miércoles, mayo 24, 2017

RESUMEN DE LA TEMPORADA 2016-2017 (3) Eusebio, el camino correcto… con matices

Si hay algo que se puede decir de Eusebio Sacristán es que ha sabido dar con la tecla que hace funcionar a la Real Sociedad. Cuando el equipo txuri urdin ha alcanzado su pico, no es descabellado decir que ha alcanzado un nivel superior al de cualquier otro equipo de la Liga, incluso al de quienes han luchado por el título. Pero Eusebio sabe, o tendría que saber, que detrás del brillante hacer del equipo esta temporada hay puntos de mejora evidentes en su gestión. El fútbol es absolutamente impredecible, y nadie puede asegurar que con esos aciertos se podría haber optado a un puesto superior en la clasificación final, pero parece claro que eso habría puesto a la Real en una disposición mucho mejor para afrontar tramos de la temporada en los que se han apreciado las limitaciones del eso sí espléndido modelo escogido.

Hay dos decisiones que marcan de una manera bestial el trabajo de Eusebio en esta Real, dos decisiones que cuando se han ejecutado bien han dado unos réditos sensacionales, no hay que perder eso de vista en ningún momento porque la temporada de la Real bien merece un reconocimiento unánime en líneas generales, pero que también han provocado algunos problemas. Hablamos, en primer lugar, del estilo, ese juego de toque desde atrás que hace que la Real siempre haya querido el balón, dominar los partidos desde la posición, tocar la pelota desde su portero y llevarla siempre con pases precisos y con intención hasta la portería rival, y añadir a eso una presión muy alta e intensa. La Real, en ese sentido, ha sido un equipo que ha jugado a ser grande y lo ha conseguido durante muchos tramos de la temporada.

Pero cuando las fuerzas comenzaron a fallar y cuando las lesiones hicieron mella en el equipo, las carencias que tiene esa visión del fútbol se pusieron de manifiesto con claridad. En unos cuantos partidos, la Real se perdió en un juego de toque interminable en el que tirar a puerta se convertía en una quimera y, por tanto, en un claro obstáculo para sumar. Lógicamente, cuanto más conocimiento tenían los rivales de esta manera de jugar, más difícil se hacía lograr el resultado óptimo. Si la sorpresa se pierde, también se van algunas de sus posibilidades. A eso Eusebio nunca terminó de encontrar soluciones que fueran más allá del cambio de cromos. Nunca hubo un plan B, probablemente porque Eusebio no lo ha encontrado en la plantilla que ha manejado.

En este sentido, la gestión del partido no ha estado entre los puntos fuertes del técnico realista. A eso hay que añadir el segundo de los signos de identidad de Eusebio, ya insinuado en las líneas anteriores: la gestión de la plantilla. Eusebio ha apostado por un once tipo, claro y evidente. Saberse un once de carrerilla es algo positivo, porque habla de lo bien trabajada que está esa estructura. Pero el técnico txuri urdin no ha sido capaz de llevar ese espíritu a toda la plantilla, lo que ha hecho que la fuerza de su once ha decaído demasiado cuando no ha estado disponible en su totalidad. Eusebio declaró en la pretemporada que quería una plantilla corta y no la ha tenido, y eso desde luego parece haberle pasado factura de una manera evidente, porque cada vez que se le ha roto su once tipo, sobre todo en el centro del campo y la delantera, las fisuras han quedado a la luz.

En otras palabras, Eusebio no ha sabido manejar a sus peones todo lo bien que habría sido deseable. Con un once tipo tan claro, ha habido demasiados jugadores que se han sentido lejos de la titularidad y que, cuando la han disfrutado, no han aportado demasiado. Tampoco los jugadores que el técnico ha utilizado como recambios habituales durante los partidos han tenido la importancia deseable, aunque curiosamente eso se ha notado menos en el tramo final de la temporada. Los cambios, de hecho, se han sumado a los puntos a mejorar del técnico realista, casi siempre predecibles, a veces difíciles de entender y muy pocas veces de trascendencia manifiesta en los partidos. Todo lo bien que ha sabido dirigir a doce o trece jugadores no ha sido capaz de llevarlo hasta toda la plantilla.

Al Sanse, en cambio, sí ha sabido darle motivación, aunque no siempre acertara. Eusebio ha demostrado que le sobra fe en los potrillos. Si la temporada pasada se volcó con Oyarzabal, en esta ocasión ha depositado una confianza absoluta en Odriozola hasta el punto de permitir que haya sido una de las revelaciones de la Liga. Zubeldia también ha tenido sus opciones, y eso parecía más complicado viendo que el centro del campo titular era clave para entender el fútbol de Eusebio. El debe, quizá, ha estado en Bautista. El delantero del Sanse golpeó con fuerza la puerta del primer equipo con goles de todos los colores, en el filial y cada vez que Eusebio le dio minutos. Pero mereció más, fue necesario que tuviera más por la ausencia absoluta de Agirretxe y las lesiones de Willian José, y ahí Eusebio confió más en cambiar de posición a Oyarzabal, Vela y Juanmi antes que buscar a su 9 más puro, el que tenía en casa.

Sin abandonar tampoco la gestión de la plantilla, quizá haya sido una sorpresa la forma en la que afrontó la Copa, pero ahí merece el aplauso. En una época en la que todos los equipos rotan y, de alguna manera, menosprecian el torneo, Eusebio se ha tomado la competición del KO en serio. Muy en serio. Tanto como quizá no lo veíamos en la Real desde los tiempos de John Toshack. Ni suplentes, ni filiales, ni rotaciones. El mejor equipo posible siempre, desde el cruce con el Valladolid en la primera ronda hasta los cuartos de final contra el Barcelona. Ese es el camino para que la bochornosa historia reciente de la Real en este torneo se convierta en un mal sueño a olvidar. Los sorteos no fueron benévolos, pero el equipo txuri urdin dio la cara. Eusebio sabe que la Copa es la mejor manera de buscar un título y un camino factible para asegurar Europa sin las apreturas finales del calendario, y así siempre va a parecer más posible que haya éxitos futuros.

Con sus pros y sus contras, que siempre hay de los dos, lo que está claro es que Eusebio ha despertado a la Real del letargo en el que se sumió en la parte final de la etapa de Jagoba Arrasate y, sobre todo, con el fallido fichaje de David Moyes. Le ha devuelto el fútbol que llevó al conjunto realista a la Champions League con Philippe Montanier y ha habido tramos de la temporada en los que pareció que ese iba a ser el objetivo. Hemos soñado a lo grande con esta Real, y eso es consecuencia de una apuesta valiente, bonita y efectiva. Eusebio ha dado con la tecla. Si termina de afinar todos sus instrumentos, podemos estar a las puertas de una etapa gloriosa, brillante e incluso que se extienda en el tiempo, algo que en la Real nunca ha sido frecuente.

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