sábado, marzo 19, 2016

REAL SOCIEDAD 0 - LAS PALMAS 1 La Real está muerta

Elustondo, de lo poco mínimamente salvable.
Ya no hay ninguna duda, la Real está muerta. Las Palmas, ganando 0-1 en Anoeta, ha terminado de matarla. Y como Eusebio no consiga insuflarle siquiera un aliento de vida, y más bien pronto, todavía acabará esta lamentable temporada sufriendo para mantener la categoría. La Real está muerta porque no reacciona ante nada. No por falta de esfuerzo, sino porque no encuentra la manera de responder a ninguna de las situaciones a las que tiene que hacer frente en los partidos. ¿Equipo cerrado? Sufre. ¿Equipo abierto? Lo mismo. ¿Marcador en contra? Ya podemos ponernos a rezar. ¿Actuación arbitral dañina? Ni pizca de carácter siquiera para sembrar la duda. Y sí, la Real lo intenta, se deja la vida, corre hasta la extenuación. Pero no puede. Igual es que no sabe, porque ya son demasiados partidos en los que esto sucede. Y si no sabe, es que urge cambiar algo. O todo. Porque si en una temporada no se es capaz de ganar un partido de cuatro a Las Palmas, es que la Real está en estado de ruina.

Eusebio sacó el once más fácil, el más factible, el de más nivel, pero en el que no se pasa factura a la paupérrima temporada de muchos de sus futbolistas. Ni una sola sorpresa en el once. Diego Reyes por delante de Mikel González. Illarra y Pardo manejando el juego del equipo. Oyarzabal siendo ya insustituible. Y Vela completamente perdonado después de su salida nocturna en Madrid. El mensaje, claro: los pesos pesados tenían que ser los que lograran la victoria que diera la necesaria tranquilidad clasificatoria. La salida de la Real, a pesar de la frialdad de la tarde donostiarra, fue positiva. Nada para tirar cohetes, pero Las Palmas perdía el balón sin llegar a la línea del centro del campo porque la presión era intensa, y eso permitió las primeras opciones de gol. Primero probó suerte Illarramendi con una falta directa, en inmejorable posición, pero lanzó el balón arriba. Y después fue Pardo, también desde la frontal pero en juego, con un disparo que atrapó Javi Varas sin moverse del sitio.

No tardó en convertirse Mateu Lahoz en el primer gran protagonista del partido. Primero volvió a recordar lo mucho que le cuesta pitar faltas a favor del equipo de casa, algo que no es nada nuevo en partidos de la Real. Después hubo una jugada, un centro desde la banda derecha, en la que se pidieron dos penalti consecutivos, primero a Jonathas y después a Yuri, y los dos pudieron ser penas máximas bastante señalables, sobre todo la primera. A renglón seguido, el colegiado no tuvo ninguna duda en señalar penalti en el área contraria, y esta vez acertando, ante la enésima temeridad de Iñigo Martínez, mostrando de nuevo de forma evidente la razón por la cual no es un fijo en las convocatorias de la selección española y quién sabe si las reticencias de la Real a darle el contrato que sus condiciones merecerían. Su zancadilla a Aythami fue clarísima e innecesaria. Pero Jonathan Viera telegrafíó su disparo de tal manera que Rulli despejó el penalti con seguridad.

Disponer del penalti, a pesar de desperdiciarlo, sí desperezó a Las Palmas, algo a lo que también contribuyeron algunos errores de la Real. Un mal pase de Yuri, bastante impreciso en el encuentro, le costó la amarilla a Illarramendi por un claro agarrón. La respuesta realista fue un cabezazo de Vela, que arrancó metido en el partido para ir diluyéndose sin remedio y que no tardó en provocar la amarilla para Garrido, que Varas atrapó sin muchos problemas. El peligro de la Real se alternaba en las dos bandas, pero la derecha, con Xabi Prieto allí volcado, cobraba ventaja gracias a los balones que metían tanto Elustondo como Vela. El mexicano, de hecho, puso un balón de oro a Jonathas, que pifió el remate, a pesar de estar libre de marca, en la enésima demostración de que su nivel está siendo demasiado pobre para la inversión económica que ha hecho el club y la confianza que ha deposito en él Eusebio tras la lesión de Agirretxe y tras su efímera buena racha goleadora.

Aunque Las Palmas no conseguía generar ocasiones claras de gol, el partido estaba mucho más abierto de lo que le interesaba a la Real y sobrepasando el ecuador de la primera mitad se podía dar por equilibrado. A excepción de cuando Oyarzabal entraba en juego y ponía algo de luz, a los realistas les costaba mucho todo, atacar y defender. Para muestra, otra de Jonathas, que tras una salida defectuosa de Javi Varas lo único que pudo hacer fue apoyarse en su marcador y echar el balón hacia atrás. Y para seguir con el espectáculo dantesco en el que poco a poco se iba convirtiendo el partido, Mateu Lahoz decidió volver a convertirse en el protagonista. Lo que nunca debe de ser un árbitro. El colegiado señaló un libre indirecto dentro del área, por un juego peligroso cometido por Iñigo Martínez. ¿Lo era? Sí. ¿Se pita? Nunca. Y para colmo, Mateu dio validez al gol cuando el libre indirecto no fue tal, el balón no pareció moverse con el primer toque antes de que disparara William José, y si lo hizo fue mínimamente. Mateu no dudó, claro.

En todo caso, para complementar el show del colegiado, que tampoco es sorprendente a pesar de la buena fama que sigue teniendo, la Real también aportó el suyo. El balón entró llorando, después de que nadie de la barrera colocada sobre la línea de gol emprendiera siquiera una mínima carrera para obstaculizar el disparo. Como si nadie quisiera evitar el gol. El 0-1 provocó el incendio que se esperaba ante la increíblemente triste temprorada de la Real. Hasta los primeros silbidos de la grada, que se hicieron más palpables cuando el equipo enfiló el túnel de vestuarios para el descanso, denotaban la apatía que merece este decepcionante equipo que, con muy pocas excepciones, no se está ganando el derecho a seguir vistiendo esta camiseta. Y Las Palmas olió la sangre y estuvo cerca de marcar el segundo en varias ocasiones, la más clara ya en el descuento a cargo de El Zhar, que se topó con el cuerpo de Rulli. Para colmo, la Real tenía que dar gracias por marcharse al descanso perdiendo sólo por un gol, y ese agradecimiento se lo tenía que dar a su guardameta, muy seguro ante Las Palmas.

La debacle en la que se estaba convirtiendo el partido sí pareció espolear a la Real en el segundo tiempo, con un Pardo dominante, pero que también fue desapareciendo, como el equipo en su conjunto. En todo caso, en esos minutos el balón rondó el área de Las Pal mas y en sólo cinco minutos el equipo realista generó dos clarísimas ocasiones de gol, una a placer que Jonathas de nuevo volvió a tirar fuera incomprensiblemente (por si acaso, y aunque estaba en línea con el balón, el asistente de Mateu señaló fuera de juego), y después una maravillosa rosca de Oyarzabal que encontró el paradón de Javi Varas. A pesar del justificado enfado de la afición, ese poquito bastó para que se enchufara al encuentro, una lección que el equipo no suele aprender, que va a estar a los suyos de su lado a poco que les ofrezca. Y quien ofrece en esta Real es Oyarzabal, a quien los jugadores de Las Palmas no paraban de frenar en falta y eso, al menos, permitía una acumulación de tarjetas que, cómo no, no se aprovechó. Como las jugadas de estrategia, otro enorme lunar para el equipo de Eusebio.

