miércoles, marzo 25, 2015

Agirretxe, a dos goles del Top 5 de goleadores guipuzcoanos en Primera con la Real

Agirretxe celebra su 42º gol en Primera con la Real.
Al marcar Imanol Agirretxe el gol del empate ante el Córdoba ascendió una posición en una clasificación que muchos ignoran pero que bien puede ser un motivo de orgullo para el aficionado txuri urdin, la de goleadores guipuzcoanos en Primera División vistiendo la camiseta de la Real. El de Usurbil, que estaba empatado con Sebas Ontoria a 41 goles en la máxima categoría del fútbol español, este en 205 partidos, le superó con este gol, el sexto de la temporada en la Liga, el 42º de su carrera en la máxima categoría del fútbol español y el 61º en partido oficial, sumando los conseguidos en Segunda y en la Copa del Rey. De esta forma, su siguiente objetivo es claro: asaltar el Top 5 de artilleros realistas de la provincia en Primera. Y puede llegar a conserguirlo antes de que finalice esta campaña. Para ello tendrá que marcar al menos dos goles en las diez jornadas de Liga que restan, lo que le serviría para empatar con Epi Fernández, que sumó 44 tantos, una cifra más que asequible si sigue al ritmo de la segunda vuelta.

Siempre según los datos que aparecen en la web de la Real Sociedad, esa clasificación la lidera un histórico del calibre de Jesús Mari Zamora, que llegó a anotar 64 goles en Primera, en los 455 partidos que disputó. Esa elevada cifra de encuentros le permitió la posibilidad de marcar tantos goles, pero no le quita mérito si tenemos en cuenta que jugaba como centrocampista y durante muchos años por detrás de Jesús Mari Satrústegui, nada menos que el mayor goleador de la historia de la Real. El segundo guipuzcoano más goleador en Primera con la Real es Silvestre Igoa, que logró 61 tantos, una cifra impresionante porque la consiguió en apenas 116 partidos en Primera entre las temporadas 1950-1951 y 1955-1956. Completa el podio Ángel Paz, con 57 tantos en 228 partidos, y le siguen Cholín con 56 en 95 partidos (una medida brutal de casi 0,6 goles por partido), el mencionado Epi con 44 en 135 partidos, y ahora Agirretxe con 42.

Agirretxe ha jugado 145 partidos en Primera División. Su primer gol lo consiguió en la temporada de su debut, la 2004-2005, frente el Málaga en Anoeta, aunque aquel partido no fuera de grato recuerdo para el realista debido a la derrota por 1-3. En sus escasas presencias en las dos siguientes temporadas (uno y seis partidos, apenas un total de 84 minutos) no pudo marcar ni contribuir a evitar el descenso en 2007. Ya en el regreso a Primera, y consolidado como integrante del primer equipo, Agirretxe fue mejorando sus números. Marcó tres goles en sólo 11 partidos y 204 minutos en la temporada 2010-2011, todavía con Martín Lasarte en el banquillo. Sus mejores números fueron con Philippe Montanier, 10 goles en la campaña 2011-2012 y 14 en la 2012-2013, su mayor cifra como goleador realista, aunque no llegó a ser un titular insustituible en ninguna de las dos Ligas (27 partidos como titular de 36 jugados en la primera, y 22 de 34 en la segunda). Con Jagoba Arrasate hizo ocho goles en la 2013-2014, y en la actual temporada suma ya seis.

domingo, marzo 22, 2015

REAL SOCIEDAD 3 - CÓRDOBA 1 De tres en tres... y con estreno de Finnbogason

Agirretxe, gol y asistencia ante el Córdoba.
Qué raro es a veces el fútbol. La Real afrontaba un partido asequible, porque no hay partido fácil, se puso aún más de cara con la tempranísima expulsión de Pantic, devino en un sufrimiento exagerado gracias a que el Córdoba se adelantó en ese parece que insuperable talón de aquiles que son los córners y obligo al equipo txuri urdin a buscar una remontada que no se hizo efectiva hasta el minuto 75. Dio tiempo para que Vela reapareciera, encendiendo a un frío Anoeta, y hasta para que Finnbogason se estrenara como goleador realista en Liga tras 19 partidos y casi 600 minutos. Y Velasco Carballo, un malísimo árbitro por muy internacional que sea, se sumó a la locura dejando al Córdoba con ocho jugadores al final. Sí que es raro el fútbol, sí. Porque el partido evidencia que la Real tiene un ritmo de juego demasiado lento, que le cuesta general ocasiones, que hasta diez jugadores del colista son un problema. Pero al final el partido sirve para sumar de tres en tres, tres victorias seguidas, tres puntos, tres goles, con esfuerzo y hasta con algo de brillo.

Moyes apostó por tercera semana consecutiva por los mismos once jugadores, buscando una continuidad que haga que sea el equipo el que crezca, más allá de sus individualidades, una lección necesaria tras la lesión de Vela. Pero como el partido cambió radicalmente a los cinco minutos, es difícil saber cuál habría sido su respuesta. Agirretxe, de lo mejor ante el Córdoba, hizo que el partido cambiara. Estando muy vivo en un mal control de Pantic al borde del área, hizo que el defensa cordobesista le agarrara para evitar que enfilara la portería de Carlos. Falta y expulsión. Por supuesto, la falta no sirvió para romper esa maldición ya superior a los cinco años y la Real sigue sin marcar de libre directo, el disparo de Canales se fue muy arriba, pero el partido ya había cambiado. Y, en realidad, para mal. Porque si el ritmo de juego del equipo txuri urdin ya es lento, resultó evidente que los jugadores de Moyes vieron el partido más que ganado con la perspectiva de afrontar 85 minutos en superioridad contra el colista de la categoría.

Ese garrafal error de planteamiento de los realistas provocó que el Córdoba le echara arrestos y se fuera arriba. Y le valió para hacer algo más que asustar. En menos de diez minutos a partir de la expulsión, el equipo visitante se puso por delante con un buen gol de Florin de cabeza tras un córner (aunque dio toda la impresión de que se libró de la marca de Zaldua con un empujón), provocó una tarjeta amarilla para Ansotegi e hizo que Rulli tuviera que intervenir en una doble ocasión, también tras un saque de esquina, evidenciando que la estrategia le sigue doliendo a la Real. Para el guardameta argentino, la mejor forma de celebrar su convocatoria para la selección. Para la Real, la peor de las noticias, porque demostraba que las circunstancias anómalas siempre le perjudican, hasta siendo tan favorables como la expulsión de un jugador de un rival sumido en dudas y problemas. El equipo realista tardó muchísimo en reaccionar, lo que provocó que el Córdoba viviera muy, muy tranquilo durante demasiados minutos y que en Anoeta hubiera algo más que murmullos procedentes desde la grada.

Al juego de la Real es bastante obvio que le falta ritmo y continuidad. Pero analizando las jugadas más trascendentes de la primera mitad es igualmente evidente que tiene calidad de sobra, por mucho que cueste sacarla. Hubo detalles de Agirretxe, de Chory, de Xabi Prieto o de Canales, signos que evidencian una capacidad de generar peligro al alcance de pocos equipos, pero en realidad le cuesta un mundo generar ocasiones claras de gol. Tanto es así que no es descabellado decir que, dejando al margen dos cabezazos prácticamente idénticos de Canales a la salida de dos córners consecutivos, su primera opción de verdadero peligro fue el empate, gol de Agirretxe que llegó ya en el minuto 34. Y fue un auténtico golazo. Una buena maniobra de Chory Castro le sirvió para habilitar a Canales, cuyo centro encontró un formidable cabezazo de Agirretxe casi de espaldas. Y otra vez parecía que el partido ya se encarrilaba, pero nada de eso. Casi a renglón seguido, Bebé hizo temblar el larguero de Rulli con un fantástico disparo.

