lucidez en el partido, y este llego con el comienzo de la segunda mitad. Nada más reanudarse el partido, Xabi Prieto, en una de las poquísimas acciones en las que intervino en otro partido para olvidar, forzó una falta al borde del área. Quien recordara el dato pensaría en ese aniversario que se cumple este sábado, el quinto año sin marcar un gol de falta directa después del mítico de Bravo. Canales lanzó, y aunque la altura del balón era perfecta, el balón se le marchó ligeramente desviado a la izquierda de la portería de Julián. Ahí se fue la última ocasión para no celebrar ese tristísimo aniversario. Por fortuna, el propio Canales fue quien empató el partido en la jugada siguiente. Un gran pase en profundidad de Chory Castro, quizá su única acción destacada del partido, lo recogió el ex valencianista, que tuvo la sangre fría suficiente para regatear al guardameta almeriense y colocar el balón en la portería lejos del alcance de los defensas que intentaron evitar el gol. La tremendamente fría celebración de Canales es una de las muchas muestras de que el equipo no está para tirar cohetes.

A partir de ahí, dio la impresión de que el partido podía caer para cualquiera de los dos equipos, aunque ninguno estuvo realmente cerca de marcar. En las mejores opciones de cada equipo, Xabi Prieto provocó con un disparo lejano y no demasiado potente una parada en dos tiempos de Julián y Rulli tuvo que sacar un buen tiro de Hemed, al que todo el equipo realista dio demasiadas facilidades para controlar, girarse y buscar la portería realista. Ambos entrenadores, en todo caso, fueron ambiciosos con sus cambios. Moyes con los suyos dio entrada a Hervías por Canales y a Finnbogason por Chory Castro. El canterano se colocó de nuevo entre lo mejor de la Real aunque sólo sea por entusiasmo. Pero cuando estaba convirtiéndose en un problema para Macedo, sorprendentemente la Real dejó de buscarle, con lo que su chispa se acabó diluyendo en el partido. Del islandés casi es mejor ya ni hablar. Otro cuarto de hora más en el que sigue sin verse por ningún lado al máximo goleador de la liga holandesa. Incluso con él en el campo las soluciones que aporta Agirretxe acabaron desapareciendo.

El tramo final del partido, de hecho, fue claramente del Almería, aunque de nuevo sin ocasiones de gol claras. Como el fútbol brilló por su ausencia, Velasco Carballo encontró terreno abonado para hacer lo que ningún árbitro tendría que hacer, convertirse en protagonista, y de la forma más absurda. Es asombroso que en un partido en el que no hay piques, trifulcas ni jugadas polémicas acabe mostrando cuatro de las ocho tarjetas amarillas que enseñó por protestar, incluyendo una a un integrante del banquillo del Almería. Una de ellas, la de Yuri, le impedirá jugar la próxima semana ante el Sevilla. Dentro de las áreas, el colegiado no quiso saber nada, aunque tanto Agirretxe como Ansotegi le reclamaron penalti en alguna acción. No lo parecieron, pero como el nivel arbitral es tan paupérrimo como el futbolísitco en la Liga española, cualquier cosa habría sido posible. De hecho, viendo el penalti de Rulli, aún pareciendo claro, queda la duda por la forma en la que cae Thievy, que parece totalmente antinatural ante la forma en que es entrado por el guardameta argentino.

La Real no despega, y ya no puede haber muchas esperanzas de que lo haga. Si a estas alturas no ha ganado fuera de casa, ya no se puede esperar con ilusión que lo haga de aquí a que se acabe la Liga, aunque probablemente algún día sumará los tres puntos. Si aún no ha marcado un gol de falta cinco años después, no se puede tener confianza en que rompa pronto esa nefasta estadística. Si marcando dos goles lejos de Anoeta por primera vez en la era Moyes no logra más que sumar un punto, es que algo va rematadamente mal. Lo único que queda es llegar al final de la temporada salvándola, llegando cuanto antes, y aunque sea de forma agónica y sin disfrutar a los puntos necesarios para que el descenso no sea cosa de la Real y pensar ya en una revolución absoluta. Punto a punto no se salva nadie, pero al menos el colchón sobre los tres últimos sigue ahí, sin reducirse a pesar de que la Real sólo ha ganado uno de los últimos cinco partidos. Pero que nadie deje de mirar hacia atrás por si acaso. Y más teniendo en cuenta que ahora llega el Sevilla y se viaja a Valencia. Vienen curvas.

