martes, octubre 24, 2017

"Sois muy malos"... y es que lo son

Illarra, el tercer expulsado de la temporada.
Empieza a ser norma que en un club tan comedido con las actuaciones de los árbitros como lo es la Real Sociedad haya un día en el que alguien estalle. No hace tanto, Jokin Aperribay explotó en el Santiago Bernabéu, bajando a los vestuarios en el descanso del partido ante el Real Madrid para gritarle al nefasto colegiado González González que había ido a robar al equipo txuri urdin. Esta semana lo mismo el ha sucedido al director deportivo, Loren Juarros, que al finalizar el partido contra el Espanyol, y según recoge al acta arbitral, le grito "sois muy malos" al cuarteto arbitral dirigido por el no menos lamentable Melero López. Y es que lo son. Son muy malos. Y de tan malos que son hacen que corra como el viento la sensación de que son algo más que malos. Lógicamente, eso no se puede demostrar, pero sí lo malos que son y, sobre todo, que no premian a los equipos que quieren jugar al fútbol. Uno de ellos, desde hace años, es la Real. Y ser como es le penaliza en lugar de favorecerle.

Veamos los datos de esta temporada, que son absolutamente inexplicables. Si miramos los de amonestaciones, daría la sensación de que el de Eusebio es un equipo sucio, violento y antideportivo. Si nos fijamos en las infracciones que comete, todo lo contrario. Empecemos por lo primero. La Real es el único equipo que ya ha sufrido tres expulsiones en lo que llevamos de Liga, la de Llorente ante el Levante, la de Zubeldia ante el Valencia y la de Illarramendi ante el Espanyol. Las tres expulsiones han sido por doble amarilla. Y sin embargo, la Real, aunque ve demasiadas tarjetas amarillas, hasta ahora 23, está muy lejos de ser el más amonestado. Le superan Girona (36), Málaga (29), Valencia (26), Villarreal (26), Athletic (25), Espanyol (24) y Sevilla (24). Entre estos siete equipos juntos solo suman una expulsión más que la Real, un total de cuatro.

Por contra, solo un rival de la Real ha visto la roja, Kondogbia, del Valencia, en un día en el que el equipo de Eusebio ya se había quedado con diez. Dicho de otra manera, el conjunto donostiarra aún no ha jugado en superioridad numérica ni un solo segundo de esta Liga. Lo anormal es que las faltas pitadas a favor y en contra vienen a indicar que lo lógico habría sido lo contrario. ¿Cómo es posible que el tercer equipo que menos infracciones comete sea el que más expulsiones recibe como castigo? La Real ha cometido 99 faltas. Solo han hecho menos el Barcelona, con 90, y Las Palmas, con 98. Lejísimos quedan las que ha cometido el Getafe, líder de este ránking, 162, y que le han costado dos tarjetas rojas menos que a la Real hasta este punto. Y más aún ¿cómo es posible que el cuarto equipo que más faltas recibe, efectivamente, el txuri urdin, solo haya conseguido sacar una tarjeta roja a sus rivales?

Loren, por mucho que vaya a ser sancionado, tiene razón. Son muy malos. Y lo que es peor, no benefician a quien quiere jugar. Una muestra evidente está viendo el balance de tarjetas en cada partido que ha jugado la Real y las razones por las que los jugadores de Eusebio son amonestados. En lo primero, el equipo realista ha visto más tarjetas que su rival en tres de los nueve encuentros disputados en la Liga hasta ahora (Deportivo, Real Madrid y Espanyol), y solo ha visto menos en dos (Celta y Valencia). ¿Se corresponde esto con el número de faltas? ¿Cómo es posible esa diferencia punitiva en contra de la Real cuando hace once faltas por partido y por contra recibe 14,7? Ya es que ni entramos en lo que no se le pita, lo que se ve en exhibiciones desquiciantes como la de Melero López, los datos bastan para detectar un desequilibrio imposible de explicar.

Pero cuando se ven las causas de las tarjetas, la cuestión es todavía más sangrante. La Real no es un equipo protestón. No es antideportivo. No sabe perder tiempo. No suele fingir. Y, sin embargo, de las 23 amarillas que ha visto, nada menos que ocho, más de la tercera parte, han sido por protestar. ¿Qué clase de arbitrajes están percibiendo sobre el césped los realistas para haber llegado a ese nivel de queja in situ? Quizá sea porque las malas artes de sus rivales no están consiguiendo darles una superioridad numérica que, seguramente, podría haberse dado ya en más de un partido. Sus rivales solo han visto una tarjeta por protestar, la que vio en esta última jornada David López. Por perder tiempo, cuando ya sabemos que eso casi nunca provoca expulsiones, y ya puestos ni siquiera un tiempo de añadido justo, ya son tres.

La conclusión es evidente. Los árbitros, a día de hoy, son un enemigo del fútbol. No ayudan al que quiere jugar. En el caso de la Real, le desquician. Castigan su apuesta deportiva y premian la subterránea. Demuestra que aquello que Toshack dijo después de ser destituido en su segunda etapa en la Real sobre lo fácil que es pitar en Anoeta sigue siendo un axioma que los antaño vestidos de negro tienen muy bien interiorizado. Si los equipos más castigados y más limpios son penalizados como lo está siendo el equipo de Eusebio, el fútbol se convierte en un deporte mucho menos bonito. Y a la Real le está costando puntos que seguramente echará de menos cuando se vayan definiendo sus objetivos en esta temporada. Son muy malos, lo dijo Loren y recibirá un castigo por ello. Y es justo, porque hay que respetar a los encargados de impartir justicia. ¿Pero acaso los jefes arbitrales están preocupados por el hecho de que sus jueces sean injustos y hagan mal su trabajo?

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