El once inicial que presentó Moyes ante el Córdoba.
La Real pareció verle las orejas al lobo, por fin, y acabó la primera parte asediando al Córdoba. Todo para evitar un bochorno del calibre de dejarse punto en casa ante un colista en inferioridad. Un magnífico cambio de juego de Chory desde la derecha lo controló a la perfección Yuri para ponerle un buen centro a Agirretxe, que esta vez no encontró portería. Zaldua, coronando otra buena jugada colectiva de la Real, devolvió la ocasión al palo que había tenido Bebé minutos antes. Y ya en el descuento, un tiro colocado de Pardo se marchó lamiendo el palo a la derecha de Carlos. Tres ocasiones seguidas que agobiaron a un Córdoba que no tuvo reparo alguno en perder todo el tiempo del mundo, algo que Velasco Carballo sancionó con una amarilla absurda a Heldon cuando fue sustituido justo tras el primer gol de la Real y tras el descanso al guardameta Carlos, de largo el más descarado jugador rival en esas artes marrulleras artes motivadas por su inferioridad y el marcador todavía favorable a sus intereses.

Pareció que la Real de la segunda mitad no quería que el partido se le torciera demasiado, pero la primera ocasión de la segunda mitad fue del Córdoba. ¿Y cómo llegó? De nuevo en un córner. El cabezazo de Luso fue tan claro como cruzado y sembró de incertidumbre el partido. Pero a partir de ahí la Real ya despertó definitivamente. Con su ritmo cansino, haciendo de la posesión y el toque sus armas más que el vértigo que había llevado a este equipo a lo más alto hace no tanto tiempo, pero dominando abrumadoramente al Córdoba. Zaldua se erigió en un auténtico puñal por la banda derecha, Yuri no subió menos pero sí lo hizo de forma más alocada y con menos peligro, Agirretxe comandó el fútbol ofensivo del equipo dando todo tipo de soluciones. Pero el problema era el de siempre: falta de claridad. ¿La solución para Moyes? Vela, Pero el mexicano notó la inactividad, en su primera intervención no se atrevió a buscar su clásico disparo de rosca y sus primeros pases fueron pérdidas.

Aún así, el dominio era tan claro que el gol parecía cuestión de tiempo. Mucho más teniendo en cuenta que Moyes tocó la corneta y puso a Vela por Granero, dejando en el campo toda su artillería. Lo curioso es que ese gol, definitivo al final para ganar, llegó justo cuando la Real se vio cerca de perder. Rulli tuvo que salvar el 1-2 en una brutal contra del Córdoba. Y ahí es cuando el equipo txuri urdin se dio cuenta de que el Córdoba estaba con diez y de que correr era garantía de peligro. Con al menos cuatro jugadores visitantes sin fuerzas para defender tras su contra, la Real dio por fin velocidad a la transición y se plantó en el área visitante con poca oposición. Por eso, Agirretxe pudo redondear su buen partido metiendo una buena asistencia al interior del área y Chory Castro tuvo tiempo de sobra para marcar de un buen disparo a la media vuelta. Es sólo el segundo tanto del uruguayo en la Liga, pero su valor fue grande por cómo se estaba poniendo el partido.

Con quince minutos por delante, Moyes decidió reequilibrar el equipo, retiró a Chory, que no estuvo bien a pesar del gol, y colocó a Markel junto a un Pardo omnipresente, que ha cambiado la frescura con la que irrumpió en Primera por una capacidad pulmonar más que interesante. Iñigo López decidió contribuir a la tranquilidad de la Real autoexpulsádose con un placaje a Yuri que le costó la segunda amarilla. En esa falta, Pardo no anduvo lejos de romper el maleficio en los libres directos, pero el balón se estrelló en el lateral de la red con Carlos ya batido. Y para terminar de redondear el triunfo, ya en el descuento, Vela añadió un número más a su brillante hoja de servicios dejando un gol en bandeja a Finnbogason, que no tuvo más que empujar el balón al fondo de la portería para estrenarse, por fin, como goleador realista en Liga. La jugada nació de la habilidad de Vela para meter el cuerpo a un defensor y ganar el espacio, y eso provocó las protestas de Pinillos, que vio una roja directa que Velasco Carballo se podría haber ahorrado sin problemas.

La Real debía ganar y ganó. Una hora larga de partido ahondó en la desesperación en la que a veces vive el equipo txuri urdin por su ritmo de juego y su incapacidad para ver opciones claras, una sensación acrecentada por la inferioridad cordobesista, pero al final el partido dejó buenas noticias y prolongó la racha victoriosa, aunque con más sufrimiento del que seguramente se esperaba. Con 36 puntos, la salvación es ya un hecho. Puede sonar casi a broma, pero no hay que olvidar que durante la temporada ha habido tramos en los que esa posibilidad era algo más que un fantasma blandido por agoreros, pero hay que valorarlo porque va a permitir un final de temporada como poco tranquilo. Y quizá, si la Real se sube a una ola de ilusión, mantener un bonito duelo con el Athletic, y puede que con algún equipo más, por una octava plaza que, dé o no plaza europea, al menos acerca al equipo txuri urdin a un entorno que no tendría que haber abandonado. De tres en tres, todo se ve mucho mejor.

sábado, marzo 21, 2015

PREVIA Real Sociedad - Córdoba. La encrucijada de la ilusión

Agirretxe, en el partido de la temporada 2009-2010.
La Real recibe al colista, el Córdoba (domingo, 19.00 horas, Anoeta, Canal + Liga y Gol TV), buscando su tercera victoria consecutiva, tras superar por la mínima al Espanyol en casa y al Getafe fuera. Pero lo que es aún más importante, el equipo que entrena David Moyes está en una interesante encrucijada, la que puede devolver la ilusión al equipo y a sus aficionados. Siendo la posibilidad europea del octavo puesto una quimera todavía muy complicada, lo cierto es que la Real afronta en todo caso la posibilidad de que el tramo final de una temporada compleja y hasta angustiosa se convierta en el trampolín hacia metas mucho mayores. Ganar podrá ser lo lógico viendo la clasificación y el estado anímico del rival, pero hacerlo lleva a la Real a un momento completamente diferente de la temporada. Sumando 36 puntos, la salvación virtual sería un hecho y ya sólo se podría mirar hacia arriba. Con los límites de haber tirado la temporada demasiado pronto pero con la ilusión de saber que lo que se haga ahora también cuenta para el futuro.

En esa ilusión  hay que tener en cuenta el hecho de que la enfermería de la Real esté completamente vacía después de mucho tiempo. Moyes cuenta con los 22 jugadores, la primera plantilla al completo, entre los que se cuenta también de forma oficiosa a Hervías, y esta vez sí hay por tanto argumentos claros para que el técnico escocés esconda la convocatoria definitiva. La gran noticia es el regreso de Carlos Vela, a cuya ausencia ha sabido sobrevivir el equipo en las últimas semanas. Pero también se unen al grupo los otros jugadores que han sido baja hasta ahora, Mikel González, Carlos Martínez y Zurutuza. Cuatro serán los descartes, y está por ver qué tres se unirán a Dani Estrada, que enfila ya la recta final de su trayectoria en la Real después de una para él triste temporada en la que no ha contado nunca. Como hay donde elegir en la primera plantilla, los tres potrillos que han estado habitualmente con los mayores en las últimas jornadas, Aritz Elustondo, Capilla y Oyarzun, estuvieron este fin de semana con el Sanse.

A pesar de recuperar efectivos, la posibilidad de que Moyes repita once inicial por tercera semana consecutiva es bastante factible. Si es así, jugarían Rulli bajo palos, Zaldua, Ansotegi, Iñigo Martínez y De la Bella en defensa, Pardo y Granero en el mediocentro, Xabi Prieto, Canales, Chory Castro en la línea de tres centrocampistas ofensivos y Agirretxe en punta. Obviamente, en ese once tipo se colará más pronto que tarde Vela, seguramente sentando a Chory, aunque da la impresión de que Moyes no arriesgará con él este fin de semana. El mexicano, no obstante, tendrá minutos en el partido, sea de inicio o en la segunda parte. No saber la convocatoria hace que cualquier variación que pueda introducir el técnico escocés sea más una elucubración que una reflexión. Lo único seguro, además del descarte de Estrada y la casi segura presencia entre los 18 escogidos de Hervías porque si no habría jugado con el Sanse, es que Zubikarai será el portero que se siente en el banquillo.