jueves, febrero 12, 2015

PREVIA Almería - Real Sociedad. La hora de la verdad

Agirretxe marcó la temporada pasada el gol que suponía el 1-2.
Es la hora de la verdad para la Real. El nivel de sufrimiento en lo que resta de temporada se podrá aventurar con más facilidad en función de lo que haga ante el Almería (viernes, 20.45, Estadio de los Juegos del Mediterráneo, Canal + Liga y Gol TV). Ganar no sólo rompería de una vez esa sequía de victorias a domicilio que se mantiene desde la pasada temporada, algo gravísimo por sí solo, sino que aumentaría claramente el colchón sobre los puestos de descenso, en una jornada en la que casi todos los demás implicados tienen encuentros ante los equipos de la parte alta de la tabla. Y, por qué no decirlo, daría moral a una plantilla alicaída. Falta hace, porque los siguientes escalones del calendario son pruebas exigentes, Sevilla en Anoeta y Valencia en Mestalla, y no sumar los tres puntos de Almería, una ciudad en la que nunca ha conseguido ganar la Real en sus pocas visitas, abocaría a los de David Moyes a volver a ofrecer su mejor cara ante los equipos más importantes de la Liga, con la dificultad que eso conlleva.

Una vez más, Moyes ha decidido ocultar sus planes. Como la Real viaja a Almería el mismo día del partido, después del último entrenamiento, se puede permitir el lujo de no dar la convocatoria hasta llegar al estadio. Lo único seguro, por tanto, está en la lista de bajas, formada por tres futbolistas, Carlos Martínez, Mikel González y Carlos Vela, siempre que no haya nuevos contratiempos de los que no se tengan noticia. Como el Sanse juega el domingo, la convocatoria de Imanol Alguacil no puede dar ninguna pista sobre la presencia de jugadores del filial. Contando a los ya habituales en el primero equipo Hervías y Aritz Elustondo, el técnico escocés cuenta a sus órdenes con 21 futbolistas, por lo que tendrá que realizar tres descartes. Parece lógico que el lateral del Sanse juegue esta semana en Segunda B ante el Guadalajara y, obviamente, otro de los descartes es Estrada, con lo que quedaría un nombre más para añadir a la lista, que se conocerá hora y media antes del encuentro.

Con el cambio obligado en la defensa por la lesión de Mikel González, no da la impresión de que el once inicial vaya a variar demasiado con respecto al que jugó ante el Celta. Así, Rulli estará en la portería y tanto Iñigo Martínez en el centro como Zaldua en la derecha son seguros. La principal duda del once está en ese otro puesto de central, que se disputan con idénticas opciones Ansotegi y Elustondo. No sería tampoco extraño que De la Bella recuperara el lateral izquierdo en lugar de Yuri. Lo normal es que por delante de ellos repitan Pardo y Granero, manteniendo a Markel en el banquillo. Quizá el partido llegue algo pronto para que Zurutuza sea titular, pero a Moyes le gustan estas sorpresas, así que el de Rochefort, Xabi Prieto, Canales y Chory Castro se juegan tres puestos, con muchas menos opciones para Hervías o para un cambio de sistema en el que jueguen los dos puntas. Por delante estará Agirretxe, que marcó la semana pasada y sigue por delante de Finnbogason, que aún espera anotar su primer gol en Liga.

La Real abre la jornada con este partido del viernes, y lo hace ocupando la duodécima posición con 23 puntos, cuatro por encima del descenso. Su rival, el Almería, es decimosexto con un punto menos y tres de margen con respecto a la terna de equipos que cierra la clasificación. Una semana más es obligado recordar que la Real es el único equipo que no ha ganado ningún partido lejos de su propio estadio y no es el peor en esta clasificación porque tres goles le permiten tener mejor average que el Espanyol, que ha sumado los mismos puntos. El conjunto txuri urdin ha logrado cinco empates en los diez partidos que ha jugado como visitante, y Moyes maneja estadísticas similares, con dos derrotas y tres empates. La Real también tiene otro reto, marcar más de un gol con el escocés, cosa que no ha hecho más que ante el Elche en Anoeta. O marcar de falta para que no se cumpla este sábado el quinto aniversario desde el último en esta suerte. El Almería es el peor equipo como local, sólo ha sumado seis puntos, una victoria (1-0 al Getafe) que además se produjo en su último partido en su estadio, y tres empates en los diez encuentros que ha disputado ahí.