El partido entró en una situación muy similar a la que ya se vivió en Vigo. A remolque en el marcador y presionando al rival en el área. Pero, claro, esa situación hace que cada salida de Las Palmas se convirtiera en peligro asegurado, por mucho que el equipo canario no supiera cerrar el partido a pesar de las evidentes facilidades que fue dando la Real con el paso de los minutos. Así, al cuarto de hora, Tana probó suerte desde la frontal y volvió a toparse con la espléndida parada de Rulli, con diferencia el mejor realista del partido. Tras esa jugada, Eusebio movió ficha con lo poquito que tenía en el banquillo y quizá lamentando su frase de la víspera, esa en la que dijo manejar otras alternativas a la convocatoria de Bautista. Zurutuza entró en el campo por un Xabi Prieto desaparecido una semana más y que escuchó algunos silbidos. Pero la Real seguía sin reaccionar en serio, e incluso fue Las Palmas quien más cerca estuvo del gol, en una contra que Illarra supo resolver cuando la situación parecía realmente peligrosa.

Zurutuza dinamizó la línea de ataque y empezó a meter buenos balones. Y cuando fue él quien se internó en el área y fue derribado por David García, Mateu Lahoz decidió que lo de pitar penaltis para los dos equipos no iba con él. Tan malo es, que regaló un córner que en ningún caso se había producido. Pero la Real había colocado el partido en un todo o nada. Sin apenas defensas, cada balón despejado por Las Palmas tenía opciones de convertirse en un contraataque que acabara siendo el 0-2. En una de esas jugadas, Elustondo tuvo que hacer una falta clara y vio la amarilla. Y, en realidad, los realistas no eran capaces de transformar su desesperación en peligro, porque los llamados a marcar diferencias, Vela y Jonathas, desparecieron. Sin opciones de ataque, y de eso sólo tiene la culpa él cuando hay un filial para solventar estas situaciones, las decisiones de Eusebio en el partido no eran más que colocar hombres de refresco, sin cambio táctico alguno. Primero metió a Carlos Martínez por Elustondo y después a Granero por Pardo.

Pero la Real se pasó tantos minutos sin generar ocasiones claras de gol que dio la impresión de que Las Palmas estaba haciendo lo que quería. Muchos centros a ninguna parte, muchos balones metidos sin que ningún realista los entendiera, Granero generó estupefacción con alguno de ellos, y el último remate de Jonathas, forzado pero sin conseguir siquiera que el balón saliera dirigido hacia la portería de Javi Varas fue el perfecto resumen de otro partido más en el que la Real ofreció una imagen deplorable. Dado que el empate parecía absolutamente imposible, lo que resulta increíble en esos minutos es que no llegara el 0-2. Lo tuvo Dani Cstellano, pero su remate para coronar la enésima contra de Las Palmas fue horrible. El final del partido, de los más tristes que se recuerdan porque no hubo ni la más mínima opción de empatar.

La pitada con la que Anoeta despidió a su equipo fue merecidísima. La Real, sí, está muerta. No está enterrada porque el nivel de la Liga es lamentable, y, con todo, el colchón sobre el descenso sigue siendo amplísimo, de ocho puntos. Pero eso es lo único que puede celebrar la Real, que hay demasiados equipos de un nivel lamentable o que no se han dado cuenta, como Las Palmas, que está dos puntos por debajo, que son mucho mejores que la Real. Cuatro partidos ante los canarios. Ni una victoria. Eliminados de la Copa. Un entrenador cesado por el desastre que se vivió en las islas. Y ahora una derrota demoledora. La Real suma cinco jornadas sin ganar, dos puntos de quince posibles. En esta situación, casi parece una burla hacia los aficionados que aquellas cuatro victorias seguidas, ya olvidadas, pudieran hacer pensar en Europa. Este equipo no lo merece. Como la afición no merece este equipo. Y ojo, que en el calendario vienen curvas y la Real no está salvada.

viernes, marzo 18, 2016

PREVIA Real Sociedad - Las Palmas. El termómetro de la desilusión

Así hizo Labaka el 2-2 de la última visita de Las Palmas, en 2010.
Cuando en verano se formó la plantilla más cara de la historia de la Real Sociedad, seguro que en los altos estamentos del club no veían posible que la jornada 30 (sábado, 18.15 horas, Anoeta, Canal + Liga) fuera un termómetro de la desilusión txuri urdin. Pero eso es exactamente lo que es, ya que el equipo realista está en tierra de nadie, sin opciones europeas y con la salvación prácticamente certificada a poco que gane uno o dos partidos más, con una plantilla que no ha dado la talla y con el único objetivo ya de demostrar que hay alguna razón para volver a confiar en parte de este grupo para que lidere un nuevo proyecto ilusionante la próxima temporada. Eso lo tendrá que hacer en todos los partidos que le restan a esta triste Liga, empezando por el de Las Palmas, el rival maldito de esta temporada, causante del cese de David Moyes hace ya una vuelta y artífice de la eliminación copera ya con Eusebio Sacristán a los mandos del equipo.

La gran noticia de la semana está en los regresos de Zurutuza y de Carlos Martínez, y en que la enfermería realista se está quedando casi vacía, hasta el punto de que la única noticia preocupante sigue siendo la muy prolongada ausencia de Agirretxe, después de haber vuelto efímera y precipitadamente tras la lesión que sufrió en el Santiago Bernabéu en el último partido del año pasado. Junto a él, están fuera Raúl Navas, que no hay que olvidar que aún todavía no ha debutado con la Real, y Canales, que no jugará más en esta temporada. Entrando los dos potrillos ya habituales e inamovibles de la convocatoria, los que se quedan fuera por decisión técnica son Zaldua, De la Bella y, la más sorprendente de todas, la de Bruma, un jugador cuya estrella parece estar apagándose en el equipo txuri urdin, y cuya exclusión vuelve a reducir las opciones ofensivas de Eusebio en el banquillo.

Rulli, obviamente, estará bajo palos. Lo normal es que la defensa la formen Elustondo y Yuri como laterales, e Iñigo Martínez y Reyes como centrales. Sería muy sorprendente que Illarramendi y Pardo no formaran en el centro del campo, y, a la espera de alguna sorpresa, es desde la tercera plaza de la línea media donde comienzan las dudas. Si Eusebio sigue el patrón habitual, Xabi Prieto cerraría esa terna, pero no se puede descartar el regreso de Zurutuza. Si Vela es titular, como parece a tenor de las declaraciones del técnico, lo sería junto a Oyarzabal y Jonathas, pero si el mexicano sigue empezando como suplente, sería el capitán quien jugara en la banda. En el banquillo quedarían Olazabal como guardameta suplente, Carlos Martínez, Mikel González, Héctor, Markel y Granero. Si cabe esperar alguna sorpresa es porque con ese once lo más ofensivo que quedaría en el banquillo sería Héctor.