La victoria en Getafe ha hecho olvidar los fantasmas del descenso, dejando esas posiciones nada menos que a once puntos, contando con la sanción de tres al Almería. La Real es ahora mismo décima, con 33, y su objetivo es ahora la octava plaza, que con una serie de carambolas podría conducir a Europa. Esa posición la ocupa al comienzo de la jornada el Athletic con 36. El Córdoba es el colista de Primera, con 18, a siete de la salvación y acaba de despedir a su segundo entrenador de la temporada, Djukic, tras encadenar ocho derrotas consecutivas y nueve partidos sin ganar. Es el peor visitante de Primera, aunque con los mismos puntos que la Real, nueve. Los andaluces han ganado en San Mamés y en Vallecas, en ambas ocasiones por 0-1. Los de Moyes sumaron en Getafe su segunda victoria consecutiva y buscan tres de una tacada por primera vez en toda la Liga. Como local tiene unos números más que buenos, con siete victorias en trece partidos, aunque pesan las cuatro derrotas, la última de ellas hace ya más de dos meses, 0-1 ante el Rayo.

Real Sociedad y Córdoba se han visto las caras en San Sebastián en ocho ocasiones. Sólo tres de ellas fueron en Primera División, con un saldo arrollador para el conjunto txuri urdin, que siempre logró la victoria ante el equipo andaluz: por el mismo resultado, un abultado 5-1, en las temporadas 1967-1968 y 1968-1969, con cuatro goles de Arregui y uno de Silvestre en el primero de los encuentros, y en el segundo con tres de Arregui, uno de Arambarri y uno más de Silvestre, y por 2-1 en la 1971-1972, tantos de Lema y Araquistain. Ese es, hasta ahora, el último duelo entre estos dos equipos en la máxima categoría. La única victoria del Córdoba llegó en Segunda División, por 0-2 en la temporada 2008-2009. Aún así, el balance en la categoría de plata es también favorable a la Real, que ganó tres de los cinco partidos disputados y empató el restante. La victoria más clara en esa categoría fue el 4-1 que consiguieron los realistas en la campaña 1946-1947, con dos goles de Campos, uno de Hériz y otro de Vázquez.

La última vez que el Córdoba visitó Anoeta fue en Segunda División, en la temporada del ascenso realista a Primera, la 2009-2010, y la victoria fue para el conjunto txuri urdin. Y fue una muy trabajada en un periodo en el que el equipo que finalmente subió estaba todavía en construcción aunque ya hubiera alcanzado la parte alta de la tabla. El equipo de Martín Lasarte apenas tuvo opciones de peligro en una primera mitad lenta y anodina, sólo a balón parado y con Ansotegi como protagonista, pero tras el descanso todo cambió. El preparador realista sustituyó a Zurutuza, con molestias, por Nsue y el equipo ganó en velocidad. Y el recién entrado no tardó más de tres minutos en marcar el 1-0, de cabeza y entrando como una bala. El dominio realista fue total en la segunda mitad, con un Xabi Prieto excepcional, pero no logró convertir el 2-0 y acabó sufriendo. No por el peligro del Córdoba, que en realidad no tuvo opciones de batir a Bravo, sino por lo corto de un marcador que supo defender.

martes, marzo 17, 2015

GETAFE 0 - REAL SOCIEDAD 1 La Real dinamita gafes y fantasmas en Getafe

La celebración del gol realista.
Si uno cree en las señales, Getafe tenía que ser el sitio en el que la Real ganara su primer partido fuera de casa. A la decimotercera intentona, el equipo txuri urdin consiguió esos tres puntos lejos de Anoeta, dinamitando el gafe que acompaña a ese número 13. Lo hizo en un campo históricamente nefasto para sus intereses, donde sólo había ganado una vez. Y sumando por primera vez en esta Liga dos victorias seguidas, y repitiendo alineación por primera vez en 27 jornadas. Venció en el lamentable horario de los lunes, como ya había roto la maldición de los matinales del domingo con su vibrante remontada ante el Sevilla. Ganó con un gol a balón parado, con suerte porque el rebote en Guaita fue decisivo para que el balón cabeceado por Iñigo Martínez entrara en la portería getafense. Y, en una temporada en la que poco podía agradecer la Real a quienes han de impartir justicia sobre el césped, con la colaboración arbitral, porque el penalti que sufrió Sarabia justo después del tanto realista fue clamoroso, por mucho que Melero López se hiciera el sueco. Y el fantasma del descenso se ve ya muy, muy lejano. Como para creer en gafes.

Efectivamente, David Moyes repitió la alineación que ganó al Espanyol hace una semana. El mensaje parece evidente, y es que la confianza del escocés en estos once hombres es total. No importa que la Real siga sin encontrar un patrón de juego claro, que no domine del todo los partidos y que haya fases de excesivo sufrimiento sobre el césped, dando igual que el rival tenga el nivel del Getafe o el del Real Madrid. O incluso que el banquillo se queden caros fichajes extranjeros como Finnbogason y jugadores hasta hace poco intocables como Markel o De la Bella. Estos son sus jugadores y quien quiera entrar en el once va a tener que sudar tinta. Viendo que el mensaje de Moyes también se dirige hacia la próxima temporada, hay muchas interpretaciones que hacer. La primera la hizo la afición realista que se congregó en el Coliseum getafense, cuyo primer cántico tuvo un destinatario claro: "Rulli, quédate". La frase cobró aún más significado con el brutal partido del argentino y teniendo en cuenta que el palco del estadio estaban Loren y el mismísimo Luis Arconada. Más señales.

Y eso que el partido no empezó nada bien para los intereses realistas. De hecho, la primera parte fue bastante mala, y lo sorprendente es que el Getafe no se marchara al descanso con ventaja en el marcador. Rulli se empezó en que la Real no perdiera el partido y comenzó a lucirse en el minuto 12, cuando despejó con la pierna un disparo casi a bocajarro que Alvaro conectó ante la pasividad de toda la Real, que le dejó internarse en el área con facilidad. La parsimonia fue un mal síntoma del juego de la Real, que dejó tocar al Getafe con mucha facilidad. Ocho minutos después, Pedro León conectó un zapatazo desde fuera del área que rebotó en el larguero, con el guardameta realista ya batido. En la jugada siguiente, minuto 21 ya, la Real dio las primeras señales de vida, con un disparo fuera de Granero. La conexión entre este, Canales y Prieto parecía la mejor arma realista, pero se daba con cuentagotas y a muy poca velocidad. Rondando la media hora, Sarabia cruzó un balón peligrosísimo que no encontró rematador. Juan Rodríguez la tuvo a continuación, pero su disparo se marchó a córner. Y ahí empezó el recital de Rulli.

Minuto 37. El argentino sacó a córner un disparo de Pedro León, al que llegó incluso aunque dio la impresión de resbalarse ligeramente. Minuto 45, Rulli volvió a impedir el gol de Pedro León tras una fantástica volea, con una de esas paradas grandes, abajo y a su izquierda, que hablan de la categoría de un portero, también por el momento del partido en el que llegó, justo antes del descanso. Y minuto 46, el guardameta protagonizó una maravillosa intervención doble ya desde el suelo, la segunda acción con la cara, en la última jugada del primer tiempo. Por mucho que antes de esas memorables apariciones finales Agirretxe tuviera un clarísimo cabezazo cruzado que se marchó fuera y que pudo significar el 0-1, si la Real volvió de los vestuarios con posibilidades de ganar el partido fue la extraordinaria actuación de su portero. Aún no se sabe si Loren seguirá o no en la Real, pero su trabajo más inmediato antes de que expire su contrato es sin dudar lograr que el arquero siga en San Sebastián por lo menos una temporada más. Fue Rulli el que sostuvo al equipo y Moyes no quiso desaprovechar la oportunidad que le brindó su número 1.