Para colmo de males, viendo las estadísticas que debe romper, la Real visita una plaza en la que nunca ha conseguido ganar. Sólo son cuatro los precedentes, pero el resultado que no se ha dado nunca es el de la victoria txuri urdin. Por algo será. Los realistas consiguieron arrancar dos empates, a cero en la temporada del récord de imbatibilidad, la 1979-1980, y a dos, goles de Tamudo y Sutil, en la 2010-2011, la del regreso a Primera División tras tres años en Segunda. La Real campeona de Liga en la temporada 1980-1981 vivió en Almería uno de los ocho partidos que perdió, 3-2, con goles de Alonso y Satrústegui, y la pasada temporada, 4-3. La Real no ha ganado ni en el Franco Navarro, donde se jugaron los dos primeros enfrentamientos entre estos dos equipos, ni en el Estadio de los Juegos del Mediterráneo, donde se han disputado los dos últimos. El equipo txuri urdin ni siquiera pudo ganar allí en Copa, en el único precedente, en la 2010-2011, con un resultado de 2-1 en el partido de vuelta, el jugado en la ciudad andaluza.

El encuentro de la pasada temporada, la 2013-2014, fue uno movido y de muchos goles, en el que la Real dejó escapar al menos un punto que tenía en la mano, ya en plena caída libre en el último tramo de la Liga, y con inusitado protagonismo de Ayza Gámez. Vela convirtió un penalti que no pareció serlo, el primero a favor de la Real en toda la temporada y estábamos ya en marzo, para hacer el 0-1. Óscar Díaz aprovechó un error defensivo para hacer el empate. Aunque la Real salió dormida en la segunda mitad, Ayza Gámez ayudó al anular un gol legal al Almería antes de que Agirretxe hiciera el 1-2. La Real se dejó llevar y el colegiado apuntaló el desastre. En apenas cinco minutos se inventó dos penaltis, y las dos jugadas se produjeron fuera del área, incluso la primera fue una infracción inexistente. Verza transformó ambas penas máximas. La Real reaccionó y consiguió empatar a tres a falta de cinco minutos para el final, con un disparo de Iñigo Martínez desde la frontal tras un córner. Con la Real volcada en busca de la victoria y el Almería pidiendo la hora, un mal despeje de De la Bella rebotó en Hicham y se convirtió en el 4-3 definitivo.

lunes, febrero 09, 2015

La Real, a punto de cumplir cinco años sin lograr un gol de falta

La celebración del gol de Bravo, hace ya casi cinco años.
El hecho de jugar la próxima jornada de Liga el viernes da a la Real una última oportunidad de evitar un aniversario sonrojante, ya una marca que habla de un ridículo histórico. Y es que el sábado se cumplirán nada menos que cinco años del último gol de falta que convirtió el equipo txuri urdin. Cinco años desde aquel zapatazo de Bravo con el que la Real puso una piedra más en el camino al ascenso venciendo en Anoeta al Nastic gracias a ese solitario gol, un momento memorable que cualquier realista guarda en su memoria no por su ejecución técnica, que estuvo lejos de ser perfecta, sino por lo que supuso en aquel instante. Era el 14 de febrero de 2010 cuando se produjo, siendo histórico ya entonces por ser el portero el autor del tanto pero que ha entrado también en los libros por ser el último de esta factura que ha conseguido todo el equipo en tantos años.

Los datos son asombrosamente vergonzantes para un conjunto como la Real, que en estos cinco años ha podido presumir de tener jugadores de espléndida técnica. Han pasado desde aquel gol 224 partidos, 192 de Liga, 20 de Copa, ocho de Champions y cuatro de Europa League, sin que ningún jugador realista haya conseguido un gol de falta. Nada menos que 20.206 minutos de juego han pasado ya desde que el balón lanzado por Bravo sorprendiera a Rubén Pérez. Y por mucho que la Real no sea el equipo que más situaciones de este tipo es capaz de generar a lo largo de los partidos (es más fácil ver faltas laterales que colgar al área que en posiciones más centradas y asequibles para el disparo directo), es evidente que ha tenido sobradas ocasiones para evitar un aniversario tan nefasto como el que se celebrará el sábado si ningún realista es capaz de endosar al Almería un gol de falta.

A falta de un especialista claro, que ahora no hay en la plantilla de la Real como sí había en tiempos de De Pedro o Nihat, han sido muchos los jugadores que han probado fortuna sin encontrarla. Ifrán, Griezmann, Chory Castro, Canales, Pardo, Granero... Incluso Iñigo Martínez se ha colocado tras el balón en estas acciones. Y nadie ha encontrado el gol. Lo sorprendente es que desde el gol de Bravo, ideado por Martín Lasarte con el guardameta chileno, se han sentado ya tres entrenadores más en el banquillo txuri urdin. Philippe Montanier llegó a apostarse una cena con sus futbolistas en caso de que alguno anotara de falta, pero nada. Ni con Jagoba Arrasate ni ahora con David Moyes, aunque en sus primeros días se habló de su atención en los entrenamientos a Pardo y Canales en este aspecto del juego, se ha conseguido mejora alguna. Es sorprendente que ninguno haya puesto a sus jugadores a ensayar estos lanzamientos de forma obsesiva.