Con su racha de cuatro jornadas sin ganar, la Real vuelve a estar más cerca de la zona de descenso, a ocho puntos, que de la europea, a diez de la séptima plaza y a doce de la sexta. Las Palmas, que ha enderezado el rumbo con Quique Setién al frente, está en la decimoquinta posición y tiene un colchón de tres puntos sobre los tres últimos. Tras cuatro victorias consecutivas, la Real suma otras cuatro jornadas sin ganar, con dos empates a uno consecutivos en Anoeta y dos derrotas fuera que han alejado a los de Eusebio de la lucha por Europa. Los realistas suman cinco victorias en Anoeta en los 14 partidos que ya han jugado, pero suman un mes sin vencer en su estadio, desde el 3-0 al Granada. El Real Madrid frenó una racha de tres victorias consecutivas de Las Palmas, pero hay un registro histórico importante en juego, y es que el equipo canario nunca ha ganado tres veces seguidas como visitante en Primera, algo que lograría si triunfa en Anoeta. Estos, de hecho, son los dos únicos partidos que ha ganado fuera.

La historia depara pocos rivales más propicios para la Real en su estadio que Las Palmas. 31 veces ha visitado Donostia y sólo ha logrado una victoria y seis empates. En Primera se han cruzado en 28 ocasiones, con 22 victorias de la Real, cinco empates y el mencionado triunfo visitante, que se produjo por 0-1 en la temporada 1967-1968. La mayor goleada txuri urdin, un 6-0, se repitió en dos ocasiones, en las campañas 1959-1960 (dos goles de Paz y uno de Gallastegui, Rivera, Echarri y Gordejuela) y 1985-1986 (dos de Bakero y uno de Uralde, López Ufarte, Zamora y López Rekarte). A pesar de que Las Palmas lleva veinte partidos sin ganar en Anoeta, 23 si sumamos los datos de Segunda (dos victorias para la Real y un empate), sus dos últimas visitas en Primera y la última en la categoría de plata acabaron en empate.

El último duelo en Primera, el de la temporada 2001-2002, tuvo un sabor muy amargo para Las Palmas, ya que con el 1-1 que se registró en aquella última jornada de Liga el equipo canario se marchó a Segunda. Jorge adelantó a los canarios de penalti a los 20 minutos, pero cuando los resultados de otros campos condenaban a Las Palmas al descenso Kovacevic pudo empatar en el minuto 77. La última visita de este rival a Anoeta se produjo en Segunda, en la temporada 2009-2010, y el resultado también fue de empate, aunque a dos goles, en un disputadísimo partido bajo la lluvia que pudo acabar de cualquier manera. Todos los goles, en la segunda parte. Se adelantó la Real por medio de Carlos Bueno, pero Las Palmas le dio la vuelta al partido en tres minutos con sus dos primeras llegadas, con goles de Rondón y Darino. Y pudo hacer el 1-3, que Carlos Martínez salvó bajo palos justo antes de que Labaka lograra un punto de orgullo haciendo el 2-2 en el minuto 89.

sábado, marzo 12, 2016

CELTA 1 - REAL SOCIEDAD 0 Otra temporada desperdiciada

Illarra, en el partido de Balaídos.
Se acabó. Otra temporada a la basura, otra Liga desperdiciada, otra Real con aspiraciones, y esta vez además con una importante inversión económica de por medio, que se queda en tierra de nadie, Y cuando son ya tres consecutivas, igual hay que pensar que el problema es de calado. La Real perdió en Balaídos ante un Celta bastante escaso, que marcó un gol al cuarto de hora y con eso le bastó para aguantar a una Real primero desastrosa y después impotente. Ni sin Vela ni con él. Se acabó la temporada, porque la séptima plaza estará al final de esta jornada a una distancia que hay que considerar como imposible, a un mínimo de nueve puntos y a un máximo de diez, ya más lejos que las posiciones de descenso que tampoco serán un problema en cuanto el equipo de Eusebio vuelva a ganar algún partido, después de acumular ya cuatro sin vencer. La tristeza se ha instalado en el equipo txuri urdin y ya sólo queda languidecer otros dos meses más para llegar a las vacaciones.

Puede que esto también sea consciencia de lo poco en serio que se toma a sí misma la Real. Una hora antes del partido, y al mismo tiempo que se confirmó que Reyes estaría en el centro del campo, Elustondo en el centro de la defensa y Zaldua en el lateral diestro, Eusebio desveló la gran incógnita: Vela comenzaba el encuentro en el banquillo. Antes de que el balón echara a rodar, resultaba difícil evaluar la idoneidad de la decisión, puesto que si el castigo estaba levantado es casi imposible de entender la suplencia del teórico mejor realista, como fue imposible entenderla en el Vicente Calderón pero con el añadido de que la Real llegó a Balaídos con la necesidad de ganar para no quemar la última bala europea ante un equipo que sería rival directo en esa pelea. Y si la Real de verdad creía en esa posibilidad, que parece que no, su puesta en escena en el campo del Celta sólo puede calificarse de mediocre. Si esto era una final, nadie en la Real pareció darse por enterado.

No hay más que ver cuál fue el primer disparo de la Real, un lanzamiento desviadísimo de Illarramendi que llegó en el minuto 43 de la primera mitad. Antes de eso, Sergio apenas tuvo que levantar los brazos para cazar un centro chut de Pardo, ese fue todo su trabajo en una primera mitad lamentable del equipo de Eusebio, que siempre estuvo a merced de un Celta que ni siquiera tuvo que hacer nada del otro mundo para imponerse al equipo txuri urdin. Con llevar el balón a zonas cercanas al área de Rulli, la Real temblaba. Temblaba por el centro, donde Reyes no era capaz de anticiparse, temblaba por las bandas, donde sobre todo Zaldua pero también Yuri sufrían bastante. Temblaba hasta en la portería, porque Rulli estuvo a punto de patear muy tarde ante la presión celtiña. Y temblaba incluso en la salida desde el campo del Celta, porque tanto Illarramendi como Pardo parecían tener orden de presionar muy arriba y, una vez superados, se quedaban sin presencia activa en el partido. Coronando eso con un nuevamente desafortunadísimo Jonathas, el desastre era total.

Sólo hay una pequeña salvedad a ese desastre, y es el entusiasmo de Oyarzabal, el único que intentó alguna cosa razonable por mucho que esta no fuera su tarde. El resto, muy por debajo del nivel que se esperaba de ellos, con menciones de honor para el capitán, Xabi Prieto, incapaz de regatear a nadie o de que uno de sus centros llega a zona de remate, y para un Jonathas que no aporta absolutamente nada al juego del equipo y que sin goles se muestra como un jugador limitadósimo, Así, perder por la mínima al descanso, como sucedió en el Calderón, era la mejor de las noticias. Y eso que el gol del Celta fue, en realidad, su primer disparo ente los tres palos, en realidad el único del partido, y llegó después de quince minutos en los que no había sucedido prácticamente nada en el encuentro. Pero cuando un balón largo cogió la espalda de Yuri, parecía evidente que había peligro. Iago Aspas controló bien y ejecutó una bonita vaselina que evitó a Rulli. Tampoco es que el Celta tuviera mucho más peligro, aunque en el último minuto de la primera mitad sí tuvo que sacar una buena mano abajo el argentino para evitar que un centro de Wass tuviera más peligro dentro del área pequeña.