Por eso, la Real que saltó al césped en la segunda mitad no tuvo nada que ver con la de la primera. Si la lentitud excesiva a la hora de conectar pases marcó los primeros 45 minutos, Moyes debió de leerles la cartilla en el descanso porque el ritmo fue muy diferente. Y habiendo al menos una intensidad igual en los dos contendientes, la Real tiene que ser mejor que el Getafe, por mucho que la clasificación no lo mostrara con claridad antes de este partido. Y lo demostró en unos veinte minutos bastante buenos. A los cinco minutos de la reanudación, Canales disparó contra Guaita, que por fin tuvo que emplearse para evitar un ataque realista. A los nueve, Agirretxe probó una tijera desde la frontal del área, pero no encontró el premio del gol. Chory, que pareció resucitar tras el descanso, probó fortuna desde una posición algo escorada hacia la izquierda, pero el balón se marchó fuera. Y el uruguayo protagonizó una espléndida galopada por su banda que, tras una pared con Canales, finalizó en un centro a Xabi Prieto, que hizo una dejada de nuevo a Canales para que este estrellara el balón en la defensa. Una ocasión clarísima que no fue gol precisamente porque a la Real le falta velocidad a la hora de ejecutar el que estaba siendo un buen fútbol de toque.

Granero, que había cogido el mando del partido después de una primera parte en la que dejó bastante solo a Pardo en la labor de tratar de jugar desde atrás, fue quien inició la jugada del gol. Con mucha picardía, y soliviantando al público local, adelantó ligeramente la posición desde la que debía botar una falta lateral, desde el lado derecho del ataque realista. Su centro encontró el certero cabezazo de Iñigo Martínez, pero fue necesaria la involuntaria colaboración de Guaita para que el balón acabara entrando. Como en las dos últimas temporadas, la Real se puso por delante en el Coliseum, pero esta vez sí iba a conseguir el premio de los tres puntos. Y eso que el gol marcó un antes y un después en su forma de jugar el partido. La Real dominante de los primeros minutos se convirtió en una sufridora, que buscaba más el contragolpe que el dominio, por mucho que el Getafe ya no tuviera ocasiones tan claras como las que salvó Rulli en la primera mitad. La más clara, de hecho, fue un disparo de Velázquez tras un córner que se marchó fuera, a la izquierda del argentino.

Es indiscutible, eso sí, el penalti que Melero López debió señalar justo después del 0-1, un derribo a Sarabia al alimón entre Iñigo Martínez y Granero que provocó que saltara al unísono todo el banquillo del Getafe, que protestaran todos sus jugadores sobre el césped y que la grada se cogiera un monumental y lógico cabreo. Lo cierto es que el arbitraje fue una ruleta rusa en la que nadie sabía qué iba a pitar el colegiado y para qué lado, pero el premio gordo le tocó a la Real con esa jugada. Moyes trató de enfriar el partido cuando el Getafe tenía la pelota y colocó a Markel en lugar de un Granero que se marchó ovacionado del estadio en el que jugó dos temporadas. Y, sin embargo, trató de dinamizar el ataque con Hervías por Chory Castro. El canterano, como siempre, dio mucha movilidad y la chispa que siempre suele faltarle a la Real, aunque seguro que enfadó a Moyes cuando, con el tiempo cumplido, decidió meter un balón en el área en lugar de irse al córner. Eso fue en el minuto 33. Después, poca cosa. Los cambios pararon el partido y el Getafe ya no supo llegar a la portería de Rulli.

La Real ganó por la mínima porque supo sufrir en Getafe, mostró el carácter necesario para superar sus peores minutos del partido y después para aguantar la ventaja mínima con la que Moyes ya se ha mostrado convencido de que se va a manejar su equipo con frecuencia. La buena noticia es que, una vez por delante, el sufrimiento fue mínimo, más allá de la bronca que montó el colegiado con el penalti no señalado, y que se enlazan dos jornadas consecutivas sin encajar ningún tanto. Obviamente la ausencia de Vela es crítica para este equipo, pero los resultados sin el mexicano han sido bastante buenos, y eso hay que valorarlo como algo más que un ejercicio de supervivencia. Por momentos incluso se ve el juego que parece que quiere implantar Moyes, aunque la primera parte se pareciera mucho más a demasiados partidos decepcionantes que ha jugado la Real esta temporada fuera de casa. Y por fin se ganó fuera de casa. Por fin. Al menos este nefasto registro no alcanzó el año que ya amenazaba con cumplirse sin esa ansiada victoria. Con estos tres puntos, el descenso ya es un fantasma que no acecha a la Real. Ahora toca pelear por lo máximo que se puede alcanzar, el octavo puesto.

domingo, marzo 15, 2015

PREVIA Getafe - Real Sociedad. La decimotercera tentativa

Agirretxe hizo dos goles en el Coliseum la pasada temporada.
La Real visita Getafe (lunes, 20.45 horas, Coliseum Alfonso Pérez, Canal + Liga y Gol TV) en lo que supone su decimotercera tentativa de la temporada de conseguir una victoria lejos de Anoeta. Hasta ahora, seis empates y seis derrotas, lo que hacen del txuri urdin el peor equipo de la competición a domicilio, y que busca romper su brutalmente negativa racha como visitante, en la que no conoce la victoria desde el 26 de abril de 2014, hace ya casi un año. De los siete partidos que le restan fuera de su estadio, Getafe, Elche y Rayo son los únicos rivales que están por debajo de la Real en la clasificación, por lo que la oportunidad que brinda el desplazamiento a tierras madrileñas es de las mejores para lograr por fin tres puntos y romper el maleficio. David Moyes sabe de la importancia de los dos próximos partidos para saber a qué puede aspirar la Real de aquí al final de la temporada, con la necesidad de escapar ya de cualquier temor al descenso y con el tope por arriba de la octava posición.

El técnico realista varió por completo sus costumbres para este partido. De no conocer la convocatoria hasta una hora antes del choque, algo que ya parecía plenamente implantado para no dar pistas al rival, se ha pasado en esta jornada a tenerla el sábado, cuando el partido es el lunes. La noticia está en que el técnico escocés decidió no arriesgar con ninguno de los tocados y lesionados recientes, por lo que se quedaron fuera de la lista Mikel González, Carlos Martínez, Zurutuza y Vela. Todos ellos tendrán posibilidades de estar ante el Córdoba, y más aún ya después del parón que habrá a continuación. Una de las razones que está detrás de este adelanto de la convocatoria es que el Sanse jugaba antes, el domingo, y son dos los jugadores del filial que hay entre los 18 escogidos de Moyes, Hervías y Capilla, que se queda con los mayores por segunda semana consecutiva y que debutaría en Getafe con el primer equipo en caso de disputar algunos minutos. No hay ninguna sorpresa en que Dani Estrada es el único descartado del primer equipo por decisión técnica.

Lo normal es que no haya demasiados cambios en el once de Moyes, que podría repetir el equipo titular por primera vez en toda la temporada, ya que la Real es uno de los pocos equipos que aún no ha repetido once en las 26 jornadas de Liga disputadas. De esta forma, y como sucedió ante el Espanyol, jugarían Rulli, Zaldua, Ansotegi, Iñigo Martínez, Yuri, Pardo, Granero, Canales, Chory, Xabi Prieto y Agirretxe. En todo caso, Moyes se reservó en la rueda de prensa la posibilidad de innovar en algo para conseguir la ansiada primera victoria como visitante. Es difícil predecir cuáles podrían ser esos movimientos en el once, pero Markel y Hervías serían los futbolistas con más opciones de colarse en el equipo. Menos probable, aunque no descartable, sería la opción de que Finnbogason estuviera también sobre el campo junto a Agirretxe. Quienes a priori no tendrían muchas posibilidades de jugar de inicio, además de Zubikarai, son De la Bella, Elustondo y Capilla.