Lo curioso es que Bravo, el autor de ese último gol de esta guisa, no volvió a lanzar nunca más una falta con la Real antes de dejar el club el pasado verano, a pesar de que con el chileno todavía en el equipo ya se hablaba de los tintes dramáticos que estaba adquiriendo el rendimiento en esta faceta. Y hay una curiosidad más. El último jugador de campo que ha marcado una falta directa con la Real es Gorka Elustondo. Lo hizo el 9 de enero de 2010, pocas semanas antes del gol de Bravo, en el 4-1 al Cádiz en Anoeta. Pero Elustondo, ahora un jugador terriblemente discutido por la afición, tampoco ha sido uno al que se hayan permitido muchas oportunidades en libres directos desde aquel tanto, el tercero del encuentro contra el conjunto cadista. Y así, ya son cinco años sin un gol de falta, casi ocho ya sin convertir uno en Primera, desde el que convirtió Garrido en el 0-1 en Sevilla ante el Betis de la jornada 30 de Liga, el 14 de abril de 2007. Se mire como se mire, verdaderamente increíble.

domingo, febrero 08, 2015

REAL SOCIEDAD 1 - CELTA 1 El peligro de descender es real

Canales fue titular, pero no tuvo un papel destacado.
Como la Real no se dé cuenta ya de que existe peligro de descender a Segunda División, lo va a pasar muy mal en lo que queda de competición. De hecho, ya lo está pasando mal. Pena por los partidos sin rumbo, sin identidad, sin fútbol y acordándose ya de la ausencia de Vela, sobreviviendo con un ligero colchón sobre los tres últimos puestos de la clasificación por coraje, por fortuna o por aguante, pero no por sus méritos. El Celta empató en Anoeta, certificando que el último cuarto de hora es fatal para el equipo txuri urdin. Esa igualada llegó casi sin casi ocasiones de gol, ni en una portería ni en otra, en otro partido aburridísimo y sin que la Real supiera administrar otra ventaja más conseguida en los primeros minutos. Es decir, más de lo mismo. Y si el equipo realista no ocupa plazas de descenso ya no es porque sea mejor que otros, sino porque el nivel de la Liga es paupérrimo. Pero ojo, que cualquiera de los equipos de abajo ya ha demostrado tener capacidad de ganar dos partidos seguidos y la Real, el único que no ha  vencido como visitante, no. Y eso, cuando encima pincha en Anoeta, hace que el riesgo de descenso sea muy real.

El once de Moyes que tan pobres sensaciones dejó en los 90 minutos ya dejó algunos datos interesantes antes de que arrancara el partido. El primero, que la Real juega como juega, con o sin Vela, y no está dispuesta a cambiarlo. Por eso, el escocés mantuvo el esquema y la presencia de los pesos pesados que ha designado desde que llegó al equipo. Eso quiere decir que Xabi Prieto y Canales se mantuvieron en el once, el segundo casi por sorpresa después de abandonar lesionado el Santiago Bernabéu. Ese mensaje también lleva implícita la presencia de jugadores del Sanse sólo cuando sea necesario. De esta forma, Aritz Elustondo fue uno de los descartados y Zaldua recuperó la titularidad en el lateral derecho. Mikel González se mantiene definitivamente como central titular junto a Iñigo Martínez. Pardo y Granero forman ya el doble pivote consagrado que relega a Markel al banquillo. Y Agirretxe está por delante de Finnbogason, toda vez que el mantenimiento del esquema descarta por el momento la presencia de los dos arietes en el once inicial. Muchas lecturas sin duda ya desde antes de empezar el encuentro.

Y cuando el árbitro, Jaime Latre, pitó el inicio, lo que se vio fue más o menos lo esperado. Con los jugadores que tenía sobre el césped, y aunque viendo el resultado parezca mentira, la Real tenía la capacidad de crear fútbol, pero esa sigue siendo una clara asignatura pendiente, lo que convierte los partidos en encefalogramas planos con algún pico puntual. El fútbol llega con cuentagotas, aunque al menos en el choque contra el Celta eso bastó para que el equipo se pusiera por delante en el marcador. El final de unos diez primeros minutos muy movidos, con constantes idas y venidas de un campo a otro, fue el 1-0. Una excepcional acción personal de Granero por la banda derecha continuó con un pase al área que Xabi Prieto ganó de cabeza, asistiendo a Agirretxe para que hiciera gol también con la testa. Un buen gol en una de las buenas jugadas que sí trenzó de vez en cuando la Real en este intercambio de golpes. El segundo ejemplo lo remató también Agirretxe al cuarto de hora, después de un buen pase de Chory Castro desde la izquierda. Tuvo la opción de controlar, pero optó por jugar de primeras y eso supuso un disparo muy centrado.