Para entones, la Real había dejado un absoluto ejercicio de mediocridad, que tampoco es nuevo, que pudo haberse maquillado si Martínez Munuera, un árbitro tremendamente permisivo con los de casa (con el triple de faltas cometidas, el Celta sólo vio una tarjeta más que la Real, y fue por perder tiempo), hubiera señalado lo que pareció un claro penalti a Oyarzabal tras una falta lateral botada por Pardo hacia el segundo palo. Como el carácter tampoco sobra en la Real, el chaval de 18 años se quedó solo en la protesta, como hace unas semanas el de 20 se quedó tirado en el césped tras una entrada criminal sin que a sus compañeros pareciera importarles demasiado. Tan mala había sido la primera mitad, que cualquier cosa que se viera en la segunda mejoraría sin duda la triste imagen que había dejado la Real. De esa manera, no empezaron mal los de Eusebio, que con muy poquito consiguieron encerrar al Celta en su área. Los de Berizzo apenas salieron dos veces con peligro de su campo, y no llegaron a provocar que Rulli tuviera que intervenir. Un balón de Aspas que se paseó por la línea de gol fue su única opción clara de hacer el 2-0, y eso que la Real se volcó.

Con todo, la reacción txuri urdin tuvo el mismo lento y cansino ritmo de tantas otras ocasiones. El partido, de hecho, se parecía bastante al de la temporada pasada, aunque esta vez no estaban ni Chory ni Agirretxe para revolucionarlo. El primer disparo a puerta, y con escaso peligro, no llegó hasta el minuto 55, cuando Xabi Prieto cabeceó a las manos de Sergio otra falta lateral botada por Pardo, que sigue mostrando una buena mejoría en esa suerte. Cuando se produjo esa jugada, Eusebio ya había decidido meter a Vela en el campo, cosa que hizo tras la siguiente jugada. Diez minutos más tarde de lo que lo hizo en el Calderón, el técnico realista reordenó al equipo con más lógica. Sentó a Zaldua, acribillado a faltas por la defensa del Celta cada vez que osaba cruzar la línea del centro del campo, con lo que Elustondo pasó al lateral, Reyes al centro de la zaga, e Illarra y Pardo retrasaron su posición para organizar el juego. Haríamos bien en pensar que, incluso jugando mal, de esta manera la Real al menos dominó el partido, la posesión, el balón y hasta las ocasiones jugando en el campo de un equipo que sí va a luchar hasta el final de la temporada por estar en Europa.

A pesar de las críticas que merece el partido de la Real, cuando la segunda mitad llegaba a su ecuador la derrota ya era bastante injusta oponiendo sus méritos a los del Celta. Oyarzabal metió un espléndido balón a Vela entrando por la derecha y su disparo, después de rebotar en un defensa, se estrelló en el lateral de la red. En ese córner, Oyarzabal, con el cuerpo mal colocado, lanzó el balón muy arriba desde una posición interesante. Y apenas dos minutos después de esas dos jugadas fue Jonathas, otra vez desaforunadísimo en todas las facetas del juego, quien envió el balón arriba desde el interior del área, en teoría la zona en la que tendría que tener un porcentaje de acierto mucho más elevado. El segundo cambio de Eusebio quiso mantener el dibujo y las pretensiones, pero dando más mordiente ofensiva. Xabi Prieto dejó el campo después de otra triste actuación y entró Bruma. El guineano con nacionalidad portuguesa tuvo una buena opción de marcar en el minuto 84, después de un buen caracoleo en el área y un disparo junto al palo que detuvo Sergio con seguridad.

Antes, Jonathas quiso desviar un envío desde la izquierda que no le generó muchos problemas al guardameta del Celta. Y Eusebio quemó sus naves con uno de esos cambios inofensivos que, semana tras semana, nos recuerdan los muchos desequilibrios no sólo ya de la plantilla realista sino también de las convocatorias de Eusebio, que no se sabe muy bien por qué no echa mano del Sanse cuando las bajas afectan con tanta severidad a sus hombres de ataque. Buscando una victoria, al menos un empate que tampoco habría servido para mucho, un cambio de Héctor por Yuri a cinco minutos del final no va a aportar demasiado. Y aún así la Real volvió a merecer el empate en esos minutos finales, Illarra estuvo cerca de lograrlo primero con un disparo franco y después con un barullo final en el área. El partido, eso sí, murió en el área del Celta, reflejo de la superioridad realista en la posesión, pero lo hizo sin que Sergio tuviera que erigirse en héroe de la tarde, muestra de que a la Real le sigue costando una barbaridad generar peligro claro y de que echa muchísimo de menos a Agirretxe.

El empate habría sido un mal menor, un consuelo que hubiera podido mantener aún alguna esperanza en el caso de que se vuelvan a conectar un par de victorias seguidas, pero la derrota obliga a poner los pies en el suelo y asumir que esto se ha acabado. A la Real ya sólo le resta conseguir un par de victorias más cuanto antes para certificar ya la permanencia y no ver cómo los puestos de descenso puedan acercarse algo en las próximas jornadas, porque Europa es ya una quimera. La derrota en Balaídos no sólo se ha llevado por delante todas las reservas de ilusión que pudieran quedar en esta temporada, sino que también ha puesto en entredicho la calidad del equipo. El vestuario dio la cara por Vela y pidió que entrara en la convocatoria. Si después de mostrar semejante compromiso de puertas hacia dentro, lo que opusieron al Celta es todo lo que pueden hacer en el césped, muy mal van las cosas en la Real. Y así no es de extrañar que otra temporada más pase al olvido de una manera tan temprana, cuando quedan todavía nueve jornadas por jugarse.

viernes, marzo 11, 2016

PREVIA Celta - Real Sociedad. El último tren para luchar por Europa

Xabi Prieto, en el encuentro de Balaídos de la pasada campaña.
Ya no hay más margen para el error. El Celta - Real Sociedad (sábado, 18.15 horas, Balaídos, Canal + Liga) ha de verse como el último tren para que el equipo txuri urdin pueda estar en la lucha por Europa en las jornadas finales de la Liga. Perder en tierras gallegas sería decir adiós a esa posibilidad, ya que la séptima plaza quedaría a un mínimo de nueve puntos con el mismo número de jornadas por disputarse, una distancia que se antoja insalvable cuando el calendario todavía se reserva, por ejemplo, las visitas a Anoeta de Barcelona y Real Madrid o el desplazamiento al Ramón Sánchez Pizjuán. El partido de Vigo también servirá para saber qué factura ha dejado la poco afortunada y muy publicitada escapada nocturna y festiva de Carlos Vela, cómo les afectara tanto a él como al equipo esta circunstancia. Y encima, con tres jornadas sin conocer la victoria después de que ganar en San Mamés despertara la euforia en el entorno realista.

El castigo a Carlos Vela no tendrá, al parecer, consecuencias deportivas más allá de la jornada en la que el jugador estuvo apartado del grupo. Y como su reingreso en el mismo ha sido una petición del equipo, tanto el mexicano como sus compañeros tendrán que demostrar sobre el césped que han acertado, ya que Vela está en la convocatoria por empeño del vestuario. Además de ese hecho, la noticia está en que regresa Markel tras su lesión, sustituyendo a Granero, que no estará en este encuentro por estar sancionado por acumulación de amonestaciones. El resto, los mismos, incluyendo a los dos potrillos ya habituales, Elustondo y Oyarzabal. Las bajas, salvo Markel, siguen siendo las mismas, Raúl Navas, Carlos Martínez, Zurutuza, Canales y Agirretxe, siendo este último un caso preocupante porque el máximo goleador del equipo se ha perdido dos partidos después de reaparecer de forma efímera y con gol.