Tras su victoria ante el Espanyol, la Real se colocó en la undécima plaza de la clasificación con 30 puntos. Viendo el galimatías en que vive inmerso el fútbol español, no se sabe la distancia sobre al descenso debido a la sanción al Almería. Si se aplica, como hace la Federación, son ocho puntos. Si no, como hace la Liga, son seis. El Getafe tiene un punto menos que la Real, 29, y ocupa la duodécima posición. Como se ha venido insistiendo, la Real es el peor equipo a domicilio, no ha logrado ninguna victoria y apenas ha sumado seis puntos lejos de Anoeta. Sus ocho goles como visitante sólo los empeora el Deportivo, que ha marcado seis. El Getafe es solvente como local, pero ha perdido tantos partidos como ha ganado, cinco, empatando los tres restantes, aunque su cifra de goles en casa, once en esos trece partidos jugados, es de las más bajas de Primera, sólo empeorada por Granada y Almería. Eso sí, cuenta por victorias sus últimos tres partidos en el Coliseum y por el mismo resultado, 2-1, ante Celta, Sevilla y Espanyol.

La historia de los Getafe - Real Sociedad es todavía bastante breve, apenas siete encuentros y todos ellos se han jugado en Primera División. Aún así, se puede decir sin miedo que el Coliseum es uno de los peores escenarios para el conjunto txuri urdin, que sólo ha conseguido ganar en una ocasión y empatar en otra, perdiendo nada menos que en cinco ocasiones. La victoria realista llegó en el primer encuentro tras el regreso a la máxima categoría, en la temporada 2010-2011, con un contundente 0-4 en el que marcaron Xabi Prieto de penalti, Griezmann y Aranburu en dos ocasiones, en el último grandísimo partido de Llorente antes de que su lesión le impidiera seguir compitiendo en la élite. El Getafe nunca le ha marcado más de dos goles a la Real, por lo que su victoria más amplia sigue siendo el 2-0 de la temporada 2004-2005, el primer encuentro de toda la historia entre estos dos equipos. La Real lleva dos campañas seguidas adelantándose en el marcador en este campo sin lograr la victoria al final.

El único empate de la serie fue el resultado que señaló el marcador la temporada pasada, la 2013-2014. Y fue uno inexplicable viendo la aplastante superioridad con la que la Real arrancó el encuentro. En poco más de un cuarto de hora, Agirretxe había marcado en dos ocasiones y su primera media hora fue sensacional. Es verdad que el arbitraje de un mediocre Fernández Borbalán ayudó decisivamente al Getafe, anulando un gol legal y privando a la Real de un penalti, con Vela como protagonista de ambas acciones, pero el equipo txuri urdin se dejó llevar de una forma inexplicable cuando al borde de la media hora Ciprian recortó distancias. En Getafe temían con el 0-2 por una goleada de escándalo y de repente su equipo pasó a arrinconar a la Real. El empate llegó en el minuto siete de la segunda mitad, y si no se produjo antes fue porque Bravo lo evitó. La justa expulsión de un temerario Borja con media hora todavía por delante frenó el ímpetu del Getafe, aunque la Real apenas dispuso ocasiones para desnivelar de nuevo el marcador.

domingo, marzo 08, 2015

REAL SOCIEDAD 1 - ESPANYOL 0 A caballo regalado...

Chory Castro, el más activo en la primera mitad.
Nueva victoria de la Real en Anoeta, una que se antojaba importante para no seguir mirando de reojo a los puestos de descenso y para que la salvación virtual sea una realidad cuando antes. Y llegó en un mal partido, mejor en la segunda mitad que en la primera, pero que se resolvió en el minuto 38 con uno de esos regalos a los que no se puede decir que no. Antes de que finalizara esa aburrida primera mitad, Canales aprovechó un clamoroso error de Casilla, que le dio un pase para que marcara a puerta vacía. Eso fue suficiente para que los tres puntos se los quedara la Real, que para variar no supo aprovechar sus mejores minutos para sentenciar el partido, aunque supo convivir con su exigua renta durante buena parte de la segunda mitad, en la que sólo llegó a sufrir al final. Si no en el juego, que sólo se ha visto a cuentagotas, David Moyes sí ha traído esa necesaria mejoría en los resultados y eso, a pesar del enorme borrón de la trayectoria del equipo como visitante, hace que la impresión de lograr la permanencia sin esfuerzo sea cada vez más certera.

Eso sí, uno de los síntomas más claros de que hay que llegar cuanto antes al final de la temporada y replantearse qué puede mejorar en la Real es que, desplegando un fútbol más que escaso, la apuesta de Moyes no cambia en cuanto a nombres, limitada una vez más por las ausencias, que esta vez le dejaron sólo 16 jugadores del primer equipo y provocó la convocatoria del canterano Capilla. Sólo las lesiones, y fundamentalmente en la línea defensiva, lo que hace que sea ahí donde es más difícil precisar un once tipo, parecen trastocar los planes de un once inicial en el que la profesionalidad de Ansotegi se ha ganado con creces un puesto, y en el que la confianza del técnico escocés en Xabi Prieto, Canales y Chory Castro parece total. Y como no parece que la calidad de cada uno de los escogidos vaya a emerger ya a estas alturas de la temporada, a pesar de que se les sigue suponiendo, sólo queda esperar que la gasolina llegue para que la salvación sea holgada. Desde luego, sumar tres puntos ante el Espanyol era un paso muy importante para que el camino hasta el mes de mayo sea el más sencillo posible y haya margen para pensar en el futuro de este equipo.

En realidad, el partido no se alejó demasiado de lo esperado. La Real sigue buscando un control que no consigue del todo, incluso en los mejores minutos en los que sí hace bastantes cosas bien, y las ocasiones de gol siguen brillando por su ausencia, sin que tampoco se vea excesiva claridad a la hora de definirlas. La firmeza defensiva intenta reproducirse partido a partido, aunque el arranque de su choque contra el Espanyol fue de lo más desesperanzador, porque a los 30 segundos todos sus jugadores habían dejado unas dudas más que razonables con un único ataque del Espanyol, en el que Caicedo estuvo a punto de aprovechar un despeje defectuoso de Yuri para quedarse solo ante Rulli. Menos mal que eso fue un espejismo, y el equipo txuri urdin se organizó mucho mejor atrás, hasta el punto de que las opciones más claras del Espanyol no llegaron hasta el tramo final del partido. Eso sí, la escasez de ideas de la Real le permitía rondar el área realista en los primeros 45 minutos, aunque los dos porteros vivieron muy tranquilos durante muchos minutos.

Resultó muy complicado encontrar acciones trascendentes en la primera mitad. Por el lado realista, un balón lateral encontró una leve peinada de Xabi Prieto que acabó en manos de Casilla, en una jugada en la que el capitán realista evitó un remate más claro por detrás de Agirretxe. Por el espanyolista, y antes de la opción local, Rulli atrapó con seguridad un disparo no demasiado contundente de Sergio García. El partido sólo podía resolverse como se acabó resolviendo, con un regalo descomunal. Casilla controló un balón fácil que sólo Canales acudió a presionar. Y con opciones a ambos lados, el guardameta visitante se confió tanto que mandó el balón a los pies del realista, que ni siquiera tuvo que esforzarse para parar el balón y enviarlo al fondo de las mallas sin oposición alguna. Sin hacer prácticamente nada, aunque sufriendo de la misma e inapreciable manera, el marcador ya sonreía a los de Moyes. Y no era un reflejo precisamente de un partido que merecía un rotundo 0-0 por la incapacidad de ambos equipos.

Pero con esa ventaja, el trabajo a realizar era claro, el que otros días, sobre todo lejos de Anoeta, no se supo hacer: mantenerla. Y esta vez la Real sí pareció entender los derroteros por los que se tenía que mover el partido. Su salida en la segunda mitad fue mucho mejor que su actuación en la primera. Eso sí, las dificultades para generar peligro real siguieron siendo la constante a la que estamos ya habituados. Tanto es así que la ocasión más clara fue una que no se tuvo, un centro al área de Pardo que Ansotegi no llegó a cabecear por muy poco. Una espléndida jugada de Chory, de largo el más activo de los realistas durante todo el encuentro hasta que fue sustituido como siempre cuando la gasolina se le acabó, acabó con un disparo de un desacertado Agirretxe que Casilla sacó con el cuerpo. Tan poco acierto estaba teniendo Agirretxe que ni siquiera pudo meter un cabezazo franco en posición de fuera de juego. El delantero realista lo dejó todo en el campo pero hoy no fue precisamente su día.