El Celta, mientras tanto, aprovechó esa soltura que había en el partido para cumplir con el guión previsto y hacerse con la posesión del esférico. La ventaja para la Real, que es verdad que recuperó cierta solidez defensiva que se había hecho añicos en el Bernabéu, es que apenas fue capaz de provocar ocasiones de gol, sobre todo en una inofensiva primera mitad. Fontás estuvo cerca de aprovechar un pase al interior del área desde una posición de fuera de juego no señalada, pero Mikel González estuvo muy rápido al corte y Santi Mina pudo marcar en el segundo palo al rematar un córner no muy bien defendido para variar y no demasiado bien controlado por Rulli. El arquero realista apenas intervino, sólo lo hizo en algún despeje de puños y una salida cerca de la media hora en la que hizo sufrir un poco más a Anoeta, al llevarse un golpe en el codo que hizo necesaria la intervención de los médicos realistas. Lo mejor para la Real de ese dominio del Celta fue lo estéril que resultó. Rondó el área de Rulli, pero no llegó a probarse en los primeros 45 minutos, ni siquiera con disparos fuera de su marco.

Viendo un partido tan malo, desde fuera se puede pensar en que el tiempo de descanso pueda ser movido en ambos vestuarios, pero nada cambió en la segunda parte. Con el Celta conformándose con cierta posesión cercana al área de Rulli, la Real mantuvo su juego a nada, confiando en chispazos puntuales, en las inagotables carreras de Zaldua, de largo el mejor jugador del encuentro, en alguna aparición más que esporádica de Chory Castro, en alguna conexión entre Prieto y Canales o en alguna segunda jugada que propiciara Agirretxe. Dicho así parece que la Real tenía muchas opciones de hacer daño, pero no es así. Salvo lo del lateral derecho, lo del resto fue lamentable, porque en el partido en el que debían dar un paso adelante y demostrar que sin Vela hay equipo en el que confiar, el equipo dejó una sensación paupérrima. De hecho, se hace difícil de entender que casi cualquiera de los que jugó esté tapando la progresión de cualquier jugador del Sanse. Es verdad, por citar algo positivo, que Pardo y Granero son un doble pivote en el que confiar, porque roban y tienen salida de balón, pero no pueden sostener solos a la Real. Pero ya.

Convertido Jaime Latre en un árbitro innecesariamente protagonista con incontables faltas y amarillas en un partido que ni de lejos pareció para tanto, el poquísimo juego que hubo en la primera mitad acabó completamente diluido en las interrupciones. La Real, una vez más, se encomendó a sus escasísimas llegadas a gol para tratar de hacer un 2-0 que, viendo los antecedentes (el equipo no ha marcado más de un gol desde el ya lejanísimo 3-0 al Elche con tres goles, no por casualidad, de Vela), parecía ya una químera. ¿Ocasiones de gol realistas? Una y francamente difusa, un pase atrás de Xabi Prieto que no llegó a cabecear Agirretxe. Y corría el minuto 49 cuando se produjo, lo que da una idea de lo que fue su segunda mitad. A partir de ahí, nada. No contribuyeron mucho los cambios de Moyes, que falló en el diagnóstico y en los hombres escogidos por repetir fórmulas trilladas. Su primer movimiento, el único que pudo decidir, fue doble, colocar sobre el césped a Finnbogason y Zurutuza por Agirretxe y Chory Castro. Nada consiguió el escocés con ese doble relevo, que tampoco afectó al dominio de la pelota que tenía el Celta.

Es más, cada minuto que juega el islandés es ya un insulto a Iker Hernández y un empujón para que el chaval se busque la vida deportiva fuera de la Real, como ya hizo en su día Joseba Llorente. Y la comparación es odiosa, porque aquel tuvo que marcharse porque quienes jugaban era Kovacevic y Nihat. Con el islandés en el campo, la Real perdió el único sostén que tenía, la pelea de Agirretxe, con lo que su centro del campo se empezó a ver más desbordado. Aún así, el esfuerzo Granero y Pardo fue encomiable, de lo poquito destacable. Poco a poco, el Celta fue sumando ocasiones de gol. No demasiado claras, siguiendo con la tónica del partido, pero alertando de la posibilidad del empate. Rulli despejó una volea de Santi Mina a los diez minutos de la reanudación, Larrivey cabeceó fuera otra jugada de estrategia que la Real no supo defender a los 24, cinco minutos después Nolito decidió mal en una jugada con muchas opciones y su disparo se fue arriba, y Santi Mina tuvo la más clara en el minuto 77, obligando a Rulli a responder con su seguridad habitual.