Con lo dicho ante la prensa, Eusebio no se mojó demasiado sobre el once que va a poner sobre el césped de Balaídos, y la gran duda es si Vela estará o no en ese equipo titular. Por lo pronto, Rulli es seguro bajo palos y en la defensa sólo hay una duda. A la seguridad de Iñigo Martínez, Elustondo y Yuri, queda la incógnita de quién será el segundo central, ya que Reyes ha ensayado en el centro del campo a lo largo de la semana. Si es así, entraría Mikel. Con el mexicano de mediocentro, lo normal es que junto a él estén Illarramendi y Xabi Prieto, siendo Pardo otra vez el sacrificado, aunque entraría si Reyes es central. Quizá ese plan era el de Eusebio con Vela fuera del equipo, por lo que si jugara, lo normal es que le acompañen Oyarzabal y Jonathas. Si no, el tercer atacante sería Prieto. En principio, Olazabal, Zaldua, De la Bella, Héctor, Markel y Bruma partirían desde el banquillo.

La Real es ahora mismo novena con 35 puntos, siete por debajo del Celta, su rival de esta jornada y poseedor ahora mismo de la séptima plaza, la última que puede dar acceso a Europa. La sexta, la que ostenta el Athletic, está a nueve, cuando hace tres jornadas el equipo bilbaíno apenas sumaba dos puntos más que la Real. El equipo txuri urdin ha logrado quince puntos a domicilio, gracias a sus cuatro victorias (todas ellas dejando su portería a cero) y sus tres empates. El Celta ha sumado casi tantos puntos como visitante que como local. 20 son los que ha logrado en Balaídos, gracias a sus seis victorias y sus cuatro empates, aunque cuatro equipos han salido de allí ya con los tres puntos: Real Madrid (1-3), Valencia (1-5), Athletic (0-1) y Atlético (0-2). La Real sólo ha sumado dos puntos de nueve posibles, y el Celta uno de los últimos seis. Importante el average, por lo que hay que recordar que el resultado en la primera vuelta en Anoeta fue de 2-3.

La estadística dice que Celta y Real Sociedad han jugado en partido liguero en 52 ocasiones. 43 de ellas han sido en Primera, donde el balance es de nueve victorias para el conjunto txuri urdin, once empates y 23 triunfos del cuadro vigués. El resultado más abultado a favor de la Real es el 2-5 de la temporada 2003-2004, con goles para la Real de Kovacevic, Milosevic en propia puerta, Xabi Alonso y dos de Nihat. El 6-1 de la campaña 1941-1942 es, por contra, la mayor goleada lograda por el Celta contra la Real. La estadística se completa con nueve enfrentamientos en Segunda, con dos victorias para la Real, cuatro para el Celta y tres empates. Contando los duelos de Primera y de Segunda, los realistas acumulan siete partidos sin conocer la derrota en Balaídos, algo que no sucede desde el 1-0 de la temporada 2005-2006, hace ya diez años. Desde entonces, seis empates y una victoria realista. Eso sí, la Real no gana allí desde el 0-1, gol de Nsue, de la 2009-2010.

La pasada temporada, la 2014-2015, la Real consiguió rescatar un empate con una gran remontada que incluso debió ser total. El Celta consiguió adelantarse antes de la media hora, cuando Orellana culminó una contra defendida muy livianamente. Era el primer disparo de los locales entre los tres palos. A partir de ahí dominó el Celta, aunque el 2-0 no llegó hasta el segundo minuto de la reanudación, de Larrivey y con la mano, aunque casi nadie lo protestó. El partido parecía finiquitado, pero la Real consiguió revolucionarlo, sobre todo con las entradas en el campo de Chory Castro y Agirretxe. El delantero hizo el 2-1 recogiendo el rechace de Sergio Álvarez a un disparo del extremo. Quedaban 21 minutos por jugarse y la Real los aprovechó para embotellar al Celta y generar cuantiosas ocasiones de gol. El empate, no obstante, no llegó hasta el 92, cuando un centro de Granero rebotó en Jonny y se coló en la portería de Sergio. El arquero, por cierto, evitó con una mano salvadora un minuto después la remontada realista.

domingo, marzo 06, 2016

REAL SOCIEDAD 1 - LEVANTE 1 Todo no fue suficiente

Iñigo protagonizó varias arrancadas.
El Levante volvió a atragantarse a la Real en Anoeta. El equipo de Eusebio, esta vez sí, lo dio absolutamente todo para ganar. Supo entender el partido, por dónde podía generar ocasiones, en qué jugadores debía apoyarse, dónde estaban las posibilidades de hacer goles, y ese todo no fue suficiente para ganar. Es lo que tiene el fútbol, probablemente uno de los deportes que menos aprecio tiene por la justicia a la hora de dirimir triunfadores. Porque si con lo que se dejaron en el campo Reyes, Iñigo Martínez, Pardo y sobre todo un descomunal Oyarzabal no es suficiente para ganar, es que el fútbol no es un deporte justo. El Levante sudó sangre para conseguir un punto que a priori no le va a servir de mucho y la Real cierra una semana catastrófica en la que ha sumado un punto de nueve y supedita al éxito en su visita la próxima semana a Vigo todas las pocas posibilidades que le quedan de llegar al final de la temporada luchando por Europa. Todo no fue suficiente, no. Maldito fútbol.

Dijo Eusebio en la rueda de prensa previa al partido que no se arrepentía del once y del planteamiento que dispuso en el Vicente Calderón, pero era evidente que no iba a repetir en dos ocasiones consecutivas un mensaje tan claramente derrotista. Ante el Levante volvió el mejor plan que puede alinear el técnico ahora mismo, con ligeros matices que sí se pueden debatir. Las únicas dudas que habían eran un central y un centrocampista. En el primero de esos duelos, Reyes le ganó la partida a Mikel, y en el segundo Xabi Prieto a Granero, dejando claro que para Eusebio el capitán tampoco entra en rotaciones de forma habitual sea cual sea su estado de forma. Esa, de hecho, fue una de las perores decisiones del técnico, porque el capitán no encuentra su mejor versión. Ni se acerca. Y es una pena, porque es muy llamativo el desequilibrio con Oyarzabal, que sigue siendo de lo más destacado del equipo. Es más, dejar a este chaval en el banquillo se ha convertido ya en una decisión incomprensible.

La forma en la que la Real saltó al césped de Anoeta fue peculiar. El partido se jugó a un ritmo alto y con un riesgo evidente. No es que eso sea reprochable, pero en los tiempos del equilibrio y el control casi sorprende que un partido se juegue como antaño, a ver quién acierta más en ataque en lugar de a quién defienda mejor. Quizá por eso, la primera ocasión del partido fue un disparo de Morales que no encontró portería. Y quizá por eso Oyarzabal fue claramente el mejor realista en esos minutos de arranque del partido, siendo un incordio constante para la defensa del Levante y coronando francamente bien la insistencia por las bandas del equipo txuri urdin. Con Illarramendi y sobre todo un espléndido Rubén Pardo hartándose a robar balones en el centro del campo, el problema de la Real era que no conseguía poner buenos centros, porque la superioridad por las bandas la lograba prácticamente en todas sus jugadas de ataque.