Aunque el Espanyol no estaba apretando demasiado, el ritmo del partido invitaba a pensar en un final preocupante. Moyes quiso evitarlo con un doble cambio. Por un lado, buscaba mantener arriba la electricidad de Chory Castro con la entrada de Hervías, que sigue siendo una de las mejores noticias de la temporada aunque le falte algo de precisión, y por otro oxigenar el centro del campo dando minutos a Markel en lugar de un algo desaparecido Granero. No fue un buen síntoma que en su primera acción Markel se estorbó con los centrales y dejó una buena jugada que el Espanyol no aprovechó. Para encontrar ocasiones claras de los visitantes hubo que ir ya hasta el minuto 83. Primero Stuani probó fortuna y después fue Caicedo, los dos de cabeza, los dos en centros al segundo palo que la defensa no supo anticipar y los dos encontrándose con un segurísimo aunque poco exigido Rulli. Con todo, las tornas habían cambiado y en realidad el partido se jugaba mucho más cerca del área de Casilla, pero siempre fallaba algo, el último pase o el desmarque de algún realista. Por eso, apenas hubo ocasiones verdaderamente claras para hacer el 2-0 en los minutos finales.

Como reza el dicho popular, a caballo regalado... Y eso es justo lo que aplicó la Real, un regalo en todo regla de Casilla que al final sirvió para decidir un mal partido, con mucha voluntad, eso no se le puede reprochar a los jugadores de Moyes, pero con escasísimo acierto. El partido fue un recital de balones perdidos, pases fallados y carreras de uno a otro lado. Agirretxe fue quizá el emblema del partido por lo aplicado y a la vez fallón que estuvo, pero poco se puede destacar. Sí los tres puntos, que no es poco, porque la Real está en una fase en la que necesita sumar de tres en tres para finiquitar cuanto antes la temporada y plantearse qué quiere ser a partir de ahí. De momento sí es un equipo al que cuesta hacerle gol, al que es difícil generarle ocasiones claras, que defiende mejor de lo que sus propios jugadores parecen creer y de lo que muchos saben ver con un doble pivote formado por Pardo y Granero, pero que tiene demasiados jugadores de calidad agazapados o muy por debajo del nivel que tienen. Aún así, con un colchón de ocho puntos sobre el descenso, eso tendría que ser más que suficiente para no pasar los apuros que sí se han podido temer durante buena parte de la temporada. No es poca cosa.

sábado, marzo 07, 2015

PREVIA Real Sociedad - Espanyol. Anoeta al rescate

Así hizo Vela el 2-1 de la temporada pasada.
Como la hoja de servicios de la Real fuera de casa sigue siendo terriblemente decepcionante, Anoeta tiene que salir de nuevo al rescate (domingo, 17.00 horas, Anoeta, Canal + Liga y Gol TV). Al no ganar fuera, el equipo de David Moyes está obligado a sumar de tres en tres en su propio estadio para que la zona de descenso, ahora a cinco puntos, no se acerque demasiado. El Espanyol llega a Donostia con la decepción de su eliminación en las semifinales de la Copa del Rey ante el Athletic y con el cansancio de haber jugado entre semana. En teoría, la Real recupera jugadores para esta jornada, después de que a Mestalla sólo pudiera desplazar quince futbolistas del primer equipo. Y con un buen horario por fin para jugar en Anoeta, quedan pocas excusas para que el partido sirve para ver el nivel que los de Moyes tienen que dar si de verdad quieren hacer del octavo puesto el último objetivo de la temporada, olvidando la lucha por la permanencia, algo que quedaría casi definitivamente encarrilado con una victoria ante el Espanyol.

Moyes insistió en que su estrategia de no informar en detalle de los lesionados o avanzar la convocatoria es por no dar pistas al rival. Y pocas tendrá el Espanyol. Se sabe, lógicamente, que las bajas de mayor duración, las de Mikel González y Vela, se prolongarán todavía algo más. Y el técnico adelantó también que Carlos Martínez y Zurutuza, pese a haber acumulado minutos de entrenamiento con sus compañeros, aún no están aptos para regresar al grupo. Los otros tocados son Chory Castro y Zaldua, bajas inesperadas para el partido de Mestalla, y parece que ambos estarán disponibles para jugar ante el Espanyol. De confirmarse estos aspectos y contando con la ya habitual inclusión de Hervías en la convocatoria, no habría que realizar ningún descarte. No obstante, Moyes tendrá que decidir una cuestión, y es si prefiere mantener a Aritz Elustondo con los mayores, algo que dependerá del estado de Zaldua. En ese caso, el descartado sería Estrada.

El once, que en principio no tendría que variar demasiado de lo que ha dispuesto Moyes en las últimas semanas, depende en algunos puntos del estado de los tocados. Rulli estará bajo palos. Iñigo Martínez y Ansotegi serán los centrales, con Yuri en la banda izquierda y Zaldua o Aritz en la derecha. Después de lanzarles nuevos elogios públicos, no parece probable que el técnico escocés varíe su apuesta por Pardo y Granero en el doble pivote, y a partir de ahí es donde queda alguna duda. Los tres centrocampistas saldrán del grupo que forman Zurutuza, Chory Castro, Canales y Xabi Prieto, y sólo si los dos primeros no están para jugar 90 minutos podría optar por una variante algo más defensiva a priori con la entrada de Markel o Elustondo, que fue quien jugó en Valencia. Agirretxe volverá a ser el delantero titular por delante de un Finnbogason que todavía busca su primer gol en Liga. No sería tampoco descabellado que Hervías, de lo mejor en Mestalla, fuera titular ante el equipo contra el que debutó en Primera.

La derrota de la Real en Mestalla le hizo perder dos puestos al equipo de David Moyes, siendo duodécima al inicio de la jornada con sus 27 puntos y con un colchón de cinco sobre la zona de descenso. El Espanyol, por su parte, tiene cinco puntos más, 32, y es noveno con los mismos puntos que el octavo, el Celta, ya a trece de la zona europea. Está en juego, por tanto, no sólo la tranquilidad de acomodarse lejos de la lucha por el descenso, sino la pugna por el tope que ambos equipos pueden lograr, esa octava plaza. Dejando aparte a los siete que luchan por Europa, sólo el Espanyol ha sumado en casa más que los 21 puntos de la Real, repartidos en seis victorias y tres empates. El equipo de Moyes ha logrado siete de los últimos nueve puntos en juego en Anoeta, donde no pierde desde el 0-1 del Rayo de la decimonovena jornada. Y sólo la Real ha sumado menos como visitante como el Espanyol, que apenas tiene ocho puntos lejos de Cornellá-El Prat, con dos empates y dos victorias, aunque esos dos triunfos los logró en sus últimos cuatro encuentros como visitante.

Real y Espanyol se han visto las caras en 66 ocasiones en partido liguero, casi todas en Primera División, 64. El balance en la máxima categoría es muy favorable a la Real, que venció en 41 partidos, empató once y perdió sólo doce. Eso sí, en Anoeta se han jugado 17 partidos y los pericos han vencido en cinco, por nueve triunfos de la Real y tres empates. La mayor goleada realista es el 6-1 que logró en dos ocasiones, en la temporada 1932-1933 con tres goles de Urtizberea y uno de Chivero, Tolete e Insausti, y en la 1943-1944, con dos de Ontoria y Unamuno y uno de Bidegain y Pérez. El triunfo más claro del Espanyol fue el 1-4 de la campaña 1934-1935. El cuadro estadístico lo completa el enfrentamiento en la fase de promoción de la temporada 1954-1955, en la que la Real venció por 2-1 y ambos equipos fueron los dos que permanecieron en Primera de los seis que jugaron ese play off, y el único encuentro en Segunda, el 3-0 de la campaña 1962-1963.