Y llegó el gol del empate, claro. La impotencia de la Real comenzó apenas unos segundos antes, cuando Mikel González tuvo que dejar el partido lesionado. La enésima lesión de este equipo sin que haya muchas explicaciones sobre ese hecho. Con Ansotegi en la grada, su puesto lo ocupó Elustondo. No fue el culpable directo del empate, pero que el gol llegara sólo tres minutos después es una de esas malditas casualidades que se buscan los equipos que, como la Real, juegan con fuego en tantos terrenos. Ante una cierta pasividad en el avance del debutante en Liga Bondonga, este pudo meter el balón al interior del área para que Nolito conectara un buen disparo cruzado ante cuatro defensores realistas, sorprendiendo a Rulli. Hay que ser muy inocente para pensar que el empate no era algo más que posible, incluso con el escasísimo peligro real que estaba generando el Celta. No hizo falta más que una jugada aislada para que la Real tirara a la basura su esfuerzo, lo único que ofrece ya en los partidos, y perdiera otros dos puntos. Cualquier otro equipo habría visto la falta en el lateral del área, ya en el descuento, como una oportunidad de redención, pero la Real hace ya demasiado tiempo que desprecia la estrategia, con lo que el empate no se movió.

Pase lo que pase en el Córdoba - Almería de esta misma jornada, la Real mantendrá un colchón de al menos cuatro puntos sobre la zona de descenso, que son cinco después de jugar su partido. Parecen muchos, pero las sensaciones invitan a pensar en lo peor. Y además es precisamente el Almería su rival de la próxima semana, lo que convierte ese partido en vital, a vida o muerte, si no se quieren vivir sudores fríos en lo que queda de temporada. Quizá la mención al descenso haga que se tome así y no se juegue tan a la ligera como de costumbre, pero no se puede ser optimista. Y es que la Real está ya en otra racha terrible, con sólo una victoria en sus últimos tres partidos en casa sin haber jugado contra ningún equipo de la parte noble de la tabla, prolonga su terrorífica estadística sin Vela (ninguna victoria en nueve encuentros) y deja una sensación pura y sincera de que o las cosas cambian ya o el riesgo de descenso va a planear sobre Anoeta hasta el mes de mayo. Y eso que el colchón es de momento interesante y hay muchos equipos envueltos en esta pelea. Pero torres más altas han caído y no mirar de reojo a esas tres últimas posiciones puede acabar dando un disgusto serio a este equipo triste y desangelado.

viernes, febrero 06, 2015

PREVIA Real Sociedad - Celta. La hora del equipo

Vela hizo los cuatro goles al Celta en la pasada temporada.
Si los integrantes de la primera plantilla de la Real quieren demostrar su verdadera valía, ha llegado el momento de hacerlo con la ausencia de Carlos Vela (sábado, 22.00 horas, Anoeta, Energy). El mexicano es la estrella, el faro y el máximo goleador del conjunto, de hecho ha marcado tantos goles como el resto de sus compañeros, y es evidente que son muchos los realistas que han dado ya un nivel muy superior al que están mostrando esta temporada. Es la hora del equipo Además, la paupérrima trayectoria de la Real fuera de casa obliga a que en Anoeta no se pueda fallar si se quiere mantener cierta tranquilidad. La confluencia de estas circunstancias hace que la visita del Celta, derrotado hace un año curiosamente con cuatro goles de Vela, sea un partido trascendental. Y para mayor desgracia, se jugará un sábado a las diez de la noche en pleno temporal de frío y nieve, lo que seguramente mermará la entrada en Anoeta y demostrará una vez más que la "f" de la LFP es casi una broma de mal gusto.

David Moyes retoma la costumbre de retrasar la convocatoria hasta hora y media antes del comienzo del encuentro, aunque en esta ocasión el club ha dado información adicional, y es que están concentrados todos los jugadores disponibles del primer equipo, a los que se suman Aritz Elustondo y Hervías, y con la excepción de los lesionados Carlos Martínez y el ya mencionado Vela. Eso quiere decir que Canales no está descartado, a pesar de que tuvo que retirarse lesionado en el descanso del partido del Santiago Bernabéu y de que se considerara bastante improbable que estuviera ante el Celta. De esta manera, habrá tres descartes. Uno de ellos será obviamente Dani Estrada, mucho más con la presencia de Aritz, y la incógnita está en los otros dos. Moyes de momento no quiere tirar del Sanse, aunque no descartó hacerlo en el futuro si dan el nivel sobre el césped en el filial.

