domingo, septiembre 20, 2015

REAL SOCIEDAD 2 - ESPANYOL 3 Un injusto mazazo

La expulsión de Rulli que cambió el encuentro.
Qué mal cuerpo dejan las derrotas como la que cosechó la Real contra el Espanyol. Malo porque, en realidad, el equipo txuri urdin no mereció irse de vacío. Su arranque fue bueno y le valió para ponerse por delante, no concedió apenas ocasiones de gol a su rival, se sobrepuso al mazazo doble de ver a Rulli expulsado tras cometer un penalti que supuso el 1-1 e incluso tuvo arrestos para igualar el posterior 1-2 en un notable arranque de raza. Y mereció ganar un partido en el que el conjunto barcelonés encontró un excesivo precio a su escasez de valentía, porque los visitantes convirtieron prácticamente cada disparo entre los tres palos y jamás crearon más peligro del mínimo exigible a un equipo que jugó contra diez. La mejor forma de explicar este resultado es pensar que, con lo hizo, la Real le hubiera ganado al Betis hace una semana. Hubiera sido injusto, como lo ha sido el mazazo que se lleva el conjunto txuri urdin tras el 2-3 definitivo encajado sobre la bocina.

En contra de lo previsto, Moyes optó por una pequeña gran revolución en el once, que pone por primera vez sobre la mesa en esta temporada la necesidad de contar con la plantilla amplia por la que siempre suspiró. La columna vertebral del equipo no fue ante el Espanyol la que formaba su primer once titular. Iñigo Martínez faltaba por lesión, pero el técnico escocés decidió suplir a Pardo por Granero, a Xabi Prieto por Canales y a Jonathas por Agirretxe. Nada mal la forma en la que el entrenador encaró el partido, consciente, por mucho que dijera en la víspera, de que su equipo no estaba carburando y de que había que hacer algo diferente para reactivar al equipo. Y el plan funcionó de salida. No es que la Real hiciera un partidazo, pero la fluidez en su juego no tuvo nada que ver con la mostrada en las tres primeras jornadas de Liga, y cada vez que conectaba cuatro o cinco pases seguidos sí parecía el equipo que se busca desde el banquillo.

El gran problema, no obstante, sigue siendo el mismo, generar ocasiones de gol. En los primeros 45 minutos no hubo más que dos. La primera la protagonizó Vela a los diez minutos tras un gran pase de Canales desde la izquierda. A los 20 llegó el 1-0, el ansiado primer gol de la temporada. Y probablemente sorprenderá a pocos que su autor fuera Agirretxe. En los pocos minutos de los que disfrutó en el Benito Villamarín, los primeros de la temporada, ya se mostró como el jugador más entonado de la zona atacante del equipo, y su gol de oportunista, encontrando un muy buen pase de De la Bella. El lateral se sumó con una espléndida primera mitad a lo mejor de la Real, que estuvo precisamente en los jugadores que introdujo Moyes en el once. Canales estuvo activo y acertado, Granero ayudó bastante a Illarramendi y Agirretxe aportó muchas más cosas que el gol.

La primera media hora fue de claro color txuri urdin, e incluso por momentos se vio buen fútbol. El partido iba en la dirección correcta. Pero con el 1-0 la Real bajó el pistón. Nada excesivamente grave, y el Espanyol no pareció ser consciente de que los de Moyes le habían abierto algún camino para buscar el empate. Rulli mandó a córner en el minuto 36 un disparo de Víctor Álvarez que fue la única ocasión de gol de los espanyolistas, y no fue una demasiado clara tampoco. Pero en el minuto 42 el partido cambió por completo. Un balón en profundidad que sorprendió a la defensa realista lo cazó Asensio, que regateó a Rulli el guardameta argentino cometió un claro penalti, provocado probablemente por estar demasiado metido entre sus palos con su defensa tan adelantada. La roja que le mostró Pérez Montero, que antes ya perdonó al Espanyol esas tarjetas de los primeros minutos que a la Real rara vez se le perdonan, es algo más discutible pero tampoco descabellada.

La ovación con la que se marchó Rulli recordó a la que escuchó Bravo cuando cometió aquel penalti contra el Elche en la temporada del ascenso. A pesar de su error, el argentino tuvo que salir con esa pequeña satisfacción. Oier debutó con la camiseta txuri urdin sin poder detener el penalti y Gerard Moreno puso el empate en el marcador. Para que su portero suplente debutara, Moyes sacrificó a Bruna, con mucha diferencia el más flojo de los hombres ofensivos de la Real, aún dejando abierto el debate sobre Vela que el propio mexicano abrió desde la sala de prensa entre semana y que le costó los silbidos de Anoeta en varios momentos del encuentro, sobre todo cuando acabó sustituido después de otro pobre encuentro. La Real se encomendó precisamente a su estrella y esta le falló. Claramente. Él sabrá las causas, pero es obvio que Vela lleva demasiado tiempo sin ser Vela. Es difícil saber si esto son secuelas de lesiones, de no hacer pretemporadas, de su deseo de irse, de actitud o una mezcla de todo, pero o reacciona ya o su final en la Real no va a ser demasiado agradable.