La pasada temporada, la 2013-2014, el Real - Espanyol llegó en la 34ª jornada y supuso la última victoria en casa de la temporada del equipo txuri urdin. Y fue una muy sufrida, puesto que llegó en el descuento. El equipo de Jagoba Arrasate, luchando por una clasificación europea que aún no había certificado por sus malos meses anteriores, hizo una buena primera parte. No obstante, fue el Espanyol el que se adelantó, en su único disparo de la primera mitad entre los tres palos. Córdoba hizo el tanto, aprovechando una precipitada salida de Bravo. La Real consiguió empatar con rapidez. Canales envió un balón al área tras un córner botado en corto y tras rebotar en la espalda de Lanzarote se coló en la portería de Casilla. La Real, no obstante, no pudo mantener las buenas sensaciones en la segunda mitad y el Espanyol enfangó el partido. Y estuvo a punto de lograr el punto que quería, pero Vela, ya en el minuto 91, demostró que es la estrella de la Real. Un control orientado, un toque y un disparo sutil le bastaron para dejar al Espanyol con la miel en los labios y dejar los tres puntos en Anoeta.

martes, marzo 03, 2015

Sólo Necati tardó más en estrenarse como goleador que Finnbogason

Si hay un nombre que personifica mejor que nadie la decepcionante temporada de la Real, ese es el de Alfred Finnbogason. Fichado con la etiqueta de máximo goleador de la liga holandesa, honor que han tenido a lo largo de la historia arietes tan descomunales como Romario, Ronaldo o Van Nistelrooy, es ya uno de los delanteros que con peor pie han aterrizado en el equipo txuri urdin, pase lo que pase en lo que resta de temporada y siga o no en el equipo en la próxima campaña. Tanto es así que desde el extraordinario fichaje de John Aldridge en 1989, sólo hay un delantero extranjero que tardó más tiempo en anotar su primer gol en Liga, Necati Ates, que sólo vistió la camiseta realista una temporada, la 2008-2009 y se tomó nada menos que 29 partidos y 1.229 minutos para ver puerta por primera vez. Aquel gol ante el Celta, por cierto, fue el único que hizo en la Real.

Finnbogason aún no ha igualado los lamentables números de Necati, pero está siguiendo los tristes pasos del turco y, además, prolongando las sensaciones que ya dejó la temporada pasada Haris Seferovic. El islandés suma ya 591 minutos y 18 encuentros de Liga, apenas cuatro de ellos como titular, sin haber conseguido estrenarse en Liga. Sus únicos tantos son los dos que le hizo al Oviedo, un Segunda B, en la primera eliminatoria copera que disputó el equipo esta temporada. Y eso es algo inadmisble, teniendo en cuenta que es el segundo fichaje más caro de la historia de la Real sólo superado por Vela, y por mucho que hoy por hoy el delantero titular del equipo sea Agirretxe. Es obvio que el pobre rendimiento de su fichaje estrella es una de las causas del triste deambular realista esta temporada.

Al hablar de Finnbogason suelen mencionarse los problemas de adaptación como una de las causas de que no se haya estrenado. Incluso Loren, director deportivo de la Real, lo hizo esta misma semana. Pero lo cierto es que sus números superan negativamente y con creces la adaptación de otros atacantes. Finnbogason ya ha empeorado los números de otras grandes decepciones como Andrija Delibasic e Igor Cvitanovic. El primero, en la temporada 2007-2008, la primera en Segunda tras el último descenso, tardó 583 minutos y diez partidos en estrenarse como goleador ante el Gimnastic. El segundo, en la 1997-1998, necesitó de doce presencias sobre el césped y 419 minutos hasta marcar su primer tanto, contra el Compostela. Estos cuatro jugadores mencionados son los únicos que anotaron por primera vez de txuri urdin tras jugar al menos diez encuentros.

En el extremo opuesto al que ocupan Necati y ahora Finnbogason se encuentran dos delanteros que consiguieron estrenarse en su primer partido. Edgaras Jankauskas demostró el acierto de su fichaje en el mercado invernal  de la 1999-2000 y el ya mencionado Seferovic, quién lo diría, está en este grupo histórico al debutar también con gol en la Liga, en el encuentro ante el Getafe de la 2013-2014. Incluso fichajes tan nefastos como los de Germán Herrera o Víctor Bonilla no esperaron tanto para colaborar con un gol. El argentino, fichaje invernal de Miguel Ángel Lotina en la temporada 2006-2007, se estrenó en su séptimo partido, ante el Zaragoza, y el colombiano, el relevo de Kovacevic que le dieron a Bernd Krauss en la 1999-2000, marcó, y por partida doble, en su segundo partido, ante el Atlético de Madrid.

Estos datos se refieren únicamente a los atacantes que llegaron a la Real para jugar como delantero centro. Por ese motivo no se incluyen los números de Carlos Vela que, sorprendentemente, le colocarían entre los peores de la historia reciente de la Real si atendemos al tiempo que tardó en llegar su primer gol. El mexicano tardó diez partidos pero nada menos que 690 minutos de la temporada 2012-2013, más de los que por el momento ha jugado esta campaña Finnbogason, en estrenarse como goleador ante el Betis en el Benito Villamarín. Y Luis García, que aún siendo un 9 puro fue relegado a la banda por Toshack para dejar como punta a Kodro, se fue de la Real sin marcar un solo gol y habiendo disputado 448 minutos en diez partidos. En el otro extremo, Ricardo Sa Pinto, que actuaba también en la banda dejando el puesto más adelantado a Kovacevic, se estrenó en su primer partido de la temporada 1998-1999, ante el Oviedo.

domingo, marzo 01, 2015

VALENCIA 2 - REAL SOCIEDAD 0 La lógica del fútbol

Xabi Prieto, frente a Feghouli.
El Valencia es mejor y está mejor que la Real, con lo que el resultado más previsible en el duelo entre estos dos equipos era la victoria local. Es la lógica del fútbol, la que no entiende de historia, de estadística o de ilusiones. El equipo de David Moyes hizo una primera parte interesante, en la que quiso acercarse a lo que pretende el entrenador escocés, con el problema que siempre supone generar no demasiadas ocasiones de gol, pero con unas constantes claras y reconocibles. Eso fue lo positivo. Pero pesó demasiado el todavía no solucionado problema de la confección de la plantilla, que para esta jornada dejó a Moyes sólo con quince jugadores del primer equipo, y la pegada de un Valencia que, no hay que olvidarlo, tiene mejores números en Mestalla de los que por ejemplo tiene el Barcelona en el Camp Nou. Un par de chispazos y un relativo dominio del partido en la segunda mitad bastaron para que Piatti marcara dos veces en tres minutos y dejara sin reacción a una Real que sigue sin ganar lejos de Anoeta. Mestalla, con todo el embrujo que ha tenido para la Real en los últimos años, no fue el lugar de ese primer triunfo que todavía espera.

Y eso que la primera parte dejó bastantes resquicios para la esperanza y un partido competido, con cierta igualdad incluso admitiendo la leve superioridad valencianista. Sin partes médicos, los onces de la Real se convierten en auténticas quinielas imposibles de acertar, con lo que hubo sorpresas. Zaldua y Chory Castro se quedaron en San Sebastián, lo que llevó a Aritz Elustondo a la titularidad en la lateral derecho y a que la posibilidad de reforzar el centro del campo con un hombre defensivo se convirtiera más que en una opción en el único camino a seguir. Lo llamativo es que Moyes optó por Elustondo en lugar de por Markel, que en pocas semanas ha pasado de imprescindible a ser el cuarto o incluso el quinto jugador en esa zona. Lo demás, lo previsto, con un buen Ansotegi consolidado al lado de Iñigo Martínez, Yuri por delante de De la Bella en las preferencias del técnico escocés y la confianza absoluta en Canales, Xabi Prieto y Agirretxe en este caso por delante de los chavales Hervías y Oyarzun para la línea de tres centrocampistas en la que se incrustó Granero y el islandés Finnbogason como delantero.