Rulli estará en la portería, y en el centro de la zaga parece difícil que no sigan Iñigo Martínez y Mikel González. La opción más plausible es que Zaldua y De la Bella recuperen la titularidad en los laterales, aunque tampoco se puede descartar que sigan Aritz y Yuri. Y a partir de ahí todo depende de cómo pretenda Moyes reemplazar a Vela. Si se mantiene el esquema habitual, Markel, Granero y Pardo se juegan dos puestos. Tras los elogios que el escocés dedicó al riojano por su partido en el Bernabéu, no parece lógico que sea él el sacrificado. Zurutuza podría volver a la titularidad en la mediapunta, con lo que sería Xabi Prieto quien ocupase la banda derecha. Chory Castro sería titular por la izquierda. Y Agirretxe seguiría en punta. Cabe la posibilidad de que juegan Agirretxe y Finnbogason juntos, con lo que lo más probable es que sea Chory quien se quede en el banquillo.

La derrota en el Santiago Bernabéu hizo retroceder a la Real hasta la decimotercera posición, manteniendo sus 22 puntos y viendo reducido su colchón sobre el descenso a tan solo cuatro. El Celta fue uno de los equipos que aprovechó la última jornada para adelantar a los de Moyes. El equipo gallego es décimo con 24 puntos. La Real sólo ha perdido uno de los cinco partidos que ha dirigido el escocés en Anoeta, 0-1 ante el Rayo, y ha vencido en tres. Como local es el noveno equipo de la Liga, lo que demuestra que, con todo, su temporada en Anoeta no es tan terrible como sí lo es lejos de su feudo. El Celta, en cambio, sería duodécimo si sólo contaran los partidos a domicilio, dato que puede empeorar porque cinco de los equipos que estarían por debajo sólo han disputado diez encuentros, y apenas ha ganado dos (uno de ellos, el 0-1 en el Camp Nou, siendo el único equipo que ha ganado al Barcelona en su estadio) y empatado tres de los once que ha disputado lejos de Balaídos. Los gallegos cuentan por derrotas sus seis últimas salidas, y ganando 1-0 al Córdoba la pasada jornada rompieron una racha de diez jornadas sin sumar los tres puntos.

Por historia, hay pocos rivales que dejen unos números más positivos para la Real que el Celta. En el Campeonato de Liga han jugado en 51 ocasiones. De las 42 que se han producido en Primera División, el equipo gallego sólo ha logrado la victoria en cuatro. La Real se quedó los puntos en 26 ocasiones y las doce restantes acabaron en empate. La mayor goleada realista es el 5-0 de la temporada 1954-1955, con goles de Paz, Elizondo, Zubillaga, Iriondo y Sarasqueta, aunque anotó más goles en el 7-3 de la 1952-1952, con dos tantos de Echeveste e Igoa, uno de Carlos y Barinaga, y uno más en propia puerta de Juan Francisco. La victoria más clara del Celta es el 1-3 de la campaña 1970-1971. Ese es el único triunfo del Celta en Atotxa, los otros tres llegaron en Anoeta, donde el balance es de ocho victorias realistas en quince partidos, cuatro empates y esos tres triunfos del Celta. El cuadro se completa con nueve enfrentamientos en Segunda, seis para la Real (incluyendo el día del ascenso en la 2009-2010), uno para el Celta y dos empates.

En el encuentro de la temporada pasada, la 2013-2014, la Real protagonizó la gran remontada de la Liga ante el Celta, con Vela como estrella absoluta de la noche. Con Zaldua debutando en el primer equipo, y además como titular, el mexicano adelantó a la Real a los cinco minutos de partido, después de que Muñiz Fernández le hubiera anulado ya un tanto, legal por su posición, que es la que señaló el colegiado, pero no por la de Chory. Pero el Celta reaccionó y golpeó hasta en tres ocasiones. La Real despertó con el 1-2, que llegó en apenas cinco minutos y en los dos primeros disparos de los gallegos, pero aún así cayó el tercero a los diez minutos de la reanudación. Ahí, cuando todo parecía perdido, la Real se desató y Vela explotó. El mexicano hizo el 2-3 de cabeza, en un córner. Después forzó la segunda amarilla para Fontás. El tercero llegó en fuera de juego, pero subió al marcador. Y casi sin tiempo para que el Celta se diera cuenta del vendaval, hizo el cuarto, cerrando una remontada épica. Todo en apenas veinte minutos frenáticos y de un fútbol excepcional.

lunes, febrero 02, 2015

"Nuestra Liga"