Con todo, la Real tuvo una muy buena reacción a su inferioridad numérica. Todo lo que hizo mal hace sólo una semana en el Benito Villamarín con un jugador menos, en Anoeta ante el Espanyol lo hizo razonablemente bien. En el arranque de la segunda mitad no se notó que el conjunto visitante tenía esa superioridad numérica. Incluso las dos mejores ocasiones de esos minutos tuvieron color txuri urdin, primero un cabezazo mal conectado por Agirretxe a un buen pase de Vela, el único decente que tocó en todo el encuentro, y después un gran disparo de Illarramendi al rechace de un córner que Pau López envió a córner. Poco a poco el Espanyol se hizo con el dominio del balón, pero nunca pareció que tuviera el mismo control sobre el encuentro. Es verdad que llegaba al área de Oier, pero este apenas tuvo que intervenir.

Aún así, la suerte sonrió al Espanyol mucho más de lo que lo estaba mereciendo. En forma de golazo, todo es cierto, con un formidable testarazo de Enzo Roco que se adelantó con mucha suficiencia a Illarramendi para poner el 1-2 en el marcador. Moyes, consciente de que perder por más goles no iba a agravar la herida, puso sobre el campo a todo el arsenal ofensivo que le quedaba, Chory Castro y Jonathas. Es verdad que sus sustituciones no fueron una apuesta arriesgadamente suicida, porque salieron del campo Vela y Agirretxe, pero quizá la mordiente del Espanyol invitaba a hacer algo más osado. No era una decisión fácil, en todo caso. Y no se puede negar que la apuesta salió bien. Jonathas hizo el 2-2 tras recoger en el corazón del área un balón que había puesto Chory Castro desde la izquierda. Y en es emomento, Anoeta pensó en la remontada. Con diez jugadores. Eso quiere decir algo, y ojalá el equipo acabe entendiendo ese mensaje de una afición que casi siempre se pone en lo peor casi por sistema.

Pero a perro flaco todo son pulgas y la alegría de la Real fue tristemente efímera. Si Jonathas había hecho el empate en el minuto 87, el Espanyol logró el 2-3 en el 90. Y lo hizo de la forma más triste para un equipo en inferioridad numérica, en una jugada de estrategia, donde precisamente las fuerzas se igualan. Qué mal defiende la Real los córners. Rematadamente mal. El envío desde la esquina encontró una peinada en el primer palo y un rematador absolutamente desmarcado en el segundo. Ningún defensa ni tampoco Oier olieron nada de la jugada hasta que el remate de Hernán Pérez estaba ya dentro de la portería realista para llevarse el punto que, como mínimo, habría merecido el sudor de la Real en el encuentro. No fue una derrota justa, pero fue una derrota que tuvo algunas causas claramente identificables y que deja muchas conclusiones interesantes.

Sea como fuere, la Real sigue sin ganar después de cuatro jornadas de Liga. Al menos ya ha marcado, y además lo han hecho sus dos delanteros, lo cual es un refuerzo interesante. Pero la fortaleza defensiva ha saltado por los aires. Obviamente, Iñigo es un baluarte evidente de este equipo, pero encajar tres goles de un equipo que ha hecho tan poca cosa como el Espanyol es algo para analizar, incluso a pesar de la inferioridad numérica en que Rulli dejó al equipo. Y quizá lo más importante es que la Real sí encontró ante el Espanyol, aunque sólo fuera durante media hora, un camino que sí le puede hacer ganar partido, esa idea que faltaba y de la que hablaba Zurutuza, que de nuevo se volvió a quedar en la grada. Lo preocupante es que ni siquiera eso sirvió para que la Real ganar. Dos puntos de cuatro en un arranque de Liga que no parecía exigente es preocupante, se mire como se mire. Si esto era una victoria o preocupación, es obvio que, a pesar de las circunstancias, las urgencias ya están aquí.

1 comentario:

Antonio R. dijo...

Segundo partido que veo de la Real este año y más preocupado que antes porque este equipo tiene muy mala pinta. Sí, hablábamos de que Moyes lo iría reconstruyendo y amoldándolo a su estilo pero cuánto tiempo se cree que tiene. No hay excusa. Hasta ahora no nos hemos enfrentado a nadie. Teniamos un comienzo de temporada de chiste y ... 2 puntos. Algo huele a podrido en Escocia...

De todas formas, no es sólo su culpa. El Equipo ha tenido sus momentos en el partido, pero al primer obstáculo importante--la expulsión de Rulli--se ha venido abajo contra un equipo de lo más normalito. Esperaremos al Barca y a los grandes en Anoeta que es cuando, parece, que este equipo se motiva.

La defensa justita. Echamos de menos a Zaldúa e Iñigo veremos en que forma está. Illarra continúa con la intrascendencia que se ha traído del Madrid. Lo intenta pero eso no es suficiente. Granero ni me enteré que jugó y junto a Canales o se parecen a los jugadores que prometían o la Real lo pasará muy mal. Bruma me parece el típico jugador de color todo fuerza pero pasado de rosca y Oier no hizo su mejor partido.

Para lo último, dejo a Vela. El estandarte de la Real, y que evidentemente no está y no se si se le espera. Si esta Real quiere hacer cosas en esta Liga, necesita a Vela. No sé que le pasa. Podría empezar por hacer las pretemporadas, pero el caso es que si no está, mejor que se marche lo antes posible pues es estar jugando con uno menos.