El 1-0 pudo llegar desde el punto de penalti, cuando Vela fue arrollado por la espalda dentro del área, pero Pérez Montero, que perdonó varias amarillas al Levante amparándose en la ley de la ventaja, no paró el juego. Casi a continuación, Jonathas también reclamó una pena máxima que, como su caída en el Calderón, no pareció gran cosa. Pero en ese córner, la Real sí consiguió adelantarse. A falta de un primer remate, el balón botado desde la esquina acabó llegando a Yuri, que puso la directa hasta la línea de fondo, sorprendió a la defensa levantinista, y su centro lo cazó Reyes, que se quedó libre de marca y disparó con todas sus fuerzas contra el cuerpo de Mariño, que no acertó a evitar el gol. Su rabia al celebrarlo demostró que no se ha olvidado de que su autogol comenzó a cavar la tumba de la pobre Real que se vio en el Calderón. Jonathas debió hacer el 2-0 casi a continuación, pero su cabezazo, en muy buena posición, salió flojito, y Oyarzabal confirmó lo mucho que alteraba al Levante forzando la amarilla para Feddal.

A pesar de que el partido pintaba francamente bien con el gol que abrió el marcador, la Real perdió el control durante unos pocos minutos. En ese tramo, Verdu pudo empatar, pero su volea picada contra el suelo se marchó sin encontrar portería. Lerma lo intentó con un fantástico disparo desde fuera del área que Rulli repelió con muchísima solvencia. Pero en el subsiguiente córner sí llegó la igualada. Fue un gol bastante extraño, y que probablemente el guardameta argentino de la Real debió evitar. El lanzamiento desde la esquina llegó hasta la frontal del área pequeña, en una situación en la que Rulli debió salir con firmeza para coger el balón arriba, donde no pueden llegar los delanteros. No lo hizo, hubo un despeje de Reyes y el mexicano, en el suelo, estorbó ligeramente al arquero, que no pudo evitar la vaselina en la que se convirtió el cabezazo a puerta de Deyverson. A la Real le tocaba otra vez remar, y lo cierto es que lo hizo bastante bien, sobre todo a partir del descanso, pero el gol del triunfo debió llegar ya en la primera mitad.

El recital de centros de Oyarzabal, menudo partidazo el suyo y menudo esfuerzo que Anoeta reconoció como se merece, comenzó a la media hora. Un envío precioso con rosca lo desaprovechó Vela de forma incomprensible cuando todo Anoeta, las más de 18.000 valientes que desafiaron a la lluvia, ya estaba cantando el gol. La insistencia de la Real provocó el embotellamiento del Levante en su propia área, y sólo el desatino en los centros, destacando un francamente pobre Xabi Prieto, impedía que el claro dominio txuri urdin se transformara en ocasiones claras de gol. Si el tramo final de la primera mitad fue así, la segunda parte no hizo más que acentuar el dominio realista. A ello contribuyó que Eusebio no esperase ni un minuto para dejar fuera a Prieto y colocar a Granero en el campo. Y aunque la primera ocasión tras el descanso fue para el Levante, un disparo de Toño García que Rulli envió a córner, el segundo tiempo fue un monólogo realista, con un corazón inmenso que por ejemplo Iñigo personificó con varias arrancadas desde la defensa.

La primera gran ocasión para la Real fue un disparo de Vela, una de sus habituales roscas desde la izquierda. Aunque el tiro sí se pareció mucho a los que el mejor Vela ha mostrado en la Real, se le fue arriba. Pérez Montero, todo un cómplice de las pérdidas de tiempo del Levante (tres minutos de descuento, el estándar inmutable cuando cualquier equipo quiere sacar un empate de Anoeta) y en las faltas con las que se ensañaba con jugadores con dorsal del filial, señaló a instancia de su asistente un inexistente fuera de juego de Vela cuando encaraba solo a Mariño. Jonathas, en el único balón que pudo controlar de forma decente, fue derribado por Verza, que vio la amarilla. Oyarzabal probó fortuna entrando como una flecha en carrera tras un buen pase de Granero, pero su disparo se fue arriba. Y ahí es cuando Eusebio debió mirar a su banquillo y asumir que su convocatoria tenía un gravísimo error. Puso a Bruma en el campo, retirando a Pardo. Y después de eso, ¿qué? Sólo le quedaban centrales y laterales. Así que después de eso, nada. En un partido de una enorme exigencia física, la Real no agotó sus cambios porque no tenía con qué agotarlos en este escenario.

A Eusebio no le quedó más remedio que encomendarse a lo que tenía en el campo. Y la verdad es que debió ser suficiente para ganar. Bruma, que como siempre combinó buenas acciones con otras en las que no parecía saber qué estaba haciendo, puso un centro que Vela remató de cabeza de forma forzada. A continuación, con un pase excepcional, Oyarzabal dejó completamente solo a Bruma, que puso muy bien el cuerpo para permitirse el disparo, pero incomprensiblemente este no encontró portería. El propio Oyarzabal, que estaba en todas, remató alto en posición forzada, y el chaval fue el encargado de poner una nueva asistencia de oro para que Bruma tampoco fuera capaz de hacer el ansiado 2-1. En los diez minutos finales, el gol pudo llegar más por empuje que por fútbol o por ocasiones claras, pero la Real ya había merecido con creces el triunfo. El Levante, con muy poco, fue capaz de sacar el punto que perseguía y con el que parecía conformarse desde que logró el gol del empate. La Real, extenuada, se quedó otra vez con la miel en los labios.

Eusebio paga con este inmerecido empate el peligro de no tomar en serio todos los partidos. No salir a disputar el encuentro del Calderón ha hecho que los dos pinchazos consecutivos en Anoeta penalicen todavía más. Europa se va y el equipo txuri urdin, a falta de diez partidos, corre el riesgo de terminar otra temporada más en tierra de nadie, sin peleas y sin objetivos. Le queda, efectivamente, una bala, y es que el calendario ha tenido a bien enfrentarle la próxima jornada contra el equipo que ostenta ahora mismo la séptima posición, el Celta. Si la Real no vence en Balaídos, esa posición quedará a un mínimo de siete puntos, que podrían llegar a ser diez. Una remontada de más de un punto por jornada se antoja una tarea titánica. La Real está pagando su pésimo arranque de temporada, su mala planificación y su puntual desidia en momentos clave de la temporada. Y es una lástima, porque, si se piensa en la irrupción de Oyarzabal, esta temporada tenía todavía más mimbres para ser importante.

sábado, marzo 05, 2016

PREVIA Real Sociedad - Levante. Toca alzar la voz

Así cerró Vela el 3-0 al Levante de la temporada pasada.
El Real Sociedad - Levante (domingo, 18.15 horas, Anoeta, Canal + Liga) comenzará con los jugadores llevando una camiseta en apoyo a Eneko Capilla. La falta de firmeza que el club en su conjunto ha mostrado para responder a la lesión sufrida por el chaval, producto de una salvaje e irracional entrada, además del lamentable rendimiento deportivo del equipo en el Vicente Calderón, empezando por las incomprensibles decisiones de su entrenador, obliga a que quienes jueguen ante el conjunto valenciano, en nombre de la entidad, alce de nuevo la voz en el campo. Ganar al colista es imprescindible para no cerrar de forma catastrófica la semana que debía impulsar la ilusión de luchar por algo más que una permanencia holgada. Esa inercia, la de las cuatro victorias consecutivas, se ha dejado pasar, y ahora toca apretar los dientes y ganar mucho de aquí al final de la Liga para que no se ponga a la temporada el mismo final prematuro de las dos últimas campañas.

