jueves, mayo 25, 2017

RESUMEN DE LA TEMPORADA 2016-2017 (4) Dirección deportiva, buenas y malas ideas

Aperribay y Loren, renovando a Oyarzabal.
En la Real, la dirección deportiva siempre es objeto de debate. Sea por lo que se puede fichar y por lo que no, por sus nombres, por el interminable debate entre cantera y fichajes, por la famosa responsabilidad compartida en la que siempre se escudan los errores o por la permanencia de Loren Juarros en el cargo principal, ya convertido en el director deportivo que más tiempo lleva en el cargo en Primera División y con un futuro todavía amplio en la Real, siempre se habla de esta parcela. Y se habla durante toda la temporada, no solo cuando se toman las principales decisiones, es decir, en los periodos de fichajes. Lo que está claro es que hay muy buenas ideas y otras que se pueden calificar sin problemas como malas.

A la hora de analizar esta faceta del trabajo en la Real durante esta temporada, hay que partir de una idea de base: el fiasco que supuso el efímero fichaje de Roberto Olabe. No es un tema menor, y Jokin Aperribay no ha dado todavía una explicación convincente sobre lo sucedido, por mucho que el ex director deportivo se haya marchado de manera elegante y sin levantar la voz. Si se le presentó en rueda de prensa, calificando su fichaje como un movimiento estratégico de calado, se tendría que haber hecho lo mismo cuando Olabe anuncio su marcha, oficialmente por motivos personales pero con la sensación de irse “frustrado” que confesó en una de las pocas apariciones públicas que protagonizó. Sería interesante saber qué pasó, sobre todo porque, en realidad, nunca supimos cuál era el organigrama, si Olabe estaba realmente por encima de Loren o si este al final ha impuesto sus criterios y eso es lo que provocó la salida de quien estaba llamado a mandar sobre él.

Al margen de esta polémica, que hay que insistir en que no es un tema menor aunque vaya a quedar enterrado y olvidado, y entrando en las decisiones que afectan al primer equipo de la Real, resulta también ineludible partir de una idea. Eusebio se pasó la pretemporada pidiendo una plantilla corta que le permitiera tener a sus hombres activados y que le diera margen para usar a jugadores del filial. La dirección deportiva, entonces sin Olabe, no consiguió aligerar la plantilla. De la pasada temporada, solo salieron en verano los cedidos (Bruma, Oier y Reyes), un canterano (Oyarzun) y un mal fichaje (Jonathas). A jugadores que no contaban entonces o que no han contado en toda la temporada, como Héctor (cedido al final en el mercado de invierno al Granada) o Granero (condenado a un ostracismo y después convertido en el jugador número 13 de la plantilla), no se les pudo encontrar salida.

Y eso sin contar decisiones difíciles de entender como no ceder a un David Concha que apenas se ha vestido de corto, la recuperación de un Gaztañaga al que se le ha hecho perder un año de manera triste y sentenciándole casi a despedirse de la élite sin saber si daba la talla o la renovación de Pardo para cederle al Betis cuando parece evidente que para Eusebio, renovado para dos temporadas más, es un problema contar con el riojano. Veremos cómo se soluciona este marrón, porque da la sensación de que estamos ante todo un pulso de poder. Siempre ha parecido evidente que el club apostaba por Pardo pero ninguno de los entrenadores que le ha tenido en el primer equipo, recordemos que debutó con Philippe Montanier, ha sido capaz de sacar todo el fútbol que apuntaba en sus inicios y que con el paso del tiempo parece haberse diluido.

La presentación del efímero Olabe.
Pero no todo son problemas, ni mucho menos, cuando hablamos de la dirección deportiva, y eso, filias y fobias al margen, hay que analizarlo. Es obligado destacar que en los nombres que finalmente escogieron Loren y el club para incorporar a su primer equipo, se acertó de pleno. ¿Cuántos equipos pueden presumir de haber contratado el pasado verano a los dos jugadores que han acabado siendo sus dos máximos goleadores? Eso hizo la Real con Willian José y Juanmi, por los que desembolsó unos once millones de euros en total, una cifra que, viendo los parámetros en los que se mueve el fútbol actual, es casi de ganga. El más trascendente es el fichaje del brasileño porque viene a cerrar tres contrataciones catastróficas de delanteros centros, las de Seferovic, Finnbogason y Jonathas y ha permitido compensar la interminable recuperación de Agirretxe, que no ha podido jugar un solo minuto en toda la campaña.

Con estos dos fichajes, Loren puede sacar pecho. Pero con la confección de la plantilla no, porque no haber sido capaz de dar al técnico la estructura que pedía ha pesado en la temporada. No es fácil liberar peso, pero si hay que hacerlo se puede hacer con buenas maneras, como se ha hecho ahora por ejemplo con la decisión de no renovar a Mikel González. Esa es una gran asignatura pendiente de la Real como entidad y de Loren como director deportivo. Cuesta tanto fichar, y si no que se lo digan a Rulli y las vueltas que ha dado todos los años para regresar a la Real, ya al fin en propiedad aunque con opción de compra permanente por parte del Manchester City, como dejar salir. Y ojo, que hay renovaciones estratégicas como las de Oyarzabal que se hicieron bien y rápido. Pero en ambas tareas hay que aplicarse para que la Real pugne habitualmente por lo que su plantilla merece, por puestos europeos. Una temporada con tres competiciones exige acertar en la confección de la plantilla más de lo que se ha hecho este año. Ese es el reto.

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