Markel, saludando a Casillas tras el 4-1.
Dice Markel Bergara que el Real Madrid no es de "nuestra Liga".  "Hay que hacer borrón de este partido y pensar que no era un objetivo prioritario de nuestra Liga. El siguiente encuentro sí que es de nuestra Liga y hay que ganar como sea al Celta", ha dicho ya en Donostia. Hay pocas excusas con las que explicar las derrotas que me resulten más penosas y detestables que esa, la de "nuestra Liga". ¿Era de "nuestra Liga" el Real Madrid cuando cayó en Anoeta en la segunda jornada de Liga? ¿Lo era el Barcelona cuando sufrió una nueva derrota en el estadio donostiarra hace no tantas semanas? ¿Es consciente Markel Bergara de que sin los nueve puntos sumados ante equipos que sin duda considerará que no son de "nuestra Liga" la Real estaría ocupando ahora mismo la última posición en la tabla y además de forma clara? ¿Qué clase de deportistas son estos que desprecian con tanta facilidad partidos que no sólo sirven para sumar tres puntos, como todos los demás de una Liga, sino que además se disputan en escenarios y ante rivales de categoría?

Para colmo, Markel es reincidente en estas dañinas opiniones, lo que evidencia algunos de los males que aquejan al club realista desde hace ya demasiado tiempo. En la temporada 2011-2012 se permitió el lujo de considerar que el Sevilla tampoco era de "nuestra Liga" cuando visitó Anoeta en la jornada 23 del campeonato liguero, una afirmación que resultó asombrosa ya que el equipo entonces en manos de Unai Emery apenas tenía dos puntos más que el de Philippe Montanier. Si se considera que aquel Sevilla no es de "nuestra Liga", ¿cómo no hacerlo con el Real Madrid en cualquier circunstancia? Entonces, la Real transitaba por la clasificación como un equipo desaprovechado, desangelado y conformista. Eso impidió que se luchara por el premio europeo en su primer año tras el ascenso, tal y como se podía apuntar al final de la primera vuelta. Eso hizo que la primera campaña de Montanier fuera terriblemente decepcionante. Y eso hizo que en la siguiente temporada, la 2012-2013, el equipo fuera siempre un paso por detrás para darse cuenta de las posibilidades reales que tenía de volver a Europa incluso por la puerta grande, la de la Champions League.

El despreciable conformismo con el que la Real afronta sus partidos ante Real Madrid y Barcelona es el mayor exponente de una actitud inaceptable, y que en los estadios de estos dos equipos roza ya el más absoluto patetismo. Es obvio que ante esos dos gigantes hay muchas posibilidades de caer derrotado. ¿Pero siempre? La Real, desde que volvió a Primera en 2010, encaja en sus visitas al Santiago Bernabéu una medida de 4,4 goles por partido y, por supuesto, ha perdido siempre. Lo hizo incluso en el único partido en el que plantó cara, el 4-3 de la temporada 2012-2013, un partido que por desgracia también evidencia el desdén realista hacia la posibilidad de sumar en el Bernabéu, pues perdió jugando contra diez jugadores madridistas durante 80 minutos, encajando hasta tres goles cuando ya tenía un jugador más que los blancos. Pero aunque se quiera explicar que siempre ha sido así y es una situación irremediable, resulta que en las ocho visitas anteriores al descenso de 2007, incluyendo años de la lucha por la permanencia, esa media de goles encajados era de sólo 1,75 y en ese tramo consiguió sumar una victoria y tres empates. Nada que ver con lo actual, se mire como se mire.

De hecho, la Real coronó con su última derrota en el coliseo madridista una marca bochornosa, al convertirse en el segundo equipo que recibe cuatro o más goles en cinco visitas ligueras consecutivas en toda la historia del campeonato, después del Murcia, o sea que no será tan habitual o tan asumible el actual registro realista. ¿Cómo se puede seguir justificando de esta forma que un equipo como la Real, de gloriosa historia y dos títulos de la Liga en su palmarés, apenas haya podido saborear las mieles del triunfo en Chamartín en tres de las 68 veces que ha jugado allí? Si "nuestra Liga" es lo único que importa, la Real tiene un problema esta misma temporada, porque en la segunda vuelta aún tiene que visitar los estadios de Barcelona, Atlético de Madrid y Valencia, equipos que sin duda tampoco se considerarán como parte de esta "nuestra Liga", a pesar de que en Mestalla el equipo txuri urdin suma tres victorias en sus tres últimas comparecencias. Cuando suenan esas dos palabras, "nuestra Liga", es cuando no queda más remedio que entender que jugadores como Bravo argumenten su decisión de marcharse de la Real en la falta de ambición. Y donde no hay ambición, crece el miedo. El miedo a revivir pesadillas por la supervivencia no tan lejanas en el tiempo.