Para hacer frente a este encuentro ante el Levante sólo hay una modificación en la lista de Eusebio con respecto a la que se desplazó a Madrid para jugar en el Vicente Calderón. La obligada ausencia de Capilla tras la salvaje entrada que sufrió, aunque probablemente hubiera regresado al filial de todos modos, la compensa el técnico realista con el regreso de Iñigo Martínez tras cumplir su partido de sanción. Eso quiere decir que la Real no recupera a ninguno de los lesionados, que son Raúl Navas, Carlos Martínez, Markel Bergara, Zurutuza, Canales y Agirretxe, por mucho que el máximo goleador realista jugara ante el Málaga en Anoeta hace una semana y apuntara posibilidades de llegar a esta convocatoria tras la sesión del viernes, aunque la hiciera en solitario. Eusebio no ha querido volver a arriesgar con él, y eso parece una decisión sensata. Hay que recordar de nuevo que los dos potrillos habituales, Elustondo y Oyarzabal, están entre los 18 escogidos.

A pesar de la casi repetición completa de la convocatoria, cabe pensar que el once que sacara Eusebio será mucho más reconocible y estará mejor colocado que el que dispuso en el Calderón. Así, Rulli estará bajo palos. Los laterales serán Elustondo y Yuri. Iñigo volverá al eje de la zaga y sí hay dudas por saber si su acompañante será Mikel González o Reyes. Por delante de ellos, sería una sorpresa que no estuvieran Illarramendi y Pardo. El tercer centrocampista es una incógnita, aunque lo normal es que repita Xabi Prieto antes que Granero. Y en ataque la apuesta más segura pasa por el regreso de Oyarzabal y Vela al once inicial, con Jonathas como jugador más adelantado. De esta forma, el banquillo lo completarían Oier Olazabal como guardameta suplente, Zaldua, De la Bella, Héctor y Bruma, que sería la única opción atacante del técnico realista en caso de que el partido se torciera.

Sumar un punto de seis posibles en los dos primeros partidos de la semana ha hecho que la Real se quede en la décima plaza, con 34 puntos, pero también que Europa se aleja, ya que la sexta posición está a ocho puntos y la séptima a siete. El Levante es el colista de Primera División, con sólo 20 puntos y a seis de la salvación. La Real no ha conseguido esta temporada hacer de Anoeta un fortín, ha sumado 19 puntos como local repartido en cinco victorias y cuatro empates que oponer a las cuatro derrotas sufridas, pero lleva cinco encuentros sin caer en su estadio, tres victorias y dos empates. El equipo valenciano se libra por el golaverage de ser el peor conjunto a domicilio de Primera, pero sí es uno de los que menos ha sumado, sólo cinco puntos. El Levante apenas ha ganado un partido lejos de su estadio, 0-3 al Sporting en la jornada duodécima, victoria a la que siguieron un empate y nada menos que seis derrotas consecutivas como visitante. De hecho, el rival realista ha perdido en cinco de las últimas seis jornadas de Liga.

La historia ofrece doce enfrentamientos entre la Real Sociedad y el Levante, siete de ellos en Primera División. En la máxima categoría y por sorprendente que pueda parecer, el Levante es un rival muy incómodo y el balance es bastante parejo, dos victorias de la Real, una del conjunto valenciano y cuatro empates. La mayor goleada de la historia para el club txuri urdin ante el azulgrana llegó la pasada campaña, la 2014-2015, por 3-0. La única victoria del Levante, la única en cualquier categoría, fue el 1-3 de la 2011-2012. En Segunda División fueron cuatro los duelos, y ahí sí que hay una aplastante superioridad de la Real, que ganó en tres ocasiones, la más abultada de ellas el 6-2 de la temporada 1946-1947 (tres goles de Vázquez y uno de Castivia, Patri y Pérez), y un empate. Quitando la victoria realista de la pasada temporada, el Levante llevaba cuatro partidos consecutivos sin caer en Anoeta.

Como se ha mencionado, el último choque, el de la temporada 2014-2015, terminó siendo la victoria más clara de la Real en toda la historia. A pesar de un inicio con ritmo lento, el equipo de David Moyes fue claramente superior al Levante y lo certificó muy pronto, en el minuto 12, cuando Finnbogason hizo su segundo gol en Liga, en la jornada 35, tras una gran jugada entre Prieto y Yuri. Si el Levante atisbaba alguna posibilidad de sacar algo de Anoeta, la Real la machacó en el arranque del segundo tiempo, en el minuto 51, cuando Markel hizo el 2-0 de cabeza, rematando un gran lanzamiento desde la esquina de Pardo. Rulli desbarató alguna opción del Levante y fue Vela quien cerró el partido, en el minuto 86, de la mejor de las maneras, marcando de falta directa y rompiendo el maleficio que arrastraba la Real en esta suerte futbolística desde más de cinco años atrás, desde el gol de Bravo en Segunda División. La última nota positiva fue, curiosamente, el debut de Capilla.

miércoles, marzo 02, 2016

ATLÉTICO DE MADRID 3 - REAL SOCIEDAD 0 Un suicidio intolerable

Reyes abrió el marcador con un autogol.
La Real se suicidó en el Vicente Calderón y lo hizo de una forma intolerable. Eusebio Sacristán no sólo presentó un extrañísimo once para oponerse al segundo clasificado de la Liga, que veía eufórico por ganar en el Bernabéu y cuya resaca ni siquiera se puso a prueba, sino que encima complicó aún más la situación con experimentos que no serían de recibo en un partido cualquiera pero mucho menos cuando apenas se ha tenido un entrenamiento para prepararlos. El suicidio comenzó pronto, con un autogol de Reyes, continuó con increíbles errores de todo tipo, se coronó con un gol a los 35 segundos de la reanudación cuando el propio Eusebio había rectificado su alocada configuración del equipo y culminó con un penalti regalado, producto de un piscinazo de Griezmann, que puso la dolorosa pica que faltaba a una nueva actuación decepción de una Real de altibajos que se empeña en destrozar con sus actuaciones cualquier atisbo de ilusión que sea capaz de acumular. El 3-0 final es hasta amable con la rendición incondicional de la Real.

Empezando por el principio, el once de Eusebio era un galimatías que no había por donde coger. Lo era viendo que dejaba en el banquillo a su mejor centrocampista, Rubén Pardo, a su estrella ofensiva, Vela, al jugador más enchufado, Oyarzabal, y hasta a su ahora mismo lateral más en forma, Yuri. Demasiadas ventajas para el rival teniendo en cuenta el enorme número de bajas que ya tenía la Real para afrontar el encuentro. Pero cuando comenzó el partido y los jugadores se colocaron en sus puestos, el galimatías se convirtió en una irresponsabilidad. De la Bella jugó como central junto a Mikel González. ¿Quién tomó la decisión de dejar libre a Ansotegi si ante una sola ausencia de un central del primer equipo, Iñigo Martínez, tiene que ser un lateral izquierdo, y además uno que habitualmente no juega, quien le supla? ¿Quién fichó a Babic, en teoría pensando en el primer equipo, si ante esta emergencia autoinducida, no está para subir al primer equipo? ¿Y cómo se le ocurre a Eusebio realizar esta probatura de verano en un partido en un estadio como el Vicente Calderón y en una semana de tres partidos?