Y esta Real le complicó las cosas al Valencia. Más en defensa que en ataque, eso es verdad, pero la puesta en escena del equipo txuri urdin en Mestalla no tuvo nada que ver con la medida que ha dado en otros campos grandes y en muchos de los más pequeños en lo que llevamos de temporada. Sí es cierto que costó muchísimo llegar con peligro a la portería de Alves, y apenas disfrutaron los delanteros realistas de un par de llegadas de cierta claridad, pero supo maniatar al Valencia, cuyas prestaciones ofensivas quedaron reducidas hasta el punto de que Rulli sólo tuvo que intervenir una vez en los primeros quince minutos. Y eso que el partido se disputó a un ritmo muy intenso que en principio debía favorecer al Valencia, y que la absurda tarjeta con la que se cargó Elustondo hizo que el Valencia dispusiera de más facilidades en el tramo central del primer acto. Pero los de Nuno tardaron un cuarto de hora en tener una llegada de peligro, un disparo cruzado de Feghouli. Para entonces, la Real también había avisado. Agirretxe se adelantó a Mustafi dentro del área, pero Alves consiguió adelantarse al delantero realista en su salida, sin que llegara a haber remate.

Con el paso de los minutos, el partido se fue acercando a lo que cabía esperar de él. Un Valencia dominante y que buscaba la bandas tenía enfrente a una Real que intentaba sacar el balón jugado y que buscaba poblar el centro, dejando espacio para las subidas de los laterales. Ahí llegó el primer problema ofensivo de la Real, y es que ni Yuri ni Aritz tuvieron protagonismo en ataque porque bastantes problemas tuvieron atrás. En el caso del lateral diestra cargando además con una injusta tarjeta amarilla con la que supo manejarse relativamente bien durante ochenta minutos. Sin apoyo en las bandas, con un Canales al que no parecía salirle nada y un Xabi Prieto de nuevo apagado, pocas opciones había de que Agirretxe tuviera ocasiones de prolongar su racha goleadora. Cuando peor lo pasó la Real fue en el tramo intermedio de la primera mitad cuando el Valencia acumuló varios córners consecutivos y dos claras ocasiones. En la primera, Rulli metió una buena mano para responder al cabezazo de Mustafi y en el córner siguiente Otamendi mandó el balón arriba cuando lo tenía todo a favor para marcar, en una jugada en la que probablemente se debió pitar fuera de juego.

La Real, que insistía en sacar el balón jugado, sólo replicó con una buena jugada de Granero que culminó Xabi Prieto con un disparo cruzado que Mustafi repelió, evitando que el equipo txuri urdin se pusiera por delante en el marcador. El problema es que esa fue, en realidad, la única opción real que tuvo el equipo de Moyes en todo el partido. Al no convertirla, el premio máximo al que se aspiraba era al 0-0 inicial, premio que no se pudo mantener. Y eso que tras el descanso, en el que Hervías sustituyó a Canales, la Real salió con ganas de prolongar su buena estadística reciente en Valencia. El riojano volvió a aportar la electricidad que le falta en ataque a la Real, y a los dos minutos ya probó suerte con un disparo de volea tras un centro de Aritz Elustondo que se marchó arriba. Pero el equipo no estuvo tan firme en defensa en esta segunda mitad como lo estuvo en la primera y sólo mantuvo su fortaleza a balón parado, lo que ya es una novedad y seguramente una consecuencia de lo mal que se trabajaron esas jugadas ante el Sevilla. Así, el partido se marchó en apenas tres minutos los que separaron los dos goles de Piatti y en jugadas que parecieron evitables.

El primer tanto nace de un error de Pardo, que intentando adelantarse a Parejo al recibir un saque de banda en el lateral del área le dejó el espacio hacia la portería, lo que le permitió meter un pase sin oposición que Piatti remató, haciendo que el balón rebotara en Ansotegi y despistara a Rulli, que no pudo más que mirar como el esférico entraba mansamente en su portería. Casi en la siguiente jugada de ataque, Feghouli superó con demasiada facilidad a Yuri en la carrera por la banda y su buen pase lo volvió a rematar Piatti, sin que la cobertura de Iñigo impidiera ese centro o sin que Ansotegi viera la facilidad con la que el bigoleador valencianista entraba en el área pequeña. La fragilidad defensiva de la Real, esa que casi siempre parece mitigada desde la llegada de Moyes, se manifestó en ese breve intervalo de tiempo y sirvió para decidir el encuentro, toda vez que en Mestalla se recuperó también la inacción ofensiva que tanto se temía con la ausencia de Vela. Agirretxe apenas pudo cazar balones e incluso estuvo lento a la hora de interpretar algunos pases que no tenían mala pinta, dejando su racha anotadora en tres jornadas consecutivas.

Dio la impresión de que tanto la Real como el Valencia asumieron que el partido había acabado con el 2-0. Pardo probó fortuna desde la frontal del área con un disparo que recordó mucho al gol que consiguió la temporada pasada, pero esta vez el balón se fue fuera. Hervías parecía el único realista verdaderamente enchufado a un intento de remontada. Moyes, en cambio, entendió las sensaciones que transmitía el equipo y casi se preocupó más de que la Real no saliera de Mestalla con una goleada mayor que de buscar una reacción heroica. Su segundo cambio fue colocar a De la Bella por Elustondo. Así impedía que el centrocampista, en una actuación de nuevo bastante intrascendente, viera una segunda tarjeta amarilla y reforzaba defensivamente la banda izquierda para que Feghouli no hiciera la herida aún más grande. Pero aunque fuera por simple inercia siempre estuvo más cerca el 3-0 que el 2-1 que incitara a pensar en la posibilidad de puntuar en Mestalla. Rodrigo, ya en el campo, tuvo la ocasión más clara, pero libre de marca y con la defensa realista descolocada, cruzó demasiado el balón en su disparo.

Con su tercer cambio, Moyes quiso dar minutos a Finnbogason en busca de ese primer gol que no llega. Pero si el propio técnico lamentaba en la rueda de prensa anterior al partido que no se le estén poniendo buenos balones que hagan aflorar esas condiciones de delantero que aún no hemos visto, en Mestalla se confirmó que algo de eso también se une a la visible incapacidad del islandés. Al menos Finnbogason dejó sobre el césped del estadio valencianista una buena combinación con Xabi Prieto que la defensa envió a córner, mínimo mensaje de que algo tiene que saber hacer para hacer sido el máximo goleador de la liga holandesa. Eso, en todo caso, no bastó para inquietar a Alves, que puede afirmar con poco margen de error que la Real ha sido el equipo que menos quebraderos de cabeza le ha provocado en lo que llevamos de temporada. Ganar fuera de casa es completamente imposible si apenas se llega a probar al delantero rival, y ese fue el gran mal de la Real en Mestalla.

Sigue siendo absolutamente impresentable que la Real no haya conseguido ganar en ninguno de los doce partidos de Liga que ha jugado lejos de Anoeta. El hecho de que el Valencia sea superior y esté en un momento de forma incomparable al del equipo realista no puede ser excusa, porque antes de esta ligeramente honrosa derrota han llegado otros partidos mucho más decepcionantes. Es verdad que Mestalla parecía el peor escenario para lograr ese primer triunfo, porque ningún equipo de la Liga supera los números del Valencia como local (sólo el Madrid está en condiciones de hacerlo cuando iguale los trece partidos que ya han jugado en su feudo los de Nuno), pero sigue necesario hacer más. La pequeña satisfacción que puede dejar el partido es que las constantes que quiere implantar Moyes en el equipo se ven cada vez con más nitidez. Eso sí, no llega a los 90 minutos, y menos para plantar cara a un equipo tan contundente esta temporada como el Valencia. El consuelo es pírrico, pero al menos el colchón que hay sobre el descenso permitía asumir esta derrota, tan lógica a priori como inevitable por el escaso peligro que generó la Real.