Por supuesto, la Real pagó muy pronto el precio de semejante temeridad. Y a pesar de que el 1-0 llegó con muy poquitos minutos disputados, algo que ya se empieza a convertir en una costumbre en las visitas realistas a este estadio (no olvidemos que hace unos meses ya perdía 2-0 a los diez minutos), bien pudo haber llegado antes. Primero Saúl probó suerte y el balón se le fue arriba. Barruntando ya la catastrófica noche que se esperaba, Jonathas no tardó más que tres minutos en ver una amarilla absurda, temeraria e inútil. Unos segundos después, Mikel González estuvo a punto de repetir autogol en el Calderón, como ya firmara la pasada campaña, al intentar interceptar un pase desde el flanco izquierdo del ataque rojiblanco, que Rulli consiguió despejar para que De la Bella enviara el balón a córner. Y en el fatídico minuto 7, un saque de banda defendido paupérrimamente por la improvisada parte izquierda de la defensa realista, con De la Bella de central y Héctor de la lateral, permitió a Koke centrar al área para que Reyes, en unas las muchísimas ocasiones en las que tuvo que incrustarse entre los centrales, introdujera el balón en su propia portería.

Siendo benévolos, el partido acabó ahí. En realidad, la Real claudicó desde el vestuario, con lo que el hecho de que el gol llegara tan pronto fue en realidad un alivio. Un 0-0 habría alimentado falsas esperanzas de sacar algo del Vicente Calderón durante algunos minutos más, algo inútil cuando fue tan evidente que la Real no tenía plan alguno para lograr algo positivo. ¿Balones largos a Jonathas? No sólo no los olió durante todo el partido, sino que además él mismo se limitó la pelea con esa tempranera tarjeta amarilla que vio. ¿Subidas de los laterales? Más bien pocas, bastante tenían con paliar la improvisación defensiva de Eusebio para que el Atlético no sacara partido de semejante regalo. Tan catastrófico era todo, que se veían situaciones impropias de esta Real que nos venía ilusionando durante el último mes. De la Bella echaba fuera balones fáciles que buscaban a Héctor, Reyes estrellaba el balón en el árbitro permitiendo una contra del Atlético, Bruma se atribulaba con decisiones equivocadas y cayéndose al pisar el balón, como un Granero torpe y superado, y Prieto vagaba cual alma en pena por el césped del Calderón.

Así, viendo que la jugada más peligrosa de la Real fue un estéril centro de Bruma al segundo palo que Oblak atajó con seguridad o incluso una contra tan mal llevada que acabó con un disparo de Illarramendi que se marchó por la línea de banda, todo lo poquito que pasó en la primera mitad fue en interés del Atlético. Godín pudo hacer el 2-0, pero no llegó a remachar en el segundo palo, Griezmann tuvo su primera oportunidad en un disparo desde dentro del área que Rulli despejó con firmeza, y el francés, el ex realista, volvió a probar fortuna con una volea que no encontró portería. Rullí, el único realista que parecía tener clara su misión en el partido, evitó también un uno contra uno con Vieto, y Goidín volvió a perdonar el segundo. La primera mitad terminó con ese penalti reclamado por Jonathas que no existió más que en su imaginación, y que fue casi una temeridad viendo que Hernández Hernández hasta estaba enfadando a la grada del Calderón por alguna que otra falta que no señaló a favor de los suyos.

Tan desastrosa fue la primera mitad, que la la única noticia positiva era el resultado, apenas un 1-0 que siempre deja a cualquier equipo con posibilidad de conseguir algo positivo, aunque sea de forma inmerecida o de rebote. Eusebio quiso corregir su calamitosa organización inicial y devolvió al equipo al partido con una colocación más normal, con Reyes en el centro de la zaga, De la Bella en el lateral izquierdo y Héctor arriba como extremo. Pero como el pecado era tan grande, la penitencia fue mucho más dura. No tardó más que 35 segundos en hacer el 2-0 el Atlético al regresar de los vestuarios. Y eso que la Real se tomó su tiempo para volver de los vestuarios, cabe pensar que porque Eusebio tenía muchas cosas que decirles. Pero sin llegar al medio minuto de juego, un catastrófico mal entendimiento entre De la Bella y Mikel González desembocó en un regalo a Vietto, que cedió el balón al corazón del área que que Saúl marcara. Si aún con tan paupérrima primera mitad alguien albergaba opciones de puntuar, ese gol las dinamitó por completo. El partido había acabado, esta vez ya sí de forma definitiva.

Tanto fue así, que Simeone empezó a reservar jugadores desde el minuto 54, cuando se permitió el lujo de dar descanso a Godín para que entrara Lucas. El Atlético daba ya el partido por ganado con más de 35 minutos por jugar, algo que a todas luces tendría que ser humillante para cualquier profesional pero que no provocó la reacción de la Real. Con todo, Eusebio no quiso demorar mucho sus cambios, y en el minuto 57 colocó a Pardo y Vela por Granero y Héctor, dando al equipo un aspecto por fin algo más reconocible y a la afición del Atlético una oportunidad de despedir con una sonora pitada al canterano madridista ahora en las filas realistas y que firmó una nueva actuación decepcionante. Si los cambios podrían haber tenido algún efecto, esa opción se diluyó sólo dos minutos después, cuando Griezmann se dejó caer descaradamente ante De la Bella y Hernández Hernández, que en la misma posición y en jugada idéntica no se tragó el pìscinazo de Jonathas, decretó el punto de penalti. Lo fácil, vaya. El ex realista se encargó de completar su obra y firmó el 3-0. Luego no lo celebró. Pues vale.

Con el Atlético ya en modo ahorro de energía de forma descarada, la Real dio algunas muestras de su identidad. Tardísimo, claro, pero al menos sirvió para imaginar cómo habría sido el partido si el equipo txuri urdin hubiera querido disputarlo. Vela pudo marcar tras una buena jugada de Bruma, y el palo evitó que la Real recortara distancias tras una falta que botó Pardo, enorme mejora en las jugadas de estrategia la que ha experimentado el riojano en las últimas jornadas, y a la que una melé de jugadores entró para rematar, y otra buena galopada de Vela por la izquierda encontró un impropio remate de un Jonathas desesperado en otra clara ocasión. Tan mal salió todo en el Calderón, que entre Elustondo y Jonathas se estorbaron para evitar un gol cantado ya en el minuto 87, de nuevo tras un sensacional partido de Pardo. Capilla, que salió en los últimos minutos, lo intentó desde lejos y cerró el catrastrófico partido realista al recibir una dura entrada que no recibió castigo porque el árbitro pitó el final, dejando al canterano dolorido en el suelo sin que sirviera para nada.

En ese momento, Elustondo le pegó un puñetazo al balón, mostrando la frustración de una derrota tan patética, que incluso pudo ser peor si el colegiado no anula en el minuto 89 un gol legal de Correa, resultado de una pérdida de balón lamentable de Mikel González. En todo caso, da igual la cuantía de la derrota, por mucho que duela que la Real sea el primer equipo que pierde por tres goles en el Calderón esta temporada ante un Atlético que sufre para ganar todos sus partidos salvo que sea ante el equipo realista, que se entrega de una forma triste y ramplona con demasiada frecuencia. El despropósito orquestado por Eusebio se ha acabado convirtiendo en un mensaje, y es que la Real no tiene claro que pueda luchar por cotas más elevadas. Su racha de cuatro victorias seguidas lo había hecho pensar, pero si lo único que puede ofrecer ante un reto de este calibre es una rendición incondicional, es imposible soñar con Europa. A Eusebio le ha pasado en esta semana de tres partidos, en la que por ahora suma un punto de seis y gracias a un gol de un cojo, lo mismo que le condujo a la eliminación copera, ver a todos sus jugadores. Y esto no es pretemporada. Como la semana no acabe con triunfo, la factura habrá sido elevadísima.